¡Por fin Melmoth y yo nos hemos puesto a hacer un relato a cuatro manos!!!
En el interior de la lujosa casa de subastas Christie’s de Londres, un tipo con expresión avinagrada dio un fuerte martillazo sobre la mesa de caoba al grito de: ¡Adjudicada! Don Agustino Peyote había conseguido, por fin, realizar el sueño de su vida: tener una coctelera procedente del mismísimo RMS Titanic.Volvió felizmente a su solitaria mansión de la Avenida del Tibidabo en Barcelona. Le faltaba tiempo para llegar y desembalar cuidadosamente su coctelera y agitar después en ella un sabroso cóctel surgido de su imaginación más calenturienta. Nada más llegar se puso detrás de la barra de bar que tenía colocada en su amplio comedor. Esta barra también la compró en una costosa subasta en Colorado, Estados Unidos. Había pertenecido al famoso Hotel Sand de Las Vegas, hoy desaparecido y de cuyo propietario fue el famoso millonario Howard Hughes. Allí actuaba cada noche el famoso Rat Pack. El señor Peyote estaba completamente convencido de que aquella barra estaba encantada, porque cuando se emborrachaba aparecía Frank Sinatra cantándole Strangers in the Night poniéndole muy melancólico. Daba gusto emborracharse sobre aquella barra del Sand y apoyarse en sus maravillosos fantasmas.
El señor Peyote extrajo de la caja con mucho cuidado su preciada coctelera. Decidió hacerse el famoso cóctel Titanic, compuesto con güisqui, Cointreau, zumo de manzana y hielo. Luego, agitó con brío y salero la coctelera. Escanció el sagrado líquido sobre la copa y bebió a sorbitos porque un cóctel nunca debe ser bebido de un trago.No tardó en comunicarle a sus amigos que por fin había
conseguido una coctelera del Titanic y para celebrarlo quedaban todos invitados
el sábado por la tarde. Al día siguiente se presentaron cinco amigos. Los cinco
sintieron envidia por aquella coctelera que había agitado más de una bebida en
el interior del maravilloso Titanic. El señor Peyote puso como hilo musical
Alexander’s Ragatime Band, otro de los temas que tocaron la orquesta del
Titanic, poco antes de que se sumergiera en las frías aguas. Inmediatamente se
puso a agitar la coctelera con movimientos sensuales de cadera y brazos. Ahora
sí que había gente que lo veía y lo admiraba. Escanció el líquido a cada uno de
sus amigos y todos bebieron a la vez.
FIN
LOS DESCUBRIMIENTOS DEL PROFESOR SIBELIUS
FRODO Y SU HUMOR ARGENTINOLA RECETA: DORADA AL HORNO. Foto: Silvina.¿A que impresiona un poco? Parece una piraña.
Unos 10 minutos después, cuando tome color, añadir 1 vaso de vino blanco.
¡ ¡ ¡ ¡ ¡ S u p e r i o r ! ! ! ! !
ResponderEliminar¡¡¡¡Vaya que Sí!!!!Enhorabuena.
Hola Miquel , que buena es tu entrada de hoy , no hay nada mejor que
ResponderEliminarhacer un relato a cuatro manos , que bueno eso del Titanic , la verdad es que el
hombre estaba bendecido el barco fue directamente a su casa , jajajajaja
en cuanto a los chistes de son muy buenos , el del argentino me a gustado mucho.
y que decir de tu receta , la verdad es que si parece una piraña , mira que si te muerde
jajajajaja , gracias por pasar y dejar un comentario en mi blog el otro día , te lo agradezco
mucho , te deseo una feliz semana , y mejor tarde , besos de V...Flor.
FENOMENAL!Una entrada con un texto de categoría si señor. Bravo a las cuatro manos que lo hicieron posible. Los chistes ingeniosos como siempre ...ese Frodo y su pais ajja. Y la receta miedo me daría echarle el diente jajaj. Un placer leerte o leeros. Besos y una gran semana.
ResponderEliminarVaya 4 manos que han conseguido una gran historia, ingeniosa donde las haya, divertida, con ese humor tan inteligente y además empastada de tal manera que se diría hay dos únicas manos. Felicitaciones.
ResponderEliminarYa entrados en materia diré que con ese apellido que se podía esperar del sr, Peyote, no podía ser de otra manera. Y ese final me ha encantado.
Sibelius esta vez nos muestra una frase para enmarcar, y con Frodo he sacado la carcajada.
La receta de hoy la anoto.
Entrada redonda y no hundida :)))
Besos.
Nunca he hecho un cóctel Titanic pero he bebido whisky con hielo sacado directamente del borde del glaciar Perito Moreno.
ResponderEliminarSaludos.
Hola, Borgo:
ResponderEliminarNo sabía que hubiese un cóctel llamado Titanic: tomo nota de la receta. Por si acaso, colgaré mi traje de buzo cerca. jajaja.
Un abrazo.
¡Qué post de calidad, maestro!
ResponderEliminarPrimero me ha encantado el cuento, confieso que aprendí algunas palabras que no conocía, como "pecio" o "baldas" jeje, tienes amplio vocabulario!
Las imágenes muy buenas también, me gusta el detalle de cómo dibujas a los señores con el labio superior levemente más adelante que les da un aspecto muy simpático.
Final inesperado al cuento, pero qué más se podía esperar...
Esa pescada sí que parece piraña je je.
Un gran abrazo!
me parece que don agustino peyote "agitó" demasiado aquella coctelera; mejor hubiese adquirido alguna prenda íntima de mata hari, marilyn monroe o de sylvia kristel, ¡la de noches que hubiese tenido!
ResponderEliminarel profesor sibelius se pasó de práctico: ¡para qué complicarse la vida!
saludos.
Excelente relato, esto ocurre por comprar objetos magicos, yo precisamente estoy buscando aquellas cosas que entraron en contacto con el legendario Bobby Fischer, estoy seguro de que si puedo tocar un set de piezas que hayan sigo movidas por este caballero, de seguro podre capturar la esencia del genio.
ResponderEliminarMe ha encantado todo, en general, pero si tengo que elegir me quedo con el descubrimiento del profesor Sibelius.
ResponderEliminarCreo que la dorada me mira mal. No podría comérmela.
Saludos.
Parece que nos hemos puesto de acuerdo jajaja. El relato estupendo, enhorabuena a los dos y cuidado con las subastas que las carga el diablo (o Neptuno).
ResponderEliminarAbrazos.
A partir de este momento no nos va a quedar otra que aceptar que toda clase de objeto es susceptible a encantos o posesiones demoníacas. Llevamos demasiado tiempo acomodados a las casitas, castillitos, edificios, hotelitos, cochecitos, desvanes, sótanos, cuevas y bosques encantados. Ya va siendo hora de admitir que puede dar tanto miedo una mansión maldita victoriana oculta en la campiña inglesa, como una cucharilla de plata cubierta de verdín de ese mismo siglo que fue chupada, una y otra vez, por un perturbado. Compras una vajilla que perteneció al marqués de Sade. Tomas el té en ella y te da por coger un látigo y poner a caldo las nalgas de una chica guapa. Te da por comprar el reloj de bolsillo que se le cayó a Jack el Destripador cuando se dio a la fuga. La hora que marca es la misma cuando destripó a la pobre Mary Jane, por ejemplo. Que cada uno ponga de su imaginación. Otro ejemplo: se subasta la dentadura postiza de “El Estrangulador de Boston”. La compras dejándote todos los ahorros de tu vida y mandando a tomar por culo tu pensión; la colocas en una vitrina y se la enseñas a tus envidiosos amigos. Pasa el tiempo. Se te caen los dientes y no tienes para pagar al dentista. Ya nadie recuerda que tienes esa reliquia. Abres la vitrina y te la pones. Que cada uno ponga de su imaginación sobre lo que podría pasar. Seguramente que estarás pensando que todo esto es un tópico, pero creo que si el mundo va tan mal es por este motivo. Hemos acumulado tantas cosas del pasado que vaya usted a saber si no es por maldiciones que desconocemos a través de los objetos cotidianos que nos acompañan. A veces, voy a una casa y la familia se queja de la mala suerte que tiene. Echo un vistazo rápido y veo, por ejemplo, la fotografía de color sepia del abuelo muerto en la Batalla del Ebro. El marco es de fría plata cubierta de verdín. Ya está. Lo que deberían hacer es desprenderse de eso, pero ¿cómo se lo dices para no ofenderlos? Lo mas probable es que el marido acabe matando a su mujer en la bañera, dejando el agua como quedó el río Ebro tras la sangrienta batalla.
ResponderEliminarVamos ahora con el profesor Sibelius. Es muy inteligente porque el tiempo más inaccesible que tenemos no es ni el pasado ni el futuro, sino el presente. Estamos tan anestesiados que no lo vivimos. Nuestra cabeza está en otra parte. Vivimos en automático y se no va la vida como el agua sucia a través de un sumidero. Estaría bien escribir un cuento sobre un tipo que inventa una máquina del tiempo para viajar al presente. El viajero, despojado de tanta pájara mental, miedo, televisión, internet, móvil, etcétera, se encontraría de repente con todo lo que está dejando escapar. Como ya me conoces, yo pondría cosas también horribles.
¡Hola Frodo! Si la cosa fuera así ¿no crees que con un solo y tremendo terremoto acabaría con los argentinos? No seas malo, hombre. Yo quiero tanto a la humanidad que deseo el tsunami más grande jamás visto para que haga desaparecer a toda la civilización. Pobrecito el ser humano. Es mejor que no esté aquí. Jajaja.
Grotesco ese plato, querido Miquel. Fíjate bien en esos dientes y en esos ojos. El corte que tiene en el pescuezo parece haberlo hecho Jack el Destripador. Creo que Lovecraft opinaría lo mismo. Su nombre científico es "Sparus aurata", pero comúnmente se le llama dorada, cabezona o zapatilla. ¡Zapatilla! Imagínate que vas a un restaurante y te viene la camarera arrastrando los pies dentro de dos doradas y te dice que el plato del día es "Dorada al horno". El otro día te puse una greguería de Gómez de la Serna que decía:
“El besugo parece haber salido del mar con el limón debajo del brazo.”
“La Dorada al Horno parece haber salido del mar con el limón debajo del brazo.”
¡Un fuerte abrazo!
Heeey el Portoventolero!!! Ya veo que Reportero ha decidido cambiar de identidad. Bueno, aquí sigues siendo muy bienvenido a Borgo.
ResponderEliminarGracias y hasta la vista. Y por favor, sigue dibujando.
Borgo.
Hola, V... flor! Es muy divertido crear una historia a cuatro manos aunque para ser justos yo solo puse la idea y Melmoth lo demás. Sí, el barco fue hacia el protagonista, sólo le falto inagurárlo estrellando una botella de champán contra el casco, dicen que da muy mala suerte si la botella no se rompe en ese momento.
ResponderEliminarEse primer plano de la dorado ha quedado impactante.
Gracias a ti, es un placer pasar por tu blog y que tengas una muy feliz semana.
Besos, V... Flor!
Borgo.
Está bien el chiste de Frodo, como lo llevaste a humor gráfico.
ResponderEliminarMe parece que le faltó algo al relato a cuatro manos, como una motivación para que se produzca ese desastre a partir de un coctelera que estuvo en el Titanic. Como la maldición de un muerto, una aparición fantasmal de la película Ghost Ship, como Francesca, la cantante de esa película.
Aunque no está mal el cuento. Incluso me recordó Voyage of the Dammed, un especial de navidad de Doctor Who, con la actuación de Kylie Minogue.
Saludos.
¿Qué tal, Campirela? Es que cuatro manos hacen más que dos, eso seguro. Me alegra mucho contar con ese par de fenómenos que son Frodo y Melmoth. Mejor evitar los primeros planos con esa dorada pero está muy buena después de gratinarla dos minutos antes de servir, y así no creo que muerda.
ResponderEliminarBesos, Campi y que tengas muy feliz semana!
Borgo.
Hola, Prozac! Gracias, me alegra mucho que te haya gustado el relato. Lo de Peyote deja una incógnita ¿será que todo eso ha sido resultado de una alucinación? al principio no teníamos claro si le llegaba el Titanic a casa o un iceberg, con lo segundo habría tenido hielo de sobra para los cócteles.
ResponderEliminarPaso tus saludos a Melmoth y Frodo.
¡El bote siempre a flote!
Besos.
Borgo.
Hola, Ricard! Uf, un cóctel con hielo del glaciar Perito Moreno... no todo el mundo puede decir que lo ha probado, pero te paso la receta del cóctel Titanic por si te apatece, me pareció muy bueno:
ResponderEliminar30 ml. de whisky, 30 ml. de Cointreau, 150 ml. de zumo de manzana. Hielo. Remover.
El hielo, mejor si es de iceberg.
Saludos!
Borgo.
¿Qué tal, Josep? Pues sí que hay un cóctel Titanic y con gusto te doy la receta:
ResponderEliminar30ml. Whisky. 30ml. Cointreau. 150ml. zumo de manzana. Hielo (no podía faltar) Remover y servir con una rodaja de manzana.
No hace falta colgar el traje de buzo, con un salvavidas ya será suficiente, pero prohibido escuchar el empalagoso tema de Celine Dion. Solo valses y ragtime.
Saludos!
Borgo.
Hola, Nocturno! Me alegra mucho que te haya gustado el relato. Bueno, el mérito del vocabulario marino encuentra-tesoros es sobre todo de Melmoth.
ResponderEliminarPues no me había fijado en eso del labio superior y pienso como tú, les da un aire entre bobalicón y simpático.
Una piraña que no muerda, más bien es mordida después de asada y condimentada, y está muy rica.
Abrazos, Nocturno!
Borgo.
Hola, DRACO! Uf, no veas si todos los objetos adquiridos en subasta surten el mismo efecto. Ahora recuerdo un cuento de Robert Bloch "The Cap" en la que un escritor de cuentos de terror consigue la capa de Drácula y se convierte en todo un chupasangres. Habría que probar lo de las prendas intimas.
ResponderEliminarMe temo que el profesor Sibelius se está volviendo un poco vago. Podría haber elegido un presente algo mejor.
Saludos, DRACO!
bORGO.
Hola, Miquel
ResponderEliminarGenialísimo este relato a cuatro manos. Os felicito. Y, curioso el nombre del cóctel 😂
Un abrazo.
Hola, Hugo! ¿Eres un buen ajedrecista? qué envidia... mi padre decía que todos han de ser buenos en un trabajo y en un juego. Él eligió el ajedrez y jugó en campeonatos. Yo el billar, pero no soy muy bueno. Hace poco vi en Netflix "El juego más frío" inspirada en el famoso "Encuentro del siglo" entre Fischer y Spasski, no está mal.
ResponderEliminarSuerte en tu búsqueda de piezas del legendario Fischer.
Borgo.
Hola, Macondo! Seguro que con este descubrimiento Sibelius consigue por fin el Nobel.
ResponderEliminarDa un poco de cosilla comer algo con ojos, pero opino lo mismo que John Huston en la película "Chinatown" cuando come pescado con Nicholson: "Creo que el pescado se ha de servir con la cabeza, sin ella no sabe igual."
Saludos!
Borgo.
Hola, Ethan! Es que el Titanic es un tema muy evocador como ya te decía Melmoth en tu entrada del blog. La verdad es que me fascinan las subastas, toda esa parafernalia del mazo y la cantinela:"¿Alguien ofrece más? "Tres mil a la una, a las dos..." ahora estoy recordando la escena de la subasta con Cary Grant en "Con la muerte en los talones".
ResponderEliminarAbrazos!
Borgo.
¿Qué tal, Melmoth? Desde luego que los objetos pueden influir y mucho sobre nosotros. Seguro que recuerdas el relato "La capa" de Robert Bloch: un hombre que se encuentra buscando un disfraz para la noche de Halloween. Finalmente encuentra una tienda, por cierto, muy extraña, donde el propietario le ofrece una capa con propiedades extraordinarias. ¿Y el muñeco Chucki? Un niño se pone pesado pidiendo un muñeco y su madre le dice que por el vecindario se pasea un vagabundo vendiendo muñecos muy baratos. ¿A qué madre se le ocurriría eso? y encima van y lo compran...
ResponderEliminarSibelius hace bien valorando el presente que es lo único que tenemos en mano. El pasado son recuerdos y el futuro sueños.
¡Sí, señor! un buen tsunami limpiador al estilo de "La última ola", aquella joya de Peter Weir con aborígenes advirtiendo "os va a caer una que ya veréis"
La suegra americana (de Wyoming) de mi agente vino a comer a casa y se sorprendió al ver que servía el pescado con cabeza. Recordé la película "Chinatown" donde John Huston le decía a Jack Nicholson: "Creo que hay que servir el pescado con la cabeza" y un maitre chino en "Manhattan Sur": "Los chinos nos comemos siempre primero la cabeza del pescado".
¡Abrazos, amigo!
Borgo.
Hola, Demiurgo! Frodo está hecho un crack. Al principio me preguntaba si todos captarían ese característico humos argentino, me alegra ver que sí.
ResponderEliminarEsa motivación se veía más clara en el relato original de Melmoth cuando el protagonista destapaba la coctelera y detectaba una presencia maligna en su interior, lo suprimí para abreviar el relato y ahora creo que hice mal. Lo siento.
Recuerdo ese episodio de Doctor Who Y Melmoth seguro, es un experto en ese personaje) fue uno de los episodios con más audiencia en la historia de la TV británica. La última superviviente del Titanic, Millvina Dean, lo criticó por "Hacer negocio de una tragedia"
Saludos, Demiurgo!
Borgo.
Hola Borgo.
ResponderEliminarExcelente relato a cuatro manos. Vos y "el sobreviviente" Melmoth (espero me deje empezar a llamarlo así) podrían bien hacer de "escritores el Titanic" y seguir escribiendo aún cuando blogger ya haya chocado con el iceberg.
¡Hola Melmoth! Lo único que le falta a la Argentina en este momento es un terremoto, y ya está, tachamos la lista completa por este 2020, le ponemos un moño.
Creo que el profesor Sibelius me recuerda mucho al conejo de Alicia. Si quiere lograr eso, tendrá que correr muy rápido.
Por la foto ya me parecía que la Dorada es bien diferente al Dorado. Tuve que confirmarlo con una búsqueda. De la primera por acá no hay. De querer hacer ese plato me va a salir bastante caro seguramente.
Abrazos querido amigo!
Buenas ilustraciones, buena foto de Silvina. Saludos a ella
¿Qué tal, Eowyn? Muchas gracias y celebro que te haya gustado el cuento, a ver si Melmoth y yo colaboramos más a menudo. No está nada mal ese cóctel, lo he tomado en casa pero con una coctelera de IKEA, sin tanto misterio.
ResponderEliminarAbrazos!
Borgo.
Hola, Frodo! Es verdad, alguien al que se puede considerar un superviviente es de lo más indicado para escribir algo sobre el Titanic.
ResponderEliminarEs muy interesante el conejo blanco de Alicia, refleja la ansiedad y la exigencia a veces exagerada que los mayores imponen a los niños. Fuera rutinas, los adultos viven atados a la costumbre, como el Sombrerero y su eterno té de las seis.
Pues acá la dorada no es un pescado caro. Esa misma receta queda muy bien con besugo o cualquier otro pescado que se pueda hacer al horno.
Abrazos, amigo y muchas gracias de mi parte y de Silvina.
Borgo.
No soy muy de cóctel, mejor le hubiera ido a tu prota si se inclinase por la cervecita, algo mas nacional y dejarse de excentricidades que mira tu a donde le llevaron je je je .
ResponderEliminarEl profe Sibelius genial en su estilo. Las viñetas muy buenas, se nota la categoría del artista o sea de usted je je je
La receta de la Dorada ya la conocía, está muy rica. Gracias por compartirla.
Un saludo Miquel
Puri
El relato a cuatro manos os ha salido realmente fantástico.
ResponderEliminarInesperadas consecuencias con la coctelera del Titanic!!.
Un estupendo conjunto tu entrada.
Incluida la receta de la dorada al horno. Está muy rica.
Un abrazo.
"Señor Peyote". Se lleva el premio el personaje.
ResponderEliminarHola, Dulcinea! Es que el cóctel queda mucho más molón en los relatos con toda esa parafernalia de la coctelera agitándose, el hielo que hace clinc-clinc... últimamente soy más de vino, la cerveza requiere más atención: que no se caliente, beberla antes de que se desbrave y todo eso.
ResponderEliminarMuchas gracias, Puri, hago lo que puedo. El primer dibujo se encuentra en las paredes de Boadas, una coctelería de Barcelona.
Gracias a ti por visitarme. Abrazos y buen finde, Puri.
Borgo.
¿Qué tal, Amalia?
ResponderEliminarHemos de repetir esa experiencia. Además, ha sido divertido. He preparado el cóctel en casa pero sin perder de vista un flotador playero por si acaso.
Muchas gracias y sí que queda rica, la dorada y la lubina son de los mejores pescados para hacer al horno.
Abrazos!
Borgo.
Hola Miquel!
ResponderEliminarHasta hace unos años era muy de coctails, de un tiempo a esta parte ya menos...jeje
Pues la verdad que si, me recordaba a una piraña, eso si, el plato tiene muy buena pinta.
Saludos!
Menudo cóctel Titánic que has hecho a cuatro manos hoy, qué enriquecedor eres, un placer estar en tu blog.
ResponderEliminarY la dorada tiene que estar riquísima como la has preparado tú, aunque tenga pinta de piraña, lo importante es el sabor, me anoto la receta.
Qué alegría me ha dado verte en mi casita, muchas gracias por volverlo a intentar, me alegra que por fin hayas podido acceder.
Besos.
Empiezo por el final. La receta del pescado la hago sin vino. Yo mandaría a la dorada a ponerse ortodoncia, jaja.
ResponderEliminarQue fama que tenemos los argentinos....
Vivir aquí y ahora lo estoy aprendiendo a base de consejos en Youtube, jaja.
Y el Titanic, yo pensé que todos los cócteles sabrían a mar. El final me sorprendió.
Saludos!
Hola, Strauffon! Un buen nombre el de Señor Peyote, yo lo pondría a un club cannábico, como el que tengo cerca de casa.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Hola, Fran! Me encantan los cócteles, mi preferido es el Negroni (vermut, ginebra y Campari) Hace años ilustré un libro de cócteles, un día publicaré aquí algunos de esos dibujos.
ResponderEliminarCon ese plato quizá lo mejor son las patatas que van recogiendo el jugo del pescado.
Saludos y feliz cambio de hora.
Borgo.
Hola, María! ¿Qué tal? Un placer que me visites, con la gran ayuda de Melmoth el cóctel ha quedado muy bien.
ResponderEliminarEs un plato que prácticamente se hace solo, hay que procurar no poner demasiado vino pues se le va el sabor ni muy poco para que la dorada no quede seca.
Espero que ahora ya no tenga problemas.
Besos!
Borgo.
Hola, Karin! Impresiona un poco la dorada con ese angulo, parece que vaya a un casting para "Tiburón-14"
ResponderEliminarFrodo lleva con mucho humor lo del famoso ego argentino.
Yo había pensado que fuera un iceberg lo que irrumpe en la casa del protagonista, así no les faltaría hielo para los cócteles, pero me parece mejor la idea de Melmoth con el mismísimo Titanic colisionando en la casa de Peyote.
Saludos, Karin!
Borgo.
Excelente relato; felicitaciones a Melmouth y a vos.Me gusto los elementos adquiridos en las subastas que sirvieron para desarrollar esta linda y humoristica historia. Con esos tragos preparados; los cinco anigos mezclaron la fantasia y la realidad. El final inesperado.
ResponderEliminarSibelius siempre un paso adelante.
Frodo con ese humor argentino que nos caracteriza jajaja.
Y tu plato aunque no me gusta mucho el pescado; soy mas de la carne vacuna jeje; se ve bien.
Saludos Borgo.
¿Qué tal, Gra? Muchas gracias. Son muchos los objetos curiosos y a veces malditos adquiridos en las subastas o tiendas extrañas que han sugerido relatos, desde un Gremlin a una pata de mono que concede tres deseos -"La pata de mono" de W.W. Jacobs, te recomiendo ese cuento.- Por suerte tengo una coctelera sin mucha historia.
ResponderEliminarEspero que Sibelius y Frodo sigan aportando su genialidad.
Acá somos mucho de pescado. En el mercado de Progreso, donde iba a comprar, habían pocos puestos de mercado. Recuerdo, eso sí, comer unas rabas muy buenas en Boca.
Saludos, Gra!
Borgo.