-Señorita, ¿se
encuentra bien? – Es una voz profunda, llena de matices-. ¿Cómo se llama?
-Casandra –la mujer
se pasa la mano por los ojos para quitarse el agua que le cae del pelo
empapado. Desde algún lugar cercano se oye una orquesta tocando un vals que
suena extrañamente fúnebre.
-Es un milagro que la
hayamos rescatado con vida con la temperatura tan fría del agua. Tome un poco
de té –Su tono es de una autoridad reconfortante. La abierta V de su chaqueta
deja entrever distintivos navales-. Soy el guardiamarina Matheson, del RMS
Titanic.
Casandra tiene una repentina visión de un barco navegando
bajo cielos cubiertos, esquivando icebergs, destinado a naufragar. Grita:
-¡Señor, este barco
se va a hundir!!!
La cara del oficial se convierte en un signo de
interrogación, una ceja levantada y las comisuras de la boca hacia abajo.
-¿Cómo…? Señorita, no
tiene nada que temer. Este es el transatlántico más seguro del mundo. Sin duda
está bajo los efectos de un shock.
-Mire, sé que esto
parece una locura –la voz de Casandra parecía ahora venir de muy lejos, como la
de una anciana moribunda que musita una plegaria- …soy víctima de una
maldición. Aparezco en el mar y un barco me rescata. Luego ese barco se hunde y
eso ocurre una y otra vez…
Por la radio de a bordo se oye un desesperado mensaje:
-¡Icebergs a la
vista! ¡Estribor a toda máquina!!!
Oscuridad.
Oscuridad. Chispas diminutas centellean en los ojos ciegos
de Casandra. Vuelve a abrirlos y contempla su reflejo en una mampara de
cubierta. Tez pálida, párpados oscuros, como una actriz de kabuki a medio
maquillar. Casandra está tendida en una hamaca soleada, junto a una pista de
tenis. Un hombre de uniforme blanco almidonado le dedica una sonrisa:
-Ya está a salvo,
señorita –. No puede identificar su acento gutural. Le saluda llevándose un
índice a la visera de la gorra donde se lee en letras bordadas: Lusitania.
-¡Este barco está a
punto de hundirse! –chilla Casandra.
Retumbar de truenos. Tres estallidos breves y luego la luz
de un relámpago y el olor a cordita. Los torpedos son lo peor.
A Casandra la despiertan los graznidos de las gaviotas con
anchas alas y picos color naranja. La escena siguiente se congela en su mente
como una fotografía, marineros de rasgos asiáticos y piel cetrina la miran
formando un corro. “Filipinos”, piensa Casandra. Sus cuerpos se empujan
impacientes para ver de cerca a la misteriosa superviviente. Una voz con
extraño acento se abre paso entre la multitud.
-¡Venga, volved a vuestros trabajos, yo me encargo! –Un
hombre de pelo blanco,-evidentemente el capitán, posa suavemente su mano en el hombro de
Casandra. Su tibieza atraviesa la manta que la cubre-. ¿Está usted bien,
señorita? Tranquila. Ahora se encuentra a bordo del petrolero Prestige.
PREMIOS BOR
Muchísimas gracias a SqS Mravillosa del extraordinario blog Divas del cine por el detallazo de incluirme en sus Premios BOR (Bor Litharicis Bloguer) creados por Francisco Moroz, del blog Abrazo de libro. Para seguir con el juego he de nominar a -sólo- otros diez blogs. No me olvido de algunos que he tenido que dejar fuera, los reservo para un premio que pronto voy a crear. Ésta es mi lista:
-LA GUARIDA DEL EREMITA, de Pepe Cahiers.
-UN TRANQUILO LUGAR DE AQUIESCENCIA, de Sergio Bonavida.
-LAS CRÓNICAS DE EOWYN, de Éowyn.
-EL DIA DE LA ESPECTADORA, de Doctora.
-LA GRAN PANTALLA, de Clementine.
-SAFARI NOCTURNO, de David.
-EL BLOG ZOMBIE DE ALIMAÑA, de Alimaña.
-EL TIEMPO DETENIDO, de Marcos Callau.
-AHORA VOY Y TE LO CUENTO, de Nury ruri.
-DULCINEA DEL ATLÁNTICO, de Puri.
Si los premiados quieren seguir el juego tienen que nominar diez blogs más y notificarlo a los elegidos. ¡Gracias a todos!
Y ahora, una chorradita de propina:
ENFRIAMIENTO GLOBAL
Mi vecino instaló el aparato de aire acondicionado al revés. Se enfrió todo el exterior. Al día siguiente el hombre del tiempo apareció en televisión muy confundido: "Estamos en verano y se supone que hoy iba a hacer calor."