Verano 2076. Como siempre que vengo a las fiestas de mi
pueblo aparco lejos de la calle principal. Me arrastro sudoroso hacia el bar y
allí veo a Ray acodado en la barra.
-¡Isaac! ¿Cómo te va? –Ray me da una palmada en el hombro,
pide dos cervezas y dice intrigante-: Vamos a sentarnos allá.
Nos trasladamos a un rincón. Me entra hambre al notar olor a
hamburguesa pero resulta ser una mosca culiazulada que acaba de freírse en la
lámpara ultravioleta. Huelen a carne asada cuando se espachurran en esas
trampas.
-Ya me enteré de que Vera y tú habéis roto –Ray bebe un
trago de cerveza-. Bueno, no solo yo, ya sabes que esas noticias vuelan en los
pueblos.
-Las fiestas me vendrán bien para olvidarla –siento crecer en
mi interior una bolita de resentimiento. Ray
me lanza una mordaz sonrisa.
-Vera está aquí.
-¡Pero si siempre se iba fuera estos días! No soportaba las
fiestas del pueblo.
-Vera siempre tan imprevisible. Vaya, hablando de la Reina
de Saba…
Ray se vuelve en dirección a la barra. No veo a nadie.
Bueno, sí, un vaso de cerveza flotando en el vacío y que se dirige hacia nosotros.
La silla de enfrente se retira, el asiento de skay se hunde por el peso de
alguien que no veo y entonces recuerdo... Mister Blocker.
En el 2072 Samsung
presentó una nueva aplicación, cuando bloqueas el teléfono y además
borras a alguien de las redes sociales se activa el servicio Mister Blocker que
altera tu campo sensorial y esa persona desaparece literalmente de tu vida. No
puedes ver ni oír a quien has bloqueado.
-Pero ella puede verme –le digo a Ray que se vuelve hacia
Vera y me transmite el mensaje.
-Vera dice: “Porque yo no te he bloqueado, soplapollas.”
¡Bzzz!!! Otra mosca electrocutada y de nuevo el olor a
hamburguesa.
El vaso golpea dos veces la mesa. Ray pone cara de
circunstancias. Imagino que Vera me está poniendo verde y decido intervenir en
esta conversación demencial.
-¡Y aún se hace la victima! Vera se había vuelto agobiante.
Me miraba los WhatsApp mientras estaba en la ducha, ella misma me lo confesó.
Ah, y un día la sorprendí fisgando en mi armario, ¡me estaba contando los
condones que habían en la caja!!!
-Vera dice que…
-¡Por dios, Ray, deja de hacer de intérprete de esa Sue
Storm! Esto es muy violento, creo que no debería haber ven…
Vera me arroja la cerveza a la cara. Sacudo la cabeza como
un perro mojado. Por suerte nadie en el bar se ha dado cuenta pues están
pendientes de la tele y de la final de Miss Universo que en el 2076 es
literalmente Universo. La ganadora es una venusiana de brillante cutis color zafiro.
-Ya se ha ido –me informa Ray y sugiere-: ¿Otra cerveza,
amigo?
FINADIÓS, BOURDAIN
Deprimido por sus penas de amor con la actriz Asia Argento (o eso dice la prensa) se ha suicidado uno de mis ídolos: Anthony Bourdain, el primer Chef-Estrella. Sin él no existirían Gordon Ramsay ni Chicote con sus cocinas del infierno.
Recomiendo su libro Memorias de un chef . Los fogones de su restaurante de Nueva York tal
como los describe eran una locura: los cocineros, muy pasados de
vueltas después de una noche de excesos, cocinaban con música de Wagner a todo volumen
y calmaban el dolor de los tremendos cortes que se producían con los cuchillos a base de alcohol y sustancias psicotrópicas. Bourdain me caía bien por
su ironía y su tendencia al exceso. Para las personas que tienen prisa me he permitido dibujar
una versión resumida del libro Memorias de un chef:
Y esto me recuerda que ya toca una receta:
SOLOMILLO STROGONOFF
Sofreír en un solomillo de vaca o cerdo. Cuando esté dorado sazonar con sal y pimienta, reservarlo en un plato y freír en el mismo aceite cebolla cortada fina, luego añadir champiñones cortados a láminas. Cuando todo tome color añadir una copa de coñac, dejarlo reducir un poco e incorporar el solomillo cortado en rodajas, nata para cocinar y una cucharada sopera de mostaza en polvo, yo uso la Colman´s, la que viene en lata.
Tapar la sartén o la cazuela y dejar cocer a fuego lento unos 20 minutos.
Ayer me lo hice así, acompañado de puré de patata que queda muy bien con la salsa.