Mi última portada ha sido para uno de los mad doctors más destacados de la literatura clásica. Me ha venido la inspiración para una tira dibujada y un microrrelato cuyo título es una frase que Karloff le suelta a Colin Clive en La novia de Frankenstein:
ESTA ES TU OBRA, DOCTOR
El doctor Frank-N-Furter emprendió la difícil tarea de construir y dar vida
a una nueva clase de ser humano superior. Desafortunadamente el científico erró
seriamente en algunos puntos cruciales y economizó demasiado en los materiales.
El decepcionante resultado sólo puede ser descrito como un monstruo.
El doctor, que se había escondido cuando el monstruo comenzaba a despertar,
espiaba consternado mirando como la horrible criatura se tambaleaba explorando
el laboratorio.
A través de lágrimas de arrepentimiento Frank-N-Furter vio con súbito pánico
que el monstruo había descubierto un enorme espejo en un extremo del
laboratorio y se dirigía pesadamente hacia él.
-¿Qué horror! –gimió el científico-. ¿Qué ocurrirá cuando ese patético ser
vea su espantosa imagen en el cristal?
El monstruo se detuvo frente al espejo unos instantes y luego, emitiendo murmullos
de deleite, comenzó a andar afectadamente de un lado hacia otro contemplando su
imagen, volviéndose y adoptando distintas poses. Parecía la horrible parodia de
un culturista.
El científico salió de su escondite para observar mejor este fenómeno inesperado
pero el monstruo cuando le vio salió corriendo del laboratorio gritando
asustado:
-¡Aaaah!!! ¡Un monstruo!
martes, 29 de mayo de 2012
sábado, 26 de mayo de 2012
LA FRASE DE LA SEMANA:
“Elegí un mal día para dejar de oler pegamento” (Lloyd Bridges en Aterriza como puedas, 1980)
Los directores Jim Abrahams y David Sucker habían escrito tres años antes el guión de una película de culto, la alocada comedia Kentucky Fried Movie (Made in USA, 1977) dirigida por John Landis. Una noche descubrieron en un pase televisivo la película Zero Hour (1957) con Dana Andrews en el papel de Ted Stryker, un ex piloto de guerra traumatizado y con pánico a volar. Cuando su mujer le abandona decide pese a su fobia subir al mismo avión en el que ella viaja. Durante la travesía los pilotos se intoxican por la comida en mal estado y Ted descubre que es el único pasajero capacitado para tomar el control del avión.
Abrahams y Sucker adquirieron los derechos de Zero Hour para rodar una versión en la que se parodia esta película incluso reproduciendo fielmente los diálogos. Aterriza como puedas -Airplane! es su título original- se convirtió en un espectacular éxito no sólo en Estados Unidos, en Inglaterra fue la comedia más taquillera de su historia hasta que se estrenó La vida de Brian de los Monty Python.
También revalorizó las carreras de los por entonces casi olvidados Leslie Nielsen, Lloyd Bridges y Robert Stack. El primero resultó el más beneficiado al protagonizar con los mismos directores la serie Agárralo como puedas en el papel del torpe policía Frank Debrin.
"¿Te gustan las películas de gladiadores?" Esa es otra frase célebre de la película:
martes, 22 de mayo de 2012
LA MUJINA (RELATO CON RECETA)
Basado en una leyenda japonesa.
Cerca de Tokio hay un camino conocido como Sendero de Kii donde se alzan las imponentes murallas de un palacio imperial en ruinas. Ese lugar es muy solitario por la noche y los caminantes prefieren evitarlo después del crepúsculo pues una Mujina merodeaba por allí.
Una oscura noche sin luna caminaba presuroso por el Sendero de Kii un comerciante llamado Kiobashi. Al llegar frente al abandonado palacio vio una mujer que lloraba desconsoladamente. Parecía esbelta, elegante y su larga cabellera se veía bien cuidada. Se encontraba agachada muy cerca del foso y Kiobashi temió que pensara arrojarse.
-O-Jochu! (Señorita) -dijo el comerciante mientras se acercaba-. No lloréis así. Si puedo ayudaros lo haré de buen grado.
Pero ella no cesaba de llorar escondiendo el rostro entre las largas mangas de su kimono.
-O-Jochu! -insistió Kiobashi-. Escuchádme, por favor, este lugar no es adecuado para una joven a estas horas de la noche.
Entonces la O-Jochu se volvió apartándose las manos de la cara. No tenía ojos, ni nariz ni boca. ¡La Mujina! El comerciante huyó gritando aterrorizado.
Kiobashi corría como perseguido por los demonios cuando vio la luz de una linterna que brillaba en la oscuridad. Un vendedor ambulante de tallarines había instalado su puesto en un cruce del sendero.
-¡Aaaah! ¡Ayudádme! -gritó Kiobashi casi sin aliento.
-¿Qué os ocurre? -gruñó ásperamente el vendedor-. ¿Estáis herido? ¿Han sido los ladrones que rondan por aquí?
-No, no eran ladrones -murmuró Kiobashi temblando como una hoja-. He visto... he visto a una mujer al lado del foso y me ha mostrado... ¡Ay, es demasiado horrible!
-¿El qué? ¿Os ha mostrado algo como esto? -el vendedor echó a un lado su capucha y descubrió su cara que era igual que un huevo.
Y al mismo tiempo la luz desapareció.
SALMÓN CON SALSA TERIYAKI
Vertir esta salsa en una sartén –mejor si es de las viejas- al fuego. Añadir el salmón cortado a dados y dejar que la salsa se vaya reduciendo. El azúcar mezclado con la soja y el sake formarán un caramelo, es el momento de retirarlo del fuego pues la salsa puede quedar amarga si se calienta demasiado. El salmón ha de quedar tierno por dentro y caramelizado por fuera.
Se sirve con arroz blanco y cebolla tierna o bien con guisantes cocidos.
viernes, 18 de mayo de 2012
FREAKS EN EL COMEDOR
Mi última portada: Spurs (Espuelas) la novela en la que se basó La parada de los monstruos (Freaks, 1932) el film de culto de Tod Browning. Hay notorias diferencias entre las dos obras. En el libro el protagonista es Simon, domador de caballos en un circo francés. Allí trabaja Jacques, un enano que hereda una gran propiedad y pide en matrimonio a Jeanne, una amazona a la que siempre había admirado de lejos. El número de Jacques en el circo es un reflejo distorsionado del de ella: vestido de cowboy con espuelas monta un perro lobo. El banquete de bodas degenera en una pelea entre los fenómenos de feria borrachos. Jeanne obliga a Jacques a subirse a sus hombres jactándose de que podría llevarle así: "de un extremo de Fráncia a otro". El enano no la perdona y le infringe un cruel castigo: ha medido la distancia exacta "de un extremo de Fráncia a otro" y cada día, llueva, nieve o haga calor, la obliga a llevarle a hombros por caminos rurales azuzándola con sus espuelas.
Me ha venido a la memoria una anécdota de cuando el productor Dwight Taylor y el escritor Scott Fitzgerald ,contratado como guionista, fueron al comedor de la Metro durante el rodaje de Freaks. Lo cuenta Taylor:
"El comedor estaba lleno de fenómenos. Cuando Scott y yo acabábamos de sentarnos entraron las hermanas Hilton, un par de siamesas unidas por la cadera y se sentaron a nuestra mesa en una única silla. Una de ellas cogió el menú y sin mirar a la otra preguntó: ¿Tú qué vas a tomar? Scott se puso verde y llevándose la mano a la boca salió corriendo".
Las hermanas Hilton eran las estrellas de los freaks pues su número era por entonces muy popular. No guardaron un buen recuerdo de su experiencia en Hollywood al contrario que el enano Angelo Rossitto que prosiguió su carrera cinematográfica hasta 1991, su último papel fue el de un maestro de ceremonias en Mad Max y la Cúpula del Trueno. Anteriormente compartió créditos con Bela Lugosi en Scared to Death (1947) la única película del actor húngaro en color.
Me ha venido a la memoria una anécdota de cuando el productor Dwight Taylor y el escritor Scott Fitzgerald ,contratado como guionista, fueron al comedor de la Metro durante el rodaje de Freaks. Lo cuenta Taylor:
"El comedor estaba lleno de fenómenos. Cuando Scott y yo acabábamos de sentarnos entraron las hermanas Hilton, un par de siamesas unidas por la cadera y se sentaron a nuestra mesa en una única silla. Una de ellas cogió el menú y sin mirar a la otra preguntó: ¿Tú qué vas a tomar? Scott se puso verde y llevándose la mano a la boca salió corriendo".
Las hermanas Hilton eran las estrellas de los freaks pues su número era por entonces muy popular. No guardaron un buen recuerdo de su experiencia en Hollywood al contrario que el enano Angelo Rossitto que prosiguió su carrera cinematográfica hasta 1991, su último papel fue el de un maestro de ceremonias en Mad Max y la Cúpula del Trueno. Anteriormente compartió créditos con Bela Lugosi en Scared to Death (1947) la única película del actor húngaro en color.
lunes, 14 de mayo de 2012
jueves, 10 de mayo de 2012
Y AHORA, LOS BRITÁNICOS
Después de mi repaso de los actores más asiduos del uniforme alemán me apetecía una entrada sobre los que mejor pasearon por la pantalla el uniforme de su Graciosa Majestad. Ninguno de ellos alcanzó el status de estrella pero es imposible que no se hayan tropezado con ellos en más de una película:
C. AUBREY SMITH (1863-1948)
Más inglés que el té de las cinco y el pudding de Yorkshire juntos. El arquetípico militar retirado con mostacho blanco que exclama ¡Por San Jorge! cada dos por tres y que a la menor ocasión nos cuenta sus batallitas en la India como su personaje del coronel Burroughs en Las cuatro plumas (1939) “…y aquí estaba yo”, dice poniendo una gran piña sobre la mesa. Inolvidable también su papel de anciano general en Diez negritos (1946)
Fundó el Club de cricket de Hollywood con césped importado de Inglaterra, muy concurrido por los actores británicos: Charles Laughton, Lawrence Olivier, Boris Karloff… y sobre todo David Niven al que Smith adoptó prácticamente como a un hijo.
HARRY ANDREWS (1911-1989)
Rostro muy característico –mirada severa, mentón prominente- por eso cuando aparecía en pantalla siempre murmuraba alguien en el cine: “Si, hombre, es aquel de…” aunque pocos conocían su nombre.
Especializado en papeles de suboficial con malas pulgas como su premiado sargento mayor Wilson que martiriza a Sean Connery en la excelente La colina (1965) De entre sus muchos títulos se puede destacar: Su mejor enemigo (1961) Escuadrón 633 (1964) y La Batalla de Inglaterra (1970) En La noche de los generales (1967) cambia de bando y aparece con uniforme alemán como uno de los implicados en la Operación Walkiria.
RONALD FRASER (1930-1997)
El soldado raso, el machaca de una larga lista de películas británicas entre los años 50 y 70. Casi siempre vistiendo pantalones cortos de uniforme tropical en títulos como Emboscada en la jungla (1960) El vuelo del Fénix (1965) o Gansos salvajes (1978) Es recordado sobre todo por Comando en el mar de China (1970) dirigida por Robert Aldrich donde interpreta al soldado Campbell que traiciona a sus compañeros pasándose a los japoneses.
Comando en el mar de China tiene una escena final que es de las mejores y más vibrantes que he visto en el cine bélico. Michael Caine y Clift Robertson, perseguidos por los japoneses, consiguen encontrar el campamento británico pero para poder llegar hasta él han de atravesar una explanada batida por las ametralladoras niponas. Este diálogo me encanta:
Robertson: “Podremos conseguirlo corriendo en zigzag”.
Caine: “De acuerdo. Yo haré el zig y usted el zag”.
C. AUBREY SMITH (1863-1948)
Más inglés que el té de las cinco y el pudding de Yorkshire juntos. El arquetípico militar retirado con mostacho blanco que exclama ¡Por San Jorge! cada dos por tres y que a la menor ocasión nos cuenta sus batallitas en la India como su personaje del coronel Burroughs en Las cuatro plumas (1939) “…y aquí estaba yo”, dice poniendo una gran piña sobre la mesa. Inolvidable también su papel de anciano general en Diez negritos (1946)
Fundó el Club de cricket de Hollywood con césped importado de Inglaterra, muy concurrido por los actores británicos: Charles Laughton, Lawrence Olivier, Boris Karloff… y sobre todo David Niven al que Smith adoptó prácticamente como a un hijo.
HARRY ANDREWS (1911-1989)
Rostro muy característico –mirada severa, mentón prominente- por eso cuando aparecía en pantalla siempre murmuraba alguien en el cine: “Si, hombre, es aquel de…” aunque pocos conocían su nombre.
Especializado en papeles de suboficial con malas pulgas como su premiado sargento mayor Wilson que martiriza a Sean Connery en la excelente La colina (1965) De entre sus muchos títulos se puede destacar: Su mejor enemigo (1961) Escuadrón 633 (1964) y La Batalla de Inglaterra (1970) En La noche de los generales (1967) cambia de bando y aparece con uniforme alemán como uno de los implicados en la Operación Walkiria.
RONALD FRASER (1930-1997)
El soldado raso, el machaca de una larga lista de películas británicas entre los años 50 y 70. Casi siempre vistiendo pantalones cortos de uniforme tropical en títulos como Emboscada en la jungla (1960) El vuelo del Fénix (1965) o Gansos salvajes (1978) Es recordado sobre todo por Comando en el mar de China (1970) dirigida por Robert Aldrich donde interpreta al soldado Campbell que traiciona a sus compañeros pasándose a los japoneses.
Comando en el mar de China tiene una escena final que es de las mejores y más vibrantes que he visto en el cine bélico. Michael Caine y Clift Robertson, perseguidos por los japoneses, consiguen encontrar el campamento británico pero para poder llegar hasta él han de atravesar una explanada batida por las ametralladoras niponas. Este diálogo me encanta:
Robertson: “Podremos conseguirlo corriendo en zigzag”.
Caine: “De acuerdo. Yo haré el zig y usted el zag”.
domingo, 6 de mayo de 2012
ALEMANES BUENOS... Y ALEMANES MALOS
De niño, en el programa televisivo de los sábados Primera sesión,
vi un montón de películas bélicas de los años sesenta. Los malvados por
supuesto eran siempre los nazis pero pero ya entonces me di cuenta de
que habían dos estereotipos: los
alemanes buenos y los malvados que casi siempre interpretaban –en uno y
otro caso- un grupito concreto de actores:
LOS BUENOS:
CURT JÜRGENS. El uniforme de general era como una segunda piel para este
actor imprescindible en las superproducciones de la época: El día más largo (foto,1962) La batalla del río Neretva (1969) El general del diablo… Aunque en El Albergue de la Sexta Felicidad (1958) interpretaba a un capitán… ¡del ejército chino! Era verlo y no creerlo.
MAXIMILIAN SCHELL.Compartió protagonismo nada menos que junto a Marlon Brando en El baile de los malditos (1958) con Charlton Heston en Una tumba al amanecer (1968) y en otros muchos títulos… tantos que en 1977, después de encarnar al capitán Stransky en la magnífica La cruz de Hierro (foto) de Sam Peckinpah, declaró que está más que harto de los papeles “de uniforme” y ya no se le ha vuelto a ver en este tipo de filmes.
.
HANNES MESSENER. inolvidable su papel de Von Luguer, el jefe del campo de prisioneros de La gran evasión (1962) Justo y comprensivo hasta que Steve McQueen le hincha las narices y le dice aquello de: “Neverra, diez días”. También hay que destacar su trabajo en el peliculón El general de la Rovere (1959) de Roberto Rosellini.
HARDY KRUGER. Su físico ario le proporcionó un papel protagonista en una película propagandística: El joven Adler (1944) Se ha prodigado en escenarios de la Segunda Guerra Mundial como en El secreto de Santa Vittoria (foto) La batalla del río Neretva (1969) Un puente lejano (1977) y Taxi para Tobruk (1960) rodada en el desierto almeriense.
LOS MALOS:
ANTON DIFFRING. Sus rasgos afilados y rudo acento alemán le facilitaron los papeles de nazi malvado en muchas producciones, entre ellas El desafío de las águilas (1969) junto a Clint Eastwood o en Evasión o victoria (1981) como el locutor que transmite el partido entre futbolistas alemanes y prisioneros aliados. Por cierto que Diffring, en la vida real, tuvo que salir por pies de Alemania a causa de sus actividades anti-nazis.
GÜNTER MEISSNER. De los que te clavan su mirada glacial y te dicen: “Prronto nos dirrá todo lo que querremos saberr”. Extenso currículo en papeles de SS o Gestapo ¿Arde París? (foto) El puente de Remagen (1969) La quinta ofensiva (1973) ... aunque el espectador español lo recordará especialmente por Tras el cristal (1985) la inquietante ópera prima de Agustí Villaronga donde Meissner interpreta a un criminal de guerra nazi que se pasa la mayor parte de la película dentro de un pulmón de acero.
KLAUS KINSKI. Aquí le vemos en Kinder, Mutter und ein General (1954) a punto de fusilar nada menos que a Maximilian Schell. Se dio a conocer en Hollywood con el papel de pérfido nazi en Tiempo de amar tiempo de morir (1958) el gran melodrama de Douglas Sirk y repitió personajes similares -de malo malísimo- en olvidadas producciones alemanas e italianas como Los leopardos de Churchill (1975)
LOS BUENOS:
MAXIMILIAN SCHELL.Compartió protagonismo nada menos que junto a Marlon Brando en El baile de los malditos (1958) con Charlton Heston en Una tumba al amanecer (1968) y en otros muchos títulos… tantos que en 1977, después de encarnar al capitán Stransky en la magnífica La cruz de Hierro (foto) de Sam Peckinpah, declaró que está más que harto de los papeles “de uniforme” y ya no se le ha vuelto a ver en este tipo de filmes.
.
HANNES MESSENER. inolvidable su papel de Von Luguer, el jefe del campo de prisioneros de La gran evasión (1962) Justo y comprensivo hasta que Steve McQueen le hincha las narices y le dice aquello de: “Neverra, diez días”. También hay que destacar su trabajo en el peliculón El general de la Rovere (1959) de Roberto Rosellini.
HARDY KRUGER. Su físico ario le proporcionó un papel protagonista en una película propagandística: El joven Adler (1944) Se ha prodigado en escenarios de la Segunda Guerra Mundial como en El secreto de Santa Vittoria (foto) La batalla del río Neretva (1969) Un puente lejano (1977) y Taxi para Tobruk (1960) rodada en el desierto almeriense.
LOS MALOS:
ANTON DIFFRING. Sus rasgos afilados y rudo acento alemán le facilitaron los papeles de nazi malvado en muchas producciones, entre ellas El desafío de las águilas (1969) junto a Clint Eastwood o en Evasión o victoria (1981) como el locutor que transmite el partido entre futbolistas alemanes y prisioneros aliados. Por cierto que Diffring, en la vida real, tuvo que salir por pies de Alemania a causa de sus actividades anti-nazis.
GÜNTER MEISSNER. De los que te clavan su mirada glacial y te dicen: “Prronto nos dirrá todo lo que querremos saberr”. Extenso currículo en papeles de SS o Gestapo ¿Arde París? (foto) El puente de Remagen (1969) La quinta ofensiva (1973) ... aunque el espectador español lo recordará especialmente por Tras el cristal (1985) la inquietante ópera prima de Agustí Villaronga donde Meissner interpreta a un criminal de guerra nazi que se pasa la mayor parte de la película dentro de un pulmón de acero.
KLAUS KINSKI. Aquí le vemos en Kinder, Mutter und ein General (1954) a punto de fusilar nada menos que a Maximilian Schell. Se dio a conocer en Hollywood con el papel de pérfido nazi en Tiempo de amar tiempo de morir (1958) el gran melodrama de Douglas Sirk y repitió personajes similares -de malo malísimo- en olvidadas producciones alemanas e italianas como Los leopardos de Churchill (1975)
jueves, 3 de mayo de 2012
LA ENTREVISTA (RELATO)
Eduardo Barrena –Edu para los amigos- aguarda sentado a la entrevista con la profesora de su hijo Dani de once años. Están citando a todos los padres con hijos en la escuela por orden alfabético, Edu es el tercero de la lista.
Pese a encontrarse en un templo de la enseñanza el lugar produce a Edu una mortificante sensación de irrealidad. Los potentes tubos fluorescentes del techo convierten la escuela en una caverna de incandescencia. Desde su silla puede ver una vitrina con trofeos deportivos junto una ventana que da al terreno de juego en obras. Hay un trabajador de aspecto sudamericano encaramado peligrosamente sobre una viga a diez metros del suelo y Edu recuerda lo que un día dijo su profesor en la clase de historia:
-En Nueva York, cuando levantaron sus imponentes rascacielos, los obreros indios eran los más solicitados para trabajar en las alturas pues los nativos americanos carecen de vértigo.
El sonido de un timbre sobresalta a Edu, las patas de su silla arañan el suelo de linóleo. Una tromba de alumnos sale corriendo por el pasillo disfrutando de su recién recobrada libertad. Edu se sorprende al advertir que está nervioso ¿pero porqué? No le ocurre nada a Dani, es una entrevista de rutina. Entonces Edu sonríe al recordar un sueño recurrente que a veces le acecha como un agazapado animal nocturno: recorre un pasillo escolar sin conseguir encontrar su aula, va desnudo y encima al entrar en clase le informan de que hay un examen sorpresa.
Se abre la puerta de una sala con sillas y mesas de vivos colores. Aparece una mujer de unos treinta años que se dirige a Edu con una mano extendida. Su cabello rojizo resalta con la incandescencia de la caverna.
-¿Barrena? Encantada, soy Rosa Camps, la maestra de Dani ¿Esperamos a la madre?
-Lo siento, Bea no podrá venir. Tiene hoy turno en el hospital donde trabaja.
-Bien, podríamos pasar a ese despacho –la profesora señala la sala a su espalda-, pero antes una pregunta: ¿porque ha venido desnudo?
Edu mira hacia abajo. Lleva un jersey cuello de tortuga, calcetines a rayas y zapatos marrones pero no lleva nada en medio. Su pilila cuelga lacia hacia el suelo de linóleo encerado. Sólo acierta a balbucear:
-No… ¿No habrá un examen sorpresa, verdad?
MI SUEÑO RECURRENTE
Por favor, si alguien sabe interpretar los sueños que me diga qué demonios debe significar este.