jueves, 24 de diciembre de 2009
CORAZÓN DELATOR
Ya no esperaba ningún encargo hasta después de las Fiestas y ahora me ha venido una sorpresa: una portada para el relato Corazón delator de Poe. Se nota que he querido hacer un homenaje a mi admirado Saul Bass. Aquí está una auténtica joya de la animación, un corto en el que James Mason narra Corazón delator con unos impactantes dibujos que recuerdan a una de las historias del Tío Vampus con algún toque daliniano:
EL CANTANTE MÁS MISTERIOSO DEL MUNDO
Se hace llamar Jandek. Lleva unos 59 discos grabados desde 1978 que no se venden en las tiendas, para adquirirlos hay que pedirlos por medio de un apartado de correos de Houston, Texas a la fantasmal discográfica Corwood Ind. Casi todos los elepés llevan una cubierta ilustrada con una –supuesta- foto del músico, granulada y con aspecto de los años 70. Solo ha concedido dos entrevistas por teléfono y en el 2003 le dedicaron un documental en el que no aparece. Su música es difícil: guitarra acústica y eléctrica con toques de blues y folk.
FELIZ NAVIDAD
Me he encontrado por la red con este micro relato navideño para añadir un saludable tono inquietante a estas empalagosas fiestas:
Dejamos un cuenco con galletas y un vaso de leche junto al árbol. “Seguro que Papá Noel viene hambriento y cansado” –dijo mi padre. Al día siguiente corrimos alborozados a ver los regalos. El cuenco y el vaso estaban intactos. El perro había desaparecido.
sábado, 19 de diciembre de 2009
PET SEMATARY
Mi última portada: una edición inglesa de bolsillo de Pet Sematary, aquí conocida como El cementerio de animales. Tengo que rectificarla pues el nombre vende mucho y quieren que el nombre de Stephen King se vea el triple de grande.
Supongo que la mayoría conocen la historia: el doctor Louis Creed se traslada con su familia a un pueblo de Maine. Su vecino, Jud, le muestra un cementerio de mascotas –Pet Sematary- donde los niños entierran a sus animales domésticos que luego resucitan, sí, pero convertidos en bichos maléficos. No recuerdo gran cosa de la película salvo que el papel de Jud lo interpretaba Fred Gwynne, el entrañable Herman de Los Munsters.
Ya publiqué en mi blog, el 14 de julio, una entrada para los que tienen prisa del libro Memorias de un chef de Anthony Bourdain. Así que para los que no conozcan la trama de Pet Sematary aquí he puesto una versión muy abreviada. Aviso: cuento el final.
MURNAU: SINIESTRO TOTAL
Así quedó el coche después del accidente que costó la vida al director alemán Friedrich Murnau y su chófer filipino. Según el cotilla de Kenneth Anger en su libro Hollywood Babilonia la posición en que fueron hallados los cuerpos dejaba bien claro que Murnau estaba practicando sexo oral con su chófer, una temeridad cuando se va a 120 por hora; se nota que entonces no existía el carnet por puntos. El director Joe Dante, muy aficionado a los guiños cinéfilos, incluyó a un mayordomo filipino llamado Murnau en el reparto de El chip prodigioso.
El grupo The Frozen Autumn practica una música dark wave cargada de atmósfera gótica. Suyo es este video con las imágenes de la mítica Nosferatu de Murnau.
jueves, 17 de diciembre de 2009
¿QUÉ PASÓ ENTRE ABBOTT Y COSTELLO?
En la película de Álex de la Iglesia Muertos de risa sus protagonistas Nino (Santiago Segura) y Bruno (El Gran Wyoming) forman un dúo cómico en el que Nino carga con el ingrato papel de payaso tonto, el que recibe las bofetadas. Nino acumula el resentimiento contra Bruno y su relación se va cargando de odio y enloquecida rivalidad.
Abbott y Costello, la pareja cómica más popular de los años 40, presentaban una curiosa situación a la inversa: en la pantalla Abbott era el astuto, el que se aprovechaba de la ingenuidad de Costello. En la vida real Costello practicaba una asfixiante relación de dominio sobre Abbott. Durante las pausas de los rodajes se jugaban grandes cantidades de dinero en póker. El ludópata Abbott no tardó en deber astronómicas sumas a Costello por lo que tuvo que cederle la propiedad de su casa y, además, aceptar que su compañero modificase su contrato cobrando el 20% más que Abbott. En las reuniones con los directivos de la Universal era Costello quién tomaba las decisiones mientras Abbott asentía en silencio.
El inocentón Costello de las películas se convertía a veces en un ser tiránico: enfurecido porque su chófer se presentó tarde a recogerle Costello lo arrastró hacia el plató y ante los sorprendidos técnicos y actores le obligó a comerse una pastilla de jabón.
La Universal ya no consideraba a sus monstruos clásicos como taquilleros en solitario, así que reunió a Drácula, Frankenstein y el hombre lobo juntos en dos películas: La Mansión de Frankenstein (1944) y La Mansión de Drácula (1945) Tenían el guión para un tercer cóctel de monstruos: The brian of Frankenstein en el que Drácula se apoderaba de la voluntad del doctor para que reviviera a su criatura quien serviría al conde como ejecutor de sus planes. Este guión se reconvirtió como vehículo para Abbott y Costello en Abbot and Costello meets Frankenstein (1948) o Abbott y Costello contra los fantasmas. Los productores –que ya conocían los problemas con las drogas de Bela Lugosi- querían a Ian Keith (actor que sustituyó a Lugosi como Drácula en el teatro cuando aquel marchó a Hollywood) en el papel del conde pero Keith sufrió un accidente de tráfico y el húngaro volvió a interpretar Drácula, ahora por última vez.
Todos daban por seguro que la unión de los monstruos clásicos de la Universal y sus cómicos más rentables sería un acierto y así fue: Abbott and Costello meets Frankenstein se convirtió en el taquillazo del año a pesar de que los críticos que no sentían aprecio por la pareja (preferían el humor más arriesgado y maduro de los Marx) la masacraron. La película tiene un marcado tono crepuscular pues fue el canto del cisne de Drácula, Frankenstein y el hombre lobo en la Universal.Aquí los podrán ver a todos reunidos. Por cierto que la voz del Hombre Invisible del final es la de Vincent Price.
miércoles, 16 de diciembre de 2009
EL HOMBRE CON CARA DE SUSTO
Pues como nadie lo hace, lo hago yo. Qué caray. En Borgo dedicamos una entrada-homenaje al actor Elisha Cook jr ahora que se cumplen 15 años de su fallecimiento. No me digan que esta cara no les suena porque por fuerza le habrán visto en alguna película –siempre en papeles secundarios, eso sí- ya sean olvidables productos serie B o en títulos como El halcón maltés, Shane (Raíces profundas) o La semilla del diablo.
Cook vivía en una cabaña sin teléfono en el lago Sabrina (California) dedicado a la pesca de truchas. El único modo de contactar con él era llamando a un bar-gasolinera cercano. El dueño le decía: “Cookie, te llaman de Hollywood” y allí se iba él para rodar un papelillo.
Pero lo que nadie podrá negar es que Elisha Cook sabía poner caras de pasmo como nadie. En los años 60-70 su especialidad era la de interpretar al borrachín del pueblo que era el primero en toparse con el monstruo o el alienígena de turno. Cuando pretendía avisar a sus paisanos se reían de él y el sheriff lo metía en la celda a dormirla. Por eso cuando los ovnis destruían el pueblo con rayos color verde yo decía: “Esto, por no haber creído al bueno de Elisha”.
He escogido esta espléndida secuencia de Phantom Lady (La dama desconocida, 1944) una joya del cine negro en la que Cook ejecuta un solo de batería a lo Gene Krupa mientras lo seduce Ella Raines.
¡DIEZ AÑOS SIN MILI!
El próximo día 31 se cumplirá un decenio de la abolición del servicio militar obligatorio. Esta ley me llegó tarde –cachis la mar- y aquí estoy en la foto, celebrando mi cercano regreso a casa con el uniforme de Regulares de Ceuta; algo parecido a un Africa Korps en cañí y con el Sol y sombra (anís con coñac) como cóctel de moda. Tranquilos que no pienso usar este blog para contar historias de mili, solo quiero presentar al pelotón de exploradores al que me destinaron. Saludos, chicos. Espero que la vida os esté tratando bien.
De izquierda a derecha: soldado Zueras (radio) soldado Sanz (busca y captura) soldado Villegas (ojeador) y cabo Villegas (señales)
sábado, 12 de diciembre de 2009
OCHO MILIMETROS
De niño yo tenía un proyector Super 8 con el que pasaba películas a mis amigos en los tiempos remotos anteriores al video y los DVD. La mayoría de las que yo alquilaba eran de la productora Castle films Home-Movie, especializada en distribuir viejas cintas en 8 y 16 mm.
Aún recuerdo como me impactaban las ilustraciones de sus carátulas, la mayoría de cine fantástico de los años 30, 40 y 50. Pinchar aquí y disfruten con esta colección de carátulas para películas 8 mm de la Castle films.
viernes, 11 de diciembre de 2009
PORNO VINTAGE
Pido disculpitas –como diría Ned Flanders- si ofendo la sensibilidad de alguien pero no he podido resistir la tentación de colgar estas dos muestras de porno retro. No perderse el modelito del señor: calzoncillos de la mili y zapatos de charol; todo un antídoto contra la lujuria. ¡Y esa cara!!! ¿Es el tiburón (Richard Kiel) de las películas de James Bond? ¿Y esa especie de dildo marca Acme que maneja? Im-presionante, como diría el torero.
WURDOLAK
Informe del capitán Julius Heide. 4 de agosto, 1944.
Mi coronel: la desaparición reciente de un pelotón de soldados alemanes mientras patrullaban en misión de vigilancia anti guerrilla por el monte Postavaru confirma el aumento de la actividad partisana en esta zona de los Cárpatos. Ayer llegué con mi compañía a la cercana aldea de Domogled donde el teniente Goetzi, de origen rumano, interrogó a algunos paisanos que nos informaron de un grupo liderado por un tal Gorsha que recorre las montañas de los alrededores. Parecen temerosos de ese Gorsha pues todos se santiguaban al pronunciar su nombre. Mañana a las 6 horas me dirigiré al monte Postavaru con la 1ª y la 2ª sección (68 hombres) con equipo completo, y dos perros rastreadores. El teniente Goetzi permanecerá con la 3ª sección en Domogled.
Heil Hitler!
La partida de los soldados es observada por el viejo Ion que se dirige, como cada mañana, a cortar leña. Corre apresuradamente a buscar a Goetzi pues ya sabe que puede entenderle:
-Teniente, escuche con atención pues de esto puede depender la vida de todos: si sus hombres regresan más tarde de las doce campanadas la tercera noche después de su partida volverán convertidos en… ¡wurdolaks! ¡La peor de las maldiciones caerá sobre este pueblo!
-¿Wurdolaks? ¿Vampiros? - Goetzi mira condescendiente al anciano mientras limpia el cañón de su pistola- Mire, abuelo: ahora no estoy para leyendas.
Tres días después, poco antes de las doce de la noche, un centinela se presenta ante Goetzi.
-¡Mi teniente! –un taconazo y-: Llega la unidad del capitán Heide.
El reloj de un monasterio cercano, lentamente, anuncia las doce. Apenas suena la primera campanada cuando el teniente ve salir del bosque al capitán que, seguido por los soldados, se aproxima a la aldea.
Goetzi se sorprende a sí mismo al experimentar un cierto alivio por el regreso de la tropa antes de finalizar el tercer día… ¿o quizás no? Han llegado justo al sonar las doce campanadas. ¡Y qué silencio! Normalmente regresan al campamento cantando algún himno militar. El teniente siente un repentino escalofrío e instintivamente acerca una mano a su pistola.
El reflector enciende destellos en los cascos de acero. Goetzi y el resto de los soldados miran con sorpresa y repulsión la cabeza ensangrentada que el capitán lleva en la mano.
-¡Aquí está Gorsha! –anuncia con una sonrisa triunfal que descubre unos enormes y afilados colmillos. Se acercan los demás soldados, todos con una espantosa mueca en los labios.
Unos meses después, un grupo de soldados rusos a los que sorprende una tormenta de nieve se refugian en el monasterio. Cuando los monjes les sirven té caliente les preguntan acerca de la aldea que se divisa hacia el bosque y responden que Domogled debe estar deshabitada pues no se ve a nadie durante el día.
-¿Y por la noche? –pregunta un siberiano de ojos oblicuos.
-No sabemos. Nadie se aventura por ahí de noche.
sábado, 5 de diciembre de 2009
MONDO ZOMBI
Petit Goave, Haití. 1929. Este año se esperaba una extraordinaria cosecha de caña de azúcar. El viejo jefe del poblado, Ti Joseph, se presentó con un grupo de nueve trabajadores. Nueve hombres andrajosos, mudos y ausentes. Joseph explicó a Croyance, su mujer, que procedían de una remota zona montañosa y no hablaban criollo ni francés. También le dijo que eran primitivos y asustadizos por lo que trabajarían lejos de los demás grupos de la plantación. La verdad es que Joseph –un brujo bokó- temía que algún pariente los reconociera pues esos nuevos trabajadores eran zombis.
Trabajaban diligentemente durante todo el día y sólo paraban al atardecer para comer un potaje de miso sin sal; es sabido que si un muerto viviente come sal el encantamiento se esfuma y el zombi se vuelve consciente de su verdadera condición. Un domingo, Joseph dejó a Croyance al cuidado de los zombis durante el resto del día. Croyance, que sentía lástima de aquellos harapientos que trabajaban sin descanso, decidió llevarlos a una feria. En el mercado la mujer compró cacahuetes salados que ofreció a los zombis. Al instante, los zombies se agitaron pronunciando sonidos guturales. Iniciaron una improvisada asamblea y los zombis decidieron denunciar a Joseph por explotación laboral en condiciones insalubres y hasta crearon un sindicato:
Esta es la única foto existente de un zombi con certificado oficial por parte de las autoridades sanitarias de Haití aunque se usó el término francés revenant en lugar de zombi: se trata de Felicia Mentor que fue encontrada deambulando por una carretera en 1934. Dos parientes la reconocieron y afirmaron que había fallecido en 1907. El caso atrajo la atención de una doctora americana, Zora Hurston, quien tomó la fotografía.
Y para terminar con el tema de los zombis quería comentar un curioso libro: Zombi, guía de supervivencia. Escrito por Max Brooks, hijo del director Mel Brooks y la actriz Anne Bancroft, se trata de un interesante libro -ilustrado con típicos dibujos de manual- con múltiples consejos para sobrevivir si hemos de enfrentarnos a una invasión de zombis y a los disturbios, saqueos y falta de provisiones que suelen traer estos acontecimientos. Ante los primeros indicios de un brote de no muertos preparar lista de provisiones, afilar machetes, engrasar carabinas, llenar la bañera (el agua suele cortarse pronto para prevenir infecciones) y atrancar puertas y ventanas, claro.
jueves, 3 de diciembre de 2009
HASTA SIEMPRE, NASCHY
En el invierno del 76 me topé con el hombre lobo. Le pregunté tímidamente si me firmaba un autógrafo “¡Pues claro, majete!” – me dijo-. Después Naschy se fue corriendo hacia la roulotte del maquillaje. Le esperaban tres horas con la cabeza encajada entre un molde de escayola para que ningún movimiento hiciera caer los pelos tostados de camello que le ponían uno por uno.
Yo estaba en un campamento muy cerca del rodaje de La maldición de la bestia. Una delirante película en la que se encuentran el yeti y un licántropo llamado Waldemar Daninsky. En aquel rincón del Pirineo catalán que simulaba el Himalaya correteaban Paul Naschy, el también recientemente desaparecido Víctor Israel y unos cuantos extras orientales reclutados entre los entonces escasos restaurantes chinos de Barcelona. El autógrafo –ay- lo perdí después de tantos años y algunas mudanzas.
En 1996 Paul Naschy acaparó las portadas de los suplementos dominicales al coincidir el estreno de su película Licántropo y la publicación de sus memorias: Memorias de un hombre lobo. Tenía curiosidad por ver qué tal le sentaban los años 90 al infortunado Daninsky pero la película solo estuvo un fin de semana en cartelera. Un año después la vi por televisión, en la 2, presentada por Naschy y un despistado Terenci Moix que enseguida reconoció que no sabía muy bien qué pintaba allí.
Sé que Jacinto Molina- Paul Naschy quería ser recordado como un Karloff o un Lugosi, pero yo lo veo más bien como un Ed Wood a la española. Un hombre que hacía las películas que él quería: cine de género; una tercera vía entre las españoladas y la inaccesibilidad de Erice o Saura.
En Borgo siempre se te recordará, Naschy. Seguro que ahora estarás en un café, bajo la luna llena, en compañía de tu admirado Larry Talbot.
miércoles, 2 de diciembre de 2009
LA LLORONA
La pasada noche, trabajando ya muy entrada la noche frente a mi ordenador, irrumpió La llorona en mi habitación.
Me quedé helado. No podía mover un solo músculo viendo aquel espectro totalmente vestido de blanco lanzando horribles gritos y gemidos. ¡Aaaay, mis hijos!!! – gemía. Una cascada de lágrimas fantasmales brotaba por las negras cuencas de sus ojos.
De repente la habitación quedó mágicamente vacía. Repleta, eso sí, de ecos de llantos e infinitas ausencias todavía presentes…
Hablando de ausencias: se ha llevado mi paquete de kleenex.
LA ÚLTIMA JAIMITADA
En el colegio nos estaban proyectando por enésima vez el mismo lote de películas mudas. Aguardábamos impacientes cuando el narrador decía: “Y Jaimito, muy ufano…” entonces toda la clase gritaba a coro: “…a su novia mete mano!!! ” Era el momento en que el hermano Costas, encargado del orden en la sala, se ponía a repartir capones.
El aquí conocido como Jaimito se llamaba realmente Larry Semon (1889-¿1929?) y era el derrochador oficial de Hollywood. En sus rodajes llegaba a construir casas enteras cuando no le gustaban los decorados y empleaba un gran número de coches y aeroplanos que serían sacrificados en sus destrozonas escenas de splastick. Eso le llevó a la ruina varias veces, lo que no impidió que en 1925 realizara su proyecto más ambicioso: dirigir la primera versión cinematográfica de El Mago de Oz en la que Semon interpreta al Espantapájaros y su amigo Oliver Hardy al Hombre de Hojalata. Es su única película disponible actualmente en DVD.
El crack de 1929 dejó a Semon en la definitiva bancarrota. Además, la industria ya apostaba claramente por el cine sonoro y la tartamudez de Semon no parecía facilitar las cosas. En diciembre se produciría su extraña muerte. Existen dos certificados de defunción: uno que atribuye su muerte a la tuberculosis; el otro, a un ataque cardíaco. Su viuda declaró que nunca pudo ver el cuerpo de Larry Semon porque se lo impidieron (aunque no dice exactamente quién) y que ni siquiera logró comprobar si realmente había sido incinerado. Por ello, mucha gente piensa que la muerte de Semon fue una jaimitada; un montaje para eludir a sus numerosos acreedores. Una leyenda alimentada por la sensacionalista publicación Weird América que en 1931 afirmó que varios testigos habían visto a Semon paseando por las calles de Hermosillo (México) ¿Qué fue realmente de Larry –Jaimito- Semon?
viernes, 27 de noviembre de 2009
DOS ANIVERSARIOS
GUERRA DEL FÚTBOL
40 años de la llamada Guerra del Fútbol (bautizada así por el famoso corresponsal Kapuscinski) o Guerra de las 100 horas entre El Salvador y Honduras. Sin duda una de las guerras más estrambóticas de la historia. Las selecciones de ambos países se enfrentaban en un partido valedero para el Mundial de México -70 en un momento de máxima tensión a causa de la expulsión masiva de campesinos salvadoreños por parte de Honduras. El partido de ida lo ganaron los hondureños por 1-0. Una hincha salvadoreña se suicidó de un disparo cuando se produjo el gol. Su funeral se retransmitió por TV caldeando aún más la situación. Cuando la selección de Honduras llegó a El Salvador para jugar el partido de vuelta su autobús fue tiroteado. Los jugadores hondureños comían en su embajada por temor a ser envenenados y fueron al campo en carros blindados. El partido se saldó con victoria salvadoreña por 3-0. Honduras aún tenía que jugar un encuentro en Haití (el entrenador hondureño expulsó a patadas del campo a un brujo haitiano que hacía pases vudú a los jugadores durante los entrenamientos) pero ese partido ya no se disputaría pues el gobierno militar salvadoreño, aprovechando el enrarecido clima aumentado por el partido, ordenó a su ejército invadir Honduras. Un alto el fuego negociado puso fin a una guerra de seis días con un saldo de 5000 muertos.
Los gobiernos de Honduras y Salvador preparan una cena de Navidad de reconciliación para excombatientes de ambos países. Teniendo en cuenta que la guerra solo duró 100 horas supongo que si empiezan a contar batallitas en los entremeses habrán terminado al llegar al segundo plato.
ALIEN
El famoso film de Ridley Scott cumple 30 años (Todo el mundo conoce el póster del huevo, pero este cartel polaco no está nada mal) Me parece una tontería eso de conmemorar aniversarios de películas. ¿Porqué sacar un DVD a los 25, 30 0 50 años –nunca 40- de un largometraje? ¿Y quién selecciona las películas? ¿Porqué unas sí y otras no? Seguro que joyas del cine trash como Pepito Piscinas no tendrá un DVD de aniversario a pesar de que también cumple tres decenios.
Alien lanzó al estrellato a Sigourney Weaver con un papel –teniente Ripley- destinado al principio para Paul Newman. Los que vimos esta película en los turbulentos años de la adolescencia quedamos impactados por el streptease de Sigourney cuando abandona el Nostromo a bordo de una nave auxiliar:
martes, 24 de noviembre de 2009
ÚLTIMO AUTOBÚS PARA ARKHAM
Ganas tenía de que me encargaran esta portada: La sombra sobre Innsmouth, de Lovecraft. Antes ya había hecho otra portada (izquierda) para otra novela del atormentado escritor de Providence. La sombra… es mi preferida.
El protagonista decide tomar un autobús desde Arkham a Innsmouth atraído por extrañas histórias sobre un pueblo habitado por seres huraños, de aspecto siniestro, dedicados a la pesca y al comercio de licor clandestino. Paseando por sus depauperadas calles –Fish Street, Water Street-… se toma unos tragos con Zadok Allen, el borracho local, que le aconseja que se largue cuanto antes de ese pueblo maldito: “Siéntese, joven. Esto es secreto: llevan años subiendo cosas de los abismos del agua y ahora las casas están llenas de demonios y peces infernales…” Pero el último autobús a Arkham está averiado y tiene que alojarse en un siniestro hotel. Al llegar la noche se convertirá en la acosada presa de “una manada de seres que avanzan a brincos bajo la luz espectral de la luna. Todos tenían un color verdoso, con el vientre blanquecino, y sus dorsos jorobados estaban cubiertos de escamas…”
Casualmente, la semana antes, me encontré con este curioso video: Fishmen. Es una divertida versión de La sombra sobre Innsmouth en clave musical. Bravo. Edgar Allan Poe ya tiene su propio musical ¿porqué no Lovecraft?
viernes, 20 de noviembre de 2009
EL INVITADO DE DRÁCULA
Diario de Arthur Conan Doyle, 13 de abril, 1893
Hoy ha venido a mi consulta un paciente de lo más peculiar: un aristócrata centroeuropeo que se ha presentado como Conde Drácula y ferviente admirador de mis libros. Dijo que ha estado siguiendo las publicaciones de Sherlock Holmes desde Estudio en escarlata y que sin duda estoy destinado a ser el Shakespeare de la novela de misterio. El motivo de su visita era la porfiria de Mehnert (desmesurado desarrollo de los caninos) que afeaban su aspecto y podrían ser un obstáculo ahora que empezaba a frecuentar la alta sociedad de Londres. Limé sus colmillos con una rueca mecánica que se acciona con un pedal. Cuando le ofrecí un espejito para que contemplara el resultado el conde lo rechazó con un enérgico gesto: “¡Odio los espejos! –dijo. No son más que fatuos reflejos de vanidad”. Pero el conde se mostró satisfecho con mi trabajo. Me entregó una libreta con documentos sobre la historia de su linaje pues había leído mi última obra histórica –Rodney Stone- y pensaba que quizás proporcionarme el tema para una futura novela. Sentí un ligero cosquilleo cuando Drácula me estrechó efusivamente la mano ya que su palma estaba cubierta de vello.
Diario de Arthur Conan Doyle, 19 de abril, 1893
Los escritos del conde tienen un gran potencial: –épicas batallas contra los turcos, bosques infestados de lobos, extraños ritos magiares-… pero Bainbridge, mi editor, insistió en que el público está ansioso de más Sherlock Holmes y que me preocupara únicamente de terminar El intérprete griego para publicar cuanto antes el próximo libro de relatos sobre mi detective.
Diario de Arthur Conan Doyle, 4 de mayo, 1893
Ayer, durante una reunión con la Golden Dawn, estuve charlando con el recién iniciado Bram Stoker; un irlandés grandullón que ha escrito algunos relatos interesantes como La Copa de Cristal. Cuando le hablé sobre las crónicas del conde Drácula pareció muy interesado y concertamos una cita en el club Renfield´s para una lectura del texto. Stoker tiene talento y puede que saque algún partido de este material.
Bueno, pues así lo cuenta Conan Doyle y ya conocen el resto. Me he tomado esta licencia histórica para comentar la publicación de Drácula de Ediciones Roca que, por primera vez en España, incluye el capítulo El invitado de Drácula que fue suprimido por los editores por considerarlo superfluo. Estoy de acuerdo, pero tiene buenos momentos:Jonathan Harker, futuro huésped del conde, se baja del carruaje la noche de Walpurgis en medio de los páramos y le sorprende una tormenta de nieve. Se refugia en un panteón con la inquietante leyenda: “Los muertos viajan deprisa” que pertenece a la condesa Dolinguen. Ella, convertida en una hermosa vampira, intenta morder a Harker pero un lobo emerge de la ventisca y lo protege. Está claro que ese lobo es el conde Drácula. Unos soldados rescatan al inconsciente Harker y lo traen a la posada donde se hospeda. El hostelero le muestra el telegrama que ha recibido:
“Tenga cuidado con mi huésped: su seguridad me es preciosa. A menudo hay peligro por la nieve y los lobos especialmente de noche. Recompensaré su celo con creces. Drácula.”Algo que sí tengo claro es que Christopher Lee ha sido el mejor Drácula cinematográfico. Aquí va un tributo al actor inglés:
martes, 17 de noviembre de 2009
SIMPLE CURIOSIDAD
Demasiado rápido para una curva tan cerrada. Jota empotra su moto Norton 500 CC monocilíndrica en una valla. Unos metros atrás viene su hermano Eme en una Guzzi 599 CC 8 cilindros y encuentra a Jota tendido en el suelo en medio de un gran charco de sangre. Jota le dice que, si no sale de esta, quiere que lo entierren con su cazadora de motero. Son sus últimas palabras.
Tres días después los miembros del club de motoristas Easy Rider nos reunimos para el funeral de Jota. Poco antes de la ceremonia Eme convida a beber a todo el mundo . Parece un funeral irlandés: bebemos (en pocos minutos agotamos los botellines de cerveza del bar del tanatorio) charlamos, reímos y lloramos. Dos asistentes se lían a tortazos y Eme suspira: “A Jota le hubiera gustado esto”.
Eme y otros tres compañeros cargan con el ataúd hasta el cementerio. Por poco dejan caer el féretro al suelo por el respingo que dan cuando desde el interior de la caja suena el Born to be wild de Steppenwolf. Es el tono que sonaba en el móvil de Jota cuando le llamaban. No debían haber reparado en el móvil que siempre llevaba en un bolsillo interior de la cazadora. Uno de los porteadores, con las piernas aún temblando del susto, vomita abundante cerveza sobre una lápida .Ni siquiera Eme puede reprimir una carcajada. Unos segundos más tarde el sonido enmudece y depositan el ataúd dentro del nicho.
En casa me quedo hasta muy tarde viendo una película por televisión. Las primeras cabezadas coinciden con los títulos finales. Decido irme a la cama cuando una idea cosquillea mi adormilado cerebro. Agarro el móvil y tecleo apresuradamente el número de Jota. Un timbrazo, dos, al tercero se oye un chasquido:
--Jota… Soy Erre ¿Qué hay, viejo? Es que me preguntaba si realmente existía el Más Allá. Sí… era sólo simple curiosidad.
viernes, 13 de noviembre de 2009
ABDUCCIONES
Matadero cinco, la novela más conocida de Kurt Vonnegut, nos cuenta la insólita experiencia de Billy Pilgrim, un veterano de la segunda guerra mundial abducido por extraterrestres. Aquí tuvimos un caso parecido al de Pilgrim: el del escritor Eduard Pons Prades (1920-2007) excombatiente en la guerra civil y la resistencia francesa que a principios de los años 80 afirmó haber viajado en un ovni. En 1994 convencí al periodista Xavi Agulló para hacerle una entrevista que apareció en el suplemento de El Observador, un periódico en el que yo entonces publicaba ilustraciones. Quedamos citados los cuatro (Pons, Agulló, un fotógrafo y yo, que no quería perderme la entrevista) en un bar frente a un ateneo donde Pons Prades daba una conferencia. El mismo hombre que una hora antes contaba sus vicisitudes en el maquis francés pasó a hablarnos sobre su encuentro con extraterrestres:
“El 31 de agosto de 1981 me dirigía desde Prats de Molló, en los Pirineos, hacia Barcelona por carretera. Me equivoqué de camino y acabé en una vía forestal. Bajé del coche en busca de alguien que me ayudara a situarme. Al cruzar un bosque divisé una luz y me fui allá pensando que quizás sería una casa pero me encontré con una nave con forma de platillo volante de unos 70 metros de altura. Oí una voz –como si viniera del fondo de mi mente- que me decía que no tuviera miedo y me acercara. Del ovni descendió una escalerilla y entré en la nave. Dentro había una luz blanca, casi cegadora. Cuando mis ojos se acostumbraron me encontré rodeado de cuatro seres que me dieron la bienvenida. Sus rasgos parecían humanos y de raza oriental. Iban completamente vestidos de blanco, con cascos, y llevaban sobre el pecho un emblema con un círculo resplandeciente. La nave despegó y estuve viajando con ellos unas 7 horas…”
Pons Prades nos dijo que estuvieron hablando sobre diversos temas: guerras, encuentros con otras culturas… hasta que la nave aterrizó muy cerca del lugar de donde despegaron. Cuando le preguntamos si había vuelto a tener contacto con aquellos seres nos respondió: “Sí, muchas veces, pero sólo cuando duermo. Se comunican mediante los sueños”.
He tenido una de esas extrañas asociaciones de ideas que a veces me vienen a la cabeza. He recordado lo que me contó mi amigo Raúl cuando trabajaba en la cocina de una marisquería en Menorca. Tenían un acuario con crustáceos vivos. Los clientes señalaban una langosta con el índice y decían: “Esa de ahí”. Una camarera con una redecilla atrapaba la langosta. Al llegar a la cocina dejaba el animal en un cubo con agua salada mientras el cocinero sacaba una langosta del congelador que luego servían al cliente con una fuente de salsa tártara.
Ya se han ido los últimos clientes y el restaurante cierra sus puertas. La camarera atrapa de nuevo la langosta y –plouf- la deja caer en el acuario. La langosta nada hacia un bogavante que está posado sobre la gravilla y agitando nerviosamente las antenas dice:
-No te lo vas a creer. ¡Me han abducido!!!
AUSTIN -LÓPESVÁSQUES- POWERS
Me he incorporado algo tarde al homenaje a este inmenso actor que se dejaba bigote en las películas cómicas y se lo afeitaba en las serias, pero es que acabo de ver esta maravillosa secuencia de Operación cabaretera que parece sacada de una de las películas de Austin Powers -con Gracita Morales de gogó y López Vázquez en plan yeyé- con jaula de oro y discoteca sesentera incluidas.
jueves, 5 de noviembre de 2009
BETTY BOOP SE TOPA CON DRÁCULA
Este corto de 1933 se puede considerar una auténtica rareza. Una Betty Boop de carne y hueso –pero con su característica voz- se contonea entre figuras de cera pero, ay, una de ellas resulta ser Bela Lugosi, en persona, que vampiriza a la famosa vamp.
Poopy- do…! Este cartoon de Max Fleischer de 1934 pudo verse sin ningún problema hasta 1991 en la que pasó a engrosar la lista banned –prohibida su emisión- por considerar que hacía apología de las drogas. El payaso Ko Ko (un personaje que me da muy mal rollo, quizás porque los payasos y yo no congeniamos mucho) acude al consultorio de la dentista Betty Boop que más que una dentista parece más bien una dominatrix. Allí se produce una fuga de gas hilarante que provoca un colocón masivo en la ciudad –no perderse estas escenas-, hasta los buzones y las máquinas de escribir flipan.
martes, 3 de noviembre de 2009
PEDRO PÁRAMO
2 de noviembre, Día de los difuntos, no podían haber elegido un mejor día para encargarme esta portada. En el fantasmal pueblo de Comala seguro que cada día es la festividad de los difuntos. Me gusta mucho este momento en el que Juan Preciado está cruzando el pueblo junto a Damiana:
“-Este pueblo está lleno de ecos –dijo Damiana Cisneros-. Cuando caminas oyes pisadas, crujidos y risas. Yo ya no me espanto. En días de aire se oye aullar a los perros y se ve el viento arrastrando hojas de árboles, cuando aquí no hay árboles. A propósito, ¿qué es de tu madre?
-Murió –dije-. Quizá usted debió saberlo.
-¿Y por qué iba yo a saberlo? Hace años que no sé nada.
-Entonces ¿cómo es que dio usted conmigo?
-…
¿Está usted viva, Damiana? ¡Damiana!
Y me encontré de pronto solo en aquellas calles vacías. Me contestó el eco: ¡…ana…ana!
Decido celebrar la portada con un cóctel de tequila, claro está, un Tequini: llenar medio vaso mezclador con hielo. Echar 45 ml de tequila blanco y 15 ml de vermut seco. Añadir un golpe de Angostura y remover. Verter en una copa de Martini helada a la que antes hemos frotado los bordes con una cáscara de limón.
sábado, 31 de octubre de 2009
FELIZ HALLOWEEN
Por supuesto que aquí en Borgo se celebra el Halloween. Y hasta el Día de los difuntos como en México con su Catrina y todo. La verdad es que mi primera vocación fue la de trabajar como presentador en TV en un ciclo de películas de horror. Ya me imaginaba en una mesa con un candelabro, una calavera de goma y al fondo una chimenea con leños ardiendo.
La más famosa presentadora de cine de terror fue la encorsetada Vampira que tenía su propio show –Shock Theather- en una cadena televisiva durante los años 50. El 30 de octubre de 1958 un admirador, Frank Staikos, la estuvo persiguiendo durante horas para intentar convencerla de que lo acompañara a una fiesta de Halloween. Vampira le gritó: “¡Déjame en paz, toda mi vida ha sido un puto Halloween!” Vampira hizo bien en rechazar la invitación de Staikos pues aquella misma noche –vestido como el Hombre de Hojalata del Mago de Oz- estrelló su auto contra un muro.
Mira cómo baila el esqueleto, mira como se menea por completo, pinchen aquí los que quieran ver bailar a la muerte.
Y para los amantes de los cásicos este Skeleton Dance de Disney es una buena apertura para el día de Halloween.
martes, 27 de octubre de 2009
¿ES KLAUS KINSKI?
Esta es una de las más conocidas fotos de Robert Capa. Fue tomada en Francia en agosto de 1944. Vemos a un oficial de la policía militar estadounidense cacheando a un soldado alemán que ha intentado escabullirse poniéndose un abrigo de civil sobre el uniforme de las SS. Ya había visto la foto otras veces pero, mirándola detenidamente, me parece ver un parecido razonable entre el soldado alemán y el actor fetiche de Werner Herzog. Kinski, en sus memorias Yo necesito amor –el título parece más bien de una postal de San Valentín-, describe su paso por la guerra en una unidad de paracaidistas, pero ¿podría ser que hubiera ocultado su paso por las tristemente célebres SS como su paisano Gunter Grass? Quién sabe. Aunque, insisto, más bien creo que es solo un parecido pero hubiera sido increíble ver al irascible Kinski en plena segunda guerra mundial. Seguro que él solito acababa con los Inglorious Bastards de Tarantino.
BARBERÍA BROSSET, 1944
Durante cuatro años todos los jueves entraba en mi barbería el mayor Stuermer, jefe de las fuerzas de ocupación de la zona, para recortarse el cabello. Ocho centímetros reglamentarios en la parte frontal y rasurado en las sienes y nuca. Una mañana de junio me indicó que se lo dejara más corto que de costumbre pues se iba con su unidad a Normandía. Le esperaba una larga temporada llevando casco de acero y el calor apretaba. Apliqué mi rigor profesional para disimular la incipiente alopecia de su coronilla. Desde ese día nunca más volví a ver a Stuermer.
Un día de finales de julio a la hora de comer –cuando no suele haber nadie en la barbería- entró Bouvet muy nervioso y cargado con dos maletas. Bouvet era un colaboracionista que hasta se había dejado crecer un bigotillo igual al de Hitler. Me pidió que se lo afeitara. Cuando terminé me pagó con un paquete de cigarrillos –ya casi no circulaban los Reichmarks- y se fue apresuradamente. Tampoco he vuelto a ver a Bouvet desde entonces.
Una bochornosa tarde de mediados de agosto se presentaron tres hombres armados con mausers y portando brazaletes con la Cruz de Lorena.
-Coge tus instrumentos –me dijo uno que, pese al calor, llevaba chaqueta de cuero- .Te esperan cuatro señoritas.
-No trabajo con mujeres –respondí-, esto es una barbería para caballeros…
Se rieron de buena gana y me dijeron que no importaba, que cogiera lo que necesitara y que les acompañara a la plaza mayor.
En un banco del centro de la plaza había cuatro jóvenes sentadas con las cabezas gachas. Una multitud a su alrededor las increpaba. El hombre de la chaqueta de cuero me dijo que se habían acostado con alemanes (colaboracionismo horizontal, lo llamaban) y que merecían un correctivo. Dadas las circunstancias no realicé un mal trabajo. Primero las tijeras, luego la maquinilla. En plena tarea, un corresponsal americano me hizo una foto. Me fijé en el nombre que llevaba sobre el bolsillo derecho de su guerrera: Robert Capa. Después juntaron todos los cabellos en un montón como quien barre hojas secas y les prendieron fuego. Un olor acre se extendió por el pueblo.
Por la noche me serví un gran vaso de calvados y me senté frente al gran espejo del comedor. Miré hacia mi reflejo y dije: “El Tribunal de Responsabilidades declara abierta la sesión”. Un juicio en el que yo era fiscal y defensor. Todo era confuso. Acababa de prestar mi único servicio a la Resistencia rapando a cuatro muchachas pero antes me había pasado cuatro años cortando con esmero el pelo a Stuermer y había ayudado a escapar a un colaboracionista. Pronto dictaminé el fallo: era un caso de capilaridad consecuente.
A la mañana siguiente, cuando abrí la barbería, soplaba un fuerte mistral. El cabello se arremolinaba sobre el lado izquierdo de mi frente. La parte derecha de mi cabeza –y la zona correspondiente al bigote- estaba completamente afeitada.
viernes, 23 de octubre de 2009
FIESTEROS
La controversia entre partidarios y detractores de Polanski ya se ha cobrado su primera víctima mortal: Jacques Chessex, el más prestigioso escritor suizo actual, murió la pasada semana durante un coloquio en el que un espectador le recriminó que hubiera defendido a Polanski. Cuando el escritor iba a responderle el espectador se dirigió a la salida. Chessex se levantó, gritó: Ecoutez-moi! Y cayó fulminado por un ataque al corazón.
Todos saben que los problemas de Polanski empezaron en 1977 durante una fiesta con jacuzzi, alcohol y drogas en casa de Jack Nicholson; pero existen otros dos casos de cineastas que pagaron caras sus francachelas:
Fatty Arbuckle: el cómico mejor pagado del Hollywood mudo celebró una fiesta sumergida en alcohol en la suite 1219 del hotel St. Francis de San Francisco. Una aspirante a actriz llamada Virgina Rappe (curioso apellido: Rappe suena como violación en inglés) murió al día siguiente y Fatty fue acusado de ser el causante de su muerte. Aunque se habló de desgarro vaginal con una botella de vino parece ser que la causa fueron los politraumatismos que le causó el bruto de Fatty al echársele encima con sus 140 kilos de peso. Fatty fue absuelto en el juicio pero su carrera se vio fatalmente truncada. Por cierto que aunque el hotel St. Francis nunca ha promocionado la suite 1219 hay una interminable lista de turistas morbosillos dispuestos a pagar los 1.200 dólares que cuesta pasar allí una noche.
Lionel Atwill: este actor inglés fue el mad doctor favorito de los años 30 en películas como Dr.X o Los crímenes del museo de cera. Su acento inglés y ojos malévolos lo convertían en el perfecto villano de película. En 1940 Atwill celebró en su mansión de estilo español una peculiar fiesta navideña, una orgía con túnicas negras que recreaba los ritos paganos del solsticio de invierno. Una adolescente acusó a Atwill de haberla violado encima de una piel de tigre mientras se proyectaban películas pornográficas. No le fueron de gran ayuda al actor unas declaraciones a la prensa unos años antes en las que decía: “Todas las mujeres aman al hombre que temen y a la mano que las somete…” Atwill se libró por poco de la cárcel pero la industria hollywoodiense le dio la espalda y solo pudo seguir trabajando en ínfimas producciones de serie B hasta su muerte en 1946. La mayoría de filmes de Lionel Atwill están representados en esta bonita colección de cárteles de los años 30-40.
Todos saben que los problemas de Polanski empezaron en 1977 durante una fiesta con jacuzzi, alcohol y drogas en casa de Jack Nicholson; pero existen otros dos casos de cineastas que pagaron caras sus francachelas:
Fatty Arbuckle: el cómico mejor pagado del Hollywood mudo celebró una fiesta sumergida en alcohol en la suite 1219 del hotel St. Francis de San Francisco. Una aspirante a actriz llamada Virgina Rappe (curioso apellido: Rappe suena como violación en inglés) murió al día siguiente y Fatty fue acusado de ser el causante de su muerte. Aunque se habló de desgarro vaginal con una botella de vino parece ser que la causa fueron los politraumatismos que le causó el bruto de Fatty al echársele encima con sus 140 kilos de peso. Fatty fue absuelto en el juicio pero su carrera se vio fatalmente truncada. Por cierto que aunque el hotel St. Francis nunca ha promocionado la suite 1219 hay una interminable lista de turistas morbosillos dispuestos a pagar los 1.200 dólares que cuesta pasar allí una noche.
Lionel Atwill: este actor inglés fue el mad doctor favorito de los años 30 en películas como Dr.X o Los crímenes del museo de cera. Su acento inglés y ojos malévolos lo convertían en el perfecto villano de película. En 1940 Atwill celebró en su mansión de estilo español una peculiar fiesta navideña, una orgía con túnicas negras que recreaba los ritos paganos del solsticio de invierno. Una adolescente acusó a Atwill de haberla violado encima de una piel de tigre mientras se proyectaban películas pornográficas. No le fueron de gran ayuda al actor unas declaraciones a la prensa unos años antes en las que decía: “Todas las mujeres aman al hombre que temen y a la mano que las somete…” Atwill se libró por poco de la cárcel pero la industria hollywoodiense le dio la espalda y solo pudo seguir trabajando en ínfimas producciones de serie B hasta su muerte en 1946. La mayoría de filmes de Lionel Atwill están representados en esta bonita colección de cárteles de los años 30-40.
EL GOLPE DEL MAI TAI
La noche del sábado 16 al domingo 17 de julio de 1964, a la una de la madrugada, en Vientián, la capital de Laos, se produjo un golpe de estado de lo más misterioso. El conocido como “Putsch del Mai Tai” no causó ningún muerto ni cambió prácticamente nada en la situación del país. Alrededor de la medianoche cuatro oficiales del ejército se estaban poniendo ciegos de cócteles Mai Tai en el Bijou Bar. El dueño los echó fuera a la hora del cierre, pero como los militares tenían ganas de proseguir la juerga fueron a despertar a Sisang, el príncipe y primer ministro que residía cerca de allí. Sisang se levantó de muy malas pulgas y en lugar de invitarles a una copa se enzarzaron en una pelea. Uno de los borrachines sacó una pistola y metieron a golpes al príncipe en un jeep. Al llegar a su base de Xien Nip encerraron a Sisang en una celda.
Si ya es duro despertarse con resaca y recordar que la noche anterior uno se puso a hacer el oso y a tocarle el culo a la novia de su mejor amigo imagínense lo que es decir:
-Hemos dado una paliza al primer ministro y luego lo metimos en el calabozo. Ahora sí que la hemos liado parda…
Los resacosos oficiales fueron a informar a su jefe, el general Si Mong, quien se encogió de hombros y dijo: “El golpe ya está hecho; solo podemos seguir adelante”. Y así fue como Si Mong se convirtió en el nuevo líder de Laos gracias al conocido como “Golpe del Mai Tai”. Solo permaneció un mes en su puesto. Un nuevo golpe de estado lo destituyó.
Aprovecho para poner la receta de este cóctel cuyo nombre en tahitiano significa” muy bueno”.
Llenar media copa de cóctel con hielo picado. Añadir 60 ml de ron blanco, 30 ml de ron añejo y un chorrito de Cointreau. Poner –cada uno a su gusto- zumo de piña y zumo de limón y remover. Se suele adornar con una sombrillita de papel.
miércoles, 21 de octubre de 2009
SOBRASADA
Recuerdo un día de pleno agosto en que entré en un bar de un calcinado pueblo cerca de Cádiz. El único bar de allí. Estaba más sediento que nunca y el dueño, enfrascado en un partido de hockey sobre hielo que ponían en la tele (debí topar con el único fan de ese deporte en kilómetros a la redonda) tardó una eternidad en servirme una cerveza. Algo parecido al protagonista de este divertido cuento de Sergi Pamies:
Entro en un bar. Pido un bocadillo de sobrasada y un agua sin gas. El camarero sólo me sirve el agua y se vuelve a leer el periódico. Pasan los minutos y me preguntó quien prepara mi bocadillo. En el bar sólo estamos él y yo. No hay ninguna puerta que comunique con una posible cocina. Carraspeo.
-Un bocadillo de sobrasada –digo por segunda vez.
El camarero cierra el periódico con desgana y suspira:
-Ahora mismo.
Justo entonces entra un grupo de hombres altos. Bromean. Piden diversas bebidas y hablan del calor. El camarero les atiende con eficacia. Me ignora, conversa con ellos sin prisas. Los hombres altos quieren otra ronda. Antes de servirles, el camarero me dice:
-Tranquilo. Ahora me pongo.
Vacía una botella de líquido azulado entre cuatro copas. Después, toma un cuchillo de cortar pan y comienza a cortar un panecillo oscuro. Le interrumpe uno de los hombres para preguntarle si vio el partido de ayer. Abandona el cuchillo. Cierra el puño y golpea la barra como si quisiera aplastar al árbitro de quien habla. No digo nada. Hay millares de bares en la ciudad y he tenido que elegir precisamente éste. El camarero repasa todo el bar en busca de la sobrasada y finalmente la encuentra bajo una bolsa de plástico. Corta tres rodajas. Separa la piel y las deja cerca del panecillo. Uno de los hombres altos hace una seña para indicarle que quiere pagar. El camarero se seca las manos en el delantal y se va a la caja. Recoge el billete, se rasca la calva, pulsa la tecla y el cajón se abre.
Volvemos a estar solos. Con el cuchillo aplasta meticulosamente la sobrasada. Suena el teléfono. Con la mirada le ruego que termine el bocadillo pero no lo percibe. Coge el auricular. Repite dos veces: “Haz lo que quieras”. Supongo que habla con una mujer. Y luego. “Si no lo entiendes, no es mi problema”. Cuelga. Regresa malhumorado. Se vuelve a por la aceitera y, sin querer, tira medio panecillo al suelo. Los dos blasfemamos, pero él en voz alta. Comprueba que no le queda otro panecillo. Pienso que ahora es el momento de pagar el agua y largarme. Demasiado tarde: ha sacado de la nevera dos rebanadas de pan inglés. Tengo la sensación de llevar horas. Otro en mi caso ya habría gritado, pero cuando tropiezo con la amorfa mirada del camarero me quedo mudo, incapaz de decirle que no se puede tardar tanto para preparar un miserable bocadillo. Ha conseguido extender la sobrasada sin cometer ningún desaguisado. Un chorro de aceite y ya está. Me lo sirve en un plato demasiado grande para el tamaño del bocadillo, como en los restaurantes de lujo. Lo miro. Un rectángulo de pan blanco en medio de un plato de cristal. No sé si morderlo, ya no tengo hambre, pero lo tomo y lo muerdo lentamente. Mis dientes se hunden en el pan blanco y no respiro para no percibir su sabor. Pienso en la sobrasada: carne de cerdo, cruda, amasada con pimienta roja y embutida en trozos repugnantes de intestino grueso. El bocadillo se me antoja una masa enorme y asquerosa que no puedo engullir. Saco un billete y le pido al camarero que cobre. Cierra el periódico con desgana y suspira:
-Ahora mismo.
Antes de que pueda recoger el billete, vomito ruidosamente. Le salpico la calva y el delantal.
viernes, 16 de octubre de 2009
LA BIZARRA MUERTE DE SUSAN CABOT
Susan Cabot fue lanzada al estrellato por Roger Corman en su película La mujer insecto (1960) en la que interpretaba a una experta en cosméticos que se inyecta jalea real para parecer siempre joven y acaba convirtiéndose en un monstruo medio mujer medio avispa. Siguieron más títulos de serie B como Mujeres vikingas o Guerra de planetas.
En 1967 tuvo a su único hijo Tim Cabot –fruto de su relación con el rey Hussein de Jordania que le pasaría una pensión vitalicia- al que los médicos diagnostican enanismo. Aquí es cuando la vida de Susan parece recrear una película de serie B: entra en escena el centroeuropeo doctor Dobkin que recomienda unas inyecciones a base de la pituitaria de cadáveres recientes. El tratamiento tuvo éxito, pero Susan, que sobreprotegía a su hijo de manera enfermiza, inyectó a Tim unas dosis cada vez mayores hasta convertirlo en una especie de monstruo hipertrofiado. Los Cabot vivían sin salir ni comunicarse con nadie en un caserón en las afueras de Hollywood lleno de fotos y recuerdos de la cada vez más desequilibrada actriz (como la Norma Desmond de El crepúsculo de los dioses, pero sin mayordomo) Hasta que un día de diciembre de 1987 al monstruoso Tim se le cruzaron los cables y golpeó a su madre hasta matarla. Vida y muerte al más puro estilo pulp.
Pronto se estrenará en España la película basada en este suceso: Black Oasis, con Rose McGowan -pareja del director Robert Rodriguez- en el papel de Susan Cabot.
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