Me encanta esta frase de un exacerbado romanticismo:
Quisiera que mi Lolita fuera reversible para besar sus riñoncitos. (Lolita, de Vladimir Nabokov)
La recordé cuando hacía esta portada, así que cuando Jaume, mi agente, me confirmó que vendría a nuestra mensual comida de casquería –los Menús Gore- me decidí por uno de mis platos estrella: riñones flambeados al cava.
Mientras Jaume rebañaba su plato –lo mejor de los riñones es la salsita- me contó una extraña historia que le pasó hace unos días en el metro. Jaume tiene cierta tendencia a que le sucedan cosas poco corrientes:
“En la estación de Drassanes se sentó frente a mí un africano que llevaba un enorme fardo atado con cuerdas. Ya sabes, uno de esos vendedores de top manta del puerto. Impresionaba, nunca había visto a nadie de piel tan negra, casi púrpura, con tatuajes cicatrizados a ambos lados de la cara y un curioso collar de huesecillos; sin embargo era él quien me miraba fijamente. Empecé a ponerme nervioso, no porque me sintiera amenazado, es que me contemplaba con una especie de temor sagrado, como si hubiera visto a uno de sus dioses más malignos o qué sé yo.
“Empezó a sudar, se le veía aterrorizado pero seguía sin apartar sus ojos de mi cara. Estaba a punto de levantarme para cambiar de vagón cuando me fijé que a sus pies se estaba formando un pequeño lago ¡Se estaba meando encima, Miquel!”
¡Joeeer! –exclamé.
“Por fin el metro se detuvo –prosiguió Jaume-, hizo unos extraños signos a un palmo de mis narices, supongo que era una especie de conjuro, se cargó el fardo a la espalda y salió del vagón a toda prisa como si le persiguieran todos los demonios africanos”.
-Vaya historia, Jaume. Oye, si no te importa creo que la pondré en mi blog.
Y ahora mi receta preferida de riñones: lavar los riñones bajo el chorro de agua fría y dejarlos media hora en un plato con vinagre. Secarlos con un papel de cocina y saltear en aceite muy caliente en una cazuela, mejor si es metálica. Cuando tomen color sazonar con sal y pimienta y regar con coñac. Al calentarse el coñac recoger un poco con un cucharón, prender el líquido con un mechero y rociar los riñones para flambearlos. Dejarlos llamear un minuto y apagar vertiendo una copa de cava. Se esparcirá un delicioso olorcillo que tentará a más de uno poco amante de los riñones. Servirlos calientes con arroz blanco salteado.
La historia del metro es muy inquietante. Habría que saber de donde venía el africano, pues una vez cuando yo era jovencillo, subí al metro con un amigo y empecé a inquietarme al advertir que la gente en el vagón tenían la peil amarillenta y aspecto de zombis. Al cabo de un rato, no pude más y miré a mi amigo para comentárselo y él me confesó que estaba pensando lo mismo. Juro que únicamente habíamos tomado una cerveza, aunque el pub en el que entramos era un pelín extraño, a saber lo que nos pusieron en el vaso... Saludos.
ResponderEliminarMiquel, sólo te faltaba tener alrededor amigos que te den ideas para el blog... menuda historia.
ResponderEliminarMe alegra que te hayan encargado la portada de "Lolita", es una auténtica delicia, genial esa frase que encabeza tu entrada. Besos, Borgo.
Hola, Ricard. Vaya momento más inquietante pero te creo porque a mí me pasó algo similar en Madrid, en un Museo del Jamón por la noche. Esos locales están siempre iluminados por unos paliduchos fuorescentes que dan al personal un auténtico aspecto zombi. Como un depósito de cadáveres filmado por Lynch. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarHola, Clementine. Un día de estos tengo que juntar algunas historias que me cuenta mi amigo con mis ilustraciones. Le pasa cada cosa...
ResponderEliminarEsa frase siempre me ha hecho mucha gracia,´ya me gustaría que me la dijeran algún día. He revisado la versión de Kubrick y creo que no le ha sentado muy bien el tiempo y el personaje de Peter Sellers creo que estaba de más. Besos. Borgo.
Pobre hombre, basta con darse una vuelta por el metro para sorprenderse al menos una vez. Cómprale amuletos a tu amigo Jaume por si las moscas jajajaja
ResponderEliminarHijo mio, qué historia más rara, espero que no afecte a su trabajo, más que nada porque es tu agente, ejem.
ResponderEliminarLa portada chulísima, como siempre. Besos mussol.
A lo mejor estaba invocando al Dios de la contención, pero sin mucho éxito...
ResponderEliminarYo con la casquería no puedo. Ni olerla. Me quedo con la Lolita.
Un saludo
Pues esos riñones tienen una pinta estupenda...con que bebida se debe maridar para tener ya todo el kit completo?
ResponderEliminarY en cuanto a lo de tu amigo da pie para el inicio de un relato...¡anda que no!
Un abrazo!
uf, con los riñones no puedo, soy poco carnívora.. la historia del africano, podría ser el comienzo de una buena historia de terror (o de amor, nunca se sabe)
ResponderEliminarla portada de Lolita me ha dado hasta ternura :)
besos,
Hola, Alimaña. Seguro que en el metro a todos nos ha ocurrido algo curioso. Se habla de caimanes albinos, cucarachas gigantescas... De todo. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarGracias, Isabel, me encanta que te guste esa portada que no tenía muy clara. Yo a mi agente me lo imagino ya bastante curado de espantos, más le vale. Besos mussol y gracias de nuevo. Borgo.
ResponderEliminarPodría ser, Mara, la cascada de los pantalones sería la causa. Pues esos riñones están de muerte pero también es cierto que los despojos (qué palabra tan fea) no gustan a todo el mundo. Estoy muy contento de que me encargaran esa portada. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarHola, Tirador. Te recomiendo esos riñones con unas habas de La Vega y con cava, pues recomiendan acompañar los platos con la bebida con la que se ha cocinado.
ResponderEliminarEste relato me hubiera encantado acompañarlo de ilustraciones -se lo merecía- pero no voy muy bien de tiempo, ya volveré con las aventuras de Jaume. Saludos. Borgo.
Hola, Maslama. Qué raro porque a mis mininos les encanta la casquería, riñones y callos sobre todo.
ResponderEliminarEsa historia me ha cautivado: metro nocturno, vudú... de las mejores de mi agente. Besos. Borgo.
realmente una historia sorprendente. A mi me dan mucho respeto todos estos africanos y pienso que es mejor tenerlos como amigos por el mal de ojo que te puedan echar.
ResponderEliminarEn cuanto a tus recetas gore, lo siento, es que no puedo con la casquería. Mi límite son los choricitos a la sidra. Salut!
No me gustan los riñones...pero todo lo que le acompaña me lo bebo sin problemas...jajajaj
ResponderEliminarMenuda historia la del metro, los miedos son tan personales.
1besico!
Hola, Aris. Pues hablando de metros, muy interesante tu entrada sobre las estaciones fantasma. Hay una llamada Banco, junto al Banco de España que no se llegó a utilizar.
ResponderEliminarLa mujer de Jaume tampoco puede ni ver la casquería, por eso la comemos en mi casa ¡je,je! Salut. Borgo.
Hola, Fiona. Pues los acompañamos bebiendo un tinto del Penedès... a eso te referías ¿no?
ResponderEliminarEl metro es un buen sitio para que te ocurran "sucesos paranormales". Besicos. Borgo.
Efectivamente, joeeer! Ja,ja...
ResponderEliminarMe gusta la portada de Lolita.
De la otra entrada, recuerdo un chiste en el tebeo de "Predicador" que me hizo gracia...algo como que John Wayne era tan duro que hizo falta una bomba atómica para acabar con él. En lo del wonderbra también has tenido gracia tú.
Un saludo, que me voy a pasear (que ya es hora)...
La historia de Jaume es para escribir una novela. Es un buen comienzo para una novela. Deberías escribirla, Miquel y de paso, decorarla con recetas como las que propones, al estilo de la mujer del policía, al estilo Hitchcock. Enhorabuena por esa portada de Lolita, es estupenda. Un abrazo.
ResponderEliminarBuenooooo, necesitamos unas viñetas de estas historias pero ya..
ResponderEliminarApetecibles esos riñones y más a estas horas.mmm
Un saludo
Hola, David. Me quedé pasmado y eso que a Jaume le suelen pasar cosas raras. Me alegra que te guste la portada.
ResponderEliminarEse chiste de John Wayne (fatalmente premonitorio) me recuerda a los que se ven en la red sobre Chuck Norris. Y, sí, ese Hughes era un todo terreno capaz de inventar de todo. Feliz paseo. Borgo.
Hola, Marcos. Pues me imagino un relato titulado "Terror en la Línea-3" con algunos dibujos, un par de recetas y ya tengo un librito de bolsillo, a ver qué tal. Parece que la portada está gustando y me alegro porque no me dejaron hacerla como yo quería. Abrazos, amigo. Borgo.
ResponderEliminarHola, Noodles. Hombre, por fin encuentro a un amante de los riñones (de lechal, no los de Lolita)
ResponderEliminarCualquier día me pongo con los relatos de Jaume que merecen la pena. Saludos. Borgo.
Hola Borgo! La portada te ha quedado muy chula; a mi me fascina el concepto de lolita: esa niña-mujer que comienza a insinuar un cuerpo esplendoroso pero que sigue manteniendo un rostro angelical. Lo que no comprendo es como hay hombres que se pueden fijar en estas niñas...aunque lo cierto es que hay gente muy rara por ahí suelta.¡Miedo me da ahora que mi hija está comenzando adolescencia!
ResponderEliminarPor otra parte decirte que de pequeña me encantaban los bocatas de riñoñes con picadillo, pero ahora de mayor no me gustan por el olor tan fuerte que desprenden. Aquí en Alcoy hay mucha tradición respecto a la casquería: "la mareta", creo que son los intestinos, "coradeta" que incluye corazón y pulmón con ajos tiernos etc..pero a mi me dan un poco de agonía, lo único que me gustan son los callos, y la "sang" con cebollita.La historia de tu amigo es total, ¡qué miedo! ¿no estará poseído por un espíritu? No sé ...desde luego la situación es totalmente subrealista: a mi si me pasa eso me coge un "patatús" Besos querido Borgo.
Tengo una teoría un poco retorcida, pero que podría explicar el caso.
ResponderEliminarUn señor negro - y mudo - poco conocedor de la zona de las Ramblas, coge el metro en Liceu con intención de subir hacia, digamos, Vallcarca, donde tiene un amigote que le cederá amistosamente su casa y lo que más le interesa en ese momento: el baño.
En la estación de Liceu es fácil hacerse un lío y coger el metro en la dirección equivocada. El señor negro lo coge hacia el puerto, en lugar de hacia la montaña. Cada vez se mea más.
Se da cuenta de su error y baja del metro en Drassanes, la siguente estación, con intención de coger un tren que se dirija a su destino. Cambia de andén y coge el siguiente metro que llega, ocupado éste por el señor Jaume. El señor negro - y mudo - cada vez se mea más.
Sentado en el vagón, intenta concentrarse mirando al frente. Está horrorizado... ¡va a mearse! y encima el tío que tiene sentado en frente no para de mirarle, ¿¿qué querrá??
No puede más, se mea. Qué bochorno.
Cuando el metro se para el señor negro, que además es mudo, se disculpa ante el señor que tiene sentado delante (en un mal pronunciado lenguaje de signos) y se baja del tren, avergonzadísimo.
O eso, o Jaume es una especie de brujo-demonio chunguísimo y no lo sabe.
Gracias, SqS. La Lolita que tanto hacía sufrir al profesor Humbert... ese nombre ya ha quedado para definir a todas las chicas adolescentes, como las Lolitas Góticas importadas de Japón.
ResponderEliminarHummm, bocatas de riñones con picadillo... he de probarlos algún día. Durante mi fugaz visita a Alcoy comí "sang amb ceba", dados de sangre con perejil, cebolla y piñones ¡riquísimo!
No sé que vería el africano a Jaume, tiene un aspecto muy inofensivo, como un John Turturro canoso. Besos. Borgo.
Ja, ja, ja!!! Sr. Pérez... ¡muy bueno! Podría proponer esa historia como final alternativo. Igual el conjuro era la forma de disculparse en su país. Es como el chiste aquel del chino que coge un taxi y dice. "¡Molino, molino! Saludos y buen relato. Borgo.
ResponderEliminarEsa cita de Lolita es toda una declaración del deseo absoluto. Y la historia de su amigo, a saber que clase de espíritu está poseyéndolo. Yo iría a un chamán
ResponderEliminarHola, Cahiers. A mí nunca me han dicho lo de los riñoncitos, snif...
ResponderEliminarLo del espíritu es para pensarlo, de momento voy a buscar la lista de chamanes del Seguro. Saludos. Borgo.
Buenas Mikel
ResponderEliminarUna explicación -quizás no real, pero sí plausible- a esta historia sería una voz en off narrando los pensamientos del señor africano:
"Vaya... pero no es ese de ahi enfrente el policia secreta que me detuvo la semana pasada..."
"Creo que sí es, madre mia, y yo con la bolsa de deuvedés a tope, como me la quite esta vez... me hace cisco el mes..."
"Me estoy poniendo nervioso, y encima el tio no para de mirarme... y encima las 3 cervezas que me he bebido se me están agolpando en el bajo vientre... no puedooorrrrr..."
Lo dicho, quizás no fue asi, pero pudo ser.
Saludos
Hola, Von Kleist. Pues tampoco está nada mal tu versión del relato, muy posible, aunque en estos casos nos da por pensar en dioses malignos y oscuros ritos africanos que tiene como más misterio. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarMr. Borgo, interesante historia, vaya uno a saber que es lo que se le paso por la cabeza a ese pobre hombre, a lo mejor estaba enajenado, que es lo mas probable, o a lo mejor se le paso por la cabeza la secuencia del futuro de Hellboy 1, vaya uno a saber, un saludo.
ResponderEliminarEstimado Webmaster
ResponderEliminarBuen día, mi nombre es Camila y soy webmaster una web de Peliculas gratis
Actualmente estoy buscando buenos sites, como el tuyo, que deseen hacer un intercambio de enlaces, así que si estás interesad@ me avisas y subo tu link en mi sección webs amigas a cambio le pediría un enlace hacia mi web.
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Hola, Belknap. Quién sabe, a lo mejor todo se debía a un oscuro ritual africano. En lo de Hellboy 1 no puedo opinar porque he intentado ver tres veces esa película y en todas me he quedado frito. Por lo visto produce en mi organismo efectos narcóticos. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarHola, Cami, bienvenida a Borgo. Me parece muy bien, ahora me paso por tu blog y te pondré en un enlace. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarNunca he probado así los riñones, un día lo pruebo.
ResponderEliminarEn cuanto al relato posiblemente fuera que únicamente se orinaba encima y no podía más...espero que fuera eso porque sino ten cuidado con tu agente.
Un abrazo.
Hola, Víctor, te recomiendo esta receta. El flambeado y el cava son muy buena combinación.
ResponderEliminarDe momento no perderé de vista a mi agente a ver si no se refleja en el espejo y cosas así. Saludos. Borgo.