Citizen se despierta bruscamente con la intuición de que
algo no va bien. El despertador está detenido en las tres y media. Salta de la
cama y se viste apresuradamente, recuerda cómo se puso su jefa la última vez
que llegó tarde al trabajo y no quiere repetir la experiencia.
Sale a la calle y Citizen se palpa los bolsillos: llaves,
cartera… el móvil y el reloj de pulsera se han quedado en la mesilla. Sólo
están abiertos los negocios más madrugadores –kiosco, panadería-… y no se ve a
nadie por la calle. Buena señal pero ya se oyen algunas persianas metálicas. Recuerda
que no tiene reloj. ¿Qué hora será? Citizen ve acercarse un transeúnte de
aspecto distinguido.
-¿Tiene hora, por favor?
-¿Qué le dé la hora? Ay, joven… hoy no se da nada por nada,
sería mendicidad pública. ¡Y la hora que yo tengo, nada menos! Me presento: soy
Cronos, el dios del tiempo, pero me cae usted bien, Citizen. ¿Qué cómo sé su
nombre? Ya le he dicho que soy un dios. Le daré la hora por un euro.
Citizen se ha dejado también el monedero, pero hurgando en
los bolsillos encuentra unas monedas.
-Sólo tengo sesenta céntimos.
-Bueno, pues hagamos una rebajita… -Cronos coge las monedas
de Citizen y consulta su reloj-:
Son las ocho y
cuarenta -. Y dicho esto se desvanece en un santiamén.
“Ah, pues es temprano”, se dice Citizen. Ahora camina
tranquilo, dejando que pase el tiempo. Da un rodeo por el parque, la mañana es
soleada y agradable.
Cuando Citizen llega al sex-shop donde trabaja, la jefa lo
está esperando con mirada furiosa. Su aspecto es imponente. Las anchísimas caderas
luchan contra las costuras de su falda. Tiene unos pechos enormes y el cuello
muy corto por lo que parece que lleve la cabeza en bandeja. Grita:
-¡Citi! ¡Has llegado casi una hora tarde!!! –y señala un
reloj de pared digital.
Citizen comprende lo de la rebajita: 40 céntimos menos = 40
minutos menos. Menudo, ese Cronos. Balbucea: “Eeer… Cronos. El dios. La hora…”
-¡Déjate de historias! –la jefa se dirige a la sección de
sado-maso y agarra un látigo de cuero que hace restallar-. ¡Tira hacia el Dark
Room! ¡Y vete quitando la ropa!
Mientras se desnuda, Citizen recuerda lo que suele decir su
padre: “Nadie da duros por cuatro pesetas, chaval.”
FIN
CURIOSO CARTEL
Cartel del metro parisino advirtiendo a los pasajeros que es peligroso entrar en el vagón cuando suena la señal acústica. Vale, pero... ¿qué pinta un conejo aquí?
De momento he acabado mis decorados para la obra "No te bebas el agua". Éste es el último, un suburbio neoyorquino. Ahora estamos buscando local.
Y pasamos a mis dos geniales colaboradores:
RIBOT
MELMOTH
LA GRUA IMPLACABLE
1-Un hombre estaciona su automóvil en un parking.
Se dirige a la máquina para extraer el ticket, y cuando vuelve a su coche para
depositarlo en el parabrisas le da un infarto y cae, justamente en el centro de
un aparcamiento vacío. El ticket se le queda justamente en el pecho. El
vigilante del parking mira el cadáver como un coche más, y comprueba que el ticket
sea válido. Sigue haciendo la ronda controlando la larga fila de coches
estacionados. Cuando vuelve a pasar delante del fiambre, comprueba que el ticket
ya ha caducado. Le pone una multa sobre el pecho y sigue su ronda. Unos
individuos ya han robado el coche del muerto por encontrarlo con las puertas
abiertas. El guardia vuelve a pasar. Se detiene delante del cuerpo y llama por
teléfono a una grúa. Aparece al instante. Enganchan el cuerpo con unas correas
y se lo llevan arrastras.
Me ha encantado tu relato de Citizen y Cronos. Muy bueno, muy bueno.
ResponderEliminarTu relato de Citizen (me chifla el nombre) es una genialidad, jajaja... y me encantan tus dibujillos y el resto de entrada. ¡Muy Feliz verano, Miquel! Muchos besos, Borgo.
ResponderEliminarEstá claro que Cronos es malvado, lo cuentan los mitos.
ResponderEliminarTal vez le sea más lucrativo recibir dinero que ser idolatrado. Pero le dijo una hora inexacta. Sospecho que, además, adelantó las horas.
¡Que tal malo es enojar a esa jefa?
Bien el cuento del estacionamiento.
Saludos
Buenísimo el relato!!!!.
ResponderEliminarLos dibujos son admirables.
Te deseo un feliz mes de Julio.
Un abrazo.
Me ha gustado mucho el relato de Cronos y el decorado neoyorkino ;)
ResponderEliminarRespecto al cartel francés, a lo mejor realmente va dirigido a conejos. Yo tampoco creía que los animales viajasen en tren hasta que vi este gif:
http://i.imgur.com/OTAc4Zb.gif
Saludos ;)
Que buena las dos historias , desde luego el crono es un poco malo ..vamos que es un miserias jajajaj ..y el vigilante por dios que poco corazón ...pero me han encantado las dos , ambas con una carga muy buena de imaginación ..así pues mi aplauso para ambos ..Un fuerte abrazo chicos y por cierto muy buenos tus cuadros suerte con ellos .
ResponderEliminarLa originalidad que no falte.
ResponderEliminarGracias.
Muy bueno el relato. El rácano dios Cronos. El tiempo siempre ha sido un avaro. El tiempo siempre es miserable. Nadie tiene nunca tiempo para nada, sólo hay que correr y ya está. Citizen, en su tiempo, era una buena marca de reloj. Recuerdo aquellos relojeros dickensianos que no se quitaban nunca la lupa del ojo para arreglar aquellos pequeños mecanismos que nadie entendía. Incluso ni se lo quitaban cuando hablaban con los clientes. Hoy seguimos sin saber qué es el tiempo; ese absurdo tiempo humano. Y qué bonitas eran aquellas relojerías de cuyos letreros eran grandes relojes que no funcionaban y pendían de una cadena. Luego vinieron los Casio de plástico negro con aquellas pilas que contaminaban tanto. Cronos mandó cerrar esos mágicos lugares llenos de relojes de cuco y puso en su lugar el bazar chino: concesionario oficial de Casio. Ahora todo el mundo mira la hora en el móvil y ahí se quedan para aprovechar lo que les dicen en Facebook o Instagram. Es normal que el señor Citizen acabe en un cuarto para que le den unos cuántos latigazos. La tía no está mal del todo. Mira, soy así de morboso.
ResponderEliminarSiempre me ha fascinado el mundo de los relojes y el tiempo. Me encanta ese conejo blanco que tiene prisa y mira constantemente su gran reloj de cadenón. Alicia lo sigue y… ¿No te parece que el miedo a perder el tiempo nos oprime y nos hace perder la vida? ¿No te parece que el corazón del reloj no late al mismo ritmo que el corazón humano? Creo que el reloj siempre está dando una hora absurda que es la verdadera, pero nadie quiere enterarse. Recuerdo lo que dijo el gran Peter Lorre en aquella extraña película de John Huston “La burla del diablo”: “¡Tiempo! ¡Tiempo! ¿Qué es el tiempo? Los suizos lo fabrican. Los franceses lo atesoran. Los italianos lo pierden. Los americanos dicen que es oro. Los hindúes que no existe. Y ya sabéis lo que yo digo; que el tiempo es un canalla”.
Antes te he mencionado ese famoso conejo para llegar a tu consternación sobre ese cartel del metro de París. Creo que es cosa de Cronos. Nos ve de esa manera, o somos de esa manera. Toda esa gente corriendo todo el día para al final, seguir corriendo hacia su madriguera. Luego se encuentran con la familia, la tele puesta, facturas por abrir, Internet, etc., es decir, el país de las maravillas pero sin gracia.
Tu fotografía es un hallazgo importante, amigo Miquel, eres el único que se ha dado cuenta del asunto. Ahora, ves con cuidado o te puede pasar como al personaje de “La invasión de los ladrones de cuerpos”. Tendrás que fingir que eres un conejo más si no quieres que te pillen (¡las puertas!).
Te dije una vez que ese decorado es una maravilla digna del Broadway de la época dorada.
Aquí Ribot se pone de mi parte con el maldito asunto del Sushi. Por cierto, tu dibujo es magnífico, sobre todo el careto del japo. Si estuviera vivo Sax Rohmer te aplaudiría. No entiendo cómo a la gente le gusta comerse el pescado crudo. Cuando alguien me dice que le encanta comer pescado crudo no puedo evitar ver en su lugar a Gollum en sus momentos más chungos.
La ilustración para “La grúa implacable” es soberbia. Supera con creces el relato. Podría ser incluso un cartel para una película de Hitchcock. Gracias por hacer más grande estas pequeñitas rarezas esquizoides.
¡Un fuerte abrazo!
Que tal Miquel!
ResponderEliminarEstupendos los relatos. Todavia le estoy dando vueltas a lo del conejo...
Saludos!
Gracias, Tracy! Me alegra que te haya gustado el relato de peesonajes con nombre de reloj. Ahora que lo pienso la dueña del sex-shop podría haber sido una oriental llamada Seiko.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
¿Qué tal, Clementine? Gracias, a mí me chiflan los relojes Citizen pero ¡ay! no me los puedo permitir, y a mí me encanta que te gusten la entrada y los dibujos.
ResponderEliminarYo también te deseo un muy feliz verano, Clementine. ¿Ya estás de vacaciones?
Muchos besos!
Borgo.
Hola, Demiurgo! Sí, por eso se representa a Cronos con la hoz con la que cortó los genitales a su padre, menudo era... creo que hasta los titanes le tenían miedo.
ResponderEliminarPuede que adelantara las horas, pero como dios del tiempo Cronos puede manejarlo a su antojo. Imagina perder un tren y retroceder el tiempo, nunca llegar tarde, levantarte cuando quieres... fijo que tiene sus ventajas.
Esa jefa es como una rubia walkiria con látigo, muy peligrosa.
Ese es uno de los relatos que más me gustan de Melmoth.
Saludos, Demiurgo!
Borgo.
Hola, Amalia!
ResponderEliminarGracias, me alegra mucho que te haya gustado la entrada, he intentado hacerla un poco variada aunque olvidé la receta.
Yo también te deseo un feliz julio, y sin tanto calor...
Abrazos, Amalia!
Borgo.
Hola, Doctora! Gracias, han sido dos decorados de exteriores y dos interiores (un restaurante italiano y un apartamento sesentero) ahora a ver si podemos estrenar en octubre.
ResponderEliminarGracias por el vídeo, tiene una animación buenísima. En la estación de metro cerca de mi casa a veces veo ratones paseando por las vias buscando restos de comida. Ayer dos raroncitos se estaban zampando un donut y se escondieron segundos antes de que llegara el vagón, supongo que notan las vibraciones de los raíles.
Saludos!
Borgo.
Hola, Campirela! Desde luego pedirle hora a Cronos sale caro, es como pedirle a Vulcano que te haga un anillo, Cronos es desde luego un pesetero (ahora con los euros no sé cómo se dirá) y me alegra que te haya gustado el relato del gran Melmoth.
ResponderEliminarHa sido un trabajo bonito lo de los decorados, ya lo echo de menos.
Abrazos y muchas gracias, Campi!
Borgo.
¿Qué tal, Macondo? Bueno, he intentado hacer una entrada variada, y eso me recuerda que me he olvidado de la receta. En otra ocasión, que hay más días que longanizas a la brasa.
ResponderEliminarGracias por visitarme, Macondo.
Borgo.
Enhorabuena a todos, hoy os ha salido de diez cada relato y los dibujos que los acompañan. A vueltas con el tiempo, a partir de cierta edad se masca, se hace como sólido y se nota cómo pasa, igual que si estuvieras a sesenta metros bajo el agua donde el aire que respiras buceando se puede masticar de lo denso que se vuelve.
ResponderEliminarSaludos!!
Hola, Borgo:
ResponderEliminarEsos franchutes saben lo que hacen: si en el letrero ponen un hombre, les llamarán machistas por olvidarse de las mujeres: si ponen una fémina, les llamarán machistas por insinuar que las mujeres van despistadas: meten un lapin y se quedan tan anchos, evitando problemas. A los del pacma, les dirían que los conejos no viajan en metro...
¿Estás seguro que Citizen no se olvida voluntariamente de darle cuerda al despertador y pasa la noche soñando su encuentro con la boss? Porque repetir ya es vicio, dicen...
Estoy con Ribot: vuelta y vuelta.... (ese japo parece que me mire con malos ojos...)
De la grúa y sus experiencias mejor no hablar, porque se le acaban a uno los epítetos: Melmoth ha levantado recuerdos airados...
Hoy no hay receta, pero las ilustraciones son de rechupete.
Un abrazo.
Ahora me dejaste una curiosidad, ¿cómo se comportaría la walquiria si está satisfecha con el trabajo de Citizen? Es interesante la teoría de Josep-
ResponderEliminarHola, Melmoth! Yo también echo de menos aquellas antiguas relojerías donde entrabas arrullado por el constante tic-tac. Me encantaba el logo de Duward, con aquella "W" y siempre quise tener uno de esos relojes de bolsillo con cadena y tapa a lo maquinista de la Wells & Fargo. El tiempo es implacable -como esa grua- y el reloj una bomba de tiempo. Muy buena esa frase de Lorre en aquella maravillosa película, seguro que recuerdas a Harry Lime (Orson Welles) y su reflexión sobre el reloj de cuco en "El tercer hombre".
ResponderEliminarPues es verdad lo que dices sobre ese conejo (por cierto, se llama Serge y es de una campaña publicitaria de 1978, por eso tiene un estilo setentero a lo Robert Crumb) de momento voy al metro con una zanahoria y ensayo aquello de ¿Qué hay de nuevo, viejo?
Me alegra que te guste el decorado y el dibujo del sushi me ha hecho recordar una frase de "Blade Runner": "Sushi: that´s what my ex-wife called me: Cold Fish." El de la viñeta es un personaje de Ribot: Michelin Star, uno que va de gourmet y siempre mete la pata, ya publicaré más gags sobre él.
Me ha llegado hondo que te haya gustado la ilustración de tu relato, ya sabes que para mí es un gran placer ponerles dibujos.
Abrazos, amigo!
Borgo.
Hola, Fran! Pues allí ese conejo es todo un personaje: "Serge le lapin", su origen es una campaña de publicidad de 1977 para concienciar a los niños de los peligros del metro. Se ve incluso su imagen en las escaleras mecánicas.
ResponderEliminar¿Qué tal tus vacaciones? Me alegra mucho que te hayan gustado los relatos.
Saludos, Fran!
Borgo.
Hola, Etah y muchas gracias! Ay, el tiempo... lo único que sabemos de él es que siempre va adelante y nunca retrocede. Como dicen en mi tierra "El temps és com la mula, mai recula" (El tiempo es como las mulas, nunca va para atrás) Aunque Einstein decía que el tiempo no es más que una ilusion. Bueno, pues hoy me haré la ilusión de que tengo 20 años menos, que de ilusión también se vive. Me ha gustado tu metáfora marinera del tiempo bajo el agua.
ResponderEliminarSaludos, Ethan!
Borgo.
Hola, Josep! Pues puede que sea ese el motivo de "Serge le lapin". Cuando estuve en Berlín en el 2015 coincidí con la polémica sobre el famoso hombrecillo verde de los semáforos (Ampelmännchen) -que por cierto parece un hombre con una erección descomunal- pues se proponía una versión femenina con falda.
ResponderEliminarSeguro que Citizen vuelve a llegar tarde expresamente, el muy pervertidillo...
Ese personaje de Ribot es muy divertido, el aprendiz de gourmet Michelin Star, el mismo de la anterior entrada que intentaba hacer de catador de vinos y sólo sabía decir: "Blanco o tinto".
La grua municipal es como la parca con guadaña para los coches.
Gracias, y creo que lo indicado habría sido una receta de conejo al romero o al ajillo para esta entrada en homenaje al lapin Serge del metro parisino. Un ícono con más de 40 años presente.
Abrazos!
Borgo.
¿Qué tal, Demiurgo? Sí, interesante teoría. Pues quizá le recompensaría con una doble ración de latigazos. Nunca se sabe con esas walkirias sado-maso. Supongo que reservaría el modelo de látigo XL-Verdugones.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Que tramposo Cronos, jaja, tú siempre tan original.
ResponderEliminarQue bonito el decorado, así da gusto actuar.
El microrelato me ha dejado perpleja, jaja, un poco como La cabina de Mercero.
Saludos
:D
Es mi deber empezar elogiando lo que más me ha gustado esta vez, y que justamente se corresponde con tu inicio?:Muy buena primera imagen, me gusta administración y las texturas. También la cantidad de se niveles de informacion en sus elementos.
ResponderEliminarNo es que las demás ilustraciones no sen buenas, tienen otro estilo, como aquel del sushi de robot hecho en cuaderno, donde puedo observar líneas del boceto, que sean a proposito u olvidadas al borrar, tienen un efecto que también me gusta, le da carácter.
Los relatos son todos muy parejos, en su nivel. Pero cada uno con su estilo. El tuyo es de tus relatos de estilo kafkianos con algo de realismo mágico. El de robot da en el clavo con eso de vuelta y vuelta, bien de asado argentino. Y el de melmoth es mucho más surreal, una locura.
Acerca del cartel, se me ocurre que tal como el de Alicia, los conejos corren apurados por su reloj de bolsillo, y ahí las consecuencias
Excelente entrada una vez más, mi querido Horno
Abrazo grande
Hola, Ana! Creo que antes de pedirle la hora a Cronos me fiaría má de uno de esos relojes de pulsera de plástico de los chinos por muy dios que sea Cronos.
ResponderEliminarYa he visto un decorado montado, los hace un pintor especializado tomando de modelo mis dibujos sobre una tela especial para que no refleje la luz de los focos y cubra el dibujo.Está quedando muy bien.
Pues es verdad, Ana, sí que tiene un aire a "La cabina" que sigue siendo el programa más premiado de la historia de TVE.
Saludos, Ana!
Borgo.
¿Qué tal, Frodo? Ese dibujo es parte de una portada para el libro de Kurt Vonnegut "Timequake" (Salto en el tiempo) lo hice con acuarela, collage de foto y acrílico.
ResponderEliminarMe gusta mucho ahora emplear el boceto. Apenas borro los restos de lápiz de los originales, me gusta que se vea algo de lápiz, queda más fresco.
¡Ja, ja! Le has llamado "robot", es como le llamo yo a veces de broma, o "Yo Ribot". En un restaurante donde trabajé de pinche un cliente pidió que le pasaran un poco el steak tártaro. Ese es uno de los relatos de Melmoth que más me han gustado.
"¡Tarde, tarde, llego tarde!" gime el conejo aprusado mirando su reloj de bolsillo y claro, la puerta del subte lo atrapa sin compasión. Yo me pido la espaldita que queda muy buena al horno.
Muchas gracias y abrazos, amigo Frodo!
Borgo.
es verdad, no había pasado por acá master... hoy hay un post con bastantes imágenes, me gusta eso... y también me intrigó lo del conejo parisino jaja (deberías hacer un post solo de París eh, creo que lo prometiste)...
ResponderEliminary eso del sushi vuelta y vuelta me hace recordar que vos no cocinás nada mas de 10 minutos seguidos! jaja...
ResponderEliminarHola, JLO! Ya publiqué un post sobre mi viaje a París, "La pitonisa, y más cosas" del pasado 13 de junio. Verás que plato de "escargots" (caracoles) me pusieron delante. ¡Ñam!
ResponderEliminarBueno, a veces hago una excepción. El martes vino mi amigo platense Sergio para ver el partido y preparé estofado, más de dos horas -chup,chup- a fuego lento.
Saludos!
Borgo.
El relato de Cronos es muy cierto " nadie da duros a cuatro pesetas", es una cantinela que me repetía mi padre a todas horas.
ResponderEliminarLo del vigilante de Belmoth que macabro, creo que le hacen falta unas gafas ja ja ja .
El decorado te quedó muy lucido, no le falta detalle. Genial la composición.
Un abrazo Miquel
Puri
¿Qué tal, Dulcinea? Yo también lo oía decir a mi padre y sin duda es verdad. Nadie da nada por nada como dice la canción: "Naide regala na, de esta vida sacarás lo que metas, nada más." Habría que actualizarlo pues las nuevas generaciones puede que no sepan qué eran los duros.
ResponderEliminarUn vigilante muy glacial el de ese parking.
Gracias, para esos decorados tomé apuntes sobre fotos del Nueva York de los sesenta.
Abrazos, Puri!
Borgo.
Son los dos relatos y el chiste gráfico muy buenos. La jefa estaba deseando que llegase tarde. Je, je, je. Y me ha gustado la imagen del cadáver tratado como un vehículo. Saludos.
ResponderEliminarHola y muy bienvenido a Borgo, Brenllae! He pasado por tu blog y me parece muy interesante, me ha encantado tu entrada sobre "Priscilla, la reina del desierto", un ejemplo de que se puede hacer buen cine sin necesidad de grandes presupuestos ni efectos especiales.
ResponderEliminarMe alegra mucho que te haya gustado. Pues ya lo sabes, encantado de que pases por Borgo cuando quieras. Aquí siempre hay relatos y dibujos.
Saludos.
Borgo.
¡Feliz verano, Miquel! (Te echo de menos por mi pantalla 😉)
ResponderEliminar¡Feliz verano, Clementine! ¿Has publicado? pues ahora me paso por tu pantalla. Estos días he estado -afortunadamente- con bastante trabajo.
ResponderEliminarBesos!
Borgo.
Me ha encantado el relato y si me lo permites, me llevo tu enlace para seguirte mejor.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Hola
ResponderEliminarHola, Julia! Muy bienvenida a Borgo.
ResponderEliminarPues claro que sí, llévate mi enlace y así seguimos en contacto. Ahora me pasaré por tu blog.
Gracias y saludos!
Borgo.