-Uno, dos, tres, cuatro… y cinco.
Marcos Cornisa se detuvo al contar cinco pasos. Se apoyó de
espaldas en la pared e hizo una señal con la punta de un cuchillo justo encima
de su cabeza como suelen hacer los padres para comprobar el crecimiento de sus
hijos. Descorrió una cinta métrica y anotó: un metro con setenta y dos. Luego
fue a la sala contigua, avanzó otros cinco pasos, volvió a usar la cinta
métrica y después de un breve cálculo marcó un punto en la pared con rotulador
azul. Se dirigió hacia el teléfono y tecleó el número de una galería de arte.
-¿Galería Gouache? Soy Cornisa, he decidido comprar aquel
cuadro. Sí, la litografía de Abercrombie. ¿Podrían enviar a alguien a mi casa
para traer el cuadro y colocarlo? No estoy bien de salud. ¿A qué hora?
Perfecto.
Los dos empleados de la galería hacían pensar en un dueto
cómico pues uno era bajo y rechoncho y el otro flaco y desgarbado.
Transportaban una gran caja rectangular. El rechoncho llevaba una placa con su
nombre –Black- prendida en la chaqueta y parecía tener dotes para el mando.
-Buenos días, señor –dijo-. ¿Dónde quiere poner el cuadro?
Cornisa señaló el punto marcado en la pared.
-He de advertirles que es un muro bastante grueso. Ya saben,
las casas antiguas…
Black se dirigió a su ayudante:
-Decker, acércame una broca del dieciséis.
-Disculpen un momento –dijo Cornisa-. Tengo que enviar un
mensaje en el ordenador.
-Usted, a lo suyo –respondió Black enroscando la broca en el
taladro-. Nosotros ya nos ocupamos de todo.
Cornisa se ausentó. Black, con la punta de la lengua
asomando al exterior, apuntó hacia el centro de la marca. El taladró zumbó y la
broca perforó la pared como si fuera un bloque de mantequilla entre una nube de
partículas de yeso.
- ¡Pero qué dice ese de un muro! –masculló Black-. Esto es un
tabique más delgado que un papel de fu…
Black enmudeció repentinamente al retirar el taladro. La
broca rezumaba sangre fresca.
Los dos hombres corrieron hacia la habitación del otro lado
de la pared. Cornisa se mantuvo en pie unos segundos antes de desplomarse como
un saco de patatas. En la pared, un agujero sanguinolento producido por una
broca del dieciséis como el que ahora tenía Cornisa en la nuca, justo bajo el
occipital.
Su mano derecha sostenía un sobre. Escrito con rotulador
azul se leía: Señor Juez.
FIN
MELMOTH: EL NÁUFRAGO DEL BAR
La de veces que he tenido que ir, no sin temor, a los servicios de algunos bares de Barcelona. Tienes que bajar, en muchas ocasiones, por unas escaleras que parecen que conduzcan al mismísimo infierno. Tienes la sensación de descender y descender sin llegar nunca a pisar el subsuelo. Luego, sigues por unos pasillos laberínticos de paredes húmedas decoradas con cuadros muy extraños. Si tienes la suerte de dar con el servicio y, una vez con la bragueta ya bajada, retienes en la memoria el camino que has seguido hasta llegar aquí para después poder encontrar la salida. En otros bares siniestros he visto pasillos llenos de objetos que te hacen pensar que los camareros viven allí abajo o que vivieron gestes de otras civilizaciones ya desaparecidas. He visto percheros con sombreros y abrigos que parecen al fantasma de la ópera. He visto juguetes antiguos, caballitos de madera, cajas de sifones cubiertos de polvo que no se utilizan desde hace siglos. Carteles viejos y amarillentos de bebidas que nadie recuerda. Espejos agrietados que si te miras en ellos ves otro rostro que te da miedo. Muebles viejos. Fotografías en sepia de familias fantasmales. Olores extraños. Una vez entré en un bar del cual nunca había estado. Pedí una cerveza en la misma barra. De repente, salió un hombre andrajoso y despistado de la oscuridad del interior como un muerto viviente. Se parecía a Robinson Crusoe. El camarero se enfureció preguntándole cómo había entrado allí. Para mí la pregunta era totalmente errónea. Debería haberle preguntado cómo ha salido de allí. El pobre hombre miraba a su alrededor muy aturdido. Dijo con voz trémula que por fin había encontrado la salida. Luego miró a la barra, frunciendo el ceño, y le preguntó al camarero:- ¡Dios santo! – exclamé. ¡Esa bebida dejó de fabricarse en
1990!
FIN
Frodo y su nueva incursión en el ego argentino:
El profesor Sibelius está ahora demasiado ocupado explicando a una alumna la diferencia entre los sistemas atómicos y los subatómicos.
Bravo por los dos relatos son estupendos la verdad es maravilloso leer estas entradas, garcías por ello, sois muy buenos pero que muy buenos esa imaginación es asombrosa. Y los chistes geniales nunca defraudan ..Y para terminar me chupo con vuestro permiso los dedos de rico del manjar jaja, Una feliz semana amigos ..y siempre gracias por ofrecernos estos ratos de lectura maravillosa.
ResponderEliminarBuenos relatos, Black tendra mucho que explicar o por lo menos cambiar de profesion.
ResponderEliminarAhora espero que el bar al menos los vasos estaban limpios...
Genial relato, Miquel. Descacharrante como él solo. Me he descojonado. Vayamos por pasos; primero: ¿Cuántas veces hemos visto en las pelis norteamericanas a esas malditas familias que marcan en los marcos de las puertas la evolución de crecimiento de sus retoños? Menuda gilipollez. Me casé muy joven y mi ex quiso marcar en la pared la extensión de mis erecciones a lo largo de los años. Al principio era una pasada, pero a medida que iban pasando los años, la señal iba encogiéndose de manera alarmante. Cuando venían amigos a cenar a casa lo primero que hacía ella era enseñarles la gráfica, por así decirlo, de mi menguante virilidad. Los amigos empezaron a reírse de mí y a hacer bromas que no me hacían ni una pizca de gracia. Mi ex dejó de marcar la longitud de mi erección y se puso a marcar el volumen de mi barriga. Me dijo que al menos sentía que algo iba en aumento.
ResponderEliminarMe encantan los nombres que pones a tus personajes; es una buena manera de no describirlos demasiado. “Marcos Cornisa”, Black y Decker”, etc. Las parejas deben ser así: Don Quijote y Sancho. Holmes y Watson. El Gordo y el Flaco, Klin y Klan (Pippi Calzaslargas), Abbott y Costello, el oso Yogui y Boo-Boo, Tom y Jerry, un matrimonio, etc.
Está de más decir que los dibujos son una maravilla. Forman parte del estilo de tu blog y de sus historias.
Ay, si tus lectores supieran que “El náufrago del bar” no es un relato, sino anécdotas reales.
¡Hola Frodo! Aquí se une el ego argentino con el del doctor Sibelius. Sin ego no hay humor. El humor se sustenta de los egos, de las superioridades de rango o raza, de las identidades.
Tiene muy buena pinta el "Pollo a la provenzal". Me suena a italiano. Me encanta todo lo que suene a italiano, aunque no tenga nada que ver con lo italiano. Provenza: una región del sureste de Francia que limita con Italia y el mar Mediterráneo. A vece morder un plato de alguna región o país es como morder esa misma región o país. Al menos es mi sensación. Cuando voy a un McDonald’s e hinco el diente en una hamburguesa tengo la sensación de que le estoy hincando el diente a América, es decir, que soy un necrófago de todos los puntos cardinales del planeta cuando me pongo a comer. Es lo mismo que con el vino donde suelen decir que es la sangre de la tierra de donde proviene. En eso supero al conde Drácula. Jajaja.
¡Un abrazo!
Que método tan complicado para el suicidio. Y molesto por involucrar a otras personas, que se convirtieron en involuntarios verdugos. ¿Se sigue usando la carta de Sr Juez?
ResponderEliminarParece que se perdió durante mucho tiempo. Bien contado.
No está mal el chiste de Frodo.
Tiene sentido que el profesor le dedique tiempo a una modelo o actriz, con cierto aire a Nicole Kidman, pelirroja y muy alta, a explicarle esos conceptos. Si ella está interesada en esos temas, merece dedicación.
Saludos.
Nunca he entendido a esa gente que se quiere quitar de en medio pero no tienen valor para hacerlo por su cuenta y acaban jodiéndole la vida a alguien para que haga su trabajo.Oye, que sí, que vale, si te quieres quitar de en medio, hazlo, pero no busques atajos, ¿no?
ResponderEliminarHola, Campirela!
ResponderEliminarMe alegra mucho que te hayan gustado los relatos. Desde luego Melmoth parece muy inspirado.
Ese pollo provenzal es muy bueno, lo acompañé con arroz blanco y setas que gratiné con queso antes de servir. Es como una "ratatouille" rápida.
Gracias por visitarme, Campi y muy feliz semana!
Borgo.
Hola, Jose Casagrande!
ResponderEliminarMe temo que Black tendrá que arrastrar un trauma que le impida hacer funcionar una Black & Decker (espero que a mi vecino de arriba le ocurra lo mismo)
Yo no confiaría mucho en la limpieza de esos bares siniestros que tanto nos gustan a mi y a Melmoth.
Saludos!
Borgo.
Tu relato de la broca... ese final... me encanta, y los nombres de tus personajes, jajajaja. Bravo. Muchos besos, Borgo.
ResponderEliminarHola, Borgo:
ResponderEliminarMe parece que ese pollo va a caer esta misma semana porque lo tengo todo para hacerlo y espero que me salga tan sabroso como aparenta serlo el de la foto.
Sigues como siempre adjudicando unos nombres muy imaginativos y ajustados a los personajes: ese forma de largarse es muy creativa aunque una verdadera putada, la verdad.
Un abrazo.
Hoy has estado especialmente sembrado.
ResponderEliminarEl de Cornisa y los Black & Decker es genial. Hay gente que es original hasta para suicidarse.
Creo que solo he tomado Mirinda en una gasolinera de carretera en la que paraba a echar gasolina a la moto, volviendo a casa del cuartel cuando estaba haciendo la mili. Efectivamente, hace mucho tiempo.
he pasado un buen momento con ambas historias y en conjunto el post ha estado de lo más bien. ¡muy buenos los dibujos!
ResponderEliminarun abrazo.
¡Qué tal, Melmoth?
ResponderEliminarMe alegra que te hayas divertido con la entrada, eso es muy bueno. Toda una terrible experiencia lo de las marcas en la pared y muy feo eso de hacerlas públicas. Lo del perfil de la barriga me ha hecho recordar los créditos de "Alfred Hitchcock presenta".
Lo de los nombres estaba muy claro con los personajes de los tebeos Bruguera: Zipi y Zape, Don Óptimo y don Pésimo... y mi favorito: Deliranta Rococó del gran Schmidt.
Pues claro que lo del náufrago del bar es una historia real; no lo he dudado ni un momento.
Hay que hacer algo a seis manos con mis dibujos, tus textos y el humor con ego de Frodo.
Me encanta la cocina provenzal, tan mediterránea con esos toque italiano-afrancesados. Stoker decía que Drácula reposaba en un ataúd con su tierra natal, yo creo que añadía algo de Feteasca, el típico vino de Transilvania.
Abrazos!
Borgo.
Hola, Demiurgo!
ResponderEliminarYo creo que ese Cornisa era un comodón que prefería que los demás le hicieran el trabajo.
Eso de "Señor juez: no culpen a nadie de mi muerte..." es un recurso literario con poco de realidad. Ahora que lo pienso "No se culpe a nadie" es el título de un cuento muy bueno de Cortázar.
Seguro que el profesor Sibelius sabe apreciar las aptitudes de su alumna favorita, por eso se ha dedicado a ella en lugar de publicar su chiste. Bueno, se lo perdono.
Saludos, Demiurgo!
Borgo.
Hola, Beausèant!
ResponderEliminarPues hay una película muy divertida -"Contraté a un asesino a sueldo" (1990) del director finlandés Kaurismaki- sobre un hombre que no tiene valor para suicidarse y contrata a un sicario para terminar el trabajo. Los hay que siempre buscan que todo se lo hagan los demás.
Saludos!
Borgo.
Hola, Clementine! Me alegra verte, como siempre.
ResponderEliminarLos nombres de Black y Decker los tomé pensando en mi vecino del piso de arriba que tiene la entrañable costumbre de darle a la Black & Decker los domingos por la mañana.
¡Muchos besos y feliz semana, Clementine!
Borgo.
Hola, Josep!
ResponderEliminarSe puede uno apañar este plato con cualquier cosa que siempre se encuentra en la cocina: tomates, pimientos, cebolla... la última vez le añadí unos taquitos de jamón y quedó muy bueno.
¿Has visto la película "Contraté a un asesino a sueldo" de Kaurismaki? Aquí el protagonista eligió una opción más barata que encargar el trabajito a un sicario.
Abrazos, Josep!
Borgo.
¿Qué tal, Macondo?
ResponderEliminarMuchas gracias. No está de más largarse de este mundo con un poco de estilo. En mi piso lo tendría fácil, todas las paredes parecen de papel de fumar.
¡Huy, qué tiempos aquellas gasolineras...! Seguro que además de Mirinda (nombre que en esperanto significa "maravillosa") en ese establecimiento tendrían casetes de Emilio el moro y Las Grecas.
Saludos!
Borgo.
Hola, DRACO!
ResponderEliminarMe encanta oír eso, que lo hayas pasado bien con el post. Es un lujo tener a Melmoth y Frodo con su material de primera.
Gracias por visitarme, DRACO!
Borgo.
A mí me da mucho apuro hacer agujeros en la pared. Siempre temo agujerear alguna cañería.
ResponderEliminarNo se me había ocurrido que pudiera haber un señor al otro lado; es otro factor a tener en cuenta.
Saludos.
Hola Borgo!
ResponderEliminarFantásticos nombres le has puesto a los personajes de tu relato. Ojo con el lienzo que te llevó Axel, ese es más difícil de colgar porque la policía aduanera argentina se lo ha hecho plegar en cuatro ajaja
Melmoth es crack! hola Melmoth! Hace cuánto alguien no me hablaba de la Mirinda, esa prima lejana de la Fanta. Por aquí fue popular también.
Creo que al campeón profesor Sibelius le va mucho mejor que a mí contando chistes, yo solo tengo en la mano un mate.
Me anoto con el pollo a la provenzal. Saludos a Silvina!
Abrazos, amigo!
Hola Miquel te mereces un montón de aplausos plas plas....
ResponderEliminarEl relato de la cornisa suicidándose con los black an decker está genial. Cuánta imaginación.
El relato de MeltMoth es de traka. Toda una aventura la que pasan los protagonistas para encontar el baño.
La mirinda ji ji ji que tiempos
El profesor Sibelius esta vez se lo pasa en grande.
La receta del pollo está para chuparse los dedos. Tomo nota.
Siempre es un gusto pasar por aquí Miquel. La sonrisa está asegurada.
Un abrazo grande.
Puri
Hola, Ricard!
ResponderEliminarA mi tampoco me gusta agujerear paredes, lástima que mi vecino aficionado a practicar con el Black & Decker los domingos por la mañana no piense lo mismo, y desde luego lo de encontrar un suicida al otro lado es para pensárselo.
Saludos!
Borgo.
Hola, Frodo!
ResponderEliminarSiempre tengo problemas en encontrar nombres para mis personajes así que suelo buscar unos bien raros en lugar de Juan o Pepe. Vaya unos manazas los de la aduana argentina, la de crímenes artísticos que habrán cometido.
Echo de menos la Mirinda, para mi gusto mucho mejor que el Kas que aún perdura. También siento nostalgia de la Crush, creo que aún se vende en Argentina. Y sí, Melmoth es todo un crack.
Cuando Sibelius termine sus clases particulares seguirá contando chistes, seguro.
Ya me dirás que te parece el pollo a la provenzal. Receta mediterránea.
Saludos de Silvina!
Borgo.
¿Qué tal, Dulcinea?
ResponderEliminarMuchas gracias.
La Mirinda me trae recuerdos de Simca 1000 y paradas en gasolineras con sus puestos de casettes, con aquellos polos Avidesa.
Espero que te guste ese pollo, es muy fácil de preparar y delicioso.
Y para mí siempre es un gusto que vengas a visitarme, Puri.
Abrazos!
Borgo.
Ingeniosos relatos, comparto tú admiración por Martz Schmidt , precisamente hace un rato estaba viendo un video sobre los autores de Bruguera y creo que era el editor Pellicer quien comentaba que "Deliranta Rococó" se la inspiró Schmidt en una señora con la que vivia, recuerdo cuando apareció la revista "Bruguelandia" en donde aparecian biografias y entrevistas a los autores y algunos de sus trabajos cuando salió el dedicado a Martz Schmidt, hizo unos fondos en unas paginas con tanto detalle que el entintador no se atrevió con ellos y quedaron a lapiz , tambien recuerdo la historia de "Doña Urraca y el castillo de Nosferatu", donde Schmidt se pegó un curro que no tuvo su recompensa ya que la historia al final fue censurada, pero bueno el tiempo lo pone todo en su lugar y ahora esa historia se recuerda con admiración al talento de su autor...
ResponderEliminarSaludos
Geniales ambos relatos!!!
ResponderEliminarel primero me dio un poquito de escalofrio jjajajaj (mentiraaaaaa) me imaginaba la valijita de
las Black & Decker !
y con lo de la Mirinda ( jajajajja ) como no tomo gaseosas te juro que pense que seguia existiendo!!!
Con los chistes...bueno parece que los argentinos venimos para el cachetazo jajajaj
y la receta
mmmmm no cene aún y se ve delicioso!! Un gusto leerte
Te cuento que abri un nuevo espacio solo para compartir entradas de distintos blogueros y de todo un poco, cada dia una entrada diferente y pueden sugerir desde los comentarios lugares que consideren buenos para visitar
https://eli59elgristambienexiste.blogspot.com/
alli dejo el enlace, puedes ver entradas anteriores y reconocimientos .Abrazo grandeeeee
Es una buena solución lo de contratar un sicario... tomo nota de la película, no para pillar ideas, que conste ;)
ResponderEliminarHola, Folk!
ResponderEliminarConocí a Schmidt cuando un grupo de dibujantes (Raf, Vázquez, Pepe González...) frecuentaban el bar Laforja. Me dijo que para Deliranta Rococó se inspiró en una señora -supongo que sería esa- y sus amigos gays.
Yo tenía ese número de "La pandilla del CuCuXPlaf y el castillo Nosferatu", la serie fue interrumpida por la censura. El dibujo es impresionante:
inthttp://miquel-zueras.blogspot.com/2010/05/
Sin duda Schmidt fue un gran artista con personajes inolvidables como el doctor Cataplasma y el profesor Tragacanto, ¡y la criada Panchita! ahora políticamente incorrecta.
Saludos!
Borgo.
¿Qué tal, Eli?
ResponderEliminarMuchas gracias y me alegra que te hayan gustado.
Un chiste de Mirinda: Entran dos en un bar y piden "Dos naranjadas" y el camarero: "¿Mirinda?" y responde: "No, ya hemos mirindao. Yo, unas galletas." Hala, ya ves que yo también publico chistes aunque mucho más malos.
Muchas gracias por el enlace, lo he visto y luego me pasaré con más detalle. Me gusta el título "El gris también existe". Uno de mis primeros recuerdos de niño es estando sentado frente a una caja de lápices me pregunté que pasaría si cogía un lápiz de un extremo -blanco- y lo mezclaba con el del otro -negro- y me salió el gris, un color que me gusta mucho.
Abrazos!
Borgo.
Hola, Beausèant!
ResponderEliminarEs una película divertida. Está basada en una obra de Julio Verne "Las tribulaciones de un chino en China" en la que un hombre arruinado contrata un seguro de vida y encarga a un sicario que le mate para dejar a su familia en buena posición, pero su fortuna se recupera y éste viaja por toda China para localizar al sicario para que no cumpla su contrato.
Saludos!
Borgo.
Qué curiosa forma de suicidarse!!. Quién iba a pensar en esa "sorpresa"!!.
ResponderEliminarRecuerdo el refresco Mirinda. Creo que aún se vende en bastantes países.
Y la receta que nos regalas me parece que debe de estar buenísima. La probaré.
Un abrazo. Felices días.
¡Qué peligrosas las brocas! Mejor usar alcayatas. Y esas catacumbas que conducen a los lavabos... son lo más parecido al túnel del terror.
ResponderEliminarSaludos.
¿Qué tal, AMALIA?
ResponderEliminarNunca se saber lo que te vas a encontrar al otro lado de la pared.
Creo que Mirinda ya no se vende, yo lo prefería a Kas, su rival, que me parecía demasiado gasificado. Era muy bueno.
Te recomiendo esa receta con unas patatas al horno.
Abrazo y feliz semana!
Borgo.
Hola, Cinefilia!
ResponderEliminarEsas brocas me han dado siempre muy mal rollo, sobre todo desde que vi películas como "Saw".
En el barrio del Born he visto bares donde acceder a los lavabos era como un descenso a los infiernos.
Saludos!
Borgo.
Eres realmente bueno creando historias; espero que las edites y las publiques, porque merecen la pena.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Un beso admirador.
Hola, Eva! Me alegra verte de nuevo por aquí.
ResponderEliminarBueno, las he publicado en un libro con ilustraciones se llama: "SOMBRAS Y SILUETAS" (Relatos extraños) está disponible en Amazon.
Un placer que me visites.
Besos!
Borgo.
Las tribulaciones de un chino en China... es verdad, ha sido leerte y venirme un montón de recuerdos. Para mi Verne fu mi inicio en la lectura, recuerdo llegar a la biblioteca y emocionarme y descubrir un libro de Verne que aún no había leído...
ResponderEliminarHola, Beausèant! Yo también me inicié con Verne. Mi padre era un apasionado de las novelas clásicas de aventuras: Verne, Jack London, Kipling, Salgari... tenía una buena biblioteca.
ResponderEliminarIlustré una portada de una de las más desconocidas novelas de Verne: "El hombre invisible. O el secreto de Wilhelm Storitz". ¿Lo has leído?
Saludos!
Borgo.