"La comida japonesa ya es historia, ahora se impone la cocina peruana, el ceviche y todo eso". Me cuenta mi amigo Ivo que acaba de volver de África con Médicos sin fronteras. Ha navegado por el río Gambia con un cargamento de citronella. Se nota que Ivo tiene ganas de desconectar después de una temporada comiendo carne de mono y cocodrilo. "El mono sabe a cerdo -me dice-, y el cocodrilo a pollo."
-¡Qué emocionante, Ivo! Has ido en plan El corazón de las tinieblas -. Me encuentro con Ivo en un local peruano con columnas de terracota y tuberías a la vista bebiendo pisco-sour. Cuando nos traen el ceviche, Ivo pone sobre la mesa una lata metálica y circular, como las de betún.-Es Makla, tabaco de mascar africano –me informa Ivo-. Las embarcaciones eran de madera y velas de cáñamo, muy inflamables, y todos mascaban ese tabaco. Naufragar allí es mal asunto.
-Claro; con todas aquellas serpientes y cocodrilos…
-Lo peor son los hipopótamos. Es el animal que causa más homicidios de África.
Mientras tomamos mazamorra –un postre de maíz morado- Ivo me cuenta que los nativos Mandinka solían gastar una broma a los hombres blancos: cogían una lata vacía de Makla y la llenaban de excrementos de antílope. “No veas como se tronchaban cuando nos untábamos las encías con… bueno, eso.”
Ivo me da una lata de Makla. “No es fácil, pero si te acostumbras no está mal”. En casa recuerdo aquellas películas del Oeste con cowboys mascando tabaco y lanzándolo a la escupidera del saloon. Abro la lata y me asalta un olor acre y repulsivo. Paso un dedo por el tabaco que tiene consistencia de engrudo y me froto con él las encías siguiendo las instrucciones de Ivo. ¡Puaaajjj!!! Las encías me abrasan y el sabor es inmundo, indescriptible. Me froto enérgicamente con el cepillo y dentífrico, luego me empleo a fondo con el hilo dental y después, una buena dosis de antiséptico bucal. Termino con las encías hechas un Cristo pero al menos he eliminado ese horrible sabor. Aún dominado por las náuseas pienso: ¿Y si no era tabaco de verdad? ¿Habré sido víctima de una broma Mandinka? Creo que hay cosas que es mejor no saber.
JULIO: A VER QUÉ TAL LLORAS
AGOSTO: EL INQUIETANTE CAMARERO CHINO
Con Jaume, mi agente de ilustración, fuimos a comer a un local especializado en ollas de Sichuan, es una provincia china donde el picante es el ícono nacional a base de guindillas secadas al sol. Unas ollas lovecraftianas , burbujeantes, con tentáculos y pinzas asomando. ¡El camarero hablaba como un esbirro de Fu- Manchú! Me intimidó tanto que me tragué una galleta de la suerte con papel y todo.