La
ONU nos recomienda comer insectos. Ya comprobé en México lo mucho que la
influencia cultural puede determinar nuestros hábitos alimentarios.
-Iremos
al mercado y comeremos chapulines.
-Fantástico
–respondí sin tener idea de lo que eran los chapulines; quise mantener el
suspense.
En
el bullicioso mercado entramos en una cantina. Las voces a nuestro alrededor
sonaban con el deje melodioso del sur de México. Cuando regresé a Barcelona me
pareció que todo el mundo gritaba.
-Dos
Margaritas, por favor –le digo al encargado de la cantina que no despegaba los
ojos del suelo como si esperase ver surgir algo de entre las tablas: aceite rezumante
o una invasión de cucarachas asesinas; sin embargo me preparó el mejor
Margarita que he probado nunca. Laura me señaló un cuenco: “Eso son los
chapulines”.
Había
también escorpiones tostados –ufanos, con las colas levantadas en posición de
ataque-, comí tantos como pude. Recordaban a las pipas de girasol aunque más
sabrosos y crujientes.
Luego
nos sentamos en un tenderete para tomar sopa de tortuga barrenadora. “Prueba la
parte gelatinosa, Miquel, es la mejor”. Laura me contemplaba divertida: un europeo saboreando
criaturas tan poco habituales en nuestra dieta. Estaba deliciosa. ¿Sabor? entre pollo y pescado.
El
cielo pareció romperse. Llegó una intensa lluvia acompañada de los mosquitos de
la jungla que parecían querer vengarse por habernos comido a sus hermanos.
Regresamos precipitadamente al hostal perseguidos por aquellos helicópteros
chupadores.
Laura
se sentó a hojear mi libro. Yo notaba algo molesto en la boca y me puse a hacer
muecas en el espejo del lavabo. Tenía algo negro pegado entre los dientes: un aguijón de escorpión apuntando al exterior.
Oí exclamar a Laura: “Aaaay, jíjoles!!!” Señalaba con el dedo una página del
libro, una mueca de repugnancia distorsionaba su boca. Estaba leyendo mi crónica
sobre el restaurante Atenas (calle Atenas, 42 en Barcelona; aún existe) un
local especializado en caracoles donde incluso se pueden pedir de postre: con
coco o chocolate.
-¡Caracoles!
– masculló Laura-… ¿Cómo pueden ustedes
comerse eso?
Por
cierto que el dueño del Atenas me dijo que aunque los tenían en la carta hasta
ahora nadie había pedido esos caracoles de postre. Si se animan ya saben:
calle Atenas, 42.
RECETA
DEL CÓCTEL MARGARITA
Necesitaremos
2/4 de tequila, ¼ de cointreau y ¼ de zumo de limón o lima ¡Natural, nunca de
botella!
En
una coctelera o un recipiente apropiado agitar enérgicamente la mezcla con
hielo durante medio minuto y servir. Recomiendo el tequila añejo Cuervo, el de
color amarillo.
Nicolas
Cage también se apuntaba a lo de comer insectos en Mordiscos de vampiro (1989) Advierto que ese tentempié no es apto para estómagos sensibles:
agggggh creo que necesitaría unos cuantos margaritas para digerir uno de esos insectos
ResponderEliminarbesos,
Hola, Maslama. Con los Margaritas todo sabe mejor y si no, con el mezcal,con él consigues no enterarte de lo que estás comiendo.
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
Miquel, me vuelvo a asomar a tu blog... y me encuentro con esto. Tan sólo me he leído el principio... ¿continúo? :-)
ResponderEliminar¡Hombre, Clementine! Es que llevabas tanto tiempo sin asomarte por mi blog que me he olvidado de los spoilers... pues prácticamente toda la entrada debería serlo excepto la receta del cóctel Margarita. Ahora sí que me has pillado desprevenido.
ResponderEliminarBesos. Borgo.
Ya, sí, te creo totalmente... o a lo mejor no. ¿Te has fijado que hemos (casi) coincidido comentando? y no nos hemos chocado... Bueno, ya veré si me leo esta entrada entera, que no querría tener que saltarme la comida de hoy... Besos, Borgo.
ResponderEliminarYo probé los chapulines y los huevos de mosca en un mexicano de Barcelona...y no me gustaron nada! Así que no creo que pueda ampliar dieta por ahí, jajajajja.
ResponderEliminar1besico.
La verdad es que la mayoría de los insectos me son muy antipáticos y ,puestos a matarlos, lo de comérselos no es mala idea. Lo malo es que yo tengo una gran influencia cultural de esa que comentas y no sé si podría hacerlo. Por ahora me apunto el margarita, ese cae fijo ;)
ResponderEliminarUn abrazo
Pues yo con la metamorfosis no pude... mira que son pocos los libros que he dejado por que han podido conmigo, pero este fue uno de ellos.
ResponderEliminarLo de comer insectos... esta claro que todo es una cuestión de costumbres y puntos de vista, a mi me encantan los caracoles que sé que a mucha gente le parecen asquerosillos, pero tomar saltamontes fritos... pues no sé yo si me acostumbraría.
Estan muy ricos los caracoles blancos al estilo andaluz, servidos con su caldo en vaso duralex y palillos. ¿Pero saltamontes dices? Ni de coña jajaja, prefiero las margaritas, aunque sean las del campo.
ResponderEliminarSaludos
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Proteínas a mansalva, los sabios quieren reciclarnos y se equivocan. Si en China les hiciéramos comer pantomaquet se reirían, acabo de leer una novela negra; "Seda roja" de Qiu Xiaolong, en la cual comen sesos de mono vivo, en la Bíblia el maná famoso eran langostas, no del mediterráneo, saltadoras plagas, y luego les prohíben el marisco los ariscos fundamentalistas !estamos listo!
ResponderEliminarComamos pétalos nacarados, escarabajos peloteros al dente y hormigas al caviar, me quedo con el pantumaca.
Cambian los gustos por cultura y hay que decir eso...de este manjar no sé si nunca comeré. A cada cual con sus gustos, el gusto es mío amigo.
Siempre he dicho que los langostinos son como los saltamontes del mar, y me da bastante mal rollo verles ahí, con los ojos y los bigotes... como para comerme un saltamontes de verdad, que es uno de los bichos que me da más asco en el mundo.
ResponderEliminarSea como sea, es todo cuestión de cultura, como dices.
Hola de nuevo, Clementine. Venga, lee la entrada que hay una bonita descripción de una lluvia tropical. En la próxima no habrán bichos, te lo prometo.
ResponderEliminarbESOS. bORGO.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola, Fiona. Supongo que sería el del barrio de Gràcia, cerca del cine Verdi. Pero esos serían congelados, como lo fresco no hay nada.
ResponderEliminarBesicos. Borgo.
Muy curioso. Yo estoy en el Paseo de la Constitución de Jaca, porque es uno de los lugares que tiene conexión wiffi...y estoy comiendo insectos involuntariamente, ya que me caen a cualquier parte del cuerpo, desde los árboles. Lo cierto es que no sé si sería capaz de comer escorpiones con la cola levantada y saltamontes pero me ha llamado la atención lo de la lechuga frita. Jamás la he comido así. Un abrazo, amigo Miquel.
ResponderEliminarHola, Mara. Lo entiendo muy bien, además el Margarita es sin duda el mejor combinado que se puede hacer con tequila. mejor que el Tequila Sunrise que se tomaban Gibson y Pfeiffer en la película del mismo título.
ResponderEliminarAbrazos. Borgo.
Hombre, Jlin, me alegra verte de nuevo por aquí.
ResponderEliminarMe gustó "La metamorfosis" aunque no creo que me atreva con las cucarachas a la brasa. Comprendo que los saltamontes (y hasta los caracoles) provoquen rechazo aunque esos bichos los encuentro deliciosos.
Saludos. Borgo.
Hola, Alimaña. Esos caracoles con su caldito, guindilla e hinojo los he probado en bares de Santa Coloma donde hubo mucha emigración andaluza (digo "hubo" porque ahora todos son chinos) y están riquísimos. Y con Margarita de postre, no veas.
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
No sé, Borgo, es que hoy me toca también cenar... Si a mí me gusta que haya bichos, no tanto que te los comas todos.
ResponderEliminarHola, Natàlia. Uf... eso de los sesos de mono vivo me recuerda a la famosa escena de "Indiana Jones y el templo maldito", con eso yo no podría. Comer langostas de tierra creo que era una justa venganza contra las plagas, nos dejan sin cosecha pero nos dan proteínas.
ResponderEliminarEn México echaba de menos el pantumaca, había tomates muy buenos pero el pan no era lo mismo y el aceite de oliva era carísimo.
Saludos. Borgo.
Hola Borgo! Si no tuviera más remedio me comería los bichos , pero así por las buenas..creo que no lo haría.
ResponderEliminarQuiero decir que por supervivencia sí, por placer o curiosidad no.
Los caracoles son muy típicos en Andalucía,por lo menos en el pueblo de mi madre, y las veces que he ido, recuerdo que al pedir la bebida te obsequiaban con un vasito lleno de caracoles en salsa de tomate y cebolla. Estaban super buenos, con un ligero toque picante aunque yo recuerdo que chupaba el caracol para degustar la salsa pero no me lo comía jajajja
¡Hala! Me voy a tomarme una Margarita a ver si me animo...¡no! mejor esperaré al sábado jejejje.
Muy interesante lo que cuentas, como siempre. Un besazo querido Borgo!
La estancia en México y los margaritas, muy apetecibles (y si es posible ambas cosas a la vez, mucho mejor). De la sección gastronómica, hablamos otro día. ;-)
ResponderEliminarHola, Doctora. Sí que los langostijos parecen bichejos con tantas patas y antenas. Todo es eso, cuestión de costumbre y tradición cultural. A mí por ejemplo me da bastante repelús comer almejas vivas y a mucha gente les encantan.
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
Hola, Marcos. En verano eso de tragarse bichitos es corriente. En la India hay santones que van embozados para no tragar insectos accidentalmente. Lo de la lechuga frita es un entrante corriente en la zona de Almeria y lo recuerdo muy bueno.
ResponderEliminarAbrazos, amigo. Borgo.
Ostras, miquel, lechuga frita, eso casi me suena más raro que lo insectos ;-D No sabía que la lechuga se friera o cociera…
ResponderEliminarEl margarita es un cóctail delicioso, como el mojito o la caipirinha. La peli de Nicolas Cage a la que te refieres supongo que será Besos de vampiro; no la conocía por Mordiscos de vampiro, aunque la verdad es el título le va mejor a esta entrada, miquel ;-D
Un saludo. Estupendo post.
Tranquila, Clementine, hay bichos de sobras... Tendrías que haberme visto con ese aguijón en los dientes, parecía un mutante del Planeta x.
ResponderEliminarbESOS. bORGO.
Pero dejará de haber de sobras si te los comes tú todos... En eso, en eso te vas a convertir, en un mutante de bichos. bESOS, bORGO, difícil de escribir este nuevo cierre de comentario.
ResponderEliminarCreo que antes sería capaz de comer saltamontes y escorpiones que caracoles...
ResponderEliminarHola, SqS! Los insectos suelen comerse en el tercer mundo, zonas pobres, imagino que la necesidad debe influir bastante.
ResponderEliminarA mí me gustan mucho los caracoles con salsa picante. En mi pueblo los preparan "a la llauna" a la parrilla con sal gruesa y allioli. ¡Están buenísimos!
Tómate un Margarita que yo me tomaré otro a tu salud. Besos. Borgo.
Hola, Sícoris. La zona del sur es muy interesante a pesar del calor y los mosquitos. También hay mezcal con gusano, naturalmente.
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
Yo no podría en absoluto, a no ser que me sometieran a una situación extrema en plan "Papillon". No obstante, es cuestión de imagen. Si las cucarachas fueran rosas y vivieran en el mar...
ResponderEliminarHola, Javier. Mi abuela preparaba la lechuga frita en cogollos y salteada con ajo picado. Muy buena, lo he comido también en Córdoba con taquitos de jamón.
ResponderEliminarLa Margarita es mi cóctel preferido junto el Negroni (Campari-ginebra) Es verdad, la película se titulaba "Besos de vampiro" y según Cage la cucaracha era auténtica.
Saludos. Borgo.
Besos, Clementine. Es que así lo escribimos los del PlanetaX. Bueno, y también que la tecla de las mayúsculas me hace cosas raras.
ResponderEliminarBorgo.
Hola, Nocivo. Los caracoles dan repelús a bastante gente. En Tossa, una pareja de americanos que tenía a mi lado, se cambiaron de mesa cuando me trajeron una ración de caracoles picantes.
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
¿Qué tal, Cahiers? Las cucarachas sí que me dan mucho asco, no podría hacer lo de Cage (que aquí imita a Renfield, el criado de Drácula) Las únicas que me gustan son las cantarinas de "El cuchitril de Joey".
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
Jo macho,hay que tenerlos un poco cuadrados. Yo a lo máximo que he llegado es a comerme el gusano del mezcal.
ResponderEliminarHola, Mr. Lombreeze. Como decía alguien en la película "Nacido el 4 de julio": Lo bueno de tomar mezcal es que al final vas tan ciego que no te das cuenta de que te comes un gusano.
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
ostras, eso de comer escorpiones y insectos...egs. Con lo bueno que estan los caracoles...con una salsita. Con mi abuela los ibamos a cazar, despues de llover salian todos. Despues se ponen en una caja de madera para que purguen unos días en ayunas y finalmente se hierven. Se les puede poner una salsa de almendras con tomatito y cebolla de figueras y estan de muerte.
ResponderEliminarHola, Aris. Sí que están buenísimos los caracoles... a la "brutesca" por ejemplo, como los preparamos en las salidas al campo. Con esa salsa de almendras y cebolla de Figueras deben estar de muerte. Eso sí: lo de purgarlos debe ser crueldad con los animales, lo que hacen los franceses con las ocas pero al revés.
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
¡Ajjj!!!
ResponderEliminarComo por los ojos. Creo, antes moriría de hambre.
Aunque tiene mucha guasa el asunto con los caracoles. Jejejeee...
Saludos, Anna
¿Qué tal, Anna? Los árabes también comen con los ojos... los del cordero, claro.
ResponderEliminarChapulines contra caracoles. Un interesante choque cultural.
Saludos. Borgo.
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ResponderEliminarEl vídeo ni lo he visto, lo confieso; me temo que no podré con ello.
ResponderEliminarLo de las constumbres culinarias de los diferentes países es un mundo; yo me quedo con el nuestro :)
Y estos de la ONU... pues vale; seguro que a ellos no les falta un buen chuletón en la mesa y que los demás coman gusanitos que no hay filetes para todos. Seguro que han hecho mogollón de reuniones para llegar a esa "sabia" conclusión. (Siento que me salga cierto ramalazo de indignación pero no lo puedo evitar. No te lo tomes mal ¿eh?; no tiene que ver con lo que cuentas que me parece muy divertido).
Un abrazo.
Hola, Nury. No, si tienes toda la razón: los de la ONU nos dicen que comamos insectos que tienen muchas proteínas y Cañete que comamos yogures caducados ¡Que den ejemplo ellos y coman gusanos a la plancha! He visto los menús de las reuniones del G-8 y nada de bichos: solomillo con foie y salmón papillotte.
ResponderEliminarA mí también me gustan nuestras costumbres culinarias. Cuando regresé me moría por un buen jabugo pues en México estaba prohibida la carne porcina española.
Saludos. Borgo.