martes, 26 de mayo de 2020

OTRA ENTRADA POTI-POTI (Co un poco de todo)

Empiezo con un relato de Mudit, buena escritora y profesora de danza:
EL SURTIDOR

Ninguna barra de bar resistía los asaltos nocturnos de Miquel.  Ningún tirador de cerveza conseguía saciarlo por más horas y tiempo que dedicara. Hartos de tener un amigo insaciable, sus compañeros de barra decidieron regalarle un tirador de donde brotaba una infinita fuente de cerveza. Ese surtidor tenía por nombre el Trago Absoluto, y acertaron. Ahora  Miquel tiene cerveza para dar y vender. Lo difícil es separarlo de allí. Lo encontraréis noche y día, acariciando el tirador, lamiendo y sorbiendo del caño. Por suerte esa boca generosa está acostumbrada a levantar pasiones, y lo lleva con una dignidad admirable.
FIN
EL PROFESOR SIBELIUS TIENE UNA PREGUNTA PARA USTEDES:
MELMOTH: ESPEJOS

 ¿Me reconozco en el espejo del cuarto de baño? Desde que nací hasta ahora me habré cambiado de domicilio por lo menos cincuenta veces ¡y las que me quedan hasta acabar dentro de un cajero automático! Pues bien, siempre que me encontraba en un nuevo piso y me miraba al espejo del lavabo, el tipo del reflejo no era yo. No es que se pareciera algo a mí, no; es que no tenía nada que ver conmigo físicamente. Como podrán comprender el susto es tremendo. ¿Quién es ese tío que está detrás del espejo? Siempre pensé que se trataba del antiguo inquilino o propietario ya muerto, pero luego deseché la idea porque sería demasiada casualidad que a cada piso que iba, el anterior inquilino estuviera muerto. En fin, que al final aceptaba el rostro del otro porque no me quedaba otra. Sus movimientos eran los míos, o puede que, al revés, ya no lo sé, hasta que al final mi rostro se convertía en el del tipo del espejo. Con esto quiero decirte que si llevo más de cincuenta cambios es imposible recordar cuál era mi aspecto físico original. El careto, por el cual usted ahora me reconoce, es el que encontré en el espejo del baño del piso donde vivo ahora. Ahora soy un poco más guapo, pero he tenido rostros que se le pondría a usted la piel de gallina. Mi novia me dice compungida que cuando tenga que irme de este piso le dará pena dejar de ver el rostro por el cual se enamoró de mí, y no quiere ni oír hablar del rostro que me deparará en el próximo piso.
FIN
RECETA: GAMBAS CON GABARDINA
La respuesta de nuestros bares a las gambas en tempura:
NECESITAREMOS: 1 kilo de gambas, 250 gr. de harina de trigo. 1 botellín de cerveza, 1 huevo.
Pelamos las gambas y quitamos la cabeza pero no la cola, que nos servirá para sujetar las gambas mientras las rebozamos.
En un bol poner la harina, el huevo y una pizca de sal. Embadurnamos las gambas en esta mezcla sin dejar que se moje la cola.
Freímos las gambas en abundante aceite, caliente pero no demasiado para no quemar la masa.
Poner a escurrir las gambas en un plato sobre papel de cocina, esperar 15 minutos ¡y a comer!


jueves, 14 de mayo de 2020

EL VIRUS POE. Y más cosas...


 De repente, se hizo el silencio en el autobús turístico. La gente, en sus asientos, hacían ademanes y movían los labios, pero sin emitir palabras. Súbitamente, sobrevino el eclipse.
Ese fue el primer caso que se produjo en la ciudad. El autobús quedó precintado en medio de la avenida y se declaró la cuarentena. El ejército envió soldados equipados con mascarillas y metralletas. Montaban guardia alrededor del autobús para que no escapara ninguno de sus ocupantes.
Fue entonces cuando me llamaron. Los soldados levantaron la barrera –como solían hacer a diario para entregar agua y alimentos a los pasajeros- y subí al autobús.
Los vivos permanecían en el primer piso. Los muertos eran depositados en el segundo. Vivos: 37. Muertos: 19. Nada más verme, preguntaron con avidez:
-¿Es usted médico?
-No, soy escritor –el descontentó tiñó sus miradas-. Acabo de llegar de Roma donde la epidemia ha causado estragos y creo que puedo ayudarles.
 En aquel momento, una joven se desplomó.
¡Vamos! –ordenó un guía turístico- les toca a ustedes dos. ¡Súbanla al segundo piso!
-¡Un momento! –intervine- Déjenme ver a la víctima.
Cuando acabé el examen dije:
-Esta joven no está todavía muerta. ¿No se han fijado que los cadáveres no huelen? Esa epidemia provoca una muerte aparente. La causa es un virus… literario –los viajeros me miraron estupefactos-. “Enfermedad de Poe”. Sus síntomas son un miedo inconsciente a ser enterrado vivo. Los brotes de la epidemia se producen en lugares cerrados, donde la claustrofobia se agudiza, como en este autobús. En todos ustedes está el germen.
Todos reconocieron haber sentido esa clase de miedo. Continué:
-Yo he leído muchos cuentos de Poe, en especial  “Entierro prematuro”, y eso produjo anticuerpos que me ayudaron a sobrevivir en Roma. Hay que vacunarlos a todos. Encargaré ejemplares de ese cuento de Poe, deberán leerlo y concentrarse mucho. Luego conduciré este autobús lejos de la ciudad, para buscar espacio y aire puro.
-¡Aire puro! ¡Salir! –gritaron todos con entusiasmo.
 Los soldados levantaron la barrera y dejaron los libros dentro del autobús. Los viajeros se abalanzaron sobre ellos y leyeron el cuento con avidez, muchos en voz alta. Entré en la cabina del conductor y arranqué, el autobús recorrió las calles solitarias y la ciudad quedó atrás.
Tengo la impresión de que el autobús se ha detenido, pero es evidente que sigue avanzando. Se desliza silencioso por un camino descendiente de montaña. Veo a los viajeros: conservan las páginas en la mano y sus labios se mueven, es la última visión que tengo.
Golpes sordos, reconozco ese ruido, son las últimas paletadas de tierra que caen sobre mi ataúd.
Quizá no tendría que haber confiado en mi memoria y haber leído otra vez  El entierro prematuro. Para curarme en salud... nunca se sabe con esos virus, son muy cabroncetes.
FIN
MARC RIBOT: UNA HISTORIA LITERAL
El profesor Sibelius está trabajando en un caso importante, pero por suerte Melmoth nos regala unos microrrelatos con Perdido, Sombra y Extraño:
Un Extraño envejecido contemplaba cómo las cosas por las que había perdido su vida se volvían a reciclar para las nuevas generaciones de Sombras, Extraños y Perdidos.

En una estación de ferrocarril abandonada se dio el encuentro fortuito entre un Extraño y un Perdido.

-Quizá no vuelva nunca – dijo el Perdido que nunca estuvo allí.
-Pues yo acabo de llegar – respondió el Extraño que nunca se fue.

- ¡Volvamos al lugar de partida! – le dijo un Desconocido a una Sombra.
Y continuaron.

Un Perdido se encontró así mismo en el momento más inoportuno.
***
LA RECETA: CODILLO AL HORNO CON CIRUELAS. Foto: Silvina.
Dorar el codillo y en el mismo aceite freír cebollas y zanahorias bien picadas.
Poner el codillo en el horno a 180º y rociarlo con vino blanco. Dejar cocer 15m.
Escaldar unas ciruelas en coñac y añadirlas al codillo. Regar con el jugo.
En el cuenco de la batidora triturar las cebollas y la zanahoria junto con el coñac de las ciruelas. Añadir la salsa al codillo y dejar cocer todo junto unos 15 minutos más.
Recomiendo servirlo con una ensalada verde.

jueves, 7 de mayo de 2020

LA VOZ DE CHRISTOPHER LEE

Mi prueba de doblaje poniendo voz a Mat Damon. Desde ese día en el estudio me llaman el NOMEJODAS.



LA VOZ DE CHRISTOPHER LEE
El bar de los Estudios Romero se encontraba repleto de dobladores y técnicos que desayunaban entre takes. Si uno cerraba los ojos y escuchaba, tenía la sensación de ser el extra de una película en una escena  repleta de actores famosos.
Sara, una escritora, había conseguido el permiso del director de los estudios para asistir a unas grabaciones que le servirían para documentarse con una novela en la que el protagonista era un actor de doblaje. En ese momento compartía mesa con Roger Pera y Alba Solá,, las voces de Leonardo di Caprio y Julianne Moore respectivamente.
-Hola, Roger, Alba… ¿Qué tal estáis?
Era una voz profunda, gutural. Sara se volvió para ver a un hombre de unos cuarenta años, alto y delgado vestido enteramente de negro.  Su cabello oscuro enmarcaba un rostro pálido y altivo y labios de un rojo intenso.
-Ah, hola, Radu –saludó Roger-. ¿Cómo te va?
-Oh, bien… Estoy haciendo un anuncio. Bueno, he de irme, me esperan en el locutorio.
Sara intentaba recordar qué rostro ponerle a esa voz grave, de vocales nítidas y consonantes rotundas. Alba se lo aclaró:
-Es Radu, un doblador excelente. Muy bueno sincronizando, nunca había que repetir un take. Era la voz de Christopher Lee cuando la televisión compró un lote de viejas películas de la Hammer.
-Pero ahora nadie quiere trabajar con él –apuntó Roger.
-¿Y eso porque? –preguntó Sara.
-No lo sé muy bien. Se volvió extraño… de eso sabrá algo Rubén, el técnico de sonido, trabajó muchas veces con él.
La conversación se interrumpió. El locutorio estaba preparado y había que seguir grabando.
 Después del trabajo en el estudio Sara solía ir a un bar cercano para revisar sus notas. Sentada en una mesa apartada oyó una voz a su espalda:
-Hola. Nos hemos visto antes en el bar del estudio.
Era la misma voz cordial del conde Drácula que recibía a Jonathan Harker invitándole a entrar en su castillo.
Sara le saludó sonriente y le invitó a sentarse. Radu le atraía, pues era del tipo guapo-grotesco que le gustaba, como Willem Dafoe. La pálida cara de Radu reflejaba los colores del local y se veía ligeramente fosforescente.
No hubo ningún insulso intercambio de frases habitual en estos casos. La conversación fluía animadamente. Sara, a cada momento más fascinada, entrecerraba los ojos  imaginando que  tomaba una copa con el mismísimo Christopher – Drácula –Lee.  Radu acercó su rostro al de ella cubriendo su mano con la boca, como si quisiera disimular un problema de aliento.
-Sara, es tarde. Tengo el coche muy cerca. Si quieres, te llevo a casa.
Radu había aparcado en una calle oscura y desierta. El interior del coche le pareció a Sara sorprendentemente gélido.  Miró a Radu. Ahora sus ojos eran un abismo oscuro y pudo ver los colmillos que asomaban por su cálida boca curvada en una roja invitación.
 Sara sintió una fétida y cálida oleada. Los labios de la chica eludieron los de Radu, su corazón se aceleró dominando todo aquel horror y un segundo más tarde corría calle abajo a toda velocidad.
-¡Lo siento, Sara! – gritó Radu desde la ventanilla-. He ido demasiado rápido… ¡Vuelve!
La luz de un fanal devolvió a Sara a la realidad como un ardiente rayo luminoso. Se encontraba en una concurrida avenida. Paró un taxi que la dejó en casa.
 Al día siguiente Sara bajó más tarde de lo habitual a la cafetería donde solía desayunar. Marcó en el móvil el número de los Estudios Romero y preguntó por Rubén, el técnico. Aguardó mirando las noticias del televisor mientras hervía en su cabeza un huracán de pensamientos.
-¿Rubén? Mira, me han hablado de ese Radu y, bueno… me ha parecido que podría ser una historia interesante para mi libro. ¿Sabes porque nadie ahora quiere trabajar con él?
-Halitosis –dijo Rubén.
-¿Cómo…?
-Ya sabes, mal aliento. Tan horrible que nadie soportaba estar a su lado en el atril, por eso sólo hace anuncios y documentales en los que únicamente habla él.
-Gracias, Rubén –respondió Sara con mucha más calma.
Sara meneó la cabeza. “Pobre Radu, su problema era el mal aliento… Me he dejado llevar por la imaginación.”
La locutora de noticias anunció:
“Extraño crimen en el barcelonés barrio de Gràcia. Ayer por la noche se encontró el cadáver desangrado de Rosa Picó. Presentaba unas extrañas heridas en la yugular. Se cree que pudo haber sido atacada por una fiera salvaje pero el Zoo de Barcelona no ha informado de la desaparición de ningún ...”
Sara miraba como hipnotizada al vacío, pálida y completamente inmóvil.
-¡Eh, Sara! –le dijo un camarero al ver su expresión desencajada-. ¿Te ocurre algo?
En el rostro de Sara apareció un trémulo deseo de hablar. Balbuceó:
-Chris… ¡Christopher Lee!
FIN
PORTADA PARA EL NUEVO LIBRO DE ETHAN
Me ha hecho mucha ilusión que Ethan, del estupendo blog El blog de Ethan, me pidiera que ilustrara la portada de su próxima novela El leve brillo de tus labios que aparecerá en mayo. Además, ha tenido la gentileza de regalarme un lote de sus libros. Buena lectura para hacer más agradable el confinamiento. ¡Gracias, Ethan!
EL PROFESOR SIBELIUS TE ENSEÑA COSAS BONITAS
MELMOTH: "OTRA VIDA"

Se trataba de uno de esos matrimonios que se han pasado la vida juntos, que se han querido, soportado…  y ahora, por alguna razón, o solo por culpa del tiempo, han vuelto a quererse. Formaban una de esas parejas que durante años han discutido porque él no es delicado y, en cambio, ella tiene sensibilidad y, si hubiese tenido ocasión y medios, hubiera llevado otra vida; esas parejas en las que él - de aspecto tosco - siempre parece moverse incómodo dentro de la ropa que viste, porque la ropa la elige ella, y la elige para otro: para sus sueños.
FIN
LA RECETA: POLLO AL AJILLO. Foto: Silvina
¿A que se ve doradito y apetitoso? y es tan fácil de hacer...
Dorar los trozos de pollo en aceite bien caliente junto con los dientes de una cabeza entera de ajos.
Retirar el pollo y en el mismo aceite sofreír unas rodajas de patata.
Salpimentar el pollo y añadir a las patatas cuando estén doradas con alguna hierba -laurel o tomillo- y 1 vaso de vino blanco.
Tapar el recipiente y terminar de cocer a fuego lento 20m.