jueves, 30 de abril de 2009

CÓCTEL BLACK RIDER


Me encantan los cócteles. Con Mª Dolors Boadas, la propietaria de la coctelería Boadas en Barcelona, pusimos en marcha el proyecto de un calendario. Cada una de sus doce láminas presentarían un cóctel con una ilustración mía. Me temo que el proyecto ha quedado congelado así que iré colgando las ilustraciones en el blog. Aquí va el primero de los cócteles:
BLack Rider: llenar media cubitera con hielo, verter la ginebra, el zumo de limón y el marrasquino y remover. Filtrar en una copa de cóctel (mejor si antes se ha enfriado la copa una hora en la nevera) y decorar con una guinda roja.

miércoles, 29 de abril de 2009

CRY, WILHELM, CRY


Todo el mundo ha oído hablar de El grito de Munch –por cierto, el cuadro más veces robado y vuelto a recuperar de la historia- y del grito de Tarzán… pero muy poca gente conoce la curiosa historia del grito de Wilhelm aunque todos los que se dejan caer alguna vez por el cine lo habrán oído cientos de veces.
Este grito fue grabado por primera vez por el actor-cantante Sheb Wooley (si entonces hubiera pedido derechos de autor se hubiera forrado) para la película Tambores Lejanos (1951) y en la escena en que Wooley es atrapado por un caimán.
El grito volvió a usarse en La carga de los jinetes indios (1953) y lo emitió un personaje secundario, el soldado Wilhelm. Un técnico de sonido de la Warner Bros. Decidió bautizarlo con ese nombre y desde entonces se ha oído en infinidad de películas: Tierra de Faraones, Grupo Salvaje, Poltergeist, Reservoir Dogs, El Quinto Elemento… George Lucas ha adoptado este grito como un fetiche y por eso aparece en todas sus películas: las de la serie Star Wars, Indiana Jones…
También aparece a menudo por televisión, por ejemplo en uno de los más divertidos episodios de Los Simpson: aquel en que Homer se inscribe en la Asociación Nacional del Rifle y en una escena en la que enciende la TV disparando a los botones.
A mí me parece un grito más bien ridículo, me suena más al alarido de alguien que se ha dado un martillazo en un dedo que al grito de uno que recibe una bala o cae por un foso. Aunque quien quiera comprobarlo por sí mismo aquí está una recopilación de imágenes con algunas de las apariciones estelares del grito de Wilhelm.

martes, 28 de abril de 2009

EL CUENTO DE FANTASMAS MÁS CORTO DEL MUNDO


“Cuando desperté, el dinosaurio todavía estaba allí”.
“Sabía que estaba sola en el mundo, de pronto, golpean la puerta.”
Quizás sean estos los cuentos brevísimos más conocidos. A mí me gusta mucho este cuento gótico de fantasmas de George L. Frost aunque he leído por ahí que algunos atribuyen su autoría a Borges.
Por cierto que me he tomado la libertad de cambiar un poco al final. La verdad es que a mí me gusta más así.

UN NEGRO EN MAUTHAUSEN


Estoy releyendo KL Reich, de J. Amat Piniella, posiblemente la mejor obra sobre los catalanes en los campos de exterminio nazi . Aquí se cuenta la historia de Carles Greykey, el único preso de raza negra del campo de Mauthausen ¡y además sobrevivió a esta experiencia!
Carles Greykey era catalán –de Barcelona- su familia, oriunda de Fernando Poo. Había nacido en 1913 y al iniciarse la guerra civil se alistó en el ejército republicano. Hacia el final de la guerra cruza la frontera francesa y va a parar a Mauthausen como muchos otros republicanos españoles.
Naturalmente su llegada al campo no podía pasar desapercibida. Los guardianes SS le frotan una toalla húmeda por la cara para comprobar si era negro o iba sucio. El comandante del campo, Franz Ziereis, ordena que lo vistan con un uniforme rojo con charretera y botones dorados y lo coloca de portero y encargado de la guardarropía del club de oficiales. Es una muestra de humor retorcido pero al menos Greykey tiene un destino mejor que en los kommandos de trabajo donde la esperanza de vida de un preso no supera las dos semanas.
Carles fue incluso presentado al Reichführer Himmler cuando visitó Mauthausen en 1943. El lugarteniente de Hitler no podía creer que el primer negro que viera en su vida fuera además “un negro español”. Ziereis le dijo:
-Es español, pero su padre era caníbal y comía carne humana –y le abrió la boca mostrando su dentadura perfecta, algo muy infrecuente entre los presos del campo.
El negro Carles cayó en desgracia pues los oficiales no aprobaban que un ser de raza tan inferior manoseara sus abrigos. Sin duda Greykey habría acabado en el crematorio de no ser por la ayuda de sus compañeros que hacían todo lo posible por esconderlo. Incluso una vez lo camuflaron durante un recuento cubriéndole la cara con harina.
Después de ser liberado del campo, Greykey se instala en Francia. En los años sesenta aún se le ve en reuniones de antiguos deportados pero poco después su biografía se empaña de misterio pues nadie ha vuelto a saber de él. En 1977, cuando Montserrat Roig está preparando su magnífico libro Catalanes en los campos nazis, intenta localizar sin éxito a Carles; así que hay que suponer que ya hubiera fallecido por entonces.
Si esta historia llegase a Hollywood seguro que se convertiría en un proyecto cinematográfico. Por cierto que Amat Piniella describe a Carles como “apuesto y atlético”. ¿Qué tal una película con Denzel Washington de protagonista?

lunes, 27 de abril de 2009

SE NECESITA CORAZON EN BUEN ESTADO


A finales de los años 80 y siempre en el mismo sitio de Las Ramblas de Barcelona –frente al mercado de La Boquería - se podía ver a un hombre estatua disfrazado como el Hombre de Hojalata de El Mago de Oz (el que acompañaba a Dorothy, el Espantapájaros y el León en busca del corazón que la bruja le había arrebatado) Este hombre estatua llegó a hacerse bastante popular –Bartolomé Seguí lo sacó en uno de sus cómics en la revista El Víbora- no por lo más o menos conseguido de su disfraz sino porque estaba algo desequilibrado y tenía muy malas pulgas. Un día lo vi persiguiendo a unas chicas que se habían imprudentemente reído de él. Las chicas corrían despavoridas perseguidas por el Hombre de Hojalata que agitaba un hacha de plástico (espero). Esa escena me dio una idea para una pequeña historia pero siempre me daba pereza ponerme a escribir o dibujarla así que contaré brevemente de que va:
El Hombre de Hojalata se encuentra como siempre frente al mercado en un tórrido día de agosto mientras un grupo de bulliciosos turistas japoneses le disparan fotos.
El calor provoca emanaciones tóxicas en la pintura plateada del hombre estatua lo que, unido a su precario estado mental y los enervantes flashes, sucede lo irremediable: los cables se le cruzan del todo y se cree el auténtico Hombre de Hojalata. ¡Necesito un corazón!
Se dirige a toda prisa al mercado, consigue un enorme cuchillo de un puesto de carnicería, regresa a su improvisado escenario y con la destreza de un cirujano clava el cuchillo a uno de los turistas japoneses y le extrae el corazón.
Unos minutos después una pareja de policías se abre paso a empujones entre la barrera de curiosos y lo que ven les deja atónitos: el Hombre de Hojalata está sentado en el suelo con una expresión de felicidad bovina y un ensangrentado corazón que sostiene a la altura del pecho.
Con firmeza pero sin brusquedad agarran al Hombre de Hojalata aunque él, sin embargo, no ve a dos policías sino al León y al Espantapájaros. Le conducen hacia el coche patrulla y es entonces cuando el grupo de curiosos que sigue la escena descubren con asombro que por donde ellos pasan las baldosas de La Rambla se tiñen de amarillo.
FIN

domingo, 26 de abril de 2009

PORTADAS (1)


Suelo ilustrar portadas de libros para Inglaterra y me he propuesto publicar en el blog algunas que tengan un significado especial para mí.
Con la titulada PUKA sudé tinta: es una novela de terror sobre un alcohólico al que se le aparece de vez en cuando un puka, un conejo gigante y maléfico de la mitología céltica. La autora, Mary Chase, al ver que todas las editoriales rechazaban su libro argumentando que nadie se tomaría en serio un relato con un monstruo que fuera un conejo gigante decidió reconvertirla en una comedia con gran éxito: James Stewart protagonizó la película basada en el libro, HARVEY, que gano más de un óscar.
Recientemente una editorial decidió publicar la versión original de Chase. El problema estaba en mostrar un conejo que pareciera amenazador pero sin resultar grotesco, dibujar un conejo con garras y colmillos como aquel estupendo corto de Bugs Bunny en que se encuentra con el Dr. Jeckill hubiera quedado ridículo. Después de un monton de bocetos que terminaron en la papelera se me ocurrió coger un muñequito de peluche, pasarlo por el escáner y el photoshop hizo el resto. Vale, ya sé que parece uno de los conejitos de la Wii pero, al menos, a los ingleses les gustó.



La otra, MIEDO Y ASCO EN LAS VEGAS, es inédita. La editorial decidió en el último momento poner un fotograma de la película de Terry Guilliam (aquella con Johnny Deep caracterizado como el Chaval de la Peca) No me resignaba a que nadie la viera, así que he decidido incluirla en esta primera entrada sobre mis portadas.

sábado, 25 de abril de 2009

EL PRIMER PLATO COMBINADO DE LA HISTORIA: POLLO A LA MARENGO

Lo menos que se esperaban en el campamento francés aquel 13 de junio de 1800 es ver aparecer a Napoleón en persona. El día antes estaba con fiebres en un hospital de campaña pero el 14 de junio estaba prevista la batalla definitiva contra los austríacos en Marengo (Lombardia) y al emperador no le apetecía perdérselo.
El avituallamiento era un serio problema en aquel campamento. El cocinero se desesperaba al ver que no tenía nada decente que ofrecer a Napoleón, así que dijo a sus tres ayudantes:
-Salid y traedme lo que podáis.
Al cabo de un rato uno se regresó con un pollo y unos huevos, otro con un puñado de champiñones y el tercero con unos cangrejos de río.
Con estos ingredientes el cocinero apañó el que quizás se trate del primer plato combinado de la historia y el favorito de Napoleón. Ahí va la receta:
El pollo troceado se pasa por harina y se fríe en aceite. Una vez dorado se salpimenta y se añaden los champiñones cortados y lavados, una copa de vino blanco y se deja cocer 20 minutos con la cazuela tapada.
Los cangrejos de río a veces no se encuentran en el mercado pero se pueden sustituir por gambas salteadas en el mismo aceite en que se ha sofrito el pollo.
En una sartén con aceite bien caliente freímos los huevos.
En un plato grande se disponen los trozos de pollo con los champiñones en el centro y, alrededor, los huevos fritos y los cangrejos (o gambas). ¡Y a servir!
Supongo que el pollo que aparece en esta muestra de publicidad vintage le han dicho que lo van a servir a Napoleón, por eso se dirige al horno así de contento y marcando el paso.

viernes, 24 de abril de 2009

EL ASOMBROSO CASO DE ULITHI


Una noche me encontré en el Canal 33 de TV un curioso programa sobre el humor según distintas culturas. El reportaje era interesante, pero lo que me dejó asombrado es lo que contaron sobre Ulhiti, una isla de la Micronesia: no conocen el sarcasmo. No es que sean más o menos inteligentes, no, simplemente no lo pillan.
Entrevistaron a un cocinero francés, encargado del restaurante del único hotel de la isla y contaba que un día, probando el guiso de uno de sus ayudantes nativos, notó que estaba excesivamente salado y le dijo: “Oye, ¿porqué no echas aquí otro paquete de sal”. El ayudante se quedó pasmado y le dijo: “¿Tanta, por qué?”.
El reportaje me dio una idea para esta tira que publiqué en la revista EL MONOGRÁFICO.

LA TRAVESÍA DE PARÍS



Pienso ir colgando en este blog de vez en cuando una entrada dedicada a alguna película que me gustase especialmente encabezada por un cartel dibujado por mí.
La travesía de París (La traversée de Paris, 1956) Es una magnífica película dirigida por Claude Autant Lara del que no se puede decir que fuera un hombre con suerte: su primer largometraje, Ciboulette, fue acusado de escandaloso y motivó que fuese relegado del cine durante un tiempo. En 1945, y a pesar de que no dirigió ningún filme propagandístico nazi, volvió al ostracismo por haber trabajado durante la ocupación (Injusto, Edith Piaf cantaba y Sarte escribía por entonces y nadie les dijo ni mu ) Recuperó su l prestigio precisamente con La travesía de París pero poco le duró la alegría: los jóvenes directores de la nouvelle vague señalan sus películas como prototipo de cine rancio y pasado de moda –como el que hace ahora Garci, vamos- y sus últimos años son bastante penosos: es diputado del Frente Nacional de Le Pen pero pronto deja su escaño después del pitote que monta en la Cámara con un discurso lleno del odio racial. El título de sus memorias lo dice todo: La rage dans le coeur (La rabia en el corazón)
La acción de la película transcurre en un mismo día en el París de 1943: Bourvil es un ex taxista que se dedica al mercado negro . A él y a su socio les han propuesto un trabajito: transportar al otro extremo de la ciudad un cerdo cortado en piezas distribuidas en cuatro maletas. En el bar donde cada día acude a comer le informan de que su compañero ha sido detenido al pretender vender jabón de estraperlo a un policía de paisano. Bourvil no tarda en fijarse en un fornido cliente del bar –Jean Gabin- que le parece el hombre idóneo para transportar las otras dos maletas. Así se inicia un divertido y arriesgado periplo por el París ocupado huyendo de los gendarmes, patrullas alemanas (el toque de queda les pilla aún en la calle) y perros famélicos.

miércoles, 22 de abril de 2009

BIENVENIDO AL CLUB, DUANE

Hola, me llamo Duane Jones.
No te sientas incomodo si no te suena mi nombre aunque soy el protagonista de una película de culto, de mucho culto: La noche de los muertos vivientes. Los menos políticamente correctos dirán: “Ah, sí… el negro de la peli de zombies”.
Era 1968 y fue la primera película en que un negro interpretaba un papel que podría realizar un actor blanco. Sí, estaba Sidney Poitier en películas en que se trataba el tema del racismo o ambientadas en la época de la esclavitud pero no fue este mi caso. Cuando le preguntaron a George Romero –el director- por el motivo y si había algún mensaje oculto por medio respondió “Fue el actor que quedó mejor en las pruebas, no busquen tres pies al gato.” Gracias, Georgie.
Más tarde, en 1988 cuando daba clases de interpretación en la Universidad de Nueva York, George Romero y el rey de los efectos especiales Tom Savini me propusieron participar en la secuela en color de La noche de los muertos vivientes en un pequeño papel, un cameo como dicen ahora. Me hacía mucha ilusión incorporarme al rodaje pero el corazón me dijo “basta” dos meses antes de comenzar la filmación.
Este frío cementerio es un lugar deprimente y aburrido así que he decidido salir y unirme al equipo como uno de los extras. Soy el de la derecha de la foto, el de la camisa azul.
Confío en mi próximo y prometedor futuro como actor. Mis honorarios son muy asequibles pues apenas tengo gastos, no necesito maquillaje…aunque no quisiera encasillarme en el cine de terror.

CON LA COLA SECA: BUEN TIEMPO


El souvenir de la Catalunya profunda. El burro que predice el tiempo con su colita de cáñamo. “Si está seca: sol, si está mojada: lluvia, si está helada: nieve, si se mueve: viento, si no se ve: niebla, si tiembla: terremoto.”
El artesano de baldosas de burritos comprueba satisfecho que el pegamento ha fijado rápidamente la cola del burro mientras su ayudante, que acaba de finalizar su jornada, cuelga el guardapolvo en un armario y se pone el abrigo. Es entonces cuando el fabricante nota una repentina sensación de humedad y frescor en su entrepierna. Se gira hacia su ayudante:
-Francesc, agafa el paraigua, tindrem pluja (Francesc, coge el paraguas, viene lluvia).

martes, 21 de abril de 2009

ADIÓS, BALLARD


ADIÓS, BALLARD
Recientemente nos ha dejado J.G.Ballard, autor de la primera novela de ciencia ficción “seria” (sin platillos volantes ni robots) que leí: El mundo de cristal. De sus novelas llevadas al cine me interesa especialmente Crash donde Cronemberg supo captar como nadie la atmósfera opresiva de los relatos de Ballard. Aunque sin duda la más famosa de sus adaptaciones fue la realizada por Spielberg. El imperio del sol no se merecía la tibieza con que fue recibida por la crítica en general. John Malkovich –un gran actor aunque tiende a sobreactuar- quizás nunca estuvo mejor que en el papel de Basie, el líder americano del campo de prisioneros japonés.
Precisamente una de las últimas portadas que he hecho ha sido para una edición de bolsillo de esta novela. Aquí está.

HABLEMOS DE BOZOFILIA



Durante una presentación de un libro especialmente aburrida, igual que el libro, me encontré con una amiga mía. Es una escritora catalana bastante conocida (no diré su nombre que no voy sobrado de amigos y a saber quién lee esto) Con un gin-tonic en la mano me contó una anécdota de cuando era estudiante y se ganaba un dinerito extra haciendo de payasa en fiestas infantiles unos 20 años atrás.
-Era una fiesta de cumpleaños en una casa enorme del barrio de Pedralbes. Cuando terminé el número se me acercó uno de los padres –que vino sin su mujer, quizás era divorciado- y me ofreció 25.000 de las antiguas pesetas, como dicen en el telediario, por hacer una “Función Privada”.
-¿Una función privada?
-Sí, me propuso echar un kiki rápido en la caseta del jardinero, pero lo mejor de todo es que quería que yo fuera tal como estaba –adelanta una pierna y con la mano dibuja en el aire un enorme zapato-: o sea, con la peluca verde, la nariz roja, las medias de rayas y los zapatones.
Lo he recordado por haber leído hace unos días un artículo sobre el tema. El deseo sexual hacia los payasos se denomina BOZOFILIA y es el impulso contrario a la COULROFOBIA, la gente que se espanta al ver esos seres horribles de piel blanca y peluca estridente. Eso lo comprendo más, pues los payasos me dan un considerable mal rollo –solo superado por los mimos- además si gente como Johnny Deep o Kenneth Brannagh padecen coulrofobia… yo aún recuerdo con pavor el día en que mi tío me llevó al circo y el número de los payasos consistía en el siguiente diálogo:
“Te dije que trajeras el saxofón”. “Es que no sé decir saxofón”. “Pero si has dicho saxofón”. “No, yo no he dicho saxofón”… y así media hora.
Por internet circulan páginas para los amantes de la bozofilia (el nombre hace referencia a Bozo, un popular payaso de la TV americana de los 50) y en el artículo que mencioné antes sostiene la teoría de que el disfraz de payaso, al ser una vestimenta ridícula, hace que algunos hombres al ver una mujer con ese disfraz la vean propensa a ser humillada con el consiguiente efecto en sus bajos instintos.
-Sí, todo está muy bien – debe estar pensando alguien- ¿pero tu amiga la escritora aceptó el dinero o no? Que 25 papeles de entonces era mucho para “uno rápido”.
Lo siento, pero no me lo dijo y yo no me atreví a preguntárselo. Quizá cuando escriba sus memorias…

lunes, 20 de abril de 2009

Réquiem por el bar de la esquina


Ha cerrado el bar de la esquina. MI bar. La verdad es que uno se queda con una agobiante sensación de desamparo. Me siento como un Homer Simpson que se ha quedado sin su amada Taberna de Moe. Soy como un ET que señala con el dedo donde antes estaba el bar –ahora una crepería pija- y exclama “Mi bar, mi bar…” con voz lastimera.
Cuando estábamos todos pendientes del debate sobre el tabaco en los locales públicos Xavi, el dueño, me encargó este cartelito para su bar. La idea fue de uno de los parroquianos. Acabo con el tema que no quiero ponerme nostálgico.

¿ALGUIEN RECUERDA A RONDO HATTON?

Pronto se cumplirá el 60º aniversario de la muerte de Rondo Hatton, el actor de cine más insólito de todos los tiempos. Fue la última estrella de la Universal, entonces especializada en filmes de terror serie B, pero Hatton no necesitaba recurrir al maquillaje para sus papeles de monstruo: sufría acromegalia, una anomalía de la glándula pituitaria que deforma las facciones con el resultado de un aspecto simiesco. Imaginen que chollo para la Universal, una productora al borde de la bancarrota y que acababa de despedir a su famoso maquillador Jack Pierce. Hatton llegaba al plató, se tomaba un café y, hala, a hacer de monstruo sin pasarse tres horas de maquillaje como Karloff en Frankenstein.
La verdad es que la vida real de Rondo daría para una película: en la universidad era atlético y guaperas. Poco después de servir en la Primera Guerra Mundial trabajó como periodista y ya entonces se empezaban a percibir los síntomas de su enfermedad. En los años 30 entrevistó al director Henry King quien, impresionado por el aspecto de Hatton, le dio algunos papeles breves en el cine hasta recalar en la Universal donde en 1944 interpretaría su personaje más famoso: el asesino Creeper en LA PERLA DE LA MUERTE, de la serie de Sherlock Holmes encarnado por Basil Rathbone y su única película estrenada en España.
1949 es el año de su primer film como protagonista: THE BRUTE, pero desgraciadamente la acromegalia era entonces mortal y Hatton fallece poco antes de su estreno convencido de que su deformidad se debía a un ataque con gas letal cuando estaba en las trincheras. Nunca aceptó la versión de la acromegalia.
Antes decía que su vida podría ser un buen tema para un bio-pic y recientemente la revista Dirigido Por anunciaba ese proyecto. El director podría ser Tim Burton y el actor en el que se ha pensado para el papel de Hatton es –seguro que lo adivinaron- Ron Perlman (En busca del fuego, Cronos…) Eso si Mickey Rourke no le vuelve a dar al botox y le roba el papel.
En 1945 la Universal editó una foto con algunas de sus estrellas –Hatton incluido- que se reprodujo en carteles que decoraron los vestíbulos de los cines por Halloween de aquel año. No he conseguido dar con ella, así que la he reproducido… más o menos.

SOLDATEN ÖHNER

Cuando era niño y los periódicos en verano acusaban la falta de noticias recuerdo que solía aparecer el hallazgo de un soldado japonés perdido en una remota isla del Pacífico ignorante de que la guerra había terminado en el 45. Mira por donde me he sentido transportado a mi infancia cuando leí el verano pasado que en el pueblo de Ogden Drift, Arizona, el sheriff local encontró cerca de una reserva navajo, en una cabaña de difícil acceso, al ex soldado alemán Reinhard Öhner que allí vivía desde que se fugó de un cercano campo de prisioneros en 1943.
¿Y qué pintaba en Arizona el soldado Öhner? Todo se debe a una ley de la Convención de Ginebra bastante marciana: todo soldado prisionero ha de ser llevado a un lugar lo más parecido posible al entorno en que fue capturado. Öhner se rindió a los americanos en el desierto de Libia en el 42, así que pensaron que el paisaje de Arizona sería lo más adecuado.
Al leer esta noticia se deduce que Öhner –que durante estos años solo tuvo visitas de los navajos y de algún excursionista al que vendía artesanía india- no era muy conversador o le traía al fresco la historia reciente pues ¡no sabía que la Segunda Guerra Mundial había terminado! O, al menos, eso decía el periódico.
Me gusta imaginármelo así: como un despistado Mr. Magoo.