domingo, 18 de septiembre de 2011

POBRE HOMBRE INVISIBLE


Mi amigo el cerebrito Ramón Guillamón del que ya hablé en mi entrada El tirador fantasma de Colón del pasado 13 de julio ha venido para nuestro mensual desayuno de tenedor. Hoy toca codornices a la ampurdanesa asadas al horno con vino rancio, aceitunas negras y romero. Una velada agradable hasta que Ramón insiste para que le vuelva a acompañar de cacería.
-Además nos trajiste suerte, Miqui, abatimos un magnífico jabalí. Pensé que experimentarías la emoción de la caza.
-Lo que experimenté fueron unas enormes ganas de echar la pota ¿Era necesario castrar al jabalí?
Ya te lo expliqué, si no se hace así la carne coge mal sabor. Somos cazadores sostenibles y comemos lo que cazamos -.Ramón rebaña un muslito de codorniz y esboza una sonrisa- ¿Te acuerdas de Sebas? Se quedó con los testículos y después de ahumarlos y curtirlos se hizo una bolsa para picadura.
Noto que me cuesta tragar el desayuno.
-Genial. Me pregunto qué tal le sentaría a Sebas que unos jabalíes sostenibles se hicieran un llavero con sus cataplines.
Prefiero cambiar de tema y enseño a Ramón dos propuestas para un libro del famoso Hombre Invisible de H.G.Wells.
-Debe ser fantástico ser invisible –le comento a Ramón apurando el carajillo- .Imagina la de películas gratis que vería colándome en los cines.
-A mí no me la das, Miqui. Te gustaría ser invisible para colarte en probadores y sitios así y ver hermosas mujeres quitándose la ropa.
Es lo malo de tener amigos tan listos; no se les puede ocultar nada.
-Pues siento estropear tu fantasía de adolescente salido –prosigue Ramón-, pero si el hombre invisible existiera realmente será más ciego que un topo -. Al ver mi expresión de sorpresa añade-: Un ente invisible no puede producir el reflejo que la cornea necesita para crear visión; simple física, Miqui.
Esto se ha visto varias veces en el cine: desde la chusca comedia El chico invisible del campus donde Willie Aames –el rubito adolescente de la serie Con ocho basta- se lo pasaba pipa merodeando por las duchas de las animadoras, o en la más interesante Alice de Woody Allen en la que Joe Mantegna, después de tomarse una pócima, aprovecha su invisibilidad para fisgar en los probadores de una boutique. De nuevo el implacable racionalismo científico dándose patadas con la fantasía.
He conseguido un DVD de la curiosa película Invisible Agent (1942) prohibida durante el franquismo por su mensaje aliadófilo. El Hombre Invisible (John Hall) acepta una arriesgada misión en Berlín donde es perseguido por un pérfido agente japonés (Peter Lorre)

miércoles, 14 de septiembre de 2011

MICRORRELATO CON RECETA (2)


Aaaay... ¡Qué romanticismo me ha entrado al ver esta portada! Me he puesto sensiblero al escribir este relato recordando las tonterías que solemos hacer cuando alguien nos hace perder el oremus.

EL HUEVO
Sentado en la terraza del bar la miraba fascinado dede una distancia de cuatro mesas. Ella metía la nariz en su taza de café con helado y volvía a reaparecer con una temblorosa burbuja de nata en la punta. Se limpió inmediatamente con la servilleta. Llevaba el cabello castaño recogido como si se lo hubiera sujetado por primera vez. Los labios parejos, carnosos y muy rosados. Sin maquillaje, quizás una sombra negra en los ojos que los hacía más grandes y claros. Al sentarse, la ligera falda de su vestido se había subido dejando a la vista una deliciosa extensión de su piel morena.
Tenía que reclamar su atención, decirle algo ¿pero qué? Apuró el coñac de un trago para infundirse valor y aún sentía el fuego en sus entrañas cuando ella se levantó y decidió seguirla desde una prudente distancia.
Caminaba entre los puestos del mercado con una sensualidad que a él le parecía asombrosa, como un gato cauteloso , deambulando entre un abismo de cajas, vallas y carretillas. Ella se detuvo frente a un mostrador donde una campesina vendía huevos, compró media docena y cuando los guardó en su bolso él observó que no cerraba bien. Se le iluminó el rostro; ya tenía una idea.
-¿Una docena o media, joven? – La campesina le miró perpleja cuando le pidió un único huevo.
Él corría jadeante por una cuesta. La vio subiendo los empinados escalones que conducían a la puerta de su casa. Sacaba unas llaves del bolso cuando él gritó:
-¡Eeeh! Perdona…
Ella se giró, sus ojos parecían aún más grandes y claros. Él sostenía un huevo entre el pulgar y el índice.
-Se te ha caído esto.

HUEVOS HUMPTY DUMPTY

… sobre el muro no pudieron reponer al orondo patriarca.
Cascar en un cazo cuatro huevos, añadir una pizca de sal, pimienta, perejil picado, un chorrito de agua con gas y una cucharada sopera de coñac.
Cocer el cazo al baño maría –tardan más que en la sartén pero quedan más buenos y esponjosos- removiendo con la espátula o unas varillas y rebañando las paredes del cazo para que no se peguen. Añadir unas tiras de salmón ahumado y servir pues los huevos terminarán de cuajarse en el plato.
Y hablando de huevos…

lunes, 12 de septiembre de 2011

EL VASO DE LECHE MÁS FAMOSO DEL CINE


¿Alguna vez han tenido la sensación de transportarse a otra época? yo una sóla vez pero fue muy intensa. En la mili, por Navidades, nos pasaron Sospecha en el cine del cuartel. A mitad de la proyección recorrí la sala con la mirada, yo estaba rodeado de un público que vestía idéntica ropa caqui y viendo una película en blanco y negro. Me pareció encontrarme en uno de esos cines de campaña en Europa o el Pacífico que había visto en películas sobre la Segunda Guerra Mundial; casi esperaba que se encendieran las luces y que Bing Crosby nos cantase White Christmas.
Me encargaron ilustrar la portada de la versión novelada del guión de Sospecha. Se me ocurrió destacar aquel famoso vaso de leche que Hitchcock rodó con una luz en su interior.

Jaume (un gran agente y buen amigo pero con conocimientos cinéfilos un tanto limitados) me telefoneó una hora después de enviársela.
-Oye ¿qué has puesto ahí?
Le explico el tema: "...es un guiño. Además a ellos les gusta ese estilo minimalista a lo Dick Bruna." Jaume chasquea la lengua. "No sé, creo que el lector medio no lo captará".
Jaume me dijo el día siguiente que a los ingleses les había encantado esa portada.
Sospecha no es la película más redonda de Hitchcok que tenía pensado un final distinto: quería que Cary Grant matase a Joan Fontaine con el vaso de leche envenenado. Antes ésta le pide que eche al buzón una carta que ha escrito a su madre. Joan bebe la leche y muere. Hitch entonces deseaba terminar con un fundido tras la muerte que encadenaba con Cary Grant silbando y echando alegremente la carta en el buzón, sin saber que en el texto Joan le contaba a su madre que Cary iba a asesinarla. La RKO desestimó tal conclusión y optó por el happy end, ya que alegó que los fans de Cary Grant no querrían verlo convertido en asesino.
Llegó a rodar otro final alternativo en que se mostraba la inquietante dualidad del personaje de Grant.

Ya sabemos el resultado, el estudio eligió un atropellado y poco convincente final feliz. En su famoso libro de entrevistas con Truffaut Hitchcock declara no gustarle nada esa escena y estoy de acuerdo con él.

viernes, 9 de septiembre de 2011

EVELYN ANKERS, LA REINA DEL GRITO


La actriz británica criada en Chile Evelyn Ankers (1918-1985) fue la primera Scream girl del cine. La descubrió un ejecutivo de la Universal en 1941 cuando actuaba en Broadway en Ladies in Retirement, en un papel que tenía como momento álgido un grito que sobrecogía a la platea. Su primera película fue con la pareja Abbott y Costello en Agárrame ese fantasma. La Universal amortizó sus siete años de contrato pues llegó a rodar hasta veintiocho películas compartiendo cartel con Lon Chaney jr. Bela Lugosi, John Carradine, Basil Rathbone y hasta el mítico Rondo Hatton.
Ankers participó en algunos de los títulos más emblemáticos del terror Universal: El hombre lobo (1941) La sombra de Frankenstein (1942) El hijo de Drácula (1943) La venganza de el Hombre Invisible (1944) También en dos películas de la saga de Sherlock Holmes con Basil Rathbone La voz del terror (1942) y La perla de la muerte (1944) y otras dos del ciclo de La Mujer Simio: Jungle Woman y Captive Wild Woman, ambas de 1944.

Evelyn Ankers no cesaba de gritar y sufrir inoportunos desmayos frente a toda la galería de monstruos de la Universal pero, ay, se cruzó en su camino el aguafiestas de Richard Denning, un pastor luterano que la retiró del cine para dedicarse en exclusiva a las labores caseras.
En esta escena de The Mad Ghoul (1943) se aprecia el poderío de las cuerdas vocales de Ankers que consigue hacerse oír incluso por encima del sonido de los disparos.

martes, 6 de septiembre de 2011

MICRORRELATO CON RECETA


EL DIENTE
Él y ella discutieron en la cocina. Cuando él se enojaba nunca la miraba directamente, ahora tenía la mirada fija en los pájaros imantados sobre la puerta de la nevera. Arrojó el periódico hacia la mesa forrada de hule. Algunas hojas sueltas volaron perezosas como peces raya.
Ella contrajo las mandíbulas y le pareció que sus dientes se quebraban como si mascaran barras de tiza.
Un diente se le cayó al suelo.
Los dos notaron que habían perdido el control de la situación. Hubo un silencio largo, incómodo.
Ella agarró un cuchillo. La potente luz del fluorescente iluminaba el filo con crudeza.
Se agachó y recogió el diente del suelo.
Puso el diente sobre una tabla y con el cuchillo lo cortó en delgadas láminas. Chac, chac, chac.
Echó el diente fileteado sobre los espaguetis. Les gustaba notar el sabor del ajo en la pasta.
Hora de cenar. La tormenta había pasado.

ESPAGUETIS AL AJO Y ACEITE
Mientras los espaguetis se cuecen en agua salada descabezar una guindilla para quitarle las semillas y sofreírla en la sartén en aceite bien caliente. Pelar y cortar cuatro dientes de ajo en finas láminas y dorar en la sartén.
Escurrir los espaguetis y añadirlos al sofrito removiendo con una cuchara de madera. Un momento antes de servir apagar el fuego y tapar la sartén durante un minuto para que la pasta quede bien perfumada con el aroma del ajo y la guindilla.
Recomiendo condimentar los espaguetis con un chorrito de aceite de oliva macerado en un frasco con guindillas.

sábado, 3 de septiembre de 2011

EL OTRO CAPITÁN AMÉRICA


Veinte años antes de la reciente adaptación de Joe Johnston se estrenó Capitán América, una producción serie B dirigida por Albert Pyun cuya película más conocida es Cyborg (1989) con Jean Claude Van Damme.
El protagonista es bastante peculiar: Matt Salinger, el hijo del conocido autor de El guardián en el centeno. Le acompañan en el reparto Ned Beatty, Darren McGavin –intérprete de la serie de culto The Night Stalker- y Francesca Neri, actriz que pudimos ver en la secuela Hannibal (2001) El dibujante Jack Kirby es autor del guión y el mítico editor Stan Lee –también productor del film- aparece en uno de sus frecuentes cameos.

La mayor parte de la película se rodó en Yugoslavia y tuvo que afrontar numerosos problemas como la acuciante falta de presupuesto (comparen: 3 millones de dólares mientras que en Captain América: the First Avenger se destinaron 190 millones) y las protestas de Salinger que opinaba –y no sin razón- que el guionista concedía mayor importancia al personaje de Cráneo Rojo. Además la productora retrasó más de un año su estreno porque el final no era de su agrado.
Capitán América se estrenó en 1990 con más pena que gloria. Salinger volvió a sus papeles secundarios –apareció brevemente en Bajo el sol de la Toscana- y fuera de Estados Unidos la película pasó directamente al video. Aprovechando el retorno a la actualidad del personaje con la superproducción Captain America: the First Avenger acaba de aparecer una versión en sistema Blue Ray con metraje añadido por el director. Advierto que los años no la han tratado bien; visualmente es pobre y de factura televisiva aunque bastante fiel al cómic original.



jueves, 1 de septiembre de 2011

VUELTA AL TAJO


Primero de septiembre, día de vuelta a la rutina laboral. Hasta los silenciosos trabajadores de Metrópolis acuden al trabajo acompañados de la inquietante música de la Penguin Cafe Orchestra. El nombre del grupo se le ocurrió a su lider Simon Jeffries tras ingerir pescado en mal estado, tuvo fiebre y alucinaciones y una noche se despertó gritando: "Bienvenido al Café Pinguino. Te diré cosas al azar".


Un uno de septiembre fue mi primer día de trabajo en la sección de embalaje de un almacén enorme y siniestro, con goteras y murciélagos. Los trabajadores veteranos solían contar a los nuevos histórias de ratas gigantescas y accidentes misteriosos. Me dijeron que un vigilante del turno de noche había enloquecido, creía que el porexpan que usábamos como material de relleno -allí lo llamábamos ganchitos- eran seres inteligentes y con malas intenciones. Esta historia la he llamado:
LA NOCHE DEL POREXPAN VIVIENTE