viernes, 5 de agosto de 2011
RAMREE: LA MAYOR MASACRE CAUSADA POR ANIMALES
"Un terrible alarido destaca del resto gritando una palabra que llega con total nitidez hasta nuestros oídos que nos hiela la sangre al instante… ¡COCODRILOS!
De repente comprendemos que los ingleses no tienen nada que ver en lo que está sucediendo en el interior del manglar y que la lucha encarnizada que se está librando allí dentro es mucho más terrible. A nuestra derecha, unas enormes sombras se deslizan hacia el agua desde lo alto de unos matorrales y antes de que nos dé tiempo a reaccionar, los dos últimos integrantes del grupo son literalmente engullidos hacia el fondo fangoso. El pánico se apodera del resto y también nosotros comenzamos a descargar nuestra munición hacia las sombras que se mueve bajo el agua, a nuestro alrededor. A unos veinte metros a nuestra derecha vemos una zona de pantano más clara y alta que parece tierra seca, si conseguimos llegar hasta allí quizás podamos salir de esta.
De reojo veo que Hiro, mi mejor compañero y que camina justo detrás de mí, está quitando el seguro a una granada y se dispone a lanzarla hacia atrás, donde los gigantescos cocodrilos están acabando sistemáticamente con los compañeros del grupo más rezagados. Cuando tiene el brazo completamente estirado para lanzar la granada, unas enormes mandíbulas emergen del fondo del lodazal y con un crujido estremecedor le arrancan de cuajo el brazo a mi amigo.
Hiro ha quedado tan estupefacto que ni tan siquiera grita o se queja por el dolor, observo durante unos segundos su mirada perdida en las oscuras aguas mientras que un chorro de sangre brota desde el boquete que ha quedado a la altura su hombro. De repente, la granada que se ha tragado el cocodrilo junto con el brazo de Hiro hace explosión y tras el fogonazo y el estruendo apagado bajo las aguas, una lluvia de barro, sangre y vísceras de cocodrilo cae sobre todos nosotros. Agarrando a Hiro del único brazo que le queda y prácticamente a empellones conseguimos llegar hasta la zona seca."
Este es el testimonio del soldado japonés Kaori Momoi relatando la terrible noche del 19 de febrero de 1945. Los británicos acababan de desembarcar en la península de Ramree (Birmania) los cerca de mil soldados de la Armada Imperial que defendían la playa decidieron dirigirse a la zona norte de la península aún controlada por los japoneses pero el único camino eran los manglares, el hábitat del cocodrilo de agua salada, el mayor saurio del planeta con ejemplares de hasta siete metros de largo. De los 980 soldados que se internaron en aquella zona infestada de cocodrilos únicamente veinte lograron salvarse.
Es curioso que sólo cinco meses después -30 de julio, 1945- ocurrió la segunda gran matanza causada por animales de la historia. 880 naufragos del acorazado Indianapolis, recién hundidos por un submarino japonés, fueron atacados por tiburones tigre sobreviviendo sólo 316 tripulantes. Es como si la fauna hubiera querido participar en la tremenda carnicería de la Segunda Guerra Mundial. Pero eso mejor que nos lo explique Quint en una de mis escenas preferidas de Tiburón. "Sus ojos sin vida, de muñeca, negros y quietos..."
Pavorosos ambos relatos, mas cuando sabemos que han sido ciertos y en tan escaso margen de tiempo. Dato curioso que sorprende.
ResponderEliminarEl animalico que mas gente mata en el mundo es el mosquito anopheles, un verdadero cabr.. con pintas
Un saludo Miquel
La historia los dejó en silencio, cierto que en otro actor uno no se tragaba aquellas frías memorias o como que le perdías esa atención que produce, muy bueno el monólogo. Tiburón es tremenda película. Sobre la otra historia parece una de weird tales, algo increíble. Como dicen la realidad supera la ficción. Un abrazo.
ResponderEliminarMario.
Escalofriante el testimonio del soldado japonés... Y muy buena esa escena de "Tiburón", vaya tres actores de lujo, Miquel. Besos.
ResponderEliminarYo cuando leo eso de ojos como de muñeca, negros, sin vida... me acuerdo de una novia mía.
ResponderEliminarHola, Alimaña. Eso es lo que más me sorprendió, el escaso margen de tiempo entre ambos casos, parece la novela de Morcoock "La rebelión de las bestias". Sí, el anopheles es temible pero no creo que tenga mucho futuro en el cine porque su ataque no es tan espectacular como el de los tiburones tigre y para cabroncetes los mosquitos que me visitan cada noche que me están dejando como a Harker en el castillo de Drácula. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarHola, Mario. A mí me encanta ese monólogo del que acabo de enterarme que lo escribió el guionista y director John Milius que corrigió los diálogos de "Tiburón" sin acreditar. Lo escribió a partir del testimonio de un superviviente del Indianapolis al que entrevistó. Abrazos. Borgo.
ResponderEliminarEscalofriantes historias, amigo Miquel. Efectivamente, todo el mundo había enloquecido y la fauna quiso ser partícipe de tal frenesí de muerte. Como dije, escalofriante. Abrazos.
ResponderEliminarHola, Clementine. Aquí los tres actores están en estado de gracia. Robert Shaw -que murió poco después de finalizar el rodaje de esa película- admitió que el papel del pescador Quint había sido el mejor de su carrera. A mí me encanta ese soliloquio, de los más famosos del cine. Besos. Borgo.
ResponderEliminarMuy bueno, Chus, claro que no sé si eso de "ojos de muñeca" lo dices como un piropo. Yo prefiero los "Ojos de brujo". Saludos. Borgo.
ResponderEliminarHola, Marcos. Eso es lo que pensé al leer esos relatos. Incluso los animales decidieron apuntarse a ese frenesí de sangre como bien dices. Abrazos. Borgo.
ResponderEliminarLos relatos son escalofriantes, es verdad. Y la escena de "Tiburón", buenísima.
ResponderEliminarA veces parece que la realidad imita la ficción. Del video ¿qué decir? Mi escena favorita de mi film predilecto.
ResponderEliminarsaludos
Hola, ricard. El terrible relato de Quint se queda corto porque estremece leer sobre lo que pasaron aquellos naufragos que tenían además alucinaciones por beber agua salada. Sin duda es una magnífica escena. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarHola, Quimérico. Sabía que esta escena la recordarías como todos los que han visto "Tiburón". Te deseo lo mejor para tu nuevo blog de alimañas marinas. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarHace algún tiempo dediqué una entrada al tema, que por otra parte me entusiasma. (http://pepecahiers.blogspot.com/2010/04/animals-killers.html.) Habría que incluir en la actualidad a Gustav, el gran cocodrilo que ha sido y que creo que aún es el gran peligro del lago Tanganika.
ResponderEliminarHola Cahiers y muchas gracias por el enlace, ahora voy a verlo. Algo había leído sobre Gustav al que por sus cicatrices de bala le llaman "El Moby Dick de los cocodrilos". A mí también me interesan esos temas, hay la posibilidad de que me encarguen la portada de un libro sobre el león de Tsavo, me encantaría hacerla. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarNo tengo la menor duda que Tiburón es la obra maestra de Spielberg, algo que vengo reivindicando al alimón con Cahiers desde hace más de quince años...y esa escena es fabulosa, pero ¡ojo! se podían rescatar una docena de momentos prodigiosos de ese filme...
ResponderEliminarHola, Tirador. Me alegra ver que tú y Cahiers estais unidos en la cruzada pro-Tiburón, película que en su momento los de la revista "Dirigido por" masacraron como hacen con todas las producciones americanas posteriores a 1960. Claro que hay secuencias memorables: el inicio, el hallazgo del bote hundido, la súbita aparición del escualo cuando Brody está echando carnaza... y más. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarHola Miguel me apunto a ser contertulio de tu blog ,que por cierto me resulta muy interesante,enhorabuena.
ResponderEliminarEstoy contigo que es la tambien escena favorita mia la de "Tiburon"
Y el relato del "Japo" ,¡que pasada!
Saludos.
Bienvenido a Borgo, Atticus. A mi me encanta tu blog empezando por el nombre, ya ves que por aquí abundan las recetas. Esta escena es magnífica, John Milius hizo un buen trabajo con los diálogos de "Tiburón" aunque sin acreditar.
ResponderEliminarDesde luego el escalofriante relato del superviviente japonés parece sacado de aquella película de 1979 "Caimán" con George Eastman y Barbara Bach. Saludos. Borgo.
El del Indianapolis lo conocemos cualquier fan de Tiburón, y la matanza cococodril juraría que algo debía haber oído o leído, aunque ya no la recordaba. Espeluznante.
ResponderEliminarHola, Möbius. Puede decirse que para los fans de "Tiburón" -yo me incluyo- esta escena es casi tan mítica como la de la ducha de "Psicosis". La narración del superviviente de Ramree también es escalofriante y más si tenemos en cuenta que las dos son reales. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarIncreíble...y qué raro que los norteamericanos no lo hayan usado como propaganda del estilo "Dios está de parte de nosotros" o algo así...porque hasta a mí se me dió por pensar eso!Qué mala racha...
ResponderEliminarHola, Fanny. Pues Dios no sé pero desde luego los tiburones no parecían de su parte y es que al fin y al cabo esos animales les da igual devorar americanos o japoneses, no creo que adviertan la diferencia.
ResponderEliminarGracias por pasarte por aquí, espero que tengas un buen verano. Saludos. Borgo.
Conocía la historia de los tiburones que ya me impacto en su momento y esta otra de los cocodrilos es muy gore y muy buena. Increíble que pasarán en ese lapso de tiempo en particular.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Worc. Yo supe la historia del Indianapolis por la película "Tiburón" y también vi un espléndido telefilm sobre el capitán de ese acorazado al que quisieron cargar con las culpas. Lo de Ramree lo descubrí hace solo unos días y ese testimonio me pareció impresionante. La única explicación para que eso ocurriera en tan poco margen de tiempo era que la guerra llevó a mucha gente a lugares poco frecuentados como los manglares de Birmania o el Mar del Japón. Borgo.
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