Roman Castevet acaba de mudarse al primer piso del número 26
de la calle Polansky. Aún conserva ese improvisado ambiente de campamento a punto de ser levantado, con cajas de embalaje y maletas, cuando empieza a
ser asaltado por ruidos que provienen de arriba. Rumor de tacones afilados
sobre el parquet que le taladran los oídos, golpes, el exasperante sonido de muebles que se
arrastran… Esto se repite a diario y Roman
decide ir a quejarse.
Una tarde, Roman llama al timbre del segundo piso. Le abre
una señora con bata de boatiné color rosa peladilla. Le dedica una mirada
glacial que marca la frontera rellano-recibidor.
-Buenos días. Soy el vecino de abajo. Quería hablarle de
unos ruidos insoportables que…
-No somos nosotros, son los de arriba –y señala al techo con
el índice extendido.
-Disculpe, los golpes suenan tan fuerte que pensé que
procedían de este piso.
- Es la acústica, en este lado de la casa hay la pared
maestra y todo resuena. Qué me va a contar… los hemos denunciado y no hemos
conseguido nada a pesar de que mi hijo es policía- Aparece un joven vestido de
uniforme ajustándose la gorra-. Que tengas un buen día, hijo. No te olvides la
pistola.
-Lamento haberla molestado, señora -… Roman se ha quedado
solo. El policía ya ha salido y la señora se interna con paso ágil por el
pasillo. Roman sale al rellano y se dispone a cerrar la puerta entornada pero
el policía se lo impide apoyando una mano brusca sobre el panel.
-Me he dejado la pistola.
Roman sube las escaleras y se sorprende al ver la tan distinta
decoración del rellano del segundo piso; como si hubiera entrado en otro
edificio. Las paredes están pintadas de un lúgubre color ala de mosca y una lámpara
vela en la pared del fondo como un ojo vigilante. Mientras pulsa el timbre lee
la placa de la puerta: D. Holuskins. Traductor. Le recibe un hombre de aspecto
afable con bigote gris recortado y un jersey del mismo color. Lleva un
periódico en la mano. Roman se presenta y cuando le expone el motivo de su
visita el vecino le sonríe:
-Se equivoca, joven. Eso viene de más arriba – Roman mira en
dirección a su mano que se mueve acentuando el arriba-. Un auténtico incordio… Ah, ella es mi esposa, Carmen.
Aparece Carmen. A cuatro patas. Abre desmesuradamente su
boca de labios sin maquillar, repleta de dientes, con amígdalas visibles y muerde a Roman en una
pierna. Holuskins golpea a su mujer con
el periódico enrollado sin brusquedad pero con firmeza.
-¡No, Carmen! ¡Suéltalo! Disculpe, joven, está algo alterada.
Me temo que es un mal momento… ¿Qué tal si viene un día a cenar?
-Sí, sí… me encantaría -Roman se precipita escaleras arriba
murmurando frases de despedida.
El rellano del tercer piso, el ático, le desconcierta aún más. De siniestro ha
pasado a sórdido. Una mortecina bombilla ilumina las telarañas que cuelgan del
techo como jirones putrefactos. Roman llama a la puerta que se abre de repente.
En la penumbra le recibe una anciana con aspecto de bruja, de piel tiznada y
grumosa, y detrás lo que parece un
hombre barbudo y altísimo. Cuando los ojos de Roman se habitúan a la escasa luz
distingue que el hombre barbudo es en realidad un retrato de Jesucristo que en
lugar de la típica expresión beatífica muestra un rostro confuso, aturdido,
como si le acabasen de comunicar que le han conmutado la pena de cruz por la de
servicios a la comunidad.
Desde el umbral la anciana señala hacia arriba con un dedo
huesudo y, agarrando la muñeca de Roman con manos frías y duras como el bronce,
le entrega un pequeño crucifijo. “Porque ellos caminan deprisa”, dice y se
apresura a cerrar la puerta.
El siguiente piso es el sobreático. El último. Ese rellano
huele a pantano, a piedra rezumante de filtraciones. Extraños bichos arrancan
susurros de las paredes. Las tinieblas se acumulan en rincones que la luz
eléctrica no logra disipar. “Más que una bajada, esto parece una subida a los
infiernos”, piensa Roman. Se detiene ante la puerta y escucha con nitidez el
ruido, ese estridente repicar de tacones
que conoce bien. “Es aquí”, se dice y golpea con los nudillos pues no hay
timbre.
Roman tiene la incómoda sensación de que le observan por la
mirilla. El chirriar de cerrojos le sacude como un látigo. Se abre la puerta.
Por el espacio que deja abierto una cadena se ven unos ojos febriles que en la
oscuridad parecen arder como brasas relucientes.
-Hola, soy Roman, el vecino del primero –y extiende una
mano.
La puerta se cierra un instante. Roman oye retirar la cadena
y la puerta se abre del todo. El interior está oscuro como alquitrán. De
repente surge un tentáculo púrpura y viscoso que rodea la mano tendida de Roman
y tira de él engulléndolo en las tinieblas.
La puerta se cierra bruscamente.
El primer piso del 26 de la calle Polansky vuelve a estar
libre. Es de renta antigua, sólo hay que llamar a este número de la izquierda; aunque yo me lo
pensaría dos veces antes de vivir allí.
FIN
Dedicado a mi vecina del piso de arriba que tiene la bonita
costumbre de levantarse hacia las seis de la mañana y taconear por el piso.
Supongo que se mete en la cama con tacones, como las actrices porno.
Y hablando de porno, este es para todos los públicos, que no
tengo ganas de que me cierren la parada:
Parece un capítulo de Cuentos de la cripta. Me imagino a los vecinos de edificio comentando: Que lástima con el nuevo de este mes, parecía agradable.
ResponderEliminarHola, Demiurgo! Bueno, es que para los de mi generación -y puede que la tuya- los Cuentos de la cripta crearon escuela. A ver qué tal les va con el nuevo vecino que en mi ciudad estos pisos van muy buscados.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Qué buen relato, está muy bien escrito y el suspense va in crescendo, aunque así, entre nosotros... creo que parte del miedo ha venido de mis tristes experiencias al respecto.
ResponderEliminarNo hacía más que pensar "Huye Román, huye".
Dedicado a todos los vecinos que ponen la música demasiado alta, la tele, llevan tacones, juegan a la pelota con sus hijos en el piso, hacen fiestas todas las semanas...
Hola,loquemeahorro! Gracias, me alegra que te guste este relato basado -más o menos- en historias reales. Para algo me han servido los taconeos, los pelotazos... y ladridos. Ya sé que los animalitos no tienen culpa pero a veces me entran ganas de hacer un estofado de perro, con patatitas.
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
En este caso lo de la "tentación vive arriba" es literal en cuanto a lo diábolico se refiere. En tú caso real, a lo mejor tienes suerte y también es literal, pero en lo referente a la peli de Wilder.
ResponderEliminarSaludos.
¡Chapeau, Miquel! Me ha encantado tu relato. He devorado cada línea casi con gula hasta llegar a ese final magistral.
ResponderEliminar¡Qué suerte tener una vecina que te inspire un relato tan brillante!
Es broma. Tu talento está más que demostrado, con vecina o sin ella.
Un placer volver a leerte.
Un abrazo
Ay! Los ruidos vecinales. Nosotros tuvimos que insonorizar techos... Y los de abajo hicieron lo mismo... La vecina de abajo subía cada dos por tres a quejarse de que hacíamos ruido o teníamos la música alta. Al final, insonorizamos nosotros, ellos también... y la cosa va mejor.
ResponderEliminarEl relato no está mal. Y todavía no he visto "El quimérico inquilino".
Un saludo.
Extraordinario relato, con una intriga estupenda. Me imagino que en ese último piso viviría una especie de Kraken, aunque también podría ser el de la niña de Madeiros de la película "Rec".
ResponderEliminarEl vídeo absolutamente genial.
Un abrazo.
Después de la experiencia con la tal Carmen y la bruja aquella no sé cómo ha seguido subiendo.
ResponderEliminarEn mi piso no tenemos vecinos ruidosos, los problemas vienen de la mini plaza que hay en la calle de al lado :(
Jaja..algo siniestro hay en esos ruidos vecinales, sí. En todas las casas se sufren más o menos, los hay de niños corriendo tras la pelota, muebles que se arrastran..cadenas no pero no te diria yo que a veces..taconeos como los de tu vecina..
ResponderEliminarY luego están los ruiditos de camas que crujen..en fin, estos son más "festivos" pero tambien molestos.
Las paredes son de papel de fumar me temo.Hay que echarle paciencia o un relato siniestro/divertido como el tuyo.
Saludos Miquel
Hola, Ethan! Yo, más que una tentación, lo que tengo arriba es una auténtica cruz. Ya me gustaría a mí tener de vecina a Marilyn y que viniera a pedirme todos los días una tacita de azúcar.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Hola, María José! Gracias, de verdad que me alegra que te guste. Al menos de algo me sirve tener vecinos no muy agradables. Para mí es un placer que te pases por aquí a leerme.
ResponderEliminarAbrazos! Borgo.
¿Qué tal, David? Lo que hemos de aguantar con los vecinos. Sé que a mi vecina la han denunciado pero nada. "Y se pone los zapatos de tacón y taconea" como la canción de Mecano.
ResponderEliminar"El quimérico inquilino" es muy buena pero aún es más recomendable la novela de Topor que aquí publicó la editorial Valdemar.
Saludos! Borgo.
Hola, Cahiers! Uf, la niña de Medeiros y el Kraken, vaya una Família Munster que se podría hacer con estos personajes. Puede que también con el Waldemar Daninsky de Paul Naschy. Unos buenos vecinos. Sí, el vídeo es muy divertido. Esa productora ha realizado alguno más que iré buscando.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Hola, Doctora! A saber qué hubiera encontrado de haber otro piso más arriba.
ResponderEliminarA mí me han dado ganas de plantearle una adivinanza a mi vecina: "Me estás tocando una cosa que rima con tacones". A ver si lo pilla.
Saludos! Borgo.
¿Qué tal, Abril? Yo es que he notado mucho el cambio de vivir en un piso antiguo con muros gruesos al actual, de los años sesenta, con paredes como dices de papel de fumar. Toses, gemidos, aullidos (estos, por suerte, ya no tanto) que se oyen con toda claridad. En fin, a ver si mi vecindario me proporciona material para más cuentos. Algo es algo.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Yo tengo a la vecina que se cree sex simbol a todas horas del día y parte de la noche, ya que no se quita los tacones, ni para...
ResponderEliminarSi le dices algo dice que la denuncie y es que se ve que antes denunciada que sencilla, la muy put...
Muy buen relato.
Besosss
Hola, Inma! Vaya, parece que te ha tocado por vecina a una Kim Kardashian. En mi casa se presentaron unos municipales con un detector de decibelios pero me dijeron que no registraba suficiente ruido, así que... ajo y agua. Habrá que probar un conjuro vudú.
ResponderEliminarGracias, me alegra que te guste el relato.
Besos! Borgo.
Hola Miquel!! Pero...¡¡qué bueno!! Me ha encantado a la par que asustado este relato. Qué lúgubre, qué miedooo!!
ResponderEliminarVecinos de ese tipo ruidosos e inaguantables todos hemos tenido alguna vez: los vecinos del piso de abajo de mi casa tienen cuatro perros, y cuando llaman al timbre imaginate la sinfonía ruidosa
El vídeo porno para todos los públicos es lo más jajajjaja.¡Qué patético!
Un beso Miquel!
Hola, Cristina!!! Gracias, lo escribí un día que estaba de humor un poco lúgubre después de despertarme antes de las seis con una buena dosis de taconazos. Así que tus vecinos pelmazos son los de abajo. Tengo que escribir algo sobre vecinos de abajo, queda más de "Bajada a los infiernos". La señora de la bata sí que está basada en una vecina real de mirada fulminante.
ResponderEliminarCreo que yo nunca había visto un vídeo pono con tanta ropa.
Besos y buen fin de semana!
Borgo.
¡Qué bueno! La calle Polanski, el señor Castevet... Es el edificio Dakota.
ResponderEliminarNo me extraña que al Jesucristo de la escalera le hayan conmutado la pena de cruz por la de servicios a la comunidad ¡Ha sido idea del bebé de Rosemary, seguro!
¡Premioooo, Sícoris! Has sido la primera en relacionar lo de calle Polanski y Roman Castevet. La de cosas que ocurren en ese Edificio Dakota donde vivió el mismísimo Boris Karloff y sí, es posible que la criatura de Rosemary actuara de "abogado del diablo".
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Polansky y la semilla del diablo en ese vecindario más peculiar que los de la 13 Rue del Percebe. Las referencias están predefinidas... Y lo mejor de todo es, que presidiendo los horrores desde un pedestal no podría faltar Cthulhu o un familiar suyo cercano. Estupendo relato Miquel.
ResponderEliminarSaludos
¿Qué tal, Alimaña? Gracias y... oye, pues no está nada mal esa idea de un 13 Rue del Percebe con personajes terroríficos y con Thulhu en la azotea. Si no recuerdo mal creo que en las tiras de Ibáñez había un creador de monstruos a lo Frankenstein.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Me ha recordado un relato que llevamos a medias donde también se oían ruidos desde el piso de arriba.
ResponderEliminarSaludos.
Hola, Ricard! Sí, unos golpes que provenían del piso de arriba. Un relato más erótico y sin tentáculos. Habríamos de repetir esa experiencia a cuatro manos, fue divertido.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Pero bueno...qué bien lo has escrito. No sé que pensar de ti, quizás seas mi vecino de arriba, jajaja, pues a mi me acusa de eso, de taconeos a las tantas...
ResponderEliminarEres muy divertido, de verdad te lo digo, y muy realista.
Un beso grande.
¿Qué tal, Diana? ¡Gracias!, nada me gusta más que cuando alguien me dice que se ha divertido.
ResponderEliminarA saber... ¿Eres tú mi vecina de arriba? En cualquier caso no me pienso acercar por el sobreático.
Besos y buen finde! Borgo.
Yo quiero un libro con todos tus relatos y dibujillos... ¡¡YA!! :) Genial éste, Miquel, muy currado, que no es fácil mantener el interés en un relato (más) largo. Me encanta los nombres que utilizas y los sorpresivos personajes que nos presentas, algunos parecen sacados directamente de una auténtica pesadilla...
ResponderEliminarMuchos besos, Borgo. Buena tarde de domingo y muy feliz semana.
Hola Mr. Borgo.
ResponderEliminarEste relato posee un interesante tinte Lovecraftiano.
Aunque, yo soy el protagonista... Y...Yo no subo al ático ni harto vino, y más después de que los de arriba dicen es de arriba, y después resulta que no. Estaban mintiendo, estaban todos los del bloque en el ajo.
Aun no descubro que significa ese número de móvil de la tumba. Es muy siniestro. "666xxxx".
jajaja. Lo del video "pornoinfantil" es muy demencial hasta para ti miquel. Como me he reido.
De la historia, sobretodo me ha gustado el momento "Es mi mujer, Carmén". No podía de la risa, como se las gasta la señora mordiendo. ^^
Este relato ha sido toda una recopilación de ideas Borgianas.
Un abrazo muy grande Miquel.
Hola, Clementine! No, si ya estoy en ello pero a la editorial Laertes le cuesta un poco por el tema de la crisis, pero en cuanto salga serás de las primeras en saberlo. El relato tiene algo de pesadillesco como el trayecto que hice por los pisos de mi edificio buscando a la autora de los taconeos. Aunque no sean tan siniestros creo que tengo unos vecinos un tanto especiales.
ResponderEliminarBesos y que tengas muy buena semana! Borgo.
¿Qué tal, UTLA? Allá donde salgan tentáculos Lovecraft siempre está de algún modo presente, no hay duda. A mí me dijeron que eran los de arriba, siempre os de arriba... hasta que me encontré un sobreático vacío. Parece un caso de Agatha Christie ¿Quién miente? El número me vino a la cabeza al recordar un millonario que se gastó una pasta para que su número de móvil empezara por "666", sus razones tendría.
ResponderEliminarMe alegra de verdad que te guste el relato y que lo encuentres "tan Borgo".
Abrazos, amigo! Borgo.
Uf, el tema vecinos es complicado. A mí en ocasiones me gustaría ser tu vecino el último piso, lo confieso. Sabes que a mí también me pasa lo de los tacones? Lo raro es que arriba sólo vive un hombre...Sí, aquí también hay un relato.
ResponderEliminarSaludos
HOla, deWitt! Anda, se oyen tacones ...¿pero vive un hombre solo en ese piso? Desde luego promete. Si averiguas algo más pásamelo a ver si con esto me hago un relato.
ResponderEliminarSin duda los pisos de más arriba tiene algo de misterioso, más inaccesible. Yo siempre he vivido en entresuelo o en el primero.
Saludos! Borgo.
Muy bueno. Dedicado a tu vecina y, creo que también, un tanto, a "El quimérico inquilino", ¿no? Claro, que también entran "Repulsión" o "La semilla del diablo". ¡Menudo lío tener de vecino a Roman!
ResponderEliminarSaludos.
¿Qué tal, Licantropunk? Tienes buen ojo, he puesto referencias a "El quimérico inquilino", "La semilla del diablo" y hasta "Drácula" (porque ellos viajan deprisa...) lo de los vecinos da tema para un subgénero del terror. Horror vecinal, se podría llamar.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
He vivido en un edificio donde todos los vecinos eran ruidosos. Jugaban a los dados todas las noches y el cubilete y las fichas no nos dejaban dormir. Con este dato te darás cuenta de mi edad, quien juega a los dados hoy en día????? quien remueve fichas de juegos de mesa????? Y la televisión la escuchábamos en casa también.
ResponderEliminarAunque pedíamos por favor, los ruidos nunca cesaron.
saludos
Hola, Karin! Pues también vaya cruz de vecinos, como salidos de un casino de Las Vegas. Es lo que tienen los vecinos, que no los eliges -como la família, vamos- y uno tiene que apechugar con lo que le toque.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Tremendo relato, y menuda fauna habitaba ese edificio... de los horrores.
ResponderEliminarUn gusto leerte.
Saludos
:D
Grandísimo relato!!! Me ha gustado mucho. Sobre todo las dos descripciones con colores "rosa peladilla" y "color ala de mosca".
ResponderEliminarA mi me pasó lo mismo cuando compartía piso y se oía la tv a las tantas de la mañana. Como no sabía quién vivía encima, subí a presentar mis quejas y me encontre que los pobres ecuatorianos que allí vivían me dijeron que era el del cuarto (yo vivía en un segundo) y tras varios días intentando localizarlo, me enteré que era una anciana con sus dos hijos perturbados -uno se asomó al patio un día con una bombona de butano diciendo que nos iba a matar a todos porque se lo había dicho Jesucristo-. Y desistí. Los ecuatorianos también, y se fueron del piso. Y las chicas estudiantes que se mudaron allí después supieron de él cuando una noche se equivocó de piso e intentaba entrar al 3º pensando que era el 4º y al ver que la llave no entraba, se lió a patadas con la puerta y las pobres, histéricas y encerradas en el cuarto de baño llamaron a la policía.
Un saludo.
Hola, Ana! Y muchas gracias. La verdad es que son muy sugerentes esos edifícios de los horrores para escribir, claro, mejor no vivir en ellos. Los vecinos son un buen material.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
¿Qué tal, Charlie? Me encanta que te hayan gustado mis descripciones de colores y eso que soy daltónico.
ResponderEliminarVaya experiencias que tuviste con tus vecinos. Lo del hombre-bomba-butano es tremendo. Me pregunto si tendría en su casa un retrato como la vecina del tercero. Yo también tuve un vecino perturbado pero solo cantaba a grito pelado una canción de Gloria Estefan y siempre la misma estrofa: "Como no, qué pasó" y así todo el día.
Saludos! Borgo.
Me ha recordado a la película "Rec" por lo del edificio y buscar a los vecinos y tal. Ya sé que no tiene mucho que ver, pero bueno.
ResponderEliminarLo de los tacones me pasa con las vecinas de al lado, un grupo de estudiantes, pero no me quejo que no hacen ruido a horas intempestivas la verdad. De todas formas soy bastante comprensiva con los ruidos porque siempre pienso en la tortura a la que he sometido a mis vecinos con mis estudios de piano. Vamos que no me considero con derecho a quejarme, ja, ja.
Saludos.
Hola, Nury! Anda, no había pensado en "Rec" pero me parece una comparación muy apropiada... y con la Niña de Medeiros en el piso de arriba del todo.
ResponderEliminarYa me gustaría cambiar el ruido de los tacones por el sonido del piano.¿Sabías que Rajmaninov tuvo problemas con sus vecinos de Beverly Hills que se quejaban por sus prácticas de piano?
Saludos! Borgo.
Tu relato me ha recordado a una historia que me contaron el otro día nuestros amigos comunes Marcos y Lucía, además lo presencié, de una vecina loca que tienen que se pasa el día y la noche insultando, gritando y aporreando no se con qué, el suelo de la casa en cuanto se da cuenta de que han entrado, es espantoso los gritos que da, además no se si hace sonar tapas de cazuelas o cubiertos, algo muy desagradable, si viviese sola en aquella casa, me moriría de miedo.
ResponderEliminarMuy bueno el vídeo porno para todos los públicos.
Hola, Arantza! Sí, me lo contaron y me pareció un tema para un relato terrorífico en el que después de una sesión de golpes y ruidos se encuentran con un vecino que les dice que en ese piso no hay nadie desde hace años. Le ofrezco la idea a quien se anime a escribir un cuento.
ResponderEliminarDivertido el vídeo, sí, y apto para menores.
Saludos! Borgo.
¡Qué bueno, Miquel! Me ha encantado lo de la pared color ala de mosca. yo creo que, ain saber que lo habías escrito tú, lo hubiera adivinado. Un fuerte abrazo, amigo. Por cierot, muy gracioso el video.
ResponderEliminar¿Qué tal, Marcos? Hombre, eso está bien, que digas que se reconoce uno de mis relatos. Tú también te sentirás identificado por tener una vecina "dificililla". La mía, un domingo por la mañana, remató la faena después de los taconeos saliendo con un portazo que dejó temblando el edifício. Era el Día de los Fieles Difuntos y me acordé de sus difuntos fritos.
ResponderEliminarAbrazos! Borgo.
Anímate, tú mismo puedes hacerlo tienes todos los ingredientes, igual les das la solución para acabar con el problema. jajajajajajaaja
ResponderEliminarHola, Arantza! Quizás no es mala idea, seguiremos teniendo vecinos pesados pero al menos nos motivan para escribir un cuentecillo de miedo.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
.... y hablando de Cortázar, jajaja...
ResponderEliminarHola, Rafarrojas! Sí, yo también tengo la casa tomada ¡por los taconeos!
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
Excelente relato, Borgo.
ResponderEliminarNos atrapás a nosotros, tus lectores, desde el inicio de la trama; y vamos subiendo con el protagonista hasta ese nefasto último piso, viviendo a la par del mismo el suspenso por el devenir.
Gran final, además.
¡Saludos!
¡Muchas gracias, Juan Esteban! Me pregunto que habría encontrado el protagonista si más arriba hubiera un "Sombrero" que es como aquí llamamos a los áticos añadidos en plan chapucero. Una especie de casa encima de la casa.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Hola Borgo,
ResponderEliminarEste es el primer post de mucho, que te dejaré. Me gusta como escribes y este relato es fantástico.
Un saludo de la Reina Eowyn, como me llama UTLA.
;)
¡Muy bienvenida a Borgo, Éowyn! Me alegra mucho que hayas decidido visitarme. Te conocía por el blog de nuestro común amigo UTLA y no se recibe todos los días la visita de una reina.
ResponderEliminarSaludos Reina Éowyn.
Borgo.
Muchas gracias por la bienvenida!
ResponderEliminarEs un placer pasarme por aquí. Pronto retomaré mi blog.
Un saludo!
¡Estupendo, Éowyn! Pues ya estamos en contacto y nos vamos leyendo.
ResponderEliminarGracias a ti y saludos! Borgo.