jueves, 1 de febrero de 2018

HISTORIAS DEL MÓVIL

Orlando Dutyfree guardó el móvil en el bolsillo de la chaqueta y se fue a su trabajo. Nada más pisar  la calle el móvil se fue volando.
Es lo que pasa al salir de casa con el móvil en modo avión.
Está diagnosticada la fobia a salir de casa sin el móvil, se llama Nomofobia (no confundir con la Gnomofobia o miedo a los gnomos) pero hay un nuevo transtorno conocido como Efecto Google, nuestro cerebro se niega a retener información y prefiere recurrir a los buscadores. Vamos, que nuestro cerebro se vuelve gandul.
Este cuento quedó finalista en un concurso -convocado por Vodafone- de relatos cortos en los que el móvil fuera más o menos protagonista.  ¿Alguien se anima a llamar a ese número del final por curiosodad?
SIMPLE CURIOSIDAD
 Demasiado rápido para una curva tan cerrada. Jota empotra su moto Norton 500 CC monocilindrica en una valla. Unos metros atrás viene su hermano Eme en una Guzzi 599 CC 8 cilindros y encuentra a Jota tendido en el suelo en medio de un gran charco de sangre. Jota le dice que si no sale de esta quiere que lo entierren con su cazadora de motero; son sus últimas palabras.
Tres días después los miembros del club de motoristas Easy Rider nos reunimos para el funeral de Jota. Poco antes de la ceremonia Eme convida a beber a todo el mundo. Parece un funeral irlandés, bebemos (en pocos minutos agotamos los botellines de cerveza del bar del tanatorio) cantamos, reímos y lloramos. Dos asistentes se lían a tortazos y Eme suspira: “A Jota le hubiera gustado esto”.
Eme y otros tres compañeros cargan con el ataúd hasta el cementerio. Por poco dejan caer el féretro al suelo por el respingo que dan cuando desde el interior de la caja suena el Born to be wild de Steppenwolf. Es el tono que sonaba en el móvil de Jota. No debieron reparar en el móvil que siempre llevaba en un bolsillo interior de la cazadora. Uno de los porteadores, con las piernas aún temblando del susto, vomita abundante cerveza sobre una lápida .Ni siquiera Eme puede reprimir una carcajada. Segundos más tarde el móvil enmudece y depositan el ataúd dentro del nicho.
 En casa me quedo hasta muy tarde viendo una película por televisión. Las primeras cabezadas coinciden con los títulos finales. Decido irme a la cama cuando una idea cosquillea mi adormilado cerebro. Agarro el móvil y tecleo apresuradamente el número de Jota. Un timbrazo, dos, al tercero se oye un chasquido:

-Jota… Soy Erre ¿Qué hay, viejo? Es que me preguntaba si realmente existía el Más Allá. Sí… era sólo eso, simple curiosidad.
FIN




"Justo entre el primero y el segundo piso sentí que iba a vomitar un conejito"
(Carta a una señorita en París. Julio Cortázar)
Releyendo este cuento con un protagonista que no puede evitar vomitar conejitos me han venido ganas de preparar este plato:
CONEJO AL AJILLO
 Sofreir los trozos de conejo en una sartén después de pasarlos por harina para que no salpiquen aceite.
Retirar el conejo y el el mismo aceite dorar una docena de dientes de ajo con cuidado de que no llegen a quemarse.
Sazonar el conejo con sal y pimienta. Añadirlo a la sartén con los ajos.
Regar con un vaso de vino blanco y poner una hoja de laurel.
Tapar la sartén y dejarlo cocer 20 minutos con el fuego al mínimo. Quedará muy bien con ensalada o unas patatas fritas.

39 comentarios:

Ana Bohemia dijo...

Lo del efecto Google me preocupa mucho, esos desentrenando a nuestro cerebro, que se haga vago es una muy mala señal para el futuro de la humanidad.
Leyendo el relato pienso que los moteros no pueden tener otra banda sonora, incluso en su tono de móvil. Hay vida más allá ¿de los móviles?
Nunca me ha gustado la carne de conejo, creo que por un trauma de la infancia, es duro tenerlo de mascota y que luego...en fin.
Saludos Miquel

El Doctor dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
El Doctor dijo...

Genial, amigo Miquel, como siempre. Nada más empezar a leer tu post uno se parte de la risa. Claro, el modo avión, y luego el puto cacharro sale volando. Luego está eso de la Nomofobia, y nos previenes (por si acaso) que no tiene nada que ver con los gnomos. Ja, ja, ja. El Efecto Google me tiene hasta los huevos. Verás, estás hablando con alguien y de repente no recuerdas tal cosa. De súbito, el individuo echa mano de inmediato a su móvil de última generación para entrar en Google. Yo le digo que no hace falta, que el olvido momentáneo también está bien y que no pasa nada. Pero este tipo que estuvo en una tienda de campaña haciendo cola, durante toda una noche, en las puertas de Apple (ese logotipo de la manzana medio mordida que todos vimos en los vinilos de Paul McCarthey), en Plaça de Catalunya, no se dejará amedrentar por un tipo como yo que tiene un móvil de primera generación. El zombi contemporáneo, una vez que descubre lo que tu castigada memoria no recordaba, y ya se queda allí, aprovecha y mira su Facebook para saber cuántos pulgares tiene hacia arriba, y su Instagram para ver qué le han dicho sobre el selfie que se hizo cuando salía de la ducha. A veces, estás hablando con un tipo y de repente le llaman al móvil. Lo coge y se aleja de ti. Lo más siniestro es que, en muchas de las ocasiones, el tipo ya no vuelve, es más, desaparece. Luego tenemos el Phubbing: término con el que se define la conducta de las personas que, aun estando en compañía, prestan toda su atención al Smartphone.

Creo, mi querido Miquel, que la tecnología no nos ha liberado de nuestras obligaciones: las ha hecho ubicua. El móvil no te ahorra trabajo, sino que te hace trabajar en todas partes. Por otra parte, en otros tiempos, ver a alguien hablar solo era un síntoma de demencia, ahora define la categoría social. El móvil es ya un apéndice de la persona. El puto Smarphone lo tiene todo al alcance del primate sofisticado. Se puede registrar con todo detalle nuestra monótona y triste vida y compartirla con los demás, pero dándole un aire un tanto afectivo al vacío que nos envuelve. Imágenes de alucinante definición que detallan un hecho nimio, banal, pueril, aderezada con una escueta frase autocomplaciente, de buen rollito, vamos. Luego está esa angustia de tener que registrarlo todo, por muy banal que sea, por miedo a que quede en el olvido. Conozco a una mujer que fotografía la comida que acaba de cocinar y luego otra de la taza del váter con el resultado orgánico, es decir, el antes y el después. La verdad, creo que todo esto es innecesario.

Me ha encantado tu relato, y ese Eme me ha hecho pensar en "M" de la película de James Bond; Quantum of Solace:

M: Bond, necesito que vuelvas.
Bond: Nunca me he ido.

Y sobre el relato de Cortázar, me equivoqué en el título cuando hablamos de él. Creo que te dije algo sobre “Cartas a mamá” o algo así. Menos mal que ni tú ni yo sacamos el móvil para comprobarlo, amigo mío. Ya sabes que tengo una vecina que tiene en su terraza conejos. Encima esta guapa chica se llama Alicia. Una vez coincidimos en el súper y le pregunté si los vomitaba. Ella no me entendió. Me dijo que había gente que tenía en casa gatos, perros, a la suegra, iguanas, serpientes,hipogrifos, enanos, etc., y que ella tenía conejos. Me llegó a decir que si quería ir un día a su casa para enseñarme su conejo especial. Tragué saliva. Soy muy mal pensado. Seguro que se refería a uno de sus lindos conejitos.

Y para ir terminando ante tanta locura tecnológica, me gusta cambiar la famosa frase de John Lennon por esta: “La vida es eso que pasa mientras estás completando tu perfil en las redes sociales”. Muchos me increpan y me preguntan cómo salgo adelante sin Google. Mi respuesta es bien sencilla. Les digo que la clave de la vida la encontré en una simple tira cómica de Mafalda: “Antes de autodiagnosticarme depresión o baja autoestima asegúrate de no estar rodeado de gilipollas.”

¡Un fuerte abrazo!

María dijo...

Jjajaja me has sacado sonrisas con lo que dices del móvil a modo de avión. En verdad, es una droga el móvil, no sabemos salir de casa sin él, siempre con nosotros, nos hemos hecho adictos, aunque no me extraña que así sea, porque en él encontramos todo, desde linterna, series, wasapt, que hasta hemos dejado casi en desuso el modo de hablar por teléfono.

Muy completa la entrada como siempre, incluyendo un relato.

Por cierto, me encanta el conejo, yo lo preparo de otra manera, pero la próxima vez, lo haré como dices tú.

Muchos besos.

Clementine dijo...

Qué entrada más chula, Miquel. Entre cuentos y relatos... y receta.
Me encantan todos tus dibujillos, el del móvil volador me chifla.
Muy buen finde, Borgo, y muchos besos.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

¿Y que pasa si hay una respuesta? Me gusta ese final abierto.

Y lo de nomofobia puede ser que esté sucediendo. También está bien contado.
.
Estuve recordando algo más sobre la entrada anterior. En un un capítulo de la serie Wonder Woman, con Lynda Carter, hubo un gorila de ese estilo. Con el cual tuvo que luchar la heroina, teniendo que zafar de sus abrazos.

Y eso me lleva a hacer una pregunta. ¿Influye en la nomofobia los recuerdos incompletos, que hacen necesaria una busqueda en google para completarlos?

Saludos

Belknap dijo...

Mr. Borgo, muy buenos los tres relatos; lo de google, lamentablemente, es bastante cierto y eso del movil volador estuvo genial. Un saludo y nos estamos leyendo.

miquel zueras dijo...

Hola, Ana. Es lo que tiene la tecnología, nos vuelve perezosos. Google es como tener una enciclopedia a mano en todo momento. Espero que a la gente no le de por dejar de pensar...
Mi primo frecuenta un bar de moteros y pregunté por su banda sonora. Los maduros me dijeron que el mejor tema para ir en moto era "Born to be Wild" y los jóvenes (cuarentones) "High Wall to Hell".
Te entiendo, es que como si tuviese que comer gato. Ese plato queda muy bien con pollo, hace poco hice pollo al ajillo con puré de patatas.
Saludos, Ana!
Borgo.

ricard dijo...

Es como el navegador del coche, que sustituye y acaba por anular nuestra capacidad de orientación.

Muy bueno, el relato. Pero yo con los de Vodafone no me hablo.

Saludos.

Folk dijo...

¡Muy bueno tu dibujo del personaje al que le sale volando su movil en "modo avion"

Al leer esta entrada he pensado que no estaria mal que existiese "el dia sin movil". he ido a mirar a la red y parece que ya se asignó un dia a tal fin, recuerdo cuando hace mas de un par de decadas uno entraba al metro o tren y se veia a la gente con sus libros, comics...(gente leyendo "Zona-84", "Comix internacional", "Cairo". o "El Vibora"), hoy en dia al entrar al metro o tren ves a todo el mundo con la mirada fija ante la pantalla del movil, o tecleando nerviosamente, ocasionalmente tambien se puede ver en el tren o metro a los que aun resistimos como en "El Alamo" y preferimos llevar un libro o comic impreso en papel para leer mientras dura el trayecto...

Lo ideal sería que todo conviviese, que una cosa no quitase a la otra, quiero decir que cuando apareció el cine parecia que se iva a acabar el teatro, y hoy en dia seguimos teniendo teatro, cierto es que siguen editandose libros y comics en papel, pero si desaparecen del habito diario por que los sustituye el movil pues sucede que los perdemos de vista en el paisaje diario.

Nunca he tenido un movil con conexion a internet, tengo uno de esos basicos, que ni siquiera llevo siempre encima, para llamar y recibir llamadas, esas son las aplicaciones de mi movil, hoy en dia es un poco toston el que todo se haya de virtualizar, mucha gente va a un concierto, y mas que disfrutar del concierto parece que lo importante para ellos sea hacer fotos,selfies, grabar videos y colgarlos en la red social de turno y estan mas concentrados en eso que en deleitarse con la interpretacion de sus artistas preferidos, tambien se da el caso de parejas que salen a cenar y se pasan la velada mirando el movil, y cuando se paga la cuenta para irse del restaurante igual no se han dicho ni una palabra, , tambien lo del palo de selfie a veces es de traca, cuando se ven esas olas altisimas por el temporal y nunca falta quien quiere estar pegao a la ola (cuando está en su maximo apogeo) para hacerse un selfie para compartir en el "insta", con las funestas consecuencias que a veces se ven en el teledario...

Supongo que la cosa empeorará cuando venga lo de las gafas virtuales para el gran publico, o cuando tengamos que seguir en plan borreguil lo que nos dicten los robots.

Saludos!!

miquel zueras dijo...

Hola, MELMOTH! La tentación del Google es muy fuerte y nuestro cerebro no se quiere esforzar demasiado. Se habla de los Smartzombies pero creo que el móvil más bien nos vampiriza. Sí, ya he leído sobre el fenómeno Phubbing, le dediqué una entrada.
Muy bueno eso del proceso orgánico de la comida, si fuera Ferran Adrià evacuaría nitrógeno.
Sí, ya me leí el otro relato de Cortázar y al ver que no aparecían conejitos me puse a buscarlo en Google. ¿Lo ves? creo que también he sucumbido al efecto ese...
Yo también viví una época sin Google, y hasta sin móvil. Lo último fue cuando todo el mundo me acribillaba con la pregunta "¿Tienes WhatsApp? Ah, pero... ¿no tienes WhatsApp? y claro, tuve que sucumbir.
Abrazos, amigo!
Borgo.

Anónimo dijo...

Hola Miquel
A mí, cuando llamas a una entrada "Historias del Móvil", se me hace la boca agua esperando que el tema vaya de "las razones del crimen" y porotraparte: ¿a quién se le ocurrió llamarlo "modo avión"? yo creo que más lógico sería decir "modo estatua" ó "modo longuis" en su defecto.
Menos mal que me ha gustado mucho tu entrada ¡Porque ya me estaba poniendo a vibrar y a emitir zumbiditos!
Un saludo, Manu3l.

miquel zueras dijo...

Hola, María! Hubo una época en la que el móvil solo servía para llamar y recibir llamadas, ahora es agenda, álbum de fotos, mensajero... y hasta linterna como el otro día cuando se fue la luz de mi escalera y no veía donde colocar la llave. El móvil es como un apéndice de nuestro cuerpo, y el fijo ha quedado tan antiguo como mi vieja máquina de escribir Underwood.
El conejo también queda muy bien al horno, con romero.
Gracias y saludos!
Borgo.

miquel zueras dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
miquel zueras dijo...

Hola, Clementine! Bueno, ya sabes que me gustan las entradas con todo el conjunto: relatos, dibujitos y receta.
Lo del móvil volador se me ocurrió un día cuando lo encendí al salir de casa y me di cuenta de que estaba en modo avión. ¡Menos mal que no se me fue volando hasta el aeropuerto de Orly!
Muchos besos y que tengas un muy feliz finde.
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Demiurgo! Siempre hay algo de tensión en ese momento que marcamos un número y esperamos que descuelguen al otro lado, sobre todo si es una llamada al más allá ¿tendría cobertura?
Recuerdo la serie con Lynda Carter quien por cierto la he visto hace poco en un episodio de una enésima repetición de "Dos hombres y medio" interpretándose a ella misma.
Buena pregunta. Otro dato interesante sobre recuerdos incompletos es (lo he encontrado en el Google) el llamado "Efecto Mandela" o recuerdos erróneos que aceptamos como reales.
Saludos!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Mr. Belknap! En mi caso el móvil (o celular como lo llaman allá) se habría ido hacia el aeropuerto de Ezeiza del que guardo buenos recuerdos. Por cierto, qué extraño el caso de la mujer china desaparecida en Ezeiza.
Saludos!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Ricard! El navegador y la voz que elegimos para el GPS dice bastante sobre el conductor. Un amigo mío lo lleva con la dicción de Chiquito de la Calzada: "¡Ahora gira a la derecha, pecadorrr!"
Yo me he pasado a Orange. Vodafone me metió una multa de 180 euros por cambiar de compañía cuando aún no había expirado el contrato.
Saludos!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Folk! Hace poco tuve una sensación extraña al sentarme en el metro y entonces reparé en un viajero que leía el periódico. ¡Hacía no sé cuánto tiempo que no veía una escena semejante! Me sentía como en esos trenes que aparecen en las series tipo Mad Men con todos los pasajeros con sus sombreros Stetson y leyendo el Times. Hace poco fui a un restaurante, el "Dans le Noir" que te hacen dejar los móviles en una taquilla, me parece una buena idea.
El uso de los móviles llega a extremos alucinantes. En Razzmatazz, durante un concierto de los Beach House, vi a un espectador en primera fila aullando por el móvil. ¡No debía oir ni una palabra! pues estuvo así un cuarto de hora.
Hace poco en un local japonés vi a una pareja que se sentaron y se pusieron a hablar cada uno por su móvil casi media hora. ¡Y luego dijeron que les volvieran a calentar su sopa de miso! Cada vez hay más Smartzombies.
Saludos!
Borgo.

miquel zueras dijo...

¿Qué tal, Manu? A mí me hace gracia cuando en las series tipo CSI comentan: "Lo que nos falta ahora es el móvil" ¿del crimen o un Vodafone? Lo que sí veo claro como móvil de un asesinato es esa gente que en la oscuridad de una sala de cine no deja en paz su pantallita luminosa.
Me alegra mucho que te pases por aquí y que te guste la entrada.
Saludos!
Borgo.

Frodo dijo...

Otra vez nos deleitas con tremenda entrada, Miquel.
El pequeño chiste del modo avión ya me arrancó una carcajada. Lo del efecto google es muy cierto, ayuda mucho en lo inmediato, pero no fija las ideas, las vuelve volátiles.
El relato es fenomenal, muy muy buena idea. La penúltima escena es digna de una buena serie o película de comedia algo trágica.
Con respecto a los números de teléfonos que uno duda entre marca o no marcar, me hiciste recordar una canción de Viejas Locas, que escuchaba de adolescente con unos amigos, se llama "638-0465". Hasta que un día uno dijo "¿y si llamamos a ver qué pasa?"....Te diría que primero escuches la letra y después veas de qué lugar se trataba (te lo cuento en la post data)

https://www.youtube.com/watch?v=pX_01v1Tx1I

Con respecto al conejo, el cuento de Cortázar es tan bueno como perturbador, te deja medio raro, tan raro como cuando de niño descubrí que los conejos que criaba mi tío, con los que yo jugaba, me los servían luego en la casa de mis abuelos.
Pero claro ¿dónde está Mingo? ¿dónde estaba Mingo entonces?
Si no me hice vegetariano en ese momento, dudo que lo sea alguna vez.

Abrazo grande Borgo!
Excelente entrada

PD: luego de marcar, atiende desde el otro lado una voz gruesa: "Comisaría de Lugano, buenas tardes". La última etapa de Viejas Locas (y la primera de Intoxicados) tuvo muy buenas canciones, sí señor. Una lástima que se hayan quemado tanto

Nury ruri dijo...

Muy bueno ese móvil volando. El efecto google es contagioso me temo y no sólo perjudicial para la memoria, yo me quedo sin batería en nada.
Me suena el relato que cuentas ¿publicaste ya alguno parecido?, es por lo del móvil sonando en el ataúd.
Últimamente el conejo lo hago en guiso pero mira por donde... que casi que cambio la forma de cocinarlo a ver qué tal.
Saludos.

ethan dijo...

Creí que iba a terminar con el móvil de Erre sonando (el número del remitente es el de Jota que lo llama desde la tumba). ¿Coger o no coger el móvil? En cualquier caso muy muy bueno.
Saludos.

miquel zueras dijo...

Hola, Frodo! Está claro que el Efecto Google es consecuencia de no poder retener tanta información. Todos los datos que vemos desfilar diariamente son de consumo rápido. Ese relato lo presenté a un concurso de la compañía Vodafone, me dije que si no ganaba me cambiaba de compañía y así lo hice. Por cierto que media hora más tarde me llamaron de Vodafone ofreciéndome de todo ¿Cómo se enteraron de mi llamada a Orange? ¿Nos espían?
Muy bueno ese tema de Viejas Locas. Su estilo me recordó a Ariel Roth de la época de Tequila, grupo que tuvo mucho éxito en España como seguramente sabes.
A mí también me costó encajar que aquellos conejos que yo alimentaba con hojas de zanahoria en la casa de campo de mis tíos serían nuestro plato de domingo. Con una receta catalana que allá debe sonar muy exótica: conejo con caracoles. ¡Qué rico...!
¡Comisaria de Lugano! ¡La cana al teléfono! Qué bueno...
Abrazo grande, Frodo!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Nury! Quería titular el microrrelato "Modo avión" pero entonces recordé que es el nombre de un grupo musical liderado por el hijo de Federico Trillo, nada menos.
Sí, publiqué ese relato hace cinco años. Estoy de "refritos" porque vou muy justo de tiempo con los dibujos para un libro infantil de música.
Está receta es muy sencilla. A veces preparo el conejo al horno, con romero y vino blanco. ¡Y que no falte el allioli!
Saludos!
Borgo.

miquel zueras dijo...

¿Qué tal, Ethan? Muchas gracias. Yo soy de natural curioso y creo que acabaría llamando, y seguro que me arrepentiría después. ¡Qué yuyu! ¿Habrá cobertura en el Más Allá?
Saludos!
Borgo.

AMALIA dijo...

Lo del uso del móvil llega a grados sorprendentes.
Una historia muy buena .
Cómo terminaremos con tanta tecnología?...

Un abrazo abrazo. Feliz semana.

AMALIA dijo...

Perdona. Quise decir un abrazo.

miquel zueras dijo...

Hola, Amalia! Gracias, me alegra que te haya gustado y bueno... mucho me temo que acabaremos como los cyborgs, co móviles implantados en el cuerpo ya que no podremos prescindir de ellos.
¡Abrazos y que tengas una buena semana sin demasiado frio!
Borgo.

Licantropunk dijo...

Ayer tuve ocasión de escuchar una entrevista muy interesante en el programa "Fallo de sistema" de Radio 3, apropiada para el tema de tu entrada. El entrevistado era Andy Stalman, que ha escrito un libro titulado "Humanonoff", en el que se habla de la sociedad “smartphone-céntrica” que nos domina. De terror, en fin.
Saludos.

miquel zueras dijo...

Hola, Licantropunk! He oído hablar de Stalman, "El gurú de las redes". Pronostica que tendremos que vivir en equilibrio entre dos mundos: el Online y el Offline y habla del brutal tsunami informativo en el que estamos inmersos. Sí, interesante y terrorífico.
Saludos!
Borgo.

abril en paris dijo...

Muy bueno, el modo avión para lanzar el móvil y que aterrice sin romperse jaja.
A mi lo que empieza a preocuparme es no poder prescindir del móvil, tener en él todo y la ansiedad que empieza a apoderarse de uno si te lo dejas en casa o lo pierdes. El Google te saca de apuros y tambien nos hace vagos pero tambien te digo, hay demasiada información basura en nuestro cerebro y mejor que resetearlo acudimos al dichoso buscador/navegador.
El relato está genial...¡que me entierren con el móvil por si alguien quiere localizarme..!En éste caso el modo avión tendría que cambiarse por "modo espíritu" ;)

Me haces muchisima gracia, Miquel o dicho de otro modo tienes muchisima gracia tanto con los relatos como con tus ilustraciones...pero esto ya te lo he dicho.

Saludos

P.D. No me gusta el conejo, mejor dicho lo asocio con las mascotas y no puedo con ello...desde que ví, cuando era pequeña, cómo mataban a uno muy símpatico...me llevé un buen berrinche.


miquel zueras dijo...

¿Qué tal, París? Pronto veremos móviles en modo avión surcando el espacio aéreo, eso seguro. Mira que he pasado años sin móvil y ahora me pregunto cómo he podido sobrevivir, claro que entonces había cabinas telefónicas en cada esquina. Hay mucha información, ahora el desafio es seleccionar la fiable y la que no. ¿Te imaginas que todo lo que publica Wiquipedia fuera falso?
Gracias. Me encanta que te gusten mis relatos y dibujillos. En Argentina la gente opinaba igual, los conejos eran más bien mascotas, sólo los comían la gente del campo. Incluso el cordero no lo comían en la capital y eso que se come mucho asado por allá. La cocina de mis parientes del campo era como la Matanza de Texas, con los conejos desollados colgando. Uf, suerte que no tenía que hacerlo yo. Si tuviera que matar lo que como no comería carne.
Saludos!
Borgo.

Josep dijo...

Ja,ja,ja.... llamándose Dutyfree, normal que llevase el móvil en modo avión: lo raro es que no lo portase en un bolsillo provisto de cremallera anti-cacos, en su caso, anti-despegues-inesperados...

El relato me ha encantado, Borgo: y he de reconocer que no me atrevo a llamar a ese número, por si las moscas....

Lo de Google es una epidemia, me temo: en mis sueños imagino que llegará un día en que en los bares y restaurantes habrá dispositivos que anularán toda cobertura para que los clientes, en vez de permanecer absortos y callados mirando sus pantallas hablen por los codos y se les seque la garganta, necesitando unos buenos tragos para seguir en buena compañía.

Como soy un poco raro, pese a tener smartphone, ni tengo el guasap instalado ni me conecto a internet como no sea por un widget que me ofrece la información meteorológica y maldita la falta que me hace, pero queda bonito, eso sí.

Voy a ser el único que se apunta la receta del conejo al ajillo: mi abuela tenía una parada en el mercado y vendía conejo y pollo: los compraba vivos, así que ya imaginarás que de niño alguna que otra vez "ayudé" a mi abuela. Aquellos conejos pesaban el triple de los que ahora veo despellejados en las estanterías, Borgo, mira que te digo; además del pienso se comían todo el verde desechado de la cocina, así que cuenta como sabrían... El conejo, ahora, hay que aderezarlo bien porque si no, no sabe a nada, pero sigue siendo muy nutritivo y menos problemático que la ternera y el cerdo....

El mejor conejo al ajillo que jamás he comido lo servían en un restaurante de carretera, frecuentado por camioneros, ya desaparecido, sepultado por las carreteras que usas para ir al aeropuerto: si hubiesen enterrado en el solar de atrás los huesos de todos los conejos al ajillo servidos durante tantos años, al construir esos accesos nos hubiésemos partido de la risa en el telediario.... jajaja....

Un abrazo.

DULCINEA DEL ATLANTICO dijo...

Lo del efecto Google es algo preocupante, ya no memorizamos como antes ya que si nos olvidamos tenemos al chivato que nos recuerda como era el asunto.
La mente se vuelve vaga y con ella nosotros, en fin que le futuro de nuestros nietos no se como será en este aspecto.
Muy bueno Miquel el cuento del motorista, y la curiosidad un poco macabra, mira que si le cuenta con detalle como se está por ahí...
Como siempre la ilustraciones muy buenas.La receta del conejo tomo nota.
Besos Miquel
Puri

miquel zueras dijo...

¿Qué tal, Josep? No, yo tampoco me atrevo a llamar aunque sea un número inventado durante los efectos del vodka de pimienta roja que me trajeron unos vecinos polacos.
Me temo que acabaremos como unos cyborgs con móviles y cargadores implantados en nuestros cuerpos. Yo era feliz con mi modesto móvil hasta que me empezaron a bombardear con: "¿No tienes Whatsapp? ¿No tienes Whatsapp?:::" La presión social es inevitable.
La cocina de mis parientes del campo parecía la Matanza de Texas con todos aquellos conejos colgantes despellejados. Sí, hay que condimentarlo bien como el pollo actual cada vez más insipido. Al conejo le sienta bien el romero.
En los restaurantes de camioneros se suele comer bien. Cuantos más camiones aparcados alrededor... me imagino un osario de conejos procedentes del solar al estilo Poltergeist, y espectros de conejo que se aparecen a los comensales. Vaya idea para una película serie-B.
Saludos!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Dulcinea! Si es que ahora lo tenemos todo muy fácil, aún recuerdo cuando pasaban por casa los vendedores de enciclopedias. He comprobado por mis sobrinos que su memoria deja mucho que desear. ¿Acabaremos siendo los mayores libros vivientes como Farenheit 451?
Yo no llamaría por si me dice que el Más Allá es algo así como vivir en una urbanización como Marina D´Or. Ayer me hice esa receta con patatas cortadas finas debajo del conejo. Tomaban el sabor del jugo y estaban buenísimas, casi mejor que el conejo. Te lo recomiendo con romero.
¡Besos, Puri!
Borgo.

Nury ruri dijo...

Comentas que estás liado con dibujos para un libro infantil de música. Infórmame cuando salga que me puede interesar. Me dedico a dar clases y tengo de todas las edades.
Saludos.

miquel zueras dijo...

Hola, Nury! Es un libro para Dinsic, una editorial que publica libros y materiales para la educación musical. Seguro que te informaré cuando lo publiquen, de momento ya he entregado todos los dibujos. He dibujado instrumentos de todo tipo, coros, orquestas...
Saludos!
Borgo.