Sí, que aún me quedan algunos platos navideños para preparar.
¿Ya saben qué regalar para Reyes? ¿Qué tal un Orgasmetron?
Y por si se zampan un chuletón...
Vuelve Marc Ribot con ambiente navideño.
Y el gran Melmoth no podía dejarnos colgados en fin de año.
A los veinte años, Aniceto se fue de su pueblo, donde nunca
pasaba nada, para irse a vivir a Australia. Allí vivió cuarenta años. A la edad
de sesenta, culminada su existencia, volvió a casa en tren. Mientras se
aproximaba a la estación, se preguntaba, no sin emoción, si iba a encontrarse
con sus amigos, si lo reconocerían, si le pedirían que les contara sus
aventuras. El tren se detuvo en la pequeña estación. Una vez en la calle,
Aniceto vio a cierta distancia, un carcamal. A pesar de su figura cheposa y su
rostro surcado de arrugas, Aniceto lo reconoció: ¡Pepe, su amigo compañero de
clase! Le hizo una seña con la mano, se acercó muy emocionado y con mano
temblorosa señaló su propio careto como para decirle: "¡Mira, soy
yo!". Pepe alzó sus ojos acuosos, lo miró un instante sin mostrar sorpresa
alguna y a continuación le devolvió el saludo con un ligero movimiento de
cabeza diciéndole:
-Vaya, Aniceto, ¿qué haces aquí? ¿Te marchas?
FIN
RECETA: POLLO RELLENO. (Foto: Silvina)
Necesitaremos un pollo entero y vaciado, para asar al horno.
Escaldar un puñado de ciruelas en un cazo con coñac.
Frotar la piel del pollo con aceite mezclado con sal gruesa. Rellenar con ciruelas, salchichas y 1/2 limón. Cerrar la abertura con palillos. Rociar con el coñac con el que hemos escaldado las ciruelas e introducirlo en el horno a 180º.
Cuando esté dorado verter 1 copa de cava o vino blanco y cocer durante 45m. Rociarlo de vez en cuando con el jugo que va soltando.
RECUERDO: el año pasado publiqué una entrada describiendo la accidentada comida de Navidad que preparamos mi madre y yo. Fue la última Navidad que pasamos juntos. Felices Fiestas, mamá. Te dedico este post con cariño.
¿Qué tal empezarlo con un cuento japonés de fantasmas?
LA MUJINA
Cerca de Tokio hay un camino conocido como Sendero de Kii
donde se alzan las imponentes murallas de un palacio imperial en ruinas. Ese
lugar es muy solitario por la noche y los caminantes prefieren evitarlo después
del crepúsculo pues una Mujina –una mujer fantasma sin rostro- merodeaba por
allí.
Una oscura noche sin luna caminaba presuroso por el Sendero
de Kii un comerciante llamado Kiobashi. Al llegar frente al abandonado palacio
vio una mujer que lloraba desconsoladamente. Se encontraba agachada muy cerca del foso y
Kiobashi temió que pensara arrojarse.
-O-Jochu! (Señorita) -dijo el comerciante mientras se
acercaba-. No lloréis así. Si puedo ayudaros lo haré de buen grado.
Pero ella no cesaba de llorar escondiendo el rostro entre
las largas mangas de su kimono.
-O-Jochu! -insistió Kiobashi-. Escuchádme, por favor, este
lugar no es adecuado para una joven a estas horas de la noche.
Entonces la O-Jochu se volvió apartándose las manos de la
cara. No tenía ojos, ni nariz ni boca. ¡La Mujina! El comerciante huyó gritando
aterrorizado.
Kiobashi corría como perseguido por los demonios cuando vio
la luz de una linterna que brillaba en la oscuridad. Un vendedor ambulante de
tallarines había instalado su puesto en un cruce del sendero.
-¡Aaaah! ¡Ayudadme! -gritó Kiobashi casi sin aliento.
-¿Qué os ocurre? -gruñó ásperamente el vendedor-. ¿Estáis
herido? ¿Han sido los ladrones que rondan por aquí?
-No, no eran ladrones -murmuró Kiobashi temblando como una
hoja-. He visto... he visto a una mujer al lado del foso y me ha mostrado...
¡Ay, es demasiado horrible!
-¿El qué? ¿Os ha mostrado algo como esto? -el vendedor echó
a un lado su capucha y descubrió su cara que era igual que un huevo.
Y al mismo tiempo la luz desapareció.
FIN
Las ilustraciones son las de el libro Proverbios japoneses que publicará la recién creada editorial mexicana Beleño.
Marc Ribot sigue de vacaciones, así que voy a publicar uno de esos chistes que me hacen reír media hora por lo menos:
Para que esto no degenere Melmoth sube la nota de calidad:
EL MÁS ALLÁ
Un tipo se muere, llega al más allá y se encuentra a un viejo amigo con una joven, que está buenísima, sobre sus rodillas.
-¡Qué sorpresa! -exclama el recién llegado- ¿Es tu premio?
-No, no. Soy su castigo.
LA RECETA: CALAMARES ENCEBOLLADOS. (Foto: Silvina)
Suso, un amigo que tiene una pescadería me dijo: "¡Ya toca poner una receta de pescado en tu blog!" Buena idea, y este plato está riquísimo:
En tu pescadería habitual te prepararán los calamares quitando el pico parecido al de un loro y el cartílago de dentro antes de cortarlos en rodajas.
Cortar 1 cebolla grande en anillos, freír en aceite a fuego medio y cuando tome color añadir los calamares (2 por persona) Remover, verter 1 copa de vino blanco o de jerez y rociar con 2 cucharadas soperas de crema de leche.
Con el fuego al mínimo añadir perejil cortado y remover para que los calamares se vayan cociendo en esta salsa. En 15m. el plato ya estará listo. Quedará muy bien con una guarnición de arroz blanco.
Hace unas semanas invité a cenar a mi casa a mis amigos
Joan, Anna y Sergio. Este último me llamó la noche anterior:
-Miquel, ¿te importa si traigo a mi prima Sara? Está pasando
una temporada conmigo. Es profesora de instituto y le han dado la baja
psiquiátrica.
-Pobre, no me extraña con lo que pasa en los institutos hoy
en día…
-Te advierto que es algo especial.
Al oír lo de especial, viniendo de Sergio, se me dispararon
varias alarmas.
-¿Cómo de especial?
-Dice que por las noches la visita un íncubo.
Nota aclaratoria: un íncubo
es un espectro masculino que tiene sexo con mujeres. Los fantasmas femeninos
que se lo hacen con hombres se llaman súcubos.
-Además, le gusta comentarlo –dijo Sergio antes de añadir-:
pero es… inofensiva.
-Eso me tranquiliza, Sergio.
Joan y Anna fueron los primeros en llegar y aproveché para
advertirles de lo peculiar de nuestra invitada. “Bueno –comentó Joan-, al menos
no nos faltará tema de conversación”. Luego llegó Sergio, me dijo que Sara
tenía hora con su médico. Poco después sonó el timbre de la puerta.
Eché un vistazo por la mirilla:una chica morena, atractiva
más que guapa, de unos treinta años. Todo aparentaba normal hasta que se puso a
hablar con su bolso: “Pórtate bien –le decía-, no me hagas quedar mal”.
-Ay, madre –murmuré y abrí la puerta.
La verdad es que durante la cena Sara resultó bastante
agradable. No hablaba mucho pero tenía una bonita risa musical (media octava) y
a los postres llegó el momento en el que nos habló de su incubo.
-Primero aparece con medio cuerpo fuera de la pared y me
mira mientras yo estoy tumbada en la cama como en una especie de trance –nos
contaba Sara. Joan y Anna intercambiaron una mirada cómplice-. Luego viene
hacia mí con una sonrisa de oreja a oreja.
Eso me inquietó bastante: imaginarme un fantasma que se le
acerca con una sonrisa radiante como un gato de Chesire. Sara prosiguió:
-Se acerca, se tumba a mi lado y sin dejar de mirarme
fijamente me, me…
-Se te folla –intervino Sergio con la mirada indulgente de
alguien que ya ha oído antes la historia.
-Me posee –le corrigió Sara un poco enojada.
Anna aventuró sutilmente:
-¿No has pensado en cambiarte de casa?
-¿Cambiarme? –Sara parecía realmente sorprendida. En la mesa
se estaba creando cierta tensión-… ¿Tú sabes lo a gusto que me deja?
Joan y Anna estaban envueltos en un estupor neblinoso, tan
aturdidos como sonámbulos que se resisten a despertarse. El aire pareció
detenerse en torno a nosotros y entonces dije:
-¿Alguien va a querer café?
Y el aire se largó a otra parte y se dedicó a sus asuntos.
No sé si los súcubos han sido llevados al cine, pero los
íncubos tienen una película: Incubus (1965) con William Shatner, el célebre
capitán Kirk de Star Treck, que además tiene la particularidad de ser el primer
largometraje rodado en esperanto:
Ribot se ha ido de puente, pero Melmoth nos ofrece un brillante relato sobre la invisibilidad:
INVISIBLE
De repente se dio cuenta que la gente lo ignoraba por
completo. La sensación era muy extraña. Parecía como si se hubiera hecho
invisible de repente. Hizo un esfuerzo para hacerse notar, tanto en la familia
como en el trabajo y amigos circunstanciales, pero no hubo manera. Se puso a
reflexionar profundamente sobre su nueva y lamentable situación. Quizá la gente
había cambiado, se dijo. Desde hacía algún tiempo venía notando un considerable
cambio en la aptitud de las personas. Se habían vuelto más frías, más
indiferentes al calor humano y solo reaccionaban a través de sus móviles para
decir mentiras, para contar unas vidas que no llevaban porque no se atrevían a
realizarlas. Sin embargo, entre ellas seguían interactuando por pura
hipocresía, no obstante, a él tampoco se le permitía entrar en eso. Recordó a
Griffin, el personaje de H. G. Wells de la novela El hombre invisible. No, él
no había estado jugando peligrosamente con probetas, alambiques, tubos de
ensayo, microscopios, pipetas, buretas, embudos, hornillos, termómetros, cuentagotas
y siniestras risas a través de vapores verde radiactivo. Él no tenía ni idea
que química. Tampoco había estado expuesto a altas radiaciones como los
superhéroes de la Marvel para convertirse en El hombre invisible, o al menos,
eso creía. La idea que su invisibilidad tuviera algo que ver con aquellas
gambas congeladas que ingirió en mal estado quedaba descartada. También pensó
en Bruce Willis en aquella película donde estaba muerto y no lo sabía. Creyó
que era demasiado tópico para ser verdad con respecto a su situación.
Ya no se encontraba bien en su casa, ignorado por su mujer y
sus hijos. Le deprimía, todavía más, asistir al trabajo donde nadie le miraba y
los pocos amigos que tenía ya no lo llamaban y, si era él el que llamaba, nadie
le cogía el teléfono. Y con estas cosas dentro de su cabeza, iba caminado con
el cuello del largo abrigo subido y tapándole el rostro hasta los ojos, y las
manos enfundadas hasta el fondo de los bolsillos. De repente vio a Susana
Estrada, no, no era la famosa actriz y vedette; se llamaba igual que ella.
Había sido su novia hacía ya mucho tiempo. Vio que Susana saludaba a un tipo, y
hombre, le devolvió el saludo con ojos alucinados. No me extraña, se dijo El
hombre invisible, todavía está de buen ver. La siguió como alma en pena, total,
tampoco se fijaría en él. Susana entró en el cementerio y se detuvo ante una
tumba sin flores. El hombre invisible se dijo que lo más tópico sería que en
aquella tumba se leyera su nombre y apellidos con la fecha de nacimiento y defunción.
Miró por encima del hombro de Susana para leer su propio nombre con letras
doradas sobre el mármol frío. Allí yacía Susana Estrada. Susana se puso a
llorar por ella. El hombre invisible le puso la mano sobre el hombro para
consolarla. Ella se giró bruscamente asustada. Miró a su alrededor sin ver a
nadie. El hombre invisible supo que también era invisible para los fantasmas.
Sintió envidia de aquel desconocido que asombrado de ver a una conocida muerta,
lo vio y le saludó.
FIN
RECETA: POLLO AL CHILINDRÓN
Sofreír los trozos de pollo en aceite y retirarlos.
En la misma cazuela freír pimiento verde y rojo cortado fino, cebolla picada y unos taquitos de jamón. Cuando se vean las verduras trasparentes añadir 1 bote pequeño de salsa de tomate.
Reducir un poco y verter 1 vaso de vino blanco.
Tapar la cazuela y dejar cocer a fuego lento media hora.
Cuento escrito a cuatro manos con Mudit, profesora de danza y escritora.
El programa se llama Triunfo Freak. El show premia con una
importante suma al fenómeno de circo más impactante. En el estudio de grabación
hay muchos entre el público –enanos, gigantes, siameses, hombres cocodrilo-…
todos con la misma camiseta roja con las letras TF.
Una voz atronadora anuncia el siguiente concursante. Las
cámaras preparan el zoom, las luces centellean sobre el escenario y… el
desconcierto se extiende por el plató. El público se apretuja para ver mejor al
recién llegado formando un mohín rojo en mitad del estudio. ¡El concursante es
normal! Bueno, lo más llamativo es que su rostro es idéntico al de Leo Messi.
El jurado –un hombre torso, un niño camello y una mujer
barbuda- cuchichean entre ellos juntando las cabezas que forman un centro
peludo. La mujer barbuda se pone en pie agitando las miles de lentejuelas
brillantes de su ajustado vestido y dice:
-Caballero, me temo que no ha entendido bien las bases del
programa – se pone una mano a modo de visera para ver más allá de los focos-.
Su parecido con Messi es impresionante, pero esto no es un concurso de dobles
de famosos. Buscamos fenóm…
La mujer barbuda calla al ver que de repente la camisa del
hombre normal empieza a abrirse desde dentro y con el último botón aparece una
segunda cabeza que asoma desde su abdomen. La cabeza habla con acento
extranjero:
-Yo soy el concursante. No hablen con ese –señala a la otra
cabeza-,es mudo y sólo entiende
esloveno.
La música suena a todo trapo, y todos
–público y jurado- aplauden con entusiasmo.
FIN
MARC RIBOT
MELMOTH. EL ACTOR
El actor tenía que interpretar un papel en el que un oficial
jugaba a la ruleta rusa en el tercer acto. El personaje hacía una apuesta y,
naturalmente, la ganaba. Disparaba el arma sin matarse.
Para aderezar el asunto, pero sin confiárselo a los otros
miembros de la compañía, el actor introdujo una bala auténtica en una de las
recámaras del arma que utilizaba en escena. Sin saberlo los demás, el actor se
jugaba la vida en la escena todas las noches. No se sabe muy bien las
motivaciones que condujo al actor a semejante extravagancia, quizá por penas de
amor, fanfarronada o melancolía profunda.
Por una suerte extraordinaria, actuó en las veintidós
primeras representaciones sin incidente. Salió indemne todas las noches. La
mañana del vigésimo tercer día, postrado por una fiebre muy alta, le fue
imposible levantarse de la cama. Envió aviso al teatro para informar al
director. Este llamó inmediatamente al sustituto del actor y lo puso a trabajar
para que pudiera actuar aquella misma noche. El sustituto, con gran alegría,
iba a actuar por fin, ensayó todo el día, se vistió enseguida con el traje del
actor enfermo, cogió su arma y, para enorme sorpresa de todos, se mató aquella
noche en el escenario.
El actor abandonó la cama dos días después para asistir a
los funerales de su sustituto. Cuando el actor se recuperó de su leve
enfermedad, volvió a su papel, dejó de introducir la bala en la recámara y se
dio a la bebida.
FIN
RECETA: DORADA FELIZ
El nombre se me ocurrió al sacar la dorada del horno, me pareció que sonreía feliz.
Pedir en la pescadería que preparen una dorada para el horno (vaciarla y quitarle las escamas) En la bandeja añadir sal, 1 rodaja de limón, 1 hoja de laurel y rociar con aceite de oliva.
Introducir en el horno a 180º. Cuando empiece a tomar color verter 1 vaso de vino blanco y seguir cociendo 20m.
En 1963, cinco años antes de que George A. Romero estrenara
La noche de los muertos vivientes, se publicó el primer álbum protagonizado por
los Pitufos que hasta ahora aparecían como secundarios en las aventuras de
Johan y Pirluit: Los Pitufos Negros. La aldea de los Pitufos se ve aquí
asediada por Pitufos Zombis o quizás sería mejor decir infectados, que no es lo
mismo. Todo empieza cuando una extraña mosca pica a un Pitufo que pierde su
habitual color azul para volverse negro y rabioso.
Papá Pitufo dice cosas que hoy se considerarían
políticamente incorrectas. El venerable Pitufo también sucumbe a la plaga. Los
Pitufos se infectan mordiéndose en la colita, lo que se ha interpretado por
algunos como una solapada alusión a la homosexualidad de los personajes creados
por Peyo; claro que eso sucedía antes de la aparición de la rubia y dulce Pitufina.
Las hordas de Pitufos Negros se dirigen hacia la aldea para
contagiar a todos los supervivientes.
En el año 2009 se reeditó el álbum con
notables modificaciones. Los Pitufos Negros pasan a ser morados -The Purple
Smurf- para evitar acusaciones de racismo.
ENTRAÑABLES ESCENAS EN EL SUPER (1) Marc Ribot.
Melmoth nos regala otro de sus Haikus.
LA LLUVIA
Un hombre camina lentamente bajo la lluvia. Un transeúnte
apresurado le pregunta:
- ¿Por qué no caminas más aprisa?
-También llueve delante – contestó el hombre.
LA RECETA: CALLOS (Mondongo, para mis amigos del otro lado del charco)
Sí, ya sé que los platos de casquería tienen muchos detractores, pero miren que buena pinta tenían:
Yo compro tripa o callos de los amarillos. Sofreír en aceite y 1 cucharada sopera de pimentón picante. Cuando tomen color sazonar con sal y pimienta y añadir chorizo cortado en taquitos.
Remover, añadir 1 vaso de vino blanco, tapar la sartén o cazuela y dejar cocer con el fuego al mínimo unos 20 minutos. Los suelo acompañar a la portuguesa, con arroz blanco, recordando a Pessoa:
"Un día, en un restaurante, fuera del espacio y del tiempo,
me sirvieron el amos como callos fríos.
Delicadamente dije que los prefería calientes.
Que los callos, a la manera de Oporto, nunca se comen fríos."
El 22 de diciembre Ildefonso consultó los resultados de la
Lotería de Navidad. Le había tocado la pedrea. “Bueno, algo es algo.” Pensó.
Recibió un correo electrónico indicándole donde recoger el
premio: “Administración nº 554. Calle Jackson. Avise con 24 horas de antelación
y traiga su boleto y el DNI.”
Era en una calle del extrarradio. Ildefonso se sorprendió al
ver un numeroso grupo de vecinos reunidos en la puerta del local. Algunos le
sonreían. “Ni que me hubiera tocado el gordo”, se dijo.
El dueño de la administración salió a recibirle, comprobó
sus datos y se dirigió a la multitud: -¡El ganador de la pedrea!!!-justo antes de apartarse bruscamente.
Entonces Ildefonso advirtió que todos los vecinos llevaban
piedras, algunas bastante grandes que sostenían con ambas manos mientras que los
niños portaban una piedra de menor tamaño en cada mano.
El administrador tocó un silbato. Un pedrusco le golpeó en
la sien. Al instante cayó sobre él una lluvia de piedras.
FIN
Marc Ribot está inspirado y me ha traído un par de textos:
Melmoth vuelve con los caracoles. Un haiku:
Un caracol japonés subía lentamente por el tronco de un cerezo. Era febrero, o quizá marzo. El caracol se encontró con una rana que le dijo:
-Pero ¿adónde vas? ¡No es temporada! ¡No hay cerezas todavía?
El caracol contestó sin detenerse:
¡FELIZ HALLOWEEN! (Con retraso)
TALLARINES CON CREMA DE CALABACINES Y ESPARRAGOS.
Cortar en dados pequeños los calabacines con su piel. Cocer los espárragos al dente y cortarlos a trozos.
Saltear las verduras en aceite y añadir 1 brick pequeño de crema de leche (200 ml) y 1 cucharada de parmesano rallado. Remover y apagar el fuego.
Cocer los tallarines en abundante agua salada, escurrir y mezclar con la salsa.
Hablando de payasos aquí está mi portada para IT, no me gusta y es que no me dejaron hacerla como quería.
Antes del verano fui a cenar a casa de una amiga, Montse (psicóloga) su pareja y otra chica, Emma (traductora) Emma nos contó una anécdota de cuando era estudiante y se
ganaba un dinero extra haciendo de payasa en fiestas infantiles a principios de
los 90.
-Era una fiesta de cumpleaños en una casa enorme del barrio
de Pedralbes. Cuando terminé el número se me acercó uno de los padres que vino
sin su mujer - quizás era divorciado- y me ofreció 25.000 de las antiguas
pesetas, como dicen en el telediario, por hacer una función privada.
-¿Una función privada?
-Hablando claro: un kiki rápido en la caseta del jardinero.
Pero lo mejor de todo es que quería que yo fuera tal como estaba: con la peluca
verde, la nariz roja, las medias a rayas y los zapatones.
Montse, que ha publicado un interesante
libro titulado Deseo y fantasías sexuales interviene:
-Leí sobre esto en una revista de psicología. El deseo
sexual hacia los payasos se denomina bozofília.
Ese nombre viene de Bozo, un
popular payaso de la TV americana de los años 50. El disfraz de payaso es una
vestimenta ridícula y algunos hombres al ver una mujer con ese disfraz les
parece propensa a ser humillada y eso a algunos les pone a cien. Por Internet
hay páginas sobre el tema.
Tomamos café frente al ordenador y Montse nos muestra
algunas de esas páginas para bozofílicos. He incluido algunas de las fotos. Hay
muchas mujeres con lencería erótica (y algunos hombres) pero siempre con algún
elemento del disfraz de payaso. También disponen de buzones para contactos.
Montse comenta: "El impulso contrario se llama courofobia. Famosos como
Johnny Deep o Scarlett Johansson admiten que les dan miedo los payasos.
Me zumban los oídos. Alguien se debe estar preguntando:
“¿Pero tu amiga Emma aceptó el dinero o no? Que 25 papeles era un dinero
entonces para un kiki rápido…”
Pues lo siento pero no me lo dijo y no me atreví a
preguntárselo, así que mejor cambio de tema. Dejo los payasos y enseño mi última portada. Chicas: que levante la mano la que NO se haya hecho una foto como esa el pasado verano.
Marc Ribot revisa el clásico de Julio Verne:
Y Melmoth nos ofrece uno de sus contundentes relatos:
RÍMEL
La mujer salió del salón de belleza. Llevaba todo el día al
cuidado de su cuerpo e imagen: gimnasio, peluquería, esteticista, masajes y
barros del Mar Muerto. Caminaba por la calle como una Afrodita sin mitología,
como una Venus deslucida. De repente, se le desprendió el brazo derecho. Cayó
sobre la acera emitiendo un sonido parecido a una broma de mal gusto. Miró a su
alrededor, más avergonzada que temerosa, por si alguien había contemplado el
macabro desprendimiento.
Aceleró el paso como si no hubiese pasado nada. ¡Qué
vergüenza! Su brazo izquierdo cayó al suelo. Siguió mirando a su alrededor. Por
suerte, nadie la miraba. Todo el mundo iba caminando con la mirada vacía hacia
destinos inciertos. A la mujer se le desprendió la pierna izquierda. Estuvo a
punto de caer al suelo. Ahora caminaba dando saltitos hasta que la pierna
derecha abandonó su lugar común, abatida como un soldado en el campo de
batalla. La mujer cayó al suelo y del mismo impacto, su dentadura postiza salió
disparada. Un pie torpe, simiesco, peludo, introducido en un zapato de
ejecutivo le dio sin querer una patada y fue a introducirse en una boca de
alcantarilla. La mujer no paraba de mirar a su alrededor al mismo tiempo que
reptaba por el suelo como un gusano. Por suerte, nadie la miraba, y eso la
consolaba. No habría podido soportar la vergüenza que la vieran en ese
lamentable estado. La cabeza se desprendió del tronco. Otro rápido zapato de
punta brillante la chutó como apartando con desprecio un obstáculo que podría
impedir que fichara a la hora en la oficina. Los ojos de la mujer se
desprendieron de sus cuencas. Cada ojo iba por su cuenta, rebotando en el
asfalto, como canicas arrojadas al suelo por un niño. La mujer podía ver, al
mismo tiempo, un trocito de cielo azul bordeado de rascacielos y un trozo de
pared sucia y húmeda. Quiso parpadear y no pudo. Echó de menos sus alargadas
pestañas rizadas con rímel.
FIN
RECETA: POLLO ASADO DE OTOÑO. Dedicado a Abril del blog El apartamento en París.
Como aquel pollo asado que hacía babear a Carpanta. Mientras el horno se calienta frotar un pollo entero y vaciado con aceite y sal gruesa para que penetre bien en la carne. Introducir en el pollo unas castañas asadas, 1/2 limón, ciruelas (antes escaldadas en coñac) y 1 hoja de laurel. Colocar el pollo en una fuente para asar, rociarlo con el coñac donde hemos hervido las ciruelas y meterlo en el horno a 200º. Ya está, sólo hay que ir rociando el pollo con el jugo que va soltando durante la cocción, 1 hora más o menos. Quería sacarlo entero en la foto pero el olorcillo me impidió esperar más.
VAMPIRA DE BIBLIOTECA
Como todas las noches, una vampira salió de su cubil y se dirigió a la biblioteca. Ya en
la biblioteca, el monstruo infernal prendió la pequeña lámpara del escritorio y
sin mayores trámites tomó libros de Cervantes, Shakespeare, Poe, Joyce, Kafka, Borges,
Faulkner, Hemingway… y se dispuso a beberles la tinta para poder escribir su gran novela.
MARC RIBOT. "EN LA MORGUE"
MELMOTH: "LA TRISTE HISTORIA DEL DESPERTADOR"
Existe un gran malentendido entre el ser humano y el
despertador. El primero lleva diciéndole todas las noches al segundo que lo
despierte a tal hora porque teme quedarse dormido. El despertador cumple con su
cometido, sin embargo, el ser humano, no hay mañana que no lo maldiga por
haberlo despertado. Incluso lo golpea o lo tira contra la pared. A veces sucede
que el ser humano se olvida de decirle que lo despierte, y el despertador, tan
desmemoriado, no lo despierta por sí mismo porque también necesita que se lo
recuerde. Entonces, el ser humano, se despierta abruptamente con la angustia ya
metida el cuerpo por su olvido y eso le costará llegar tarde. Lo curioso del
caso es que el pánico que siente no le hace golpear o tirar contra la pared al
despertador. Sin ninguna duda, este círculo vicioso dura ya demasiado tiempo.
Si algún día el ser humano llegara a despertar de verdad, ya no necesitaría
nunca más el despertador.El despertador
sufriría una gran tristeza al saber que en el fondo nunca despertó de verdad al
ser humano.
FIN
LA RECETA: STEAK TÁRTARO
Sólo para muy carnívoros, carne cruda pero bien
condimentada.
Para 2 personas: 300gr. de carne picada. Sobre un bol
añadimos a la carne 1 cebolla mediana picada, 1 yema cruda de huevo, 1
cucharada sopera de mostaza, 1 puñado de alcaparras 1 chorrito de coñac y 1 cucharada
de salsa Perrins (opcional) sal y pimienta. Mezclar todo con las manos, como
los buenos cocineros.
Me gusta acompañarlo así, con champiñones crudos y una
ensalada verde con mucha endivia y rábanos.