viernes, 16 de mayo de 2014

LOS SEDICIOSOS SARNOSOS

Ha sido un gran placer encargarme de esta invitación. El primer encuentro de los Sediciosos Sarnosos en treinta años.

Junio, 1984, en el comedor de un cuartel de Ceuta. Llevábamos días recibiendo unas raciones ínfimas. Había sido un día tenso y se produjo un tumulto. No sé muy bien cómo empezó pero sí como acabó, todo fue un poco extraño: entraron en el comedor el oficial de guardia con un grupo de soldados armados. El oficial señaló una mesa: “¡Vosotros seis, quedáis arrestados por sedición!”.
Entonces supe el significado de la palabra sedición, viene de seis. En caso de alboroto, un mando elige al azar una banqueta de seis personas y éstos se comen el marrón. A mí, Chema, Fran, El Córdoba, Chus y Marcos nos había tocado la lotería.
 Nos castigaron con un mes de calabozo. De lunes a viernes trabajaríamos en un vertedero abriendo caminos a pico y pala para los camiones recogedores. La llegada al vertedero, en un jeep de la policía militar, fue muy surrealista: en medio de un desolado páramo  lleno de desperdicios nos esperaba un brigada vestido con impecable sahariana color caqui, flamante correaje ceñido en diagonal sobre el pecho y botas altas. Parecía tan fuera de lugar como un Madelman en un pesebre navideño.  Se oía un tango –El día que me quieras-  por un altavoz que colgaba de un poste erguido ante la silueta fantasmal del Peñón. 
“Seguidme, muchachos”, nos dijo el suboficial que se llamaba Peña.  Un hombre singular que tenía su santuario en un cobertizo repleto de discos de 45 revoluciones que sonaban por el altavoz. En lugar de fanfarrias militares ponía zarzuelas, tangos, coplas, rancheras y algún mambo.
Oscurecía. Peña nos llevó hasta un sombrío barracón donde pasamos la noche pero todos nos despertamos mucho antes del toque de diana rascándonos furiosamente.  Por todo el cuerpo nos  florecían sarpullidos que producían un picor insoportable. Al día siguiente nos examinó un alférez médico: “Habéis pillado la sarna”, y lo dijo canturreando, el jodido.  “Debía estar en los colchones”. Ahora ya ha quedado claro lo de sediciosos y sarnosos.
 Del Hospital Militar nos trajeron una pomada de azufre que nos dejaba el cuerpo teñido de amarillo, de cuello para abajo, como los personajes de los Simpson.  Llevábamos monos de trabajo pues había que hervir nuestros uniformes y dejarlos tendidos varios días en espera de que todos los bichitos que vivieron en ellos murieran.
El trabajo en el vertedero no era agradable con aquel hedor, mezclado con el viento del Sáhara que traía aromas de los mugrientos rebaños de las kábilas. Peña nos custodiaba –más o menos- sentado en una silla de tijera. De vez en cuando arrojaba un pedrusco a alguna rata, solían ser grandes como conejos, o se dirigía a su cobertizo para poner un disco. A veces mostraba un humor algo retorcido cuando, al terminar la jornada, dejábamos los picos y palas en el barracón mientras sonaba por el altavoz  HI HO, HI HO, a casa a descansar, de la película Blancanieves.
Terminé haciéndome amigo, o algo parecido, del brigada Peña. Teníamos aficiones comunes, como los cómics de terror. “En mi cobertizo tengo la mayor colección de Vampus y Dossier Negro del Norte de África”, decía orgulloso. Pasé buenos ratos en aquel cubil –un lugar amable en aquella isla yerma rodeada de basura- hojeando sus cómics y bebiendo coñac. Un día encontré un bonito estuche color caoba repleto de discos de Edith Piaf. “Eran de una novia marsellesa que tuve”, la voz ronca de Peña temblaba, pese a su tosco aspecto era un sentimental. Se oyó el crepitar de un disco cuando puso la aguja sobre el vinilo. No he vuelto a escuchar ese sonido desde entonces.
 La semana antes de cumplir nuestra condena me dijo: “Elige un disco, lo pondré en el momento en que os vayáis”. Ya digo, un sentimental. Saqué un disco del estuche: “¡Este, mi brigada!”. Era Non, je ne regrette rien, de Edith Piaf.
Unos nubarrones color vino se cernían sobre las aguas del Estrecho. El brigada Peña nos estrechó la mano uno por uno. Edith Piaf se desgañitaba en el altavoz: “Non, rien, de rien… je ne regrette rien!” Notas intencionadas y amargas que se diluían en un acorde sofocado y   dulce.
Dudo que el brigada supiera que Je ne regrette rien significa “No me arrepiento de nada”, aunque en caso contrario, no creo que le importase demasiado.
Dedicado al brigada peña y a los Sediciosos Sarnosos, con cariño.
Esa foto es de poco después, en unas maniobras: 1-Chus, 2-Yo, 3-El Córdoba, 4-Marcos, 5-Fran. Chema fue el que hizo la foto.
Me vendrá bien el cambio de aires del día siete, y es que en casa tengo últimamente algunos fenómenos inexplicables:


  

42 comentarios:

deWitt dijo...

Plas! Plas! Plas! Me ha encantado tu historia Borgo. Hay que ver cómo el tiempo consigue convertir experiencias lamentables en grandes comedias.

La definición de sedición deberías de patentarla XD!

Un abrazo sarnoso

Pepe Cahiers dijo...

¡Y la de historias que se han perdido desde que se quitó la mili obligatoria, ja!
A mi me escogieron un día que estaba haciendo de una cosa que se llamaba retén, que quería decir que disponían de tí para lo que les diera la gana, para limpiar las perreras de la policía militar. En mi vida he sentido un olor tan nauseabundo y putrefacto. Esas desposiciones caninas mezclada con la comida podrida en pleno mes de agosto, es como para olvidarlo jamás. Y eso que decían por entonces que lo que siempre recordaríamos sería el día de la jura de bandera, pero no.

Álvaro Bernal Quevedo dijo...

Eres genial contando historias Borgo, me ha encantado. Saludos.

El Doctor dijo...

Somos de la generación de los que no pudimos librarnos del servicio militar.¡Me cáchis!Eran tiempos donde la mayoría de los padres creían que sus hijos se harían hombres de verdad. Joder. Yo aprendí a beber todos los días. Aprendí a liar porros de dos papeles a lo Bob Marley. Aprendí el arte del escaqueo.Engordé diez kilos. Aprendí a odiar mi país, a los himnos, a las banderas,al toque de diana,etc. Te aficionas al onanismo (no había más remedio).Y lo peor de todo:nunca hubieras imaginado todo lo que un tipo puede llegar a introducir en una taquilla.Te lo juro.Cuando tocaba zafarrancho en el casino,perdón, estaba pensando en la peli de McQueen,se tenían que abrir todas ellas.Pasaba el sargento de turno y gritaba siempre con la nariz arrugada: ¡Quién demonios tiene un cadáver en su taquilla!Cuando volvíamos de permiso la mayoría se traía del pueblo los chorizos,el queso de cabrales,la morcilla, y todo eso mezclado con los calcetines sucios,los calzoncillos,en fin.
En todo esto me has hecho pensar,amigo Borgo.

Bonita historia,como siempre.Y los dibujos;fenomenales,tienen un aire del pasado.

Un fuerte abrazo

Ana Bohemia dijo...

Muy buenas anécdotas, y super bien escritas, me has enganchado, y mientras leía, casi de manera cinefila lo he ido viendo en mi imaginación: el poste con el altavoz, la basura, el color del desierto, a Peña...
Menuda suerte de lotería te tocó, estar entre los 6 sediciosos, la sarna, el trabajo con la basura.
Si tienes mas historias de estas de la mili deberías compartirlas.
Saludos
:)

Alimaña dijo...

Lo de profesionalizar el servicio militar fue un acierto, no cabe duda. Dicho esto, es una lástima que los jóvenes ahora no puedan recordar estas curisosas anécdotas que nos sucedían a todo hijo de vecino sirviendo a la patria, y de gratis. Yo la hice en Ferroviarios en Fuencarral a unos 6 kms de mi casa... no es lo mismo.

Por cierto, menuda faena lo de la sedición, hoy he conocido su significado gracias a ti jajajaja.

Saludos amigo Miquel

Anónimo dijo...

Hola Miquel
Estupenda historia de los "seisdiciosos" sarnosos en el peñón de deejay Peña, bueno estupenda en el recuerdo, claro.
Dudo que la marsellesa no le hubiese contado algún sentido de "je ne regrette rien".
Un saludo. Manu3l.

Chechu Rebota dijo...

Acabo de descubrir que es sedición y no me arrepiento de haberme librado de la mili aunque fuera por los pelos.

ricard dijo...

Yo me libré de la mili gracias una serie de casualidades bastante surrealistas. No digo que no lo cuente algún día pero ahora mismo me parece demasiado largo.

Bueno, pues tengo un amigo que sí hizo la mili y cuenta que, durante las maniobras, su capitán dedicaba más o menos diez minutos a preparar la estrategia y dos horas a leer en voz alta a sus oficiales y suboficiales (mi amigo entre ellos) tebeos de "El Coyote", a los cuales era gran aficionado. En vista de tu experiencia, cabría pensar que hay un porcentaje significativo de militares de carrera aficionados a los cómics.

Saluden, ¡ar!

miquel zueras dijo...

Gracias, deWitt. Sí, la verdad es que la distancia del tiempo lo cura todo, hasta la sarna, que dicen que con gusto... no pica.
Saludos. Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Cahiers. Hay qué ver el poderevocador que tienen los olores,. como la magdalena deProust (Hoy la llamarían cupcake de Proust) Prefiero quedarme con el olorcillo del cus-cus del chiringuito donde íbamos a saciar nuestros estómagos veinteañeros. Esto sí que no lo olvidaré.
Saludos. Borgo.

miquel zueras dijo...

Muchasgracias, Álvaro. Eres muy amable.
Saludos. Borgo.

miquel zueras dijo...

¿Qué tal, Francisco? Sí, yo pasé más o menos por todo eso menos lo de engordar, allí la comidaera algo problemático. Es verdad lo de la taquilla, como el camarote de los Hermanos Marx incluyendo los ratones que devoraban el papel de cartas (Eran otros tiempos antes de los e-mail y los Wattsap ya ni hablamos) La verdad es que esos lugares tienen un repertorio de olores -el de rancho, por ejemplo- inconfundibles, casi todos desagradables.
Me alegra mucho que te gusten los dibujos.
Abrazos. Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Ana. Sí, todo bastante cinematográfico ahora que lo pienso. El desierto siempre queda muy bien, hasta con basuras. Ojo, que igual me tomo en serio lo de contar más historias de mili y me pongo con ello, claro que con unos dibujitos pasan mejor.
Saludos. Borgo.

Belknap dijo...

Mr. Borgo,¡que historia! Muy buena la tira. Saludos.

Lectora dijo...

Vaya, por tu historia y otras que he escuchado parece que en la mili te caían paquetes tuvieras la culpa o no, qué historias...aunque viendo a algunos chavales de ahora...algunos dan ganas de mandarlos a la mili eh, aunque fuera un día, no durarían ni 5 minutos

miquel zueras dijo...

¿Qué hay, Alimaña? Eso desde luego, el que quiera hacer la mili que vaya, y que le paguen un sueldo. Uf, tú sí que la hiciste a la vuelta de la esquina...
"Cada día se aprende algo nuevo", pensé cuando lo de la sedición. Algo es algo.
Saludos, amigo.
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Manu. Vaya, no está mal como título "El Peñón de Peña", no se me había ocurrido. Je regrette... Los recuerdos siempre ganan con el tiempo.
Saludos. Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Chechu. Pues qué suerte la tuya, puedes decir que "je ne regrette pas" de haberte librado.
Saludos. Borgo.

Doctora dijo...

Eso de coger la sarna debía ser de esas experiencias únicas que enumeran siempre los defensores de la mili.

Pepe Cahiers dijo...

Por cierto me he dado cuenta que también acabo de cumplir 30 años de mi mili. En 1984, en mayo, ingresé por imperativo legal en La Academia General del Aire en San Javier.

miquel zueras dijo...

Hola, Ricard. Pues venga, eso se ha de contar algún día, sobre todo si es surrealista.
Sí que debe ser cierto eso de los mandos y los cómics, en mi cuartel había un sargento fan de Tintín (lo llevaba casi en secreto) y un teniente aficionado a El Víbora (lo mismo)Curioso.
¡Saludos, ar!!! Borgo.

miquel zueras dijo...

¿Qué tal, Mr. Belknap? Siempre tan amable. Muchas gracias y para mí es un placer verle por aquí.
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Sonja. Sí, era durillo. En la mili vivías en constante estrés (como ahora en el trabajo) pues podía caerte un palo cuando menos te lo esperabas... en fin, eran otros tiempos.
Saludos. Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Doctora. Toda una experiencia, la viscosa loción antiparasitaria Yacutin... la pomada amarilla que llamábamos "de payaso"... Uf, vaya pringue.
Saludos. Borgo.

miquel zueras dijo...

Hombre, Cahiers, pues feliz aniversario... y por imperativo legal, como lo era casi todo por entonces.
Saludos. Borgo.

Clementine dijo...

Ah, que tenías otro aniversario... Y con invitación made in Borgo, sí señor.
Pues qué decirte, Miquel, que me ha encantado esta entrada (sí, para variar) autobiográfica, divertida y de lo más completa. Y con dibujitos, todavía mejor.
Pásalo muy bien en ese encuentro de los 30 años. Muchos besos, Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Clementine! Me alegra de verdad que te guste la entrada. A ver qué tal ese encuentro y como nos vemos después de tanto tiempo... yo nunca he estado en una reunión de ex-alumnos ni nada parecido. Está bien tener experiencias nuevas.
Muchos besos! Borgo.

Cristina dijo...

Hola Miquel!! Vaya!!! te tocó hacer la mili en Ceuta, igual que a mi cuñado.
Creo que era el peor sitio de todos los que podían tocarle a un chico en aquella época¿no?

Que cierto es que de todo lo malo hay que sacar algo positivo, aunque parece que tus recuerdos no son del todo negativos.

Ahora sería impensable que sucediesen las cosas que cuentas.

No me extraña que terminases haciéndote amigo del retorcidillo, pero al parecer sentimental, Brigada Peña, ya que eres una persona muy afable.

Tu manera de resarcirte mediante Edith Piaf muy ingeniosa, muy acorde con tu personalidad.

Estás muy mono en la foto Miquel!

Me ha encantado la viñeta, y también la tarjeta de invitación.

Disfruta del encuentro con tus compañeros de mili!! Un besazo querido Miquel!

UTLA dijo...

Mr. Borgo,

Era imposible que no fuera cierta toda la historia. Me libré por los pelos de la mili, lastima, pues como dice el bueno de Cahiers, seguro que me hubieran ido de perlas todas las anécdotas.
Incríble foto Miquel. Yo tambien creo en las historias de terror y en el dibalo, pues "estas igual que en la foto". Mecagontó!!! Donde se hace el pacto con el diablo ?

Que gran personaje el Sr. Peña. "Non, je ne regrette rien".

Eres único Miquel. Deberías un día contar tu biogra´fia, con este estilo Borguiano tan tuyo. Risas y lagrimas a partes iguales condimentadas con ese toque gótico y tan caballeresco que sólo tu sabes imprimir a tus historias.

Un abrazo muy grande Miquel.

miquel zueras dijo...

Hola, SqS! La verdad es que no tengo muy claro si Ceuta o Melilla eran los peores destinos, pues estábamos siempre acuartelados y casi sin permisos, pero allí hice amigos que aún sigo viendo.
Peña era una persona encantadora, sensible a su manera y un tanto retorcido... como yo.
Me alegra muchísimo que te guste la entrada, los dibujos y esa foto en la que estoy bastante más joven.
¡Muchos besos, SqS! Borgo.

miquel zueras dijo...

¿Qué tal, UTLA? Hombre, tanto como igual... pero no es pacto con el diablo, sólo una ducha con formol de vez en cuando.
La verdad es que es gracias a ti que he publicado esta entrada pues, tomando absenta, te hablé de esa historia que no estaba seguro de poner en el blog pues pensé que igual no sería interesante.
Je ne regrette rien! et merci!!!
Un abrazo grande. Borgo.

Charly Hell dijo...

También podrías haber titulado la entrada "Historias de la puta mili" como aquellas historietas de Ivá en El Jueves, jejeje.

Yo no hice la mili, me libré por los pelos, pero la foto me ha recordado a las fotos de mi hermano y su glorioso servicio a la patria también en el año 84 pero un poco más abajo, en Canarias. Y seguramente tendrá historias como la tuya, aunque se ha cuidado muy mucho de relatarlas y sólo nos contó lo "bueno", jejeje.

Y en cuanto a Edith, hace poco en el programa de radio "La rosa de los vientos" oí su biografía y me sorprendió su vida de crápula de amante en amante, de su abuso de alcohol y otras sustancias así como su existencia turbulenta. Y yo que debido a su delicada voz la tenía por una mujer apocada y discreta...

Un saludo.

miquel zueras dijo...

Hola, Charly! Sí, aunque el brigada Peña es preferible al temible sargento Arensivia.
Vaya, todo el mundo parece que se libró de la mili menos yo (o casi) Canarias debía ser un buen destino, con buen clima y más libertad.
La pobre Edith Piaf lo pasó muy mal, quizás de ahí su voz quebrada de tanto desamor. Nunca fue la misma desde que murió su amante Cerdan, el boxeador. Tiene canciones muy buenas como "Milord".
Saludos. Borgo.

Cristal_Azul dijo...

!Hola,Miquel!

Si te sirve de consuelo,yo tuve que hacer el servicio social jajajaja.

Vaya odisea,os arrestan y pilláis la sarna.Me ha encantado la forma de contar tu experiencia,porque aun habiéndolo pasado mal conseguiste hacer amistad con gente que valió la pena,eso es gratificante.

Fascinante historia.Muchos besos.Buena semana.

miquel zueras dijo...

Hola, Cristal. Uf, aún lo recuerdo, también era obligatorio y una forma de disponer de mano de obra femenina gratuita.
Eso es lo bueno de aquellos días, conocer gente con la que mantienes una amistad que aún perdura después de tanto tiempo.
Me alegra que te guste la historia aunque el escenario sea un vertedero. Besos y que tengas una feliz semana.
Borgo.

abril en paris dijo...

Historias de la p*** mili ¡vaya Miquel, te tocó! parece que no todo negativo. Evidentemente yo no he tenido que hacerla pero en el caso de, me hubiera hecho objetora. Lo mejor ese momento sentimental y acompañado por la gran Edith ¡como para arrepentirse..!

Saludos

PD.bonita portada

miquel zueras dijo...

Hola, Abril! Bueno, la mili es algo más llevadera con discos de Edith Piaf. Recuerdo que cuando salíamos del vertedero mis compañeros me dijeron: "¿Pero qué clase de música era esa?"
Me alegra que te guste la portada, es de los raros casos en que el libro y la película están bastante bien.
Saludos. Borgo.

clarodecir dijo...

Me encanta el gracejo que le echas a tus textos....creo que tengo que venir más por aquí...a recrearme...dicho sea de "recreo" de diversión.

Saludito.

miquel zueras dijo...

Hola, Clarodecir. Pues nada, si te quieres pasar por aquí por mí, encantado. Borgo es tu casa cuando te quieras recrear.
Saludos. Borgo.

Juan Esteban Bassagaisteguy dijo...

¡Qué buena crónica, Borgo! Me hiciste sonreír en varios pasajes, genial.
Imagino que historias de tu paso por la milicia, como estas, tendrás por millares. Tu habilidad en el relato y en el dibujo es única, te felicito.
¡Y cómo me reí con "El juego del miedo"! ¡Jajaja!
Saludos...

miquel zueras dijo...

¿Qué tal, Juan Esteban? La verdad es que mi paso por la "Colimba" -¿La llaman así en Argentina, no?- me da tema para varias historias y dibujos. De hecho, ya estoy preparando otra entrada.
Encantado que te haya gustado. Abrazos.
Borgo.