viernes, 20 de noviembre de 2020

PISO EN ALQUILER

 

Tras dos años buscando piso se le quedó el cuello torcido hacia atrás. 

Eso era una ventaja a la hora de saber qué tiempo haría, sin embargo no paraba de tropezar con obstáculos. Ella se alegraba porque había aprendido mucho de los pájaros: sus migraciones, sus sistemas de organización... cuando llovía no era tan agradable pues se le llenaban los orificios nasales de agua y tenía que parpadear constantemente para no quedar cegada por las gotas.

Ella se buscó un novio muy alto que la besaba desde arriba. 

Y finalmente encontró piso, un ático, con claraboyas en lugar de ventanas.

FIN

MELMOTH: EL AMIGO IMAGINARIO

Ahora ya soy mayor y no sé si todo lo que me rodea es real o fruto de mi imaginación.  Lo que hoy te quiero contar versa sobre el amigo imaginario en la etapa adulta. Sí, has leído bien, “etapa adulta”. Una vez tuve un amigo que se hacía llamar Buster. Tenía más de cincuenta años, estaba divorciado y vivía solo. Su vida era un desastre. Me hablaba constantemente de su otro amigo llamado Bob.  A veces, cuando iba a su casa me decía que Bob acababa de irse y otras, que no podía quedar conmigo porque había quedado con Bob. Me lo estuve creyendo durante mucho tiempo hasta que empecé a sospechar que Bob podría ser fruto de su imaginación. Entonces empecé a verlo con otros ojos. Me daba un poco de miedo pensar que tenía un amigo imaginario a su edad. Empecé a reflexionar sobre el asunto. No me atrevía a decirle a mi amigo que Bob era fruto de su imaginación por temor a ocasionar un shock,  como si despertáramos bruscamente a un sonámbulo. Quise cerciorarme de la existencia de Bob. Empecé a vigilar su puerta, oculto detrás de unos contenedores. Lo perseguía día y noche y le hacía fotos con mi móvil. Descubrí que era divertido y emocionante ante mi ambigua y aburrida vida y mi triste soledad. 


 Lo pillé. Mi amigo se encontró con Bob en la puerta de un café. Entraron. Me senté lo más cerca que pude escudado tras un periódico para escuchar sus conversaciones. Me quedé asombrado al comprobar que mi amigo no paraba de hablar de Jorge, es decir, de mí. Mencionaba mi nombre constantemente. Decía que yo era su mejor amigo. Bob le dijo que tenía ganas de conocerme. Estuve a punto de hacerme visible pero no me pareció oportuno. Mi amigo se despidió de él y me quedé allí para escuchar lo que decía Bob por el móvil después de que Buster abandonara el café. Habló con alguien y le dijo que mi amigo estaba como una chota y que le inquietaba saber que con la edad de Buster todavía andaba con aquel rollo del amigo imaginario. ¡Bob creía que yo era el amigo imaginario de Buster!

Nuestra relación llegó a su fin como llegan todas las cosas de la vida. Buster encontró a otro amigo más acorde a sus nuevas necesidades, y yo también. O quizá fuimos encontrados por ellos, quién sabe. Desde hace un tiempo tengo la sospecha de que la mitad de este mundo extraño es fruto de la imaginación de la otra mitad real que lo necesita. Tengo la extraña sensación de que pertenezco a la primera, que de niño fueron mis padres, mis amigos, mis profesores, incluido el psiquiatra, quiénes me imaginaron por necesidad psicológica. Descubrir que he sido y soy imaginado y deseado por los demás me causa una sensación mucho más placentera que si hubiese sido un ser triste, ignorado y real.

FIN

FRODO Y SU HUMOR ARGENTINO. Esta vez he puesto actores. Dos argentinos discuten a las puertas del cielo y un tercer argentino les dice:

Un microrrelato, aunque me temo que me ha salido muy parecido a otro.
RECETA: PASTA A LA PUTANESCA. 
Una historia dice que los marineros sicilianos, al llegar a puerto, se dirigían directamente hacia los burdeles. Una vez allí pagaban los servicios prestados con aceite de oliva y anchoas. Las prostitutas crearon así esta deliciosa salsa. 

En una sartén con aceite de oliva bien caliente poner unos filetes de anchoa removiendo con una cuchara de madera hasta que se disuelvan. Añadir 4 dientes de ajo picado, aceitunas negras cortadas a rodajas, alcaparras y una guindilla (o pimentón picante)

Saltear y agregar 2 tomates de lata enteros con su jugo y una pizca de sal. Cocer a fuego mediano hasta que se haya disuelto el jugo.

Cocer la pasta en abundante agua salada y escurrir. Mezclar inmediatamente con la salsa. 

Hay otra versión: la puttanesca alla bianca, con crema de leche en lugar de tomate.




martes, 10 de noviembre de 2020

¿SÍ O NO?

 

-¿Sí o no?

Udo –que aguardaba el autobús que lo llevaría a su casa- estudió brevemente con la mirada a la persona que acababa de hacerle esta pregunta. Aspecto agradable, ni muy joven ni muy mayor, lo único que desentonaba era su chaqueta marrón demasiado holgada, como si no fuera suya.

-¿Sí o no? –repitió el desconocido.

-¿Pero sí o no, qué? – Udo empezaba a inquietarse.

-Sólo diga sí o no –dijo sin severidad pero de manera inapelable.

-Pues, eeer… No.

El desconocido se encogió de hombros y mostró las palmas de las manos.

-¿No quiere mil euros? Bien, como desee, caballero.

 El desconocido se dirigió entonces hacia una anciana de aspecto afable que llevaba un carrito de la compra. Estaban demasiado lejos para que Udo pudiera oírles pero vio que la señora asentía con la cabeza, entonces el desconocido introdujo una mano en el bolsillo interior de su chaqueta y le entregó un fajo de billetes; en ese instante llegó el autobús.

Udo agradecía dejar atrás aquella tarde desconcertante y lluviosa cuando llegó a su casa. Allí se sentía seguro, como rodeado de un líquido ambarino que lo protegía y a la vez lo dejaba visible como fruta en gelatina. Al entrar percibió un agradable olor a pollo al horno que llegaba desde la cocina. Eva, su pareja, estaba en el recibidor y parecía ansiosa por comunicarle algo importante pero Udo fue el primero en hablar:

-Me ha sucedido algo de lo más curioso –dijo mientras colgaba su chaqueta en el perchero-, estaba esperando el autob…

-¿Sí o no? –le interrumpió Eva.

-¿Sí o no, qué?

-Tú di sí o no.

-Sí.

-¡Pues toma hostión! –dijo Eva y le descargó un puñetazo en la mandíbula.

Udo quedó recostado de espaldas sobre la pared y se dejó deslizar hasta que quedó sentado en el suelo formando un ángulo de 45 grados. Aún aturdido por el golpe murmuró:

-Decididamente, hoy no es mi día.

FIN

Vuelve a Borgo un amigo y colaborador: Marcos Callau.

EL ZUMO DE UN CLOCHARD

La absenta terminó con cuarenta años de malos versos escritos en servilletas de bar robadas por los cafés de París. El policía que encontró el cuerpo del poeta muerto rescató un viejo bloc de sus bolsillos. El policía dejó el cuerpo y triunfó como escritor.

FIN

FRODO NOS REGALA SU HUMOR ARGENTINO

Y ya que se ha mencionado el pollo por aquí...
RECETA: POLLO A LA PEPITORIA. Foto: Silvina.
Mientras las piezas de pollo se sofríen en la cazuela con 2 dientes de ajo, cocer 2 huevos en agua hasta que queden duros.
Separar la clara de las yemas. En un mortero o plato hondo machacar 1 puñado de almendras con los dientes de ajo pelados y las 2 yemas de huevo.
Diluir la masa de huevo y almendras con vino blanco.
Cuando el pollo se vea bien dorado añadir la mezcla de huevo, ajo y vino. Tapar la cazuela y dejar cocer todo a fuego mínimo 20 m. Añadir más vino o caldo si se reduce demasiado el líquido.
Antes de servir rallar la clara de huevo y espolvorear sobre el pollo. Ese es el "pollo nevado" como yo lo llamaba de niño.
¿Puede ser el mate un antídoto para el Covid? Voy a comprobarlo.