miércoles, 7 de octubre de 2009
NOCHE DE BODAS EN LA MANSIÓN FRANKENSTEIN
Por fin llegó el día en que iba a conocer a Elsa, la compañera que el Dr. Frankenstein había creado para mí. El doctor me esperaba en el salón, me obsequió con un puro y apareció Elsa del brazo del profesor Pretorius. Estaba preciosa con aquel vestido- mortaja blanco diseñado por el propio Pretorius. El profesor tenía los ojos húmedos. “Siempre lloro en las bodas” –se disculpó.
Nos hicieron esta foto. Elsa pone una cara como de susto. Quizás eran los zapatos pues no paraba de quejarse de que le hacían daño. Poco después ocurrió un feo incidente, como un mal augurio de lo que más tarde me esperaba. Iban a dar las doce cuando entró Igor con una enorme tarta. Al sonar la primera campanada el zopenco del jorobado se asustó y dejó caer el pastel que se espachurró sobre el suelo. El doctor la emprendió a latigazos con Igor gritándole: “Torpón”, “Manos de trapo” hasta que le rogué que se detuviera para no ensombrecer un día tan señalado.
Brindamos y nos condujeron a un cuartito donde Elsa y yo estaríamos solos. Habían tenido el detalle de retirar las telarañas y colocar una cubitera con una botella de champagne. Prometía ser una velada inolvidable pero mi decepción fue mayúscula al descubrir que Elsa… no era virgen.
A la mañana siguiente el Dr. Frankenstein se sorprendió al verme sentado solo en la mesa de la cocina frente un café y a una hora tan temprana. Le referí lo ocurrido la pasada noche omitiendo detalles escabrosos. El doctor me escuchaba con una sonrisa comprensiva, casi paternal, mientras removía su café. Aproveché su aparente buen humor para preguntarle si en un plazo de tiempo razonable podría fabricarme otra compañera. El Dr. Frankenstein soltó un bufido:
-¿Pero tú te crees que los cadáveres recientes se encuentran en la tienda de la esquina?
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1 comentario:
Qué exigencias esta "Criatura" ¿Y él? ¿Se mantenía puro en espera del más allá?
En fin, pobre Elsa (Lanchester), no sale ni 5 minutos (que yo recuerde) en la película y encima la casan con un tipo con tornillos un poco flojos...
Está claro que todas las novias de Frankenstein lo hemos pasado regulero.
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