Aunque parece un cuento navideño ocurrió en realidad; un
diciembre en el que trabajé como ayudante de cocina en un restaurante de Cambrils
(Tarragona) Empieza cuando abrimos el local y Giovanni, el chef, exclama:
-¡Maldita sea! Han vuelto a entrar a robar por la noche.
Hay un gran desorden, falta material de cocina y el chef se
exaspera cuando examina la bodega y comprueba que faltan botellas de whisky
Knockando, coñac Hennesy, champagne Veuve Clicquot…
-Chorizos pero con buen gusto –se lamenta Giovanni.
Una semana más tarde. Hay mucho trabajo en la cocina.
Ambiente de resistir de pie, agotador, envueltos en un calor sofocante con la torreta
extractora incapaz de aspirar todo el vapor. Con los ojos escocidos de cortar
cebollas me acerco al ojo de buey de la puerta y distingo en la mesa siete a El
Bigotes.
Es un policía municipal. Le llaman así por sus hirsutos mostachos
de guardia civil decimonónico. Unos días antes había dejado un momento el
infierno húmedo de la cocina para beber una lata de cerveza junto a la puerta
del establecimiento y El Bigotes me puso una multa por beber alcohol en la vía
pública. Sus bigotes de león marino temblaban de satisfacción mientras escribía
el parte. Ahora está sentado frente a una rubia de bote que me da la espalda.
Tienen una botella de vino casi intacta y el camarero acaba de servir el plato
de ella por lo que deduzco que el pedido de El Bigotes debe estar a punto de
llegar. Un camarero se dirige hacia el comedor con un plato de espinacas a la
crema y le pregunto para quien es. “Para la mesa siete”, dice. “Trae, le falta
nuez moscada”. Tomo el plato, me retiro a un apartado rincón de la cocina y
rocío el plato con escupitajos (Créanme, de normal no soy tan cochino, es que me
cegaba la venganza) Devuelvo el plato al camarero con esta sonrisa a lo
Fu-Manchú.
El día siguiente es Nochebuena. Estamos formados con
nuestras impecables chaquetillas blancas ante el chef Giovanni que reparte las
tareas señalándonos con un lápiz como un director de orquesta moviendo la batuta, todos listos y
concentrados. “A la cocina”, dice y me huelo que algo va mal cuando añade: “Miquel,
tú quédate aquí”.
Giovanni me mira fijamente. La tensión se siente como una
cuerda de guitarra a punto de saltar. Me da unos golpecitos con el lápiz en un
botón de la chaquetilla y dice:
-Vaya, vaya… así que nuestro chef Miquel le da por
condimentar los platos con su ADN.
Antes de que pueda reaccionar dirige el lápiz hacia un punto
de la cocina haciéndome fijar en una cámara de vídeo que vela con un ojo
vigilante. La han puesto a causa de los robos. Pillado in fraganti. Giovanni me pregunta:
-¿Para quién era ese plato?
“Para El Bigotes”, respondo y le cuento lo de la multa. El
chef cabecea: “Ese maldito Bigotes…".
Luego supe que El Bigotes le había multado injustamente por aparcar su coche en
una zona prohibida no señalizada. Eso explicaba su reacción comprensiva:
-Mira, Miquel, me gusta como trabajas y te lo voy a dejar
pasar pero si te sorprendo hacer algo parecido te boto de aquí con unas
referencias con las que no te aceptarían ni en un burguer de Calcuta. Capisce? –Asiento
y me da un coscorrón con el lápiz-. ¡Y ahora tira para la cocina, capullo, que hay encargadas seis lubinas a la sal que
no se van a hacer solas!
Por cierto que las espinacas a la crema las preparo así. Lo
de los esputos es optativo. Es un plato tan fácil que lo he preparado mientras
bailaba – a veces hago esas chorradas cuando cocino- con el tema Hold Me de los Fleetwood Mac y echando vistazos a
esta película tan navideña:
ESPINACAS A LA CREMA: Cocer espinacas congeladas en agua
salada. Saltear en una sartén cebolla picada y 2 dientes de ajo y echar las
espinacas escurridas. Remover, añadir crema de leche, pimienta y una
cucharadita de nuez moscada. Volcar las espinacas con crema en una fuente de
horno, espolvorear con queso rallado y gratinar un momento en el horno antes de
servir.
Y ahora ¡Feliz Navidad con todo cariño!!! Por aquí practicamos en estas fechas lo de Fer cagar al Tió. Se le da de bastonazos a un tronco para que cague regalos. Una costumbre con cierto aire sadomaso:
Les dejo con este
atractivo vídeo navideño: