Mi padre me llevó a ver “Superman” en el Teatro Olimpia de
Huesca entre largas colas y caras expectantes por el estreno. Al día siguiente
algunos niños se arrojaron por las ventanas.
Casi ninguno levantó el vuelo.
(Óscar Sipán)
Se denomina Copycat a los que cometen actos criminales
imitando personajes o situaciones reales o de ficción.
En el Reino Unido se ha desatado una fuerte polémica por el
estreno la pasada semana de la película argentina Relatos salvajes (2014). Las
redes sociales se han hecho eco de las similitudes entre la tragedia de
Germanwings y el prólogo de esta película producida por los hermanos Almodóvar
que se inicia con un premiado cuento breve del director Damián Szifrón -¿Alguien más
conoce a Pasternak?- en el que los pasajeros de un vuelo descubren asombrados
que todos tienen algo en común: amargaron la vida a un tal Pasternak, el
piloto, que se ha encerrado en la cabina y se dispone ahora a ejecutar su
venganza estrellando el avión mientras los pasajeros aporrean la puerta
desesperadamente.
“Me preocupa si el copiloto Lubitz habría visto la película
que se estrenó en Alemania el pasado agosto.” Ha dicho el periodista de la BBC
Tim Webber. No hay forma de saberlo, pero esto ha puesto de actualidad los
fenómenos imitativos que provocaron que Superman (1978) fuera retirada de las
carteleras británicas a causa de los niños que se arrojaban desde una ventana
intentando volar. Aquí, otros casos relacionados:
DE REPENTE (Suddenly, 1954)
Una tranquila localidad llamada Suddenly espera la visita
del presidente de los Estados Unidos. Un psicótico excombatiente (Frank
Sinatra) se atrinchera en una casa y aguarda al presidente desde una ventana
con un rifle de mira telescópica. En 1963 el presidente Kennedy es asesinado
por el francotirador Harvey Oswald. Dos meses antes, Suddenly había sido emitida
por TV. Sinatra, íntimo amigo de los Kennedy, impidió la difusión de esa
película que el público norteamericano no ha vuelto a ver hasta su edición en
DVD.
TAXI DRIVER (1976)
La prostituta Iris (Jodie Foster) es asediada por un taxista
nocturno, Travis Bickle (Robert De Niro) que para llamar su atención dispara
contra el candidato a la presidencia, el senador Palentine. Años más tarde
Jodie sufre el acoso de un joven de buena familia –John Hinckley- obsesivamente
enamorado de ella. En su última carta Hinckley repite una frase que Bickle le
dice a Iris: “Si no me amas, mataré al presidente”. El 30 de marzo de 1981
Hinckley dispara contra Ronald Reagan hiriéndole de gravedad.
Pero no todos los Copycats son tan siniestros. Este es mi
preferido:
MATAR O NO MATAR, ESE ES EL PROBLEMA (Theatre of Blood,
1973)
Lionheart (Vincent Price), prestigioso actor de teatro, se
siente muy humillado, cuando el Círculo de Críticos de Londres se niega a
concederle un prestigioso galardón. Planea entonces una insólita venganza:
eliminar, uno a uno, a todos los críticos con ayuda de unos vagabundos eligiendo
en cada caso una muerte distinta; todas
ellas inspiradas en las obras de Shakespeare. El personaje de Michael Horden lo
acuchillan los vagabundos un día de marzo (“¡Cuídate de los idus de marzo,
César!”) Dennis Price es atado a la cola
de un caballo arrastrándolo por la tierra, imitando una escena de la obra
Troilo y Crésida… Un Copycat muy culto.
Recomiendo esta película de culto con un Vincent Price arropado por lo mejor
del cine británico de entonces: Jack Hawkins, Harry Andrews, Robert Morley,
Diana Rigg… que acaba de ser reeditada en DVD con material adicional.
CELIBATO (Relato)
Mug, cansado después de horas al volante, decide pasar la
noche en casa de unos familiares en el campo. Es una bonita finca, de madera de
calidad y el alero curvado como una ceja gigante.
Su tío Zag, un profesor universitario jubilado, le recibe precedido
por su tórax de tonel. Cuando sonríe, su papada se ensancha y Mug piensa que se
parece cada vez más a John Goodman.
Anochece. Los cuatro – Zag, su esposa y la prima Beg- están
sentados en sillas de jardín dejándose envolver por la oscuridad y la palpable
atmósfera de parentesco. El calor es sofocante pero el jardín rebosa vida. Atraídos
por la luz, zumban los insolentes mosquitos que los mortifican revoloteando
ante sus caras, posándose en los cuellos y los hombros.
-Auch! –Mug se lleva una mano a la nuca. La punzada se
convierte rápidamente en picor. La prima Beg le dedica una luminosa sonrisa.
Mug siente un galvanizado destello de sexualidad y se pregunta cómo es que
siendo atractiva e inteligente Beg nunca ha tenido pareja; al menos que él supiera.
A veces había fantaseado...
-Entre los mosquitos nacen diez hembras por cada macho –dice
su tío Zag por encima del gorgoteo de una fuente-. Ahora bien: los mosquitos no
son polígamos, nueve de sus hembras mueren vírgenes. Son esas solteronas
vírgenes las que nos pican, por donde se ve que el celibato engendra la
ferocidad; como sostenía Hegel.
Mug bosteza: “Bueno, yo me retiro. Buenas noches…”
Frotándose la picadura se despide de su tío Zag, besa en la mejilla a su tía y
cuando se acerca a Beg la prima soltera le muerde ávida y feroz en el cuello.
RECETA
Semana Santa no es lo mismo sin torrijas. Mi abuela andaluza
las preparaba así:
Cortamos rebanadas de pan del día anterior de unos dos
centímetros de grosor. ¿Torrijas de leche o de vino? La preparación es
idéntica, salvo que en unas remojaremos el pan en leche y en otras en vino. A
mí gustan las dos y hago mitad y mitad.
Ponemos la leche -o el vino- a calentar con una cucharadita
de azúcar, una rama de canela y un pedazo de piel del limón. Lo dejamos un rato
a fuego lento, pero sin que llegue a hervir. Retiramos y dejamos que se templen la leche o el vino suficientes para remojar todo el pan que ya tendremos preparado en
una fuente honda.
Dejamos un rato el pan en la leche o el vino y, mientras batimos un par de huevos y ponemos aceite de girasol a calentar en
una sartén.
Lo más delicado será sacar el pan de la leche -una
espumadera mejor que un tenedor-, escurrirlas un poco y pasarlas vuelta y
vuelta por el huevo. Las freímos en el aceite caliente y las dejamos sobre
papel de cocina para que suelten el aceite sobrante. Ahora sólo queda pasarlas
por azúcar y canela para que el exterior quede bien bonito y sabroso y ya está,
auténticas torrijas de Semana Santa.