EL DIENTE
Él y ella discutieron en la cocina. Cuando él se enojaba
nunca la miraba directamente, ahora tenía la mirada fija en los pájaros
imantados sobre la puerta de la nevera. Arrojó el periódico hacia la mesa
forrada de hule. Algunas hojas sueltas volaron perezosas como peces raya.
Ella contrajo las mandíbulas y le pareció que sus dientes se
quebraban como si mascaran barras de tiza.
Un diente se le cayó al suelo.
Los dos notaron que habían perdido el control de la
situación. Hubo un silencio largo, incómodo.
Ella agarró un cuchillo. La potente luz del fluorescente
iluminaba el filo con crudeza.
Se agachó y recogió el diente del suelo.
Puso el diente sobre una tabla y con el cuchillo lo cortó en
delgadas láminas. Chac, chac, chac.
Echó el diente fileteado sobre los espaguetis. Les gustaba
notar el sabor del ajo en la pasta.
Hora de cenar. La tormenta había pasado.
Bueno, ahora sí que estaba cantado poner una receta: Espaguetis en ajo y aceite, o al aglio e olio, como dicen en Italia.
Mientras los espaguetis se cuecen en agua salada descabezar
una guindilla para quitarle las semillas y sofreírla en la sartén en aceite
bien caliente. Pelar y cortar cuatro dientes de ajo en finas láminas y dorar en
la sartén.
Escurrir los espaguetis y añadirlos al sofrito removiendo
con una cuchara de madera. Un momento antes de servir apagar el fuego y tapar
la sartén durante un minuto para que la pasta quede bien perfumada con el aroma
del ajo y la guindilla.
Recomiendo condimentar los espaguetis con un chorrito de
aceite de oliva macerado en un frasco con guindillas.
Y por si quieren seguir el relato en audio... gracias a mi buen amigo Marcos Callau que me invitó a su sección Noches de Pabostría.
MÚSICA PEGADIZA
Le encargaron una canción pegadiza y lo consiguió. Nada más empezar a cantar el público se liaba a tortazos.