Hace poco hablaba aquí del Test Bechdel; acabo de descubrir otra curiosa clasificación para películas:
¿Qué tienen en común los Pitufos, los Teleñecos, Inception
(Origen), Transformers, The Big Bang Theory y las primeras de Star Wars? Pues que en
todas aparece sólo un personaje femenino en medio de hombres. Es lo que se
llama el Principio de la Pitufina (aunque a mí me gusta más Síndrome) "Smurfette Principle" en inglés . Hay varios ejemplos en el cine y eso sin contar el género bukake (Para quien no sepa que es un bukake le remito a mi entrada La he vuelto a liar en el set de doblaje del 10 de mayo del 2013).
La primera trilogía de Star Wars sería la Película Pitufina por antonomasia. La princesa Leila (Carrie Fisher) parece ser la única mujer de toda aquella galaxia taaaan lejana, y el pardillo de Skywalker ni sospechaba que eran hermanos. Por cierto que El peinado característico de la Princesa Leia está inspirado en el peinado tradicional de las falleras de Valencia. Esto se debe a que, meses antes del rodaje, el director de la película George Lucas visitó Valencia durante el mes de marzo.
¿Y en las series televisivas? - Big Bang Theory, con la monísima Penny -¿Penny? ¡Toc, toc, toc! ¿Penny? ¡Toc, toc, toc!- (sí, ya sé que más
adelante aparecen Bernadette -ejemplo de rubia que parece tonta pero luego no-
y Amy -un Sheldon con vagina).
Tema dibujos animados, aquí hay tela: Las tortugas ninja, Oliver y Benji, Barrio
Sésamo, Pokemon, Hora de Aventuras (con la fama de modernos que tienen) y me refiero a mi personaje preferido: la vampira Marceline, o Doraemon con una única niña, Shisuka, a la
que los pervertidillos crios japoneses siempre sorprenden en la ducha.
Y también podemos hablar de la Actriz Pitufina por excelencia: Megan Fox; por su participación en la saga Transformers (Mikaela Banes) y otras producciones como Bad Boys-2, Friends with Kids y El dictador con Sasha Baron Coen donde se interpreta a sí misma.
En mi relato No era festivo en Seattle solo aparecen dos mujeres, aunque no superaría el Test de Bechdel pues la mayor parte del tiempo lo pasan hablando de un hombre:
NO ERA FESTIVO EN SEATTLE (Relato)
Barcelona, julio, 2009
Magenta y Púrpura se abrazan al encontrarse en el
aeropuerto.
-Perdona que no te haya traído un regalo –dice Magenta entre
dos besos-. Ya sabía que ayer fue tu cumpleaños pero era día festivo en Seattle
y todo estaba cerrado.
-Da igual –dice riendo Púrpura- . ¿Te apetece cenar en un
restaurante griego?
Magenta advierte una expresión de felicidad bovina que
Púrpura muestra siempre que está enamorada y así es: “He conocido a un hombre
que no parece de este mundo –da un giro al volante y-: Es guapísimo, atento…
mañana he quedado con él para tomar una copa. Podrías venir tú también y lo
conocerás.”
Cuando Púrpura
levanta la vista del menú hasta sus ojos parecen casi glaucos a la luz de la
lamparita de la mesa. Magenta se da cuenta de lo mucho que se ha americanizado
al pasar el tenedor de la mano izquierda a la derecha para comer su musaka.
Púrpura sigue hablando de Glauco. De vez en cuando la mira y sonríe pero
Magenta no le devuelve la sonrisa. Ya está ligeramente aburrida pero aún siente
un ramalazo de culpa por no haberle traído un regalo. Lo fue dejando para más
tarde y al final se encontró con el tiempo justo para tomar el avión. Era
mentira lo del día festivo en Seattle. Al llegar los postres (baklava para
Magenta y un té para Púrpura que siempre cuida su línea cuando está colgada por
alguien) ya está claro que el diálogo que esperaba Magenta ha resultado un
monólogo sobre Glauco. Magenta responde con un silencio rencoroso cuando
Púrpura dice que va al lavabo; eso siempre quiere decir que no volverá antes de
quince minutos.
Poco después suena el móvil que Púrpura ha dejado sobre la
mesa –nunca se lleva el móvil a los lavabos desde que un día se le cayó uno por
la taza-. En la pantalla iluminada se ve un número y debajo un nombre: Glauco.
El volumen está alto, dos clientes la miran con desaprobación y Magenta se
siente aliviada cuando el móvil deja de sonar.
Poco después Magenta vuelve a oír el móvil: un mensaje de
texto. Sabe que lo que va a hacer es incorrecto pero Púrpura le debe una por la
aburrida velada y la espera. Lee:
Púrpura, se acabó. Es mejor así. No eres la persona que yo
había imaginado. Eres posesiva y manipuladora. Me has decepcionado mucho.
Adiós. Glauco.
Magenta pulsa la tecla de borrar. Luego busca el registro de
llamadas y borra el número de Glauco. Magenta sonríe, ahora ya tiene un regalo
para Púrpura: unas horas más de bovina felicidad.
Happy Birthday.