El dueño del bar examina al recién llegado, lleva años haciéndolo: impermeable reluciente por la lluvia, de calidad, corte de peluquería y zapatos de piel. Un hombre de ciudad en aquel bar de pueblo decorado con embutidos colgantes y banderines de desconocidos equipos de fútbol; tan fuera de lugar como un daiquiri de fresa.
-Un coñac.
Mientras se toma el coñac el dueño advierte con el rabillo del ojo que su mano tiembla ligeramente. El cliente señala con el mentón hacia la puerta:
-Esa casa de enfrente parece estar abandonada.
-No lo parece, lo está –el dueño simula leer un periódico deportivo eludiendo la conversación; hoy no tiene el día sociable.
-Me ha parecido ver en una ventana de esa casa a… una niña.
-¿Cómo? –el dueño le mira incrédulo.
-Han sido sólo unos instantes, pero un relámpago ha iluminado la fachada y he visto a una niña frente a una de las ventanas. Estoy casi seguro del todo… tenía unos ojos grandes y parecían asustados.
-Oiga… -el dueño adopta ese tono cargado de paciencia propio de las personas poco pacientes- como usted ha dicho ha sido cosa de un momento y esa casa lleva años deshabitada. Puede haber visto un gato… o cualquier otra cosa.
El cliente señala con un índice tembloroso la copa vacía. Mientras le sirven el segundo coñac dice:
-¿Sabe que creo? Puede que una niña perdida se haya metido en esa casa para refugiarse de la lluvia –apura su coñac que parece bajar mejor que el primero-. No hay luz y podría lastimarse. Creo que iré a echar un vistazo.
“Los coñacs son para infundirse valor –piensa el dueño-, a estas horas y con ese tiempo la casa se ve bastante siniestra”…
-¿Podría prestarme una linterna? –pregunta el cliente.
El dueño masculla algo entre dientes mientras rebusca en un cajón detrás de la barra. Al menos, piensa, Don daiquiri de fresa me dejará en paz mientras se dedica a explorar la casucha. Deja una linterna cilíndrica con un sonoro clock sobre el mostrador.
-Acuérdese de devolverla. Con esta tormenta es probable que nos quedemos sin luz.
El cliente paga apresuradamente y el dueño suspira aliviado al verlo salir linterna en mano pero una duda le cosquillea: “¿Y si realmente ha visto a alguien?” Lo descarta enseguida meneando la cabeza. “Los de ciudad no tienen buena visión nocturna, están acostumbrados a pasear por calles bien iluminadas”.
Durante un rato sólo se oye en el local el repicar de las fichas de dominó sobre la mesa, el silbido de la máquina de café y las conversaciones desde la barra.
El ruido de lluvia se hace más intenso, alguien ha abierto la puerta. Son Don daiquiri de fresa y una niña cogidos de la mano. El dueño del bar los examina, lleva años haciéndolo: el primero tiene en el cuello dos heridas recientes con la carne horriblemente amoratada a su alrededor. Los ojos de la niña son un abismo rojo y… sus pies flotan a unos dos palmos por encima del suelo.
Con una mezcla de incomprensión y miedo infinito el dueño ve a la niña bajar rápidamente la pesada puerta metálica del bar. Los ha dejado encerrados. La niña se vuelve hacia los parroquianos con una mueca burlona mostrando sus espantosos colmillos.
-Ocúpate de los clientes que están en las mesas –dice a Don daiquiri de fresa - Yo me encargo de los de la barra.
EL SINIESTRO PAYASO DE WASCO
Un inquietante payaso vestido al modo de Pennywise, el de la novela IT de Stephen King, tiene aterrorizados a los vecinos de la población de Wasco, en el norte de California. El individuo se dedica a posar en fotos inquietantes en varios emplazamientos de la ciudad que luego cuelga en Instagram. "Hay que parar esto", ha dicho un responsable policial de Wasco, cuyas autoridades reconocen que no hay ninguna ley que prohiba hacerse fotos disfrazado de madrugada. Sin embargo, la aparición de imitadores (Copycats) ha acrecentado la preocupación ante la inminente noche de Halloween, donde se teme que algo puede ocurrir. Esos imitadores ya se han hecho notar en lugares tan dispares como Portsmouth (Inglaterra) Poitiers (Francia) o L´Hospitalet (Barcelona) ¿Hay algún Payaso de Wasco por su barrio?
Como siempre una gozada de texto, dibujos y ocurrencias que enlazas tan bien. El payaso, joder. King les tiene pavor desde niño. Incluso dice en una de sus últimas novelas Doctor Sueño: "Los payasos están sobre valorados. Cuando eres niño te dan miedo, y cuando eres mayor no te hacen gracia." Halloween, como la noche de Carpenter, esa estupenda película de los setenta, ya no hace tanto miedo. El miedo está en lo que pueden hacerte los políticos, el jefe del trabajo, el recibo de la luz, el Banco...
ResponderEliminarAbrazos, amigo.
¿Qué tal, Francisco? Stephen King reconoce tener Coulrofobia, es decir: miedo a los payasos desde niño y que aún no ha podido superar, y no me extraña con el papel tan siniestro que hacía Tim Curry en "It". A mí más que fobia me daban mal rollo con aquellos esteriotipos del payaso sabio y el que recibe las bofetadas.
ResponderEliminarMyers, el de "La noche de Halloween" también aparecía así, bajo una farola, como esperando... ¿el qué? Tan inquietante como su colega de Wasco.
Abrazos! Borgo.
El relato es fantástico, ¿ya lo habías compartido antes, verdad?
ResponderEliminarMira, me encuentro por la calle al Payaso de Wasco sea el día del año que sea y salgo corriendo como alma que lleva el diablo.
Hola, Chechu! Sí, en mis principios blogueros -cuando no me leía ni el gato- lo puse y me pareció un buen momento para recuperar ese relato.
ResponderEliminarA mi hijo le divierten los vídeos que ha dejado ese payaso en youtube que se pasea por galerías subterráneas con una maza y me parecen espeluznantes. Esos payasos siniestros dan mucho yuyu.
Saludos! Borgo.
En la primera ilustración faltan un par de tetas (jaja)
ResponderEliminarEl cuento no está mal, pero he tenido la impresión de que ya lo había leído (en este mismo blog, claro). Mmmm Deja vu, alguno parecido anterior?
Lo de los payasos...En fin..siempre hay algún loco en este mundo tan "cuerdo"...pero por sacarse fotos yo no veo nada malo en ello.
Un saludo.
Ah, vale! Acabo de leer tu respuesta a Chechu y ya me has hecho sentir más viejo, Miquel (jaja).
ResponderEliminarJoder...cómo pasan los años blogueros... igual que el resto.
Mr. Borgo, muy buen relato de vampiros; interesante este payaso, esta para que lo acompañe a uno al bar y no solo eso, sirve de compañero para ir por esos barrios tildados de peligrosos. Cordiales saludos.
ResponderEliminarJa, ja! Sí, David, era lo que me decían en los cómics, ese género que fue para mí como un amor no correspondido (y perdona que me ponga cursi)
ResponderEliminarYa ves, he "repescado" el relato ya que lo acabo de presentar para un concurso de relatos vapíricos a ver si hay suerte.
No me haría gracia tener a ese payaso al lado de mi portería, pero mientras se limite a hacerse fotos...
Saludos! Borgo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola, MR. Belknap! Gracias y no me parece una mala idea llevar a ese payaso tan especial de guardaespaldas.
ResponderEliminarSaludos y feliz Halloween.
Borgo.
Si, a mi también me sonaba el relato y ya veo que lo publicaste con anterioridad.
ResponderEliminarLo de payaso me resulta la mar de gracioso. Qué hay de malo en hacerse fotos vestido de payaso siniestro? No se hacen las chonis fotos en parkings del lidl de botellón por la noche con más maquillaje aún y no pasa nada? jejeje.
Un saludo.
Muy bueno el relato, a ver si tienes suerte con el concurso!!
ResponderEliminarPues no sé ese gato, pero yo también te leería por aquel entonces porque también me sonaba este relato tuyo y esta ilustración... Geniales ambos, mucha suerte en ese concurso.
ResponderEliminarLo del payaso me mola menos, yo soy de las que no les hacen gracia los payasos, ni los del circo ni los que se cruza una en el día a día :)
Muy feliz fin de semana, Borgo. Y muchos besos.
Normal que en EEUU estén preocupados con lo del payaso teniendo en cuenta lo de John Wayne Gacy.
ResponderEliminarSuerte con el relato, está chulo :)
Que buena historia. Me recuerda un poco a Entrevista con el vampiro, por el personaje infantil. Pero tu historia tiene sus propias caracteristicas.
ResponderEliminarY en cuento a los payasos siniestros, parece que la moda ha llegado al hemisferio sur. O los noticieros eligieron creerlo. Se ha mencionado algunos en algunos pueblos de la provincia de Buenos Aires.
A la fuerza cambio los daiquiris de fresa por algo todavía mas rojo y ferroso. Al leerlo me imaginé la historia de una niña fantasma, que fuera vampira me ha sorprendido, jeje.
ResponderEliminarLa historia del payaso siniestro me parece divertida, no entiendo porque a la gente le asusta con lo simpático que parece.
Saludos
;)
Qué bueno. Es un relato de terror perfecto para contar, o leer, en Halloween. Me ha gustado mucho, como ese payaso ambulante que acojona un tanto, la verdad. Yo por aquí por Vigo aún no he visto ninguno… ni espero hacerlo :-P
ResponderEliminarUn abrazo, miquel.
Muy bueno el cuento, como es habitual. Pocos géneros como el terror se prestan tan bien al formato breve. ¡Viva Halloween!
ResponderEliminarNo olvidemos que antes de toda esta fiebre payasil, hace un año el pionero fue el payaso de Northampton. Aquí cuando se reveló su identidad:
http://tn.com.ar/internacional/se-termino-la-magia-descubrieron-la-identidad-del-payaso-de-northampton_415567
Confirmándose el desmentido del propio Alan Moore, el ciudadano más famoso de Northampton, que ya había dicho que no era él XDD
Y usted que pensaba que nadie le leía por entonces...
ResponderEliminarNo somos nadie, Cahiers... :)
ResponderEliminarHola, Charly! Vaya, no me imaginaba que este relato fuera tan conocido.
ResponderEliminarYo tampoco lo veo tan grave, aunque no me haría mucha gracia cruzarme con ese payaso por una plaza solitaria de noche. Mientras se limite a las fotos...
Saludos. Borgo.
Hola, Ethan! Muchas gracias y me alegra verte por aquí de nuevo. El miercoles sabré como ha ido lo del concurso aunque no tengo mucha suerte con los premios.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
¿Qué tal, Clementine? Bueno, está bien saber que por entonces no estaba tan solo como suponía. Gracias por tus buenos deseos.
ResponderEliminarYo no es que tenga coulrofobia (miedo a los payasos) pero tampoco me hacen gracia por su maquillaje, sus chistes malos y porque me recuerdan al temible Tim Curry de la película "It".
Feliz finde (con retraso) y muchos besos!
Borgo.
Hola, Doctora y muchas gracias!
ResponderEliminarVaya elemento ese John Wayne Gacy... ganó una fortuna con los espantosos cuadros de payasos que pintaba en su celda. Cuando le preguntaron si tenía algo que decir antes de ser ejecutado dijo: "Besadme el culo!"
Saludos. Borgo.
Hola, Demiurgo! Es verdad, tenía un poco en mente a la actriz Kirsten Dunst, la niña vampiro que no puede crecer, como un Peter Pan chupasangres.
ResponderEliminarVaya, así que hasta Buenos Aires ha llegado esa moda, menos mal que no me encontré con payasos siniestros cuando viví en el barrio de Caballito.
Saludos! Borgo.
Hola, Ana. La verdad es que mi primera versión era una niña fantasma pero pensé que los vampiros-as tenían más atractivo. Supongo que en lugar de daiquiris de fresa tomaba Bloody Marys.
ResponderEliminarEs que esos payasos dan un poco de yuyu, la verdad. Me imagino verlo rondando cerca de mi casa... Ay!
Saludos! Borgo.
Hombre, Javier, me alegra verte de nuevo y que te haya gustado el cuento de terror. Quién sabe si aparecerá uno de esos payasos por Vigo. Yo me tomaría un orujo con él y escribiría un relato: "Entrevista con un payaso siniestro."
ResponderEliminarAbrazos! Borgo.
Gracias, Wolfville! Un cuento para leer a la luz de unas velas dentro de una calabaza sonriente.
ResponderEliminarMuy interesante el caso de este payaso -que no conocía- y el personaje de su antagonista "Boris, el perseguidor de payasos" Muy buena la historia. Lástima que no se tratara realmente de Alan Moore.
Saludos! Borgo.
Hola, Cahiers! Bueno... más bien eran cuatro gatos, pero unos magníficos felinos como el señor Cahiers, al que tanto agradezco sus visitas.
ResponderEliminarMiau! Borgo.
Ya se sabe, Clementine: Cést la vie! como diría el inspector Closeau.
ResponderEliminarBesos! Borgo.
Muy bueno, Miquel.
ResponderEliminarA por todas con se payaso y la niña que levita. Jajajaaa...
Besos, Anna
Hola Miquel! El relato estupendo, de esos que a mi me gustan, ya que ha conseguido producirme un escalofrío
ResponderEliminarEse payaso es espeluznante. No me gustaría encontrármelo una noche oscura por la calle. Es que hay gente "pa to". ¿A qué persona "normal" se le ocurren esas tonterías? Nada más por eso ya me da miedo.
Un beso Miquel!!!
Hola, Anna! Qué contento estoy de verte por aquí. A ver que tal me va el concurso. Una niña que levita no se ve todos los días.
ResponderEliminarBesos!
Borgo.
¿Qué tal, SqS? Qué bueno lo del escalofrío. Así el cuerpo reacciona y se va preparando para los primeros fríos de noviembre.
ResponderEliminarAlgunos testimonios que se han encontrado con el payaso dicen que se limita a mirarlos fijamente y a uno le siguió unos cuantos metros por la calle. Uf... no me gustaría encontrármelo la noche de Halloween.
Muchos besos.
Borgo.
Relato breve, pero que me ha echo temer...
ResponderEliminarLos payasos me dan un miedito uff.
Y las niñas que levitan, mejor para mi no ver a ninguna jamas, ya tengo yo bastante con hacerlo para llegar a fin de mes.
Besos
¡Qué miedito me dan los relatos con niños abandonados en casas deshabitadas..creí que se trataba de la niña del exorcista (jaja) por aquello de levitar.
ResponderEliminarLos payasos sin ser mis preferidos, nunca me han dado miedo, más bien los he visto como alguien que esconde su tristeza tras esa máscara. Será que a los otros, los asesinos, no les tomo en serio.. pero se presta para una noche de estas "de miedo" que se avecinan.
Ésta historia me recuerda algo..
:-P
Saludos Miquel
¡Hola, Inma y muy bienvenida a Borgo! Lo breve si da miedo... pues mejor. Lo de las niñas vampiro que levitan es muy propio de Stephen King y me encantan sus relatos cortos, más que sus novelas.
ResponderEliminarBesos y que tengas un buen fin de mes.
Borgo.
Hola, Abril! Por aquí -y sobre todo en Halloween- hay mucho personal que levita.
ResponderEliminarSerá aquello de que los payasos ríen por fuera y lloran por dentro. Las máscaras ocultan cosas. Desde "Killer Clows from Outer Space", una película de culto, los payasos siniestros tienen mucho éxito y Stephen King ha aportado lo suyo con su "It".
Saludos! Borgo.
Parece que este hombre no aprendió la lección de niño, no te metas en casas ajenas, no hables con extraños, no aceptes caramelos de nadie....
ResponderEliminarIntriga hasta el final. Muy bueno.
saludos
Decía Mónica-Serendipia en twitter que a qué tanto miedo con el payaso siniestro, que qué iba a pasar de malo por eso.
ResponderEliminarYo he dicho que en realidad ya ha pasado lo más pavoroso ¡¡se pasean payasos siniestros por sus calles!! ¿Hay algo peor? ¿Hay algún payaso que no sea siniestro?
Bueno, sí puede pasar algo peor ¡¡mimos!! ¡¡Una epidemia de mimooooos!!!
pd. Lo de la niña vampira a su lado...
El relato de halowey como yo le llamo, está bien, ya estoy acostumbrada a tus relatos un poco macabros, pero el del payaso si que me ha dado un escalofrío, no me gustan los payasos, me hacen temerles. Uff que miedo.
ResponderEliminarHola, Karin. Es que los cuentos de terror vienen muy bien para retomar aquellos miedos de la infancia: la oscuridad, los bosques siniestros, las casas abandonadas... y los caramelos de manos desconocidas.
ResponderEliminarMe alegra de verdad que te haya gustado ¿Nos harás un haiku terrorífico?
Saludos! Borgo.
Hola, loquemeahorro. Yo es que ya tengo angustiosos sueños con payasos deambulando por las calles de mi barrio diciendo aquello de: "¡Cómo están ustedeeees!???" Y los mimos, vaya una plaga que amenaza con volver. Quizás escriba algún relato sobre una plaga de mimos mordedores, con sus caras pintadas de blanco... ¡Argh!!! Algo así como los Killer Clowns pero en mimo.
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
Hola, Arantza! Es la sensación que tengo, que el payaso da más miedo que mi relato. Ya tengo claro que la próxima vez tengo que incluir uno -o dos mejor- payasos siniestros.
ResponderEliminarBesos! Borgo.
Si se ha visto en L'Hospitalet habrá que hablar con el amigo Kike...jeje Bueno, Miquel, d emomento, por Jaca no hay payaso. Bueno, los hay, pero no van disfrazados. Gran relato para estas fechas. Abrazos.
ResponderEliminar¿Qué tal, Marcos? Quién sabe si se habrá topado con Kike, quizás ha asistido a alguno de sus conciertos lo que demuestra que es inteligente. Ya sabes, si en Jaca no hay payasos siniestros hay que ponerle remedio para este Halloween, igual voy yo y me disfrazo.
ResponderEliminarAbrazos! Borgo.
Bueno, cada uno es libre de hacerse fotos como quiera... Yo creo que me aterra más la niña que levita. De hecho este mismo viernes, un grupo de una docena, más o menos, de niños, de unos 11 o 12 años, se acercaron a mi portal a una velocidad indescriptible, gritando truco o trato. Venia de trabajar y estaba a punto de cerrar la puerta del portal de casa, cuando vi que se echaban encima literalmente. Pero cerré con todas mis fuerzas. No me arriesgué a comprobar si las intenciones eran inofensivas. Pobres chavales, diréis, sí, sí... como la inocente niña de la ventana de tu relato...
ResponderEliminarHola, Nury! Creo que hiciste bien eludiendo a esos descontrolados chavales del "Truco o trato", a saber por dónde salen. Recuerdo un cómic de terror en que unos niños vampiros en Halloween succionaban la sangre de los que no daban golosinas.
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
Muy buen relato, Borgo, con un final completamente inesperado, ja: los parroquianos ya no se burlarán de la gente de ciudad :).
ResponderEliminarY por Rauch, mi pueblo, no ha aparecido nadie disfrazado de payaso atendiendo a Jalogüin. Si apareciera, seguro saldría en la tapa del periódico local con un título bien sensacionalista.
¡Saludos!
Gracias, Juan Esteban. Gente de ciudad y vampiros, demasiados intrusos para un sitio rural.
ResponderEliminarHabía oído hablar de Rauch, en la provincia de Buenos Aires. Curioso nombre, significa "Humo" en alemán. Seguro que un payaso siniestro por allí se haría muy célebre.
Saludos! Borgo.
Fantástico relato, me ha encantado. Casi podía ver y oír al dueño del bar, magníficamente descrito y representado, seguro que la niña lo saco de su apatía jajaja.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Shilmulo! Esa niña es material duro, capaz de sacar a cualquiera de su apatía. Me habría gustado tenerla en mi colegio, como una Miércoles Addams, lo menos.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.