martes, 9 de julio de 2019

AHÍ VIENE LA PLAGA. Historia real.


La combinación de calor, falta de higiene y soldados portadores de plagas por transmisión sexual convirtieron mi cuartel en un caldo de cultivo de sarna, piojos y ladillas. El contagio no cesaba de aumentar. En la formación los soldados no paraban quietos al no poder contener las  ganas de rascarse. La farmacia militar trajo pomadas, lociones y todo tipo de mata-parásitos. También  destinaron una sala para el despiojamiento.
 Esa sala era un cuartucho donde los soldados pasaban la liendrera, un peine metálico, por la cabeza de sus compañeros infectados y me ofrecí voluntario. Para que no nos saltaran los piojos a la cabeza llevábamos un casco de acero, el modelo Z, exacto al casco alemán de la Segunda Guerra Mundial, parecía una barbería del Afrika Korps. Por comodidad íbamos sin camisa, y como yo había contraído la sarna tenía desde el cuello para abajo el cuerpo pintado de amarillo por la pomada de azufre. Parecía un personaje de Los Simpson.
Una tarde vino un compañero de mi unidad, Fonseca. Tenía piojos y ladillas. Se le veía abatido, nada más sentarse me dijo:
-Esta noche he tenido una pesadilla horrible por culpa de esos malditos bichos. Me puse a gritar como un loco.
Recordé que en el dormitorio me sobresaltó un grito, luego escuché un ruido sordo, un plof.
-Desperté cuando alguien me tiró una bota en la cabeza.
Eso explicaba  lo del plof. Fonseca prosiguió mientras yo rastreaba su cabeza con la liendrera:
-Soñé que los piojos y las ladillas se comunicaban entre ellos por telepatía o algo así. Se pusieron de acuerdo. Los piojos bajaron desde mi cabeza, y las ladillas subieron desde mi pelo público...
-Querrás decir púbico.
-Vale. Se encontraron en el centro de mi cuerpo, en el abdomen, y entonces empezaron a devorarme.
-¡Ostras!
Fonseca lo contó tan bien que me dejó sobrecogido. Fue como abrir un libro de Stephen King. Me parecía ver a todos aquellos voraces hematófagos atacando a Fonseca sobre el jergón oxidado (igual los chinches de los muelles de debajo del somier se habían aliado con los demás ácaros) agitando sus cientos de patas, succionando su sangre, perforando su piel y luego abriéndose paso por las entrañas…  Aggg. Al terminar mi turno dejé las liendreras y las pinzas en un caldero con agua sobre un fogón y me fui a la cantina para tomarme un reconfortante segoviano o carajillo de whisky Dyc, mejunje muy popular allí. Quería apartar de mi mente aquel maligno ejército de  bichos henchidos de sangre ajena  profiriendo  diabólicas carcajadas, aunque no sé cómo debe sonar eso pues nunca he oído reír a un piojo.

Pero esta noche esa turba de alimañas se ha abierto paso desde algún recoveco de la mente y me ha provocado una terrible pesadilla. El ejército piojo avanzando hacia el Sur. Hordas de ladillas dirigiéndose al Norte, se reúnen  y… me he despertado dando alaridos.
Habría quedado bien terminar el relato diciendo: “Cuando desperté tenía una bota sobre la almohada, alguien me la habrá lanzado, lo extraño es que duermo solo.”
Pero ya he avisado antes que es una historia real; así que esto es lo que hay. Lo siento.
FIN

UN PLATO DE PESADILLA
Welsh Rarebit (fondue galesa) es un plato que arrastra la leyenda de que suele provocar pesadillas si se come por la noche.
Ilustración de Pesadillas de cenas indigestas de Windsor McCay, libro dedicado al Welsh Rarebit y sus oníricas consecuencias: 
La verdad es que el Welsh Rarebit (que en algunos libros he visto traducido erróneamente como “conejo a la galesa”) es un entrante delicioso y fácil de hacer. Así es como yo lo preparo, aunque por si acaso nunca lo tomo para cenar…

Derretir una cucharada de mantequilla en una cazuela al fuego. Añadir 200gr. De queso Cheddar (o bien otro cremoso y de sabor suave) rallado o en trozos pequeños, salpimentar y remover bien. Rociar con un botellín de cerveza negra y seguir removiendo hasta que el queso se derrita completamente. Extender la mezcla sobre unas rebanadas grandes de pan, gratinarlas unos instantes en el horno y servir.
El Hombre gratinado de McCay:
Curioso: mis dos queridos colaboradores han elegido personajes perrunos:
RIBOT
MELMOTH
¡TRÁELO! 
El amo del perro decidió llevárselo todos los días a un parque para que hiciera sus necesidades. El amo encontró una rama de árbol y se la tiró al perro que se fue corriendo a por ella. El amo se distrajo mirando a unas chicas que iban en minifaldas cuando el perro volvió y dejó caer a sus pies una mano cercenada. El amo quedó aterrorizado. Miró en derredor y toda parecía estar tranquilo. Extrajo de su bolsillo una de esas bolsas negras que sirven para recoger la mierda del perro que, por otra parte, nunca utilizaba. La recogió con asco y la tiró a una papelera. Cogió de nuevo la rama y se la lanzó al perro para olvidar lo ocurrido. El perro corrió alegremente tras la rama. El amo estaba totalmente aterrorizado por lo sucedido cuando vino el perro a sacarle de su estado de shock dejándole a sus pies otra mano cercenada. Tuvo que utilizar otra bolsa y tirarla a la papelera con disimulo. Dio una vuelta por el parque en busca del cuerpo, pero no halló nada. Volvió a lanzar la rama al perro. Estaba muy aturdido. Vio al perro cómo volvía corriendo felizmente hacia él. Sus colmillos sujetaban la larga cabellera de la cabeza cercenada de una mujer. En esos momentos solo pudo pensar que ahora tendría que utilizar una bolsa más grande, y que ya no volvería nunca más al parque.
FIN





34 comentarios:

El Doctor dijo...

El dibujo que encabeza tu post es de lo más sugerente. Hace que se te dispare la imaginación. Nada más mirarlo ha estallado en mi cabeza un sinfín de historias posibles. Como género de terror amo los hoteles siniestros. No voy a mencionar todos mis favoritos, tanto en la realidad como en la literatura o el cine, pero ahí están el “Overlook” o el “Cecil” de Los Ángeles, donde fue hallado el cadáver flotando en el depósito de agua de la pobre Elisa Lam. El historial de este hotel es escalofriante. Ahora le han puesto otro nombre. Creo que los hoteles han suplantado al castillo o la mansión gótica, incluso al motel tipo "Bates". Pasillos largos y laberínticos donde el número 13 no existe. El siniestro camarero del bar... Con toda franqueza, adoro estar en un hotel lleno de fantasmas. En tu maravilloso dibujo me sugiere, por ejemplo, un adolescente que huye de sus padres y de una sociedad que le obliga a decidir lo que comúnmente se espera de él. Se aloja en un lejano hotel. Cuando sale de la habitación ve millones de insectos que reptan por las paredes del pasillo. Lo que sigue… que cada uno ponga parte de su imaginación.

Tu relato es buenísimo sobre una fauna que nadie habla de ella cuando, precisamente, se alimenta de nosotros o, nosotros la cultivamos en nuestro cuerpo como si se tratara de un huerto urbano ambulante. Una vez dijo el gran Borges: “Tanta soberbia el hombre, y no sirve más que para a juntar moscas”. Se nota que Borges nunca fue de putas y cogió ladillas, o cultivó piojos, pulgas, garrapatas, etc. Tu relato es más profundo de lo que, aparentemente, parece. Simplemente, genial. Yo también hice el servicio militar y en la taquilla no solo había latas de atún, chorizo y betún para las botas.

Eso de comer por las noches, según qué cosas, es otro de los temas de los que nadie habla nunca. Cuando me da por comer algo fuerte que requiere cantidad de vino tinto tengo unas pesadillas atroces. Como bien sabes, me encanta el picante y cuando lo como por la noche… mejor que no te lo cuente. Lo peor es cuando comes jamón de oferta del súper que suele estar muy salado. Sueñas que estás bebiendo agua, pero no te sacia. Despiertas con una sed horrible y te diriges a la nevera. Bebes agua fresca con la desesperación de quien se ha perdido en el desierto y encuentra un oasis. Te metes en la cama. Sueñas que estás meando, pero no te sacias. Despiertas y tienes la vejiga a punto de petar. Te levantas y vas hacia el lavabo. Cuando meas te pareces a Peter Sellers en “El guateque” de Blake Edwards. Y si te vas a la cama cuando solo has cenado una hoja de lechuga, sueñas que estás comiendo cientos de suculentos pasteles, pero no te sacias. Y ya ni te hablo cuando soñamos con imágenes pornográficas. Con este tema, sí que siempre nos despertamos con una enorme frustración. Joder, te dices, no sabía que mi cuñada fuera capaz de...

Me encanta el Hombre Gratinado. Se parece al Monstruo del Pantano, que no deja de estar gratinado, pero de limo, barro y mierda. Un par de vueltas más y a comer.

Genial lo de Ribot y el dibujo. Una vez escribí esto influenciado por una historia de Arthur Conan Doyle: “¡Qué grato confort! Me arrellano en mi sillón, junto a la chimenea donde crepita el fuego, con la copa de coñac en la mano derecha y la izquierda caída descuidadamente, acariciando la cabeza peluda de mi perro… hasta que recuerdo que no tengo perro”.

Gracias de nuevo por esa ilustración que mejora esos relatillos surgidos siempre en noches de insomnio.

¡Un fuerte abrazo!

brenllae9@gmail.com dijo...

Muy bueno todo. La verdad es que nunca me había preguntado como rien unos piojos. El queso y la cerveza son deliciosos por separado con lo que... EL perro le iba la marcha y decidió mejorar el juego de devolver el palo. Le añadió una vuelta de tuerca. Ja, ja, ja. Saludos.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Me gustó el relato. Me parece deducir que esa plaga tan especial, no son devoradores, sino usurpadores de cuerpo que integran una mente colectiva. Las pesadillas son un síntoma de que están apoderando de los soldados, militares. Si luego empezaran a conquistar el mundo, poner una franquicia alienigena o simplemente seducir humanas usurpadas, es un misterio.

¿Es casual la distracción del personaje con el rastreo de su perro? Una asociación por haber visto A boy and his dog, basada en una historia de Harllan Ellison. El protagonista se conecta mentalmente con Blood, un perro con que se conecta mentalmente. El perro rastrea mujeres a cambio de comida.
Este sería igual, pero no le dijeron que fuera una mujer completa y viva. Podría trabajar para Frankenstein.

El comentario de Melmoth me hizo pensar en un hotel atendido por sucubos. Podría pasar lo imaginable o que se hayan sindicalizado y contratado a una abogada que hace juicios por acoso.

Macondo dijo...

El amo del perro debía ser Fonseca, que ya estaba limpio de las ladillas, pero le habían vuelto las pesadillas desde que por las noches le había dado por cenar esa mezcla de queso con cerveza, que no puede ser mucho más comestible que su prima hermana la fondue suiza.
Un saludo.

Campirela_ dijo...

Muy bueno chicos , la verdad que las ladillas y piojos nunca los tuve pero debe ser horrible la sensación de picor ..habrá que cuidarse un poco más de con quien vas jajaj.. La receta es fuerte así que mejor nada de tomarla por la noche que luego los gases no , nos dejan dormir .
Y la historia del perro y sus restos humanos me ha dejado flhas ajjajajasí de claro y el dueño como si tal cosa ainsss madre ..Muy bueno lo dicho .Gracias por compartirlo y hacer pasar un buen rato mientras se lee.
Un abrazo para los dos .. feliz semana .

Fran dijo...

Que tal Miquel!
Me ha traido lejanos recuerdos esa historia cuartelera...jeje Luego ese titulo del post me ha provocado acudir a youtube y ponerme a escuchar esa estupenda canción que hacia tantos años que no escuchaba.
Curioso lo de la fondue galesa, no se si estara a la altura pero una buena fabada asturiana tampoco es que sea muy recomendable para cenar...
Siempre un placer pasar por tu blog, saludos!

miquel zueras dijo...

Hola, Melmoth! Qué historia la de Elisa Lam... y el hotel de "Barton Fink" también se podría incluir. Una premisa interesante: un chaval agobiado que se refugia en su habitación y cuando sale comprueba que todo el mundo se ha convertido en insecto. Promete.
Se me pasó por la cabeza titular la entrada como "Los vampiros están entre nosotros". La que liaron unos soldados que se dejaron llevar por la llamada de la carne. El oficial médico nos amonestó: "Al que se le caiga a trozos le advierto que por eso no te mandan de vuelta a casa"lo dijo sin ocultar una sonrisa sardónica.
El verano me quita el apetito y es de noche cuando más me apetece comer. La fruta calma la sed aunque se puede aparecer en sueños ese Hombre Gratinado, sobre todo si cenas fondue galesa.
Ese texto de Conan Doyle parece un micro de Fredric Brown.
Un placer como siempre ilustrar tus gags.
Abrazos, Melmoth!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Brenllae! Supongo que deben tener una risa que suena desagradable, como el raspar linóleo Scratch, Scracht... porque son unos bichos desagradables, como todos los que pican y chupan.
Me gusta ese plato, y la cerveza Guinness le da un toque muy bueno.
Cuando viví en el campo tenía un gato que de vez en cuando me traía un pájaro o un ratón muertos ¿una ofrenda a su amo? no, los gatos no tienen amo.
Saludos!
Borgo.

miquel zueras dijo...

¿Qué tal, Demiurgo? Me ha gustado mucho ese toque que aportas de amenaza alienigena que usurpa la mente de los soldados. Parásitos de otro planeta que succionan sangre y mente... le da un aire a película serie-B de los años 50.
No conozco ese relato de Ellison, es un escritor que me gusta mucho, intentaré dar con el. Si me conectara mentalmente con mi gato no sería muy emocionante, se pasa el día durmiendo.
Lo del hotel no sería de extrañar, he estado en más de uno que parecía atendido por siervos del diablo.
Saludos, Demiurgo!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Macondo! Interesante esa vuelta de tuerca. Al pobre y parasitado Fonseca solo le faltaría soñar con un perro que le trajera restos humanos en plan trofeo. Eso pasa por comer esa fondue de noche, yo ya he avisado...
Saludos!
Borgo.

DULCINEA DEL ATLANTICO dijo...

Esta estrada es la mar de jugosa, ja ja ja , desde ladillas, piojos,liendres, que asco, en fin cosas del ejército. Tomo nota de la receta de no tomarla por la noche.
Las historias de perros son muy jugosas, y tú forma de contarlas las hace aún mas divertidas.
Hay perros que devuelven lo que encuentran y el de esta historia lo tenía bien claro, ahora toca saber donde estaba el resto del cuerpo ja ja ja.
Mi perra una vez encontró un topo y desde entonces convirtió mi finca en un campo de golf,en fin cosas de perros.
Como siempre pasar por aquí es un gusto , la sonrisas está asegurada.
Me olvidaba de felicitarte por los dibujos.
Un abrazo Miquel
Puri

AMALIA dijo...

Mejor no tomar la receta por la noche y disfrutarla en otro momento.
Muy bueno el relato con esa plaga...
La historia del perro es impactante. Uff...
Un abrazo . Estupendos dibujos.

Doctora dijo...

Nunca he tenido contacto con piojos, ni ladillas. Ni con ningún bicho de este tipo en general. Mi madre siempre estuvo obsesionada con el mantenimiento de los colchones, porque decía que si no aparecían chinches. Aunque jamás vimos ninguna en casa ella lo contaba como si fuera algo inminente.

Lo que nunca se me olvidará fue un día, en casa de una amiga, cuando de pronto vimos algo así como un botón en mitad de la pared. Parecía una judía blanca y después resultó ser una garrapata. Resulta que tenía perro y le habían estado atacando las garrapatas, pero yo no pensé que esos bichos pudiesen rondar por ahí, lejos del animal que estaban parasitando. Pero sí.

Saludos :)

Clementine dijo...

Me encanta cómo cuentas tu historia real, sobre todo el final, jajajaja... qué grande eres, Miquel. Muchos besos, Borgo.

miquel zueras dijo...

¿Qué tal, Campirela? Pues mejor para ti porque los picores eran insoportables, parecíamos chimpancés del zoo sin poder parar de rascarnos.
Yo no comería ese plato por la noche pero si te gusta el queso te lo recomiendo. Es como una fondue suiza pero al revés, echando el queso fundido sobre el pan.
Me alegra mucho que te hayan gustado los relatos, tengo un buen par de colaboradores.
Abrazos, Campi. Gracias por pasarte y muy feliz semana.
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Fran! A mí el título me trae recuerdos de las fiestas mayores. "Ahí viene la plaga, le gusta bailar..." esa y la de mi novia Popotitos nunca faltaban en el repertorio.
Bram Stoker, el autor de "Drácula", era muy aficionado a la fondue galesa. No me extrañaría que ese plato le ayudara a escribir su obra.
Un placer que te pases por aquí, Fran.
Saludos!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Dulcinea! Si añades los chinches del somier y algún que otro roedor indeseable ya ves qué fauna tan poco atractiva teníamos por allí. Esa fondue te aconsejo probarla, de día claro.
Yo creo que si el amo hubiese vuelto al parque el perro acabaría encontrando el resto del cuerpo. Puede que lo fiche el CSI, o el doctor Frankenstein.
Entretenida debía estar tu perra con el topo. Sería como jugar a eso de los topos que les das con un martillo. Wack a Mole, creo que se llamaba el juego.
Muchas gracias, Puri. Ya sabes que me encanta que te pases por aquí.
Abrazos!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Amalia! Hay otros buenos momentos para saborear una fondue de queso Cheddar, mejor ahorrarse las pesadillas.
Muchas gracias, me encanta que te gusten los relatos y los dibujitos, la verdad es que lo he pasado bien haciendo esta entrada.
Gracias por visitarme, Amalia. Abrazos!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Doctora. Haces bien, evita su contacto. Recuerdo que en el cuartel pasábamos un mechero encendido por los muelles del somier, si había chinches los veías caer achicharrados... Ecs. Me hace pensar en aquella típica frase de las películas americanas como "Psicosis":"Buenas noches, and do not get Stung by Bed Bugs." (que no te piquen los chinches)
Las garrapatas son puras supervivientes. Lo de mala hierba nunca muere lo tendrían que aplicar también a esos bichos. Si las cucarachas se supone que sobreviven a una bomba nuclear ¿de qué estarán hechos los insecticidas?
Saludos!
Borgo.

miquel zueras dijo...

¿Qué tal, Clementine? Muchas gracias. Vaya despertar más brusco que tuve ese día, claro que al menos los bichos desaparecieron... y quizá también una bota voladora.
Muchos besos, Clementine!
Borgo.

Julia López dijo...

Lo cierto es que se me han puesto los pelos de punta imaginándome ese éxodo de bichos arriba y abajo por el cuerpo, ¿esta es una de las llamadas "historias de la puta mili"? ¡Ufff!
Un abrazo

miquel zueras dijo...

Hola, Julia! La verdad es que sentía picores por todo el cuerpo mientras escribía esta entrada. Como la madalena de Proust pero con bichos, ya ves...
Abrazos y gracias por pasar!
Borgo.

Josep dijo...

Hola, Borgo:
Esa receta de queso no la conocía, aunque en alguna ocasión he preparado alguna tostada con queso gratinado, eso sí. Lo de añadir cerveza negra no se me había ocurrido, como tampoco lo de fundir antes el queso de esa forma. Para esos 200 gramos de queso, el botellín es lo que llamamos ¿un quinto o una mediana?

No creo que produzca más pesadillas que una fondue al uso, aunque éstas ya prefiero digerirlas más a mediodía que por la noche, pero eso ya es cuestión de los meses de cada estómago en particular, sin duda.

Me ha hecho reir esa pesadilla rememorando tiempos de la mili; en los seis meses que ejercí de sargento en un CIR, un par de soldados y un recluta aparecieron con ladillas y el alférez médico los puso en cuarentena y creo que salieron perforados de pinchazos de penicilina o algún mejunje semejante y hasta que me licencié, no hubo más....

Un abrazo.

miquel zueras dijo...

Hola, Josep! Yo la probé por primera vez en una casa de Londres. Lo sirven después del segundo plato pero lo prefiero como entrante. Tienes razón, tengo que hacer más caso a las medidas en mi receta. Un quinto es lo indicado.
Una buena fondue clásica con kirsch y ajo frotado en las paredes de la cazuela seguro que te hace despertar entonando cantos tiroleses. En Suiza la suelen tomar entre amigos para cenar, claro que allí las noches son más fresquitas y no causan tantas pesadillas.
También habían enfermedades venéreas en nuestra tropa que en teoría se castigaban con 15 días de calabozo (falta contra el honor militar) pero nunca solían llegar a este extremo, las dolorosas inyecciones de penicilina ya eran suficiente castigo.
Abrazos, Josep!
Borgo.

Frodo dijo...

Querido amigo Borgo.
Antes que nada, debo felicitarte porque tus ilustraciones están en un nivel altísimo. No se cual es mejor, todos tienen lo suyo.
De la historia real, debo decir que ese penúltimo párrafo donde se mezcla la ficción, éste le da mayor sentido a todo, hiciste bien en agregar ese pequeño comentario.
Acerca de los piojos, quiero remarcar el parecido entre tu último perro y la tapa del disco "Ay Ay Ay" de mis queridos Los Piojos. Buscala.
De Windsor McCay estuvimos hablando hace poco por aquel video de Tom Petty, es una lectura pendiente que tengo. Extraño esto del Welsh Rarebit, por supuesto qeu esta vez no sigo tu receta, jajaja ya sabes que el conejo y el queso no es lo mío. Espero una próxima receta, ya van varias en las que has dado en la tecla.
El micro de Ribot me ha hecho mucha gracia, tiene un pequeño enlace con la pintura de la pipa de Magritte, todavía más surreal. Ah, y como tengo un beagle me gustó aún más, dicen que la palabra beagle muy probablemente tiene su origen en francés. Copio de wiki:

se cree que puede derivar del francés becguele o b'gueule, garganta abierta (quizás por las características de su ladrido), o del inglés antiguo, francés o gaélico beag, pequeño. Otros autores indican como origen el término francés beugler, bramar, rugir, o el alemán begele, regañar, reprender.

Melmoth, como siempre, infalible. Esta vez un poco más escabroso que de costumbre, para hacer juego con la serie que estoy viendo: Mindhunter, que va de asesinos en serie de ls setentas en EEUU

Gran entrada gran. Completa.
Abrazos querido amigo!

Pensando en Haiku, Karin Rosenkranz dijo...

Relato escalofriante, ( o seré yo con un poco de fiebre)
Me quedo con la receta.
Debe ser deliciosa.
Saludos 🦋

miquel zueras dijo...

¿Qué tal, Frodo? La ilustración que abre el post es de una portada que hice para la novela "Cockroach Hotel" (Hotel Cucaracha) Pensé al principio en publicar esto como un relato de ficción pero al final me decidí por la realidad cruda, sin bota surgida de no se sabe donde. Ya he visto la portada de Los Piojos -muy buena-, y es curioso que hayamos coincidido en una entrada en la que los piojos tengan protagonismo. "El disco rojo", como los Beatles y su "Disco Blanco". Ahora estoy escuchando "Ando ganas".
MacCay era un genio y esta receta no lleva conejo, claro que si no te gusta el queso... con lo bien que queda con las milanesas!
Justo, Ribot se inspiró en el cuadro de Magritte. ¿Tienes un beagle? son preciosos, y dicen que muy buenos rastreadores. Un día te podría traer un trofeo siniestro como el del relato de Melmoth.
Gracias, amigo Frodo!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Karin! Sí, Melmoth y yo hemos estado un poco siniestros en esta entrada con tanto bicho y perrito con restos humanos.
Esa receta es muy buena, como una fondue suiza al revés, pues en lugar de introducir el pan en la cazuela se vierte el queso sobre el pan y luego se gratina. La cerveza negra le aporta un toque bueno.
Saludos, Karin y gracias por la bonita mariposa.
Borgo.

Recomenzar dijo...

una fondue suiza al revés,
a mi me gusta al derecho
Gracias chicos por despejarme el dia

JLO dijo...

uff, eso de los piojos es un problemón, yo estoy con ese tema dado que mi hija tiene 7 años y es propensa a tener una especie de Jurassic Park en la cabeza je...

creo que nunca me perjudicó la comida con el tema de los sueños pero hay otro patrón que me pasa y es horrible: cuando me acuesto cansado, ya con las últimas fuerzas por aguantar hasta el final... se viene seguro la pesadilla... no falla, ya me duermo condicionado por ver que voy a soñar ja...

saludos master!!!

miquel zueras dijo...

Hola, RECOMENZAR! Lo has definido muy bien, como una fondue suiza al revés, el queso se pone encima del pan y... ¡a gratinar! Queda muy buena.
Gracias a ti por pasarte, MuCha. Buenas noches, aunque allí sea de día.
Besos.
Borgo.

miquel zueras dijo...

¿Qué tal, JLO? já! cuando mi hijo se fue de colonias de verano hace un par de años se vino con unos 10.000 amigos nuevos en la cabeza. Parecía que lo habían llevado de campamento al penal turco de "El expreso de medianoche", menos mal que yo tenía práctica con la liendrera.
Yo tuve unas pesadillas tremendas una noche después de comer cangrejos de río con salsa picante, como el lider de la banda "Penguin Cafe Orchestra" que se despertó gritando: "¡Bienvenidos al Café Pingüino!" yo no llegué a tanto. Los caracoles tampoco son muy recomendables para cenar, lo sé por experiencia.
Saludos, JLO!
Borgo.

Josep dijo...

Buenas, Borgo:

Vengo a presentar enmiendas "animus iocandi" a esa fondue galesa que no es tan fiera como la pintas, injustamente: cierto que no la preparé con la mantequilla, si acaso unas goticas de aceite de oliva del Soleràs, y que tampoco gasté, para una pastilla de 200 grs. de cheddar irlandés, todo un quinto.

Pero procedí a tunearla: la pasta de queso marrón la vertí sobre cuatro rebanadas de pan con semillas y en dos de ellas había extendido sendas rodajas de sobrasada mallorquina y aún me sobró un poco de mejunge: para almorzar, primero un poco de vichysoise y luego dos rebanadas, una de cada tipo: me gustó más la tuneada.

Luego postre y a correr la siesta y una tarde magnífica.

Al día siguiente, recalentadas en el micro las dos rebanadas sobrantes, un resto excelente, al punto que estoy pensando en ponerme manos a la obra y experimentar congelaciones para un futuro: seguro que gratinarlas las dejará otra vez en su punto.

Y del resto, aproveché a la hora de la cena para untar con esa pasta de cheddar acervezado de negro unos nachos y he de asegurar que dormí como un lirón, o sea que, de maldición para las noches, nada de nada.

Un abrazo.

miquel zueras dijo...

Hola, Josep! Anda, una idea atractiva esa versión mallorquina de fondue galesa. Sí, seguro que al gratinar las rebanadas quedarán bien.
Me encanta esa expresión de "correr la siesta".
Lo de añadir nachos (y unos jalapeños?) también es una gran idea.
Y sobre todo me alegro que no sufrieras pesadillas nocturnas. Por cierto, te recomiendo el libro con dibujos de Windsor McCay "Pesadillas de cenas indigestas" editado por Laertes.
Abrazos y a seguir soñando bien.
Borgo.