lunes, 3 de octubre de 2022

LAS VISITAS DEL CALAMAR

 

Gregorio Halibut se removió para colocarse en una posición más cómoda y entonces percibió ese olor a marea baja propio de la actividad sexual. Nada de eso había ocurrido en la cama de Halibut desde hacía mucho tiempo y se estremeció ligeramente cuando su mano tropezó con algo húmedo y cartilaginoso. Apartó las sabanas de un tirón y descubrió un calamar.

Aquello era tan insólito que Halibut se sintió más desconcertado que inquieto. Sosteniendo uno de los tentáculos entre dos dedos fue hacia el lavabo y arrojó el cefalópodo al inodoro.

Por la mañana Halibut tomaba café observando distraído el juego de los rayos del sol filtrándose por las rendijas de la persiana. Frunció los ojos y unos globos acuosos y distantes le devolvieron la mirada. Un calamar estaba recostado sobre la jarrita de leche con sus tentáculos colgando indolentes en un ángulo de la mesa. Mientras Halibut observaba el calamar siendo tragado por el inodoro decidió pedir hora al doctor Fletán, su médico de cabecera.

 El médico lo miraba ceñudo y profesional cuando le pidió a Halibut que le hablara de su infancia. Halibut relató su niñez solitaria, con un padre distante que prefería dejarlo al cuidado del tío Lucio –el rarito de la familia- que le colmaba de atenciones y regalos. Fue entonces cuando el doctor le preguntó:

-¿Cuál era el trabajo de su tío Lucio? –y cuando Halibut respondió que tenía una pescadería la voz del doctor adoptó un tono severo: -Ahí está el quid. Su estado emocional, necesitado de afecto, quiere emular la presencia y los regalos de su tío Lucio, el pescadero. Esos mensajes que le lanza el subconsciente como una bengala de socorro los representa ese calamar que usted imagina ver…

-No son imaginaciones, doctor – le interrumpió Halibut-. Percibo incluso el olor a pescado rancio de ese bicho.

-¿Cómo?! –el médico se alteró-. Eso es alarmante, las alucinaciones olfativas suelen ser síntoma de lesión cerebral – escribió una dirección en un papel y se lo entregó a Halibut-: Se dirigirá lo antes posible a este centro donde le harán unas pruebas, tendrá que permanecer allí una semana. Es un sitio agradable, como un balneario.

Este lugar estaba en la costa. Halibut se dispuso a preparar su equipaje. Al abrir la maleta apareció un calamar que parecía saludarle con un tentáculo alzado y recostado sobre una hebilla.

 Halibut conducía por la curvilínea carretera de Garraf. Desde su ventanilla veía las playas blancas y las olas chocando imponentes. Un túnel lo ingirió y la radio se animó súbitamente al sonar un viejo tema de Flash and the Pan: Squid Dance. Halibut movió apresuradamente el dial convirtiendo la melodía en una sucesión de medias palabras atropelladas. Cuando descubrió que había dejado atrás el túnel y que se dirigía hacia un abismo intentó girar con un chirrido atroz de los neumáticos. Perdió el control del vehículo, se precipitó al vacío y en perfecta parábola aterrizó en un mar que lo saludó con siniestra calma.

El coche se hundía con rapidez. Halibut abrió la ventanilla para poder salir cuando el vehículo al llenarse de agua se posara sobre el fondo, pero cometió el fatal error de no desabrochar antes el cinturón de seguridad. Forcejeó inútilmente con el cierre hasta que dejó escapar su vida con un burbujeante estertor.

Minutos después una sombra blanca, pequeña y fantasmal penetró por la ventanilla. Un calamar se acercó al inerte cuerpo y le rodeó afectuoso el cuello con sus tentáculos. Permaneció en esta posición dejándose mecer por la corriente, agitando perezosamente las branquias y con la cabeza recostada sobre la mejilla de Halibut.

HANNIBAL LECTOR.

FRODO Y SU HUMOR ARGENTINO:

LA RECETA. CALAMARES ENCEBOLLADOS
Seguimos con esos cefalópodos. Foto: Silvina.
Con la mejor de tus sonrisas pide en la pescadería que te preparen los calamares separando la cabeza de las patas y cortándolo en aros. 
Pela la cebolla y córtala en tiritas finas. En una sartén añade un poquito de aceite, ponla a fuego lento y echa la cebolla. Hazla así, muy poco a poco, pochándola, para que se caramelice con sus propios azúcares durante 15 minutos  hasta que empiece a dorarse ligeramente.

Transcurrido ese tiempo, añade los calamares a la sartén, echa un poquito de sal y sube el fuego al máximo. Remueve y dale vueltas durante 5 minutos y agrega el vino blanco. Déjalo otros 5 minutos a fuego fuerte para que se evapore el alcohol pero con cuidado de que no se pegue ni la cebolla ni los calamares a la sartén.

Retirar del fuego, y probar y rectificar de sal si es necesario. Recomiendo acompañarlo con arroz blanco del alargado, tipo basmati.





43 comentarios:

  1. Al fin de cuentas este homónimo de Samsa respondió al llamado de su destino.
    Me encantó, Borgo, como me animo a vaticinarte que estos calamares tuyos me van a encantar... Después de todo, además de sabrosos, los calamares siempre me resultaron buena onda y muy acogedores, como prueba tu relato.

    Abrazos y más abrazos.

    ResponderEliminar
  2. Si se los hubiera comido en vez de tirarlos por el wc ( ya le llegará la multa, que ahora lo controlan todo), se habria shorrado la pssta del sanatorio, la pasta del medico, la pasta de la subida del seguro del coche por siniestralidad, y la pasta de ña gasolina,. Y el peaje. Era un manorrota, tu amigo.
    Y los calamares hubieran formado parte de su interior.
    Abrazzoo

    ResponderEliminar
  3. Y felicidades retrasadas por tu santo, aunqye no lo celebres

    ResponderEliminar
  4. Uno de tus cuentos más perversos y también de los mejores salidos de tu pluma o teclado. Los dibujos que lo acompaña son geniales, sobre todo ese coche saliendo de la carretera, tan cinematográfico. Esta magnífica historia cepalopoidal enlaza con tu receta y lo encuentro la mar de siniestro, de ahí que Hannibal Lector (también un gran dibujo) se haya tapado la boca con ese bozal de cuero para no tener que comérselos una vez leído tu relato. El pulpo también es un cefalópodo la mar de inquietante. Según los expertos es el bicho más inteligente del mar, de ahí ese cabezón. Es auténticamente un extraterrestre surgido de la serie B de ciencia ficción de los años cincuenta, y también de las portadas pulp. Cthulhu anda cerca. Yo tengo un trauma y te lo voy a contar. De niño a mi padre le gustaba mucho comer pulpo y de cualquier manera: en ensalada, en salsa, frito… se comía la cabeza sin limpiar porque decía que tenía más sabor. Cuando abría con un cuchillo la cabezota salía de todo: cadáveres de peces pequeños, calamares (¡se comían a los de su misma raza!), ¡incluso la pluma del calamar! No me extraña que sea el más inteligente; me imaginaba que con esa pluma el pulpo se ponía a escribir versos acuáticos. Cada vez que abría una cabeza de pulpo yo lo miraba con temor esperando ver algo anormal, no sé, un trozo de dedo humano. Luego estaba mi madre; una vez comprado el enorme pulpo lo cogía por las patas y empezaba a darle fuerte contra el mármol. Ella me decía que se hacía de esa manera para ablandarlo. Sin embargo yo sabía que le daba más de la cuenta. Llegaba un momento que parecía perder el control y se ponía a gritar histéricamente:

    - ¡Me cago en todo! ¡Me cago en todo! ¡Me cago en todo!

    Descubrí ya de adulto que mi madre imaginaba que el mármol era la cabeza de mi padre. Luego mi padre abría la cabeza del pulpo y yo miraba con temor lo que saldría de su interior. Todo conectado en la familia disfuncional a través de un octópodo.

    ¡Hola Frodo! Me ha encantado tu chiste. A veces es mejor quedarse con los interiores de los rellenos alimenticios.

    Dices: “Con la mejor de tus sonrisas pide en la pescadería…”. El mismo hedor no me hace sonreír con todos esos peces muertos que no paran de mirarte con ese ojo sin párpado. Tentáculos, decápodos con antenas, garras, pinzas y ojillos negros y la pescadera dándole al hacha con el delantal ensangrentado, el cabello ensortijado y en cada hachazo pensando en el marido...

    ¡Un fuerte abrazo!

    ResponderEliminar
  5. Tengo que decirte que leerte tus textos es una pasada, cada dia me sorprendes más y mejor . Un buen cuento donde tiene sus suspense y anécdota , al final el calamar se va con él al fondo del mar.
    Lo chistes tiene solera y el menú excelente. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. ¡Hola, Borgo! ¡Hola Doctor Melmoth! ¿cómo andan?
    Siempre me parte de risa el conocer los nombres de tus personajes, muy en tu estilo de humor tanto Halibut como Lector.
    ¡No recordaba ese chiste! Creo que esta vez es 98 % Borgo, 2% Frodo... con un margen de error de 2%

    Me anoto con los calamares encebollados, saludos a Silvina!

    Una cosa fuera de programa:
    ¿conoces el libro de ciencia ficción Starship Troopers? Me enteré gracias a uno de los podcast de ciencia españoles que lo han recomendado, que en la trama la primera ciudad que invaden los extraterrestres es... ¡Buenos Aires!
    Así que como buen argentino arrogante que soy, lo voy a tener que conseguir y leerlo

    Abrazos, amigo crack!

    ResponderEliminar
  7. ha sido muy agradable leer las tribulaciones de mr. halibut. lo bueno de su final, es que no murió solo; incluso le dispensaron ternura y cariño.

    también he disfrutado de la ocurrencia de frodo.

    en cuanto a tus ilustraciones estos como siempre mantienen tu sello especial como si fuera una marca de agua y podría decirse que hasta transmiten en cierta manera, tu personalidad.

    un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Me ha encantado el relato del calamar. Y el guiso también tiene muy buena pinta.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  9. ¿Una maldición, una historia de amor?, a veces hay una fina línea que separa ambas cosas... Un relato muy de Kafka, sí.

    ResponderEliminar
  10. Hola, Carlos! Encantado de recibir la visita de mi argentino amigo amante del pescado.
    Me alegra que te haya gustado el relato y espero que los calamares te gusten aún más. Me gustan mucho lo que acá llamamos "rabas", tentáculos de calamar enharinados y fritos en aceite.
    Abrazos!
    Borgo.

    ResponderEliminar
  11. ¿Qué tal, Gabiliante?
    Pues sí, eso le pasa a Halibut por no gustarle el pescado, con lo rico que habría estado ese calamar a la plancha con una salsita de ajo y perejil...
    Muchas gracias, no pude celebrar mi santo ese día pero pienso hacerlo con un plato típico de mi tierra: calamares rellenos con sus patas, huevo duro y carne picada.
    ¡Abrazos!
    Borgo.

    ResponderEliminar
  12. ¡Bienvenido como siempre, Doctor!
    Ese dibujo del coche era parte de la portada de una novela "The Incident" de un autor inglés. Solo me dijeron: "Va de un coche que cae por un acantilado", pues vale.
    A Hannibal lo veo yo más carnívoro, no recuerdo haberlo visto comer pescado en ninguna película.
    Se dice que los pulpos son tan inteligentes como los perros, aunque yo no he visto ninguno trayendo las zapatillas (vale, eso demuestra que son listos) Cuando yo limpiaba pulpos sacaba de su interior peces casi de su tamaño, por lo que el pulpo debe ser como un estómago con patas. Imagina si te pilla un kraken que en lenguaje escandinavo significa "Monstruo". Ahora recuerdo aquella escena de "Tiburón" cuando abren un escualo y aparece una matrícula de coche, se ve que esos bichos primero se tragan todo y luego deciden si es comestible.
    Por eso se dice que "le dieron la del pulpo" cuando apalizan a alguien. Un cocinero me aconsejó congelarlos para quebrar las duras fibras de los tentáculos.
    Paso tus saludos a Frodo.
    ¡Abrazos, amigo!
    Borgo.

    ResponderEliminar
  13. Qué relato, Miquel, jajajaja
    Y qué entrada más completa, dibujos incluidos.
    Muchos besos, Borgo.

    ResponderEliminar
  14. Un relato sorprendente y muy bueno.
    En realidad, tu entrada es un compendio de interés.
    Incluida la receta.
    Un abrazo. Feliz mes de Octubre.

    ResponderEliminar
  15. Me ha gustado mucho este relato, has logrado una atmosfera entre surrealista , Kafkiana y Freudiana, ademas de recordar aquellas míticas historias cortas que tan bien dibujaron muchos maestros del comic americano, y eso que el protagonista de tú relato encontró bajo las sabanas un calamar, no se que le hubiese pasado si llega a encontar una cabeza de caballo, como en aquel mítico film de Coppola...

    En un estudio que trabajé, a la hora de comer uno de los dibujantes puso a freir una sepia, creo que nunca me he pasado una tarde entera dibujando con ese olor tan chungo en el ambiente, se ve que dos o tres dias antes de cocinarla ya la había sacado del congelador y la tuvo solo en la nevera, y al cocinarla, en fin, no se ni como salieron los dibujos...

    Comparto tú gusto por los calamares rellenos, sobre todo con ese relleno que comentas, si alguien nunca los ha comido no suele ser recomendable comprarlos en uno de esos sitios de "comida preparada", habrá alguno que funcione, claro, pero en la mayoria el relleno no tiene nada que ver con los que comemos en casa...

    El pulpo gallego tambien es un plato muy recomendable, y como no los míticos bocatas de calamares, me tocó la mili en Madrid, y a veces cuando salia de paseo para evitar la cena infumable del cuartel pues me pedía en un bar un bocadillo de calamares con su cerveza Mahou de acompañamiento...

    Por cierto, hablando de calamares, no se si debo ser de las pocas personas a nivel mundial que no ha visto ni un solo capitulo de "El juego del calamar"...ja..ja..

    Saludos!!!

    ResponderEliminar
  16. Hola, Miquel
    La primera ilustración me ha encantado. Esa expresión del calamar es lo más!

    Buen relato y la receta, pinton!

    Besos.

    ResponderEliminar
  17. ¿Recuerdas ese anuncio del Trivial, cuando decían aquello de "aceptamos pulpo como animal de compañía"?

    Probaré la receta de los calamares.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  18. Hola, Campirela, gracias por visitarme. Por cierto ¿tu nombre está inspirado en el personaje de cómic Vampirella de Pepe González?
    Me alegra que te gusten el cuento y el menú de hoy. Estoy seguro de que Halibut y el calamar estarán -nunca mejor dicho- como peces en el agua.
    ¡Abrazos!
    Borgo.

    ResponderEliminar
  19. ¡Hola, Frodo, y también saludos del buen doctor Melmoth!
    Aquí lo tenía fácil, hay muchos nombres de peces. En casa de niño comíamos uno con nombre algo malsonante. "japuta" también llamado "palometa".
    Pues tienes razón, ese chiste no me lo enviaste vos, lo comprobé al leer tu comentario. Bueno, es más o menos de nuestro estilo.
    Seguro que te gustarán esos calamares y saludos de parte de Silvina.
    No leí el libro de Heinlen (considerado uno de los tres grandes de la SF junto a Bradbury y Arthur C. Clarke aunque polémico por sus ideas fascistoides) pero recuerdo la película de Paul Verhoeven de 1997. He encontrado una cita del libro: "Un ataque de arácnidos aniquila la ciudad de Buenos Aires y alerta a la población civil."
    Abrazos, amigo Frodo!
    Borgo.

    ResponderEliminar
  20. Hola, DRACO!
    Yo estoy seguro de que al menos el calamar debe estar muy feliz, y eso que son animales solitarios, solo se juntan para reproducirse cosa que hacen una vez en la vida.
    Frodo sigue en plena forma. Por cierto que la semana pasada hice mis primeras empanadas, de carne, huevo y aceitunas.
    Me encanta lo que dices de las ilustraciones. Todo dibujante intenta conseguir un estilo propio y que más o menos nos represente.
    ¡Abrazos, DRACO!
    Borgo.

    ResponderEliminar
  21. ¿Qué tal, Macondo?
    Muchas gracias. He intentado que el calamar parezca simpático, y no como esos bichos con tentáculos tan queridos por Lovecraft.
    Espero que disfrutes con la receta.
    Saludos!
    Borgo.

    ResponderEliminar
  22. Hola, Beauséant!
    Yo creo que el calamar tuvo un flechazo que consiguió sobrevivir a los chapuzones en el inodoro. Ahora y bajo el mar, solo el calamar puede disfrutarlo pero seguro que es feliz.
    Saludos!
    Borgo.

    ResponderEliminar
  23. Hola, Clementine!
    Siempre me alegra encontrarte por aquí. Un placer que te guste la entrada. ¿Aún te acuerdas de aquel proyecto de libro?
    Muchos besos, Clementine.
    Borgo.

    ResponderEliminar
  24. Claro que me acuerdo. Ojalá deje un día de ser proyecto.
    ¡Muchos besos, Borgo!

    ResponderEliminar
  25. ¡Hola, Amalia y muchas gracias!
    Yo también te deseo un muy feliz octubre. Por cierto que el día 15 se celebra el Día de las Escritoras en España.
    ¡Abrazos!
    Borgo.

    ResponderEliminar
  26. ¿Qué tal, Folk?
    Me alegra que te haya gustado el relato. ¡Já, el caballo de "El padrino". Leí que consiguieron una cabeza auténtica en una empresa de comida para perros. El rodaje de esa escena se alargaba y tuvieron que rodear la cabeza con hielo antes de taparla con la sábana.
    Uf, supongo que el estudio debía oler como Innsmouth, el siniestro pueblo costero descrito por Lovecraft "...con su eterno hedor a pescado".
    Esos calamares son típicos de mi tierra, L´Empordà. Añadimos al relleno de carne un trocito de chocolate amargo.
    Me gustan los bocadillos de calamares pero en Madrid me parecían secos, sin tomate ni aceite. Yo los comía en un bar de Callao que lo llevaba un alicantino y les ponía allioli. ¡Deliciosos!
    Pues ya somos dos. No he visto ningún capítulo de esa serie y tengo curiosidad porque me dicen que es buenísima o que es un bodrio; no hay término medio.
    Saludos, Folk!
    Borgo.

    ResponderEliminar
  27. Hola, Mamen! Me alegra volver a verte.
    Intenté que el calamar tuviera un aspecto simpático. Yo me lo quedaría como mascota.
    Espero que te guste la receta, no olvides la guarnición de arroz blanco.
    Gracias y muchos besos!
    Borgo.

    ResponderEliminar
  28. Hola, Ricard!
    Sí, claro que recuerdo esa frase, se convirtió en las más recordadas de la publicidad como "What Else?" de Clooney o antes: "¿Qué hora es? La hora 103" de cuando se anunciaban licores en la tele.
    Es una de esas recetas muy simples pero muy buenas, las mejores si el pescado es fresco.
    Saludos!
    Borgo.

    ResponderEliminar
  29. Hola, Clementine!
    Yo también lo espero, me encantaría hacer ese trabajo contigo a cuatro manos.
    ¡Muchos besos!
    Borgo.

    ResponderEliminar
  30. Muy buena la historia del calamar. Lo que es el cine y los documentales, desde que mi hijo el pequeño vio ese oscarizado documental "Lo que el pulpo me enseñó" ya no ha podido comer pulpo, dice que nunca más lo volverá a probar. La verdad es que la película da pie a ello.
    Saludos!

    ResponderEliminar
  31. Hola, Ethan!
    Voy a por ese documental, parece que los pulpos son muy inteligentes y me fascina eso de que tengan tres corazones.
    Lo de tu hijo me recuerda al mío cuando se le murió su mascota, un conejo, le encantaba el conejo al allioli pero desde ese día decidió no comer nunca más conejo. A lo Scarlett O´Hara en "Lo que el viento se llevó" ¡Juro que nunca más comeré conejooo!!!
    Saludos!
    Borgo.

    ResponderEliminar
  32. Me parece todo muy lógico. Si los pájaros de Hitchcock se rebelaban contra la humanidad, ¿por qué los calamares no iban a hacer lo propio? Estaba cantado: era cuestión de tiempo.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  33. Hola, Cinefilia!
    Pues se me ocurre ya una idea para una película que se podría titular "Squid´s Revenge" que empezaría con un ejército de calamares y pulpos avanzando por el océano encabezados por el pulpo de "Ed Wood".
    Saludos!
    Borgo.

    ResponderEliminar
  34. Claro, todos los problemas del presente tiene origen en el pasado, pues no modo que lo tengan en el futuro, a no ser que...

    Saludos,
    J.

    Pd. Buen texto!

    ResponderEliminar
  35. Hola, Borgo:

    Sigues sorprendiéndome con tu facilidad para hallar homónimos de tus personajes que, a la par, me dejan ojiplático por la enorme variedad de problemas que presentan: ando rumiando que si tu protagonista Halibut hubiese empezado por aplicar tus enseñanzas culinarias de inmediato, otro gallo le hubiese cantado.

    Excelentes viñetas y el chiste del amigo Frodo, como siempre, me parte de la risa por malo que sea.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  36. ¿Qué tal, José A. García?
    Bueno, se dice que el pasado son recuerdos y el futuro sueños. No estaría mal una máquina del tiempo para viajar al futuro y reparara esos problemas y luego volver tan campantes después de resetear el destino.
    Saludos!
    Borgo.

    ResponderEliminar
  37. Hola, Josep!
    Puede que Halibut habría solucionado su trágico destino encebollando al calamar, aunque me parece que no debe ser tan fácil librarse del bicho. Puede que le enviara mensajes del más allá o de las profundidades marinas de Garraf.
    Muchas gracias, siempre me alegra que te gusten los dibujos y las chorradillas, valoro mucho tu opinión.
    ¡Abrazos!
    Borgo.

    ResponderEliminar
  38. Hola, Miquel! Muy buen post, como siempre!

    Muy bueno el relato del calamar, al final Halibut después de morir superó su trauma con los calamares.

    Ya es Octubre, se acerca el frío y las vampiras comenzarán a salir a las calles. Y no me refiero a las chicas jóvenes que se disfrazan en la noche de Halloween, si no a las mujeres huesudas y pálidas de aliento fétido que pululan por las ciudades, intentando saciar sus pútridas y sedientas bocas, ten cuidado si te encuentras con alguna, son despiadadas:

    https://i.gifer.com/568I.gif

    Te había contestado a tu respuesta en tu anterior post. No se si lo viste, amigo!

    Feliz semana otoñal. Un abrazo, Borgo!

    ResponderEliminar
  39. ¿Qué tal, Shaun?
    Gracias, y también yo creo que Halibut desde el fondo del mar está en paz con los calamares y con todo lo demás.
    Ojo, porque entre esas chicas jóvenes disfrazadas puedes encontrarte una vampira de verdad. ¿Qué mejor fecha para que las vampiras pasen desapercibidas?
    Ah, se me pasó por alto, pensaba que ya no habrían más comentarios en esa entrada. Ahora la veré.
    Felices días otoñales! ¡Abrazos!
    Borgo.

    ResponderEliminar
  40. Hola Miquel, bonito el cuento del Halibut y su calamar hasta el final con ese abrazo en el fondo del mar. El señor frodo con su humor tiene mucha gracia, ja ja ja. La receta de los calamares la hacía igual mi madre así que tiene mucha solera je je je .
    Un placer pasar por aquí
    Un abrazo
    Puri

    ResponderEliminar
  41. Miquel! Pues tienes razón, muy bien visto. En Halloween se podría camuflar alguna joven vampira, a la cual acaban de morderle en el cuello. Te dejo por aquí un ejemplo:

    https://images2.imgbox.com/47/4e/VMqWQXdu_o.jpg

    Una chica joven, guapa, pálida, con unos colmillos afilados y prominentes, y un aliento asqueroso con olor a huevos podridos. Espero que te guste la imagen, y que puedas abrir el enlace.

    Gracias por contestarme en el anterior post. Espero que hayas podido arreglar la persiana, lo que no garantiza que se te puede aparecer esa mujer cadavérica pegada a la ventana tratándo de tocarte con sus huesudas manos. Esa mujer es tan inquietante como hipnótica a la vez.

    Te mando un abrazo, amigo Borgo!

    ResponderEliminar
  42. Hola, Dulcinea! Me alegra saber de ti y que vuelvas a visitarme.
    Bueno, tú que vienes del Atlántico seguro que congeniarías con el calamar.
    Esa receta con su encebollado es ideal para los cefalópodos. Con el pulpo y la sepia quedan muy bien.
    ¡Un placer también para mí, Puri!
    Borgo.

    ResponderEliminar
  43. Hola, Shaun!
    Buenos colmillos... creo que no te había dicho que mi padre, protésico dental, fabricó una dentadura para una película de terror: "La maldición de la bestia" (1975) con Paul Naschy. Teníamos de vecino al actor Víctor Israel que hacía un papel secundario en esta película y lo recomendó al director Miguel Iglesias. Los colmillos que Naschy lleva en esa película los hizo mi padre. Es una película delirante con el hombre lobo luchando contra el yeti. Se filmó en los Pirineos imitando el Himalaya y con extras reclutados entre los camareros chinos de restaurantes barceloneses.
    ¡Abrazos!
    Borgo.

    ResponderEliminar

Cuenta, cuenta...