viernes, 28 de mayo de 2010
CÓMICS CENSURADOS
EL ABUELO CEBOLLETA ERA OPIÓMANO
En el estupendo El blog ausente se publicó hace un tiempo una curiosa página de La familia Cebolleta (DDT nº 446 de 1959) en la que Rosendo tenía alucinaciones al fumarse un puro de opio del famoso abuelo narrador de batallitas. Era la época en que se podía fumar en los tebeos (hasta el loro fumaba) pero lo del opio disparó la alarma de los censores que añadieron la toxicomanía a los otros temas tabú de las publicaciones infantiles (suicidio, eutanasia, alcoholismo…) y sancionaron con una fuerte multa a la Editorial Bruguera.
Como nuestro país no tuvo prácticamente experiencia colonial en Asia el opio es muy poco conocido. Mi tío Sento –fan de los tebeos Bruguera y ex marino mercante- me dijo que por la época en la que Vázquez publicó esta historieta era frecuente en los bares del puerto notar el olor de la marihuana (entonces llamada grifa, liarla se decía hacer un pote) de los marineros. Los legionarios, en cambio, preferían el kifi verde o blanco que fumaban en pequeñas pipas. De todas formas mi tío prefería sus paraísos artificiales a base de barrecha (dos partes de moscatel y una de cazalla) popular combinación que ya casi ha desaparecido en las ciudades.
SCHMIDT Y LAS DRACULINAS
Durante el verano del 74 yo era un ávido lector del Super Mortadelo y lo primero que buscaba era la serie El castillo Nosferatu con doña Urraca y la Pandilla del Ku Kux Plaf. La dibujaba el genial Schmidt (El profesor Tragacanto, Doña Deliranta…) con un fascinante estilo barroco. En la octava entrega de la serie aparecieron unas voluptuosas vampiresas que me produjeron cierta sensación aturdidora que hoy llamaría morbo. A los censores no se les escapó el pernicioso efecto que esas draculinas podían producir en las vulnerables mentes infantiles y ordenaron la cancelación ipso facto de la serie. Mi añorado Super Mortadelo ya no volvió a ser el mismo, yo tampoco.
Y, para finalizar, otra víctima de la censura en mi época infantil: la gallina stripper del anuncio de Avecrem. Los censores no se apiadaron de ella aunque acabase convertida en sopicaldo.
MÁS CERVEZA PARA LA CABEZA
Sir Hugh Beaver, director de la empresa cervecera Guinness, no solo fue el creador en 1951 del famoso Libro de los Records, también creó el cóctel Black Velvet al “enlutar” el champaña con su negra cerveza cuando durante una fiesta anunciaron la muerte del príncipe Eduardo.
Tengo el ejemplar de 1990 del Libro de Records Guinnes; el último en incluir récords relacionados con la ingestión de comida o bebida. Precisamente es este número aparece el campeón histórico en el récord de beber pintas de Guinness: Mathias Tilinsky, de la –entonces- República Federal Alemana, que el 25 de septiembre de 1989 se bebió 14 pintas -casi 500 cc cada una- en 2 horas y 52 minutos. Tilinsky tuvo que cumplir ciertas normas: no venir en ayunas, presentarse acompañado de alguien “responsable” y no vomitar, ya que eso conlleva la descalificación.
No he podido encontrar ninguna imagen de Tilinsky así que me decido por esta: Bela Lugosi y Boris Karloff tomando amigablemente unas cervezas.
domingo, 23 de mayo de 2010
HITS DEL TELON DE ACERO
Gracias a Katia Kazyansky por prestarme su colección de discos de Europa del Este.
Por lo visto era muy cool no depilarse entre las poperas ucranianas de los sesenta.
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La respuesta soviética a la famosa escena del film de Kubrick ¿Teléfono rojo? volamos hacia Moscú.
En 1982 el Chiquiliquatre ya estaba inventado. Este disco logró ser ese año número 1 en Albania.
¿Quería demostrar algo ese señor? El pichabrava de Stalingrado.
Por lo visto era muy cool no depilarse entre las poperas ucranianas de los sesenta.
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La respuesta soviética a la famosa escena del film de Kubrick ¿Teléfono rojo? volamos hacia Moscú.
En 1982 el Chiquiliquatre ya estaba inventado. Este disco logró ser ese año número 1 en Albania.
¿Quería demostrar algo ese señor? El pichabrava de Stalingrado.
CURIOSO DOCUMENTO
Verano de 1935. Bela Lugosi se ha dado cuenta de que la pifió al rechazar el papel de monstruo de Frankenstein y aquí le vemos detrás de Karloff durante el rodaje de La novia de Frankenstein intentando chupar camara. El director, James Whale, le riñe: "Señor Lugosi, ya le dije que no hay ningún papel para usted. Sea bueno y no me obligue a llamar a seguridad". Lugosi, cabizbajo, abandona el plató mientras Colin Clive, el doctor, aprovecha la pausa para servirse un lingotazo de su termo bajo la reprobatoria mirada de Elsa Lanchester que sabe que es ginebra, y no té, lo que hay en el termo.
miércoles, 19 de mayo de 2010
¿LA PEOR PELÍCULA DE LA HISTORIA?
Plan 9 del Espacio de Ed Wood está considerada la peor película de todos los tiempos, aunque quienes opinan así puede que no hayan visto Dracula vs. Frankenstein (1972) que pronto aparecerá en DVD editada por L´Atelier 13. Su director, Al Adamson, especializado en cine Z tuvo un final digno de una de sus películas: su cadáver apareció emparedado en el jacuzzi de su casa bajo un falso suelo de cemento y baldosas.
Adamson reservó los papeles protagonistas a dos viejas glorias: J. Carroll Naish –habitual secundario dos veces nominado al Oscar- y Lon Chaney jr que se pasó todo el rodaje al borde del coma etílico; para ambos fue su última película. También aparece el enano Angelo Rossitto –el único del elenco de Freaks, de Tod Browning, que siguió trabajando en el cine-, Russ Tamblyn (el doctor Jacobi de Twin Peaks) y el famoso Forrest –“Furry”- Ackerman.
Zandor Vorkov fue quizás el vampiro más impresentable hasta que Joe Rigoli se enfundó la capa en “El pobrecito Draculín”.
El maquillaje de Frankenstein da una idea de lo casposo del producto. En el guión original, Dracula convertía al monstruo en vampiro pero se descartó porque cada dos por tres se le caían los colmillos. Esta película no ha sido estrenada en España, yo la vi en la TV francesa y les aseguro que es puro delirio; y eso que me curtí en cines de barrio viendo demenciales programas dobles.
viernes, 14 de mayo de 2010
¿EL ÚLTIMO, POR FAVOR?
Un amigo de mi padre que estuvo en el frente de Madrid en el 36 nos contó durante una cena que en las trincheras era frecuente ver a un soldado disparando y, a su alrededor, un grupo de milicianos y soldados esperando. "¿Esperando qué?". "Pues a que el tirador cayera herido o muerto. Entonces uno de los que esperaban, por riguroso turno, cogía su fusil y seguía disparando. Esto se debía a la escasez de armas de fuego para el frente".
MIS 8 SEGUNDOS CON WOODY ALLEN
El actor británico Denholm Elliot (1920-1990) es recordado sobre todo por su papel de Marcus, el arqueólogo amigo de Harrison Ford en la saga de Indiana Jones.
Parte del verano del 86 trabajé en el bar Sargantana (Lagartija) en los alrededores de Sant Antoni en Ibiza. Muy cerca de allí Denholm Elliot había adquirido una casita rural sin electricidad ni teléfono. No es que Elliot fuera un habitual del Sargantana, es que prácticamente vivía en el bar pues le había dado a su agente el teléfono del local para que pudieran localizarle. Elliot pasaba por un reservado y educado gentleman aunque a veces podía ser bastante desagradable con unas copas de más.
Una tarde de julio, alrededor de las cinco, Denholm Elliot estaba en su mesa preferida de la terraza del Sargantana bajo una gran higuera bebiendo ginebra mientras yo lavaba vasos detrás de la barra; no había nadie más. Me sequé las manos para atender el teléfono. Sin duda era una conferencia pues se oía una voz lejana hablando muy deprisa en inglés.
-Can you repeat, please? – le rogué.
Deduje que la persona al otro lado del hilo no andaba sobrada de paciencia pues soltó un bufido y dijo con tono áspero: “Llamo desde New York. Me han dicho que aquí puedo encontrar a Denholm Elliot”.
Con una seña indiqué a Elliot que se acercara y le tendí el auricular, aún no sabía que acababa de hablar con Woody Allen.
Conversaron durante unos minutos, pensé que Elliot estaba bajo los efectos de la ginebra cuando en mitad de la charla se puso a cantar: “Hickory, Dickory, Dock. The mouse ran up the clock” (Hickory, DIckory, Dock, el ratoncito se subió al reloj).
Elliot colgó el teléfono y me pidió más ginebra. Se le veía satisfecho y, por ello, inusualmente comunicativo. Me dijo que era Woody Allen quien le había llamado y que quería contar con él para el reparto del drama September. El director le había preguntado si podría imitar el acento estadounidense y por eso Elliot le cantó Hickory, Dickory; una tonada que los norteamericanos cantan con un peculiar acento. Allen pareció convencido.
Yo volví a casa poco después y desde entonces ya casi no había vuelto a recordar mis ocho segundos con Woody Allen, hasta que hace poco volví a ver September en un soñoliento canal de televisión. No me pareció su mejor película, creo que quiso imitar en exceso a Ingmar Bergman.
lunes, 10 de mayo de 2010
EL MUNDO SEGÚN GEORGIE DANN
60 años ha cumplido el rey de la Canción del Verano. Si Gary Grant fue el que mejor lucía el smoking, Dann parecía haber nacido para los pantalones de campana.
Georgie Dann pasó 8 años en el Conservatorio de París y además se sacó el título de profesor de EGB. A mediados de los 60 viene a la costa catalana con su grupo de free jazz con el que toca el saxo pero a sus conciertos no viene ni dios. Un día, paseando cabizbajo por una playa de Lloret, tiene una revelación con las paellas, los chiringuitos y la música pachanga de los radio casetes que suena por doquier. El resultado de esta epifanía es su Casatschock, disco de oro en 1969. Seguirían: El Bimbó, El Dinosaurio, La Barbacoa… temas compuestos por ese hombre del que se rumorea que sólo vive en verano y que al llegar septiembre se retira a su guarida secreta.
El 2007 anuncia su retiro con su impactante tema Mecagüentó: “Me cago en el chiringuito, me cago en el bungalow, me cago en el veraneo y mecagüentó…” Toda una declaración de principios que desconcertó a sus fans como el grupo Capitán Canalla, que sacó una canción titulada “Que vuelva Georgie Dann”.
Aquí se puede ver la evolución del cantante en televisión; austero blanco y negro al principio y en los 70 con atuendo galáctico y arropado por el Ballet Zoom.
JUAN ECLIPSE Y SPAGUETIS AL PESTO
En el último Salón del Cómic de Barcelona me he reencontrado con algunos conocidos de Ediciones La Cúpula. Me han dicho que están considerando reeditar Los amores de Juan Eclipse -Colección Brut Comix- mi, hasta ahora, primera y única incursión en el cómic profesional. Berenguer, el editor, nos dijo a mí y al guionista Alfredo Pons que pusiéramos un par de tetas en la portada que así venderíamos más; por si acaso pusimos tres y media.
El protagonista, Juan Eclipse, es un amnésico que se despierta un día sin recordar nada en su casa llena de gatos. Más adelante se encontrará con varios personajes que le darán pistas sobre quién es y que hizo la noche anterior. El guión de Pons - que ya había publicado en El Víbora las series Sarita, María La Nuit y Escalera de vecinos- es magnífico, aunque no puedo decir lo mismo del dibujo pues trabajé a contrarreloj para tener el álbum a tiempo para el Salón del Cómic 2002, además la neumonía de Pons se estaba agravando y temía que no pudiera ver las páginas terminadas.
Cuando acabé la última página invité a Pons a comer spaghetti al pesto –sus preferidos- en mi casa. Aunque ya estaba muy débil comió con apetito. Me sorprendió que al irse me abrazara; se estaba despidiendo, pues murió la semana después.
Los amores de Juan Eclipse fue finalista en aquel Salón del Cómic para el premio al mejor álbum, premio que se llevó finalmente Hernán Migoya por Kung Fu Kiyo. En recuerdo de Pons aquí está mi receta de spaghetti al pesto. Aprovechen ahora que es la temporada de albahaca fresca:
Mientras se cuece la pasta triturar en un mortero, o una batidora, unos puñados de hojas de albahaca, un puñado de piñones y un diente de ajo sin la vaina verde. Cuando todo se ha convertido en una masa, aligerar con un chorrito de aceite de oliva y añadir parmesano rallado. Esparcir el pesto –con un poco del agua de la cocción- sobre la pasta recién escurrida.
jueves, 6 de mayo de 2010
AÑO HITCHCOCK
30 años sin el Mago del suspense. Arriba, dos falsas portadas que dibujé para la revista Never More en un artículo sobre las novelas que Hitchcock adaptó para sus películas. Y abajo un falso trailer muy divertido sobre una supuesta precuela de Los pajaros que nos remite a aquella eterna cuestión sobre si fue primero el huevo o...
DRÁCULA EN ESTAMBUL
Durante mucho tiempo se dio esta película por desaparecida pero ahora se puede bajar por internet –por ejemplo en el excelente foro de descargas ExVagos.es- y con subtítulos en castellano Drakula Istambul´da (1953), el más famoso de los Dráculas exóticos. Es la primera vez que aparece en el cine un vampiro mostrando los colmillos que son algo curvados a modo de los djins, espíritus malignos de las leyendas otomanas.
Azmi, un abogado de Estambul (interpretado por Bülent Orant, el llamado Gregory Peck turco) llega al castillo de Drácula (Atif Kaptan) para cerrar la compra de unos inmuebles. Se nota la economía de medios pues el castillo, de paredes desnudas, muestra dos armaduras como único atrezzo. En el libro Cine de vampiros de Carlos D. Maroto se cuenta que, a falta de máquinas de crear niebla, ésta se simuló con todos los miembros del equipo tumbados y fumando varios cigarrillos a la vez.
Hay detalles curiosos como el de la escena de Drácula reptando por las paredes del castillo (escena tomada directamente de la novela de Stoker) y la ausencia de crucifijos y demás iconografía cristiana. También el austero cementerio musulmán que se muestra está muy alejado de los panteones góticos que se suelen ver en el cine occidental de terror.
El Londres brumoso y victoriano aquí se sustituye por un cosmopolita y bullicioso Estambul donde la novia de Azmi (Annie Balli) trabaja como bailarina (nada que ver con la recatada Mina Harker). Hay un esceso de metraje en las escenas del night club, pero también un momento fascinante: Drácula hipnotiza a la bailarina para que actúe sólo para él en el local ya vacío.
Drácula en Estambul es una película ingenua, a veces notablemente torpe, pero sin duda curiosa. Especialmente indicada para los buscadores de rarezas.
sábado, 1 de mayo de 2010
LA NOCHE DEL POREXPAN VIVIENTE
Trabajé durante un mes en la sección de embalaje de un almacén en el turno de noche. Un almacén enorme, destartalado y algo siniestro. Mis compañeros me dijeron que uno de los empleados había enloquecido,creía que el porexpán que usábamos en las cajas como material de relleno (que allí llamábamos ganchitos) eran seres inteligentes y con malas intenciones. Puede que fuera una leyenda urbana para amedrentar a los nuevos… no sé.
TURA SATANA
Tura Satana (Tura Pascual Yamaguchi) es el magnífico resultado de genes japoneses por parte de padre y cheyennes de la madre. A los 13 años y con un carnet de identidad falso empieza a trabajar de stripper. Se liga a Elvis Presley y luego a Rod Steiguer quien le consigue un papelito en Irma la dulce (1963) de Billy Wilder. Pero la fama vendría tres años después cuando Russ Meyer la escoge como la neumática protagonista de Faster, Pussycat! Kill! Kill!
Fíjense en esta foto del filme, seguro que Tarantino la tuvo presente cuando rodó Death Proof. Las protagonistas son tres bailarinas de un club nocturno que a la salida del trabajo vagan por el desierto convertidas en peligrosas delincuentes motorizadas.
En 1968 Tura conoce al cineasta Ted V. Mikels (director de cine Z que vive en un auténtico castillo en California con un harén de ocho mujeres) y protagoniza otra cinta de culto, la delirante The Astro Zombies con John Carradine. Repite con Mikels en Doll Squad (1973) como una de las tres investigadoras femeninas que trabajan para un misterioso jefe al que no vemos su cara -¿Les suena a algo llamado Charlie?-. Poco después y por motivos nunca aclarados Tura se retira de los focos y se pone a trabajar como enfermera en un consultorio. Habría que verla vestida de uniforme…
Escena de Faster, Pussycat! Kill! Kill! Atención al bailecito de la chica en el desierto. Tarantino puro.