martes, 22 de octubre de 2019

BOZOFÍLIA: SEXO Y PAYASOS

Hablando de payasos aquí está mi portada para IT, no me gusta y es que no me dejaron hacerla como quería.

 Antes del verano fui a cenar a casa de una amiga, Montse (psicóloga) su pareja y otra chica, Emma (traductora) Emma nos contó una anécdota de cuando era estudiante y se ganaba un dinero extra haciendo de payasa en fiestas infantiles a principios de los 90.
-Era una fiesta de cumpleaños en una casa enorme del barrio de Pedralbes. Cuando terminé el número se me acercó uno de los padres que vino sin su mujer - quizás era divorciado- y me ofreció 25.000 de las antiguas pesetas, como dicen en el telediario, por hacer una función privada.
-¿Una función privada?
-Hablando claro: un kiki rápido en la caseta del jardinero. Pero lo mejor de todo es que quería que yo fuera tal como estaba: con la peluca verde, la nariz roja, las medias a rayas y los zapatones.
Montse, que ha publicado un interesante libro titulado Deseo y fantasías sexuales interviene:
-Leí sobre esto en una revista de psicología. El deseo sexual hacia los payasos se denomina bozofília. 
 Ese nombre viene de Bozo, un popular payaso de la TV americana de los años 50. El disfraz de payaso es una vestimenta ridícula y algunos hombres al ver una mujer con ese disfraz les parece propensa a ser humillada y eso a algunos les pone a cien. Por Internet hay páginas sobre el tema.
Tomamos café frente al ordenador y Montse nos muestra algunas de esas páginas para bozofílicos. He incluido algunas de las fotos. Hay muchas mujeres con lencería erótica (y algunos hombres) pero siempre con algún elemento del disfraz de payaso. También disponen de buzones para contactos. Montse comenta: "El impulso contrario se llama courofobia. Famosos como Johnny Deep o Scarlett Johansson admiten que les dan miedo los payasos.
Me zumban los oídos. Alguien se debe estar preguntando: “¿Pero tu amiga Emma aceptó el dinero o no? Que 25 papeles era un dinero entonces para un kiki rápido…”
Pues lo siento pero no me lo dijo y no me atreví a preguntárselo, así que mejor cambio de tema. Dejo los payasos y enseño mi última portada. Chicas: que levante la mano la que NO se haya hecho una foto como esa el pasado verano.
Marc Ribot revisa el clásico de Julio Verne:
Y Melmoth nos ofrece uno de sus contundentes relatos:
RÍMEL
La mujer salió del salón de belleza. Llevaba todo el día al cuidado de su cuerpo e imagen: gimnasio, peluquería, esteticista, masajes y barros del Mar Muerto. Caminaba por la calle como una Afrodita sin mitología, como una Venus deslucida. De repente, se le desprendió el brazo derecho. Cayó sobre la acera emitiendo un sonido parecido a una broma de mal gusto. Miró a su alrededor, más avergonzada que temerosa, por si alguien había contemplado el macabro desprendimiento. 
 Aceleró el paso como si no hubiese pasado nada. ¡Qué vergüenza! Su brazo izquierdo cayó al suelo. Siguió mirando a su alrededor. Por suerte, nadie la miraba. Todo el mundo iba caminando con la mirada vacía hacia destinos inciertos. A la mujer se le desprendió la pierna izquierda. Estuvo a punto de caer al suelo. Ahora caminaba dando saltitos hasta que la pierna derecha abandonó su lugar común, abatida como un soldado en el campo de batalla. La mujer cayó al suelo y del mismo impacto, su dentadura postiza salió disparada. Un pie torpe, simiesco, peludo, introducido en un zapato de ejecutivo le dio sin querer una patada y fue a introducirse en una boca de alcantarilla. La mujer no paraba de mirar a su alrededor al mismo tiempo que reptaba por el suelo como un gusano. Por suerte, nadie la miraba, y eso la consolaba. No habría podido soportar la vergüenza que la vieran en ese lamentable estado. La cabeza se desprendió del tronco. Otro rápido zapato de punta brillante la chutó como apartando con desprecio un obstáculo que podría impedir que fichara a la hora en la oficina. Los ojos de la mujer se desprendieron de sus cuencas. Cada ojo iba por su cuenta, rebotando en el asfalto, como canicas arrojadas al suelo por un niño. La mujer podía ver, al mismo tiempo, un trocito de cielo azul bordeado de rascacielos y un trozo de pared sucia y húmeda. Quiso parpadear y no pudo. Echó de menos sus alargadas pestañas rizadas con rímel.
FIN
RECETA: POLLO ASADO DE OTOÑO. Dedicado a Abril del blog El apartamento en París.
Como aquel pollo asado que hacía babear a Carpanta. Mientras el horno se calienta frotar un pollo entero y vaciado con aceite y sal gruesa para que penetre bien en la carne. Introducir en el pollo unas castañas asadas, 1/2 limón, ciruelas (antes escaldadas en coñac) y 1 hoja de laurel. Colocar el pollo en una fuente para asar, rociarlo con el coñac donde hemos hervido las ciruelas y meterlo en el horno a 200º. Ya está, sólo hay que ir rociando el pollo con el jugo que va soltando durante la cocción, 1 hora más o menos. Quería sacarlo entero en la foto pero el olorcillo me impidió esperar más.

sábado, 12 de octubre de 2019

DOS MICROS LITERARIOS. Y más cosas

KAFKA INTERACTIVO
VAMPIRA DE BIBLIOTECA
Como todas las noches, una vampira salió de su cubil y se dirigió a la biblioteca.
Ya en la biblioteca, el monstruo infernal prendió la pequeña lámpara del escritorio y sin mayores trámites tomó libros de Cervantes, Shakespeare, Poe, Joyce, Kafka, Borges, Faulkner, Hemingway… y se dispuso a beberles la tinta para poder escribir su gran novela.
MARC RIBOT. "EN LA MORGUE"
MELMOTH: "LA TRISTE HISTORIA DEL DESPERTADOR"

 Existe un gran malentendido entre el ser humano y el despertador. El primero lleva diciéndole todas las noches al segundo que lo despierte a tal hora porque teme quedarse dormido. El despertador cumple con su cometido, sin embargo, el ser humano, no hay mañana que no lo maldiga por haberlo despertado. Incluso lo golpea o lo tira contra la pared. A veces sucede que el ser humano se olvida de decirle que lo despierte, y el despertador, tan desmemoriado, no lo despierta por sí mismo porque también necesita que se lo recuerde. Entonces, el ser humano, se despierta abruptamente con la angustia ya metida el cuerpo por su olvido y eso le costará llegar tarde. Lo curioso del caso es que el pánico que siente no le hace golpear o tirar contra la pared al despertador. Sin ninguna duda, este círculo vicioso dura ya demasiado tiempo. Si algún día el ser humano llegara a despertar de verdad, ya no necesitaría nunca más el despertador.  El despertador sufriría una gran tristeza al saber que en el fondo nunca despertó de verdad al ser humano.
FIN
LA RECETA: STEAK TÁRTARO
Sólo para muy carnívoros, carne cruda pero bien condimentada. 
Para 2 personas: 300gr. de carne picada. Sobre un bol añadimos a la carne 1 cebolla mediana picada, 1 yema cruda de huevo, 1 cucharada sopera de mostaza, 1 puñado de alcaparras 1 chorrito de coñac y 1 cucharada de salsa Perrins (opcional) sal y pimienta. Mezclar todo con las manos, como los buenos  cocineros. 
Me gusta acompañarlo así, con champiñones crudos y una ensalada verde con mucha endivia y rábanos.