Mis tres propuestas de portada para Invasión y otros terrorismos, una de las raras incursiones de Jack London en la ciencia ficción. Eligieron finalmente la número 3.
"Las hordas chinas avanzaban continuamente siguiendo el mismo procedimiento: primero los inmigrantes entraban sigilosamente, luego el ataque armado con sus inmensos ejércitos de milicianos y, por último, la verdadera invasión de sus famílias y su establecimiento como colonos del territorio."
(Invasión y otros terrorismos. Jack London)
Mi barrio en agosto parece un lugar desértico y casi fantasmal, pero este año han permanecido abiertos unos locales semejantes al típico bar de la esquina con sus jamones colgantes, banderines de fútbol y letreros de Hoy no se fía atendidos por famílias chinas que han dejado intacta su decoración original.
Mientras me tomaba un gin tónic en uno de esos bares, ahora propiedad de la família Hung, he recordado el libro de London. Invasión y otros terrismos situado en un entonces futurista 1976. La población china ha aumentado en grandes proporciones -dos chinos por cada caucásico- y al verse saturados se desparraman buscando nuevos territorios como una marea imposible de detener. Yo estoy encantado con esta invasión de bares abiertos en pleno ferragosto. Aunque a veces tengo que señalar con el dedo las botellas para hacerme entender lo cierto es que han dado un soplo de vida al barrio tan desangelado a final del verano. Me intrigaba una cosa y es esa costumbre que tienen los dueños de esos bares de dejarse crecer desmesuradamente la uña del pulgar a lo Fu-Manchú. Una tarde que no pude reprimir mi curiosidad le pregunté por el motivo al señor Hung. Me respondió:
-Es para teclear en el móvil.
-Curioso...
martes, 28 de agosto de 2012
sábado, 25 de agosto de 2012
AQUELLOS CINES CON BAR
Aaay, qué tiempos aquellos cuando en nuestros cines mostraban anuncios como este. Entonces los bares de las salas cinematográficas eran como bares de verdad donde uno se podía tomar su carajillo de Soberano, su sol y sombra o un gin tónic. También se ha perdido la simpática costumbre de anunciar con un timbrazo cuando faltaba cinco minutos para iniciar la proyección –dos timbrazos, un minuto- como en la ópera. Ahora, con el arrollador avance de las multisalas y la condenada globalización todos los abrevaderos de los cines son iguales: con su tufo a palomitas y sus enormes vasos de Coca Cola aguada.
Me decidí a hablar sobre el tema cuando ayer llevé a mi hijo al cine donde solemos ver esos Madagascares y Toy Storys que tanto le gustan. En el puesto de chuches que llaman eufemísticamente bar han instalado ese repugnante artilugio que había visto en las películas americanas: un dispensador que vierte mantequilla derretida sobre las palomitas. ¡Puajjj!
Y es que hoy en día ir al cine ya no resulta la experiencia de antes:
Me decidí a hablar sobre el tema cuando ayer llevé a mi hijo al cine donde solemos ver esos Madagascares y Toy Storys que tanto le gustan. En el puesto de chuches que llaman eufemísticamente bar han instalado ese repugnante artilugio que había visto en las películas americanas: un dispensador que vierte mantequilla derretida sobre las palomitas. ¡Puajjj!
Y es que hoy en día ir al cine ya no resulta la experiencia de antes:
martes, 21 de agosto de 2012
CALAMARES POR AQUÍ... (CON RECETA)
Dedicado a Fiona del blog Se me tiene que antojar donde leí la siguiente noticia:
Publicado en el Journal of Parasitology:
Una mujer coreana fue inseminada por un calamar semi cocido mientras se lo comía. La mujer sintió un pinchazo y la sensación de pequeños organismos moviéndose en su boca. En el hospital los medicos le hallaron doce cuerpecillos blancos y con forma de huso atrapados en la lengua y las encías. Más adelante descubrieron la bolsa de esperma e identificaron a las diminutas criaturas como espermatozoides de calamar. Se recomienda a las personas que consuman calamares poco cocidos que retiren los órganos internos.
Qué horror ¿Se imaginan si llegaran a fecundar a esa pobre mujer? ¿El resultado sería una lovecraftiana criatura como la del dibujo de arriba?
TEMPURA DE CALAMARES
Una variante exótica de los calamares a la romana de toda la vida.
Si le aprecian mucho en la pescadería pida que le limpien los calamares. Si no es así tranquilos, es muy fácil: separar la cabeza y los tentáculos del cuerpo, quitar la bolsita de tinta de la cabeza, el pico y por último quitar la espina cartilaginosa.
Publicado en el Journal of Parasitology:
Una mujer coreana fue inseminada por un calamar semi cocido mientras se lo comía. La mujer sintió un pinchazo y la sensación de pequeños organismos moviéndose en su boca. En el hospital los medicos le hallaron doce cuerpecillos blancos y con forma de huso atrapados en la lengua y las encías. Más adelante descubrieron la bolsa de esperma e identificaron a las diminutas criaturas como espermatozoides de calamar. Se recomienda a las personas que consuman calamares poco cocidos que retiren los órganos internos.
Qué horror ¿Se imaginan si llegaran a fecundar a esa pobre mujer? ¿El resultado sería una lovecraftiana criatura como la del dibujo de arriba?
TEMPURA DE CALAMARES
Una variante exótica de los calamares a la romana de toda la vida.
Si le aprecian mucho en la pescadería pida que le limpien los calamares. Si no es así tranquilos, es muy fácil: separar la cabeza y los tentáculos del cuerpo, quitar la bolsita de tinta de la cabeza, el pico y por último quitar la espina cartilaginosa.
Una vez limpios los calamares, los cortamos en anillas, salamos y los secamos muy bien para que
luego no nos salte el aceite a la hora de freírlos. Preparamos la masa del rebozado, poniendo la harina de tempura
en un bol y le vamos añadiendo la cerveza (sobre todo que esté bien fría) hasta
que nos quede una pasta lo suficiente espesa para que nos cubra el calamar.
Ponemos a calentar abundante aceite en una sartén, vamos
introduciendo los calamares en la pasta y los echamos directamente a la sartén
separados unos de otros para que no se nos peguen.
Los dejaremos en papel absorbente para retirar el exceso de aceite.
sábado, 18 de agosto de 2012
UNA SOCIEDAD MUY SECRETA
Se agradece cuando te encargan la portada de un libro tan interesante como este: Skulls and Bones (Cráneos y huesos) es el nombre de una sociedad secreta de estudiantes de Yale fundada en 1832. Sus miembros, casi todos de familias millonarias, se reúnen cada semana en la Deer Island, una isla particular frente al campus de Yale donde en un edificio de estilo babilónico llamado La Tumba celebran reuniones y suntuosas cenas servidas con la cubertería de plata que perteneció a Hitler. En sus escasas fotos siempre aparecen posando alrededor de una mesa con huesos humanos y un reloj que marca las 8 de la tarde. Ese reloj siempre va adelantado cinco minutos para dar la sensación a sus miembros de que su espacio es un mundo aparte.
Tres generaciones de los Bush pertenecieron a la Skull & Bones: el abuelo, Prescott (al que se acusa de robar el cráneo del apache Gerónimo para decoración del club) George W. Bush padre –señalado con un circulo en la foto- y George junior.
Los miembros de la Skull & Bones se han visto relacionados con acontecimientos tan dispares como la Guerra del Opio en China, el ascenso al poder de Mussolini y el asesinato de Kennedy. Lo que sí está claro es que han inspirado muchas sociedades secretas de ficción como el Club Diógenes de los libros de Sherlock Holmes. Mycroftt, el hermano de Sherlock, era miembro de ese selecto club; en realidad una tapadera del Servicio de Inteligencia de su Majestad.
NOTA: unas breves vacaciones han sido el motivo de que no pudiera visitar vuestros estupendos blogs con la frecuencia de siempre pero ya he regresado y pienso ponerme al día. Mientras tanto aquí va otra de mis tiras:
martes, 14 de agosto de 2012
EL THEREMIN, UN INSTRUMENTO MUY MARCIANO
Un instrumento musical tan extraordinario que parece de ciencia ficción (y se usó para muchas bandas sonoras de este género) El Theremin fue el primer sintetizador de la historia; un mágico instrumento que se manejaba sin tocarlo. Su creador fue el ingeniero ruso León Termen (1896-1993) y su invento fascinó tanto a Lenin que le encargó 25 aparatos para uso personal, 600 modelos para exhibirlos por todo el país y clases particulares para aprender a tocar el Theremin.
Termen emigró a Estados Unidos para trabajar en un prototipo de televisión en color pero en 1938 fue secuestrado por el servicio secreto soviético y confinado en Siberia bajo la acusación de espionaje. En un laboratorio-prisión desarrolló un diminuto micrófono espía con el que consiguió el indulto personal de Stalin.
Una amable señorita nos muestra una de las múltiples formas de tocar el Theremin.
Este instrumento fue adoptado poco después en occidente por los Beach Boys , Jean Michel Jarre y multitud de intérpretes de música electrónica. Su inquietante y susurrante sonido se puede oír en muchas películas de suspense, terror y ciencia ficción desde Ultimátum a la Tierra a Hombres de negro, pero quizás este es el tema más popular compuesto por el instrumento de Thremin, no necesita presentación:
viernes, 10 de agosto de 2012
GEORGIE DANN, EL ABOMINABLE HOMBRE DEL VERANO
Dicen que Georgie Dann vive aletargado en una guarida secreta de la que sólo sale cuando llega el verano. Si Gary Grant fue el que mejor lucía el smoking, Dann parecía haber nacido para los pantalones de campana.
Georgie Dann pasó 8 años en el Conservatorio de París y además se sacó el título de profesor de EGB. A mediados de los 60 viene a la costa catalana con su grupo de free jazz con el que toca el saxo pero a sus conciertos no viene ni dios. Un día, paseando cabizbajo por una playa de Lloret, tiene una revelación con las paellas, los chiringuitos y la música pachanga de los radio casetes que suena por doquier. El resultado de esta epifanía es su Casatschock, disco de oro en 1969. Seguirían: El Bimbó, El Dinosaurio, La Barbacoa…
El 2007 anuncia su retiro con su impactante tema Mecagüentó: “Me cago en el chiringuito, me cago en el bungalow, me cago en el veraneo y mecagüentó…” Toda una declaración de principios que desconcertó a sus fans como el grupo Capitán Canalla, que sacó una canción titulada “Que vuelva Georgie Dann”.
Esta es una de sus más sicotrónicas actuaciones: Una paloma blanca, arropado por el entrañable Ballet Zoom.
Y de propina, unas cuantas tiras:
Esta chiste fue considerado demasiado bestia por la revista Pelopicopata así que lo publico en el blog:
Georgie Dann pasó 8 años en el Conservatorio de París y además se sacó el título de profesor de EGB. A mediados de los 60 viene a la costa catalana con su grupo de free jazz con el que toca el saxo pero a sus conciertos no viene ni dios. Un día, paseando cabizbajo por una playa de Lloret, tiene una revelación con las paellas, los chiringuitos y la música pachanga de los radio casetes que suena por doquier. El resultado de esta epifanía es su Casatschock, disco de oro en 1969. Seguirían: El Bimbó, El Dinosaurio, La Barbacoa…
El 2007 anuncia su retiro con su impactante tema Mecagüentó: “Me cago en el chiringuito, me cago en el bungalow, me cago en el veraneo y mecagüentó…” Toda una declaración de principios que desconcertó a sus fans como el grupo Capitán Canalla, que sacó una canción titulada “Que vuelva Georgie Dann”.
Esta es una de sus más sicotrónicas actuaciones: Una paloma blanca, arropado por el entrañable Ballet Zoom.
Esta chiste fue considerado demasiado bestia por la revista Pelopicopata así que lo publico en el blog:
domingo, 5 de agosto de 2012
¿TERMINAREMOS COMO LOS LEMMINGS?
Mi última portada del verano: Soy leyenda en un volumen que incluye relatos breves de Richard Matheson. Mi preferido es Lemmings, un cuento muy corto que te deja con un impacto seco y directo, como beberse un Martini muy frío de un solo trago. De seguir esta crisis quién sabe si a los humanos nos va a dar por imitar a los lemmings.
LEMMINGS. Richard Matheson
—¿De dónde vienen? —preguntó Reordon.
—De todas partes —replicó Carmack.
Ambos hombres permanecían junto a la carretera de la costa, y, hasta donde alcanzaban sus miradas, no podían ver más que coches. Miles de automóviles se encontraban embotellados, costado contra costado y paragolpe contra paragolpe. La carretera formaba una sólida masa con ellos.
—Ahí vienen unos cuantos más —señaló Carmack.
Los dos policías miraron a la multitud que caminaba hacia la playa. Muchos charlaban y reían. Algunos permanecían silenciosos y serios. Pero todos iban hacia la playa.
—No lo comprendo —dijo Reordon, meneando la cabeza. En aquella semana debía de ser la centésima vez que hacía el mismo comentario—. No puedo comprenderlo.
Mientras los dos policías observaban, el gentío atravesó las grises arenas de la playa y comenzó a adentrarse en las aguas del mar. Algunos empezaron a nadar. La mayor parte no pudo, ya que sus ropas se lo impidieron. Carmack observó a una joven que luchaba con las olas y que se hundió al fin a causa de su abrigo de pieles.
Pocos minutos más tarde todos habían desaparecido. Los dos policías observaron el punto en que la gente se había metido en el agua.
—¿Nunca has leído nada acerca de los Lemmings? -preguntó Carmack.
—No.
—Son unos roedores que viven en los Países Escandinavos. Se multiplican incesantemente hasta que acaban con toda su reserva de comida. Entonces comienzan una migración a lo largo del territorio, arrasando cuanto se encuentran a su paso. Al llegar al océano, siguen su marcha. Nadan hasta agotar sus energías. Y son millones y millones.
—¿Y crees que eso es lo que ocurre ahora?
—Es posible —replicó Carmack.
Carmack no respondió. Permanecieron esperando al borde de la carretera, pero no llegó nadie más.
—¿Dónde están? —preguntó Reordon.
—Tal vez se hayan ido.
—¿Todos?
—Esto viene ocurriendo desde hace más de una semana. Es posible que la gente se haya dirigido al mar desde todas partes. Y también están los lagos. Reordon se estremeció. Volvió a repetir:
—Todos...
Carmack sacó un cigarrillo y lo encendió.
—Bueno —dijo—. Y ahora, ¿qué?
—Ve tú primero —replicó Carmack—. Yo esperaré un poco, por si aparece alguien más.
—De acuerdo —Reordon extendió su mano—. Adiós, Carmack —dijo.
Los dos hombres cambiaron un apretón de manos.
—Adiós, Reordon —se despidió Carmack.
Y permaneció fumando su cigarrillo mientras observaba cómo su amigo cruzaba la gris arena de la playa y se metía en el agua hasta que ésta le cubrió la cabeza. Antes de desaparecer, Reordon nadó unas docenas de metros.
Tras unos momentos, Carmack apagó su cigarrillo y echó un vistazo a su alrededor. Luego él también se metió en el agua.
A lo largo de la costa se alineaban un millón de coches vacíos
LEMMINGS. Richard Matheson
—¿De dónde vienen? —preguntó Reordon.
—De todas partes —replicó Carmack.
Ambos hombres permanecían junto a la carretera de la costa, y, hasta donde alcanzaban sus miradas, no podían ver más que coches. Miles de automóviles se encontraban embotellados, costado contra costado y paragolpe contra paragolpe. La carretera formaba una sólida masa con ellos.
—Ahí vienen unos cuantos más —señaló Carmack.
Los dos policías miraron a la multitud que caminaba hacia la playa. Muchos charlaban y reían. Algunos permanecían silenciosos y serios. Pero todos iban hacia la playa.
—No lo comprendo —dijo Reordon, meneando la cabeza. En aquella semana debía de ser la centésima vez que hacía el mismo comentario—. No puedo comprenderlo.
Mientras los dos policías observaban, el gentío atravesó las grises arenas de la playa y comenzó a adentrarse en las aguas del mar. Algunos empezaron a nadar. La mayor parte no pudo, ya que sus ropas se lo impidieron. Carmack observó a una joven que luchaba con las olas y que se hundió al fin a causa de su abrigo de pieles.
Pocos minutos más tarde todos habían desaparecido. Los dos policías observaron el punto en que la gente se había metido en el agua.
—¿Nunca has leído nada acerca de los Lemmings? -preguntó Carmack.
—No.
—Son unos roedores que viven en los Países Escandinavos. Se multiplican incesantemente hasta que acaban con toda su reserva de comida. Entonces comienzan una migración a lo largo del territorio, arrasando cuanto se encuentran a su paso. Al llegar al océano, siguen su marcha. Nadan hasta agotar sus energías. Y son millones y millones.
—¿Y crees que eso es lo que ocurre ahora?
—Es posible —replicó Carmack.
Carmack no respondió. Permanecieron esperando al borde de la carretera, pero no llegó nadie más.
—¿Dónde están? —preguntó Reordon.
—Tal vez se hayan ido.
—¿Todos?
—Esto viene ocurriendo desde hace más de una semana. Es posible que la gente se haya dirigido al mar desde todas partes. Y también están los lagos. Reordon se estremeció. Volvió a repetir:
—Todos...
Carmack sacó un cigarrillo y lo encendió.
—Bueno —dijo—. Y ahora, ¿qué?
—Ve tú primero —replicó Carmack—. Yo esperaré un poco, por si aparece alguien más.
—De acuerdo —Reordon extendió su mano—. Adiós, Carmack —dijo.
Los dos hombres cambiaron un apretón de manos.
—Adiós, Reordon —se despidió Carmack.
Y permaneció fumando su cigarrillo mientras observaba cómo su amigo cruzaba la gris arena de la playa y se metía en el agua hasta que ésta le cubrió la cabeza. Antes de desaparecer, Reordon nadó unas docenas de metros.
Tras unos momentos, Carmack apagó su cigarrillo y echó un vistazo a su alrededor. Luego él también se metió en el agua.
A lo largo de la costa se alineaban un millón de coches vacíos
jueves, 2 de agosto de 2012
EL INDIO DE LOS VILLAGE PEOPLE
Sabrosas declaraciones a la revista Rolling Stone del ex mánager y productor de los Village People Jacques Morali:
"En realidad los componentes de los Village People eran heterosexuales, el único gay era Felipe Rose"
"¿Quién de ellos era?"
"El indio".
Muy bueno, señor Morali, ha metido usted en el armario al grupo disco-gay más famoso de la historia salvo a uno: el indio. Recuerdo cuando la gente decía: "Das más el cante que el indio de los Village People" y es que vamos a ver: el motero, el obrero, el cowboy, el policía y el soldado eran muy apropiados pero ¿qué pintaba allí un indio con su tocado de plumas? En mi época noctámbula nunca vi bailando a nadie vestido de indio, ni en los locales de ambiente ni en los otros.
En los locales de hoy en día proliferan unos especímenes que no se veían en mis tiempos: los horteras que se ponen en medio de la pista y se hacen fotos con el móvil. Esto sí que es hacer el indio.
Claro que en mis tiempos de bailoteo no había móviles. ¡Qué carcamal soy, por Dios!
"En realidad los componentes de los Village People eran heterosexuales, el único gay era Felipe Rose"
"¿Quién de ellos era?"
"El indio".
Muy bueno, señor Morali, ha metido usted en el armario al grupo disco-gay más famoso de la historia salvo a uno: el indio. Recuerdo cuando la gente decía: "Das más el cante que el indio de los Village People" y es que vamos a ver: el motero, el obrero, el cowboy, el policía y el soldado eran muy apropiados pero ¿qué pintaba allí un indio con su tocado de plumas? En mi época noctámbula nunca vi bailando a nadie vestido de indio, ni en los locales de ambiente ni en los otros.
En los locales de hoy en día proliferan unos especímenes que no se veían en mis tiempos: los horteras que se ponen en medio de la pista y se hacen fotos con el móvil. Esto sí que es hacer el indio.
Claro que en mis tiempos de bailoteo no había móviles. ¡Qué carcamal soy, por Dios!
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