sábado, 8 de diciembre de 2018

LEPRECHAUN. Y MÁS COSAS...


Estamos tan empapados de sudor que se oye un grosero sonido de ventosa cuando nuestros cuerpos se separan. Me acerco a la mesita de noche y me enfrasco en la tarea de abrir un paquete de cigarrillos con dedos húmedos y temblorosos. Ella empieza a decirme algo. Siempre se vuelve muy habladora después del sexo, debe ser porque no fuma.
-Cariño... ¿Has visto mis calzoncillos? Es lo primero que me dice al levantarse por las mañanas- dice imitando la voz de su marido, y se echa a reír.
 Siento una punzada de culpabilidad. Conozco a su marido desde hace años. Una cosa es que me tire a su mujer, pero me parece cruel imaginármelo ahí plantado en medio de esta habitación  en camisa y calcetines y con el rabo al aire, sintiéndose ridículo rodeado de medias, sostenes, camisetas, corbatas... y sin encontrar sus calzoncillos.
-Lo más curioso -prosigue ella-, es que cada dos por tres (desde que volvimos de viaje, más o menos) pierde sus calzoncillos y luego, o no aparecen, o me los encuentro en los sitios más extraños. Empiezo a sospechar de Antonia.
-¿Antonia?
-La chica de la limpieza -hace un gesto como agitando un plumero en el aire-. Quizás es una fetichista que le sisa los calzoncillos a mi marido -y ríe de nuevo.
Me inclino hacia la mesita para apagar el cigarrillo en el cenicero que tiene forma de trébol y la leyenda “Greetings from Eire”.
-¿Y si el verdadero culpable no es Antonia? -le digo-. A lo mejor os trajisteis de Irlanda un Leprechaun escondido entre vuestro equipaje.
-¿Un Lepr… qué? -parpadea interrogativa.
-Los Leprechaun son duendecillos que viven en las casas. No son malvados pero sí traviesos y les encanta gastar pequeñas bromas. Como robar objetos o cambiarlos de sitio, por ejemplo.
 Bruscamente nos interrumpe el chirriante sonido de las ruedas de un coche sobre la gravilla.
-¡Joder! -ella se incorpora de repente -¡Es él! ¡Esa mierda de reloj debe haberse parado!
Miro hacia el reloj de pared. Marca la una y cinco pero el minutero está inmóvil. Como si la cama estuviera sembrada de agujas ardientes salto hacia la mesita donde ella ha depositado antes mi reloj de pulsera (“No me gustan los hombres que lo hacen con el reloj puesto”, me dijo mientras me lo quitaba) y la esfera parece dedicarme una malévola sonrisa con las agujas señalando las dos menos diez.
Empezamos a vestirnos a la velocidad del rayo. Ella está razonablemente decente con un vestido de verano que se ha puesto por la cabeza y ahora corretea despeinada y descalza recogiendo evidencias: preservativos, kleenex, colillas...
Se dispone a arrojarlo todo en una bolsa de plástico, pero se detiene para contemplarme con una expresión mezcla de espanto y reproche.
Estoy plantado en el centro de la habitación en mangas de camisa y calcetines, con expresión ausente.
-Mis calzoncillos... no los encuentro.
El rumor metálico de una llave que gira. Un ¡hola, cariño! jovial y unos pasos que se dirigen hacia el dormitorio.
Pero, maldita sea, lo que termina por dejarme helado es una carcajada sardónica y cascada, como de alguien que tuviera doscientos años y que juraría que proviene del interior del armario.
FIN
Irlanda... me trae recuerdos de cuando pasé por allí el 2011 por el BloomsDay, el día dedicado a Joyce (16 de junio) En un pub tomé el desayuno tradicional, empanada de riñones y cerveza negra, mientras hacía el apunte de esta pareja dublinesa:
GEORGE W. BUSH SE SALVÓ POR POCO DE LOS CANÍBALES
Una de las biografías publicadas sobre el recientemente fallecido ex-presidente me ha revelado algo escalofriante. Durante la Segunda Guerra Mundial fue el único superviviente de un escuadrón que cayó en manos de un general japonés canibal.
2 de Septiembre, 1944. El joven George Bush pilotaba un bombardero lanzado sobre la isla de Chichi Jima (Venga, ya pueden hacer chistes) para preparar la invasión de la estratégica isla de Iwo Jima. 
 Durante la misión el bombardero fue alcanzado y sus tripulantes saltaron al mar en paracaídas. Bush fue rescatado por un submarino que patrullaba la zona pero los otros nueve aviadores no tuvieron tanta suerte. Fueron capturados por lanchas japonesas y los llevaron a la isla de Chichi Jima, gobernada por el caníbal general Tachibana.
 Los nueve prisioneros fueron decapitados con katanas, al día siguiente Tachibana ordenó al cirujano de la isla extraer los hígados de los americanos para ofrecérselos a los demás oficiales guisados en aceite de soja, sake y verduras. Formaron parte de un ritual Bushido canibal de adoctrinamiento guerrero. 
En esta foto aparece el general Tachibana firmando la rendición de la isla. En 1946 fue juzgado por crímenes de guerra y ahorcado. Se le denegó su petición de morir honrosamente haciéndose el hara-kiri.
EL ÚLTIMO KOTOWAZA
El buey USHI, el alma de las fiestas, siempre con su cuenco de sake. 





44 comentarios:

ricard dijo...

Yo siempre pierdo un calcetín. Y eso que no he visitado Irlanda.

Saludos.

Clementine dijo...

Qué entrada más completa, me encantan tus popurris :)
Y tus dibujillos. Mil besos, Borgo.

Campirela_ dijo...

Hola buenas tardes , impresionante tu historia , me ha dejado intrigada de quién puede ser esa voz que sale a través del armario ..misterio ajaja.
Y muy articulo el que después nos has dejado sobre ese bárbaro que sacó las vísceras para darlas después a sus soldados .. tremendo .
Un placer leerte . te deseo una feliz tarde .

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Sospecho que el Leprechaun también estropeó el reloj. Bien contado.
Saludos.

ethan dijo...

Entrada muy completa, como siempre. Solo le falta algún calconcillo que otro.
Saludos!!

Frodo dijo...

jajaaaa tremenda historia Borgo! Me gustó muchísimo y me ha sorprendido.
Esos Leprechaun saben muy bien en qué momento intervenir. Ahora se a quien echarle la culpa cuando me suceda algo de eso.

Me encanta el apunte de los irlandeses, hasta me parece estar viéndolos. Las expresiones con tan pocos trazos quedaron geniales.
No tenía ni idea esa historia sobre Bush padre.
Y el último Kotozawa viene al pelo para cerrar esa historia, y el post.

Te dejo una canción de cómo se ve La Guerra del Golfo desde un rincón del mundo, para no olvidarnos de las cosas que hacen los señores como el recientemente fallecido y tantos otros de esa potencia y de otras

https://www.youtube.com/watch?v=BJNY8AxL1J4

Abrazo grande!
La seguimos

M a e s e P é r e z D e S u l e y k e n dijo...

Una historia que pone la piel de gallina y que hay que tener muy en cuenta, si por lo que sea uno anhela meter la pata, sobre todo con alguna dama aficionada a la mitología (algunas parecen elfinas y eso ha supuesto para mi una atracción irremediable)El Leprechaun siempre ha sido muy travieso (aunque lo que realmente le atribuyen los expertos, es arreglar zapatos y libar buen aguardiente) El dibujo que te has currado es adorable, esos tonos de penumbra me hechizan, y creo que llegado el caso adiestraría alguno para que fuera mi aliado y que no me jugara la pasada que le hace a tu protagonista (¡comparto aficiones con estos seres, como el buen whiskey!) Tu presencia en la isla fructificó porque la viñeta de la pareja Dublinesa es formidable. Tiene matices de raza y está muy conseguido.¡Te va a extrañar pero es de los que más me ha gustado (¡¡y mira que es difícil decantarse por uno de los que tu compones con tanto oficio!!)
La anécdota de Bush es excelente. Me atraen estas extrañezas antropológicas y desde luego, ya es sabido que por aquellos mares , mas de un misionero horneado se zamparon en algunas islas. Como sabes que soy aficionado a la poesía extraña, te dejo una breve reseña de una de mis más amadas, de alguien muy poco conocido,Luis Bernárdez, un argentino de 1900 que compuso una que se llama "Congolés"[¡El ejemplo precisamente no se sitúa en las islas de Bush en El Pacífico, pero vale para los apasionados de los ambigús de carne humana!] Pues, como decías, la parte que más me gusta de la descripción de este amiguete de Bernárdez, es la que dice:
"/.../ Añora su esófago
de negro antropófago
el regio bocado
de fraile trufado/..."

El buey es de cuento¡Me encanta! Enhorabuena Artista.

Recomenzar dijo...

Sentada te leo .Son las doce y pico de la noche. Me gusta tu entrada me dejás pensando siempre . Tus historia tienen magia
La magia de vos

miquel zueras dijo...

Hola, Ricard! Quería ir a Irlanda desde que vi "El hombre tranquilo". A mí me pasa lo mismo con los calcetines, sospecho que las lavadoras ya llevan incluido un Leprechaun que las prefieren a vivir en una seta.
Saludos!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Clementine! Tenía ganas de otro popurri o poti-poti, aunque esta vez no he puesto ninguna receta, ya toca incluir una en mi próxima entrada.
Besos y muy feliz semana!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Campirela! El armario del dormitorio es el sitio donde los niños creen que se ocultan los monstruos... y también duendes que gastan bromas pesadas a los adultos.
Lo más curioso es que no se sabía nada del caso hasta que en los años 90 un escritor (James Bradley, el de "Banderas de nuestros padres" que Eastwood llevó al cine) publicó un libro sobre el escuadrón de G.Bush "Flyboys, A True History"
Un placer que me visites. Feliz semana!
Borgo.

miquel zueras dijo...

¿Qué tal, Demiurgo? Seguro, los leprechauns son capaces de muchas travesuras cuando se instalan en una casa, desde vaciarte la nevera o agotar tu reserva de whisky, no olvides que son irlandeses.
Gracias y saludos, Demiurgo!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Ethan! Tenía dudas sobre qué título ponerle al relato pues "leprechaun" no es un nombre muy conocido aquí pero "Gayumbos" me pareció un tanto vulgar.
Saludos!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Frodo! Yo pierdo cosas, y muchas, en las mudanzas. Igual me persigue el "Leprechaun de las mudanzas" que duerme en el fondo del armario y despierta de su letargo cuando te trasladas.
Me fuí a Dublin con una libreta de dibujo y lápices de sanguina y sepia. Lástima que no me salen bien las casas porque hay pubs espectaculares con decoración victoriana, te imaginas al reparto de "El hombre tranquilo" tomándose unas pintasde Guinness.
Gracias por el enlace, creo que no había oido nada de ese disco de los Redondos "La mosca en la sopa". Es un tema muy bueno, como todo lo de ellos.
Abrazos, amigo y seguimos en contacto!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Reportero! Lo que yo daría por tener una cita con una elfina... hay una historia curiosa con esa pareja. Era en un pub de dublin en Talbot Street y cuando entre eran los únicos clientes visibles. En el resto de mesas habían jarras de cerveza más o menos llenas pero ni un alma. Parecía una reunión de hombres invisibles. El motivo es que Irlanda fue el primer país (en 2010) que prohibió fumar en los bares y los demás parroquianos estaban fumando en un patio interior. Ya iré publicando algunos más "apuntes dublineses".
Gracias por tu soneto de Bernáez, aquel de "Para recobrar lo recobrado..." ¿Has leído una novela corta de Pessoa "Una cena muy original" que acaba de publicar Nórdica? También tiene su componente canibalesco.
Gracias, Reportero y hasta la vista!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, RECOMENZAR! Las doce de la noche, una hora mágica. Hablando de magia, me halaga mucho lo que dices. Ya me gustaría sacar un conejito de una chistera cuando termino un relato. Curioso, yo también te suelo leer de noche.
Besos y que no falte la magia!
Borgo.

Doctora dijo...

Los leprechaun no eran esos duendecillos que tenían un caldero lleno de oro?

Siempre me cayeron bien, no sabía que dedicaban su tiempo libre a atormentar al personal robando prendas íntimas.

Saludos :)

El Doctor dijo...


¡Qué entrada Miquel! Genial. Desaparición de calzoncillos, la empanada de riñón, el Ulises de Joyce, el canibalismo y el buey Ushi; el alma de las fiestas. Joder. El relato es muy divertido. Uno desea que ese hombre desaparezca, como los calzoncillos, para no ser pillado in fraganti por el cornudo de turno. Lo digo porque ¿a quién no le ha pasado lo mismo? Estás en la cama con la mujer de tu mejor amigo y siempre pasa algo para que el tipo que viene de trabajar (siempre viene de trabajar) se presente antes de hora o en la hora reglamentaria. A mí me ha pasado muchas veces. Te lo pasas bomba dentro de un tiempo sin tiempo y luego ves lo que deja ese tiempo: kleenex, condones, colillas, vasos, botellas de whisky medio vacías, grabaciones con el móvil sobre el acto, selfies, bragas, sostenes, etc. No me extraña que luego suja el Leprechaun, por cierto, magnífico dibujo. Se parece mucho al míster Hyde del cine clásico. Qué cabrón el tío. Mira que esconder los calzoncillos. Parece una tontería pero sin ellos no nos atrevemos a ponernos el pantalón y salir corriendo para salvar el pellejo.
Me he reído mucho con eso de los calcetines. Hay que tener cojones para follar con los calcetines puestos. Aunque lo entiendo si no hay calefacción. No gozas del todo con los pies fríos. Ja ja ja. Al final el puto Leprechaun se ríe dentro del armario. ¿Qué hubiera sucedido si el follador con preservativo y calcetines se hubiese introducido en el armario y se hubiera encontrado cara a cara con Leprechaun?

Tengo otra teoría la mar de inquietante. Me refiero a eso de “Esto no es lo que parece”: la frase universal cuando te pillan en la habitación de la mujer del “hombre que trabaja”. Ya lo dijo hace milenios Antístenes: “El amor es la ocupación de los desocupados”. De repente, entra el “Hombre que trabaja” en la habitación y pilla a los dos en bolas. El follador desocupado lo primero que dice es: “Esto no es lo que parece”. ¿Por qué decimos esta gilipollez cada vez que nos pilla el “Hombre que trabaja”? Porque no somos conscientes de la situación. Así de simple. Te lo cuento. Creo que existe una especie de duendecillo, ente o algo por el estilo que pulula por ahí y se introduce al azar en cualquier casa. Busca a un tipo y lo sumerge en un sueño para después trasladarlo a la cama de una tía que está casada. Cuando este tipo se despierta se encuentra en pelota viva junto a una mujer que no conoce y en ese mismo instante entra su marido en la habitación. De ahí que diga el pobre hombre: “Esto no es lo que parece”. Pero, claro, que le vas a contar tú al “Hombre que trabaja”. A mí me ha pasado un montón de veces, amigo Miquel. La última vez, estaba yo viendo una serie de Netflix tumbado en el sofá, en calzoncillos y hurgándome la nariz. Evidentemente nada seductor. De repente vi un extraño ser de color verde fosforito. Me dormí de inmediato y cuando desperté estaba con una tía buena en una cama que no era la mía. La tía estaba en bolas, como yo, y de repente se abrió la habitación y entró el “Hombre que trabaja”, es decir, su marido. Primero me dije que la culpa era de ese extraño ser y luego le dije a ese pobre hombre: “Esto no es lo que parece”. Siempre salgo mal parado, pero mi mujer me cree y se compadece de mí. “Pobrecito mío”, me dice ella, “qué sabrás tú sobre ese asunto de meterse en la cama con una desconocida”.

El Doctor dijo...

Me gusta ese cenicero con la leyenda “Greetings from Eire”, porque anticipa tu viaje a Dublín por el BloomsDay. Me gusta Joyce aunque todo el mundo ande criticando su Ulises por aburrido y enmarañado. Yo nunca lo consideré así. Es divertido. Joyce se centra en las minucias más vulgares del ser humano y con eso nos simplifica a todos. Dieciocho horas en la vida de un triángulo amoroso en esa ciudad gris, pero de buenas tabernas. Una cosa trae a la otra. Tu dibujo me gusta mucho porque capta a la perfección a esos comedores de pastel de riñón con cerveza negra.

Vaya con el Tachibana de los cojones. Hay quien le gusta comer chichis, como a otros carne humana. Ese George Bush engendró un engendro. Si se lo hubieran comido en su momento no le hubiera dado tiempo a engendrar a ese tipo que… En fin, ese Tachibana me recuerda a Jean-Bédel Bokassa; emperador del África Central. Un tipo refinado con casa refinada y mujer e hijos refinados que más tarde encontrarían en su nevera restos de cadáveres de sus enemigos, es decir, que el tío se los iba zampando tan tranquilamente como hacemos nosotros con los tappers que nos trae nuestras madres y los ponemos en el congelador para los momentos de apuro.

Te recomiendo la lectura de “Hogueras en la llanura”, de Shohei Ooka; la autobiografía de un japo que en la Segunda Guerra Mundial no tuvo más remedio que recurrir al canibalismo para sobrevivir. Esta novela anticipa la de ¡Viven! la tragedia de los Andes. ¡Qué buena pinta tenían aquellos filetes puestos sobre el hielo!

Me gusta mucho el buey Ushi; el alma de las fiestas. Da muy buen rollo.

Me voy. Me está entrando sueño. He visto a ese bicho fosforescente de nuevo. ¡Maldita sea! Mañana volveré a despertar en el lecho de una tía buenísima y en pelota, y tendré que decirle al tipo que siempre está trabajando que esto no es lo que parece.

¡Un fuerte abrazo!

David dijo...

El relato está muy bien, pero joder! ¿es de verdad lo de la anécdota de Bush? Por si la barbarie de la guerra no bastara, añade más. En fin...
Un saludo.

AMALIA dijo...

Estos duendecitos parece que son bastante peligrosos y entrometidos.
Creo que hay alguna película que los recuerda.

La historia de Bush es escalofriante.

Te mando un abrazo. Felicidades por tus dibujos y tu relato.

Belknap dijo...

Mr. Borgo, muy bueno su Buey, al igual que la pareja retratada y... jajajaja,¡que final de relato! Los leprechaun son unos tipos de jodidos. Saludos.

manolo.dj dijo...

Curioso el término Leprechaun, y más curioso aún lo del general japonés!!!! Magníficos los dibujos MIquel, te sigo leyendo...

miquel zueras dijo...

Hola, Doctora! Sí, es muy divertido porque si un humano los sorprende custodiando el caldero lleno de oro el leprechaun desaparece cuando el mortal desvía la mirada, por lo que los leprechaun señalan atrás o hacen gestos raros para que el humano mira hacia otra parte y le deje en paz.
Y si ha ido a parar a una casa donde no hay oro... pues mira, en algo tiene que entretenerse el duendecillo.
Saludos!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Melmoth! Me gusta ese nueva foto de perfil con el genial Peter Lorre. Pues el amante lo tenía difícil ya que no podía recurrir al refugio clásico del armario, ya estaba ocupado por el leprechaun, y habiendo dejado tantas evidencias en la habitación que no hace falta ser del C.S.I. para tenerlo claro. Sí que es verdad que me ha salido parecido a Mister Hyde, quería evitar el tópico del duendecillo con pipa y cara de cabreo, pero que no falte el color verde.
Lo del marido cornudo que entra con su maletín y sorprende a la pareja adúltera es todo un clásico, como los chistes psiquiatra-diván.
"Hombre que trabaja" "Ocupación de los desocupados", me preguntó: si la prostitución es el oficio más antiguo del mundo ¿qué profesión tenía el señor que pagó el primer polvo?.
Si un día el marido me sorprende en cama ajena (o sea, su cama) probaré a decirle que un leprechaun me ha abducido en sueños y traído hasta aquí. Dudo que eso cuele, a menos que sea en Irlanda.
Abrazos, Melmoth!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola de nuevo, Melmoth! La mañana del 16 de junio es tradición tomar el desayuno de Bloom -Guinness y "Steak and Kidney Pie" y la lluvia constante invitaba a refugiarse en un pub de maderas nobles. Joyce era un entusiasta del vino tinto y su secretario, que solo bebía vino blanco, le decía "Beber vino tinto es como beberse un bistec".
Por la foto se ve a un Tachibana saludable, parece que no le sentó mal la dieta canibal. En el juicio se supo que prefería el higado y la carne de las nalgas.
Parece muy interesante ese libro de Ooka. Ese hombre podía haber acabado como uno más de aquellos soldados japoneses aislados y dispersos por el Pacífico que no sabían que la guerra había terminado. Publiqué una entrada sobre el tema:
miquel-zueras.blogspot.com/2010/09/el-ultimo-japones-en-rendirse.html
Un día quedaremos con el buey Ushi para tomar chupitos de sake.
¡Felices sueños y espero que el leprechaun te regale con un buen viaje!
Abrazo fuerte!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, David! Pues sí, hay comprobados casos de canibalismo por parte de soldados japoneses en Filipinas, Nueva Guinea y las Islas Salomon. Parece que es un ritual bushido destinado a la aniquilación total del enemigo. Tachibana sirvió un banquete para los oficiales con hígados y tres kilos de carne de las nalgas. Terrorífico...
Saludos!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Amalia! Hay varias películas sobre esos duendecillos, Disney hizo la suya "El cuarto deseo" con Sean Connery donde aparecen traviesos pero simpáticos, mientras que en "Leprechaun, el origen" son de lo más terrorífico... casi tanto como la historia real de ese general canibal.
Abrazos, Amalia y muchas gracias!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Mr.Belknap! Ese leprechaun sólo es travieso -aunque sus bromas suelen ser bastante pesadas- pero en la película "Leprechaun. El origen" (2014) es bastante terrorífico. No es gran cosa pero se puede ver.
Saludos!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Manolo! Me alegra mucho que me visites en Borgo que ya es tu casa.
Parece que el nombre deriva de la palabra gaélica "Luprachán" que significa "Hombre pequeño".
Estamos en contacto. Chau!
Borgo.

JLO dijo...

lo primero que me gusta de tus entradas es que son tres en una... me hace sentir vago ja... tenes un dibujo, un relato y una anécdota, cuando no le pones una receta culinaria para humillar aún más jaja... en fin, sigo...

Anónimo dijo...

el relató me encantó porque siendo una anécdota mínima está muy bien construido y con un final previsible pero a la vez abierto...

Bush... que ser detestable.... ejemplo de ese neoliberalismo que hoy nos gobierna a todos y que tanto odio con todo mi corazón.... saludos!!!

miquel zueras dijo...

¿Qué tal, JLO? Es una entrada de esas que llamo de "poti-poti", un popurri. Me las reservo para cuando estoy inspirado, aunque esta vez me ha faltado la receta.
El "Anónimo" ¿eres vos también? Bueno, sigo... me gusta mucho la mitología celtica, ya hice la portada de una novela sobre el Puka, ese conejo gigante que inspiró la comedia "El invisible Harvey" con James Stewart.
Cuando oigo la palabra "neoliberalismo" me pongo enfermo. Se usa como eufemismo para la derecha más reaccionaria o el capitalismo salvaje, al menos acá en Europa.
Saludos, JLO!
bORGO.

Josep dijo...

Hola, Borgo:

Ese relato empieza muy bien, pero acaba resultando terrorífico: ¡malditos duendecillos irlandeses! Jajaja...

Lo de Bush resulta escalofriante de veras. Espero que a aquellos caníbales aquellos higadillos les proporcionasen como poco interminables diarreas...

Buen final para esos antropomorfos. Bonita colección te has currado.

Un abrazo.

Macondo dijo...

No tiene desperdicio la entrada, de principio a fin.
Saludos.

miquel zueras dijo...

¿Qué tal, Josep? Desde luego esos duendecillos pueden tener muy malas bromas, aunque peor se las gastaban esos oficiales japoneses a los que les salió caro su festín a base de hígados y carne de nalgas. Me dio un poco de repelús recordar esto cuando fui a uno de esos locales japoneses donde un cocinero hace virguerías cortando carne a pedacitos sobre una plancha a la vista del público, Teppanyaki lo llaman.
Aun me van saliendo más animalitos por hacer, en la próxima entrada sacaré el Inoshishi, un jabalí cocinero.
Abrazos!
Borgo.

miquel zueras dijo...

Hola, Macondo! Bueno, al principio hay un duende irlandés y al final caníbales japoneses. Un "National Geographic" algo especial...
Gracias y saludos!
Borgo.

DULCINEA DEL ATLANTICO dijo...

Una entrada muy completa ,da gusto leer tus historias y ver tus dibujos.
Yo pensé que los duendes paseaban por el bosque y vivían en los huecos de los árboles recolectando nueces y avellanas, no que robaran calzoncillos jejejej y me pregunto para que los querrán .....
La pareja dublinesa te quedó genial. Lo de W Bush lo desconocía, se salvó por los pelos, que bárbaro lo que le hicieron a sus compañeros, da repelús pensarlo.
Besos Miquel
Puri

miquel zueras dijo...

Hola, Dulcinea! Bueno, los duendes irlandesas también custodian calderos llenos de oro y cuando se aburren supongo que se dedican a cosas de menos importancia. Por cierto que solo se les ve si fijas la vista en ellos, a la que miras a otro sitio desaparecen, al contrario de los camareros de algunos restaurantes.
De buena se salvó Bush senior... y hay cuatro aviadores australianos que fueron derribados cerca de esa isla y se les da por desaparecidos. A saber que habrá sido de ellos.
Muchos besos, Puri!
Borgo.

Ana Bohemia dijo...

Jaja, que burlones son los leprechauns, hizo desaparecer el calzoncillo en el momento cumbre, ¡que puñetero!
Vaya, no conocía esa historia sobre Bush padre, que horror, tuvo suerte, aunque esos recuerdos tuvieron que perseguirle en vida, ver como cortaban las cabezas de sus compañeros con katanas y como se comían sus hígados.
Un abrazo
:)

miquel zueras dijo...
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miquel zueras dijo...

¿Qué tal, Ana? Quizá a ese Leprechaun no se le de bien custodiar calderos con monedas de oro, pero lo de gastar bromas... igual tengo uno en casa porque llevo una temporada que no paro de perder cosas.
Bueno, la verdad es que Bush al menos no vio esas horribles escenas, fue rescatado por un submarino cuando había llegado a una distancia prudente de la isla con su bote hinchable. Además de los aviadores canibalizados sus otros dos compañeros de escuadrón murieron al no abrirse su paracaidas. Desde luego, ese día Bush tenía la suerte de cara.
Abrazos!
Borgo.

Nury ruri dijo...

Ya tengo a quien echar la culpa cuando me desaparecen las cosas por casa! Lo de Busch escalofriante. No se lo comerían por resultar indigesto. Qué horror!
Saludos

miquel zueras dijo...

Hola, Nury! Ahora vivo solo pero me siguen desapareciendo cosas. La leyenda dice que si le ofreces tabaco de pipa a un Leprechaun te las devuelve, tendré que probar.
Tremendo, y hubo más casos de canibalismo en Nueva Guinea, aunque en ese caso las victimas fueron los soldados japoneses.
Saludos!
Borgo.