jueves, 25 de marzo de 2021

LA MÁQUINA DE MARCIANITOS DEL BAR LOVECRAFT

De repente me encontré perdido paseando por el laberíntico casco antiguo. Enfrente había un bar tenebroso con un triste neón parpadeante -Bar Lovecraft-, tenía sed y empujé la puerta. Pedí una cerveza y el camarero, lentísimo, me la sirvió caliente y desbravada. Frente a la barra había dos parroquianos, tan tenebrosos que parecían formar parte de la decoración del local. Y, contrastando con todo esto, una máquina tragaperras que no había visto desde los años ochenta con un rótulo luminoso: Invasión marciana. En la parte baja de la pantalla había un cañoncito que disparaba rayos hacia unos marcianos que bajaban en formación militar al ritmo de una extraña musiquilla que recordaba los latidos de un corazón. La diferencia con las máquinas que yo recordaba era que estos marcianos eran los más feos y repulsivos que nunca había visto en esos juegos.

 Introduje una moneda en la ranura. Los marcianos aparecían sin interrupción y con el botón que accionaba un rayo los desintegraba uno por uno. Quise comprobar la puntuación pero me sorprendió ver que no había ninguna casilla de puntos. La formación marciana ya había superado la línea de tiro del cañón y se escurría por la parte inferior de la pantalla. Supuse que había perdido la partida pero seguí disparando por inercia y la máquina –piñao, piñao,- expulsaba marcianitos repelentes por la parte superior de la pantalla y engulléndolos –blub, blub- por la inferior. En ese momento sentí el primer mordisco.

El mugriento suelo estaba cubierto de esos monstruos diminutos y gesticulantes como una invasión de termitas verdes. Salían de la ranura de las monedas con un griterío que se imponía a la musiquilla del aparato. Me mordían; algunos ya se habían encaramado encima de mis zapatos y trepaban por dentro de mis pantalones. Pequeños pinchazos, pero multiplicados por cien, por miles. Los mataba a docenas aplastándolos contra el suelo.

 Me giré suplicante hacia los parroquianos del bar que parecían disfrutar malignamente con mi lucha contra los invasores. Entonces me fijé que los dos clientes y el barman tenían un físico deforme; nariz inexistente con dos agujeros desproporcionados y ojos con una luz espectral de acuario. Piel verduzca y escamosa… estaba claro que tenía que salir de allí.

Me dirigí trabajosamente hacia la puerta. Los bichos ya me llegaban a la altura del pecho y seguían mordiendo sin descanso. Los tres hombres avanzaban hacia mí murmurando un extraño cántico:

-Itx h´mistt heliat´itxsiu haij!!!

Aquel neón del bar pareció iluminarse dentro de mi cabeza: “¡Lovecraft! Esos tres seres que se me acercan extendiendo sus tentáculos y su fétido aliento son los malignos adoradores de Cthulhu!” y me lancé de cabeza contra la cristalera de la puerta.

 Me desperté en un hospital cubierto de cortes y magulladuras. La policía no creyó mi historia, dijeron que las mordeduras de mi cuerpo eran heridas producidas al atravesar el cristal. El resto, delirios de borracho.

Cuando recibí el alta volví donde estaba el bar. Ahora había otro local; uno de esos bares regentados por chinos como muchos otros de la zona. Al entrar distinguí a un oriental detrás de la barra.  Alto, delgado y felino, cara de demonio; el cráneo afeitado y unos ojos rasgados, magnéticos, verdes como los de un gato. Me saludó:

-Hoy inagulamos, señor. La casa invita a un chupito de licol de lagalto –y añadió-: Bienvenido al Bal Fu Manchú.

FIN

EL PROFESOR SIBELIUS ES CRÍTICO DE ARTE

FRODO SE PONE FILOSÓFICO
POR SI SE ANIMAN...
La obra de teatro  MANUAL DE SUPERVIVÈNCIA donde exponen mis dibujos se ha prorrogado dos semanas en el Almeria Teatre, calle Sant Lluís, 64. Barcelona. 
LA RECETA: CHURRASCO DE CERDO ESTILO ORIENTAL. Foto: Silvina

Necesitaremos un costillar de cerdo.  En una fuente o plato hondo poner las costillas y cubrirlas con salsa de soja, un chorrito de zumo de limón, una cucharada de pimentón, cebolleta cortada en rodajas finas y una cucharada de azúcar. Dejar las costillas en la nevera y que reposen durante una noche entera en este adobo dándoles la vuelta de vez en cuando.

Encender el horno a la máxima temperatura durante 15 minutos. Recomiendo usar esos moldes de un solo uso para horno de papel de aluminio pues luego es muy engorroso limpiar el caramelizado.

Poner a hornear las costillas con unos taquitos de piña y que se vayan cociendo unos 30 minutos a 150º. Quedarán caramelizadas, oscuras (parecen teclas de piano) y muy sabrosas.

Ya están listas para comer con los dedos. Quedan muy bien con arroz blanco, aunque quedarás como todo un as de la cocina oriental si bajas al restaurante chino de la esquina a por una ración de pan de gambas para acompañarlas.



 

 

martes, 16 de marzo de 2021

ESAS LEYENDAS URBANAS

 

Leyendas urbanas, caimanes albinos en las alcantarillas... y, ¿porqué no? la famosa chica de la curva:

UNA CURVA MUY PELIGROSA 

 Una chica que hacía autostop apareció de repente iluminada por el haz de luz de las largas del coche. El vehículo frenó y los neumáticos chirriaron. La joven abrió una portezuela y se sentó en el asiento trasero mientras se retiraba la espesa mata de cabellos negros de delante de sus ojos. No dijo ni una palabra, ni siquiera cuando el coche reanudó la marcha. Una lechuza ululó en la distancia extrañamente diáfana por sobre el ruido del motor.

La joven –diminutos ojos azules, labios fruncidos- parecía indagar la oscuridad por la ventanilla Dirigió luego la vista hacia el conductor y su acompañante, una pareja de mediana edad, tratando de observar la ruta ante ellos. Con las manos firmes sobre el volante el conductor le dirigió una sonrisa tranquilizadora a través del espejo del coche.

 Pasaron curvas, montículos y bajadas hasta dar en la carretera. Una impenetrable oscuridad los rodeaba. No se oía nada hasta que la joven rompió su mutismo:

-¡Cuidado con esa curva! – indicó señalando al frente-. Es muy peligrosa.

Y entonces ocurrió. La joven chilló.

Ella estaba sola en el vehículo. El conductor y su acompañante habían desaparecido. El auto, que aún seguía en marcha, botó sobre las gruesas raíces de un enorme roble que sobresalían de tierra antes de estrellarse violentamente contra el tronco.

Ya se lo habían advertido, era una curva muy peligrosa.

FIN 

El pasado 11 de marzo expuse mis trabajos en la librería Jaimes de Barcelona, Calle Valencia, 318. Dibujos para un texto de Boris Vian (Je ne voudrais pas crever- No la voldria dinyar) traducido al catalán por Lluis Anton Baulenas. Fotos: Silvina. 

FRODO Y SU INCOMBUSTIBLE HUMOR ARGENTINO 
...y como prometí a Replicante Nia ya tocaba una receta de pescado
LA RECETA: SALMÓN A LA PLANCHA. Foto: Silvina.
Receta saludable y de las más fáciles que he publicado:

Ponemos a calentar en una plancha a fuego fuerte un chorrito de aceite de oliva. Es necesario echar tan solo un poco de aceite ya que, el salmón es muy graso y se cocinará en sus propios jugos. Salpimentamos el salmón y lo ponemos a cocinar en la plancha. 

Pasados un par de minutos, le damos la vuelta con una espátula al salmón. Que se cocine el otro lado. La idea es sellar sus dos caras

El tiempo exacto, dependerá del gusto de cada uno. Así, si lo quieres poco hecho, con dos minutos por cada cara será suficiente. Si lo quieres bien hecho, necesitará unos 5 minutos por cada cara.

5.- Cuando esté cocinado por sus dos caras y un minuto antes de retirarlo, le ponemos el limón por encima. Al ser un pescado graso, el toque ácido del limón le va a venir muy bien. Dejamos cocinar un minuto más... y a servir. Ese día lo hice con verduras. Espárragos, calabacín y berenjanas también a la plancha.



lunes, 8 de marzo de 2021

CLANDESTINOS

 

¡Cobalto! ¿No te acuerdas de mí? Soy Blanco Nuclear. Fuimos juntos al colegio,

-¡Ah, sí… Blanco! -Cobalto intenta infructuosamente recordar la cara del hombre que tiene delante: pelo castaño con entradas en las sienes, traje color café, lleva una gruesa carpeta roja bajo el brazo. Lánguido apretón de manos. Blanco pregunta:

-¿A qué te dedicas ahora?

-Trabajo de cliente clandestino -Cobalto sonríe ante la expresión atónita de Blanco y cree necesaria una explicación-: Evalúo la cadena de restaurantes Indigo's. Me hago pasar por un cliente anónimo y envío informes a la Casa Central. ¿Qué tal si vienes? De paso podríamos comer juntos.

 Entran en un comedor de diseño funcional decorado en tonos vinagre y siena. El menú resulta mediocre y el servicio bastante inepto. Hay un forcejeo amistoso cuando llega el momento de pagar la cuenta hasta que Cobalto dice:

-No es necesario. Guardo el ticket y la empresa paga las comidas.

-Al menos déjame invitarte a una copa -propone Blanco.

Se sientan en un bar cercano. Blanco deja la carpeta sobre la barra y pide dos coñacs. Cobalto ha dejado su maletín en el taburete vecino y saca de su interior dos folios color lima.

-Ahora he de rellenar este formulario -dice Cobalto y escribe-: "Informe del Cliente Clandestino 081-7A. Nos han preguntado tres veces lo que queríamos antes de traernos la carta. La espera entre plato y plato ha sido excesiva. El nivel de cocina y presentación de los platos es muy deficiente y la limpieza de los aseos deja bastante que desear...

-¿Soy quizás demasiado duro? -pregunta Cobalto.

-Lo cuentas tal como pasó -responde Blanco y con una seña pide otros dos coñacs. Mientras se levantan Blanco pregunta:

-No pinta mal tu trabajo ¿eh? De aquí para allá comiendo gratis.

-¡Qué va! -responde Cobalto con un gesto como espantando a una imaginaria mosca- La verdad es que el sueldo es una basura. Siempre comiendo en la misma cadena que suelen servir una comida infame. Y además mi jefe es un auténtico cabronazo, no creas que es ningún chollo.

 Se despiden amistosamente ante una boca de metro después de intercambiar teléfonos. Hasta se rodean un hombro con una mano -en la otra llevan uno el maletín y el otro la carpeta-. Apenas Cobalto ha bajado medio tramo de escaleras, Blanco ya se dirige apresuradamente de nuevo al bar. Pide un coñac y saca dos folios color lima de su carpeta. Escribe: "Informe del Amigo Clandestino 2701/01. El Cliente Clandestino 081-7A ha expresado opiniones negativas hacia su trabajo e insultantes para con su superior en el mismo. Además me ha invitado a comer a coste de su empresa..."

Cuando termina de redactar su formulario a Blanco le invade una cálida satisfacción. Hacía tiempo que no enviaba un informe interesante. Se acomoda en la barra y pide otro coñac.

Blanco avanza haciendo eses por el pasillo de su casa pero adopta una postura más ortodoxa al ver una sombra a través del cristal esmerilado de la puerta del salón. Su pareja, Ámbar, está sentada frente al televisor viendo un programa en el que todos los invitados gritan a la vez.

-¡Hola, guapo! Hoy vienes algo tarde ¿no?

-He tenido un día muy pesado -Blanco se esfuerza por hacerse oír por encima del griterío del televisor y a una distancia prudente para que Ámbar no note el olor a coñac- Voy a darme una ducha.

Blanco deja la carpeta roja sobre la mesa y se dirige hacia el baño. Cuando Ámbar oye el ruido del agua echa un vistazo a la carpeta, coge su móvil color cereza y escribe un mensaje de texto:

"Informe de la Pareja Clandestina 972-7/C: el Amigo Clandestino 2701/01 ha regresado a casa apestando a alcohol y se ha llevado material confidencial de la empresa, concretamente la Carpeta B-49"

Ámbar pulsa la tecla Enviar y decide que un informe así se merece un gin tónic con mucho hielo.

FIN

VUELVE FRODO CON SU HUMOR ARGENTINO

El próximo día 11 a las 19h. se presenta en la librería JAIMES de Barcelona, C/ Valencia 318, el libro "No la voldria dinyar" (No la quiero espichar) de Boris Vian; traducción de Lluís Anton Baulenas. Se exponen los dibujos que hice para la obra de teatro. 
LA RECETA: POLLO AL JEREZ CON ACEITUNAS. Foto: Silvina.

Sofreír en una cazuela los trozos de pollo con dos dientes de ajo, reservar en un plato y salpimentar. En el mismo aceite poner aceitunas tipo Gordal sin hueso cortadas a rodajas. Darles unas vueltas y añadir el pollo, una hoja de laurel (Importante: sin el toque del laurel ya no sabe igual) cubrir lo justo con el jerez y tapar la cazuela. Dejar cocer con el fuego al mínimo durante media hora.

Queda muy bien acompañado de arroz blanco o puré de patatas.