viernes, 31 de julio de 2009
BORGO CIERRA POR VACACIONES
Borgo se ausenta por unos días. Me marcho a mi querida Transilvania a por una generosa provisión de tulka, el licor de los Cárpatos que se bebe con unas bolitas de pimienta en la copa. Muchísimas gracias de corazón y demás entrañas a todas y todos los que habeis visitado y seguido este blog. Abrazos, besos, mordiscos... y hasta mediados de agosto. Borgo.
miércoles, 29 de julio de 2009
EL HIDEBEHIND
El Hidebehind (literalmente “El Escondedetrás”) de la fauna americana siempre está detrás de algo. Por más vueltas que dé un hombre, siempre lo tendrá detrás. Por eso nadie lo ha visto, aunque ha matado y devorado a muchos leñadores.
Este es un fragmento de El libro de los seres imaginarios de Borges que me ha dado la idea para este relato:
El último vestigio de civilización en kilómetros a la redonda era una cabaña donde un anciano indio pecquod vendía provisiones. Un trampero de ojos febriles que bebía aguardiente de centeno nos advirtió a mí y a los otros tres leñadores sobre el Hidebehind:
-Yo no lo he visto; nadie lo ha visto… pero le he oído en lo más profundo del bosque. Mata… dicen que mata caballos y hombres.
Pensamos que le habían afectado las largas temporadas de soledad en las montañas.
Pronto desapareció el primero de nosotros, fue durante la tercera noche.
Al día siguiente oímos el grito desgarrador de un compañero que estaba recogiendo leña. Un rastro de ramas quebradas nos indicó que había sido arrastrado hacia la espesura del bosque pero nadie se atrevió a aventurarse.
Foster, el barbudo escocés, opinó que debía merodear un oso por los alrededores del campamento. Encendimos una gran hoguera y hacíamos turnos de guardia, él con una enorme hacha y yo con un revólver Remington de cuando trabajé como explorador para el ejército durante las guerras indias. Varias veces estuve a punto de proponerle vigilar espalda contra espalda pero supuse que se reiría de mis temores: “Eso del Hidebehind” es un cuento para niños” –me dijo cuando le recordé la historia del trampero.
Me despertó el ruido del pesado revólver al caer al suelo. Me había vencido el sueño. Junto al linde del bosque había un hacha. Ni rastro alguno de Foster.
Llevo dos días sin comer dándole la espalda a la hoguera para que el Hidebehind no me sorprenda por detrás. La leña se está terminando y el crujido del fuego ha dejado paso al chisporroteo de las brasas. Agarro con firmeza el revólver y en dos saltos me sitúo frente a un enorme roble. Giro sobre mí mismo y me dirijo rápidamente de espaldas hacia el árbol pero no consigo apoyarme en el tronco. Un aliento abrasador me confirma que tengo al Hidebehind atrapado entre mi espalda y el roble. Cuando noto unas garras afiladas que se clavan alrededor de mi cuello apoyo el cañón del arma sobre el corazón y disparo. El grueso calibre es más que suficiente para que un balazo a quemarropa hiera el cuerpo que tengo justo detrás. Un espantoso alarido es lo último que puedo oír. No es la mejor forma de dejar este mundo.
Semanas más tarde un grupo de cazadores encontraron mis restos. Uno de ellos cogió mi revólver y se lo puso en el cinto. Cuando se iban les grité que mirasen a sus espaldas, hacia un rastro de sangre –sangre negra y maloliente que hasta los insectos evitan- que se dirigía hacia la espesura del bosque; pero es sabido que a los muertos nadie puede oírles. Además los cazadores siempre están ojeando posibles presas y suelen miran hacia adelante. Casi nunca… detrás.
PASTAFARISMO
En el Año de Gracia del 2005 el físico de Oregon Bob Henderson, cansado de la polémica sobre la enseñanza de las teorías evolutivas en las escuelas, decidió crear una nueva religión: el Pastafarismo, exigiendo para este credo el mismo trato en las aulas que las teorías bíblicas sobre la Creación. Según esta doctrina destinada a parodiar los argumentos de las religiones convencionales el universo fue creado por el Monstruo Espagueti Volador (MEV) Su día festivo es el viernes y hay un cielo con volcanes que derraman cerveza y salones con strippers. En cambio en su infierno los volcanes son de cerveza caliente y las strippers más feas que un pecado (nunca mejor dicho).
Lo que empezó como una broma se ha convertido en un auténtico fenómeno en internet donde sus seguidores o pastafaristas han llegado a publicar supuestos avistamientos del MEV como este, localizado en la antigua Unión Soviética.
De momento el Pastafarismo cuenta con mi simpatía: una religión sin proselitismo donde nadie viene a incordiar a tu casa vendiendo panfletos como La Atalaya. Vean lo que le ocurrió un día a mi alter ego Segis –de mayor quiero ser como él- y los mormones.
sábado, 25 de julio de 2009
MONDO CANIBAL
Quizás ahora no lo recuerde nadie pero entre los últimos años 70 y primeros 80 causaban furor en las carteleras las películas de caníbales. La más famosa producción de este sub género es Holocausto caníbal del italiano Ruggero Deodato que venía con el morbo añadido de que se trataba (o eso decían) de un documental con espeluznantes imágenes reales.
No se me olvidará fácilmente la tarde del verano de 1980 en la que fui a ver la película en el cine Capitol de Barcelona con unos compañeros del instituto. Se había unido al grupo César, hermano mayor de uno de ellos. Había oído que era aficionado a los bromazos y que por ello lo habían echado a patadas de más de un cine. Me intrigó que llevara una gran bolsa de El Corte Inglés.
-¿Qué llevas en la bolsa? –le pregunté.
-Un tupper con fabada Litoral.
Preferí no hacer más preguntas. Compramos las localidades más baratas –las de la sala de arriba o anfiteatro- y la proyección empezó puntualmente.
Al cabo de una media hora ya estábamos viendo una repulsiva escena con muchas vísceras y sesos desparramados. Fue el momento en que César, asomándose al palco, gritó: “¡Qué vomítooo!” y vació el tupper con fabada hacia las butacas de abajo. El alboroto fue dantesco. Los acomodadores encendieron sus linternas y un halo luminoso enfocó de lleno a César –aún con el tupper en la mano- un momento antes de que una manaza lo agarrara del cuello de la camisa y desapareciera en la oscuridad de la sala. Desde las escaleras que conducían al vestíbulo se oían ruido de puñetazos y allá nos fuimos corriendo temiendo por la integridad de César. En el vestíbulo pude ver una de las escenas más surrealistas que he presenciado en mi vida: dos acomodadores descargaban una lluvia de golpes sobre César que no podía parar de reírse a carcajadas a pesar de que la sangre le caía a chorro por una brecha en la ceja ¡Cómo se reía!
Aún no sé como conseguimos rescatar a César y nos fuimos Ramblas abajo. A nuestro alrededor todo eran miradas atónitas de los transeúntes cuando veían a César convertido en un ecce homo y riéndose a mandíbula batiente y ensangrentada.
Por cierto que todavía no he visto Holocausto caníbal. ¿Alguien podría decirme como termina?
FALSOS TRAILERS
Parece que se va imponiendo la última moda cinematográfica: los trailers de películas inexistentes. Tarantino y Robert Rodríguez se apuntaron a ello en su enloquecido programa doble Grindhouse (aunque en España se estrenó como si fueran dos películas por separado: Death Proof y Planet Terror) En Toronto hay un festival donde se exhiben estos cortos y este fue el último ganador: The diary of Anne Frank of the dead dirigida por Scott Baker. Nada menos que el escondrijo de Anna Frank asaltado por sanguinarios zombies… ¡qué encima son nazis! Aunque lo mejor es la escena del final en la que se ve al mismísimo José Mª Aznar con uniforme negro y entregado al delirio zombi. Suerte que Anna Frank se sabe poner las pilas.
PAPERCUT
Este corto es de un registro muy diferente. Otra de las maravillas de los alumnos de la Vancouver Film School.
MISTERIO DE VERANO
miércoles, 22 de julio de 2009
CANCION MEXICANA
Pedro Infante y su cuate ven pasar unas lindas chamacas y no se les ocurre nada mejor que cantarles esta ranchera. La verdad es que, con una canción con semejante letra, no creo que consigan muchos éxitos con el sexo opuesto.
NOVELA MEXICANA
Trago amargo, del escritor mexicano F. G. Haghenbeck, es uno de los libros que más me han gustado últimamente. Su protagonista es el detective Sunny Pascal, encargado de la seguridad de las estrellas durante el rodaje de la película La noche de la iguana en Puerto Vallarta. En esta novela se bebe y mucho; casi tanto como en Bajo el volcán, así que he pensado acompañar la entrada con la portada que hice para el libro de Lowry.
Haghenbeck inicia cada capítulo con la receta de un cóctel y una canción para acompañarlo. No podía faltar el cóctel Margarita en la escena en que Pascal cruza la frontera:
Margarita: 1 medida de tequila blanco, 2 medidas de Cointreau, zumo de tres limones, sal para escarchar, hielo.
Mezclar las bebidas con el hielo en el vaso mezclador. Servir en copa ancha con los bordes escarchados con sal. Paladearlo con la canción Tequila de los Champs.
Mi maleta era patética: dos botellas de gin, una de Lolly Pratt, una gastada edición de On the road de Kerouac, guayaberas y mi Colt.
Bajé hasta la frontera cruzando por Tijuana. Un guardia mexicano me preguntó si portaba armas. No contesté, simplemente deslicé un billete a su mano.
Cuando llegué a Mazatlan tuve que dejar mi Packard en el taller. Para pasar el rato entré en un viejo bar cerca del malecón. Sólo había un turista americano bebiendo. Pedí un margarita. El cantinero lo preparó con la gracia de un malabarista del circo Atayde. Afuera las palmeras se doblaban por el intenso chaparrón.
-Mal día para volar, soldier –me dijo en mal español el turista perdido.
El viejo se sentó a mi lado. Pude examinarlo mejor. Hablaba un mal español, mezclado con inglés duro, como puta de frontera. Pidió otra bebida. El cantinero le sirvió de una botella que sacó de un gabinete. El resto lo llenó con agua de Jamaica.
-Vodka ruso, el mejor. Patricio venderlo. De Cuba, you know.
-Le acaba de dar en la madre con la Jamaica. Pero cada cual escoge su veneno.
El viejo soltó una carcajada. Por su barba blanca me recordó a un Santa Claus burlándose de un niño que pide algo caro. Pinche Santa.
-Tú no eres turista. ¿Eh, soldier?
-Soy niñera de estrellas. Evito que se hagan en los calzones y tengan mala publicidad.
-Buen viaje, soldier. Mal día para volar –dijo el viejo cargando su caja con vodka que le había preparado Patricio.
Acabé mi margarita. Me quedé inquieto con la conversación. Era como cuando uno sale de viaje y trata de recordar si no dejó abierta la llave del gas. Ese viejo gringo olía a gas.
lunes, 20 de julio de 2009
VIAJE A LA LUNA
No, ahora no voy a hablar de la famosa película de Mèlies sino del primer alunizaje del que se cumple hoy cuarenta años. Creo que es mi más antiguo recuerdo de la infancia –quizás por ser la primera vez que me dejaron ver la tele hasta tan tarde-, pero lo que mejor recuerdo es haber pasado una eternidad haciendo dibujitos en una libreta para mantenerme despierto. Aún hay mucha gente que cree que todo fue un montaje. Hasta hay una película sobre el tema: Capricornio Uno (1979) Todas estas especulaciones me dieron la idea de esta tira publicada en El Monográfico que es sobre todo un homenaje al profesor Jiménez del Oso, investigador de temas ocultos y uno de los personajes que más echo a faltar en nuestra televisión.
LA BÓVEDA Nº 7
London after midnight (1927) es sin duda la más famosa de las películas perdidas. El Grial de los buscadores de rarezas cinematográficas. La –supuesta- única copia de la película quedó destruida en el incendio que se produjo en 1963 en la bóveda nº 7 de los archivos de la Metro. Desde entonces muchos coleccionistas la han buscado infructuosamente. Forrest J. Ackerman, en su revista Famous Monsters, ofreció una recompensa a quien le trajera aunque solo fuera un rollo de película sin resultado. También se dice que un coleccionista privado guarda celosamente una copia a la espera de que caduquen los derechos lo que sucederá en el 2012.
London… fue dirigida por Tod Browning, el director de Freaks y del Drácula con Lugosi. El protagonista es Lon Chaney, el Hombre de las 1000 caras, quien diseñó esa curiosa capa con alas de murciélago. Sí que se conservan muchos fotogramas del filme y en youtube puede verse la película entera (solo planos fijos) con los rótulos de los diálogos. Esta es una de las partes.
viernes, 17 de julio de 2009
FRED, EL MANIPULADOR
Llovía. Cuando el hombre atractivo entró en la sala fue toda una conmoción. El pianista dejó de tocar, los dos borrachos que estaban cantando callaron y toda la gente con cócteles en sus manos lo recibió con entusiasmo y admiración.
-¡Hola, Peter!
-¡Es Peter!
-¡Peter!
-¡Hola a todos! - gritó Peter- ¡Esta es una gran noche!
La gente se arremolinó en torno a Peter. Cuando se puso un cigarrillo en la boca un bosque de encendedores flameó ante él. Abrió los brazos y exclamó:
-¡Oídme todos, por favor! ¡Hemos hecho un gran espectáculo! Al patrocinador le ha encantado y…¡ha firmado por seis meses!!!
-¡Hurra!
-¡Magnífico!
Después de aplausos y ruidos de satisfacción hombres y mujeres comenzaron a rodear a Peter. Todos trataban de estrecharle la mano, abrazarle, hablarle al oído… la fiesta se estaba disponiendo a su alrededor y cuando Peter contó el chiste de la viuda y el lechero lo celebraron con un estallido de risas. Peter gritó por encima de todas las voces:
-Bueno, ahora un poco de silencio. Todo esto no hubiera podido hacerlo solo y como veo que hay por aquí algunos miembros de la prensa quiero presentarles a esta gente maravillosa… En primer lugar aquí está George –dijo rodeando con un brazo los hombros de un invitado con chaqueta de terciopelo-, el director de orquesta. Nadie es capaz de manejar un montón de músicos con resaca como él lo hace.
Peter se dirigió a una rubia con un vestido de noche rojo que mostraba sus luminosos hombros desnudos.
-¡La protagonista! ¡Ruthie! Has sido lo más grande, preciosa -.La rubia lo abrazó y besó con su gran boca roja abierta.
Lentamente la sala se tranquilizó un poco con la gente enrojecida por la euforia. Entonces Peter, el hombre atractivo anunció:
-Y ahora quiero que conozcáis a mi Manipulador…
Un sobrecogedor silencio se produjo cuando Peter dejó de moverse y respirar. El smoking se abrió por la parte de atrás y del interior salió un hombrecillo. Tenía el rostro sudoroso bajo una mata de hirsuto pelo negro. Peter quedó inmóvil e inerte en medio de la sala.
El hombrecillo era diminuto, casi un enano, iba vestido con una camiseta muy sudada y llevaba pantalones cortos. Algunos lo saludaron cortésmente:
-Hola, Fred… buenas noches.
La gente que había en la parte más alejada de la multitud comenzó a darse la vuelta. El hombrecillo se acercó a la barra:
-¡Uf, qué calor hace ahí dentro! Me tomaría una cerveza…
Ahora había mucha gente sentada y algunos se dirigían hacia la puerta. El hombrecillo saludó a Ruthie:
-¡Hola, preciosa! ¿Qué te pareció el último chiste?
Pero la rubia simuló no haberlo oído y pidió un vodka con hielo en la barra. El hombrecillo dejó el centro de la sala y se sentó. El director de orquesta y un músico eran los únicos sentados junto a él.
-Bueno, otro espectáculo más –suspiró el hombrecillo apurando la cerveza-. Me parece chicos que deberíamos pensar en algo para la televisión o… Broadway ¿No?
De pronto el director de orquesta inclinándose hacia delante para ponerle una mano sobre el hombro dijo con seriedad:
-Oye, Fred… ¿Por qué no vuelves a meterte dentro?
El hombrecillo bajó la cabeza y tragó saliva mientras se ponía en pie y dijo:
-Bueno… - acercó una silla al hombre atractivo y abrió cuidadosamente la espalda del smoking- Creí que valía la pena que descansase un poco.
Se oyó un chasquido. Peter, el hombre atractivo, miró a su alrededor y empezó a sonreír.
-¡Eh, vosotros! ¿Qué pasa con esa fiesta? ¡Qué se oiga la música!
Los rostros se estaban iluminando a su alrededor. El director y el músico se dirigieron hacia la orquesta para reanudar la música.
-No tengo nada en contra de Fred –dijo el director- Quiero decir que parece un buen tipo…
-Sí – respondió el músico- Entiendo que quieres decir.
-Pero lo peor de todo…es esa camiseta sudada.
La fiesta se prolongó hasta altas horas de la noche; fuera seguía lloviendo.
SPANISH POP
Vaya títulos de crédito más poperos y resultones que se hacían aquí en 1968. Créditos por cierto muy, MUY parecidos a los de las películas de Almodovar. Se trata de la película Cuidado con las señoras y la canción, del mismo título, es obra del grupo Los gritos. A la letra hoy se le acusaría de políticamente incorrecta sobre todo por la estrofa: "Si te dicen siento frío toma precaución, pues todas quieren su abrigo de visón..." Claro que no me sorpendre si Los gritos, en su veraniego éxito Yo en mi casa y tu en el bar, cantaban: "Yo en mi casa toco la viola y pongo un disco en la gramola." Bueno, pues Los gritos dicen: Cuidado con las señoras. Avisados quedan.
VIAJEROS AL SOL
Uno de los chistes clásicos que los estadounidenses cuentan sobre los polacos: los rusos han enviado un cohete a la luna y los polacos deciden enviar una nave al sol aunque, eso sí, la enviarán por la noche.
En 1904 el gran Georges Mèlies dirigía un tren hacia el sol en la película Voyage a travers l´impossible. Debe de ser uno de nuestros trenes de cercanías porque descarrila y los viajeros sufren las consecuencias de un fallo en el aire acondicionado. Este fragmento ha sido coloreado a mano aumentando el efecto entre naif y sicodélico. Una de las primeras películas de ciencia ficción con el fascinante toque Mèlies en cada fotograma.
En 1904 el gran Georges Mèlies dirigía un tren hacia el sol en la película Voyage a travers l´impossible. Debe de ser uno de nuestros trenes de cercanías porque descarrila y los viajeros sufren las consecuencias de un fallo en el aire acondicionado. Este fragmento ha sido coloreado a mano aumentando el efecto entre naif y sicodélico. Una de las primeras películas de ciencia ficción con el fascinante toque Mèlies en cada fotograma.
jueves, 16 de julio de 2009
VISITE NUESTRO BAR
Ay, qué tiempos aquellos cuando en nuestros cines mostraban anuncios como este. Entonces los bares de las salas cinematográficas eran como bares de verdad; donde uno se podía tomar su carajillo de Soberano, su sol y sombra o un gin tonic. También se ha perdido la simpática costumbre de anunciar con un timbrazo cuando faltaban cinco minutos para iniciar la proyección –dos timbrazos, un minuto- como en el café de la Opera. Ahora, con el arrollador avance de las multisalas y la condenada globalización todos los abrevaderos de los cines son iguales: con su tufo a palomitas y sus enormes vasos familiares de coca cola aguada. Anuncian la próxima apertura de una cadena de cines en Cornellà que disponen de ese repugnante invento que había visto en las películas americanas: un dispensador que vierte mantequilla derretida sobre las palomitas. Puajjj! ¿Es que la Brigada Anticolesterol no piensa intervenir? Y ahora vuelven a comentar lo de prohibir traerse comida a los cines. Al menos no han dicho nada sobre la bebida. Pienso seriamente en traerme un termo con Dry Martini helado para hacer más llevaderos los bodrios que los padres abnegados soportamos por nuestros hijos como la Ice Age -3 o la última de la Pantera rosa protagonizada por Steve Martin…aún tengo sudores fríos cuando la recuerdo.
PENTHOUSE
Este cóctel fue creado para la fiesta de presentación del primer número de la edición española de la revista Penthouse. Francamente no es uno de mis cócteles preferidos pero me apetecía incluirlo para dibujar el simpático muñequito de Dubonnet, uno de mis iconos favoritos.
En un vaso mezclador con hielo o en una licuadora mezclar 1/3 de ron blanco, 1/3 de Grand Marnier y 1/3 de Dubonnet. Añadir una gota de angostura y servir en copa de cóctel adornada con una guinda.
martes, 14 de julio de 2009
CUENTOS ALREDEDOR DE UNA MESA DE PÓQUER
El guionista bilbaíno Juan Bas publicó en 1999 un fascinante libro titulado La taberna de los 3 monos con el nexo común del póker en sus quince relatos. Mi preferido es Pierna de cordero a la menta quizás por su tono cercano al Club de los suicidas de Stevenson:
Tras el descarte, Godfrey subió la apuesta un par de francos, dio un largo trago a su cerveza stout y esperó la reacción de sus cuatro distinguidos compañeros de póquer.
Bavette, la mítica chef del Café Anglais, vio los dos francos, añadió otro y engulló un sorbo de su copa de Armagnac.
Eustace, director de los fogones del prestigioso La Tour D´Argent igualó los tres francos y se sirvió más champagne Roeder.
Y por último el gran Émile Zola, que acababa de publicar Germinal con gran éxito, se limitó también a poner tres francos tras sorber una ostra de su tercera docena.
Godfrey estudió a los tres contrincantes de esa mano. Jugueteó con sus fichas para sembrar duda y dijo:
-Veo este franco y subo otros… cinco francos.
Los dos cocineros y el escritor se retiraron con displicencia y Godfrey se llevó el dinero con una sonrisa. Por tercera vez en la noche había vuelto a engañarles de farol. Godfrey se sentía feliz. Aquella invitación por primera vez a sus exclusivas timbas de póquer suponía la aceptación definitiva entre lo más selecto del París gastronómico solo un año después de abrir su restaurante: el Weasel.
La aventura parecía ir viento en popa, el Weasel –estandarte de la más vanguardista cocina británica- se puso de moda entre los intelectuales y artistas bohemios de París (Proust y Lautrec entre ellos) que celebraban las especialidades de la casa como la pierna de cordero inglés criado con pastos de Winchester a la salsa de menta. Godfrey ya se había templado jugando al póquer en las tabernas del East End, así que no le importaba desplumar a sus tres pésimos -y antipáticos- compañeros de timba y menos si eso serviría para promocionar su local.
Celebraban sus partidas bimensuales en las cocinas de La Tour D´Argent a esa hora cerrado por cortesía de Eustace.
-Creo que me corresponde repartir a mí –dijo Godney después de haber ganado otra mano-. Por cierto, señores, quisiera expresarles lo feliz que me siento por su invitación de esta noche proponiendo un brindis…
-Cállese, no se muestre aún más majadero de lo que es –le espetó Bavette bruscamente.
El cocinero inglés se quedó petrificado. Los tres franceses le observaban con expresión grave y curiosidad de entomólogos.
-Perdón, madame… No comprendo…
-Lógico, usted no entiende nada –añadió Babette y se dirigió a Zola-: ¿Qué hora es, Émile?
-Van a dar las dos. Sí, ya ha pasado suficiente tiempo…-farfulló enigmáticamente el escritor consultando su reloj de bolsillo.
-Monsieur Godfrey –atajó Babette-. Esto no es una amigable partida de póquer sino un tribunal gastronómico encargado de salvar París de lacras como usted.
-Señores, ¿qué tribunal? ¿De qué me hablan? –preguntó Godfrey desconcertado.
-Yo acuso-dijo Zola- del complot de su obscena cocina inglesa contra el ciudadano de París.
-De hervir la carne de puerco –añadió Eustace- y servirla con mostaza acompañada de ese brebaje bárbaro, la cerveza, y encima caliente.
-Un cocinero honrado no cobra dinero por el cordero con salsa de menta: lo que debe es pagar por ello –sentenció Babette. Y luego añadió lúgubremente: -¡Y usted mismo se ha aplicado la sentencia!
-¿Qué sentencia? - gritó Godfrey sintiendo la primera punzada fuerte en el estómago -¡Están locos!
-Nuestros informadores nos habían revelado su repugnante costumbre de chuparse los dedos para abrir mejor el abanico de cartas cuando juega al póquer –anunció Eustace-. En breves minutos estará usted muerto.
-Una simple versión de las páginas del libro envenenadas del célebre cuento de las mil y una noches –puso la nota culta Zola.
Godfrey les ofreció un último espectáculo desagradable al echar espumarajos por la boca antes de desplomarse de su asiento. La experiencia en el caso del cocinero belga que había precedido al británico aconsejó a los cuatro justicieros gastronómicos a emplear una dosis inferior de dolorosa estricnina.
Poco después aparecieron dos patibularios sicarios que metieron el cuerpo del inglés en un saco y lo hicieron desaparecer, lastrado con piedras, en las aguas del Sena.
COCINEROS PELIGROSOS
Más cocineros: estoy volviendo a leer Memorias de un chef de Anthony Bourdain, el desmadrado cocinero franco-estadounidense. Los fogones de su restaurante de Nueva York tal como los describe en su libro eran una locura: los cocineros, muy pasados de vueltas después de una noche de excesos, ponían música de Wagner a todo volumen y calmaban el dolor de los tremendos tajos que se producían con sus afilados cuchillos a base de alcohol y sustancias sicotrópicas. Bourdain me cae bien por su ironía, su tendencia al exceso y por hacer algo tan políticamente incorrecto como criticar a Ferràn Adrià y sus platos a base de nitrógeno líquido. ¿Veremos algún día una partida de póquer como la anterior entre Adrià, Bourdain, Arzak y Arguiñano?
Para las personas que tienen prisa me he permitido dibujar una versión resumida del libro Memorias de un chef:
viernes, 10 de julio de 2009
LEPRECHAUN
A ella le gusta hacer el amor con la televisión encendida, sin volumen y con la habitación a oscuras. Dice que da una luz muy especial. Esto lo sé porque ella está justo debajo de mí en este momento, y el orgasmo al unísono ha coincidido con la aparición de Barbara Stanwyck en blanco y negro enfundada en un vestido de noche.
Estamos tan empapados de sudor que se oye un grosero sonido de ventosa cuando nuestros cuerpos se separan. Me acerco a la mesita de noche y me enfrasco en la tarea de abrir un paquete de cigarrillos con dedos húmedos y temblorosos. Ella empieza a decirme algo -siempre se vuelve muy habladora después del sexo, debe ser porque no fuma-. Siempre me cuesta concentrarme en dos cosas a la vez, por lo que sólo puedo captar algunas frases al vuelo.
Por fin consigo encender un cigarrillo y dedicarle toda mi atención. Ella ha enronquecido la voz y se cubre la boca con la sábana para que suene más gutural. Esto lo hace cuando imita la voz de su marido.
-Cariño... ¿Has visto mis calzoncillos? Es lo primero que me dice al levantarse por las mañanas- y se echa a reír.
Repentinamente siento una punzada de culpabilidad. Conozco a su marido desde hace años. Una cosa es que me tire a su mujer, pero me parece cruel imaginármelo ahí plantado en medio de esta habitación -que ahora huele a sudor y semen- en camisa y calcetines y con el rabo al aire, sintiéndose ridículo rodeado de medias, sostenes, camisetas, corbatas... y sin encontrar sus calzoncillos.
Disimulo mi turbación lanzando al techo retorcidos pececillos azules de humo y le digo:
-Quizás no sabe buscar en los cajones.
-Lo más curioso -prosigue ella-, es que cada dos por tres (desde que volvimos de viaje, más o menos) pierde sus calzoncillos y luego, o no aparecen, o me los encuentro en los sitios más extraños. Empiezo a sospechar de Antonia.
-¿Antonia?
-La chica de la limpieza -hace un gesto como agitando un plumero en el aire-. Quizás es una fetichista que le sisa los calzoncillos a mi marido -y ríe de nuevo.
Me inclino hacia la mesita para apagar el cigarrillo en el cenicero que tiene forma de trébol y la leyenda “Greetings from Eire”.
-¿Y si el verdadero culpable no es Antonia La Fetichista? -le digo-. A lo mejor os trajisteis de Irlanda un Leprechaun escondido entre vuestro equipaje.
-¿Un lepr… qué ? -parpadea interrogativa.
-Los leprechaun son duendecillos que viven en las casas. No son malignos pero sí traviesos, y les encanta gastar pequeñas bromas -un bostezo-, como robar objetos y cambiarlos de sitio, por ejemplo.
Ella se ha incorporado sobre un codo y simula prestarme una atención exagerada, divertida pero sin malicia, abriendo mucho la boca como si fuera a pronunciar palabras más grandes que su boca. Siento que me estoy volviendo a excitar.
Cuando termina mi breve disertación sobre leyendas célticas ella lanza una rápida mirada al reloj de pared y me susurra al oído:
-¿Sabes si esos lep..., esos duendecillos traviesos hacen cosas como ésta?
Se desliza bajo la sábana y me quedo contemplando el bulto que culebrea hacia mis piernas. Aún estoy excitado y, para no concluir demasiado rápido, me entretengo con uno de mis juegos televisivos: intentar adivinar la fecha aproximada de la película por la edad de los protagonistas. Veo una Stanwyck ya entrada en la cuarentena -la película debe ser del 56, más o menos- y a un actor con el cogote surcado de arrugas, como el de los campesinos, que se inclina para besarla. Seguro que es el cogote de Sterling Hayden.
Bruscamente, nos interrumpe el chirriante sonido de las ruedas de un coche sobre la gravilla.
-¡Joder! -ella se incorpora de repente bajo la sábana, parece un niño jugando a fantasmas. -¡Es él ! ¡Esa mierda de reloj debe haberse parado!
Miro hacia el reloj de pared, marca la una y cinco pero el minutero está inmóvil. Como si la cama estuviera sembrada de agujas ardientes salto hacia la mesita donde ella ha depositado antes mi reloj de pulsera (“no me gustan los hombres que lo hacen con el reloj puesto” -me dijo, sonriendo, mientras me lo quitaba) y la esfera parece dedicarme una malévola sonrisa con las agujas señalando las dos menos diez.
Empezamos a vestirnos a la velocidad del rayo. Ella está razonablemente decente con un vestido de verano que se ha puesto por la cabeza y ahora corretea despeinada y descalza recogiendo evidencias: preservativos, kleenex, colillas...
Se dispone a arrojarlo todo en una bolsa de plástico, pero se detiene para contemplarme con una expresión mezcla de espanto y reproche.
Estoy plantado en el centro de la habitación en mangas de camisa y calcetines, con expresión ausente.
-Mis calzoncillos... no los encuentro.
El rumor metálico de una llave que gira. Un ¡hola, cariño! jovial y unos pasos que se dirigen hacia el dormitorio.
Pero, maldita sea, lo que termina por dejarme helado es una carcajada sardónica y cascada, como de alguien que tuviera doscientos años, y que juraría que proviene del interior del armario.
EL PAPEL MEJOR PAGADO
Atención a todos aquellos que juegan al Trivial Pursuit pues cualquier día les puede salir esta preguntita que casi nunca acierta nadie. ¿Cuál ha sido el papel mejor pagado de la historia del cine? Lo normal es que uno piense en el Harrison Ford de la serie Indiana Jones o el Bruce Willis de La jungla de cristal… pero nunca un actor ha cobrado tanto como el británico Alec Guinness por su papel de Obi Wan Kenobi en Star Wars.
El director, George Lucas, al darse cuenta de que había sobrepasado con mucho el presupuesto asignado renegoció el contrato con Guinness –el actor más caro del reparto- ofreciéndole a cambio de una rebaja de sus honorarios el 1% de los ingresos de taquilla a perpetuidad. Aún así Guinness se lo pensó bastante pues odiaba el papel de Obi Wan y estaba convencido de que Star Wars sería un fracaso. Finalmente aceptó con el resultado de que los herederos del actor fallecido en el año 2000 ya se han embolsado 83 millones de euros. Matthew Guinness –hijo de Alec y también actor- no ha brillado tanto en su carrera como su padre, aunque yo en su lugar no me preocuparía mucho del problema monetario.
Esta entrada me parece una buena excusa para colar esta tira dedicada a mi amigo Chiqui; un magnífico dibujante y una enciclopedia viviente de la saga Star Wars.
CÓCTELES, ZOMBIES Y BEATLES
El cóctel zombie fue creado por un barman con nombre de surfero: Donn Beach para un cliente que le pidió algo para aliviar su resaca. El cliente dijo que este cóctel levantaba a los muertos y de ahí el nombre. No tiene término medio, o te cura la resaca o te mata. La receta original llevaba 30 ingredientes aunque luego Donn la simplificó. Ojo, no aconsejó beber más de un zombie en la misma velada.
Mezclar en un vaso mezclador con hielo 30 ml de ron oscuro, 30 ml de ron blanco, ½ de brandy, 30 ml de zumo de piña y 60 ml de zumo de naranja. Se puede servir en un vaso higball o, mejor, en uno de esos vasos Tiki de los bares hawaianos. Para acompañar la receta he incluido un curioso montaje de la canción A Hard Day´s Night con el famoso grupo de Liverpool perseguido por una multitud de fans-zombies. Beatles, zombies y chicas gritando… ¿Qué más se puede pedir?
martes, 7 de julio de 2009
TODOS RIERON
Gwynplaine: “La naturaleza fue pródiga en favores con Gwynplaine. Le había dado una boca que le llegaba hasta las orejas y una cara a la que no se podía mirar sin reír…”
Así describe Víctor Hugo al protagonista de su obra El hombre que ríe. Gwynplaine es un niño comprado por un fabricante de monstruos al que le practican la operación llamada Bucca fissa: cortes que prolongan la comisura de los labios dando el aspecto de una sonrisa permanente. En 1928 el director alemán Paul Leni llevó la novela al cine con el resultado de una de las últimas obras maestras del cine mudo y la última película del expresionismo alemán. El protagonista es Conrad Veidt –conocido sobre todo por su papel de general Strasser en Casablanca. Leni consiguió darle el papel después de bregar con la Universal que quería a Lon Chaney –El hombre de las 1000 máscaras- como Gwynplaine. Recientemente se ha editado en DVD una versión restaurada con efectos sonoros añadidos. Aquí va una muestra. Por cierto que el dibujante Bob Kane se inspiró en el personaje de Veidt para crear al más letal enemigo de Batman: el Joker. Desde luego el parecido es evidente.
Lord Haw Haw: William Joyce no se hizo famoso por sus carcajadas. Este apodo se lo dieron a causa de su voz –resultado de haberse roto la nariz en una pelea cuando militaba en el Partido Fascista Británico- que sonaba como si siempre estuviera reprimiendo un estallido de risa. Expulsado del partido por bruto y deslenguado, en 1939 se traslada a Berlín y empieza a trabajar en los servicios de propaganda nazis con su programa radiofónico Berlín Calling. Pronto adopta el alias de Lord Haw Haw iniciando siempre sus emisiones con el mensaje: “Here Lord Haw, Haw. You´ll never win, boys”. Su programa se hace tan popular en Inglaterra que la BBC emite a la misma hora (21h.) su mejor programa musical iniciando lo que ahora es algo tan común en la TV como la contraprogramación. Cuando la guerra ya no pinta bien para Alemania Joyce se entrega al alcoholismo y a los brazos de Axis Sally, norteamericana que también tenía su programa en la radio alemana. Dios los cría…
Su último Berlín Calling –con un Joyce claramente bajo los efectos del alcohol- se emitió el 30 de abril de 1945. Lord Haw Haw es detenido poco después por los británicos y ahorcado al año siguiente por alta traición.
Y para terminar aquí están unos personajes muy conocidos por tener la risa floja. Creo que no es necesario poner sus nombres.
sábado, 4 de julio de 2009
LA GALAXIA DEL HUEVO FRITO
Después de una maratoniana sesión de siete horas de DVD de la serie Star Trek: la nueva generación, con Patrick Stewart en el papel de comandante de la nave Enterprise, es lógico que empiece a sentir algo de hambre. Me preparo un par de huevos fritos acompañados de pimientos del Padrón –unos pican, otros non- lo más parecido a una ruleta rusa gastronómica. Me viene una importante secreción de saliva cuando estoy a punto de mojar el pan en el huevo frito de la derecha. Aprieto suavemente la dorada yema con el trozo de pan y ¡Paf! El líquido se esparce por el plato tiñendo el fondo de naranja galáctico bordeando la isla de pimientos. Suena el teléfono. Me imagino que el timbre es una alarma y que el trozo de pan es la nave Enterprise en misión de salvamento para rescatar a los pimientos del Padrón, naves tripuladas por seres del planeta Galixia, que habían aterrizado en sitio equivocado: el planeta Platosh, de atmósfera aceitosa e irrespirable. Hay que rescatarlos antes de que queden atrapados por un líquido amarillo y corrosivo que atrapa inmisericorde a los que entran en contacto con él. Mientras estudio la estrategia a seguir me como uno de los pimientos. Esa nave-pimiento explota dentro de mi boca ¡Zas!y esparce el ardiente combustible provocándome un escozor de cien pares de megatones venusianos. Me como las yemas para atenuar la quemazón creando sendos cráteres donde deposito las restantes naves después de quitarles el rabito o propulsor para su mejor absorción. Los envuelvo cuidadosamente con una capa de clara y lo deposito todo sobre un transbordador de pan chapata. Una de las naves-pimiento no ha quedado bien acoplada y cae al vacío es decir, al plato, pereciendo su tripulación en el acto. Para evitar más incidencias abro la boca todo lo que puedo y engullo enteramente la flotilla para que se alojen en la seguridad de mi esófago-transportador. Mastico, misión cumplida…qué rico. El teléfono ha dejado de sonar y estoy satisfecho. Lleno un vaso de vino. La tripulación del Enterprise sea ganado una ronda por el éxito de su meritoria misión de salvamento.
DOS PORTADAS
Me ha vuelto a ocurrir como con la portada de Miedo y asco en Las Vegas: los ingleses me habían encargado la portada de la novela The Body Snatchers aquí conocida como La invasión de los ultracuerpos pero, para asegurarse las ventas, me han dicho que sorry y la han sustituido por un fotograma de la película de Nicole Kidman y Daniel Craig. Me la pagan igual –son muy majos- pero si con Miedo… me quedó el consuelo de que se trataba de una buena película esta versión cinematográfica de The body snatchers me ha parecido un truño. Son mucho mejores las dos versiones anteriores de Don Siegel (1956) y la de Phillip Kauffman (1978) esta, con Donald Sutherland. Quizás hayan visto alguna, recordarán entonces las vainas alienígenas que se apoderan de la mente de los terrestres mientras duermen. Al menos aprovecho el blog para que la portada no quede del todo invisible.
La otra portada sí que ha sido editada: El hombre ilustrado, de Ray Bradbury. Lo que más me atrae de la novela es el personaje del vagabundo que presenta cada una de las historias del libro mediante las ilustraciones que cubren su cuerpo y que cobran vida al iniciar la narración. No era fácil de representar y estaba convencido de que no les gustaría mi muñequito pero por suerte me dieron luz verde.
viernes, 3 de julio de 2009
CANCIÓN HÚNGARA
Gloomy Sunday, conocida popularmente como “la canción húngara del suicidio,” es posiblemente la primera leyenda urbana de la historia. Fue compuesta en 1933 por Rezso Seress y pasó bastante desapercibida hasta que en 1936 las autoridades húngaras decidieron prohibirla al ser relacionada con no menos de 17 muertes voluntarias. Se basaron en que habían encontrado referencias a la canción en las notas de los suicidas; algunos tenían además el disco de Gloomy Sunday (Domingo Triste) puesto en el gramófono en el lugar de los hechos. Esto proporcionó una gran publicidad a la canción que se vendió con gran éxito en Estados Unidos con el sobrenombre de “The Hungarian Suicide Song”. Hay varias versiones pero sin duda la mejor es la de Billie Holiday que pueden escuchar aquí y podrán corroborar que es una bonita canción aunque bastante melancólica, eso sí. Por cierto que años más tarde, afligido por no poder componer una canción con un éxito similar, el autor Rezso Seress decidió poner fin a su vida saltando por la ventana. A eso yo le llamo ser consecuente.
RAPSODIA HÚNGARA
Las rapsodias compuestas por Liszt son una tortura para los estudiantes de piano a causa de su dificultad. La más conocida es la Rapsodia húngara nº2 que es la pieza que tocan Bugs Bunny y el pato Lucas en una de las escenas más divertidas de ¿Quién engañó a Roger Rabbit? cuando el detective Valiant (Bob Hoskins) visita el bar de los Dibus. ¡Como me gustaría tener un bar de Dibus en la esquina y que esos pingüinos me sirvieran los dry martinis!
PLATO HÚNGARO
Hungría es un país bastante peculiar. Estuvo gobernado 25 años por el almirante Horty, almirante en un país sin mar y sin barcos de guerra. También es curioso que los húngaros más populares comparten el mismo nombre de pila: el revolucionario Béla Kun, el compositor Béla Bartok y el actor Béla Lugosi.
La semana pasada, zapeando una noche frente al televisor, me encontré con la película Ed Wood, precisamente en el momento en que Johnny Deep intenta hacer entrar en razón a un desesperado Béla Lugosi (Martin Landau) que, pistola en mano, está a punto de suicidarse (¿Habría estado oyendo antes Gloomy Sunday?). Cuando Deep le pregunta cómo puede ayudarle Lugosi-Landau responde: “¡Quiero un goulash!!!”
Puede que un día –nunca se sabe- se encuentren en una situación parecida, frente a un magiar desesperado que les ruega que le preparen el plato nacional húngaro. Por si acaso aquí está la receta del goulash, uno de mis platos preferidos:
Sofreír en una cazuela ternera cortada en dados. Cuando empiece a dorarse pasarla a un plato y sazonar con sal, pimienta y paprika (pimentón rojo picante) En el mismo aceite sofreír la cebolla picada, un pimiento rojo grande cortado en tiras y una guindilla a la que antes quitaremos las semillas. Cuando el sofrito esté listo añadir crema de leche, remover bien y triturarlo todo en la batidora. Quedará una salsa espesa de un atractivo color rojizo. Volver a poner la carne en la cazuela, echar la salsa por encima y cocer todo con el fuego al mínimo unos 30 minutos. En Hungría lo tradicional es acompañar el goulash con tallarines.
miércoles, 1 de julio de 2009
VUELVE NORMAN BATES
El estadounidense Thomas Parkin acaba de ser acusado de fraude tras cobrar durante 6 años más de 100.000 dólares de la jubilación de su madre cuyo fallecimiento ocultó. Al detectar irregularidades las autoridades citaron a la anciana pero quien se presentó fue Parkin maquillado con una peluca gris, vestido estampado y las uñas pintadas. Naturalmente no coló y ahora se enfrenta a serios problemas con Hacienda.
No le hubiera venido mal a Parkin un cursillo acelerado para disfrazarse convincentemente de abuelita. Estoy pensando en dos actores que hubieran sido los más adecuados: el Paco Martínez Soria de La tía de Carlos- quizás su mejor caracterización para una película- hubiera sido una buena elección, pero el que estuvo inolvidable en el papel de la anciana travestida más terrorífica del cine fue sin duda Anthony Perkins en Psicosis. En esta obra maestra de Hitchcock vemos al personaje que interpreta Perkins –Norman Bates- manteniendo tensas charlas con su momificada madre mientras espera a los clientes que se dejan caer por el siniestro Motel Bates.
Esta tira es mi modesto homenaje a Norman Bates, sin duda el esquizoide más famoso que se ha paseado por las pantallas.
DRY MARTINI
Ya estaba tardando en sacarlo. El Rey de los Cócteles. El que más literatura ha generado: desde Dorothy Parker que decía aquello de “al tercer Martini ya estoy debajo de la mesa, al cuarto, debajo de mi anfitrión” o James Bond con su célebre frase: “agitado, no removido”; aunque 007 tomaba sus drys con vodka en lugar de la más tradicional mezcla con ginebra.
No hay que tomar las medidas muy al pie de la letra aunque la tendencia es usar cada vez menos vermut, siempre seco, eso fijo. Así es como lo preparan en Boadas:
Llenar medio vaso mezclador con hielo. Echar 45ml. De ginebra y 15ml. De vermut y remover. Verter en una copa de cóctel helada y decorar con una aceituna. Curiosamente si se emplea para adornar una cebollita en lugar de aceituna este cóctel cambia de nombre: se convertirá en un Gibson.
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