Dedicado a Ole Benzen, espectador danés que murió de un
ataque de risa en 1989 viendo la película Un pez llamado Wanda.
Acabo de ver la disparatada película Mr. Sardonicus de
William Castle que me ha recordado una experiencia que tuve con un ataque de Gelasma,
o risa histérica.
Fue durante mi servicio militar en un cuartel de Ceuta. Nos
ofrecieron una representación ya que pasábamos nuestra primera Navidad lejos de
casa. Yo estaba sentado en un banquillo entre un soldado al que llamaban El
Córdoba y un recluta de bigote ralo como el de un armadillo. En el improvisado
escenario aparecieron un grupo de soldados con aspecto abatido vestidos como el
pato Donald, con chaquetilla de marinero por la que asomaba un enorme trasero
blanco y patas de pato, todo de goma espuma. Se veían muy cómicos. Uno dijo:
-Somos unos patos desgraciados que merecemos ser asados. Cuac…
Entonces ocurrió. Dicen que suele pasar al atardecer, cuando
la sangre se espesa y la adrenalina se dispara por efecto de la risa.
Reímos, pero el recluta del bigotillo no podía parar de
reír. Su risa se convirtió en chillidos y luego en alaridos de hiena sincopada.
Muchas cabezas con idéntico corte de pelo se giraron en nuestra dirección. El
recluta cayó al suelo preso de una risa
marigüanera y espasmódica. Un sargento se acercó con grandes zancadas. Temía
que zanjara el asunto al estilo cuartelero, a sopapo limpio, así que El Córdoba
y yo nos apresuramos a incorporarle.
-Nos lo llevamos fuera, mi sargento –le dije-.
-¡Sacadlo pero rápido! –masculló mientras echaba furtivas
miradas hacia los asientos del coronel y los mandos.
El Córdoba, mucho más corpulento que yo, agarró al recluta
por los brazos y se lo cargó a la espalda como una mochila. Yo lo sujetaba por
los pies. Salimos al patio en dirección a la enfermería. Las risas del recluta
parecían aullidos inarticulados hasta que se oyó un chasquido y cesaron
bruscamente.
Como en una escena culminante de una película de terror –un
violento zoom- miré la cara del recluta distorsionada en una mueca grotesca.
Se le había desencajado la mandíbula y no podía cerrar la boca. Daba miedo verle;
parecía el personaje de El grito de Munch.
En la enfermería había un joven alférez médico absorto en la
lectura de un libro. Cuando vio el extraño aspecto del recluta no hicieron
falta explicaciones.
-Vamos a poner la articulación en su sitio. Sentadlo en esa
silla y sujetadle bien la cabeza –nos dijo. Había dejado el libro sobre la mesa
y me fijé en el título: El almuerzo desnudo, de Burroughs. Entonces no podía ni
imaginar que mucho más tarde dibujaría una portada para ese libro.
El oficial se puso delante del recluta y lanzó con fuerza el
puño hacia arriba impactando en la base de su mandíbula. Es el golpe que en el
boxeo se conoce como Uppercut. Se oyó un crujido que nos puso los pelos de
punta, un ruido desgarrado como si se hubiera abierto la bragueta de un
gigante. El recluta tenía ahora una expresión normal aunque aturdida.
-Será mejor que se quede aquí por esta noche –dijo el
alférez inyectándole un relajante muscular.
El recluta musitó algo que no entendimos, pero estoy seguro
de lo que sus labios deberían haber dicho en ese momento: “Cuac…”
ABAJO: algunos personajes que se han hecho famosos por tener
la risa floja.
LORD JÁ, JÁ. UNA RISA CÉLEBRE
William Joyce (Lord Haw Haw) no se hizo famoso por sus
carcajadas. Este apodo se lo dieron a causa de su voz –resultado de haberse
roto la nariz en una pelea cuando militaba en el Partido Fascista Británico-
que siempre sonaba como si estuviera reprimiendo un estallido de risa. Expulsado
del partido por bruto y deslenguado, en 1939 se traslada a Berlín y empieza a
trabajar en los servicios de propaganda nazis con su programa radiofónico
Berlín Calling. Pronto adopta el alias de Lord Haw Haw iniciando siempre sus
emisiones con el mensaje: “Here Lord Haw, Haw. You´ll never win, boys”. Su
programa se hace tan popular en Inglaterra que la BBC emite a la misma hora
(21h.) su mejor programa musical iniciando lo que ahora es algo tan común en la
TV como la contraprogramación. Cuando la guerra ya no pinta bien para Alemania
Joyce se entrega al alcoholismo y a los brazos de Axis Sally, norteamericana
que también tenía su programa propagandístico en la radio alemana. Dios los
cría…
Su último Berlín Calling –con un Joyce claramente bajo los
efectos del alcohol- se emitió el 30 de abril de 1945. Lord Haw Haw es detenido
poco después por los británicos y ejecutado al año siguiente por alta traición.
EL HOMBRE QUE RÍE
“La naturaleza fue pródiga en favores con Gwynplaine. Le
había dado una boca que le llegaba hasta las orejas y una cara a la que no se
podía mirar sin reír…”
Así describe Víctor Hugo al protagonista de su obra El
hombre que ríe. Gwynplaine es un niño comprado por un fabricante de monstruos
al que le practican la operación llamada Bucca fissa: cortes que prolongan la
comisura de los labios dando el aspecto de una sonrisa permanente. En 1928 el
director alemán Paul Leni llevó la novela al cine con el resultado de una de
las últimas obras maestras del cine mudo.
El protagonista es Conrad Veidt
–conocido sobre todo por su papel de general Strasser en la película Casablanca. Por cierto que
el dibujante Bob Kane se inspiró en el personaje de Veidt para crear al más
letal enemigo de Batman: el Joker.
Aquí está la versión completa con rótulos en castellano:
Qué interesante todo. A ratos me has hecho reír, y esas fotos como la del "cuñao" jajaja... Y lo que te pasó menudo marrón, no?
ResponderEliminarYo creo que la risa tiene su función en el cine, la risa del malvado suele ser impresionante. Es como un personaje a parte.
Saludos.
Qué angustia he pasado con el pobre recluta del bigotillo, de verdad que lo he pasado mal. Me imaginaba que el médico era uno que no tenía ni idea y había dicho que era médico para librarse de la instrucción... no sé, pero no le veía yo un buen final a este tema.
ResponderEliminarY el libro que estaba leyendo... eso, no puede ser casualidad, tío, porque como lectura sórdida para una muerte sórdida, hubiera sido idóneo.
Debe ser horroroso vivir o ser testigo de un ataque de risa como ese... y que dolor tendría después el pobre.
ResponderEliminarMuy curiosa la historia de William Joyce, otra vez tú blog vuelve a ser de lo más educativo.
Me apunto la peli para verla cuando tenga algo de tiempo, gracias.
Debe de ser horroroso un ataque de risa de ese tipo, no me gustaría experimentarlo, ni estar con alguien que lo sufra.
ResponderEliminarLa otra historia instructiva, aprendemos cada día una cosa más.
Hola, Dianaymas y bienvenida a Borgo! Bueno, peor lo tuvo el soldado que se pasó la Navidad en la enfermería y es que nunca se sabe cuando puede venir un episodio de "Risa psicasténica" como también lo llaman.
ResponderEliminarLas risas de hiena son lo mejor de los malvados peliculeros.
Saludos! Borgo.
Hola, loquemeahorro! Esos médicos solían ser licenciados en medicina que legado el momento de ir a filas hacían un cursillo rápido de oficial. La verdad es que estaba en buenas manos, ese alférez -no mucho mayor que yo- me pasaba buenos libros de Jack Kerouac y Bukowski, un militar muy atípico.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Hola, Chechu! Supongo que la inyección lo relajaría después de un "viaje" como ese.
ResponderEliminarJoyce era de esos locutores de propaganda en la Segunda Guerra Mundial como los estadounidenses Ezra Pound (a favor de Mussolini) y la llamada "Rosa de Tokio" -Iva Toguri- (agente de los japoneses) aunque Lord Ja ja fue el único en acabar ejecutado.
Te recomiendo la peli, fue la última obra del expresionismo alemán.
Saludos. Borgo.
Hola, Arantza! Imagino que tener uno de esos ataques es como una fase de descontrol, como cuando corres por una cuesta abajo y compruebas que no puedes parar. Dicen que en cuanto se recuperan repite lo último que han oído, por eso lo del "Cuak".
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Mr. Borgo, gracias por los datos y sus recuerdos, todo muy jugoso. ¡Feliz Halloween! y cordiales saludos.
ResponderEliminarYo recuerdo muy bien el mayor ataque de risa que me ha dado nunca. Estaba en el colegio, en el último curso, con casi 17 años. Era época de exámenes y algún capullo llamó dando un aviso de bomba. Yo ya me había estado riendo al escuchar a la empollona de la clase preguntarle asustada a una maestra "¿Pero por qué no nos desalojan?", pero no fue nada comparado con lo que vino luego. Curiosamente ese mismo día se eligió al nuevo delegado de la clase y la directora se pasó por las aulas para saber quiénes eran. Cuando entró en nuestra clase aprovechó para decir que el aviso de bomba era falso y justo en ese momento comenzó a escucharse un helicóptero encima del colegio. Alguien dijo "Son los GEO" y exploté. Me dio igual que estuviera la directora, no podía parar de reír, me dolía la cara, las costillas y estaba llorando, pero no podía parar. Lo cojonudo es que la nueva delegada era yo. No se me desencajó la boca, pero entiendo lo que pasó ese recluta :)
ResponderEliminarGracias, Mr.Belknap y ¡Muy feliz Halloween! Supongo que ya debe hacer calor por allí.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
¿Qué tal, Doctora? Buena historia, con amenaza de bomba inluida. Parece que esos ataques de risa es una manera que tiene el cuerpo de liberar tensión. Ese alférez médico me dijo que solía pasar en cárceles y cuarteles donde hay gente joven y no muy bien alimentada y no pueden controlar bien las descargas de adrenalina. Bueno, al menos no te soltaron un puñetazo de esos que deben doler cosa fina.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Muchas gracias por la película, amigo Miquel. Sin duda, es una obra maestra. Muy buena la anécdota de tu compañero en las milicias. La verdad, es que eso de que se salga la mandíbula tiene que ser horroroso. Y curiosa la anécdota de Lord Haw, Haw que no conocía. Lo que aprendo en tu blog, Miquel. Un fuerte abrazo!
ResponderEliminarHola, Marcos! Es una película muy curiosa, me encanta la persecución final por los tejados de un pueblo expresionista. Desde luego el chico debió pasarlo mal cuando se le descoyuntó la mandíbula, suerte que no se miró en el espejo.
ResponderEliminarLord Haw, Haw tuvo mala suerte, el único de los propagandistas nazis que fue fusilado. Se nacionalizó alemán para que no lo acusaran de traición pero por un error burocrático su nacionalización no era válida.
Abrazos! Borgo.
Empiezo por el final...Pues mira...todavía no he visto ese clásico, así que gracias, que igual la veo luego.
ResponderEliminarPero lo primero que tenía que haber dicho...Pero, ¿de verdad te pasaron esas cosas? Pobre hombre el recluta con lo de la risa. ¿le pasaría más veces?. En fin...
Jo! Es que estoy que no me lo creo. Pero me encanta cómo lo has contado (lo de la bragueta del gigante está bien)... Lo de Lord Haw-Haw me ha recordado (supongo que se inspiraría en él) al personaje de Madre Noche de Vonnegut (de quien has puesto portada también, pero no esa). He visto peli y leído libro...y las dos me gustaron.
¿la caricatura de Lord Haw-Haw es tuya? Te ha quedado muy bien.
PD: Qué jovencito se te ve en la foto.
Saludos.
Me pregunto en qué momento, a las autoridades militares, se les puede ocurrir que, semejante representación teatral, es idónea para levantar el ánimo a unos soldados que desearían estar por esas fechas en cualquier otro lugar.
ResponderEliminarSaludos
Hola, David! Pues sí que pasó... una Navidad inolvidable. No creo que le volviera a pasar pues allí no había muchas ocasiones para reirse. En México fui testigo de otro ataque de risa, el sujeto no se le desencajó la mandíbula pero se hizo pis en los pantalones.
ResponderEliminarEfectivamente,ese Lord Haw Haw inspiró el Howard Campbell de Vonnegut, un autor que me gusta mucho. He ilustrado otras dos portadas: "Matadero-5" y "Barbazul". No, la caricatura del Lord es de un anónimo dibujante americano.
En esa foto estaba riendo y con motivo, celebrábamos que al día siguiente nos licenciaban y volvíamos a casa.
Saludos! Borgo.
¿Qué tal, Cahiers? Sí, la verdad es que ver a los soldados de una sección de ametralladoras vestidos de Pato Donald no nos alegró mucho las Navidades. Al menos esa noche nos dieron a cada uno cuatro trozos de turrón, un vasito de coñac y un faria. Algo es algo.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Cuántas cosas!
ResponderEliminarSiempre me he preguntado si cuando alguien muere de un ataque de risa lo hace feliz o no, quiero decir, si en algún momento la risa deja de serlo y se convierte en algo doloroso a lo que temer...
A mí las risas que más me gustan son aquellos que surgen en los peores momentos y en los peores sitios. Esas sí que son incontrolables.
abrazo
¡Qué anécdotas tan sorprendentes! ¡Y qué película tan extraña, pero casi una obra maestra si no fuera por la sobredosis de melodrama! Igual la uso para un post, con tu permiso; un programa doble con "Freaks", de Browning. Saludos.
ResponderEliminarHola, deWitt! Pues... supongo que uno se descontrola porque la verdad es que aquel soldado no parecía muy feliz. Yo he visto ataques de risa en momentos de lo más inoportunos como en funerales. Imagino que debe ser como una liberación que te pide el cuerpo después de momentos de tensión. Esos sí que son difíciles de controlar.
ResponderEliminarAbrazos! Borgo.
¿Que hay, Ricard? Esta versión está restaurada con efectos de sonido añadidos. Muy adecuada juntarla con "Freaks" de 1932, seguro que resultó influida por "El hombre que ríe" de 1928, la última película del movimiento expresionista y con Conrad Veidt, el sonámbulo Cesare de "El gabinete del doctor Caligari".
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Me ha gustado mucho el tratamiento de maridaje-flashback-verdad-ficción...
ResponderEliminarPara morirse de risa. Je, je, je...
¿Qué tal, Anna? Me gusta que haya un poco de todo: verdad-ficción, flasback-zoom... faltaba un travelling o un fundido en negro y unas cuantas risas en off.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Para un fin de semana dedicado al llanto (aunque sea el lamento sordo de la melancolía por los que ya no están) no es mala cosa dedicar una entrada a la risa.
ResponderEliminarSaludos.
Hola, Licantropunk. Pues no lo había pensado pero sí que ha quedado una entrada un poco mexicana. Estuve en Oaxaca un Día de Difuntos (2 de noviembre) y allí la gente hace picnics en los cementerios, pilla tajadas monumentales, canta y ríe mucho. Muchísimo.
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
Me encanta que de vez en cuando haya una situación de esas en que te da un ataque de risa incontrolado. Es una pena que sea en los momentos más inoportunos la mayoría de las veces, o que a alguien se le desencaje la mandíbula... Pero son una liberación.
ResponderEliminarLo siguiente interesantísimo. La peli la veré en otro momento, a ver si saco un ratillo bueno.
Saludos.
Hola, Nury! Dicen que esos ataques de risa son como un mecanismo de defensa para el cuerpo. Más de una vez he tenido que encerrarme en el lavabo por un inoportuno acceso de risa tonta.
ResponderEliminarEsta película me gusta mucho. Está restaurada y con efectos sonoros añadidos y tiene una atmósfera muy sugerente.
Saludos. Borgo.
La peli me la dejo para luego pero tiene muy buena pinta lo que cuentas de ella.
ResponderEliminarEn cuanto a los ataques de risa, ufff, alguno he tenido, risa descontrolada pero nada parecido a lo que relatas, uffff, qué locura!
De verdad que un espectador se murió de risa viendo un Pez llamado Wanda? qué vida esta...
Saludos!
Qué buena anécdota la contada de tu época como recluta, ja: con tu maestría en el relato, imposible no sentirse allí, en medio de esa trompada que acomodó la mandíbula del fulano en cuestión.
ResponderEliminarY gracias por la crónica sobre «El hombre que ríe» y Lord «Haw Haw»: lo desconocía todo, y siempre es buen aprender cosas nuevas.
Las ilustraciones, impresionantes (como siempre).
¡Saludos!
Hola, Marga! La película me gusta mucho, un buen testimonio del expresionismo, un cine de épocas pasadas y con una gran puesta de escena como en los decorados barrocos del palacio donde se celebra el concierto.
ResponderEliminarSí que es verdad lo de ese espectador. El forense que lo examinó dijo que el corazón se había desbocado hasta latir 300 veces por minuto, casi nada.
Saludos! Borgo.
Hola, Juan Esteban! Allí en la "Colimba" usaban metodos radicales aunque efectivos...
ResponderEliminarHe visto nuevos datos sobre ese Lord llamado -como bien dices- en realidad "Haw, Haw". Parece que era en parte estadounidense-irlandés-británico, por lo que su condena por traición fue muy polémica.
Saludos! Borgo.
Divertida anécdota la de tu compañero de promoción, menuda faena jajaja. Cuando hice la mili casi me cae un arresto por no poder parar de reirme. Resulta que mi Alferez era tartamudo y yo era el encargado del "videoclub" y de rodar las juras de bandera del cuartel con cámara de video.
ResponderEliminarEl caso es que un compañero me comentó momentos antes que seguro que entraría por la puerta este hombre para pedirme el vhs de "La Jujujunngla de Cricristal" de riguroso estreno por aquellas fechas...
Dicho y hecho, el Alferez Dominguez entró al instante en mi habitación a tales usos para pedirme "La Jujujungla de Cricristal" tal y como lo había imaginado hacerlo unos momentos antes... Mi excusa fue pobre, aunque el cabreo del buen hombre fue mayúsculo al decirle que no podía parar de reirme por un chiste contado por mi compañero. Afortudamente yo le procuraba tener los estrenos mas recientes antes que a nadie y se apiadó de mí.
Saludos.
¿Qué tal, Alimaña? Uf, las risas descontroladas en la mili son de lo peor. No puede haber ningún otro sitio menos indicado.
ResponderEliminarLos alféreces que tuve no eran tartamudos pero sí con muy mala leche, en plan "acabo de salir de la academia pero no soy un pringao". Desde luego vaya destino guapo que tenías, claro que en mis tiempos aún no había vídeo. ¿Te quedaron bien las pelis que rodabas?
Saludos! Borgo.
Pues no hubo quejas de mis 7 u 8 juras de bandera rodadas sin haber filmado antes ni siquiera un bautizo, solo debía asegurarme de que las 4 baterias estuvieran llenas... cosas de la mili.
ResponderEliminarEn cierta ocasión acudió el padre del rey Juan Carlos a una de ellas y me pidideron los mandos que le sacara muchos primeros planos. Y lleva la tira de años muerto este hombre. Joer, como pasa el tiempo...
Hola hola jajaja ¡vaya guasa que tienes Miquel! Historias de tu p*** mili.
ResponderEliminarHace poco ví Un pez llamado Wanda y sin llegar a esos extremos, a mí me dió hipo por la tanda de risas con esa comedia disparatada.. ¡qué grande el reparto de esa peli!:-D
Me viene a la memoria, por el título, "Muertos de risa" de Alex de la Iglesia, no sé si alguien la ha mencionado y ya se apunta lo de "morirse de risa" pero ahora no podría contar el argumento.
Los programas de la tele, esos de humor y de chistes han pasado un poco de moda ¿no? me refiero a los de chistes porque El club de la comedia sigue funcionando..o Ilustres ignorantes y la gente sigue partiendose con ellos.
Y ¿ a quien no le ha dado una risa inoportuna en un momento de esos en los que hay que estar con cara seria..? Se pasa fatal pero tanto como desencajarse..umm... y se necesita humor a montones,
visto el panorama, mejor reir que llorar..o llorar de risa, que tambien pasa.
Saludos Miquel
Hola, Alimaña! Yo es que las baterías de las que me ocupaba eran las de artillería. Oye, pues me gustaría ver esos planos del padre del rey, vaya testimonio.
ResponderEliminarSí, cómo pasa el tiempo... he estado mirando fotos de entonces y me digo aquel topicazo de: "Joder, ¿pero yo he sido tan joven?
Saludos! Borgo.
Hola, Abril! Sí, un magnífico reparto: Cleese, Kline, Lee Curtis y el gran Stephen Cry. La vi cuando vivía en Argentina donde se llamaba "Los enredos de Wanda".
ResponderEliminarSí, "Muertos de risa" sería un buen título. La verdad es que la relación amor-odio entre aquellos dos cómicos es como la que en realidad tenían Abott y Costello.
El humor ha cambiado mucho en la televisión. Ahora tienes que salir sentado en un taburete y con una pared de ladrillos detrás. ¡Ah! y prefieren que se les llame "monologuistas".
Saludos! Borgo.
Y menos mal que no se contagió nadie del ataque de risa porque una vez que empiezas es un no parar...
ResponderEliminarPobre recluta me ha dolido hasta mí lo del puñetazo para recolocarle la mandíbula. En cuanto a los personajes que ríen o que son famosos por sus risitas yo siempre recordaré especialmente a uno, mi hermana pequeña lo imitaba a la perfección y me recuerda a mi niñez con ella haciendo de perro pulgoso.
:D
Hola, Ana! La risa es muy contagiosa, más o menos como los bostezos. Cuando van cuatro en un coche y uno bosteza es un no parar.
ResponderEliminarEl perro Pulgoso... ese sí que tenía una risa contagiosa. La echo de menos ahora que en la tele no hay más que dibujos japoneses y no los "Autos locos".
Saludos. Borgo.
Que mal lo debió pasar el pobre recluta, pero yo me he reído a base de bien. Soy muy de ataques de risa en momentos inesperados aunque no tan fuertes como para desencajarse la mandíbula. Y el puñetazo me ha dado una grima... ufff.
ResponderEliminarUn saludo
¿Qué hay, Charlie? Uno de esos casos en los que uno no disfruta nada cuando ríe, más bien lo contrario.
ResponderEliminarEso está muy bien, me encanta cuando alguien me dice que se ha reído leyendo mi entrada. La risa -cuando no es de la loca- siempre es buena.
Saludos! Borgo.
Qué entrada interesante, Borgo, lo extraño es que (me parece) a todos nos hace pensar si alguna vez tuvimos un ataque de risa semejante. Si me permites ser autorreferencial, a mí me ocurrió después de comer un asado bestial, recuerdo el chiste, pero más recuerdo que de tanta risa comencé a sentirme muy mal, nauseas, taquicardia, sudoración fría. Me asusté mucho, te lo aseguro. Desde ese día mi risa es... cauta, digamos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, querido amigo.
HD
Hola, Humberto! Qué gran válvula de escape que es la risa. Un asado es un lugar muy indicado para unas buenas risotadas. Lo que me reía en los asados veraniegos en el parque de Palermo aunque no recuerdo ningún acceso de risa descontrolada. Eso conviene tenerlo controlado... como casi todo en la vida.
ResponderEliminarAbrazos, amigo!
Borgo.
Muy , muyyyy buen post.
ResponderEliminarEl risitas , no es que tenga la risa floja , es que la explota y de siempre en los bares para que lo invitaran a beber...vamos que lo conozco. Solo que se hizo famoso por el programa que lo llevaron...
Beso
Hola, Inma. Me alegra mucho que te haya gustado el post. Vaya, así que conoces al risitas. Bueno, pues si lo invitaban a las consumiciones ya consiguió algo. Debe ser aquello de "Más vale caer en gracia..." Desde luego tuvo su momento de fama.
ResponderEliminarBesos! Borgo.
Ataques de risa floja suelo tener si la ocasión la merece. Quedarme sin aire, llorar y boquear un poco de oxígeno lo conozco bien. Nunca se me desencajó la mandíbula.
ResponderEliminarPero me ha hecho gracia tu relato de la mili.
No te pierdas Relatos salvajes. En el cine. Es una cita imperdible.
Recuerdo la película de Mary POPPINS al leerte.
Saludos
Hola, Karin! Yo creo que la risa, en situaciones extremas, actúa como un "reset" interior. Tuviste mejor suerte con tu mandíbula. Es verdad, aquella risa en Mary Poppins que provocaba que el señor Banks levitara. Me encanta esa escena, ese efecto sí que me gustaría verlo alguna vez.
ResponderEliminarMe han hablado bien de "Relatos salvajes", me gustan esas películas de historias que se conectan (como mis entradas) seguramente la veré este fin de semana.
Saludos! Borgo.
Estimado Mr. Borgo,
ResponderEliminarPerdón el retraso en pasarme, no he parado quieto en mi casa estas últimas semanas.
Muy buena la anecdota, se hace dificil escoger entre tu versión narrada con tu potente voz de narrador o tu escrito con tu estilo Borgoriano, a mitad de la risa negra con ese punto tétrico.
Yo recuerdo a un compañero de clase, hace años, que no pudo parar delante de la explicación de un profesor de contabilidad ante el holocausto nazi (realmente las ideas del profesor eran bastante particulares al respecto de ese tema y no las traere a colación), el caso es que el compañero no pudo parar de reir en la clase e incluso tuvo que pedir disculpas y salir. Despu,es el profesor y él tuvieron algunas palabras, pero por suerte se arregló todo hablando.
Me ha enctando la frase, la risa es más fácil por la tarde...
Como siempre, nos descubres esas extrañezas de los "monstruos" humanos, una operación que cortaba la comisura, que horror.
Aunque Mr. Haw haw no se queda atrás. Las risas de unos son los sudores frios de otros.
Es un placer pasarme por aquí aunque siempre lo haga tarde, ya sabes que os tengo cariño.
Un abrazo muy grande Mikel.
Hola, UTLA! Encantado de verte de nuevo por aquí.
ResponderEliminarMe alegra que te guste la anécdota. Las aulas podrían contar muchas historias de alumnos con inoportunos accesos de risa desenfrenada. Lo de al caer la tarde me lo dijo ese mismo alférez que atendió el recluta.
La "Bucca fissa", una operación horrible. Los circos de la antigüedad producían algunos sus propios monstruos.
Un placer que pases por aquí, como siempre.
Abrazos! Borgo.
Yo suelo sufrir frecuentes y escandalosos ataques de risa, por suerte nunca han llegado tan lejos, aunque de vez en cuando si que me han dejado un pequeño dolor de tripa de tanto reír.
ResponderEliminarSaludos.
Hola, Shilmulo! No hay nada malo en esos escandolosos ataques de risa, son como una defensa del cuerpo ante estímulos adversos. Yo lo comprobé con un leve accidente de coche con unos amigos. Sentados en la cuneta nos reíamos como locos y nos sentimos luego mucho mejor.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.