lunes, 27 de mayo de 2019

MARCAS FICTICIAS DEL CINE


Ezequiel, 25:17, y dice: ¡Y os aseguro que vendré a castigar con gran venganza y furiosa cólera a aquéllos que pretendan envenenar y destruir a mis hermanos! ¡Y tú sabrás que mi nombre es Yahveh, cuando caiga mi venganza sobre ti!
Ilustración de Dave Neals
Esta hamburguesa Big Kahuna es un elemento recurrente en películas de Quentin Tarantino, habiendo salido tanto en Reservoir Dogs, Death Proof, Four rooms, Abierto hasta el amanecer, y por supuesto en Pulp Fiction. Luego pongo la receta.
TERIYAKI DONUT
Volvemos con el Mundo Tarantino. Esta franquicia tiene presencia en dos largometrajes del realizador: Pulp Fiction y Jackie Brown. Pam Grier y Michael Keaton siempre se citan en este establecimiento de fast food.

PIZZA PLANET
Desde Toy Story (1995) esa marca ha estado presente en todas las producciones de la Pixar, en establecimientos o en su Toyota amarillo que se ocupa del reparto.
LA PRIMERA MARCA FICTICIA DEL CINE
En la película Náufragos (1944) que transcurría en un bote en mitad del océano Hitchcok lo tenía crudo para aparecer en un cameo, así que el director ideó un adelgazante llamado REDUCO que aparecía en un periódico. Aquí vemos a Hitchcock antes y después de perder 50 kilos.
...Y LA MARCA DE FICCIÓN MÁS FAMOSA
LO DEL CIERVO ZOMBIE ES UN FAKE.
Es una escena de la película Tren a Busan (2016) 
Esto es un texto con un dibujo mío para una serie de poemas urbanos de Marc Ribot. En otra entrada hablaré de mi relación con este escritor.
EL HOMBRE EN EL SEMÁFORO

"Una cosa es evidente: si el semáforo está en rojo significa prohibición, y por lo tanto hay que detenerse. Probablemente por asociación con el color de la sangre." (Marc Ribot)
Y el brillante toque final del gran Melmoth:
Un hombre con graves problemas de memoria no recuerda lo que hizo el día anterior. Decide escribir un diario para saber qué es lo que hizo ayer. Solo escribió un día.
RECETA DE HAMBURGUESA KAHUNA:
Asar la hamburguesa a la plancha a fuego fuerte para que quede tostada por fuera y jugosa en el interior (3 minutos por cada cara) Darle la vuelta y poner encima una loncha de queso -preferiblemente cheddar- y vamos montando:
Sobre el panecillo, colocar la lechuga y sobre ella la hamburguesa con queso. Cubrir con un par de lonchas de bacon y coronar con una rodaja de piña que antes hemos pasado por la plancha para que quede dorada. 
Recitar el salmo de Samuel L. Jackson y sazonar con mostaza o ketchup al gusto.



viernes, 17 de mayo de 2019

POTI POTI CON UN TOQUE ORIENTAL


Hay un cuento oriental muy bonito: un Rodin –un “samurái errante”- soñó una noche que era una libélula y, cuando se despertó, no recordaba si era un samurái o una libélula.
 Pues bien, conozco un caso: un gestor de Vilafranca que una noche soñó que era un gato y, al día siguiente, comprobó que efectivamente se había convertido en gato. Su esposa llamó a urgencias, llegó un médico que camufló una píldora en un quesito El Caserío y enseguida el gestor recobró su aspecto normal.
Pero quedaron secuelas. Por la noche el gestor maullaba a todo pulmón y, como todos los felinos, le dio por marcar su territorio. Solía mearse en el lecho conyugal sin reparar si su mujer dormía allí en ese momento.
Al final, ella se hartó de su marido maullador y meón y pidió el divorcio. Ahora están en pleno litigio por un Opel Corsa que pagaron a medias.
No sé, pero creo que cuando estas fábulas pasan de Oriente a Occidente pierden poesía y encanto.
FIN
Un cariñoso recuerdo para mi vecino del primero.
ACEITUNAS CON RULETA RUSA
En este plato habían seis aceitunas rellenas (cuando hice la foto me había zampado tres) y en una había una con hueso. Resultado: un empaste en un incisivo. Odio las aceitunas con hueso (sobre todo si vienen sin avisar) son la pausa publicitaria de las ensaladas.
Y ahora, un nuevo micro del gran Melmoth: EL CURRÍCULO
Un hombre sin trabajo, muy cansado, desengañado de la vida y ya entrado en años, pero no los suficientes como para jubilarse, está actualizando su currículo. En él va poniendo de nuevo todos los nombres de las empresas, hoy ya desaparecidas y olvidadas donde había padecido durante tantos años. Levanta su triste mirada de la pantalla del ordenador y mira su colección de películas clásicas en DVD. Todos esos directores, se dice, y actores, guionistas, equipo técnico, llevan muertos mucho tiempo. Lo mismo ocurre con todos los autores de los libros que tiene en esa estantería, junto a la lámpara. Su mujer también está muerta. Vuelve al currículo. Ahora solo le falta poner una fotografía donde salga sonriendo.




Una receta también con toque oriental: POLLO CHINO CON ALMENDRAS
 Necesitaremos: pechugas de pollo, salsa de soja, jengibre en polvo, almendras crudas, 1 cebolla y 1 zanahoria, caldo de pollo.

Cortar las pechugas de pollo en dados. Ponerlos en un bol y añadir la salsa de soja, el azúcar y el jengibre en polvo. Mezclar y dejarlo en la nevera 1 hora.
En una sartén a fuego medio con un poco de aceite saltear las almendras, hasta que se doren ligeramente. Cortar la cebolla y la zanahoria en tiras. Saltear en la misma sartén en la que se han dorado las almendras 5 minutos.
Sacar el pollo de la nevera y echarlo en la sartén junto con la salsa de macerado. Saltear otros 5 minutos. Incorporar a la sartén las verduras y las almendras, revolver bien y añadir el caldo de pollo.
Dejar cocer todo unos 10 minutos a fuego medio. Servir acompañado de arroz blanco salteado.

lunes, 6 de mayo de 2019

UNA ACTRIZ, UN ACTOR Y UNA RECETA

CENA CON INGRID PITT (Relato)

El estudio había decidido celebrar un sorteo entre los asistentes al estreno de The Vampire Lovers. El joven Dennis fue el afortunado que compró la entrada con el premio: una cena con Ingrid Pitt.
Al bajar del coche que le había dejado frente al local elegido Dennis le preguntó al chófer si no se había equivocado de dirección pero por toda respuesta el conductor cerró la puerta y arrancó a toda velocidad.
 Estaba en la zona de los muelles, rodeado de lóbregos almacenes teñidos de hollín y justo enfrente de una casa de ladrillo rojo de apariencia algo más solemne que los negros edificios que la rodeaban. Cuando Dennis tocó el timbre le recibió un hombre de ojos acuosos y lentos movimientos. Cuando Dennis le mostró la tarjeta que le acreditaba como ganador aquella figura taciturna respondió con un vago gesto que el joven interpretó como una invitación para que le siguiera y arrastrando los pies le condujo a un agradable salón bien iluminado.
Ingrid Pitt estaba sentada en un extremo de una mesa decorada con candelabros. Dennis no podía hacer más que mirarla boquiabierto: más bella aún que en las películas, cabello castaño recogido alrededor de la cabeza formando una tiara griega, ojos violeta y un sedoso vestido rojo. Cuando Ingrid se levantó para saludarle Dennis vio sus medias con costura impecablemente vertical.
Empezaron a cenar en silencio el uno frente al otro. A su alrededor deambulaba un desastroso servicio de ocho silenciosos camareros vestidos de negro que parecían ausentes. Más que servir, dejaban caer indolentemente los platos sobre la mesa, pero Dennis estaba extasiado dejándose envolver con aquella larga mirada violeta. Apenas probó bocado, Ingrid dejó su plato intacto.
Sirvieron café. Un cadavérico camarero echaba una cucharada de azúcar tras otra en el café de Dennis hasta formar un islote en el centro de la taza. El joven estaba absorto contemplando aquella mirada aún más violeta. Ingrid le dedicó una sonrisa por encima de su taza de café. Sus labios rojos enmarcaban unos grandes colmillos y su mirada se volvió llameante.
Dennis se descubrió en el centro de un círculo de camareros de rostro ceniciento que se le acercaban tambaleantes. También mostraban enormes y afilados colmillos. Ingrid saltó sobre el paralizado joven  clavando sus dientes en su garganta con gélida dureza.
Desde esa noche Dennis se convirtió en otro silencioso y desmañado camarero; aunque se advierte un destello de felicidad en sus ojos acuosos.
FIN
He rescatado este relato para recordar a Ingrid Pitt en el décimo aniversario de su muerte. También hace diez años que nos dejó Víctor Israel, un asiduo del terror y el western, además de mi vecino por un tiempo en el centro de Barcelona.

Israel era un secundario inconfundible con un ojo desviado y su dentadura anárquica. En Pánico en el Transiberiano (1973) compartió escenas con Christopher Lee y Peter Cushing. Aquí le vemos convertido en zombi.
Su mayor frustración en su filmografía –me dijo- fue cuando suprimieron su escena con Lee Van Cleef en El bueno, el feo y el malo (1966)

Solíamos encontrarnos en el mercado, haciendo cola en la tienda de menudillos –los dos compartíamos afición por los platos de casquería- e intercambiábamos recetas. Un día le invité a mi casa a comer callos (mondongo para mis amigos del otro lado del charco) A tu salud, Víctor!
Sofreír jamón cortado a taquitos, una cebolla picada y una guindilla a la que antes hemos quitado las semillas. Remover un poco y añadir chorizo cortado pequeño, una cucharada de tomate concentrado y dos de pimentón. Poner los callos cortados en porciones, una copa de vino blanco y cubrir con el fuego al mínimo durante media hora.
Quedará una salsita ligeramente picante y muy sabrosa. Es un plato de los de mojar pan.
Y ahora, uno de los brillantes micros de Melmoth:
SALIDA DE EMERGENCIA
Un hombre que camina por las calles desesperado está buscando una salida. De repente ve una puerta de hierro que dice sobre ella: “Salida de emergencia”. Tira de la palanca como si le fuera la vida en ello. Cuando consigue abrirla es atropellado por una muchedumbre desesperada que sale por ella.
FIN