sábado, 19 de noviembre de 2011
DESCONÉCTAME, CARIÑO (RELATO)
Lo reconozco, soy un depresivo aguafiestas sin remedio, aunque Ona lo expresa de otra manera:
-Tú lo que eres es un pelmazo hipocondríaco que está siempre escuchándose a si mismo.
-Ya...
Además suelo tener unos irreprimibles accesos de melancolía que sacan de quicio a Ona como ahora, por ejemplo, que estamos sentados en la mesa de la cocina tomando whisky una lluviosa tarde de domingo en la que me da por hablar sobre la muerte.
-Nunca me dejes vivir en estado vegetativo -le digo a Ona-, no soportaría depender de máquinas y del líquido de una botella. Si me ves en ese estado desenchufa los artefactos que me mantienen vivo. Preferiría morir.
Ella se levanta con una sincera pincelada de admiración en sus ojos y desenchufa la televisión.
Luego desenchufa el ordenador, el ipod, el smart mail, la play station y por último me quita el vaso de whisky.
Me invade una -hasta ahora desconocida- sensación de paz y abandono. A mi alrededor todo se vuelve más y más oscuro...
Disculpen pero allá al fondo veo una potentísima luz anaranjada. Algo me dice que he de ir hacia esa luz.
Adiós.
Estupendo relato, creo que es el que más me ha gustado: corto, pero definitivo (nunca mejor dicho).
ResponderEliminarEnhorabuena!
Hombre, Ethan, me encanta verte de nuevo por aquí y de que te guste el relato. Gracias y la moraleja: hay que desconectar de vez en cuando. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarBuenísimo, Zueras, de verdad, me ha encantado.
ResponderEliminarLa realidad paralela en Matrix nos anestesia las quijoteras.Si no fuera porque a veces vale la pena conectar con según qué mentes....
Kisses de reflexión.
Está muy bien. Y me gusta el dibujo.
ResponderEliminarY sí. La moraleja que mencionas y la comparación que haces son muy buenas.
Un saludo.
Ja, ja, gracias Sincopada, a mi me ha encantado esos kisses de reflexión. Es cierto, hoy tenemos que reflexionar aunque me apetece más desconectar. Kisses. Borgo.
ResponderEliminarHola, David. Gracias, me alegra mucho que te guste. Hoy que es Jornada Reflexiva no sé si ponerme en ON o en OFF. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarEl personaje queda muy bien definido en pocas líneas. Me ha recordado una novela hilarante (y muy buena) sobre la hipocondría y el depresivo compulsivo: "El libro de los desastres", Ingomar von Kieseritztky.
ResponderEliminarHola, Lluís. Como el otoño me vuelve vago los relatos me salen cada vez más cortos. No conocía este libro pero me parece interesante, me lo apunto. Saludos. Borgo.
ResponderEliminar¡BUENÍSIMO!
ResponderEliminarMuchas gracias, Ricard. Has sido casi tan breve como el cuento ¡ja, ja! Saludos. Borgo.
ResponderEliminarMe encanta Miquel, me he reído mucho, la ilustración buenísima. Hoy prefiero estar en off leyendo tus relatos. Besos mussol.
ResponderEliminarmuy bueno...
ResponderEliminarlo de la luz me recuerda una vez, estaba en un supermercado y tenían esos tostadores que cuando van las moscas se fríen y el dependiente le decía a la mosca, "no vayas hacia la luz..."
Hola, Isabel. Me encanta que te haya gustado. Yo también estoy en OFF, por muy poco no he quemado la comida, voy empanado. Besos, mussol.
ResponderEliminarHola, Aris. Sí, el "Electocuta moscas". Curioso porque en "Poltergueist" decían todo lo contrario: "¡Ve hacia la luz, hacia la luuuz!". Saludos. Borgo.
ResponderEliminar¡Sensacional! Y fácil sentirse idenficado con ello. Yo mismo hoy paso jornada solo en casa, con la lluvia golpeando en la ventana y a punto de desconectar el ordenador. Y a mi mismo en el proceso, jeje. Un afectuoso saludo.
ResponderEliminarHola, Wolfville. En un día lluvioso todos hacemos un poco como el protagonista del cuento: conectarnos aquí y allá sin salir de casa que también tiene su aquel. Saludos. Borgo.
ResponderEliminar¿Puede existir algo más melancólico que tomarse un whisky una lluviosa tarde de domingo?. Bueno si, si además ha perdido tu equipo de fútbol.
ResponderEliminarExacto, Cahiers, como decía aquella cantinela de la radio: ¿Qué es un domingo sin fútbol? o la canción "Glommy Sunday", la llamada canción de los suicidas húngaros que comenté en un post. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarGenial, Miquel. A más de uno desconectaba yo... Besos, Borgo.
ResponderEliminarMe encantan estos microrrelatos porque en tan poco se puede decir mucho...Me ha gustado mucho Borgo y sí, claro que sí, hay que desconectar de vez en cuando...ya casi nos hemos olvidado de cómo suena el silencio.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Clementine. Supongo que a todos nos ha venido alguna vez a la cabeza "armarnos" con un mando a distancia y desconectar a más de uno. Besos. Borgo.
ResponderEliminarHola, deWitt. Los microrrelatos suelen estar menospreciados pero los hay muy buenos, se editó hace poco una recopilación en un libro estupendo: "Historias mínimas" de Javier Tomeo. Y, sí, hay que desconectar que no sé ahora quien dijo que el silencio es el ruido más agradable. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarHola Borgo!Estupendo tu relato; que incoherentes podemos llegar a ser a veces los seres humanos..., aunque la verdad es que en nuestra vida diaria dependemos para casi todo de las máquinas, lo más probable es que todos pensemos igual a la hora de estar conectados a una de esas máquinas que te mantienen vivo sin realmente estarlo. Ayy! !esas lucecitas naranjas que atrayentes son!, a mi me atraen exactamente igual que las coloristas luces de Navidad. Besos
ResponderEliminarHola, SqS. Creo que ha llegado un momento en que dependemos tanto de las máquinas que no se sabe quien está al servicio de quien. Imagina un mundo sin internet ni móvil y tampoco hace tanto de ello.
ResponderEliminarMe encantan las luces naranjas, la luminoterapia dice que es un color anti depresivo. Besos. Borgo.
Ojala mis hijos tuvieran ese botón en la espalda, por mas que lo he buscado no ha habido forma de encontrarlo. Pero no pienses mal, solo cuando no hay forma de hacerles
ResponderEliminardormir o se alborotan en exceso... jajajaja que en el fondo son unos angelitos.
Breve pero gran relato.
Saludos
Muy buena la semejanza del estado vegetativo con la realidad del personaje y la mujer nunca más inteligente, poco sensible pero efectiva, el hombre necesita comprensión pero también algo de fuerza para despertar. Me gusta el relato, corto pero contundente. Y como la televisión que se desconecta y va en negro nada más relajante que dejar la mente en blanco. Un abrazo.
ResponderEliminarMario.
Lo comprendo muy bien, Alimaña. Yo también tengo un hijo y el nene tendría que haber venido con un OFF bien visible cuando era más pequeño. Claro que igual no he buscado bien y yo también tengo mi botón en la espalda. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarCreo, Miquel, que a mí también me tienen que desconectar. Buen relato.
ResponderEliminarHola, Mario. Exacto, nada más relajante que desconectar. Recuerdo de pequeño quedarme embobado mirando el puntito blanco que aparecía en la pantalla del televisor antes de apagarse con un plop, una imagen tan anacrónica como aquella de la pantalla que se inunda de mosquitos zumbones. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarHola, Marcos. Qué bueno es desconectar, los osos sí que saben: ellos desconectan todo el invierno ¿Qué tal el cierzo por allí, ya se deja notar? Saludos. Borgo.
ResponderEliminarMuy bueno, mis felicitaciones a Ona, por ser tan valiente y dejarte desconectado del mundo, yo sería incapaz de hacer esto con mi chico... ademas así se entretiene y me deja en paz un rato.
ResponderEliminarBesos.
¡Ja, ja! Muy bueno, Susan: "Así se entretiene y me deja en paz un rato". En ciertos casos, mejor no desconectar. Besos. Borgo.
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