viernes, 26 de febrero de 2010

H.G.WELLS VIAJA POR EL TIEMPO


Herbert George Wells, recostado cómodamente en un sillón, termina de leer el periódico y decide dar un corto paseo. Es un bochornoso día de finales de verano. Al pasar por delante de la casa de su vecino Alosius Hetz –un excéntrico científico de origen checo- ve la puerta de su taller-laboratorio abierta, seguramente para mitigar el calor. En ese momento Hetz, que conoce a Wells y también su obra, se asoma e indica al escritor que entre con gestos que denotan gran excitación. Wells tiene que bajar dos escalones que crujen y entonces descubre un extraño artefacto.
-¡He creado la máquina del tiempo! -anuncia Hetz con voz entrecortada por la emoción.
-¿Y cómo funciona? –pregunta Wells vivamente interesado.
-Hay que poner la fecha a la que se quiere viajar y tirar de esa palanca hacia arriba –responde Hetz. –Hay que poner la fecha a la que se quiere viajar y tirar de esa palanca –responde Hetz.
-¿Y cómo funciona? –pregunta Wells vivamente interesado.
-¡He creado la máquina del tiempo! –anuncia Hetz con voz entrecortada por la emoción.
Wells tiene que bajar dos escalones que crujen y entonces…
El escritor y el científico están uno frente al otro enfrascados en una partida de ajedrez que no jugarán hasta dentro de tres meses. Es un frío día invernal y los troncos arden en la chimenea bajo los adornos de Navidad. Hetz avanza su alfil y sonríe:
-Pero claro, ahora tengo que hacerle unos ajustes para una mayor precisión –dice.
-¿Y cómo funciona? –pregunta Wells vivamente interesado.

BELA LUGOSI EN COLORINES


Scared to Death (1947) es la única película que Lugosi rodó en color y está entera en Youtube. La trama es bastante enloquecida: la narradora es la asesinada Laura Van Dee que nos va contando la trama desde la tumba anticipándose por tres años al William Holden de "El crepúsculo de los dioses". A destacar en el reparto la siempre agradecida presencia del perverso George Zucco y del enano Angelo Rositto, el único de los fenómenos de la película Freaks que siguió apareciendo en el cine; aquí interpreta a Indigo, ayudante del hipnotizador Leónide (Bela Lugosi)

miércoles, 24 de febrero de 2010

TUNET VILA


En los años 70 se publicaban dos revistas de cómics de terror llamadas Fantom y Espectros de Ediciones Vértice. En la contraportada aparecía una tira (era casi siempre lo primero que leía) con un simpático esqueleto: Tumbita. Se preguntarán qué tiene esto que ver con el apache de la derecha y es que se trata del creador de esas viñetas: Tunet Vila, que igual lo veías como indio en “El retorno de Ringo” o quinqui en “Navajeros” de Eloy de la Iglesia.

Trabajó como decorador en la súper producción “La batalla de las Ardenas”. Al finalizar el rodaje se subastó el atrezzo y Vila se hizo con una gran cantidad de cascos y uniformes que vendía en mercadillos y hasta con ¡un tanque! Un Sherman americano que alquilaba para rodajes. Y todo –regateando- por 70.000 ptas de 1966.

Pasó por Selecciones Ilustradas, el estudio de Toutain (el Filstrup de la serie Los profesionales de Carlos Giménez) Vila está representado en el personaje de Tino Tano, siempre disfrazado y capaz de presentarse en el estudio conduciendo un carruaje fúnebre o un autobús repleto de maniquíes quemados que vendió para una película de terror.
Dibujó para Disney Europa –de donde se marchó asqueado por la tiranía de su director- y poco después el departamento cultural Sadam Hussein le encargó ilustrar una enciclopedia. Por dos meses de trabajo le pagaron 2 millones de ptas. –de 1980- y se compró un piso, pero el chollo se terminó cuando Sadam declaró la guerra a Iraq y el presupuesto cultural se destinó a gastos militares.


Aviso para nostálgicos: las tiras de Tumbita se han recopilado en un libro de la colección No lo pillo.

lunes, 22 de febrero de 2010

COOPER EN LA HABITACIÓN ROJA


Basado en un relato de Toño Benavides
No recuerdo como he llegado aquí. Sé que es la habitación de un motel por el cartel con las tarifas y las instrucciones en caso de incendio colgado en la puerta. Sostengo en la mano un vaso con un poco de bourbon, lo dejo caer y miro aturdido como los cristales se desparraman como las cuentas de un collar. Hay una ventana abierta. El viento mueve con desgana las cortinas de un rojo intenso. De detrás de las cortinas sale un enano como si apareciera en el escenario de un circo, me sonríe y se pone a bailar. Chasquea los dedos al ritmo de una música imaginaria y con voz gutural dice algo incomprensible:
-onisesa le se repooc etnega le.
Aparto la mirada sintiéndome extrañamente turbado y entonces veo a Laura Palmer sentada en un discreto rincón. Me sonríe mostrando dos filas simétricas de dientes blanquísimos y se ajusta la falda sobre las rodillas con un gesto ensayado. El enano sigue bailando sobre el suelo zigzagueante de la habitación roja.
Desde la ventana se oye un rumor de voces roncas y discordantes. Son también agentes del FBI porque percibo claramente un “Tenemos un 115”, es decir, un doble asesinato. Luego las voces quedan ahogadas por el ruido de sirenas y llantas que chirrían sobre la grava. Están rodeando el edificio, al parecer el asesino se encuentra aún en el motel.
El enano ya no baila, está inmóvil. Laura Palmer yace exánime sobre el sillón. Ahora lo entiendo todo. El enano, o quizás Laura, sospechaba y debió ponerme una droga en la bebida que tardó en hacerme efecto. He perdido un tiempo vital contemplando absorto un baile que solo existía en mi mente. Un doble crimen. Está claro quién es el asesino pues el pestillo de la habitación está cerrado por dentro y Laura y el enano están muertos. Aporrean la puerta.
FBI! ¡Abran inmediatamente!

JUGUETES

He leído que van a suprimir los juguetes de regalo en los menús de las hamburgueserías con el sano propósito de evitar la obesidad infantil. Como un servidor de ustedes -Borgo- tiene una mente retorcidilla me ha dado por dibujar esta tira:

miércoles, 17 de febrero de 2010

HORROR EN EL MUSEO DE CERA


Al dejar de formar parte de la familia real el Museo de Cera de Madrid ha retirado la escultura (horrible, por cierto) de Jaime de Marichalar. De momento lo han puesto en una ficticia plaza de toros -en la foto- en compañía de Picasso y Hemingway. En realidad es una antesala del purgatorio pues pronto lo retirarán para darle unos retoques y colocarlo de extra en un café junto a científicos escasamente conocidos y algún asesino en serie. Vamos, que la trayectoria de Marichalar es como la de aquellas estrellas que terminaron como actores de reparto en cochambrosas producciones de serie B. O la versión en cera de aquellos miembros del Politburó caídos en desgracia y que caban fundidos en un caldero... como en la película Wax Museum (Los crimenes del museo de cera) con un desfigurado Vincent Price. Es un buen momento para recuperar su antecesora: Mistery of the Wax Museum (1933) protagonizada por Lionel Atwill (inmenso, el mejor mad doctor de la historia) y Fay Wray, la rubia que encandiló a King Kong. Esta coloreada, pero en un tono rojo-gris muy atractivo en lugar del típico pastiche. Esta es la primera parte. Las siete restantes se pueden ver enteras -en inglés, eso sí- por youtube.

sábado, 13 de febrero de 2010

BESOS PARA TODAS


Qué demonios. Después de tres semanas paseando un catálogo de abrasivos en grano por deprimentes edificios industriales me merezco un respiro; no me resigno a pasar mi última noche en una habitación impersonal rellenando sudokus. En una guía de servicios escort encuentro un anuncio sugestivo: Novias de Dracula.com Hotel o domicilio. Solo noches. Y la frase que termina por convencerme: Sensaciones extremas e inolvidables.
Pido tres chicas, el mismo número de contratos importantes que he cerrado. Media hora después se presentan en el hotel. Son bellísimas, especialmente una morena que me recuerda a Mónica Bellucci. Es ella la que dice:
-¿Tarjeta o efectivo?
-Uuuh… tarjeta.
Se presentan: Mircalla, Wandesa y Darwula. “Encantado. ¿Queréis beber algo?” Cuando me dirijo al mueble bar la morena –Mircalla- me detiene poniendo una mano suave pero firme sobre mi hombro. Susurra:
-Es joven y fuerte. Hay besos para todas.

Suena como calderilla cayendo al suelo cuando Mircalla me abre la camisa sin antes desabrochar los botones. Las manos de Wandesa y Darwula se deslizan por mi pecho. Me dejo envolver por una niebla vidriosa de brazos que serpentean y bocas rojas que mordisquean. Veo mi reflejo en el espejo del salón braceando en un mar de paredes color mostaza. Es agradable. Incluso cuando sus sonrisas se convierten en muecas de convulsión hambrienta y sus ojos centellean con deleite.
Cuando despierto estoy tumbado en la cama. La cabeza me arde y siento la boca llena de bolas de algodón. Es casi mediodía. Cuando mis ojos se acostumbran a la penumbra veo algo escrito en el espejo con carmín rojo sangre. No se trata de un número de teléfono como en las películas sino de un mensaje: “Gracias por confiar en Novias de Dracula.com Besos”.
Intento levantarme pero las fuerzas me fallan y todo me da vueltas. Está claro que el mensaje no está escrito con carmín.
-Maldita publicidad –…suspiró y me vuelvo a desmayar.

¿TOMAMOS UN GIMLET?


Mi primera contribución a la novela negra: esta portada para La dama del lago de Raymond Chandler. Seguramente esta novela del detective Philip Marlowe es conocida sobre todo por su versión cinematográfica Lady in the lake (1947) dirigida y protagonizada por Robert Montgomery (quizás el mejor Marlowe después de Bogart) quien tuvo la ocurrencia de filmar toda la película en cámara subjetiva –solo vemos el rostro del protagonista cuando se mira en el espejo- una auténtica proeza en aquellos años y seguramente el motivo de su fracaso y condición de “obra maldita”.
Ya tocaba poner un cóctel en el blog y un Gimlet, el preferido de Marlowe, fue mi elección para celebrar la portada: llenar medio vaso mezclador con hielo, echar 60 ml de ginebra y el zumo de una lima natural (si es posible) y remover. Verter a través del filtro en una copa de cóctel helada.
Y aquí unos minutos de ese arriesgado experimento de 1947 titulado Lady in the lake:

domingo, 7 de febrero de 2010

JACK PIERCE


Después de una hora de sesión, sudaba a mares. Parecía que Pierce me había cubierto con una mortaja viscosa.” (Boris Karloff hablando de su caracterización para Frankenstein)
El 14 de octubre de 1946 los Estudios Universal comunicaron al genial Jack Pierce (autor del maquillaje de Frankenstein, la momia y el hombre lobo, entre otros) que prescindían de sus servicios. Universal había decidido abaratar costes y el artesano Pierce se negaba a usar el económico látex. Parece que también influyó su áspero carácter. En su libro de memorias Elsa Lanchester as himself la famosa Novia de Frankenstein describe a Pierce como un hombre “sumamente desagradable”. Además la Universal ya tenía un actor –Rondo Hatton- que, debido a su acromegalia, podía rodar sus papeles de monstruo sin necesidad de maquillaje. Por cierto: si alguien quiere saber quién era Hatton ya le dediqué una entrada en este blog el 20 de abril.

Imagino a Pierce, muy digno, saliendo del estudio cargando una gran caja con las vendas de la momia, los tornillos de Frankenstein, el pelo de yak con el que convertía a Chaney jr en hombre lobo… y recordando las largas sesiones de maquillaje con Boris Karloff (ocho horas diarias para La Momia). Este es un curioso documento: 1957 , en el programa de TV This is your life dedicado a Karloff apareció Jack Pierce como invitado sorpresa; adivinen que regalo traía para Boris.

UNPLUGGED


Este relato que he encontrado en la red tiene un toque de misterio pues se lo atribuyen tres autores: un español, un mexicano y un argentino (no es un chiste) Yo elegí esta versión a la que he añadido algunos cambios aquí y allá:Lo reconozco: soy un depresivo aguafiestas sin remedio, aunque Laura lo expresa de otra manera:
-Tú lo que eres es un pelmazo que está siempre escuchándose a sí mismo y sólo escribe sobre gente como tú.
-Ya…
Además suelo tener irreprimibles accesos de melancolía que sacan de quicio a Laura. Como ahora, sentados en la mesa de la cocina tomando cerveza una lluviosa tarde de domingo, en la que me da por hablar sobre la vida y la muerte.
-Nunca me dejes vivir en estado vegetativo –le digo a Laura-. No soportaría depender de máquinas y del líquido de una botella. Si me ves en este estado desenchufa los artefactos que me mantienen vivo; preferiría morir.
Laura se levanta con un sincero brillo de admiración en sus ojos y desenchufa la televisión.
Luego desenchufa el ordenador, el ipot, el smart mail. La play station y por último me quita el botellín de cerveza.
Me invade una -hasta ahora- desconocida sensación de paz y abandono. Parece que todo se vuelve más oscuro y lejano...
Disculpen, pero veo allá al fondo una potentísima luz anaranjada. Algo me dice que he de ir hacia allí. Adiós.

miércoles, 3 de febrero de 2010

PLENILUNIO



Mucho cuidado con las noches de luna llena. Pueden ocurrir extrañísimas transformaciones, metamorfosis y mutaciones de lo más increible

EL ESCRITOR ERMITAÑO


Nos ha dejado J.D. Salinger, el escritor que vivía apartado del mundo exterior desde que publicó su famosísimo El guardián entre el centeno. Cuando lo leí me dejó completamente frío; no entiendo porqué los americanos tienen como referencias culturales dos novelas tan sobrevaloradas como esta y En el Camino (aunque la de Jack Kerouac tiene esa mítica atmósfera de beatniks atravesando la Ruta 66 en Chevrolets) De la obra de Salinger prefiero sus Nueve cuentos, especialmente el relato titulado Justo antes de la guerra con los esquimales.
La ilustración de arriba es la primera que publiqué en Estados Unidos –Options Magazine- para un artículo en que el autor describe sus intentos infructuosos de entrevistar a Salinger. Un día que ese periodista se acercó a su casa-roulette apareció el escritor escopeta en mano y gritando “¡Fuera de mi propiedad!” al estilo del viejo Oeste.

Salinger tuvo dos hijos: Matt, actor, protagonizó una curiosa coproducción americano-yugoslava: Captain America (1992) con Stan Lee en un cameo. No se estrenó en España y en USA pasó directamente a video.
Su hija Margaret publicó un libro sobre su padre: “Dream Catcher”. Cuenta que Salinger solía desayunar un vasito con su propia orina y que un día le introdujo los dedos en la garganta hasta provocarle el vómito cuando supo que su hijita había comido una pizza.
Algo rarito sí eras, Salinger.