Sin necesidad de nevera ni otros medios especiales de
conservación, uno de los McMenú vendidos el día del cierre, con patatas fritas
incluidas, sigue intacto más de seis años después, sin haberse podrido ni
apenas deteriorado.
Hjörtur Smárason es un joven islandés que compró el último McMenú vendido en Reikiavik
el 31 de octubre del 2009. El lote contenía la típica cheeseburger, compuesta
de queso y carne, y un paquete de patatas fritas.
La dejó olvidada en un rincón de su casa, dentro de una bolsa de
plástico. No fue hasta al cabo de tres años cuando, con motivo de un traslado,
encontró de nuevo la hamburguesa y pudo comprobar que seguía tal cual. El pan
se había secado, pero, por lo demás, ni olía mal ni nada hacía pensar que el
producto estuviera en proceso de descomposición. Smárason decidió donarla al Museo
Nacional de su país pero fue rechazada, así que Smárason la entregó al Bus Hostel, en el centro de Reikiavik. El McMenú tiene tan buen estado que algunos clientes han comido de sus patatas fritas... Ecs.
De momento, ya le estoy dando vueltas a un relato en el que descubren en una cámara frigorífica del abandonado McDonald´s islandés el cadáver incorrupto del payaso Ronald McDonald (foto izquierda)
Un tema muy candente: las apariciones de Jesucristo en la comida. No sé muy
bien por qué motivo, el Mesías tiene una especial afición a mostrarse de
repente en alimentos y objetos relacionados con los mismos:
Este señor de Brisbane (Australia) asegura que se quedó peligrosamente dormido dejando una sartén en el fuego y una voz profunda le despertó: "Despierta, soy tu ángel guardián". Al retirar el bacon carbonizado descubrió esta imagen. Poco después se descubrió que se trataba de un foto-montaje
Claro que esas apariciones pueden mostrarse de muchas formas. ¿Les suena este rostro en un pastelito japonés?
Y, ahora, marchando algunas chorraditas:
FINAL FELIZ
Rómulo decidió entrar en unos de esos locales orientales que
anuncian masajes con final feliz.
Se quitó la ropa en un reservado y se cubrió con una sucinta
toalla. Pasó a una sala donde sonaba música de
koto, el arpa japonesa, y allí le recibió una preciosa chica asiática
vestida con un kimono de seda y largo cabello negro recogido en la nuca. Se la
veía deliciosa, fulgurante, en contraste con la ascética habitación que olía a
incienso.
La experta masajista tántrica trabajaba con su cuerpo potenciando y estimulando toda su
energía sexual. Le indicó a Rómulo que
se pusiera boca arriba. Parecía que, bajo su toalla, alguien levantaba una
tienda de campaña. El momento culminante se acercaba. La tensión se sentía como
un calor excesivo, insoportable. La muchacha sacó un libro y leyó:
“Cuando Cenicienta se presentó en la boda, dejó a todos
admirados de su extraordinaria belleza; el príncipe que la estaba aguardando le
cogió la mano y bailó toda la noche con ella. Después se fueron al palacio
donde vivieron muy felices rodeados de hermosos niños de dorados cabellos. FIN.”
-Zài-Jiàn! – (Adiós)
dijo cerrando el libro. Saludó con un movimiento de cabeza y se marchó.
HORARIO DE VERANO
El otro día adelantaron los relojes una hora y el sol se confundió. Salió dos veces. Ahora todo tiene dos sombras.
(Foto: El perseguido, de Antoni Arissa)
LAS PAREDES HABLAN
"Ya los oigo otra vez" -,pensó Montresor mientras se servía una copa de amontillado con la seguridad de alguien que ha bebido muchas en su vida. "Fortunato y Berenice... siempre cuchicheando, susurrando... hasta los oigo haciendo el amor apasionadamente toda la noche, con testaruda energía."
Montresor se sirvió un segundo vaso y murmuró:
"Tendría que haberlos emparedado por separado."