lunes, 28 de noviembre de 2011
ESA BOTELLA DE AHÍ ARRIBA, POR FAVOR.
Siempre es un placer que te encarguen una portada, sobre todo si es para un libro que me encanta como La leyenda del Santo Bebedor. Nada más terminarla bajé a tomar algo al bar de la esquina y me entretuve mirando esas botellas que siempre están en la estanteria más alta porque no las pide casi nadie, pócimas que forman parte de nuestra historia:.
CYNAR: hace años que no fabrican ese aperitivo a base de alcachofa y por eso suele ser la botella más cochambrosa de todas, con una buena capa de polvo y mosquitos aplastados. A juzgar por su sabor siempre he creído que el Cynar estaba hecho con los excedentes de jarabe para la tos de algún farmacéutico desaprensivo.
PONCHE CABALLERO: bastante más agradable. Fácil de localizar por su inconfundible botella plateada. Los amigos blogueros Cahiers y Tirador son muy aficionados a este licor. Me gusta con hielo para rebajar su característico sabor dulzón.
AROMAS DE MONTSERRAT: siempre que veo esa botella me imagino una escena como sacada de El Nombre de la Rosa con unos frailes rodeados de enormes alambiques en donde destilan este licor verdoso con sabor a hierbas. Encuentro su sabor sospechosamente parecido al licor de lagarto que sirven en los restaurantes chinos.
RICARD: ojo que engancha. Confieso que después de un viaje por Francia me convertí en adicto a esta bebida a base de regaliz, ajenjo y un fuerte aroma anisado. Celine contaba en su libro Larga jornada hacia la noche que los soldados franceses de la guerra del 14 combatían las diarreas por la mala comida de las trincheras a base de lingotazos de Ricard.
GRAN LICOR BONET: pomposo nombre para el antes conocido como Estomacal Bonet hasta que una ley obligó a quitar de las etiquetas de bebidas alcohólicas aquellos nombres que sugerían efectos medicinales. Típico licor con el que se dopan las viejecitas durante sus partidas de cinquillo.
ABSENTA: Fuente de inspiración para Verlaine. Temible bebida a la que atribuyen efectos alucinógenos y por eso se la conoce también como Diablo Verde; eso nos lo decía Gary Oldman en una escena del Drácula de Coppola. En Francia está prohibida su producción masiva desde que en 1906 un campesino bajo los efectos de la absenta la emprendió a hachazos con su familia como el Jack Torrance de El resplandor. A mí me gusta sobre todo por su parafernalia: sobre el borde de un vaso con dos dedos de absenta se coloca un tenedor con un terrón de azúcar y se echa agua hasta que el terrón se deshace y queda disuelto en el licor.
LICOR DE PLÁTANO: de la marca Sorel, distribuidores también del conocido licor de menta y su no menos acreditada lima. Los más viejos del lugar recuerdan cuando algún cliente pedía esa bebida al ver aquella botella tan kitsch que imitaba un racimo de plátanos (seguro que John Waters mataría por conseguir una de esas botellas) pero desde que cambiaron su diseño por uno más convencional el licor de plátano languidece en la estantería de arriba del todo.
Y UN CONSEJO DE JOHN CARRADINE:
"Todos los días tomo un vaso de vodka antes de cenar y no sé lo que es la resaca porque nunca le pongo hielo. No se debe adulterar las bebidas. Como me dijo Errol Flynn en el rodaje de El hijo de la furia: El hielo para los pingüinos".
(Famous Monsters, mayo 1979)
No he probado ninguno de los licores y bebidas que dices, y de oídas conozco el Ponche Caballero, el Ricard y la Absenta...no soy muy de licores, prefiero la cerveza o el vodka como Carradine, jajaj, qué sabio consejo! Aunque yo sí lo adultero.
ResponderEliminarMe apunto el libro.
1besico!
Hola, Fiona. Pues probé el consejo de Carradine y la verdad es que me funciona. Todo tal como sale de la botella: sin hielo, ni zumos ni cola. La segunda regla de oro es más conocida: no mezclar bebidas.
ResponderEliminarNo me extraña que no conozcas esos brenajes, si están en esa entantería de arriba es porque no los pide casi nadie. Besicos. Borgo.
Hola Borgo! es cierto...!cuántos licores y bebidas quedaron olvidados con el paso del tiempo! Me ha venido a la cabeza uno que anunciaba Joe Rigoli cuyo nombre creo que era Calisay, aunque igual estoy equivocada porque la verdad es que nunca llegué a probarlo; lo que si que probé, durante algún tiempo fue mi bebida preferida, fue el Ricard pues me encantaba ese olor tan característico a regaliz. El libro que citas no lo he leído, pero la portada invita a hacerlo y de paso también a beberse una copita de Ricard con agua fría, que era como lo hacía mi abuelo que por cierto era francés.Besos.
ResponderEliminarLos he probado todos, excepto Cynar (por nuestros lares, ¿quién no ha tenido una torta tonta con Aromes de Montserrat o de Ratafia?) padre, ¿tengo un problema?
ResponderEliminarMe alegro mucho por lo de la portada (así ya te puedes ir desquitando por la otra :P)
Un petonet
Hola, SqS. Es que las bebidas, como todo, va con las modas como el mismo Calisay que lo recuerdo anunciado por Alfredo Landa y su "¡Ay, ay, ay, qué me sabe a Calisay!" El Ricard -l´aperitif de la France- como le llaman por allí me gusta con su jarrita de agua con hielo, es un buen estimulante del apetito.
ResponderEliminarTe recomiendo el libro y también la película con Rutger Hauer y Anthony Quayle. Besos. Borgo.
Hola, Sidhe. Uf, la ratafía, imprescindible en las timbas de butifarra en la estepa lleidatana. Cuidado porque ese licor tiene una resaca muy mala que te deja el estómago hecho una piltrafa. Petonets. Borgo.
ResponderEliminarMe dieron ganas de probar el Ricard...
ResponderEliminarMe recordó al almacén de la esquina de casa en mi infancia;era de una pareja de italianos,y para mí era una aventura meterse entre las estanterías del suelo al techo,oscuras y polvorientas.Al fondo de todo estaban las bebidas,y sí,como en el almacén de Manolito,había algunas que eran prehistóricas.Recuerdo especialmente un licor de peras,(en su fondo se amuchaban unas cosas con aspecto de hongo alucinógeno del país de Alicia),y una botella imitación hierro,con remaches y todo,de Ponche Capitán de Castilla.La botella tan fantasiosa y el perfil de un caballero de yelmo y armadura me hacían imaginar historias en un pueblito medieval...
Hermosa la portada,la robo para perfil de MSN :D
besos
Lo primero, felicidades. No he leído la novela, pero si he visto la peli y me encanto.
ResponderEliminarun abrazo.
Muy bueno tu decálogo de bebidas exóticas...
ResponderEliminaren Barcelona había (no se si exitirá) el bar pastís donde te daban absenta con el terrón de azúcar y la verdad es que enganchaba el tema...creo que estaba por Nou de la Rambla
Hola, Fanny. A mi me gusta el Ricard, es un buen digestivo. Qué hermoso y evocador debía ser ese almacén que describes. En el barrio de Caballito, en la calle Pedro Goyena recuerdo un almacén también de estilo Don Manolo con botellas de Legui, grappa y otros licores. Puede que ese licor de peras sea el Williams, con una pera en su interior. Adelante con la portada, me alegra que te guste. Besos. Borgo.
ResponderEliminarHola, Susan. Muchas gracias. Es quizás la última película importante de Hauer antes de caer en productos "carne de video club" y la última, seguro, del gran Anthony Quayle pues murió poco después del rodaje. Abrazos. Borgo.
ResponderEliminarHola, Aris. Creo que confundes el Pastis con el bar Marsella en la calle Sant Pau, especializado en absenta -te daban el terrón de azúcar y la jarrita con agua- y que aún existe. El Pastis está en la calle Santa Mónica y como su nombre indica sirven un Ricard muy bueno con una ambientación muy barroca. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarYo tampoco he probado ninguna, la de regaliz me han entrado ganas de conocerla, la de alcachofa debe saber a rayos, jeje.
ResponderEliminarBesos.
Joer, que casualidad, hoy he pensado en esto porque estaba leyendo El invireno del dibujante y en la portada hay un tranvía con el cartel de Cinzanno.
ResponderEliminarBueno, pues habrá que irse preparando para beber todas jajaja
Enhorabuena por la portada
Hola, Isabel. Pues yo ahora mismo me tomaría encantado un Ricard con su refrescante aroma a regaliz pero te advierto que tiene un fuerte sabor anisado que a mucha gente le desagrada a menos que sean franceses. Je, je. El aperitivo de alcochofa sabía... bueno, a rayos es decir poco. Prefiero un Cacique con cola. Besos. Borgo.
ResponderEliminarHola, Moniruki. Ah. sí "El invierno del dibujante" de Paco Roca. Muy bueno, aparece en la portada un trolebús con el rótulo de Cinzano azul y rojo, mi madre los recuerda.
ResponderEliminarSi decides probarlos todos no lo hagas de una sola vez, cuidado con mezclar. Gracias por lo de la portada. Saludos. Borgo.
Efectivamente, tanto el Tirador como yo somos aficionados a tomarnos, de vez en cuando, un ponche caballero con hielo. En mi casa hubo una botella, las típicas de licor, de un ponche de Cartagena, que se mantuvo sin abrir durante muchos años. El día que la destapé aquello era casi caramelo. Ni decir que, tanto el Tirador y algún amigo más, dimos buena cuenta de ella.
ResponderEliminarHola, Cahiers. Me acordé de aquella tira con los dos sentados en un bar y uno dice ¿Otro ponche con hielo? No sé si recuerda el anuncio de TV: "Ponche Ponchelo, ponche con hielo, Ponche Caballerooo". Qué rico debía estar ese ponche añejo de Cartagena.
ResponderEliminarFelicidades de nuevo por el aniversario, brindaré con un ponchelo a su salud. Borgo.
Tienes razón, uno estaba en la calle Sant Pau i el otro en Santa Mónica...se nota que hace 15 años que no entró en ellos
ResponderEliminarHola, Aris. Al Marsella hace años que no voy (recuerdo antes de la reforma cuando era tan cutre, con aquel enorme agujero en la puerte del lavabo de mujeres, naturalmente no entraba ninguna) pero sí que suelo pasar por el Pastis. Allí por cierto verás un par de dibujos míos colgados. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarYo no voy a brindar contigo con ninguna de estas bebidas, Miquel, pero siempre es bueno saber de las cosas. Eso sí, me quedo con el principio y el final de tu entrada. Ese libro de Roth me parece maravilloso y John Carradine, si cabe, más. Besos, Borgo.
ResponderEliminarHola, Clementine. Haces muy bien en huir del Cynar pero sin duda "La leyenda..." es un magnífico libro y me hizo mucha ilusión ilustrar la portada. Conviene seguir los consejos de John Carradine, un actor que fue dirigido por John Ford, Fritz Lang y Woody Allen entre otros debe saber muchísimo de la vida. Besos. Borgo.
ResponderEliminarMr. Borgo, ¡que gran manera de cerrar su entrada con ese sano consejo del gran John Carradine ! Un saludo.
ResponderEliminarNo hay mejor forma, Belknap, un consejito de John Carradine para finalizar y evitar la molesta resaca a los bebedores. Yo sigo su consejo y desde entonces me libro de las resacas matinales. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarGrandioso recorrido que mentalmente quienes hicimos de los bares nuestro particular ecosistema no hemos dejado de hacer mentalmente alguna vez.
ResponderEliminar¿¿Errol Flynn en el rodaje de El Hijo de la Furia?? Tal vez acudiese por allí de visita, porque en el filme no interviene... ¿Le jugaría el vodka una mala pasada al gran Carradine?
Un buen hielo macizo, muy frío y hecho con agua de calidad, no adultera ningún trago corto si éste se bebe como tiene que ser: de un trago o, a lo sumo, de dos. Joder, yo también me enganché al ricard, pero con naranja!, por culpa de un amigo gabacho que lo bebía a todas horas, yo creo que lo empleaba incluso como colutorio. ¿Tú crees que la absenta que se puede conseguir ahora tiene algo que ver con la mítica bebida de las novelas?,
ResponderEliminarcoincido con lo del ritual de esta bebida, es muy atractivo.
Y qué me dices del Calisay?...
De todas formas para que se te quede la cara de Carradine te recomiendo que pruebes el STROH 80, un ron austriaco de 80 grados... un auténtico levantaboinas
Voy a apuntar una botellita de esas: la blanca y negra de licor Sheridan's, que, por cierto, tengo una en casa sin empezar y que ya va siendo hora de darle un tiento. Después del cafetito, ya sabes.
ResponderEliminarSaludos etílicos.
Efectivamente, Abuelito, esto me paaa por confiar en mi cada vez más maltrecha memoria: Carradine dijo Tyrone Power y no Errol Flynn. Los genes irlandeses de Tyrone ya le otorgaban ciertos conocimientos en el arte del beber. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarHola, Mr.Lombreeze. Yo prefiero el whisky sin hielo pero si está hecho con agua mineral de calidad se puede beber con gusto. ¿Ricard con naranja? no lo he probado y me lo apunto, tiene que ser bueno. El ritual de la absenta tiene su gracia y es más corto que la ceremonia japonesa del té que dura tres horas. Ya me gustaría probar la que bebía Verlaine en su bar de Montparnasse a ver si me viene la inspiración. Mi abuelo era un entusiasta del Calisay que tomaba con el café, pronto lo probaré al igual que ese ron STROH que debe ser cosa fina. Pröst! Borgo.
ResponderEliminarPues ya tardas, Licantropunk. El licor de café Sheridan´s, qué rico... lo usé para un bizcocho borracho irlandés con mermelada de naranja y me quedó de muerte (perdón por la inmodestia) Saludos. Borgo.
ResponderEliminar¿el padre Superman fabrica licor de plátano? xd
ResponderEliminarenhorabuena por la portada. Por el título debe estar interesante el libro.
Hola, Möbius. Pues lo del lícor de plátano no lo sé pero me acabo de enterar que Russell Crowe interpreta a Jor-El, el padre biológico de Superman en una nueva película.
ResponderEliminarMe alegra que te guste la portada. El libro te lo recomiendo, además se lee de un tirón. Saludos. Borgo.
Si tuviera que comentar la cantidad de veces que he tomado un chupito de absenta recitando la dichosa frase de Gary Oldman, probablemente todos me considerarían un maldito borracho.
ResponderEliminarPor suerte no me acuerdo de cuantas veces ha sido XD
Un saludo.
Carradine debió ser bravo con el trago ya que lo prefiere puro, en mi caso soy más ligero y me gusta con hielo aunque a veces engañan con poca bebida. La absenta ha sido muy popular en Francia, hay varios cuadros que retratan en medio de la costumbre esa práctica, quisiera probarla para ver que tal va. Agrego que me gustan los tragos con dulce, exóticos les llaman, es un placer aunque de lo clásico me quedo con el vodka y el whisky. Felicitaciones por otra gran caratula. Un abrazo.
ResponderEliminarMario.
El Sheridans es buenísimo!!!
ResponderEliminarVaya nivel alcohólico. Y yo que sufro a veces por mi hígado... LA verdad es que es una entrada deliciosa (y adictiva). Yo soy bebedor pero más tradicional y menos dado a la aventura. De los que citas solo he probado la absenta y más que hacerme deliarar me destrozaba el estómago, aunque recuerdo una noche de absentas que lié una buena... En fin, genial postada. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Wolfville. Qué bonita escena esa en que Gary Oldman moja el terrón en la absenta hasta que el azucarillo se vuelve verde y lo acerca a Wynona Rider (¿Qué habrá sido de ella?) Saludos. Borgo.
ResponderEliminarGracias, Mario. Creo que esas olvidadas botellas merecían un recuerdo. La absenta ha estado muy presente en la literatura y la pintura, hay un hermoso cuadro de Picasso titulado "Los bebedores de absenta" y Lautrec aportó sus apuntes de los bares que frecuentaba. Por cierto que por allí deben preparar muy bien el Pisco Sour, me gusta mucho como entrante. Abrazos. Borgo.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo, Mr. Lombreeze. Un Sheridans en una copa de coñac previamente caldeada es un trago muy indicado para una noche invernal. A tu salud. Borgo.
ResponderEliminarHola, David. Gracias, me alegro que te haya gustado la portada. La absenta siempre nos hace encaminar hacia el delirio, dicen que es por el ajenjo que en grandes cantidades es alucinógeno como el chile Capsicum aunque no debí comer lo suficiente en México porque no vi elefantes rosas ni nada por el estilo. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarAñado uno. HIERBAS IBICENCAS. En casa de mis amigos, cuando éramos jóvenes teenagers, siempre había una, y nadie la probaba nunca, hasta que una tarde de verano la asaltamos. Mejor olvidarlo.
ResponderEliminarJo, quan era més jovenet, feia col·lecció d'aquelles ampolletes petitetes i crec que les he provades totes. Molt xula la portada! Una abraçada.
ResponderEliminarHola, Ricar2. No recuerdo si he probado esas hierbas aunque supongo que serán parecidas al llamado licor de palo de Mallorca. Lo malo de esos licores dulces es que la resaca suele ser bastante desagradable. Aún recuerdo lo mal que lo pasé por unas copas de más de pacharán. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarGràcies, Jordicine. Si, jo també em feia la col.lecció i cap és va esvaporar. T´agraeixo el que em dius de la portada. Una abraçada i arreveure. Borgo.
ResponderEliminarMe gustaría probar la absenta, los demás ni idea, pero lo de "Estomacal Bonet" es precioso.
ResponderEliminar¿Qué tal, Insanus? Te recomiendo la absenta de calidad, de las que entran bien, pues hay algunas muy fuertes que raspan la garganta. A veces me da por tomar un Estomacal y me encanta mirar el color ambarino que tiene en la copa. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarHola Miquel, buen catálogo de bebidas descatalogadas. Siempre recordaré mi infancia con esa botella de Quina Santa Catalina sobre la mesa, poco antes de la hora del almuerzo. Antes estaba bien visto porque decían que abría el apetito. Mi madre me la servía cada día en un vasito de vino.
ResponderEliminarCreo que si ahora se me ocurre dársela a mis hijos y alguien se enterase de ello, sería denunciado e iría irremisiblemete a "chirona"
Ostras, Alimaña, la Quina Santa Catalina ¡qué da unas ganas de comeeeerrr! como decía el anuncio. Sí, se recomendaba a los niños lo que ahora no sería muy pol´ticamente correcto. Muy buena la etiqueta actual con esa Sta. Catalina con las cejas depiladas y los labios pintados a la francesa. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarHombre..."La leyenda del santo bebedor"...uno de mis libros favoritos. Desde que me lo recomendó un buen amigo mío, lo he leído ya unas tres veces. Me ha hecho mucha gracias el repaso que has hecho soibre las bebidas. Me quedo con la absenta, el Ponche Caballero y con el Ricard que me parece muy agradable. El hielo para los pingüinos, sí señor. El Jack Daniel's siempre solo. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy bien dicho, Marcos, el hielo para los pinguinos. Ya me gustaría compartir unas absentas contigo en un bar azotado por el bierzo en Zaragoza y es que esa bebida, no sé porqué, siempre la he asociado a las tardes invernales. Saludos. Borgo.
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