Anacleto se incorpora bruscamente en la cama despertando a
Hermenegilda. “¿Qué pasa, Anacleto?” dice una soñolienta voz a sus espaldas.
-¡Herme, oigo roncar a alguien en la habitación! Tú nunca
roncas y yo aún no me he dormido.
Anacleto enciende la luz de la lámpara de la mesilla y no
puede creer lo que ve. Sobre la alfombra hay un tronco atravesado por una
sierra. Sus cortes rítmicos sugieren el ritmo de los ronquidos y del madero
surge la letra ZZZZZZZ…
-¿Pero qué es eso? – Exclama Anacleto y en ese momento sus
palabras aparecen escritas con letra Comic Sans en un gran globo blanco con un
rabito apuntando hacia su boca. Mira alternativamente el tronco y el espejo
sobre la cómoda. Su imagen reflejada aparece con una enorme bombilla sobre su
cabeza. Ha tenido una idea. “¿Serán las pastillas?”
Anacleto se precipita hacia la cómoda y abre el cajón donde
ha guardado las píldoras para dormir, hoy ha tomado la primera. Casi nunca lee
los prospectos, ahora lo hace:
Somníferos del Doctor Cataplasma. Posibles efectos
secundarios: puede tener alucinaciones con íconos de los comics o tebeos.
-Ven, Anacleto… conozco un remedio mejor que los somníferos
-. Hermenegilda toma unas píldoras de vitaminas que aumentan considerablemente
la libido, pero no lo sabe porque tampoco lee los prospectos.
Anacleto y Hermenegilda se entregan al sexo salvaje.
Anacleto se excita muchísimo al ver todas esas onomatopeyas: ¡Aynnsss! ¡Chof!
¡Arf! ¡Chof! revoloteando. Los muelles de la cama chirrían con estrépito.
Zipi, el hijo adolescente, se despierta al oír los ruidos. Zape,
su hermano gemelo, tiene el sueño muy profundo. “Es en la habitación de los
papás” –piensa-, “allí guardan las joyas. ¿Habrá entrado un ladrón?”
Zipi se calza las zapatillas y se dirige a echar un vistazo.
La puerta de la habitación está abierta y Zipi se queda patidifuso al ver a su
padre desnudo encaramado a una lámpara. Su madre, también desnuda, está tendida
en la cama jadeando como un podenco.
Anacleto mira hacia la puerta. En lugar de su hijo lo que ve
son unos enormes zapatones que saltan hacia atrás y un globo con una
exclamación: ¡Sapristi!
En casa de mis padres, hace algunos meses, encontré algunos de los tebeos de aquellos años, mucho Ibañez, claro, pero también de otros muchos y unos cuantos makinavajas.
ResponderEliminarMe puse a leerlos por encima y me dí cuenta de que muchas de las viñetas que había serían directamente censuradas. Casi todas las burradas sobre ofelia, algunas sobre policías...
Ahora estamos en una dictadura autoimpuesta, nadie que quiera ganarse la vida puede salirse de ciertos temas. Eso se nota hasta en las redes sociales, donde todo debe ser happy y neutro si quieres encontrar trabajo...
Da un poco de miedo, la verdad.
Que lindo recuerdo Miquel!! Y que pequeño eras en esa foto; muy buen recuerdo me imagino ese momento lo habras vivido con mucha ansiedad!! Recuerdo esos Personajes no sabia como se llamaba su creador.
ResponderEliminarY esas historietas o comic terminaban siempre con sus PLOP!! Y el personaje pata pa arriba jajaja.
Me gusto tu relato con todas esas viñetas y sus onomatopeyas geniales!!
Me gusta ese trabalenguas con Silvina es dificil de leer. Y tus dibujos muy lindos esos tigresitos!!
El higado me gusta asi como lo preparaste empanado como milanesas; con estofado etc. Soy fans del higado. Jajaja.
Me encantan esos pequeños detalles llenos de amor... a mi me hicieron un pastel de papas con forma de corazon 😍
Saludos a Silvina y a vos!!
Pastillas que producen sinestesia historietera (palabra que desagrada al formulario de comentarios).
ResponderEliminarUn efecto inesperado, por no leer los prospectos, como el aumento de la libido en su esposa.
Pero les sirvió muy bien para despertar la pasión amorosa. Así que, salvo por la irrupción de sus hijos, no está nada mal.
Les fue mejor que los tigres.
Bien contado.
Que bien te inspiró esa foto.
Saludos.
muy divertido y sumamente original el relato de anacleto y de hermenegilda (por cierto, sus nombres me hicieron recordar a unas historietas venidas de méxico cuyos personajes principales tenían por nombre aniceto y hermelinda linda) cuya negligencia que los llevó a no leer las indicaciones y contraindicaciones de las medicinas originaron la sorpresa de uno de sus hijos y posterior (supongo) tratamiento clínico para que un psicoanalista le haga superar el trauma que le debe de haber originado el haber visto lo que vio.
ResponderEliminarel cuento originado de un conocido trabalenguas sobre tres tigres también a estado súper.
un abrazo.
Que buenos esos tebeos donde la risa y las travesuras estaba aseguradas. Muy buenos los relatos, mejor es decir que bonita la entrada. Son siempre geniales, porque tu creatividad e imaginación es inmensa. La foto espectacular . Gat Caso por compartir con todos nosotro. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Miquel!
ResponderEliminarMe ha encantado que compartas esa foto contigo y el maestro Ibañez. Sus personajes e historietas ya no es que formen parte de nuestra infancia, fueron nuestra infancia y posterior adolescencia. Ese autógrafo simboliza toda una época. Al leer tu texto con Anacleto, Hermenegilda, Zipi, Doctor Cataplasma..., me han venido a la mente aquellos simpáticos y entrañables personajes que amenizaban nuestras meriendas.
Con el hígado me pasa una cosa curiosa, me encanta su olor cuando se cocina, pero no me gusta su textura a la hora de comerlo. Lo se, soy muy rarito...jeje Aunque reconozco que en la foto de Silvina el plato tiene una pinta estupenda.
Saludos y feliz semana!
Me encanta la receta, la haré.
ResponderEliminar<también me gustó verte ilusionado a la caza del autógrafo.
Te han quedado súper divertidos, je,je.
ResponderEliminarLos leía de niña y de mayor también. Buena receta.
Saludos a los dos 😄
Menos mal no hay pildoras que nos hagan ver el mundo como si fueran Mangas, porque sino hubiera tenido que empezar por el final la historia...
ResponderEliminarPLOP!!
14 añitos!!
ResponderEliminarQué tierno. A los 14 yo estaba con los tebeos de tipos en pijama. Bueno, en realidad
le daba a todo lo que tuviera viñetas, pero me tiraban más esos con esa edad. Había leído los de Ibáñez unos cuantos años antes. Y me gustaba más Mortadelo que Anacleto o Zipi y Zape (aunque leía de todo) Jo! Tenía una colección enorme de aquellos de Olé (no recuerdo si eran 75 u 85 pesetas) y un montón de historias largas... Safari callejero, A por el niño, Valor y al toro, Chapeau el esmirriau, La máquina del cambiazo, etc... Ya no me queda ninguno. Ni de los Don Miki (colección completa heredada de primos), ni de muchos otros que se han ido quedando en traslados. pero aún así, tengo la casa llena de tebeos... Si me quedan unos cuantos ejemplares de la colección del Spirou semanal que salió a finales de los 70 (a ti te pillaría mayor y ya no los leerías). Bueno.. tebeos tengo demasiados, y mucha morralla, dice mi mujer (con razón).
Tengo hasta el libro ese de Gubern y Gasca "Diccionario del cómic" o como se llamara que saca todo este tipo de recursos visuales que se usaban en los tebeos y a los que homenajeas en tu relato.
Un saludito.
Vaya: yo era más del Botones Sacarino, aunque todos los personajes que desfilan por tu relato me parecen igual de entrañables. Aun así, el hecho de que practiquen "sexo salvaje" me demuestra que la edad de la inocencia se acabó hasta en los tebeos.
ResponderEliminarSaludos.
Qué genial Ibáñez. Y encima siendo generoso en la ejecución de la dedicatoria a un niño. ¡Chapeau!
ResponderEliminarUn abrazo.
Un mito viviente este Ibañez, generación del 57, dicen. No sé si sigue dibujando o ya son sus discípulos lo que lo hacen (imposible identificar el original de los otros, por lo menos yo). El relato es de los mejores que te he leído, y ya llevo unos cuantos. Enhorabuena!!
ResponderEliminar¡Miquel, me ha CHIFLADO "El lenguaje de los cómics", que buenísimo homenaje y qué divertido, jajaja! Tu foto con Ibáñez mola un montón. Muchos besos, Borgo, eres muy grande.
ResponderEliminarQue buenos eran los tebeos de Ibañez, ahora llamados Comics, aunque yo soy de la vieja escuela y los sigo llamando por su nombre je je je .Yo era fan de Zipi y Zape, y de las Mortadelo y Filemón, uf que tiempos.
ResponderEliminarAunque aconsejan los médicos que no se lean los prospectos, aquí tus protagonistas siguieron esos consejos al pie de la letra ja ja ja y las consecuencias a la vista están.
La receta del hígado tiene muy buena pinta, tomo nota.
Un abrazo Miquel
Puri
Hola, Beauséant! También yo tengo en mi casa muchos tebeos de entonces (Ibáñez, Vázquez, Raf...) que han aguantado más mal que bien muchas mudanzas. Me encantaba Makinavaja. Su autor, el genial Ivá, murió justo cuando sus personajes empezaban a adaptarse al cine y la televisión.
ResponderEliminarAhora esas publicaciones no resistirían en esta era políticamente correcta. Todos los personajes fumaban, ¡hasta el loro de la familia Cebolleta! Eren otros tiempos...
Saludos!
Borgo.
¡Qué tal, Gra? Uf, no te puedo explicar los nervioso que estaba aquel día... para un chaval aficionado a los cómics era como un fan del Boca que lo llevaran a conocer a Maradona. Ibáñez tiene muchos personajes famosos: Mortadelo, El botones Sacarino, 13 Rue del Percebe... eso del desmayo en off con salto para atrás es todo un clásico.
ResponderEliminarMe alegra que te gusten los tigres. lo de "A las cuatro y media los echaron del bar" quizá no se entiende fuera de España, es la hora en que cierran acá los bares por el covid.
He de probar el hígado así, empanado. Un buen detalle lo del pastel de papas.
¡Saludos de mi parte y de Silvina!
Borgo.
Hola, Demiurgo! ¡Sinestesia historietera! (o comiquera) buena explicación para las alucinaciones de Anacleto. Los dos vivieron una noche inolvidable por no leer los prospectos, cosa que yo también hago y no lo aconsejo pues me ha causado más de un susto.
ResponderEliminarLos tigres que se fueron del bar a las cuatro y media (la hora en que cierran los bares en Barcelona desde lo del covid) y la foto de Silvina es la que mejor ha ilustrado mis recetas con ese corazón encebollado.
Saludos, Demiurgo!
Borgo.
Hola, DRACO! Muchas gracias, me encanta que te haya gustado el relato. Creo que esa noche todos alucinaron, incluso el hijo, aunque éste sin efectos de cómic.
ResponderEliminarCreo que el cuento de los tigres no se entiende del todo, tenía que haber aclarado que las cuatro y media de la tarde es la hora en que se cierran los bares por lo del covid.
¡Abrazos, DRACO!
Borgo.
¿Qué tal, Campirela? ¡La de buenos ratos que he pasado con esos personajes de la Editorial Bruguera. A los catorce años, cuando la foto, me propusieron trabajar con ellos entintando páginas (aquello era como una factoría de tebeos) pero poco después la editorial entró en crisis.
ResponderEliminarMuchas gracias, y también agradezco mucho que te pases a visitarme.
Abrazos!
Borgo.
Miguel!!!!!!!! ...lo que me he reído con tu relato!!!
ResponderEliminarViendo esa foto me he acordado cuando Quino me firmó los dos ejemplares de Mafalda, uno para mí y otro para mi hermano... qué hermosos recuerdos esos!
Eso sí, no me convences de comer hígado, aún si la foto de Silvina está genial.
Besos!
Hola Borgo! Qué buen ritmo viene llevando tu blog! Creo que no nos estás dando tiempo a Melmoth, a Sibelius y a mí a proveerte. Vas a tener que suspender las vacaciones caribeñas de Mariví
ResponderEliminarAl igual que Gra, lo primero que pensé al ver los zapatones es el "plop" de las revistas Condorito.
Algo que siempre me llamó la atención en los Redonditos de Ricota es la cantidad de letras con onomatopeyas de cómics. Sólo como ejemplo, hay dos de sus títulos de discos: Gulp! y Bang! Bang! Estás Liquidado!
¡Qué buena foto y dedicatoria! Se nota que estabas abstraído en ese momento. Felicitaciones, estuvo atento el fotógrafo/a
Buena revisión del "trabalenguas" de los tres tristes tigres. Se ve que para destrabar su lengua le entraron al "trago".
Y ese hígado encebollado- corazón me lleva a pensar (como suelo repetirme) en Chester J. Lampwick. Y tanto me repito que se lo que vas a contestarme... lo escribiré en un papel antes que lo digas jajaja
¡Buen detalle de enamorado!
Abrazos, saludos y felicitaciones a Silvina, que cada día aporta más.
Muy original, que bueno que la foto con Ibáñez te sugiriera el relato y te encendiera la bombilla, igual que en el comic escrito que nos has regalado hoy.
ResponderEliminarSe dieron a la bebida los tigres, que buenas rimas, muy gracioso.
No me agrada la consistencia del hígado, y con forma de corazón jeje, pero yo pensaba que el órgano del amor es el cerebro, no el hígado.
Saludos
:)
Hola, Fran! Todo un mundo el de las publicaciones Bruguera. Yo eran fan de Ibáñez, Vázquez, Escobar... y Conti, que tenía un estilo muy propio. Me encanta ese lenguaje de tebeo con sus globos y onomatopeyas. ¡Ah! y ahora recuerdo al profesor Tragacanto y su criada Panchita que tanto me hacía reir.
ResponderEliminarA mí me pasaba lo mismo con el hígado. ¿Has probado a enharinarlo y comerlo empanado? queda bueno así.
Saludos y muy feliz semana!
Borgo.
Hola, Tracy! Me alegra verte de nuevo por aquí.
ResponderEliminarEsa receta de hígado es muy buena y fácil de preparara, me gusta con mucha cebolla y perejil.
Cuando le enseñé la foto a mi hijo me preguntó: "¿Dibuja manga?" Aaay...
Saludos!
Borgo.
Hola, Verónica. He intentado plasmar las sensaciones que tenía cuando devoraba tebeos. A ver si fabrican esas pastillas algún día. De momento sigo revisando mi colección de Tío Vivo y Supermortadelo.
ResponderEliminarGracias y saludos, Verónica!
Borgo.
Hola, Jorge y muy bienvenido a Borgo!
ResponderEliminarPues es verdad, me pregunto si con unas pastillas que me sitúan en el mundo manga no se me habrían quedado los ojos como esos personajes, tres tallas más grandes. Publiqué algo de manga con la Editorial Kodansha pero no se me daba muy bien.
¡Plop! Típica onomatopeya del despertar...
Saludos!
Borgo.
¿Qué tal, David? ¡Sí!!! yo también tenía muchos ejemplares de la Colección Olé, el último me pilló mayorcito, "Mortadelo y Filemón en los Mundiales 2006". También guardo ejemplares de Supermortadelo, con sus billetes, Pumby de mi hermano mayor y Spirou, Blake y Mortimer... el álbum que me está firmando Ibáñez es "El sulfato atómico", el único que realizó al estilo franco-belga y con dibujo más elaborado.
ResponderEliminarTambién tengo ese libro "El discurso del cómic" de Gasca y Gubern. Es magnífico, gracias a él sé que los globos de pensamiento se llaman "Dream Balloons" entre otras cosas.
Saludito!
Borgo.
Hola, Cinefilia! A mí también me gustaba el botones Sacarino (el cómic, no la nefasta serie de TVE que duró media temporada) a quienes sí se les acabó la inocencia fue a Mortadelo y Filemón en el corto "El sulfato atómico". Benito Pocino (Mortadelo) y el Dioni (Filemón) en un porno duro. Delirante.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
¿Qué tal, Macondo? Todavía guardo esa firma con Mortadelo incluido enmarcada. Recuerdo a Ibáñez como alguien encantador, ni por un momento dejaba de sonreír.
ResponderEliminarSí, Chapeau "el esmirriau"; es el título de uno de sus álbumes.
Saludos!
Borgo.
Hola, Ethan! Aquella inolvidable Generación del 57 que nos trajo a Ibáñez, Vázquez, Peñarroya, Cifré... por lo que sé aún sigue trabajando, no recurre como hizo Uderzo a dibujantes que han clonado su estilo.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, me alegra mucho que te haya gustado mi particular homenaje a los tebeos.
Abrazos!
Borgo.
Hola, Clementine y muchas gracias! He querido recordar a todos esos símbolos de las viñetas. Globos de texto, onomatopeyas, expresiones... esos saltos mortales hacia atrás que solían aparecer al final y otros íconos.
ResponderEliminarMuchos besos!
Borgo.
Hola, Dulcinea! Yo era un enamorado de esos tebeos (también llamo así a los de mi infancia) y sus personajes. Sentía debilidad por los más surrealistas de Vázquez: Ángel Siseñor, el abuelo Cebolleta...
ResponderEliminarPues no sabía que los médicos desaconsejan leer los prospectos. Bueno, pues todo eso que me ahorro. A ver si con la próxima medicación me introduzco en la alucinante casa de 13 Rue del Percebe.
Que saborees el hígado, con mucha cebolla y perejil. ¡Qué bueno!
Saludos, Puri!
Borgo.
¡¿Qué tal, AlmaBaires?!! Estupendo, no sabes cuánto me gusta que me digan que se han reído con una de mis boludeces. Por cierto que Quino también me dedicó un ejemplar de su libro "Déjenme respirar", fue en la librería El Ateneo en la calle Florida donde me presentaron al dibujante Liniers, el de los pingüinos.
ResponderEliminar¿A que queda bonito el hígado así?
Muchos besos!
Borgo.
Qué buen homenaje a esos comics tan entrañables y divertidos!!.
ResponderEliminarEsa foto es un gran recuerdo.
A mi me encantaban los tebeos. Aquellos personajes inolvidables...
Un abrazo.
Volver a revisar los tebeos Bruguera sin duda tiene un encanto especial, sobre todo por que está asociado a recuerdos y a valorar el trabajo de tan magnificos profesionales, tardes en las que uno cuando era crio podia pasarse leyendo tebeo tras tebeo, o lo dificil que era elegir un tebeo solo para comprar cuando las portadas llenaban los quioscos...
ResponderEliminarRaf, Roberto Segura, Martz Schmidt. Rovira, Escobar...etc, etc...todos geniales dibujantes , que en muchas ocasiones no trabajaron en las mejores condiciones, y como vemos en la peli sobre Vazquez los creadores de los personajes no eran los propietarios de sus derechos, pero aun así crearon un mundo ,que en mi opinion, se echa de menos...
está bien que existan videojuegos, tablets ...pero ¿por que no podria eso convivir con tebeos con nuevos personajes en los quioscos?,creo que por ejemplo lo que hizo Berenguer en "Historias completas" era una buena forma de acceder a buen comic adulto a precio de tebeo, tú junto a Pons firmasteis la genial " Los amores de Juan Eclipse"...
Es cierto que imponia acercarse en los salones a esos autores míticos , pasar de leer cada dia sus tebeos a que te estuviesen firmando un autografo con un dibujo era un placer y uno se quedaba ahí embobado viendole dibujar, ademas si te presentabas con una libreta te hacian un dibujo igual aunque no hubieses comprado el album, hoy el asunto ha cambiado...
Llegé a trabajar en Ediciones B, pero ya no era lo mismo que Bruguera, y bueno, los tiempos cambian, pero no se puede evitar una sensación nostalgica al recordar todos esos tebeos llenos de personajes tan geniales como : Sir Tim O´theo, La Panda, Segis y Olivio, Zipi y Zape, Doña Lio Portapartes...etc
Afortunadamente aun los incombustibles Ibañez y Jan siguen trabajando...buen tema este de los tebeos
Saludos!
Hola, Frodo! Bueno, Melmoth ya se está poniendo las pilas y vos ya me dijiste que preparas nuevo material, así que dejaré a Mariví relajándose en su playa caribeña.
ResponderEliminar¡Condorito! Acá también se publicaba, recuerdo sobre todo al inquietante Huevoduro.
Por cierto ¿No dibujó Caloi una portada de los Redonditos en la que aparecían Clemente y Bartolo? No estoy seguro.
Una foto que ahora se ve un poco "Vintage"... yo estaba en puro éxtasis. Bueno eso del "trago", no se me ocurrió. Recurriré a vos para el próximo trabalenguas "Embarbussament" en catalán.
¡El viejo Chester creador de Rasca y Pica! Parece que Kirk Douglas -que puso su voz al personaje- estuvo bastante difícil en el estudio de doblaje ¡haberme elegido a mí que no soy conflictivo!
Silvina ya se puede considerar fichada como vos, Melmoth y Ribot.
Abrazos!
Borgo.
Hola, Ana! Pues sí, sólo habría faltado que en la foto se me viera uno de esos globos de pensamiento emergiendo de mi cabeza con el texto: "Años después esto lo contaré cuando se inventen los blogs".
ResponderEliminarSiempre me ha gustado mucho ese trabalenguas.
Bueno, lo del corazón es una "licencia romántica". Es curioso porque para algunos pueblos el hígado representa el valor. Durante la Primera Guerra Mundial el kaiser menospreciaba a los italianos a los que acusaba de "no tener hígado para el combate".
Saludos!
Borgo.
Hola, AMALIA! Yo creo que esos tebeos -como se llamaban entonces- que me proporcionaron tan buenos ratos en mi niñez se merecían un recuerdo-homenaje. Aún echo de menos a todos esos personajes y sus "¡Crash! ¡Paf! ¡Merluzo!..."
ResponderEliminarAbrazos!
Borgo.
¿Qué tal, Folk? Cómo echo de menos aquellos quioscos con aquellas portadas tan llamativas de la Colección Olé. Hasta recuerdo aquellos tebeos apaisados de El Jabato y Hazañas Bélicas.
ResponderEliminarMuy acertada la película "El gran Vázquez". El señor Bruguera se comportó como un Schlinder dando trabajo a represaliados (Como Escobar, antiguo funcionario de la República que pasó varios años en la cárcel) pero las condiciones eran muy injustas y no podían controlar su obra. Ibáñez no daba abasto y Sanchis, el creador de Pumby, era uno de sus "negros".
Pons y yo nos conocimos en Ediciones-B donde él colaboraba como guionista en la revista ¡¡Al Ataque!! de Alfonso Arús. Qué pena que no colaboráramos más, Pons quería hacer una novela gráfica: "La metamorfosis" de Kafka.
Ibáñez declaró hace poco en una entrevista que pensaba morir sobre la mesa de dibujo, como Winsor McKay, el creador de "Little Nemo".
Saludos!
Borgo.
Ya estoy muy seguro, Borgo, que te habrá hecho mucha ilusión hallar de nuevo ese tebeo con semejante dedicatoria: sin duda merecía un relato tan fantástico como el que nos presentas, poblado por nombres archiconocidos.
ResponderEliminar¿Sabes? en ocasiones añoro aquellos sábados por la mañana en que iba hasta el quiosco a buscar el Pumby, o El Jabato, o El Capitán Trueno, incluso las Hazañas Bélicas, ejemplares que guardé muchos años y un buen día desaparecieron en una "limpieza-razzia" y no quedó ni uno.
Un abrazo.
¡No se puede decir sino que esta entrada es deontología profesional pura de Tu Arte y Tu Vida!
ResponderEliminarNo me extraña que tengas lo de Ibáñez desde siempre¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Bien orgulloso que puedes estar y te lo mereces!!!!!!!!!! Cuestión Retórica : ¿Sabe El Maestro que eres un artista? Si no es así deberías hacérselo saber. Mortadelo Y Filemón fueron esenciales en Mi Vida [¡Existen también otros, pero por ahora me ciño a tu preciosa entrada de este día!]Requetebravo.🌿🌿🌿[¡Laureles para esta exposición que has hecho!]
¿Qué tal, Josep? Creo que había llegado el momento de publicar mi primera historieta-Bruguera. Bueno, la parte del sexo seguro que me la habrían censurado.
ResponderEliminarPumby... qué buenos era. Blanquita, el profesor Chivete... tenían ese punto loco de las publicaciones de Editorial Valenciana, la competidora de Bruguera, ¡un gato que adquiere superpoderes bebiendo zumo de naranja! todo muy fallero.
Ay, yo también he perdido muchos ejemplares con las mudanzas, también muchos Vampus y Rufus.
Abrazos, Josep!
Borgo.
Hola, Portoventolero! Ese fue uno de los días más destacados de mi infancia. Volví a encontrarme con Ibáñez en el Salón del Cómic de 1989 y le dije que me había convertido en dibujante. "Por eso no llegas a fin de mes", me dijo con su humor característico... además era cierto. Estuvo conmigo tan cercano y amable como años atrás, es una muy buena persona, y como artista no digamos...
ResponderEliminarAbrazos, amigo!
Borgo.
Nuestras primeras lecturas, la verdad. Todos ellos. La rue del Percebe,y los supermortadelos, me encantaba Sir Timoteo, la línea y lo British. Tambien leía Flash Gordon, el capitan trueno y Sigrid...y The Phantom, todo lo que leían mis hermanos...y había por casa cajas llenas.
ResponderEliminarQué guapete se te ve a esa edad, tan ilusionado, Miquel. Si es que la vocación empieza prontísimo. Somos lo que leemos, sin duda.
Saludos, Miquel.
Brillante relato y sentido homenaje, más que acertado a toda una época de esplendor de los grandes dibujantes del tebeo. Es una lástima que estén tan olvidados. Me sabe muy mal porque yo fui un niño de mucho tebeo. Mi auténtico colegio se llamaba Bruguera. Cifré, Conti, Escobar, Peñarroya, Enrich, Estivill, Gosset, Ibáñez, Nadal, Raf, Segura, Schmidt, Vázquez, Carlos y Luis Fresno, Jan, Joan March, Rovira… toditos ellos los tengo en un altar. Inolvidables y tú has tenido la delicadeza de hacerles un homenaje con guion técnico incluido.
ResponderEliminarSe te ve en la fotografía muy feliz. Yo llevé a mi hijo a que Ibáñez le dedicara un “Mortadelo” cuando era niño a una librería de Vilanova i la Geltrú. Es curioso; fijándome bien en esta fotografía veo al gran Ibáñez firmando junto a una cerveza. Cuando llevé a mi hijo, Ibáñez, ya era algo mayor y seguía teniendo una cerveza y un ducado entre los dedos al mismo tiempo que iba firmando tebeos a los niños dentro de una librería. Ahora esto sería inadmisible. Lo llevarían a la prisión, ahora que está tan de moda. En aquellos tiempos habían muchos personajes que fumaban, como Anacleto o Carioco. Y ya ni te hablo de Lucky Luke. El “Dumbo” de Walt Disney coge una cogorza del copón y ve elefantes rosas. El “Pinocho” de Disney bebe cerveza y fuma puros junto a su amigo Polilla en el Parque de atracciones. ¿Qué coño ha pasado, amigo Miquel? Si yo ahora soy un borracho no es por eso, sino porque es insoportable esta mierda de mundo.
Ay, los tres tristes tigres… el cielo está enladrillado y quién lo desenladrillará… supercalifrastilisticoespialidoso… los chiripitifláutiscos… los niños jugábamos siempre a los trabalenguas y nos hacía mucha gracia. Ahora con el móvil solo juegan con los emoticonos o quizá sean los emoticonos los que juegan con ellos. A mí me espantan esos emoticonos redondos y amarillos. Ya se empiezan a ver en las películas de terror a los psicópatas con un emoticono en la solapa de sus chaquetones. Por algo será.
¡Ostras! No soy yo demasiado de casquerías. ¡Hígado! Los niños de nuestra generación nos amenazaban con hacernos comer hígado si no nos portábamos bien. Y lo peor de todo: sesos de cordero. Mi madre era tan persuasiva que nos decía que si nos comíamos un cerebro de cordero también nos comíamos sus sueños, lo cual, en cierta manera, es cierto. ¿Te imaginas haberte comido el hígado de Charles Bukowski? ¡No hubiera hecho falta añadir vino blanco!
¡Un fuerte abrazo!
¿Qué tal, Abril? Me encantaba Sir Tim O´Theo de Raf. A este dibujante lo conocí en el Club Dhin -un centro de reunión de dibujantes que se creó en Barcelona-, allí pasé buenos ratos con los dibujantes de la Bruguera. Raf era muy simpático, decía que Sir Tim fue un personaje repescado de su "Sherlock Gómez" de los años 50-.
ResponderEliminarQué tiempos... También tenía una buena colección de álbumes, Tintin los de mi hermano, yo era más de Astérix.
Saludos!
Borgo.
Hola, Melmoth! En mi colegio había dos "tribus" definidas, los fans de Ibáñez y los de Vázquez. Yo además admiraba mucho a Conti, con su inconfundible trazo picassiano, y Peñarroya (amigo de mi padre, iban juntos a un club "boletaire") Raf, Cifré, Escobar... eran geniales.
ResponderEliminarMás que feliz allí estaba como extasiado. Cuando Ibáñez me dibujaba la dedicatoria me sentí levitar, quizá me alcé un palmo o dos. En esos tebeos todo dios fumaba, hasta los animales, como el loro de la familia Cebolleta. Y los hinchas que dibujaba Peñarroya ("Pepe el hincha") todos en el campo de fútbol con sus enormes habanos. De Peñarroya es también uno de mis personajes preferidos: Don Berrinche, siempre con su puro y un garrote con un clavo. Un antecedente de los hooligans.
El Arzobispo de Constantinopla lo quieren desarzobispoconstantinoplanizar... eso de los emoticones me ha recordado a aquel genial relato tuyo con aquel asesino en serie cuyas victimas aparecen con rostro de emoticono.
Eso viene a ser como los caníbales que creen que devorando a un guerrero enemigo adquieren su valor. Pensamientos de cordero... eso suena muy aburrido. La próxima vez que cocine hígado lo haré flameado con coñac y lo bautizaré "Hígado a la Bukowski".
Abrazos!
Borgo.
¡El gran Peñarroya! autor de Don Pío, el Gordito Relleno, Pepe el hincha, retratista de la tristeza de la clase media. ¿Sabías que tengo mi colección de tebeos y los atesoro como Gollum y el anillo único? Podríamos estar aquí hablando sin parar sobre el tebeo de posguerra; la cosa más maravillosa del mundo. No sabía que Peñarroya fue amigo de tu padre. Creo que esto es más trascendente y revelador que el caso del pardillo de Luke Skywalker con todo ese rollo culebronero de que su padre era Darth Vader. Peñarroya es el dibujante de la imposibilidad de ser feliz. Cuando Peña representa a la bondad, le sale el Gordito Relleno, y es una bondad que siempre mete la pata. Los amigos de Gordito Relleno se llaman Remigio, Feldespato, Percébez…, y son a menudo unos incautos que se fían de sus disparatados consejos. A uno de ellos le toca la lotería y Gordito Relleno le anima a que cante las cuarenta a su jefe, y el amigo acaba en el hospital. Gordito Relleno es de esta manera la buena suerte que anda perdida, deambulante, sin acabar de encontrar su sitio en el mundo. Gordito Relleno es un personaje itinerante, sin trabajo conocido, ni familia, a la manera de la doña Urraca de Jorge y de tantos otros solitarios del tebeo de posguerra. Peña inventó antes, en 1947, a Don Pío, que es la infelicidad de la clase media sin hijos, el desamparo del hombre un poco charlotesco tiranizado por su jefe y dominado por su esposa. Desde luego, todo lo opuesto a la familia Ulises, atribulada pero feliz y numerosa. El gran Peña dibuja la imposibilidad de ser bueno, lo quimérico de la buena suerte, y le sale el Gordito Relleno. El único adulto feliz del mundo de Peña en don Berrinche, un energúmeno que anda por la vida con un garrote atravesado por un clavo, como bien dices. Y Pepe el hincha fue y es la España plasmada en la brutalidad del fútbol. El autocar es a la vida cotidiana lo que el utilitarismo es a la familia Ulises. Cuando Peña dibuja un futbolista en el fondo de una viñeta, lo pone echando el bofe, porque el fútbol, en realidad, es el “À bout de soufflé· de Godard del español. En Pepe el hincha, sin ir más lejos, lo importante no es el fútbol, ni la oficina, ni los amigos de la oficina, sino esa falda tramada de la mujer que dice que espera en casa.
ResponderEliminarBarcelona es la ciudad de los cien mil tebeos. La Marvel no me dice nada. La verdadera historia, para mí, está en Bruguera. En esos tebeos viejos, en esos grandes dibujantes y creadores de personajes inolvidables en mi ya vieja memoria. Spiderman, Iron Man y todo eso no me dice absolutamente nada. Sin embargo adoro al loco Carioca, que no lo está. Don Óptimo y Don Pésimo, Apolonio Tarúguez y su secretario Celedonio, Aspirino y Colodión, Segis y Olivio, Facundo y el chino Lío, el capitán Barlovento, el caco Bonifacio, Carpanta el profesor Tragacanto, Agamenón, Domingón, Don Berrinche, Doña Tecla Bisturí, Ángel Siseñor… Toda Barcelona dentro de una viñeta. Ni Hollywood fue capaz de conmoverme tanto.
¡Un fuerte abrazo!
Un dato que he leido y no sabía es que Conti firmó como Pepe, los primeros guiones de las historias cortas de Superlopez...
ResponderEliminar
ResponderEliminarTe quedo genial mi amigo,
ese homenaje a los comics.
Besitos dulces
Siby
Hola, Melmoth! Un día acompañé a mi padre a ese club boletaire y allí estaba Peña que parecía uno de sus personajes: bigotillo, orondo, sonriente y con un sempiterno puro en la boca. ¡Me invitó a una horchata!
ResponderEliminarGordito es -como lo define el historietista Juan Antonio Ramirez- un personaje "Marginado" como Carpanta o Rompetechos, siempre marginados de su ambiente que a veces les es hostil. Me encanta el dibujo de Gordito con esa bola por nariz y esa curiosa chaqueta con pliege hacia arriba. Durante un tiempo le acompañaba otro marginado: Don Berrinche, el contrapunto del buenazo de Gordito, pero era el que solía salir mal parado.
Hoy he encontrado una tira de "La familia Churumbel" de Vázquez ¡una familia de gitanos que se dedican al timo y a robar gallinas! esos ería impensable en el cómic de hoy.
Abrazos!
Borgo.
Hola, Folk! Pues no me extraña porque Conti era un crak. Tenía una gran inventiva y a menudo otros dibujantes le pedían ayuda cuando se quedaban "atascados" y no sabían como acabar la historieta o necesitaban que les "prestara" un chiste. Murió en el 75 aún joven.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
¿Qué tal, Siby?
ResponderEliminarGracias, tenía muchas ganas de sacar un homenaje a esos tebeos-cómics de mi infancia con todo su repertorio de onomatopeyas y globos.
Besitos dulces y feliz semana.
Borgo.
¡Qué suerte que te firmara Ibáñez! Es uno de los grandes. Cuando viene a la Feria del libro de Madrid, la cola es interminable.
ResponderEliminarUn abrazo, Borgo.
Hola, Rocío!
ResponderEliminarPara mí fue un día inolvidable. Ibáñez era mi ídolo entonces.
Abrazos!
Borgo.
Qué homenaje más bonito! Conoces "El infierno del dibujante" de Kiko da Silva? Enseguida me ha venido a la cabeza.
ResponderEliminarPreparo muchas veces ese hígado encebollado. Recuerdo que mi madre siempre lo hacía empanado y era un soberano aburrimiento.
Besos.
¿Qué tal, Nury? ¡Sí! me gustó mucho ese libro (vaya faena, hacer un cómic y descubrir que se te han adelantado) me gusta mucho el trazo de da Silva, como casi todo lo que publica Dibbuks, buena editorial.
ResponderEliminarA mí ese hígado me gusta con mucha cebolla y mucho perejil. Qué bueno...
Besos, Nury!
Borgo.
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