domingo, 7 de junio de 2009
DE LO INVISIBLE
Qué maravilla de portada. No, no la hice yo… ya me gustaría.
La primera versión en cine de la novela de H G Wells (El hombre invisible, 1933) no está a la altura del libro pero hay una escena con gracia: aquella en que oímos primero el ruido del ya invisible protagonista –Claude Rains- al caer por unas escaleras y luego su voz: “Es muy difícil bajar una escalera si no te puedes ver los pies”.
Ambrose Bierce escribió sobre el tema un soberbio relato corto: La cosa maldita, que se puede descargar en la estupenda web El Espejo Gótico. Borges hizo su aportación a la invisibilidad con Hidebehind (El Escondedetrás) un inquietante ser que no es exactamente invisible pero que nadie puede ver, pues dondequiera que uno se encuentre él siempre estará… detrás.
Casualmente hoy he leído dos artículos relacionados con el tema. El primero ha sido una entrevista con la la sexóloga canadiense Hillary Zervos que presenta su libro sobre las fantasias sexuales. Dice Zervos que una de las más comunes entre adolescentes es la de hacerse invisibles para entrar en vestuarios femeninos, habitaciones de hotel y lugares por el estilo. Esto se ha visto varias veces en el cine: desde la chusca comedia El chico invisible del campus donde Willie Aames –el rubito adolescente de la serie Con ocho basta- se lo pasaba pipa paseando por las duchas de las animadoras, o en la más interesante Alice de Woody Allen en la que Joe Mantegna, después de tomarse una pócima, aprovecha su invisibilidad para colarse en los probadores de una boutique.
El segundo es otra entrevista, con un oftalmólogo barcelonés, en la que afirma que el hombre invisible –si existiera realmente- sería ciego, pues un ente invisible no puede producir los reflejos que la córnea necesita para crear visión. De nuevo el implacable racionalismo científico se da de patadas con las fantasías.
Mi modesta contribución al mito del hombre invisible es esta tira publicada en El Monográfico. Es del tipo de chistes que a mí me gustan: cortos y algo tontorrones.
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