Hugo se había aficionado a desayunar porras cuando era
estudiante en Madrid. Su sabor le recuerda su juventud, algo así como la
magdalena de Proust pero en porra. Todas las mañanas antes de ir al trabajo
acude a la misma cafetería; el dueño es madrileño y es la única del barrio en
la que sirven porras.
Desayuna un café con leche y dos porras, cada día. Hugo echa
azúcar en el café y remueve con una porra a modo de cucharilla. De repente, una
pestilencia de alcohol barato le invade como una nube pesada y alguien tiende una
sucia mano bajo su nariz.
-Domnul…
Es un mendigo. Sucio, con barba de días y nariz colorada con
gruesas venas marrones. Susurra con acento de Europa del Este:
-Domnul (Señor), llevo tres días sin comer…
-No se ha perdido nada, amigo. Todo sigue sabiendo igual
–responde Hugo y suelta una carcajada.
El mendigo le mira con ojos llameantes. Su brazo se proyecta
en dirección a Hugo con una sacudida galvánica de descarga eléctrica. Masculla:
“Vrai Te Blestemo!” y se aleja arrastrando lentamente los pies. Si Hugo
entendiera el rumano sabría que le habían echado una maldición.
Hugo dirige la porra hacia su boca. No se ha dado cuenta de
que durante el incidente con el mendigo la porra ha quedado sumergida y ahora
su punta empapada se desprende. Al caer en la taza salpica de café con leche su
corbata de seda Bill Blass y su camisa de algodón blanco Canali Milano. Hugo
exclama algo que queda ahogado por el estruendo de fichas de dominó que caen
sobre una mesa de mármol. Busca con la cucharilla el trozo de porra que ha
quedado en la taza pero no lo encuentra, tampoco cuando apura su café, como si
se hubiera desintegrado. “Curioso”, piensa.
Consulta su reloj. No tiene tiempo de cambiarse. Pronto está
en su trabajo, rodeado de burócratas
severamente vestidos, en un entorno de sillones de piel, mesas de cristal
ahumado y plantas tropicales. A mediodía acude a una comida de negocios en un
restaurante de fusión con grandes platos octogonales donde, en un mar de chile
poblano, nada un langostino que parece un brillante insecto empalado.
Después de salir de la oficina, Hugo se machaca en el
gimnasio haciendo flexiones y distensiones abdominales. En el vestuario se quita con alivio la
camiseta y los shorts de lycra negra y se dirige hacia las duchas.
Gira la manivela y ésta deja fluir el agua con un jadeo. El
vapor empaña las baldosas mientras Hugo empieza a enjabonarse y es en ese
momento cuando le invade una extraña sensación, como si los huesos de su cuerpo
decidieran no encajar, fluir cada uno por su lado. Un tirón misterioso recorre
su piel.
Las duchas están iluminadas por tubos de luz fluorescente, y
en medio de aquella claridad acuática Hugo contempla horrorizado sus pies que
se esparcen informes por el suelo de la ducha. Está perdiendo altura y su
cuerpo se deshace a gran velocidad, como una aspirina efervescente. Se
desintegra como la porra del desayuno disuelta en la taza. Su cara es una larga máscara agonizante que
mira a su alrededor como buscando cómplices en una situación incómoda, pero no
hay nadie más en las duchas.
Hugo siente una reacción espasmódica, ácida, gástrica,
cuando es absorbido hacia el desagüe por donde gira veloz y vertiginosamente
como en el tobogán de un parque acuático. Se está yendo, literalmente, a la
porra.
ANITA EKBERG ENTRE VAMPIROS
Mientras escribía este relato me enteré del fallecimiento de Anita Ekberg, inolvidable bañándose en la Fontana di Trevi, pero Anita también rodó en España una película: Malenka (1969), dirigida por Amando de Ossorio -famoso por sus películas con templarios resucitados- donde era acosada por sedientas vampiras.
OSSOBUCO DI CARDINALE
Una buena amiga -¡Gracias, Laia!- me ha pasado una excelente receta de ossobuco que quiero compartir:
Salar y pasar las rodajas por harina. Rehogarlas en aceite y añadir cebolla, zanahoria, y un vaso de vino blanco.
Cuando la carne tome color se pasa la salsa a un cuenco de batidora, añadir una anchoa y una cucharada sopera de perjil y triturar.
Tirar la salsa por encima del ossobuco, espolvorear con perejil picado y terminar de cocer unos diez minutos.
Recomiendo acompañarlo con arroz blanco salteado, champiñones o judias verdes.
52 comentarios:
¿Detecto en el relato cierta crítica social? Muy bueno, en cualquier caso. Un saludo.
Me encanta ese final de irse a la porra. Y habrá que hacer esa receta que tiene muy buena pinta.
Saludos.
Mr. Borgo, que gran cuento, a mas de un politico podria pasarle igual. Cordiales saludos.
Hola, Ricard! Pues algo, sí. Ya le iría bien una maldición de esas a más de un banquero.
Gracias y saludos!
Borgo.
Hola, Nury! He leído que el origen de esa expresión está en un bastón de mando que los sargentos hincaban en los campamentos militares. Cuando arrestaban a un soldado le decían "Váyase a la porra" y allí permanecía durante el castigo.
Saludos! Borgo.
Hola, Mr.Belknap! Sí, yo he pensado en una diputada que dijo: "Los parados se gastan el subsídio en televisiones de plasma". ¡Una maldición para ella!
Saludos. Borgo.
Me pregunto casi lo mismo que Ricard y ya he leído tu respuesto.
Tampoco diría que muy bueno (jaja). Pero está bien ;-)
Un saludo.
¡Hola!
Yo también he visto cierta crítica social en este relato. Me ha gustado mucho.
Me ha encantado, muy muy bueno. Nunca habría que ignorar la desgracia ajena y mucho menos reírse de ella. Le estuvo bien empleado irse a la porra.
Saludos.
El tipo que se fue a la porra se lo tiene bien merecido! Hay que tener sensibilidad con los tiempos que corren. hay mucha gente que lo está pasando muy mal.
Y si se puede, hay que ayudar con una moneda o algo para comer.
Saludos
Me ha gustado ese final tan irónico y la lección que transmite: no desayunes porras... ¿era eso, no?
Me apunto la receta.
Me encanta como desarrollas la historia, y el final es genial.
No se puede reír uno de la necesidad de otro, eso está muy claro, sino que se lo pregunten a tu protagonista que al final se fue a la porra.
Miquel tomo nota de la receta de osobuco por lo que cuentas tiene buena pinta . Probaremos.
Besos
Puri
Hola Miquel
A veces la vida se va a la porra desde el mismísimo desayuno.
Lo cierto es que Anita Ekberg es más icono húmedo que actriz. Hoy, gracias a ti, podemos imaginar que su negro vestido se empapa por lo que un día fue un ejecutivo.
Un saludo, Manu3l.
Ains, Anita, menos mal que siempre nos quedará la famosa "fontana"...
A mí lo de la porra no me pasaba. A los sureños eso de que te pongan los churros fríos (como en Madrid) es algo que se escapa a nuestro entendimiento, jajaja.
Un abrazo
Le está muy bien empleado. Se iban a resolver unas cuantas cosas si algunos se fueran literalmente por el desagüe.
Me ha recordado eso que decia Fernán Gómez..¡ah que no era " a la porra"... era a otro sitio..! jeje
Preciosa Anita en esa fontana, rotunta y talla XXL..¡Marceloooo..!
Saludos, Miquel.
Hola, Miquel. Me encantaría estar como simple observadora dentro de tu cabeza cuando se mete en ella una idea que se va desarrollando hasta convertirse en un relato. No sé si me entiendes lo que quiero decir, no lo sé expresar mejor, creo :)
Muchos besos, Borgo.
Hola, David! Bueno, no será lo mejor que he escrito pero la idea se me ocurrió en un local que han abierto en mi barrio (COMAXURROS. C/ Muntaner, 562. Barcelona) donde hacen porras y churros con salsa brava. Suena raro pero están buenísimos.
Saludos! Borgo.
Hola, Éowyn! Muchas gracias. Es que hay mucha gente que menos precia a los que "vivieron por encima de sus posibilidades" como dicen los políticos. Las maldiciones son el último recurso.
Saludos! Borgo.
¿Qué tal, Shilmulo? Muchos se merecen irse a la porra en este bendito país. Habría que hacer limpieza en el Congreso con la ayuda de ese mendigo centroeuropeo.
Saludos! Borgo.
Hola, Karin! Pues claro que hemos de ayudarnos siempre que sea posible. Ahora que lo pienso, me ha quedado un cuento navideño a lo Dickens pero con maldición gitana incluida.
Saludos! Borgo.
Hola, Chechu! Me gustan las porras pero yo acabé desayunando bocadillos de calamares -muy nutritivos- durante el tiempo que pasé en Madrid.
Esta es una buena receta. En Milán siempre acompañan el ossobuco con ralladura de limón y perejil, lo llaman "Gremolata".
Saludos. Borgo.
Hola, Puri! Francamente, creo que se lo tienen bien merecido los que se toman a broma las desgracias de los demás como esos banqueros que ahora nos dicen que vivíamos como mahrajás, manda...
Esa receta queda muy bien y es muy fácil. Me encanta con arroz blanco.
Saludos! Borgo.
Hola, Manu! La imagen de Anita Ekberg voluptuosa entre los chorros de agua de la Fontana di Trevi es un ícono tan poderoso como el de Marilyn sujetando sus faldas sobre la reja de ventilación. Una imagen poderosa.
Saludos! Borgo.
Me alegra verte por aquí, Mara. ¿Ya has acabado tu mudanza?
Es verdad, nunca he comido churros en Andalucia pero seguro que deben estar más buenos calentitos y bien crujientes.
Saludos! Borgo.
¿Qué tal, Abril? Entrañable Fernán Gómez... ese sí que habría enviado a Hugo a un lugar aún más desagradable.
Anita era preciosa. Es una pena que no tuviera más suerte en el cine, siempre encasillada en papeles de belleza exótica. Tampoco tuvo mucha suerte con los hombres, la verdad.
Saludos! Borgo.
Hola, Clementine! Lo de las ideas es algo muy curioso, a veces llegan a desarrollar un relato y otras se quedan a medio camino como aquellas chorraditas que voy publicando. En cualquier caso me hacen pasar muy buenos ratos.
Muchos besos!
Borgo.
Pensaba que iba a desintegrarse toda la comida antes de poder llevársela a la boca estilo Rey Midas, pero has sido más radical y original :)
Por lo menos la bruja de "La bella y la bestia" le dio una oportunidad, pero el protagonista de su historia parece que no.
Yo, como Doctora, pensé que no podría comer, incluso que todo le sabría igual (como dijo él) que no parece tan malo, pero ... a la larga...
pd. Gracias por la receta, me encanta el osobuco.
Hola Miquel!! Estupendo relato, me ha encantado, y esa comparación entre la disolución de la porra con la del propio cuerpo del protagonista me ha parecido genial, nada extraño por otra parte viniendo de ti- !!qué miedo eso de las maldiciones!!
Aquí en Alcoy tenemos un Bar. "Casa Miquel" (Mira se llama como tú ;) ) de esos de toda la vida, en el que se hacen unas porras muy buenas.
El osobuco me lo comería sino tuviese que cocinarlo yo, porque de verlo así tan grande y crudo me da yuyu
Forever Anita Ekberg!!
Un besazo Miquel!
Hola, Doctora. Se me pasó por la cabeza. Algo así como en "El cuchitrill de Joey" cuando una cucaracha amenaza: "Largaós u os encontraréis una cucaracha en cada cosa que comáis" Tampoco está mal como maldición.
Gracias y saludos.
Borgo.
¿Qué tal Cahiers? Es que los cuentos de ahora se vuelven implacables, como la vida misma...
Saludos!
Borgo.
Hola, loquemeahorro! Ahora he pensado en un cuento de Maupassant, un borrachín que, debido a una maldición, todo lo que bebía se convertía en polvo en su garganta. Menuda jugada.
Este ossobuco queda muy bueno con arroz blanco cocido y salteado, a mí me encanta.
Saludos! Borgo.
¿Qué tal, SqS? Quién sabe, igual ahora Hugo va a reunirse con las otras muchas porras que habrá desayunado.
Vaya, pues habría de conocer ese Bar Miquel. En mi barrio las comía en un bar en que los dueños eran un matrimonio madrileño pero se han jubilado y me han dejado "huérfano" de porras. No se encuentran facilmente en Barcelona.
Pero si el ossobuco es una pieza muy limpia, y con esa porción de hueso... me encanta comer el tuétano del interior. En Milán hasta te ponen una cucharita especial de mango alargado.
Forever Anita Ekberg y muchos besos!
Borgo.
Anda, al final casi se convierte en el hombre-churro. Ya tenemos nuevo superhéroe cuya habilidad será la de diluirse a voluntad y su seña de identidad será el persistente olor a fritanga. De nada, Marvel.
Un saludo.
Hola, Charly! Anda, pues no sería una mala idea. Yo recuerdo al Hombre de Goma o Elástico, no recuerdo bien, (creo que era miembro de los 4 Fantásticos) cuyo superpoder era eso, ser elástico. Viene muy bien para alcanzar las latas que están más arriba del súper pero poco más. Yo creo que el Hombre-Churro tendría futuro.
Saludos! Borgo.
Habrá que llevar amuletos que anulen las maldiciones... Estoy por adquirir las rosas que "regalan" las gitanas, situadas estrategicamente en en cada entrada de los lugares más turísticos del país.
Saludos
Relatazo, es de los de quitarse el sombrero y aplaudir con energía, me ha gustado de principio a fin... especialmente el final con ese juego de palabras.
¡Que guapa era Anita!
Menudo recetario nos estamos haciendo gracias a tu blog.
;)
¿Qué tal, Alimaña? Lo mejor es llevar un saquito de sal en el bolsillo, además es un amuleto muy barato. Qué curioso, en Barcelona las gitanas no regalan rosas sino claveles. Si no compras uno, la maldición está más que asegurada.
Saludos! Borgo.
Hola, Ana! Me alegra mucho que te haya gustado el relato. Ahora que en mi barrio nos hemos quedado sin porras al menos me sirven para un relato. Me gustaría haberlo filmado en un corto y con Anita Ekberg sirviendo en la cafetería.
Por cierto que mi amigo me ha enviado este mensaje: "Has olvidado añadir una cucharadita de piel de limón rallada en la batidora, queda muy bueno."
Saludos! Borgo.
Muy buen relato, Borgo, me gustó. Sabía que la maldición iba a surtir efecto, pero jamás imaginé ese final. Genial.
Fantásticas las ilustraciones.
¡Saludos!
Estimado Mr. Borgo,
Este estilo tuyo, en esta ocasión más inquietante de lo habitual, ha sido paradojicamente de justicia divina.
El final resulta Borgiano "total", sin embargo la manera de narrarlo ha sido muchísimo más tétrica de lo habitual. Quizás el fallecimiento de Annita haya tenido algo que ver.
Me alegro mucho de que acompañes tu entrada con una buena receta. Eso también es todo un clásico en tu Blog compañero. ^^
Un abrazo muy grande Miquel.
Hola, Juan Esteban! Es lo que tienen los relatos, aquí en el mundo fantástico, las maldiciones siempre surgen efecto y no estaría de más alguna en el mundo real.
Muchas gracias y saludos!
Borgo.
¿Qué tal, UTLA? Pues posiblemente la notícia de que nos dejó la exuberante Anita con su complicada vida sentimental hizo surgir mi lado más siniestro. Hoy, por si acaso, desayunaré churros.
Y yo me alegro de verte por aquí. Un abrazo muy grande, amigo.
Borgo.
Querido Borgo, me pareció un relato magnífico, creo que soy adicto a los textos que dan algún puntapié a quien le quepa el sayo.
En mi país, "porra" es un insulto muy común, es violento, pero se dice todo el tiempo. Literalmente significa "esperma", pero dicho de la peor manera, y semánticamente sería como "puta madre".
Un fuerte abrazo, amigo.
HD
Muy buen relato, una potente descripción.
Saludos!
Hola, Humberto! Me alegra verte de nuevo y también de que te haya gustado el cuento-soluble.
Sí, recuerdo eso de "porra" cuando vivía en Caballito. Por acá decimos "lefa", curiosa palabra...
Abrazos y hasta la vista!
Borgo.
Hola, Ester! Gracias y muy bienvenida a Borgo. Espero poder seguir leyéndonos por mucho tiempo.
Saludos.
Borgo.
No dejas nunca de sorprenderme, Borgo. Con qué maestría llevas al lector hasta el final. Una magnífica metáfora de lo que estamos viviendo.
Ojalá todos los indeseables se diluyeran como tu protagonita.
De aquí en adelante creo que cada vez que tome chocolate, en mi caso, con porras te tendré presente.
Un abrazo
¿Qué tal, María José? Sí, creo que la conducta del comedor de porras ha llevado a la victoria de Syriza en Grecia. Bueno, más o menos...
Me halaga mucho que me recuerdes cuando tomes tu chocolate. Eso está muy bien.
Abrazos!
Borgo.
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