lunes, 19 de septiembre de 2022

EL BAILE EMBRUJADO


 Mis amigos Full, Repoker y yo nos dejamos arrastrar hacia el barrio portuario por el juerguista Comodín. Éste nos guiaba hacia un local del que había oído hablar.

-Es una sala de baile que llaman Santa Compaña –nos informó-. Como esa leyenda gallega, la de la procesión de difuntos. Si te atrapan, has de bailar con ellos eternamente y solo puedes librarte si alguien traza un circulo en el suelo, te tira del brazo y te devuelve al mundo de los vivos. 

 En la esquina tropezamos con dos marineros que nos pidieron fuego. Los dos altos y musculosos, con pelo rizado en una cabeza romana.

-¿Habéis navegado mucho? –preguntó Full.

--Hemos visto las Islas Funestas –dijo el Marinero 1-. Permanecimos allí una semana.

-¿Cómo son?

-Funestas –dijo el Marinero 2. Todos los miramos con respeto. Les preguntamos si iban a entrar en la Santa Compaña.

-¡Sí! Pero antes vamos al puerto para encontrarnos con un compañero que acaba de llegar de las Islas Cíes –dijo el Marinero 1-. ¡Nos vemos!

Empujamos la puerta y los tres entramos. La música ensordecía, centenares de personas se movían rítmicamente en la penumbra. El olor a transpiración competía con la acritud de la música. El local parecía una mezcla de hangar abandonado y tumba egipcia.

 En la pista nos sentimos rodeados. Cuando el DJ puso en funcionamiento las luces estroboscópicas una nube de vapor coronó a los bailarines todos lubricados de sudor, con los tatuajes empapados. Luego el DJ largó una serie de rock sombrío que lanzó por el hangar una nube de murciélagos trazando círculos sobre los danzantes. Me apoyé en la barra de zinc sucia y oxidada y pedí una cerveza, luego otra… mis manos y mis pies seguían el ritmo, no podía dejar de bailar.

Algunos bailarines agotados se arrastraban por el suelo entre charcos de cerveza y vómitos hasta la cabina blindada del DJ implorando que pare la música. Más sorprendente aún: las botellas vacías, conscientes de su inutilidad, se encogían hasta esfumarse. Con súbita alarma descubrí lo que estaba ocurriendo.

 ¡La Santa Compaña! – grité a mis amigos-. Este local está maldito. ¡Vámonos ahora o nunca saldremos de aquí!

No conseguí localizar a Comodín. Repoker estaba subido sobre un taburete de la barra rompiendo botellas completamente integrado a la concurrencia. Saltaba y gritaba como un loco. Siempre lo recordaré así, en contrapicado, con su inmensa panza esférica en primer plano. Intenté acercarme hacia él cuando de repente alguien me agarró del brazo y me alejó bruscamente. Era Full, quien me sujetaba y a su vez era tironeado por el Marinero 1, éste jalado por el 2, mientras un quinto comparsa fuera de mi visión nos remolcaba hacia el  otro lado de la puerta.

Cuando por fin salimos al exterior comprobé que nuestro salvador era el recién llegado  marinero. Se hallaba dentro de un circulo que había trazado con tiza en el suelo.

-Conozco esa leyenda gallega –nos dijo-. Acabo de volver de las Cíes.

FRODO HACE UN CHISTE SOBRE ÉL MISMO

Una receta dedicada a mis amigos argentinos ahora que empezará su primavera:
MACARRONES A LA BOSCAIOLA

Un cocinero milanés me dijo que boscaiola significa leñador y que al probar este plato “te parece caminar por un bosque en primavera”.

Mientras cuece el agua salada para los macarrones poner guisantes (arvejas) los congelados sirven perfectamente, a cocer durante 10 minutos en otra cazuela con agua. Escaldar un paquete de setas secas y reservar un poco del agua en la que han hervido.

Sofreír un diente de ajo picado en una sartén con aceite a fuego mediano y cuando el ajo tome color echar dos cucharadas soperas de perejil picado. Saltear bacon cortado en tiras pequeñas. Remover y añadir las setas escaldadas y escurridas con un poco del agua de su cocción.

Agregar crema de leche, sazonar con sal y pimienta, añadir los guisantes y después de unas vueltas retirar la sartén del fuego.

Cuando los macarrones ya estén cocidos escurrir y mezclar con la salsa y abundante queso rallado.



 

 

 

martes, 6 de septiembre de 2022

LA INVASIÓN DE LOS NÓMADAS DEL NORTE

 

Señor alcalde: le escribo por los hechos que han estado ocurriendo últimamente y que empiezan a inquietarnos.

Tengo mi comercio frente al Mercado de la Boquería, en Las Ramblas. Apenas levanto la persiana metálica veo una multitud abarrotando la plaza. No son de por aquí, obviamente, parecen nómadas del norte y cada día que pasa parece que hay más.

Fieles a su naturaleza, viven bajo cielo abierto. Se entretienen bebiendo cerveza –se las traen en bolsas otros nómadas de países lejanos- y comprando objetos estrafalarios. A veces salimos de nuestros locales y barremos un poco pero es tarea inútil pues esta plaza se ha convertido en un vertedero  por sus malos hábitos. Dialogar con los nómadas es imposible. No conocen nuestro idioma y hasta dudo de que tengan un idioma propio. Se comunican entre ellos con chillidos y graznidos parecidos a los cuervos aunque suelen exhibir mensajes carentes de sentido en sus camisetas. Nuestra forma de vida y costumbres les son incomprensibles y ni siquiera tratan de entenderlas.

 Lo que necesitan, lo toman. Es parte de su naturaleza. Los carniceros del mercado ven impotentes como los nómadas roban piezas de carne que engullen en segundos. No es raro ver a dos nómadas mordiendo el mismo pedazo desde cada extremo hasta que lo devoran por completo. Todos juntamos dinero para que los carniceros continúen con su negocio; si los nómadas no tienen su carne nadie sabe qué cosa podrían hacer. Preferimos no saberlo.

 Un carnicero pensó que al menos podría ahorrarse el trabajo de descuartizar al animal y una mañana les dejó un buey vivo. Ojalá nunca lo hubiera hecho. Estuve una hora tendido sobre el suelo de mi trastienda cubriéndome la cabeza con un cojín para evitar oír los mugidos del animal. Los nómadas se le arrojaban encima por todos lados, arrancando grandes pedazos de carne viva con los dientes. Cuando me atreví a salir estaban tirados por el suelo, exhaustos alrededor del cadáver riendo a mandíbula batiente y ensangrentada, como borrachos en torno a un tonel de vino.

Esta mañana ha pasado el regidor del distrito, observó el temible aspecto de la plaza con la cabeza gacha. Instantes después ha vuelto a su coche oficial con gestos de impotencia.

Señor alcalde: ¿A qué espera para solucionar todo esto? ¿A que uno de esos nómadas se cuele en su despacho y le muerda en el culo?

HEART DOG

Bueno, ya pasó agosto y me he desquitado de ciertos turistas. Ahora vamos con la última página de Heart Dog:

ATENCIÓN: CHISTE MALO. Que conste que avisé.

LA RECETA: POLLO CON SALSA DE CEREZAS. Hay que aprovechar la temporada de esta fruta. Foto: Silvina.

Sofreír las piezas de pollo en una cazuela o sartén. Cuando se vean bien doradas dejarlas sobre un plato con papel de cocina para absorber el exceso de aceite. En ese mismo aceite saltear las cerezas deshuesadas y cortadas en láminas, añadir las cebollas picadas, la mostaza y el vino blanco. Remover y triturar todo en la batidora. Introducir el pollo en el horno a 200º con la salsa por encima y asar durante 20 minutos. Queda muy bueno este plato con arroz blanco salteado.