Alfa no había vuelto a aquel merendero desde que era una
niña pero aún recordaba el pozo medio cubierto de vegetación con el letrero Pide un deseo pintado en una roca. Al
dejar caer la moneda se acercó lo suficiente para ver los resplandores
circulares de algunas monedas allá en lo hondo.
Regresó a la mesa del merendero donde la aguardaba Romeo,
por su expresión supo que se avecinaban problemas.
-Vaya forma de tirar el dinero –dijo dejando caer con
estruendo la mochila sobre la mesa-. ¿Qué has pedido?
-Si se dice, no se cumple el deseo –respondió Alfa. Había
deseado que Romeo no discutiera más con ella.
Alfa tiró de las correas de la mochila y empezó a sacar los
recipientes con la comida. Entonces se dio cuenta de la peculiaridad de aquella
mesa demasiado limpia para estar al aire libre. Parecía la mesa de un café más
que la de un merendero.
-Tendremos que comer con los dedos –dijo Alfa con un hilo de
voz-. Olvidé los platos y los cubiertos.
-¡Maldita sea! ¡Cómo quieres que comamos la ensaladilla! ¿Con
los dedos?
-Estoy sorprendida… -dijo Alfa. Ahora recordaba que Romeo le
había estado gritando por alguna nimiedad cuando llenaba la mochila y eso la
alteró. “Ese hombre me saca de quicio” –pensó.
Romeo iba a decir algo pero se detuvo al notar que alguien
se aproximaba. Nunca discutía delante de extraños. Se acercaban dos mujeres
vestidas enteramente de negro que venían de la zona más espesa del bosque,
donde estaba el pozo. Eran idénticas, pálidas y muy delgadas. Una de ellas
llevaba platos y cubiertos. En silencio la otra abrió los tuppers de comida y
sirvió los escalopes y la ensaladilla de remolacha en los platos. Alfa advirtió
que la vajilla era de porcelana.
-Debe ser algún tipo de promoción – opinó Romeo.
Apareció una tercera camarera con una botella de vino ya
descorchada. Llenó el vaso de Romeo sin que nadie se lo indicase. Alfa señaló
el suyo con un índice.
-Sólo un par de dedos, por favor. He de conducir.
Alfa probó el vino que era extrañamente áspero. Al volverse
para escupirlo sobre la hierba advirtió que las camareras tenían los pies
desnudos.
-Mira que eres vulgar –murmuró Romeo apurando su vaso.
Lo que Alfa estaba viendo ahora incrementaba su confusión: los pies de las camareras parecían ramas con hojas y tierra apretujada entre los largos nudillos de sus dedos. Se volvió hacia Romeo que parecía estar observando absorto, como narcotizado, el dibujo rojizo que la ensaladilla de remolacha había dejado en el plato. Sus ojos se pusieron blancos mientras se dejaba caer desvanecido sobre la mesa que ahora se veía extrañamente desvencijada, como un montón de leña seca.
Las camareras, sonrientes, se situaron detrás de Romeo. Alfa,
como respondiendo a alguna señal convenida, se dirigió hacia el camino
forestal. Caminaba despacio pero pronto empezó a correr. Los árboles se
separaban ante ella mientras se dirigía apresuradamente en dirección al coche.
Las delgadas figuras negras descubrieron sus fauces y unas
garras rojas como metal fundido que se clavaron en la garganta de Romeo.
Deseo cumplido. Ya no volverían a discutir jamás.
FIN
Otro descubrimiento del profesor Sibelius, de ésta le dan el Nobel.
¡Vuelve Melmoth con sus relatos de Perdidos, Extraños y Desconocidos!Un Desconocido tenía una certeza: nunca se va a ninguna parte. Por eso jamás se movió del sofá. Pero con los años se iba sintiendo más extranjero.
***
“Cuando uno busca a alguien no aparece hasta que se deja de
buscarlo y, cuando aparece, ya no nos interesa”, se decía un Perdido que
apareció de repente ante un Extraño, ya, completamente aburrido y desinteresado
de esa aparición.
Poner a hervir agua con un poco de aceite y sal en un cazo. Cuando rompa a hervir apartar del fuego y añadir 250gr. (1 vaso) de sémola. Remover con un tenedor para que quede suelta.
En una cazuela poner a cocer (en caldo, mejor que con agua) porciones de pollo y cordero cortadas pequeñas con calabacín y zanahorias. Si tenéis vaporera mejor cocer la carne en la cazuela y las verduras aparte en la vaporera para que se vayan cociendo con el calor de la cocción. Añadir unos garbanzos cocidos.
Siempre he tenido muy en cuenta eso de "haz atención a lo que deseas"... no sea cuestión de que se te cumpla. Me ha hecho sonreír la elección de los nombres y los colores que has elegido para el relato... muy buenas.
ResponderEliminarYa sabes, la receta la paso de largo, que si una te sigue el ritmo deberás incluir rutinas de cardio-fitness en el blog!!!
Besos y buen fin de semana.
El desear algo muchas veces puede ser más complicado que divertido. Ella no le quería muerto simplemente que cambiara, pero ...zas se lo llevó la musaraña jaja. Los chistes como siempre tiene ese humor que te hace pensar y eso a veces es interesante. La receta demasiado para mi ..mejor me quedo con el cocido esa masa del cucus no me hace ni pizca de gracia,pero desde luego lo has explicado divinamente. Un abrazo y espero que te me cuides.
ResponderEliminarJajaja. Que par de nombres.
ResponderEliminarMe da la sensación de que a Alfa se le cumplió el deseo, no opuso demasiada resistencia, no presentó queja a alguna a lo que le pasó a Romeo.
Cuando las camareras, de negro, resultaron ser tres comencé a recordar a las novias de Drácula.
Buena historia.
Los deseos siempre esconden alguna trampa, lo sabía Aladdín, lo sabía Maradona, lo sabía el personaje de "La piel de Zappa".
ResponderEliminarMe ha llamado la atención que hay dos tríos en esta entrada. Para la mitología siempre las desgracia venían de a tres: Parcas, Moiras, el juicio de Paris...
En el caso de los personajes de Melmoth todo se vuelve aún más paradójico. ¡Hola Melmoth! ¿Cómo anda todo por ahí? Un gusto tenerte de nuevo.
Voy a utilizar el método empírico para ver si el Profesor Sibelius merece o no el Nobel.
Creo que me gustará el Cus Cús, en la foto de Silvina se ve tan delicioso como sano.
Buenas ilustraciones, Borgo.
Te he enviado un chiste, sigo pensando algún otro. A veces caen como cascada, otras veces se resisten a materializarse, con uñas y dientes
Abrazos, amigo!
PD: Me acabo de dar cuenta que puse Zappa así con doble "p", me traicionó el inconsciente y las ganas de escuchar un disco del gran Frank jajaja
ResponderEliminarEl estilo de tus relatos me recuerda al de las novelas de Gonzalo Suárez. ¿Has leído "El roedor de Fortimbrás"?
ResponderEliminarSaludos.
Esas fuentes de los deseos son maravillosas.
ResponderEliminarMe ha encantado Sibelius.
Saludos.
un buen relato de terror el del pozo de los deseos, hasta terminé visualizando la escena. tal parece que de los pozos, si no sale un ente femenino gateando, a algunas se les da por formular deseos. ¡mujeres! jajaja.
ResponderEliminarun abrazo.
Qué bueno el relato, Alfa Romeo... jajajaja
ResponderEliminarQué entrada más chula, y tus dibujillos. Muchos besos, Borgo.
Muy bueno el relato y las ilustraciones son geniales. Esto de tener la oportunidad de poder pedir un, dos o tres deseos, ya sea a través de un geniecillo surgido de una botella, lámpara maravillosa, pozo o demonios alados, nos ha traídos siempre de cabeza, porque todavía no hemos perdido la costumbre en nuestras conversaciones de decirnos: “Ay, si pudiera pedir un deseo o tres, pediría…”. O cuando deseamos que nos toque la lotería o la primitiva; siempre imaginamos lo que haríamos con nuestra vida. Sí es cierto que, en la mayoría de los casos, ya sea en la literatura o en el cine, casi siempre la cosa sale mal o vemos resultados irrisorios. ¿Por qué? ¿Es que la ficción no tiene derecho a que la gente que pide deseos sean concedidos con buenos resultados? Pero entiendo que sería muy aburrido si fuese así.
ResponderEliminarEn “Las mil y una noches” hay un delicioso cuento sobre el rey Suleimán (Salomón) que aprisiona a un genio dentro de una botella de cobre y lo arroja al fondo del mar. El genio jura hacer rico a quien lo libere. Pasan cien años. El genio jura que convertirá a su liberador en dueño y señor de todos los tesoros del mundo. Nada sucede en los cien años siguientes. El genio jura entonces que cumplirá tres deseos, cualesquiera que sean, formulados por quien lo libere. Nada. Pasan los siglos. El genio hace entonces juramento de matar a quien le devuelva la libertad.
De todas las veces que he leído este cuento solo en la última lectura he considerado por primera vez que esta historia presenta un hallazgo psicológico, verosímil y sorprendente al mismo tiempo.
También es excelente el relato “La pata de mono”, de W. W. Jacobs. Y el cuento de Richard Matheson “Botón, botón”. Nuestro admirado Robert Sheckley tiene otro que es descojonante. Por suerte, hay muchas historias sobre deseos concedidos por entes extraños y en lugares inusitados. Aquí tienes una a ver si te gusta:
Un puto geniecillo de color verde moco concede tres deseos a una pareja de campesinos muy pobres:
- ¡Quisiera un espléndido salchichón! - exclama la mujer.
Y he aquí que el salchichón surge ante sus ojos, provocando la ira del marido.
- ¿Estás loca? ¡Batracia! Derrochas así uno de los deseos. ¡Ojalá que el salchichón cuelgue para siempre de tu nariz!
Y he aquí que cuelga de la nariz de la mujer, de la que sólo el tercer deseo podrá liberarla.
Amigo Miquel, cada deseo es derrochado para remediar en el último momento la imprudencia del anterior.
Lo del profesor Sibelius da también tema y anécdotas para rato.
¡Hola Frodo! ¿Cómo van las argentinadas por Argentina?
¡Un fuerte abrazo a los dos!
La verdad que no sé para qué gastó una moneda, yo directamente hubiese tirado a Romeo por el pozo y con la moneda me hubiese ido a tomar una cervecita, no dejes en manos del destino lo que puedes hacer tú mismo (y esto no es apología del asesinato eh? porque siempre hay por ahí gente a la que le gusta sacar punta a todo jajajajajajajajajaj)
ResponderEliminarMuy buen relato, más que nada porque el final me gustó mucho, Como decía Hannibal en el equipo A..." Me encanta que los planes salgan bien" jijiji
En cuanto a la receta yo esta vez voy a pasar, porque el cus cus no me gusta y el cordero menos aún, del cordero no soporto ni el olor y mira que le he dado oportunidades preparado de muchas maneras, hasta las famosas chuletillas de lechal a la brasa con sarmientos, pues ni así, es algo que me supera, me revuelve el estómago :(
Buena entrada, señor Borgo. Eché en falta el chiste del amigo Frodo jijiji
Besos, Miquel
Creo que había formas más civilizadas de solucionar el problema... pero, como bien dices, cuando deseas algo nunca obtienes exactamente lo que querías, el diablo se divierte en los detalles :)
ResponderEliminarHola, Alma! Siempre me ha intrigado ese proverbio de "Cuidado con lo que deseas" que se atribuye a Confucio, nada menos.
ResponderEliminarHa sido el primer cus cús que hago y claro, tenía ganas de compartirlo. ¿No te animas a incluir recetas en tu blog tú que eres tan buena cocinera?
Gracias, me encanta que te haya gustado el relato.
Besos y que tengas muy buen finde.
Borgo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola, Campirela! Es que los pozos de los deseos no están para muchas sutilezas, son más de soluciones a la brava aunque el montaje de las tres camareras no queda mal.
ResponderEliminarPues así es el cus cús, como un cocido en el que se echa de todo (carne, pollo, legumbres) más la sémola. Mi siguiente paso es el típico cocido madrileño, otro plato que no he hecho nunca.
Abrazos y cuídate mucho, Campi!
Borgo.
Hola, Demiurgo! Me ha servido de inspiración el coche, un Alfa Romeo, de un amigo.
ResponderEliminarAl fin y al cabo el deseo de Alfa se cumplió, no creo que Romeo vuelva a discutir con ella después del ataque de las camareras-vampiro. Más le vale que les haya dejado propina.
¡Las novias de Drácula! Wandesa, Darvulla y Mircalla... un trío inolvidable.
Saludos, Demiurgo!
Borgo.
Hola, Frodo! Siempre me pregunto porque cuando a uno se le aparece un genio de los tres deseos no pide que aparezcan tres genios más y así pedir otros seis deseos de suplemento. En la piel de zapa además ese artilugio mágico se va quedando sin batería.
ResponderEliminarAnda, pues es verdad lo de los tríos. En la cultura medieval cristiana es un número perfecto. Simboliza el movimiento continuo y la perfección de lo acabado. También se puede incluir las tres brujas de Macbeth.
Melmoth vuelve bien cargado de pilas y el profesor Sibelius está cada día más fino.
Me gusta mucho el cus cús. Yo lo descubrí en mi colimba en Ceuta (Norte de África) es muy sencillo de preparar.
Ya he visto tu chiste ¡muy bueno! aparecerá en mi próxima entrada.
Abrazos, Frodo y gracias por visitarme.
Borgo.
¡Hola, Frodo! Já, já... pues se me pasó por alto lo de la doble "P". En el libro que tengo yo del cuento hay una aclaración: "Zapa: piel de cuero trabajada". Yo también me he quedado ahora con ganas de volver a oír el álbum "Waka Zawaka".
ResponderEliminarBorgo.
Hola, Cinefilia! ¡Sí! Sí que he leído "El roedor de Fortinbras" que encontré en una librería de viejo. Me encanta la escena de la partida de póker, y comparto esa afición por los nombres raros de los personajes (Daniel Dos) Por cierto que hace años acompañé a un amigo fotógrafo a la estación de Canfranc buscando localizaciones para una película con guión de Gonzalo Suárez sobre el encuentro entre Franco y Hitler en Hendaya, al final no se rodó.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Hace tanto tiempo que no me encuentro con un pozo de los deseos que si lo hiciera ahora mismo estoy segura de que ante la falta de práctica en vez de arrojar una moneda tiraría el móvil o algo así. Como cuando se tira la cucharilla y se echa el vaso del yogurt en el fregadero.
ResponderEliminar***
En mi caso, por el contrario, considero casa allá donde está mi sofá favorito para dormir las siestas. Hay muchos parecidos, pero ninguno igual.
Y sí, la vida parece ser eso que pasa mientras buscas a alguien que no te busca a ti y viceversa
***
Ea, ya me has solucionado la comida de hoy.
Besos con sémola
Hola, Macondo! A mí también me encantan esas fuentes. Las eché de menos en mi última visita al Parque de la Ciutadella, menos chiringuitos de bebidas -caras- y más fuentes de los deseos me habría gustado ver.
ResponderEliminarSibelius está ingenioso, le sienta bien el nuevo año.
Saludos, Macondo!
Borgo.
Lo de "Había deseado que Romeo no discutiera más con ella." justo después de que el otro le recrimine tirar así el dinero me ha hecho mucha gracia.
ResponderEliminarAy, estas separaciones o divorcios tan fantásticos y sangrientos que propones para evitar juzgados. Pozo de los deseos y solícitas camareras ;-)
Saludos.
Hola, DRACO! Uf, supongo que te refieres a la famosa escena de la mujer que sale de un pozo en "The Ring". Mira que he visto escenas terroríficas en el cine pero esa me provocó pesadillas aquella noche.
ResponderEliminarLa protagonista se ha quedado tranquila, no podrá decir aquello de "Mi gozo en un pozo".
Saludos!
Borgo.
Me alegra visitarte y disfrutar de estos relatos tan ingeniosos y buenos.
ResponderEliminarY, por supuesto, de tus recetas.
Un abrazo. Feliz comienzo de semana.
Hola, Borgo:
ResponderEliminarMe ha encantado ese relato de una excursión campestre que empiezan dos y acaba una y me ha sorprendido el final, porque conforme iba leyendo imaginaba que el pozo se convertía en un agujero negro, pero veo que ha sido un finiquito alimenticio: al menos el tipo ha servido de algo...
El récord de Sibelius me lo apunto para la próxima intentona.... jajaja
Un abrazo.
Hola, Clementine! Me alegra mucho que te haya gustado y más aún que me sigas visitando, mi seguidora más veterana.
ResponderEliminarMuchos besos y que tengas una muy feliz semana.
Borgo.
¿Qué tal, Melmoth? Lo que me intriga es ¿porqué siempre tres deseos en lugar de uno, dos o cincuenta? ¿Y porque con el primer deseo no pedir que aparezcan diez genios más para que me concedan treinta deseos? No conocía ese cuento de "Las mil y unas noches" yo me lo pensaría antes de liberar a un genio que se ha pasado cientos de años atrapado en una botella, ese genio debe tener muy mal idem.
ResponderEliminarLo de la pata de mono demuestra que conseguir esos deseos puede salirte muy caro, como el relato de Matheson. Topor tiene un cuento muy divertido "Un hada diferente" que le pide al protagonista mil francos antes de cada deseo y tres mil de suplemento si lo que pide es el amor eterno.
Muy bueno lo del geniecillo verde moco y el salchichón. ¿No crees que podría salir un buen cuento de esto? Muy cierto lo del deseo que intenta remediar el error del anterior.
Envío abrazos de tu parte a Sibelius y Frodo. A ver cuando se animan a juntar sus respectivos talentos para una colaboración.
Abrazos, Melmoth!
Borgo.
¿Qué tal, Prozac? Pues sí, Romeo al pozo y a tomar una cervecita en un chiringuito del bosque, buena solución, aunque se pierde la aparición de esas camareras tan inquietantes y el cuento colorín, colorado- se habría acabado enseguida. Me alegra que te haya gustado el relato.
ResponderEliminarPuedes hacer el cus cús con verduras o pollo prescindiendo del cordero, pero si tampoco te gusta la sémola... sería como hacer paella para alguien a quien no le gusta el arroz.
Muy pronto vuelve Frodo con las pilas recargadas.
Besos, Prozac y gracias por visitarme!
Borgo.
Hola, Beauséant! Me temo que hace falta algo más que una moneda cuando se tiene una pareja insufrible como Romeo. ¿Has leído "La pata de mono" de W.P. Jacobs? allí se ve que pedir un deseo tiene sus riesgos.
ResponderEliminarSaludos.
Borgo.
Hola A du outro lado! Yo eché una moneda en la Fontana di Trevi en Roma, donde es tradición pedir un deseo. Poco después un hombre bien vestido (no parecía un mendigo) recogió la moneda de la fuente y se la guardó. ¿Se llevaría el deseo con él? porque no se cumplió.
ResponderEliminar...o la vida es eso que pasa mientras haces planes, como decía John Lennon.
Que disfrutes el cus cús. Besos con mucha sémola y harisa!
Borgo.
¿Qué tal, David? Al principio parecía que lo del pozo no funcionaba y ya ves. Desde luego una simple moneda es una solución mucho más barata que un divorcio con abogados por medio. ¡Y con camareras draculinas que te ofrecen vino gratis!
ResponderEliminarSaludos, David!
Borgo.
Hola, AMALIA! Y a mí me alegra, y mucho, que me visites. Ya sabes, aquí encontrarás relatos y recetas ¿te gusta el cus cús? es mucho más fácil de preparar de lo que creía.
ResponderEliminarAbrazos y que tengas una muy feliz semana.
Borgo.
Hola, Josep! "Dos entran, uno sale" como en aquella Cúpula del Trueno de Mad-Max-3 (ambientada por cierto en el 2021) si es que no hay que aceptar vino de desconocidos, sobre todo si aparecen misteriosamente del interior del bosque.
ResponderEliminar¡Muy bien! hay que comprobar los experimentos del profesor Sibelius antes de que le den el Nobel.
Abrazos, Josep!
Borgo.
Hola Miquel, no es conveniente tentar al destino, mira por donde ahora ya nunca más discutirán, es que el vino no siempre es saludable je je je Entretenida la historia y los nombre de sus protagonistas son geniales.
ResponderEliminarEl doctor Sibelius siempre con sus enseñanzas, en este caso mejor no ponerlas en practicas.
Gracioso el relato de Melmoth de perdidos y desaparecidos, el caso es que en parte tiene razón.
En este caso la receta no tomo nota porque no me gusta el cucús.
Un abrazo
Puri
Hola Miquel, yo también soy de las que tiraría la moneda en vez de refunfuñar como lo hizo Romeo, y ya ves de qué le valió a él jajaja bueno, un poco drástico el desenlace, no te voy a decir que le deseara tanto mal al Romeo ese pero desde luego con ese humor más que pedir no discutir más, yo creo que en realidad, Alfa, debió pedir, perderlo de vista...y vaya si lo logró.
ResponderEliminarEl Dr, Sibelius tantea de cerca ese Nobel, un día de estos caerá, estoy segura.
Los chistes me gustan porque dan que pensar :))
No soy de cuscus, esta vez solo te digo que buen provecho, pero gracias por la receta.
Un besote.
Hola, Dulcinea! De una forma o de otra ese pozo de los deseos cumple lo que se le pide, aunque es algo expeditivo.
ResponderEliminarSibelius ya está preparando su tesis sobre los secadores de manos, pronto dará una conferencia.
Me encantan esos personajes de Melmoth, siempre encontrándose y desencontrándose.
Uf, en ese caso no viajes a Argelia, en el hotel donde estuve había cus cús día sí y otro también.
Abrazos, Puri!
Borgo.
¿Qué tal, Carmela? Yo creo que ese pozo era psicoanalista (debía ser un pozo argentino) y sabía interpretar el subconsciente de os que echan monedas a su guarida. "Que se pierda Romeo de mi vista" quiso decir Alfa y el pozo lo cumplió a rajatabla.
ResponderEliminarEl doctor Sibelius es un crak, ese resuelve la pandemia en un fin de semana.
Me alegra que te gusten los chistes. A mi no me gustaba mucho el cus cús hasta que un día me reconcilié en París con un delicioso cus cús argelino con caldo y harisa, ese condimento picante.
Besotes, Carmela!
Borgo.
A la noche con tranquilidad visitaré tu blog.
ResponderEliminarUn placer, gracias.
Inquietantes siempre tus relatos y expeditivos. ¿ Para q meterse en abogados..? Unas vampirellas y asunto resuelto 😅
ResponderEliminarSiempre nos sorprendes, Miquel.
Un abrazo
Hola, Verónica y muy bienvenida a Borgo!
ResponderEliminarMuy bien, te agradezco que me visites, todo un placer.
Saludos!
Borgo.
Hola, Abril! Esos pozos de los deseos serían la ruina de los abogados. Las vampiras se ocupan del caso y no cobran comisión, además te invitan a vino aunque Alfa no lo encontró muy bueno.
ResponderEliminarAbrazos, Abril y me alegra verte de nuevo por aquí.
Cuídate mucho!
Borgo.
Muy cierta esa frase. No sea que se hagan realidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Miquel !!! Muy buen post, estás que te sales !!!
ResponderEliminarBuenísimo ese relato vampírico. Esas vampiras me encantan: flacas, pálidas, cadavéricas, y además van descalzas, algo muy sensual. Me puedo hasta imaginar hasta sus pies: pálidos, fríos y huesudos. Esas vampiras hicieron una gran labor, sin duda.
Recibí tu mail, luego te contesto, gracias !!!
Cuídate, y un abrazo, amigo Borgo !!!
Miquel, el relato es estremecedor. Los deseos se cumplen o todo llega. Hay que tener fe. Muy bien por Alfa. Ahora me río de Alfa Romeo, jaja. Me acabo de dar cuenta.
ResponderEliminarBien por ese deseo! Y muy bien invertida la moneda.
Con esto de lavarnos las manos tantas veces, ya se puede hacer un estudio de los diferentes jabones, o geles de alcohol.....
Como te gusta viajar por el mundo en tu menú.
Saludos
Hola, Rocío! Eso de "Ten cuidado con lo que deseas..." es curioso porque se atribuye a Confucio y a Oscar Wilde nada menos. Creo que es verdad, hay que tener cuidado con quien haces tratos.
ResponderEliminarAbrazos, Rocío!
Borgo.
Hola, Shaun! Muchas gracias, me alegra que te haya gustado.
ResponderEliminarMenudas vampiras salen de ese pozo aunque esos pies... como raíces de árbol y cubiertos de hojas, no me las imagino llevando zapatos de tacón, pero seguro que serían fríos y huesudos.
Cuídate y abrazos, Shaun!
Hasta luego, amigo.
Borgo.
Hola, Karin! Me pareció que un pozo de los deseos y unas vampiras camareras surgiendo de lo más profundo del bosque eran una buena combinación; y además el deseo se cumple.
ResponderEliminarPuede que mis próximos personajes se llamen Opel y Corsa.
Está bien poner recetas exóticas de vez en cuando, ahora estoy con la cocina de Oriente Medio: humus, berenjenas rellenas... pronto publicaré más recetas.
¡Saludos, Karin y sigue publicando más fotos!
Borgo.
Conozco bien el sabor que estás por explorar. Seguro que te vas a enganchar con la comida del medio oriente. Un consejo: compra baharat, se vende en el corte inglés. Y es imprescindible para condimentar la carne y el pollo.
EliminarCualquier duda, ya sabes dónde estoy.🌝
Hoy el primer relato es tan bueno que no pude leer más, tuve que venir directo acá a comentártelo para no olvidar esa sensación. Excelente! Y hay que tener cuidado con lo que se pide o como se lo pide... abrazo, te pasaste hoy crack...
ResponderEliminar¿Qué tal, JLO? Gracias, sabés que me importa tu opinión y me encanta que te haya gustado el relato. Siempre hay que tener cuidado con lo que se pide... sobre todo si se cumple. Mirá lo que le pasó al protagonista del clásico "La pata de mono" o "La piel de zapa" que me comentaba Frodo.
ResponderEliminarAbrazos!
Borgo.
Miquel !!! No, desde luego que no me imagino a esas vampiras usando zapatos de tacón (ni a ninguna chupasangre en general), lo mismo que tampoco me las imagino perfumadas, ni con aliento fresco y seductor.
ResponderEliminarYa te respondí al mail, espero tu respuesta.
Un abrazo, amigo Borgo.
Hola, Shaun! No, esas vampiras son como las de las películas de Jess Franco, van descalzas y tienen un aliento de lo más repulsivo.
ResponderEliminarAhora paso con mucho gusto a leer tu mail.
Gracias y abrazos, amigo!
Borgo.
¿Cómo estás, Karin? Siempre me ha gustado esa cocina: el humus, las berenjenas rellenas, el tajin, el taboulé...
ResponderEliminarUna vez probé el baharat. Recuerdo que sabía a cúrcuma, cilantro y otras especias. Seguro que lo compro en una tienda halad del casco viejo.
Gracias, Karin! Cuento con tu ayuda.
Borgo.
Y me pregunto qué habrá deseado para ese desenlace tan fatal? Mal acaba lo que mal empieza jaja.
ResponderEliminarOtra receta con pintaza. Me está entrando un hambre que no veas.
Un abrazo.