martes, 26 de febrero de 2013

AQUELLOS CASSETTES DE GASOLINERA

Vamos a revivir lejanos tiempos de viajes interminables en un Simca 1000 que olía a tapicería recalentada, niñas jugando con su Nancy y el Carrusel Deportivo sonando por la radio..
Melillense de nacimiento y alcoyano de adopción: Emilio el moro fue el rey indiscutible de la música de gasolinera con temas como Mi suegra me la robaron o El toro y la Luna.
Habrá quien piense ¿Porno en cassette? ¡Qué cosa más bizarra! Hay que tener en cuenta que hablamos de una época en la que escaseaban las revistas del género y de internet, ni hablamos.
Madre, soy cristiano y homosexual. José Ángel sale del armario.
 Dios mio qué miedo da el de la izquierda. Parece saldo de un Espagueti-Gótico-Western.
Me fumao un canuto. Toni dejando un testimonio para las generaciones venideras.

Y DE PROPINA, UNOS CHISTES:
PEPPAPIGFÍLIA: así se denomina la práctica del sexo vestido como Peppa Pig.

miércoles, 20 de febrero de 2013

JUGANDO CON LA MUERTE (RELATO)

Dedicado a mis compañeros de timba mensual Fernando, Gerard, Toni y Marcel.

 Me llamo Arturo Claqueta y soy crítico de cine.
Por eso no es extraño que el día en que la Muerte se presentó de improviso en mi casa le desafiara a jugar al ajedrez como en mi escena favorita de El séptimo sello de Bergman.
-Si gano me quedaré otros diez años en este mundo –propuse.
La Muerte aceptó con una sonrisa descarnada. Seguro que ya lleva demasiados años de rutina soportando suplicantes mortales insistiendo en que aún no había llegado su hora.
El problema es que yo no guardo en casa ningún tablero de ajedrez ni piezas pero tengo un sobado cubilete y dados de póker así que decidimos jugar al mentiroso.
Después de unas cuantas rondas engañándonos mutuamente con atrevidas jugadas estábamos igualados a dos. La Muerte acababa de perder con un inexistente full de jotas y ases y arrojó los dados para la tirada definitiva. A la vista un rojo y un negro.
-Trío de negros al rojo.
Lo creí. Estaba. Dejé los tres negros fuera y tiré los otros dos dados cubiertos.
-Trío de negros al as.
 La Muerte volvió a tirar cubiertos los dos mismos dados. Y dijo: “Póker de negros a la dama”. Acercó el cubilete con mucho cuidado y eso me hizo suponer que le había salido la jugada. Así era. Para superarlo yo tenía que sacar un rey, un as u otro negro. Cincuenta por ciento. Con el póker fuera tiré el solitario dado tapado y acerqué el cubilete hacia la Muerte.
-Superior.
-¿Aquí dentro hay un as o un negro? –las cuencas vacías de la Muerte parecieron centellear-. No me lo creo.
Con su huesuda garra levantó el cubilete con gesto rápido. Descubrió un as. Yo había ganado.
Qué mal perder tenía la Parca. Soltó sulfúricas maldiciones y se desvaneció con un nauseabundo hedor a sepulcro profanado.
Me serví un coñac. Diez años más para disfrutar de buen cine. Si es que a mí no me gana nadie al mentiroso
Espero que la próxima vez me pida la revancha. 
¡PERROS JUGANDO AL PÓKER!
A friend in need, así se titula el cuadro que hace perder la chaveta a Homer. Hace casi un siglo la compañía tabacalera Brown-Bigelow lo encargó al ilustrador Cassius Marcellus Collidge. 

Siempre que observo este cuadro descubro algo nuevo. Fíjense en el perro gris con manchas que fuma en pipa: es un Elkhound o rastreador de nutrias; la única raza de perro que no mueve el rabo. Eso lo convierte en un contrincante temible para el póker pues nunca se sabe cuando tiene una buena mano.
... Y UNA RECETA
Para cuando nos entra apetito y no queremos dejar la mesa de juego siempre preparo guacamole:
Vaciar con una cuchara los aguacates. Echar la pulpa en un bol y mezclar con cebolla picada, tomate cortado fino, zumo de medio limón, sal, pimienta y un toque -si se tiene- de cilantro. Remover todo el conjunto y ya se tiene un cremoso guacamole para ir untando con nachos o patatas fritas. Aconsejo dejar los huesos del aguacate en la mezcla hasta el momento de servir para que no pierda su color verde.


viernes, 15 de febrero de 2013

LA NATURALEZA SE REBELA


Mi confianza en los críticos cinematográficos se tambalea. En el momento de su estreno no vi El incidente (2008) de Shyamalan porque la crítica la puso a parir. Ayer la pillé en el video club y me ha gustado mucho. La trama es muy simple y todo empieza sin previo aviso: la oleada de suicidios que precede a los ataques del aire, las plantas, los animales… la naturaleza se ha aliado tomando cumplida venganza contra la humanidad. Me ha recordado a dos grandes clásicos con una premisa similar. Los presento con un cartel minimalista:

CUANDO RUGE LA MARABUNTA (1954)
Una terrible plaga de hormigas asesinas devasta la zona donde Charlton Heston –que acaba de casarse por poderes- tiene su plantación. Los efectos especiales aún ahora resultan convincentes y el amenazante ruido de los insectos se consiguió sorbiendo hielo con pajitas de refresco.
 La verdad es que la voraz marabunta pasa a un plano secundario frente a la enorme tensión sexual que se percibe en la película y es que Leiningen (Heston) es virgen. Quizá no en sentido literal –sería difícil de creer que un vigoroso hombre como él fuera sexualmente virgen- pero no sabe nada sobre las mujeres pues ha dedicado todo su tiempo a levantar su imperio en la selva. Este famoso diálogo sobre temas aparentemente sin nada en común como la virginidad y los pianos no tiene desperdicio:
:

LOS PÁJAROS (1963)
Bueno… ¿Qué se puede decir de Los Pájaros que no se haya dicho ya? Mejor que hablen las imágenes. Por entonces una escena causó gran impacto, la del granjero con las cuencas vacías después del ataque de los cuervos. No se había visto nada parecido en el cine hasta el momento:

En su libro-entrevista con Truffaut Hitchcock dice sobre esta secuencia: “Mientras rodaba en Bodega Bay, leí una pequeña noticia en un periódico de San Francisco que hablaba de unos cuervos que habían atacado a unos corderos y aquello ocurría muy cerca del lugar en que rodábamos. Me entrevisté con el campesino que me explicó cómo los cuervos habían descendido para matar a sus corderos, atacándoles a los ojos, y esto me inspiró la muerte del granjero con los ojos arrancados.”
Sin duda mi parte preferida de la película son los momentos de tensión creciente en el restaurante de Bodega Bay justo antes del ataque de las gaviotas con el borrachín que predice el fin del Mundo y el momento impagable (minuto 1.53) en que la anciana ornitóloga cuenta bondades sobre los pájaros y se oye: “¡Marchando dos de pollo asado con patatas” Es una muestra del singular sentido del humor de Hitchcock.


martes, 12 de febrero de 2013

CUANDO DUERMO LO VEO CLARO

 Cuando terminé esa portada me dije: qué envidia me da esa chica durmiendo a pierna suelta y es que últimamente el insomnio me tiene muy fastidiado. Hector Pou, mi médico, ha preparado los trámites para hacerme una polisomnografía. Hay que pasar una noche en una clínica donde mediante electrodos registran las reacciones durante el sueño, además una cámara de vídeo graba los movimientos mientras se duerme.
Hector y yo nos conocemos desde el instituto. Un médico peculiar: cinéfilo (posee 10.000 largometrajes en vídeo y DVD) gran cocinero y detesta hablar de su trabajo. Hace unos quince años viajamos a la Laponia finlandesa; el agosto más frío de mi vida. Paseando por la costa de Kekkronen vimos a unos cazadores sami que estaban descuartizando una foca recién capturada. Conversamos con uno de ellos que hablaba algo de inglés y éste nos ofreció un manjar: un sanguinolento morro de foca con sus bigotes y todo recién seccionado. Hector lo rehusó pero yo decidí probarlo. El cazador me indicó como comerlo:
-Suck. Then bite the pinked center. Meat here. (Chupa, luego muerde el centro rosado. Aquí la carne)
-Hummm. Very Good! -La verdad es que sabía a rayos y olía muy mal. Mientras intentaba masticar un bocado cartilaginoso Hector se partía de risa:
 -¡Miquel, tienes la cara llena de sangre de foca! ¡Pareces salido de La noche de los muertos vivientes!
Volvamos a la polisomnografía. Tengo que ir al Centre Poble Nou a las nueve de la noche sin cenar, sin tomar café ni alcohol y con un pijama; una prenda que nunca uso. Voy a comprar uno al bazar chino de la esquina y el único de mi talla es amarillo con jirafitas azules... estaré irresistible.
A la hora convenida la enfermera que ha de velar mi sueño me conduce a una habitación más parecida a la de un hostal que la de una clínica. Me coloca electrodos en la cabeza, el pecho y las piernas. Me pongo el pijama y me acuesto pero no es fácil conciliar el sueño; los electrodos son molestos y me incomoda que me filmen mientras duermo. Por fin lo consigo, tengo extraños sueños con Rajoy y osos polares.
Por la mañana me quitan con acetona los electrodos y una semana más tarde vuelvo para recoger el informe. Hay muchos gráficos, palabras incomprensibles y un CD donde se me ve durmiendo. Creo que invitaré a unos amigos y lo veremos comiendo pizzas.
 -¿Sabes? -le digo a Hector cuando le entrego los datos-: pensaba presentar la película de mi sueño a las jornadas de cine experimental de Granollers.
Hector me demuestra una vez más su sabiduría cinéfila:
-Eso ya se ha hecho, Miquel. En los años sesenta Andy Warhol estrenó una película en la que únicamente se ve a un tío durmiendo.
Cierto: se trata de Sleep (1963) un film de seis horas que graba el sueño de John Giorno, por entonces amante de Warhol, en poco más de cuatro tomas. Aunque parezca increíble muchos moderniquis de entonces hacían largas colas en los cines donde se proyectaba. A mí por lo menos me ayuda a conciliar el sueño. Es una película de lo más amodorrante:


jueves, 7 de febrero de 2013

¡QUÉ NO ESTOY MUERTO!!!

Mi última portada ha sido para otra obra de Poe: El entierro prematuro que fue llevada al cine por Roger Corman con el título Obsesión (1962) con Ray Milland y Hazel Court.
Poe quiso representar el pánico que se extendió por la Europa del siglo XIX hacia el hecho de ser enterrado vivo motivado por la catalepsia o el cólera que producían un estado de muerte aparente. Se llegaron a diseñar sofisticados artilugios como un sistema de rescate que detectaba los movimientos del tórax activando una campana de aire fresco y hasta un modelo de ataúd de seguridad con mensáfono.
 También con el título El entierro prematuro existe un cuadro del belga Antoine Wiertz donde se ve un desconcertado falso cadáver que despierta en un mausoleo. De niño me daba miedo ese cuadro que estaba colgado en un pasillo de mi colegio (supongo que por alguna mente retorcida porque vaya una obra para exponerla en una escuela) Weirt lo pintó después de oír historias sobre algunos enterrados en vida durante una epidemia de cólera en 1835. Ese virulento brote llegó a Málaga dando lugar a una curiosa historia: un tal Méndez, dueño de un puesto de caballitos, sufrió un desvanecimiento y se llevaron su cuerpo pensando que era una víctima más de la epidemia. Cuando lo arrojaron a la fosa común se despertó y se puso a gritar. "¡Estoy vivo! ¡Estoy vivo!" Desde ese día el propietario del carrusel se le conoció con el apodo de El tío vivo, nombre con el que aún se conoce esa atracción.
EL CURIOSO ATAÚD DE EDWARD GOREY
 El dibujante estadounidense Edward Gorey (1924-2000) era conocido por sus inquietantes ilustraciones que influyeron en muchos artistas como Tim Burton. Gorey, que vivía en una mansión rodeado de gatos –una de sus pasiones- se fue de este mundo de un modo curioso: un ataque al corazón justo en el momento en que un vecino que acababa de hacerle una reparación eléctrica le pidió el cobro de sus 20 dólares de tarifa. El vecino pensó que Gorey estaba bromeando al verlo allí tendido en el umbral rodeado de sus gatos. Un final digno de uno de sus cuentos.
Pero aún es más singular el ataúd que se había encargado unos años antes: dotado de un sistema de sonido estéreo con dos altavoces para escuchar su música preferida en el más allá. Además el ataúd estaba insonorizado ¿Para no molestar a sus vecinos?
Parece que los ataúdes han estado siempre relacionados con la excentricidad. Bela Lugosi tenía uno echo a medida en su casa. A veces dormía en él  "Para irme acostumbrando" -decía.
Pero Gorey merece sobretodo ser recordado por sus magníficos dibujos, como los de la impactante presentación de la serie BPS Mistery, una maravilla:
 

sábado, 2 de febrero de 2013

PIZZA PAVLOV (RELATO CON RECETA)

Bruno Fisuras no sabe ni freír un huevo; así que en previsión de la semana en la que se quedaría en la ciudad mientras su familia estaba de veraneo sujetó con un imán en la puerta de la nevera la tarjeta de Pizza Speed. “Pizzas a domicilio. Servicio rápido.”
El lunes por la tarde Bruno llega a casa después del trabajo. Como no le gustan las anchoas, ni los champiñones ni el salami se decide por una pizza Margarita.
-El chico llegará en 20 minutos –le dice un empleado de voz nasal-. Hará sonar tres veces el timbre.
A los 20 minutos el repartidor aparca su moto delante de la casa de Bruno. Hace la señal convenida y le entrega la pizza en una caja de cartón humeante.
El martes Bruno encarga otra pizza Margarita; y lo mismo el miércoles, el jueves y el viernes.
 El sábado decide que ya está harto de pizza. Al salir del trabajo compra en un Todo a 100 un libro de bolsillo : Cocina fácil. 1000 Recetas, y una cacerola de barro. Después se dirige al supermercado.
Ese día el calor ha sido agobiante. Lo primero que Bruno hace al llegar a casa es ducharse y ponerse un pijama. Luego, en la cocina, desenvuelve lo que ha comprado.
En la cacerola sofríe un redondo de ternera, luego añade cebollas, zanahorias y un diente de ajo picados. Cuando la carne empieza a dorarse vierte un generoso chorro de coñac. Un delicioso aroma invade la cocina estimulando el apetito de Bruno.
Mientras se reduce el coñac Bruno toma una cerveza y se sienta ante el televisor. Él es uno de esos raros especímenes que no solo afirma que lo que más le gusta de la tele son los documentales sino que además es cierto. En el Discovery Channel aparece un científico en una pequeña sala con un perrito explicando la famosa teoría del reflejo condicionado de Pavlov. Bruno sonríe al recordar una ilustración de su libro de texto: un perro con expresión bobalicona babeando al lado de un timbre y una mano que le alarga un plato de comida.
Bruno se levanta de un salto al percibir un inquietante olor a quemado. La cazuela está envuelta en llamas que Bruno apaga con la tapadera de la sartén. El inexperto cocinero ha dejado el fuego demasiado alto, el calor ha rajado el fondo de la cacerola de barro y el coñac ha prendido. La carne está quemada por un lado y apenas cocida por el resto.
Aunque Bruno había decidido no comer hoy pizza la perspectiva de vestirse para comer fuera le provoca una inmensa pereza.
El empleado de voz nasal ya le reconoce la voz: “El Sr. Fisuras ¿verdad? El del número 29 de la calle Discordia… ¿Una Margarita? Llegará en 20 minutos.”
Bruno se sirve otra cerveza y decide esperar al repartidor frente el televisor. El documental recién ha terminado y los créditos pasan por encima del dibujo de un perrito babeando parecido al de su libro escolar.
-Al menos –piensa Bruno- los de Pizza Speed son rápidos. Tengo muchísima hambre.
Como todos los días el repartidor llega puntual. Suenan tres timbrazos. Unas gotas resbalan por la chaqueta del pijama de Bruno que está babeando copiosamente.

PIZZA BLANCA CON PECORINO Y NUECES
 En una base de pizza envasada al vacío extender cebolla cortada en rodajas finas y rociar con un chorrito de aceite de oliva.. Introducir la pizza en el horno a 200 ºC y hornear durante diez minutos. Mientras derretir en una sarten con un poco de mantequilla el pecorino (roquefort también sirve o cualquier queso cremoso) aplastándolo con una cuchara de madera con el fuego al mínimo y añadir crema de leche hasta que se haya deshecho. Verter la mezcla sobre la pizza con unas nueces partidas por la mitad y espolvorear con orégano. Dejar la pizza en el horno otro par de minutos y servir.