viernes, 25 de julio de 2014

EL SINDROME DE LA PITUFINA CINÉFILA

Hace poco hablaba aquí del Test Bechdel; acabo de descubrir otra curiosa clasificación para películas:

 ¿Qué tienen en común los Pitufos, los Teleñecos, Inception (Origen), Transformers, The Big Bang Theory y las primeras de Star Wars? Pues que en todas aparece sólo un personaje femenino en medio de hombres. Es lo que se llama el Principio de la Pitufina (aunque a mí me gusta más Síndrome) "Smurfette Principle" en inglés . Hay varios ejemplos en el cine y eso sin contar el género bukake (Para quien no sepa que es un bukake le remito a mi entrada La he vuelto a liar en el set de doblaje del  10 de mayo del 2013).

 La primera trilogía de Star Wars sería la Película Pitufina por antonomasia. La princesa Leila (Carrie Fisher) parece ser la única mujer de toda aquella galaxia taaaan lejana, y el pardillo de Skywalker ni sospechaba que eran hermanos. Por cierto que El peinado característico de la Princesa Leia está inspirado en el peinado tradicional de las falleras de Valencia. Esto se debe a que, meses antes del rodaje, el director de la película George Lucas visitó Valencia durante el mes de marzo.
 ¿Y en las series televisivas? - Big Bang Theory, con la monísima Penny -¿Penny? ¡Toc, toc, toc! ¿Penny? ¡Toc, toc, toc!- (sí, ya sé que más adelante aparecen Bernadette -ejemplo de rubia que parece tonta pero luego no- y Amy -un Sheldon con vagina).
Tema dibujos animados, aquí hay tela:  Las tortugas ninja, Oliver y Benji, Barrio Sésamo, Pokemon, Hora de Aventuras (con la fama de modernos que tienen) y me refiero a mi personaje preferido: la vampira Marceline, o Doraemon con una única niña, Shisuka, a la que los pervertidillos crios japoneses siempre sorprenden en la ducha.

Y también podemos hablar de la Actriz Pitufina por excelencia: Megan Fox; por su participación en la saga Transformers (Mikaela Banes) y otras producciones como Bad Boys-2, Friends with Kids y El dictador con Sasha Baron Coen donde se interpreta a sí misma.
En mi relato No era festivo en Seattle solo aparecen dos mujeres, aunque no superaría el Test de Bechdel pues la mayor parte del tiempo lo pasan hablando de un hombre:
NO ERA FESTIVO EN SEATTLE (Relato)
Barcelona, julio, 2009
Magenta y Púrpura se abrazan al encontrarse en el aeropuerto.
-Perdona que no te haya traído un regalo –dice Magenta entre dos besos-. Ya sabía que ayer fue tu cumpleaños pero era día festivo en Seattle y todo estaba cerrado.
-Da igual –dice riendo Púrpura- . ¿Te apetece cenar en un restaurante griego?
Magenta advierte una expresión de felicidad bovina que Púrpura muestra siempre que está enamorada y así es: “He conocido a un hombre que no parece de este mundo –da un giro al volante y-: Es guapísimo, atento… mañana he quedado con él para tomar una copa. Podrías venir tú también y lo conocerás.”
 Cuando Púrpura levanta la vista del menú hasta sus ojos parecen casi glaucos a la luz de la lamparita de la mesa. Magenta se da cuenta de lo mucho que se ha americanizado al pasar el tenedor de la mano izquierda a la derecha para comer su musaka. Púrpura sigue hablando de Glauco. De vez en cuando la mira y sonríe pero Magenta no le devuelve la sonrisa. Ya está ligeramente aburrida pero aún siente un ramalazo de culpa por no haberle traído un regalo. Lo fue dejando para más tarde y al final se encontró con el tiempo justo para tomar el avión. Era mentira lo del día festivo en Seattle. Al llegar los postres (baklava para Magenta y un té para Púrpura que siempre cuida su línea cuando está colgada por alguien) ya está claro que el diálogo que esperaba Magenta ha resultado un monólogo sobre Glauco. Magenta responde con un silencio rencoroso cuando Púrpura dice que va al lavabo; eso siempre quiere decir que no volverá antes de quince minutos.
Poco después suena el móvil que Púrpura ha dejado sobre la mesa –nunca se lleva el móvil a los lavabos desde que un día se le cayó uno por la taza-. En la pantalla iluminada se ve un número y debajo un nombre: Glauco. El volumen está alto, dos clientes la miran con desaprobación y Magenta se siente aliviada cuando el móvil deja de sonar.
Poco después Magenta vuelve a oír el móvil: un mensaje de texto. Sabe que lo que va a hacer es incorrecto pero Púrpura le debe una por la aburrida velada y la espera. Lee:
Púrpura, se acabó. Es mejor así. No eres la persona que yo había imaginado. Eres posesiva y manipuladora. Me has decepcionado mucho. Adiós. Glauco.
Magenta pulsa la tecla de borrar. Luego busca el registro de llamadas y borra el número de Glauco. Magenta sonríe, ahora ya tiene un regalo para Púrpura: unas horas más de bovina felicidad.
Happy Birthday.

jueves, 17 de julio de 2014

PELÍCULAS QUE NO NUNCA VEREMOS

Dedicado a SqS Mravillosa y su estupendo blog Divas del cine:
SOMETHING´S GOT TO GIVE (Algo que dar,1962)
 La última película de Marilyn que quedó interrumpida por el fallecimiento de la actriz. Por su caótico comportamiento durante el rodaje –consumía barbitúricos y, según el médico del estudio, LSD- estuvo a punto de ser sustituida por Lee Remick, pero George Cukor y Dean Martin fueron tajantes: “Sin Marilyn, la película no se hace.” Y así fue.
Marilyn tenía que rodar una escena en una piscina. “El color del bikini no me favorece” dijo, y se lo quitó dejando boquiabiertos a todo el equipo.
 Esta es la escena sin duda más famosa de una película que no vería la luz:

NO BAIL FOR THE JUDGE (No hay fianza para el juez,1959)

Todo el mundo se sorprendió cuando Hitchcock contrató para el papel protagonista a Audrey Hepburn cuya imagen no correspondía al prototipo de rubia heroína hitchkoniana. Al iniciarse el rodaje, Hepburn sufrió un aborto espontaneo y abandonó la película aquejada de una fuerte depresión. No Bail for the Judge fue definitivamente relegada cuando la productora apremió a Hitchcok para que rodara su próximo proyecto, la obra maestra Psicosis (1960)
GIRAFFES ON HORSEBACK SALADS (Jirafas cabalgando sobre ensaladas,1930)

Proyecto para los Hermanos Marx con guión nada menos de Dalí, gran admirador de los cómicos. Harpo recibió al ampurdanés en su casa como si quisiera competir a ver quién era más surrealista: desnudo, tocando un arpa y con alas de ángel. El guión mostraba jirafas en llamas, tan del gusto de Dalí; y se rodó una escena de prueba, hoy desaparecida, con Groucho hablando con varios teléfonos al mismo tiempo con brazos en forma de tentáculos. La película no llegó a realizarse pero ¿quién sabe? Recientemente el guión se ha encontrado íntegro en los archivos de la Metro.
NAPOLEÓN (1970)

El proyecto más querido –e imposible- de Stanley Kubrick. El director dio rienda suelta a su megalomanía contratando a 60.000 extras con meses de entrenamiento militar para las batallas. A pesar de rodarse en los Balcanes, los escenarios se cubrirían con tierra del campo de Waterloo para que resultara –según Kubrick- más creíble.
Después de rodar pruebas para el papel de Napoleón con Malcom McDowell y Alec Guinness, Kubrick se decidió por Jack Nicholson. Poco antes de iniciarse el rodaje, la productora decidió archivar el proyecto pues acababa de estrenarse Waterloo, con Rod Steiger interpretando al emperador francés. La productora le compensó ofreciéndole dirigir La naranja mecánica (1971) un éxito mundial que a punto estuvo de ser producida por Frank Sinatra, nada menos.
DON QUIJOTE (1969)

Las adaptaciones cinematográficas del Quijote parecen arrastrar una maldición (que se lo pregunten a Terry Guilliam) Durante nada menos que 23 años, Orson Welles intentó llevar a puerto una versión con el actor español exiliado en México Francisco Reiguera como protagonista, y Akim Tamiroff (Sed de mal, Lord Jim...) de Sancho Panza. Los sucesivos cambios en el guión de Welles eran cada vez más surrealistas: Don Quijote va a un cine y destroza a golpe de espada la pantalla cuando ve que el villano amenaza a la heroína.  En otro episodio una explosión nuclear aniquila la civilización humana, sin embargo, emergen de las ruinas Don Quijote y Sancho que terminarán viajando hasta la Luna.
Finalmente Welles y su ayudante, el madrileño Jess Franco, acuerdan aparcar el proyecto por una razón de peso: casi todos los actores principales ya habían fallecido. Hay mucho material rodado y cuatro meses antes de su muerte, en 1984, Welles declaró que aún deseaba montar y estrenar su Don Quijote. Lo que es moral, no le faltaba.


viernes, 11 de julio de 2014

PACO, EL GURU

 A mediados de los ochenta publicaba tiras en la revista Makoki -he puesto algunas de ellas en esta entrada-, uno de sus colaboradores era todo un personaje: Paco Mena, quien se presentaba como aprendiz de guru. Tenía su propia sección: PACO YOGUI en la que describía sus experiencias en el Tibet y hablaba sobre yoga, karma y platillos volantes, además de teorías conspiratorias de todo tipo.
Un caluroso mediodía de julio yo, el editor Borrallo, los dibujantes Mediavilla, Pons y Paco Mena salíamos de la redacción para tomar algo en uno de esos bares ya desaparecidos con olor a pescado frito en el casco antiguo. El bar Moriles, rodeado de callejones oscuros invitando al laberinto.
Pedimos una ronda de cervezas en la barra. Todos menos Paco, que decidió tomarla con aquellos espontáneos bebedores de mediodía.
-¡Tenéis el karma enfermo porque coméis carne, bebéis alcohol y tomáis drogas! –nos apuntaba con un palillo como si fuera una llave a punto de abrir una cerradura-. Yo, en cambio, he estado en un monasterio tibetano y seguro que no sabéis hacer esto.
 Envueltos en la clarividencia que da agruparse en torno a unas cervezas vimos a Paco irse al otro extremo de la barra, se quedó un momento frente a la pared, se agachó alargando los dos brazos hasta apoyar las manos en el suelo y ágilmente levantó las piernas apoyando su cuerpo en la pared quedando perfectamente vertical. Sus hombros se relajaron, dejó la cabeza sobre el suelo pegajoso sosteniendo todo su cuerpo y se sumergió en un profundo letargo.
En el resto del bar se produjo una conmoción. Los bustos de los clientes que sobresalían de las mesas se quedaron paralizados contemplando aquella estática columna humana. A Borrallo le entró un ataque de risa:
-Le he visto hacer eso sobre un taburete en otro bar -dijo palmeándose los muslos.
-¡Son casi las dos! –dijo Mediavilla consultando el reloj-. Tengo que ir a Correos a recoger un paquete antes de que cierren ¿Alguien se viene conmigo?
La partida se disgregó y salimos a la calle, hacia la cercana Vía Layetana, dejando el bar sumido en murmullos y risas secas.
 Cuando salimos de la oficina de correos Pons propuso ir a comer algo. Fuimos a otro local que también ya es historia, un sabroso y barato hindú -El Tandoori- de la calle Ample. Muchas cervezas llegaron a la mesa mientras esperábamos el Karahi-Lamb, cordero picante con jengibre, comino y frutos secos; aún lo echo de menos.
Recuerdo que de repente salió una cucaracha de una grieta en la pared y se paró sobre nuestro mantel. Un momento después aterrizó otra cucaracha. Las dos se contemplaron indecisas hasta que una se acercó a la otra y entrelazaron sus antenitas.
-Es un ritual de apareamiento –opinó Pons y pidió otra ronda.
Llevábamos un rato bebiendo cerveza y esperando a que las cucarachas se decidieran a  consumar su romántico encuentro cuando Borrallo dijo:
-¡Eh! ¿Y qué habrá sido de Paco Mena?
 Regresamos apresuradamente al bar Moriles con una mezcla de aprensión y curiosidad. El dueño del bar no disimuló que se alegraba al vernos:
-¡Por fin, chicos! A ver si le decís algo a ese tío raro que me espanta la clientela.
Dos horas y media después Paco aún permanecía allí, boca abajo, inmóvil en aquel rincón del bar. Tenía una expresión relajada, como la de los adictos al dormir cuando se despiertan entre mantas en un domingo lluvioso.
Años más tarde vi a Paco Mena en las Ramblas, poco antes de Navidad. Cantaba villancicos con una guitarra junto a un plato con monedas. Después de cada canción gritaba: “¡Paz en la Tierra a todos los hombres de buena voluntad, menos a los políticos que son unos chorizos!”.
Lo dicho; todo un personaje.

Dedicado a Mont Lloret que me recordó la anécdota y a Julio, el dueño del bar Moriles, que me encargó este dibujo para el cristal de la puerta de entrada:
Hablando de bares y bebercio... ¿No les parece que a Bogart se le pone una voz rara cuando va trompa?


jueves, 3 de julio de 2014

¿CONOCEN EL TEST BECHDEL?


¿Qué es el Test de Bechdel? Pues una prueba para valorar si una película es, o no, sexista. Para que un film supere este test ha de cumplir tres requisitos:
- En la película tienen que aparecer al menos dos mujeres en pantalla cuyos personajes tengan nombre.
- Esas mujeres tienen que hablar entre ellas.
- El tema de conversación no puede ser un hombre.
El origen de esta prueba está en una página que la dibujante y feminista militante Alison Bechdel publicó en su cómic Dikes to Watch Our Four (1995) Unas bollos de cuidado en la edición española de Editorial Egales:

 Lo que en principio parecía una broma o un juego conoció una gran repercusión en los foros de internet que sorprendió a su misma autora, especialmente en Suecia: Ellen Tejle- líder feminista y encargada de programación en un cine en Estocolmo- se comprometió a estrenar únicamente películas que aprobaran el Test de Bechdel  aumentando notablemente los ingresos de taquilla. En la foto aparece mostrando la “A” que certifica qué películas han aprobado el test. Además IDAG-TV, la principal guía televisiva de Suecia, aplica ese símbolo para clasificar aquellas películas que cumplan con esta regla.
 De lo que no hay duda es que la gran mayoría del cine clásico no aprobaría el Test Bechdel, entre ellas Ciudadano Kane o Vértigo, consideradas las mejores películas de la historia. Más claro se percibe en géneros con fuerte presencia masculina como el bélico o los westerns. En Solo ante el peligro (High Noon, 1952) hay más de una escena entre Grace Kelly y Katy Jurado, aunque en sus conversaciones siempre aluden al sheriff Cane (Gary Cooper) La segunda parte de El Padrino, en cambio,  sí que aprueba el test con un diálogo entre Connie Corleone y su madre.
 Otras muchas películas más recientes tampoco aprueban el test; es el caso de La guerra de las galaxias: en la trilogía original solo hay tres personajes femeninos con nombre y en ninguna de las tres películas intercambian una palabra entre ellas. Tampoco la trilogía de El señor de los anillos supera la prueba, ninguna de las tres partes, y es que a pesar  de tener personajes femeninos relevantes, nunca coinciden en pantalla. Un caso curioso sería el de Gravity;  la protagonista absoluta es una mujer –Sandra Bullock-  pero tampoco cumple los requisitos pues es la única actriz que aparece en la película.
 ¿Qué les parece eso del Test Bechdel? Venga, me mojo yo primero: no me convence ese sistema de evaluar las películas. Creo que el cine o cualquier otra manifestación artística tienen que valorarse por su calidad. ¿Conviene rechazar obras como Casablanca, Raíces profundas o Apocalypse Now por no superar un test? Eso sí: también valoro muy negativamente la escasa presencia femenina en la industria del cine. Además, los personajes masculinos y femeninos parecen repetir siempre los mismos roles, algo que tendría que estar ya superado.

...Y A OTRA COSA
La semana pasada me presenté a un casting de doblaje. Mi primera prueba consistió en una escena de Bichos. Fue divertido, me encanta doblar dibujos animados.

La siguiente prueba era una jugosa escena de tensión sexual de Pequeñas mentiras sin importancia, ideal para lucirse, pero en el momento 0.40 me desconcentro y la pífio en la sincronización. En fin, a ver si la próxima vez hay más suerte.