viernes, 29 de octubre de 2010

VECINDAD (CUENTO DE HALLOWEEN)

Dedicado a Fanny Riffel y su magnífico blog LA VIDA INVISIBLE


Hacia las ocho de la mañana la mayoría de vecinos de la calle Batavia 16 se están preparando para acudir a sus respectivos trabajos. Su rutina se ve bruscamente interrumpida al oír los desgarradores gritos de Jiménez, el vecino soltero que vive con su hermana también soltera en el Principal 2ª.
Jiménez, muy alterado, informa a los vecinos que se apretujan en el rellano que acaba de descubrir a su hermana muerta, aparentemente atacada por un vampiro. Martínez, presidente de la escalera, cree llegado el momento de encargarse de la situación y levanta las palmas solicitando silencio:
-Vamos a ver el cuerpo -Propone.
La luz del vestíbulo les da ánimos para entrar aunque el temor les acecha en los rincones oscuros. Encuentran a la hermana de Jiménez en su cuarto. Su rostro azulado muestra una expresión tranquila y se ven dos marcas a la altura de la yugular.
Jiménez se sienta en una silla del salón, los vecinos forman un círculo solidario a su alrededor, cuando Jiménez habla de iniciar los trámites del entierro Martínez junta las puntas de los dedos y dice a través de la jaula que forman sus manos:
-Amigos, no nos precipitemos. Las víctimas de los vampiros regresan de sus tumbas para entregarse al proselitismo con sus allegados y eso podría afectar a esta… nuestra comunidad.
-Hay que clavarle una estaca en el corazón –resuelve Fernández, la abogada del Segundo 1ª.
Martínez hace un rápido recuento.
-¿Somos la mitad más uno? Bien, votemos: partidarios de usar la estaca.
Aparece un bosque de manos alzadas. Charo, la portera, anuncia que en el cuarto de la limpieza hay un viejo taburete y que con una de sus patas y un cuchillo podría preparar una estaca. Dicho esto se dirige corriendo hacia las escaleras seguida de Hernández, la divorciada del Tercero 2ª, que iba a llevar a su hijo al colegio. “Es mejor mantener a los niños lejos de esas cosas” dice llevándose al pequeño.
Martínez recuerda a los presentes que es aconsejable en estos casos levantar acta y que se necesitan dos testigos.
-Yo seré uno de ellos, claro. ¿Alguien se ofrece para ser el otro?
Se ofrecen varios vecinos. Martínez se decide por Hernández, la abogada.
La portera se presenta con una afilada estaca que ofrece a Martínez. Tras un dubitativo silencio el presidente mira gravemente a Jiménez:
-Creo que estos lances es mejor dejarlos para la familia.
Jiménez agarra con manos temblorosas la estaca y apunta hacia el pecho de su hermana.
-El corazón está al otro lado –interviene Gutiérrez, el médico del Primero 2ª.
-Es por tu bien, Anita –murmura Jiménez y clava la estaca con todas sus fuerzas. Se produce un sonido como el de una rueda de bicicleta al pincharse y la hermana de Jiménez se convierte en un torbellino de cenizas humeantes.
Martínez propone ir a su casa, al Tercero 1ª, mientras rodea con un brazo paternal los hombros de Jiménez.
-Un buen café nos sentará bien. Y una copita ¿eh, Jiménez? Venga, lo peor ha pasado. Está usted entre amigos.
En casa del presidente de la escalera se extiende el olor de café recién hecho, vahos de coñac y fraternal camaradería. Sin embargo Sara, la esposa de Martínez, no puede evitar un caustico comentario sobre el nuevo vecino del ático; ese huraño astroso que nunca saluda a nadie cuando se le encuentra en la escalera: “Parece un drogadicto y no me extrañaría que lo fuera”.
En el ático el nuevo vecino se despierta de un letárgico sueño. Un clavo mal remachado le ha lastimado un hombro. Antes de volver a dormir decide procurarse un nuevo ataúd esa misma noche.

miércoles, 27 de octubre de 2010

EL DIÁLOGO DE LA SEMANA

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PATTON (1970)
Los mandos estadounidenses y soviéticos celebran el fin de la guerra. El general Zukov propone un brindis y Patton (George C. Scott) le dice al intérprete:
(Patton)- Dígale que no pienso brindar con un comunista hijo de perra.
El intérprete palidece pero Patton insiste.
(Patton)- ¡Dígaselo!
El rostro del general Zukov se ensombrece cuando el intérprete le comunica el mensaje de Patton. Masculla algo el ruso y el intérprete traduce:
(Intérprete)- El... el general dice que usted también es un hijo de perra.
(Patton, sonriente)- Ahora sí que brindaré, de un hijo de perra a otro.


En 1945 el general Patton fue destinado a Baviera como gobernador militar. Su amigo el general Bradley fue a visitarle y quedó conmocionado cuando Patton le hizo saber sus planes: un ataque relámpago sobre Moscú con su unidad blindada y el apoyo de soldados alemanos procedentes de los campos de prisioneros. El objetivo era derrocar el régimen comunista y liberar sus países satélites.
Temeroso de que Patton provocara una tercera guerra mundial Bradley informó de ello a sus superiores. Una semana más tarde Patton moría en un accidente automovilístico cerca de Heidelberg. Una muerte oscura en la que algunos creen ver la alargada sombra de los servicios secretos.

domingo, 24 de octubre de 2010

DIECISIETE


Selene no se arrepiente en absoluto de haber enviado a paseo a aquel imbécil del Opel azul que la había llevado a esa horrible discoteca de polígono, sólo lamenta haberse quedado sin medio de transporte. Se dirige hacia la carretera y se detiene junto a una parada de autobús. No sabe cuánto tiempo tendrá que esperar pues alguien ha arrancado el cartel con los horarios.
Poco después aparece al otro lado de la carretera un viejo enjuto con un sombrero cordobés. Despliega una silla de tijera, coloca un plato de hojalata junto al arcén y se pone a tocar unas castañuelas. “Ese viejo debe estar loco –piensa Selene-. Mira que ponerse junto a la carretera en medio de ninguna parte…” El viejo canturrea con tono monocorde:
-Diecisiete, diecisiete, diecisiete…
-Está como una chota –murmura Selene -. No creo que le echen muchas monedas.
Pasa el tiempo y el autobús no aparece. Aunque ya ha oscurecido el calor no afloja. Selene nota la nuca pegajosa de sudor y se recoge el pelo en una improvisada coleta. El viejo sigue con su solitaria actuación:
-Diecisiete, diecisiete, diecisiete…
Un soñoliento tábano pasa muy cerca de la cara de Selene. Lo ahuyenta agitando su bolso en el aire. Selene contempla al viejo que deja por unos segundos de tocar las castañuelas como si estuviera a punto de desfallecer pero de repente, como un muñeco al que acaban de dar cuerda, sigue repiqueteando las castañuelas con renovado brío. Selene pasa del asombro al fastidio cuando le oye recitar: “diecisiete, diecisiete, diecisiete…”
Media hora después Selene pasea nerviosa y sofocada alrededor de la parada. Es un anochecer entorpecido y quieto por el calor. Pasa muy cerca de ella un coche tuneado con tres chicos dentro que le gritan groserías. Uno de ellos la señala e imita con gestos el sexo oral.
-Diecisiete, diecisiete, diecisiete…
Selene se sorprende a sí misma gritándoles con una furia descontrolada. Ahora comprende hasta qué punto el viejo le está crispando los nervios. Además ahora aúlla más que recita sus diecisiete agitando frenéticamente las castañuelas. Con la mayor velocidad que le permiten sus tacones Selene cruza la carretera y se planta delante del viejo que parece no advertir su presencia. Selene cierra con fuerza los puños. Sus dientes chirrían. Grita furiosa:
-¡Cállese de una puta vez!!!
Selene queda cegada por un súbito resplandor de película quemada. Un camión de potentes faros la embiste lanzándola a una docena de metros de distancia. Su cuerpo aterriza sobre la carretera formando un charco de sangre color rojo intenso.
Tres días después un joven de aspecto extranjero deja su pesada mochila al lado de la señal de la parada de autobús. Mira con aprensión las señales de sangre seca sobre el asfalto y luego se fija en un viejo con sombrero cordobés sentado enfrente, al otro lado de la carretera. Repica unas castañuelas y empieza a canturrear:
-Dieciocho, dieciocho, dieciocho…

viernes, 22 de octubre de 2010

CARNE DE VIDEO CLUB


Reconozco que tengo una relación amor-odio con el cómic. Se debe a una combinación de mala suerte, pufos y alguna mala jugada de los editores.
Estas páginas las dibujé en 1995. La revista Fantastic Magazine quería publicar una sección de cómic con el tema del cine. Aprovechando el bajón de trabajo veraniego preparé doce páginas de Carne de video club : chistes cinéfilos y anécdotas de cuando trab´jé de dependiente en un video club como el protagonista del cómic, Max Beta. En septiembre me comunicaron que la revista iniciaba un cambio de línea y que lo del cómic quedaba aplazado. Pasó el tiempo, Fantastic Magazine aún pasó dos cambios de rumbo editorial hasta que finalmente desapareció y las doce páginas de Carne de video club duermen desde entonces en un cajón.
Esta es una de las cosas que me ponían de los nervios, cuando me decían. "Búscame una película que me guste".

Aunque parezca increible esta anecdota está basada en un caso real:


Por entonces La Sirenita era la estrella de la temporada y siempre estaba presente en el monitor del video club.

miércoles, 20 de octubre de 2010

AÑO Y MEDIO DE BORGO

Gracias a Quimérico Inquilino del blog MADHOUSE por haberme dado la idea.
¡Muchísimas gracias a todas y todos por visitarme! Borgo cumple año y medio y me ha parecido que podría poner unos refritos como algunas series de TV. Un buscador me ha indicado cuales son la entrada, el video y el relato más visitados. Aquí están:

¿QUÉ PASÓ ENTRE ABBOTT Y COSTELLO?

En la película de Álex de la Iglesia Muertos de risa sus protagonistas Nino (Santiago Segura) y Bruno (El Gran Wyoming) forman un dúo cómico en el que Nino carga con el ingrato papel de payaso tonto, el que recibe las bofetadas. Nino acumula el resentimiento contra Bruno y su relación se va cargando de odio y enloquecida rivalidad.
Abbott y Costello, la pareja cómica más popular de los años 40, presentaban una curiosa situación a la inversa: en la pantalla Abbott era el astuto, el que se aprovechaba de la ingenuidad de Costello. En la vida real Costello practicaba una asfixiante relación de dominio sobre Abbott. Durante las pausas de los rodajes se jugaban grandes cantidades de dinero en póker. El ludópata Abbott no tardó en deber astronómicas sumas a Costello por lo que tuvo que cederle la propiedad de su casa y, además, aceptar que su compañero modificase su contrato cobrando el 20% más que Abbott. En las reuniones con los directivos de la Universal era Costello quién tomaba las decisiones mientras Abbott asentía en silencio.
El inocentón Costello de las películas se convertía a veces en un ser tiránico: enfurecido porque su chófer se presentó tarde a recogerle Costello lo arrastró hacia el plató y ante los sorprendidos técnicos y actores le obligó a comerse una pastilla de jabón.

La Universal ya no consideraba a sus monstruos clásicos como taquilleros en solitario, así que reunió a Drácula, Frankenstein y el hombre lobo juntos en dos películas: La Mansión de Frankenstein (1944) y La Mansión de Drácula (1945) Tenían el guión para un tercer cóctel de monstruos: The Brian of Frankenstein en el que Drácula se apoderaba de la voluntad del doctor para que reviviera a su criatura quien serviría al conde como ejecutor de sus planes. Este guión se reconvirtió como vehículo para Abbott y Costello en Abbot and Costello meets Frankenstein (1948) o Abbott y Costello contra los fantasmas. Los productores –que ya conocían los problemas con las drogas de Bela Lugosi- querían a Ian Keith (actor que sustituyó a Lugosi como Drácula en el teatro cuando aquel marchó a Hollywood) en el papel del conde pero Keith sufrió un accidente de tráfico y el húngaro volvió a interpretar Drácula, ahora por última vez.
Todos daban por seguro que la unión de los monstruos clásicos de la Universal y sus cómicos más rentables sería un acierto y así fue: Abbott and Costello meets Frankenstein se convirtió en el taquillazo del año a pesar de que los críticos que no sentían aprecio por la pareja (preferían el humor más arriesgado y maduro de los Marx) la masacraron. La película tiene un marcado tono crepuscular pues fue el canto del cisne de Drácula, Frankenstein y el hombre lobo en la Universal.

EL VIDEO: KARAMBA, KARACHO, EIN WHISKY (HEINO,1970)



RELATO: TRES ESPECTADORES

Me gusta ir a las Multisalas del centro comercial la última sesión del domingo, cuando suele haber menos gente. Esta noche está haciendo mucho frío y por eso hay aún menos público de lo habitual. Llevo un rato plantado ante los títulos sin acabar de decidirme por Desidia (Sala-4) o Perfidia (Sala-7) cuando se me acerca una pareja desde la taquilla.
-Perdona –dice él- ¿Por casualidad vas a la sala 4? Solo vamos nosotros dos y la taquillera nos ha dicho que no abren si no hay un mínimo de tres espectadores.
-No te sientas obligado –me dice ella- Si querías ver otra película, no hay problema.
Decido ser sincero:
-No, no… La verdad es que estaba indeciso entre dos películas y Desidia era una de ellas. A mí ya me parece bien.
Quieren pagar mi entrada. Les digo que no, por favor, que no es necesario… pero insisten mucho y la sesión está a punto de comenzar.
-No tendremos problema para encontrar sitio –ríe él cuando entramos.
Para que no se sientan incómodos decido sentarme el primero pero ellos se sientan a mi lado. La chica en el centro, él a su derecha y yo a su izquierda.
Media hora después aún estamos los tres solos en la sala. Tiempo suficiente para comprobar que Desidia es una de esas películas pretenciosas y sobrevaloradas. Además es aburrida. Bostezamos. Las butacas crujen. Cuando el chirrido de los asientos suena más fuerte de lo habitual me vuelvo a mirarlos: él le está masajeando un pecho por debajo de la ropa. Ella gime y saca la lengua. Agarra mi mano derecha y la pone encima de su otro pecho. Me siento confuso pero cuando ella me mordisquea el cuello me dejo llevar.
Poco después él sigue sentado en su butaca pero con los pantalones bajados hasta los tobillos. Ella cabalga encima de él y tiene mi miembro en su boca.
Creo que a la salida les invitaré a tomar algo. No cuesta nada quedar bien.

lunes, 18 de octubre de 2010

LA FRASE DE LA SEMANA


UN HOMBRE LOBO AMERICANO EN LONDRES (1981)
-¿Alguna vez has tenido que hablar con un cadaver, David? ¡Son muy aburridos!
Jack (Griffin Dunne) hablando con David (David Naughton) en un cine porno del Soho.
El director John Landis tenía escrito el guión de esta película desde mediados de los 70 pero los estudios lo rechazaban alegando que era demasiado cómico para un film de terror y demasiado terrorífico para una comedia. En 1979, sin embargo, estuvo a punto de rodarse con John Travolta de protagonista.

Por fin en 1981 Landis pudo llevar a cabo la película con la inestimable ayuda del maquillador Rick Baker que ya había destacado en El Exorcista. Las escenas de la metamorfosis impresionaron vivamente a los jovencitos ochenteros que vimos la película por entonces. Al año siguiente Baker se llevó el primer Óscar que se concedía al mejor maquillaje.

Ahora anuncian una secuela. Espero que los trucajes de Baker no se vean sustituidos por efectos de ordenador como en la infumable Un hombre lobo americano en París. Eso no, por favor.

viernes, 15 de octubre de 2010

FUNDIDO EN NEGRO


El rayo de luz matutina que traspasa las cortinas recalienta los cerrados párpados de Eustaquio Épsilon despertándole de un confuso sueño con aviones que bombardean la ciudad con bombonas de butano.
Al incorporarse, luchadores de sumo se embisten en el interior de su cabeza. Su estómago comprimido envía acidez a su garganta. La típica resaca de fin de semana. No reconoce la habitación. Está claro que es un hotel, sencillo pero agradable, con madera reluciente y tabiques con paneles color aguacate. Ya había pasado antes por esta experiencia.
Pero cuando Eustaquio mira hacia el otro lado de la cama no puede creer lo que ve: una chica preciosa, muy joven, durmiendo con expresión satisfecha y dejando escapar aire con suaves bocanadas. La sábana le tapa la mitad inferior del cuerpo dejando a la vista una espalda firme y bronceada. Eustaquio acerca la nariz a la cascada de rizos castaños y percibe olor a champú con aroma de melocotón.
Pero la habitación también alberga ese olor de marea baja propio de la actividad sexual. En el suelo Eustaquio distingue unas braguitas blancas con el dibujo de Hello Kitty y también un condón color fucsia evidentemente usado.
Confuso y tambaleante Eustaquio se dirige al lavabo. Cuando enciende la luz hace un guiño con tanta fuerza que se le arruga la mitad de la cara. Frente al espejo inclina la cabeza en ángulo oblicuo para examinarse: ojos vidriosos, nariz que parece una masa esponjosa y prominente barriga que asoma por encima de la pica. Se sienta en la taza del inodoro. “¿Cómo puedo haberme llevado a la cama a una belleza que no aparenta más de dieciocho?” –piensa- “Y más me vale que tenga dieciocho años…” Intenta recordar algo de la noche anterior pero sólo acuden ráfagas intermitentes como una escena rodada por David Lynch. Había ido al bar Belladona como todos los viernes, eso seguro, ¿pero qué más?
Eustaquio Épsilon no sabe –y de haberlo sabido ya lo habría olvidado- que la chica que ahora duerme plácidamente en la habitación del hotel irrumpió la pasada noche del viernes en el Belladona y se confirmaron sus sospechas al descubrir en la zona más oscura del bar a su novio magreando apasionadamente a una compañera de la facultad. “¡Ahora vas a ver –le grito furiosa- como me voy a la cama con el primer tío que se me ponga a tiro!” Giró sobre sus talones y chocó de bruces con Eustaquio que le volcó en la camiseta la mitad del vaso de Jack Daniels con cola que sostenía en la mano.
-Ooops… lo siento -.Balbuceó Eustaquio.
Fin del flashback.
Fundido en negro.