viernes, 28 de octubre de 2011

WURDOLAK, CUENTO DE HALLOWEEN


Informe del capitán Julius Heide. 4 de agosto, 1944.
Mi coronel: la desaparición reciente de un pelotón de soldados alemanes mientras patrullaban en misión de vigilancia anti guerrilla por el monte Postavaru confirma el aumento de la actividad partisana en esta zona de los Cárpatos. Ayer llegué con mi compañía a la cercana aldea de Domogled donde el teniente Goetzi, de origen rumano, interrogó a algunos paisanos que nos informaron de un grupo liderado por un tal Gorsha que recorre las montañas de los alrededores. Parecen temerosos de ese Gorsha pues todos se santiguaban al pronunciar su nombre. Mañana a las 6 horas me dirigiré al monte Postavaru con la 1ª y la 2ª sección (68 hombres) con equipo completo, y dos perros rastreadores. El teniente Goetzi permanecerá con la 3ª sección en Domogled.
Heil Hitler!
La partida de los soldados es observada por el viejo Ion que se dirige, como cada mañana, a cortar leña. Corre apresuradamente a buscar a Goetzi pues ya sabe que puede entenderle:
-Teniente, escuche con atención pues de esto puede depender la vida de todos: si sus hombres regresan más tarde de las doce campanadas la tercera noche después de su partida volverán convertidos en… ¡wurdolaks! ¡La peor de las maldiciones caerá sobre este pueblo!
-¿Wurdolaks? ¿Vampiros? - Goetzi mira condescendiente al anciano mientras limpia el cañón de su pistola- Mire, abuelo: ahora no estoy para leyendas.
Tres días después, poco antes de las doce de la noche, un centinela se presenta ante Goetzi.
-¡Mi teniente! –un taconazo y-: Llega la unidad del capitán Heide.
El reloj de un monasterio cercano, lentamente, anuncia las doce. Apenas suena la primera campanada cuando el teniente ve salir del bosque al capitán que, seguido por los soldados, se aproxima a la aldea.
Goetzi se sorprende a sí mismo al experimentar un cierto alivio por el regreso de la tropa antes de finalizar el tercer día… ¿o quizás no? Han llegado justo al sonar las doce campanadas. ¡Y qué silencio! Normalmente regresan al campamento cantando algún himno militar. El teniente siente un repentino escalofrío e instintivamente acerca una mano a su pistola.
El reflector enciende destellos en los cascos de acero. Goetzi y el resto de los soldados miran con sorpresa y repulsión la cabeza ensangrentada que el capitán lleva en la mano.
-¡Aquí está Gorsha! –anuncia con una sonrisa triunfal que descubre unos enormes y afilados colmillos. Se acercan los demás soldados, todos con una espantosa mueca en los labios.
Unos meses después, un grupo de soldados rusos a los que sorprende una tormenta de nieve se refugian en el monasterio. Cuando los monjes les sirven té caliente les preguntan acerca de la aldea que se divisa hacia el bosque y responden que Domogled debe estar deshabitada pues no se ve a nadie durante el día.
-¿Y por la noche? –pregunta un siberiano de ojos oblicuos.
-No sabemos. Nadie se aventura por ahí de noche.

Y el cuervo dijo: ¡Multiplícate por cero!

miércoles, 26 de octubre de 2011

PEG ENTWISTLE, LA MUJER DE LA LETRA “H”


“Me dirigí a las colinas de Hollywood, hacia ese gran indicador que ostenta la palabra: H-O-L-L-Y-W-O-O-D. Ya sabe usted que había gente que se tiraba desde ahí”:
(Los veinte amigos de William Shaw. Raymond Banks.)


La revista dedicada a temas insólitos Weird America dirigida por Gary Parfitt –el Iker Jiménez estadounidense- publica la noticia de que unos excursionistas acampados en las cercanías del famoso rótulo han visto merodear un fantasma. Para Parfitt no hay duda de que se trata del espectro de Peg Entwistle (1908-1932) la infortunada actriz galesa que puso fin a su vida saltando al vacío desde la letra “H”.

En su libro de memorias Amarga victoria Bette Davis confiesa que decidió hacerse actriz viendo actuar a Peg en una obra de Ibsen El pato salvaje. Su actuación le abrió las puertas de Broadway donde permaneció varias temporadas hasta que en 1931 decidió probar fortuna en el cine y se trasladó a Hollywood. Por entonces la suerte ya empezaba a darle la espalda, acababa de divorciarse del actor Robert Keith al descubrir que le había ocultado que tenía un hijo de una relación anterior. El hijo de Robert era Brian Keith (foto izquierda) que posteriormente se convirtió en un popular actor de carácter.
Consiguió un pequeño papel sin acreditar en Mad Hopes aunque compartía escena con el mismísimo Humprey Bogart.
Firmó un contrato con la RKO para el que sería su primer papel destacado en 13 Mujeres de David O´Selznick con Mirna Loy e Irene Dunne. Concluido el rodaje Peg se presentó a muchas audiciones sin conseguir ninguna oferta de trabajo. En los pases previos de 13 Mujeres los productores decidieron recortar drásticamente el papel de Peg y rescindieron su contrato con la RKO. El golpe definitivo llegó cuando Peg ni siquiera fue invitada a la premier de la película.

El 18 de septiembre de 1932 Peg se dirigió al monte Cahuenga donde está instalado el rótulo –entonces se leía HOLLYWOODLAND- que indica el lugar conocido como la meca del cine. Peg vivía muy cerca de allí y sabía que el encargado del mantenimiento de las 4.ooo bombillas que lo iluminaban solía dejar por la noche una gran escalera apoyada sobre la primera letra de la izquierda, la “H”.
Antes de precipitarse por una altura de 25 metros Peg había dejado una nota: “Lo siento mucho. De haberlo hecho mucho antes hubiera evitado mucho dolor”.
Dos días después de su muerte llegó a su domicilio una carta ofreciéndole su primer papel como protagonista femenino en la película The Old Dark House (El caserón de las sombras) que se disponía a rodar el también gales James Whale con Boris Karloff y Charles Laughton. Su papel fue interpretado finalmente por Gloria Stuart.

domingo, 23 de octubre de 2011

EL REY DEL PULP ESPAÑOL

Dedicado a mi buen amigo Enrique Sánchez Abulí.


Acabo de entregar esta portada para la novela en que se basa el guión de la película La noche de los generales (1967) con Omar Shariff y Peter O´Toole. Jaume, mi agente, me ha comentado: “Tiene el look de las portadas de Karl Von Vereiter” ¿Alguien lo recuerda? Fue la indiscutible estrella durante largos años de la literatura española de bolsillo. Su verdadero nombre era Enrique Sánchez Pascual y era además el padre de Enrique Sánchez Abulí, el genial guionista creador de Luca Torelli, el Torpedo de los cómics que llegó a tener su propia publicación mensual.

Allá por las décadas de 1960 y 1970, mientras Curtis Garland y Silver Kane acercaban la novela negra a grandes masas de lectores y Marcial Lafuente Estefanía popularizaba el western en los quioscos Enrique Sánchez Pascual hacía lo propio bajo los seudónimos Karl von Vereiter, Hans Klüberg, Alex Simmons Erik Grüber, Dr. Paul Lanvier o Alan Comet en la literatura bélica y en el último caso también en la ciencia-ficción; por algo le llamaban el hombre con cien nombres. Fueron más de 800 títulos escritos a lo largo de casi treinta años que compitieron con otros exponentes del género como el entonces superventas Sven Hassel. Libros en su mayoría de intriga y acción, todo un clásico de la literatura pulp. Yo fui médico del diablo (1971) es probablemente su obra más conocida.

La capacidad de trabajo de este autor era increíble. Escribía una novela por semana, si no más. Un guión de más de doscientas viñetas le duraba una mañana. Incluso llegó a publicar bajo el seudónimo de Roger S. Moore, libros tales Marilyn Monroe: su vida, sus amores y su muerte, obra que abordó desde el enfoque del psicoanálisis.
Western, terror, bélico, política ficción, serie negra… Sánchez se atrevía con todos los géneros –incluso poemas, guiones y traducciones- aunque la SF era quizás su debilidad. Fundó una colección hoy muy codiciada por los coleccionistas, la mítica Robot siendo el único autor de sus quince títulos firmando como Alan Comet. Con un estilo muy personal, alejado de la típica literatura de bolsillo, pudo demostrar aquí su gran talento.


Estas son algunas de sus portadas, un excelente muestrario de la delirante literatura pulp española de los setenta. Tetas y esvásticas, una formula infalible para asegurar las ventas ¿Eh, Jaume? Los agentes editoriales no han cambiado mucho desde entonces.

jueves, 20 de octubre de 2011

EL PLATO COMBINADO DE NAPOLEÓN


Lo menos que se esperaban en el campamento militar francés aquel 13 de junio de 1800 es ver aparecer a Napoleón en persona. El día antes estaba con fiebres en un hospital de campaña pero el 14 de junio estaba prevista la batalla definitiva contra los austríacos en Marengo (Lombardía) y el emperador no quería perdérselo.
El avituallamiento era un serio problema en aquel campamento. Además la cocina portátil de Napoleón había sido destruida por un certero cañonazo austríaco. El cocinero se desesperaba al ver que no tenía nada decente que ofrecer al emperador, así que dijo a sus tres ayudantes:
-Salid y traedme lo que podáis.
Al cabo de un rato uno se regresó con un pollo y unos huevos, otro con un puñado de champiñones y el tercero con unos cangrejos de río.
Con estos ingredientes el cocinero apañó el que quizás se trate del primer plato combinado de la historia y el favorito de Napoleón: el Pollo a la Marengo. Se lo hacía preparar el día antes de cada batalla pues estaba seguro de que le daría suerte. Ahí va la receta:
El pollo troceado se pasa por harina y se fríe en aceite. Una vez dorado se salpimenta y se añaden los champiñones cortados y lavados, una copa de vino blanco y se deja cocer 20 minutos con la cazuela tapada.
Los cangrejos de río a veces no se encuentran en el mercado pero se pueden sustituir por gambas salteadas en el mismo aceite en el que se ha sofrito el pollo.
En una sartén con aceite bien caliente freímos los huevos.
En un plato grande se disponen los trozos de pollo con los champiñones en el centro y, alrededor, los huevos fritos y los cangrejos (o gambas). ¡Y a servir!
Y ahora una curiosa escena que muestra el juego de seducción con el lenguaje del abanico en tiempos napoleónicos.

lunes, 17 de octubre de 2011

LA MATERIA DE LOS SUEÑOS


Después de profundos sueños negros sin rostros Hugo Fisuras se encontró de improviso en una sala extrañamente diáfana repleta de gente muy trajeada. Una fiesta de ex alumnos de un colegio. Hugo se sintió torpe y confuso como si flotara en gelatina y encima, iba en calzoncillos.
-El típico sueño recurrente –se dijo Hugo-. Espero que no tarde en sonar el despertador.
Hugo se introdujo entre el compacto grupo de personas, todo era irreal, como si caminara a través de la gente que parecía disolverse ante él. Nadie parecía reparar en su presencia hasta que una cara familiar se le reveló: traje de buena factura, camisa prolíficamente bordada… el cretino de Índigo. Era de los que saludaban con una carcajada; una enervante risa de hiena sincopada que Hugo ya había conseguido olvidar.
-¡Juaaark! ¡Juaaark! ¡Hugo! Viejo… cuánto tiempo.
Índigo se plantó ante él sonriendo y ágilmente se apoderó de dos copas de martini de la bandeja de un camarero. Hugo se quedó observando el charco oleoso en el que flotaba la aceituna.
Índigo sacó de la cartera la foto de dos niños con idéntica expresión abúlica e inició una charla trivial. La atmósfera se tornaba húmeda y muy cargada. Hugo se enderezó y preguntó bruscamente:
-Oye ¿no vas a preguntarme nada?
-¿Cheguntarte el ché…? –índigo estaba mascando la aceituna.
-Pues… porqué voy en calzoncillos.
-¡Juaaark! ¿Pero a qué viene eso ahora? Ay, Hugo, me parto contigo, chaval.
Una mujer se les acercó, sus pies se desplazaban ágiles calzados con sandalias de tiras plateadas, el ceñido vestido resaltaba la alarmante sensualidad de su cuerpo. “¿Qué hace una mujer en una fiesta de ex alumnos de un colegio masculino?” se preguntó Hugo pero lo más desconcertante fue cuando la mujer apoyando sus turgentes senos en un brazo de Índigo le susurró:
-Cariño, rodeada de tantos hombres me siento como una perra en celo. Voy cachonda perdida.
-¡Juaaark!!! –Índigo liberaba de nuevo la hiena que llevaba dentro-. Cielo, eres única… Hugo, ella es Selene, mi mujer. –y añadió confidencialmente-: Lo que me enamoró de ella fue su nihilismo indomable .
Selene miró a Hugo con expresión lasciva, el extremo rosado de su lengua asomaba entre sus labios. “Tranquilo, recuerda que es sólo un sueño” se dijo Hugo notando una repentina tirantez en la goma de los calzoncillos.
Una voz que parecía reprimir un estallido de risa se oyó atronadora por la megafonía de la sala:
-¡Atención, amigos! Ha llegado el momento de pronunciar unas palabras y ya hemos sacado un nombre de la lista al azar: ¡Hugo Fisuras!!!
Las sombras de la sala fueron cercenadas por el haz de luz de un enorme foco iluminando a Hugo. Éste había bajado los ojos para evitar la mirada de Selene pero ya era tarde, parecía que alguien estaba levantando una tienda de campaña desde el interior de sus calzoncillos, además la potente luz revelaba que no estaban inmaculadamente blancos. De nuevo Hugo suplicó que sonara el despertador pero sólo oyó una estridente carcajada de hiena sincopada:
-¡Juaaark!!! ¡Me parto contigo, Hugo, chaval!

viernes, 14 de octubre de 2011

PANTUMACA WESTERN


Todos en el autocar del colegio sabíamos el punto exacto de la autopista. En dirección a Molins de Rei, a la derecha, aplastábamos la nariz en el cristal para disfrutar de la visión fugaz de un poblado del oeste con sus casas con porches de madera y rótulos donde ponía Sheriff, Wells & Fargo y Saloon. Era el poblado construido por los Estudios Balcázar cerca de Barcelona conocido como Esplugues City. El eurowestern por entonces estaba en pleno auge y los estudios de Tabernas (Almería) no bastaban para tantos rodajes.
La primera película que allí se rodó fue Pistoleros de Arizona (1964) que elevó al estrellato al aragonés Fernando Sancho, el eterno mejicano de estas producciones. La vi años después en un programa doble y aún recuerdo las carcajadas de los espectadores cuando asomaba claramente una botella de Anís del Mono en una estantería del Saloon.
Por sus polvorientas calles cabalgaron Robert Taylor, Charles Boyer, Klaus Kinski, Christopher Lee, Jack Elam, Lee Van Cleef y Lex Barker entre otros. Para los papeles de indios contrataban a los gitanos de las chabolas del Llobregat. Los exteriores desérticos se rodaban en Los Monegros y para los boscosos se desplazaban a los Pirineos.
Hasta el mítico John Wayne se paseó por Esplugues aunque no para actuar; el poblado fue el lugar elegido por Balcázar para una juerga flamenca cuando Wayne y Rita Hayworth vinieron a Barcelona para rodar El fabuloso mundo del circo (1965)

Después de casi un centenar de títulos –entre ellos Con la muerte a la espalda (1966) primera película española en 3-D- los estudios se vieron en 1972 con los días contados por el declive del spaghetti western y la inminente ampliación de la autopista. La última película rodada fue Le llamaban Calamidad, un bodorrio con un final espectacular: el incendio controlado de Esplugues City.
Algún día me pasaré por la gasolinera que está justo enfrente del lugar donde se levantó el poblado del oeste. Puede que los empleados me hablen del ulular de coyotes que se oye por las noches y de fantasmales tumbleweed (bolas de hierba seca) que ruedan por la autopista.

miércoles, 12 de octubre de 2011

HITCHCOCK LLAMANDO A SIMENON


Repito con Maigret, esta es mi segunda portada para el popular personaje de Simenon. En Maigret in Panama hay un prólogo donde se cuenta esta anécdota: en 1956 Alfred Hitchcock quería llevar al cine la novela de Maigret L´homme de la Tour Eiffel con Charles Laughton de protagonista. Hitchcock telefoneó al domicilio de Simenon y se puso una criada:
-Lo siento, Monsieur Simenon está ocupado con una novela.
-No importa –repuso Hitchcock-, esperaré a que termine su novela.
El director británico ya conocía la extraordinaria fecundidad de Simenon que se jactaba de empezar un relato breve por la mañana, terminarlo a tiempo para el aperitivo y además escribir una novela en cinco días. Publicó 192 obras con su nombre y otras 30 con seudónimos. También aseguró haber hecho el amor con 30.000 mujeres, cifra que no ha podido confirmarse.
Al final Hitchcock no pudo llevar a cabo el proyecto de filmar esa novela de Maigret. Lástima, seguro que el gran Laughton lo hubiera hecho de maravilla. Jean Gabin y Gert Frobe son los actores que con más frecuencia interpretaron al famoso comisario en el cine.