El spot me salió en Youtube, mientras se cargaba el video
principal.
No salió lo de Podrá saltarse el anuncio en… Duraba 20 segundos, primero, un texto: “Help
for Haiti” bajo el logotipo de una conocida ONG. Esperaba las inevitables
imágenes de gente desnutrida vagando
entre los escombros tras el paso del Huracan Matthew, pero en su lugar apareció
un palacete desconchado del periodo colonial francés. La cámara penetró por un
pasillo con grietas llenas de musgo y al fondo un niño con rastas sentado en
una silla.
Su tez muy oscura parecía iluminada por una sonrisa pero al
acercarse el objetivo vi que estaba haciendo muecas, no sonriendo, y que sus
ojos parecían carbones encendidos entre su piel negra. Tenía un muñeco en la mano;
un muñeco vudú. Acercó una aguja hacia su deshilachada cabeza.
Bruscamente acabó el spot y tuve un sobresalto cuando al
mismo tiempo sonó el teléfono. Al otro lado de la línea una voz infantil dijo:
-Cinco días.
-¿Qué…? –dije, pero ya había colgado.
Dejé pasar cuatro días que se me hicieron interminables y en
los que evitaba prudentemente las pantallas y el ordenador.
Al quinto día acudí a la ONG y destiné cien euros para
Haití. No pude contenerme y dije a la voluntaria que atendía el mostrador:
-Esa campaña suya tiene muy poco de ético. Usan amenazas.
-“Cinco días” no es una amenaza –replicó.
Pero si no llego a dar… -titubeé- tampoco habría pasado
nada, ¿no?
-Vaya a saber –dijo ella encogiéndose de hombros-. Los niños
muertos pueden ser temibles.
FIN
MÁS ESPANTOS
Jaume, mi agente para los dibujos, vino a comer hace unos
días a mi piso. Mientras troceaba un salmonete dejando al descubierto sus
espinas me contó una extraña historia
que le pasó hace unos días en el metro. Jaume tiene tendencia a que le sucedan
cosas poco corrientes:
“En la estación de Drassanes se sentó frente a mí un
africano que llevaba un enorme fardo atado con cuerdas. Ya sabes, uno de esos
vendedores de top manta del puerto. Impresionaba, nunca había visto a nadie de
piel tan negra, casi púrpura, con tatuajes cicatrizados a ambos lados de la
cara y un curioso collar de huesecillos; sin embargo era él quien me miraba
fijamente. Empecé a ponerme nervioso, no porque me sintiera amenazado, es que
me contemplaba con una especie de temor sagrado, como si hubiera visto a uno de
sus dioses más malignos o qué sé yo.
“Empezó a sudar, se le veía aterrorizado pero seguía sin
apartar sus ojos de mi cara. Estaba a punto de levantarme para cambiar de vagón
cuando me fijé que a sus pies se estaba formando un pequeño lago ¡Se estaba
meando encima, Miquel!”
¡Joeeer! –exclamé.
“Por fin el metro se detuvo –prosiguió Jaume-, hizo unos
extraños signos a un palmo de mis narices, supongo que era una especie de
conjuro, se cargó el fardo a la espalda y salió del vagón a toda prisa como si
le persiguieran todos los demonios africanos”.
Hice una mueca, no por la historia sino porque sentí que una
espina puntiaguda acuchillaba mi boca. No había espina, desde que de niño me
clavé una en el paladar comiendo salmonetes siento un pinchazo imaginario al
comerlos. ¿Reflejos de Pavlov?
-Vaya historia, Jaume. Oye, si no te importa creo que la
pondré en mi blog.
LA COLADA DE MIS VECINOS
Está claro cual es el color preferido de mis vecinos. ¿Serán la Família Addams?
Es una historia para poner en el blog, ser quien provoca terror a otro.
ResponderEliminarPodría creer que una ONG convence a potenciales donantes con el miedo. El miedo se ha usado para promocionar el uso de cinturones de seguridad.
Bien contado.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola Miquel
ResponderEliminarParece que Jalogüin se alarga este año...
Ese tendedero a vista de pájaro parece el negativo de cuando, de niños, nos quedábamos absortos viendo un cable eléctrico cargado de cuervos.
Un saludo, Manu3l.
Muy bueno el relato como la anécdota de Jaume. Hoy ya no se lleva tanto el vudú en el cine de terror o en la literatura. Creo que es una de las cosas más perversas después de lo que se hacía en Tahití con aquello de enterrar a los vivos medio groguis para que después salgan de sus tumbas con los pelos tiesos y lleno de barro preguntándose qué coño les ha pasado. Si todo esto era visto por otro que no sabía de qué iba el rollo, se lo tomaba como nos tomamos todos nosotros el estreno de la película “La noche de los muertos vivientes”. Por cierto, he visto ese vídeo que has puesto en tu Facebook, con la mujer zombi perfilada en el marco de una puerta.
ResponderEliminarEs cierto eso que dices respecto a que hay personas que suelen pasarle cosas muy raras. Creo que se trata solamente de estar receptivo a todo lo que nos rodea, que es raro de cojones. La observación y la sensibilidad es un buen receptor de lo que el mundo nos transmite en una onda de radio de tercera. Te cuento lo que me pasó a mí hace aproximadamente unos seis meses. Llaman a la puerta. Miro por la mirilla y veo a un tipo con traje y la cabeza completamente afeitada. Lleva bajo el brazo una carpeta. Mierda, me digo, otro vendedor de seguros, fibra óptica o vete a saber qué. Al fin le abro la puerta. Me da los buenos días y me dice si le puedo dar un vaso de agua. Claro, ya sabemos los de nuestra generación que no se le puede negar a nadie darle un vaso de agua. Le digo que no faltaría más. Le hago pasar. Mientras abro la nevera y vacío el líquido en un vaso, el tipo ya ha dejado su carpeta sobre la mesa y mira el comedor con los brazos en jarra. Los movimientos de su cabeza eran similares a los de un pájaro en plena primavera. Solo le faltaba piar. Debo confesar que me acojoné un poco. Le doy el vaso y se lo bebe de un trago. Me pide otro. Se lo vuelto a llenar y vuelve a bebérselo de un trago emitiendo un desagradable gluk gluk al mismo tiempo que la nuez de su garganta bajaba y subía de una manera irreal. Luego me pide si puede utilizar el baño. Me digo que le hace muy rápido el efecto. Le digo que sí. Sigue una meada muy larga y sonora y se pone a silbar la canción "Moon River" de "Desayuno con diamantes"... y ya está de nuevo en el comedor. Me da las gracias. Coge su carpeta negra y se dirige a la salida. En todo este tiempo la puerta ha estado abierta. Antes de salir se gira. Emite una siniestra sonrisa y luego se pone muy serio y se pasa el dedo pulgar por los labios, como Jean-Paul Belmondo en “Al final de la escapada”, de Godard y se fue escaleras abajo.
También vi esa fotografía en tu Facebook. Cris y yo estuvimos riéndonos un buen rato. Tu ocurrencia tiene mucha gracia, amigo mío. Pero como en la película “Noche de miedo”, de Tom Holland, no hay que subestimar a según qué tipo de vecinos. No sé, me puedo imaginar a uno de ellos, hacia la medianoche, cogiendo la ropa del tendero y poniéndosela al mismo tiempo que no quita ojo a tu ventana, y acto seguido, repta por la pared con muy malas intenciones.
Un fuerte abrazo.
Has hecho muy bien en poner la historia en tu blog.
ResponderEliminarJajaja me ha hecho mucha gracia la ropa de tus vecinos, está más que claro el color preferido de ellos, sí que parecen la familia ADDAMS, qué bueno jajajaja.
Un placer venir a tu blog a leerte, miquel.
Besos y feliz tarde.
Hay una canción de Los Machucambos que se llama "El Espanto" (aunque su música es tropical y antigua, va de eso) y después de mucho tiempo he rescatado su música y los he puesto en mi sanctasanctórum. También me vuelves a recordar buena literatura (By the way! : ¿Qué tal con Jean Ray? ¡¡Estuve en conexión áurea contigo para que tuvieras bonanza en la tienda!!) que deberías leer - si es que no lo has hecho ya (me he percatado de que nuestra formación ocultista y de buena literatura clásica de terror y fantasía está muy conectada)-como "La Isla Mágica" de William Seabrook [¡¡Un Tratado Real de Vudú!!] y relatos de Henry Whitehead (sobre cosas antillanas de pavor) Ambos los tengo en Valdemar, por si te interesa.
ResponderEliminarMi esposa estuvo viviendo y trabajando muchos años (allá por los primeros Noventa) en Saint Marteen y conoció Martinica, Guadeloupe y otras, y cuenta anécdotas asaz misteriosas del carácter primigenio y atávico de la gente insular de toda la vida(no de los americanos, europeos y aventureros en general que arraigan por aquellas latitudes) Entre otras cosas, que son racistas con los blancos en muchos aspectos.[Por cierto que mi mujer vivió y sufrió allá otro huracán histórico vital: "Louis"]
Tu foto del patio interior es tétrica, me gusta. Hasta en eso coincidimos: Mi patio de luces también lo fotografío...¡¡¡pero conmigo dentro en poses de transtornado -para exorcizar - ()buenono hay mucha diferencia porque la chifladura arrainga en mí con facilidad.
¡Buenas noches y ya me dirás de lo de Jean Ray!
Hola, Demiurgo! Exacto, terror provocado desde un habitante del tercer mundo y luego alrevés. Por cierto que se me ha olvidado añadir lo de "Relato" e "Historia real" pero ya lo habrás deducido. Las historias que me cuenta mi agente son alucinantes.
ResponderEliminarEl miedo es un arma muy poderosa. Vende cinturones y alarmas en barrios residenciales.
Gracias y saludos!
Borgo.
Hola, Manu! Eso del cable eléctrico con sus uervos me ha recordado los relatos de Stephen King, sólo faltaban los maizales alrededor y algún espantapájaros.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Hola, Melmoth! El vudú no está muy presente en el cine actual, el ejemplo más próximo sería la excelente "La serpiente y el arco iris" de Wes Craven aliñada con la revolución haitiana y los Tonton-Macoute. ¿Has visto el video? Ostras, lo he retirado porque creía que no era visible en el face. Es de una "Sesión de terror" que organizé en casa.
ResponderEliminarBufff... eso que me cuentas del visitante sorbeagua es pero que muy raro. ¡Qué inquietante! Algo parecido me inspiró lo de esa serie de "Gente que llama a mi puerta" de mi blog.
Pues ahora me parece mucho más inquietante lo del tendero. Espero que no se presente un día uno de esos vecinos pidiendo una tacita de sangre... espero que sólo sean unos respetables góticos como los de mi adolescencia.
Te sugiero que pongas un bebedero en casa y cobres a 1 euro el vaso.
Saludos!
Borgo.
Hola, María! Desde el principio tuve claro que tenía que poner la historia de mi agente en mi blog. Un espacio claustrofóbico, el metro, un africano exótico... tenía su aquel.
ResponderEliminarUn placer que me visites y muy feliz tarde.
Borgo.
tan ingenioso y completo como siempre.
ResponderEliminarsólo te ha faltado una receta de los salmonetes.
Saludos
Todo un poco Halloween, ¿no? :)
ResponderEliminarMuuchos besos,Borgo. Y feliz casi finde.
¡Hombre, León, qué alegría verte de nuevo.Pues con mucho gusto te paso mi sencilla receta de salmonetes a la plancha:
ResponderEliminarDespués de que en la pescadería te hayan limpiado los salmonetes enjuágalos bajo el grifo y sazona con sal y pimienta.
En una plancha muy caliente y con poco aceite dora los salmonetes ¡pero no más de 30s.por cada lado! pues quedarían secos.
Luego espolvorea con perejil picado, un poco de zumo de limón ¡y a servir!
Saludos.
Borgo.
¿Qué tal, Clementine? Pues sí, parece que Halloween se resiste a dejarme. Será que se siente en Borgo como en su casa y espero que tú también.
ResponderEliminarMuchos besos y buen finde, Clementine!
Borgo.
Hombre, hombre, hombre... ni lo dudes.
ResponderEliminar¡Buen finde, Borgo, y mil besos!
Gracias, Clementine! Ya sabes, esta es tu casa.
ResponderEliminarMuchos besos!
Borgo.
¡Hola Mr. Borgo! Muy buena historia la de: ¨los 5 dias¨, cualquiera terminaria poniendo plata; en cuanto a lo de su amigo Jaume, anecdota verdaderamente de terror, pobre. Saludos.
ResponderEliminarVeo que anduviste inspirado Miquel, metiste varias historias de espantos estos últimos tiempos.
ResponderEliminarEscalofriante relato vudú pero con un perfecto equilibrio de sarcasmo y crítica.
La historia de Jaume es igual de escalofriante pero me deja más dudas acerca del sarcasmo o ironía. Me generó un momento de silencio y reflexión ¿estoy mal?
Tus vecinos pueden llegar a ser toda una familia de árbitros de fútbol (aunque últimamente visten colores fluor)
Abrazo Borgo!
Yo que tu agente estaría preocupado.
ResponderEliminarSaludos.
Por eso yo siempre voto negativo a todos los anuncios de Youtube. No sé si alguien votará positivo, pero si encima te echan maldiciones con más motivo, claro.
ResponderEliminarHace muchos años iba por la calle y un hombre negro se cruzó delante de mí. Se le cayó la cartera y siguió sin darse cuenta. Yo la recogí y empecé a llamarle, pidiéndole que se parara, pero el hombre miró atrás y cuando me vio seguirle gritándole se echó a correr. Tuve que salir detrás de él y cuando al fin le alcancé y le devolví la cartera seguía mirándome con desconfianza, como si se la hubiera quitado yo. No se me olvidará, pobre hombre.
Saludos ;)
Hola, MR.Belknap! No me extrañaría que alguna ONG o Hacienda Española recurran a estos metodos tan convincentes, les pediré derechos de autor. De momento mi amigo ha decidido no viajar a ningún país africano.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Hola, Frodo! Un espanto de ficción y otro real. Seguro, a mi agente siempre le pasan cosas raras y este enlace es otra muestra:
ResponderEliminarmiquel-zueras.blogspot.com/2012/11/una-comida-muy-exotica-2.html
Ese pobre africano sí que qudó impresionado.
Recuerdo que el club Chacarita también vestían de negro, como un equipo de árbitros, supongo que por eso los llaman los Funebreros.
Abrazos, amigo!
Borgo.
Hola, Ricard! Esos salmonetes los preparé con mucho ajo que dicen es un arma muy eficaz contra los malos espíritus, además de los vampiros.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Hola, Doctora! Yo soy más antiguo, aún recuerdo aquellas misteriosas cartas que encontrabas en el correo: "Si no sigues la cadena..."
ResponderEliminarCuriosa historia la de esa cartera. Había un cuento de Stevenson sobre una cartera cargada de dinero pero maldita, solo se podía deshacer el maleficio regalando la cartera a alguien y aunque parezca mentira no era tan fácil.
Saludos!
Borgo.
Esos vídeos de Youtube son un arma de seducción al final te sientes mal si no colaboras.
ResponderEliminarLa historia de tu amigo es digna de estar en tu blog así nos enteramos todos lo que pasó.
Por cierto yo temo a los salmonetes y me gustan pero dejé de comerlos por culpa de las dichosas espinas,son un peligro.
Besos Miquel
Puri
No es que usen vudú, de momento, pero ciertos comerciales de ONGs si les das conversación te hacen sentirte culpable de todos los males del mundo. Juegan con crearte un mal rollo si no colaboras... aunque la razón real es que no llegan a sus objetivos de afiliados y se quedan sin curro. Aunque reconozco que hay de todo.
ResponderEliminarVaya historia la de tu amigo! Yo hubiera estado mirándome a un espejo horas en busca de algo raro.
Los salmonetes me encantan pero sí es verdad que es un tostón lo de las espinas. Al final estás tan pendiente de no atragantarte con alguna que no disfrutas la comida.
Si alguna vez coges confianza con tus vecinos, ya sabes qué tipo de regalos hacerles. No dudarás del color al menos.
Saludos.
Hola, Dulcinea! He visto algunos vídeos que son un arma sofisticadísima, casi como las manipulaciones virtuales que se ven en la serie "Black Mirror" aunque tengo claro que muchos van con buenas intenciones.
ResponderEliminarPues a Jaume le han pasado otras cosas muy extrañas, estoy pensando en dedicarle una sección.
Yo siempre que como salmonetes tengo a mano un plato con migas de pan por si me trago alguna espina. Son deliciosos, no me extraña que los antiguos romanos los apreciaran más que la langosta. Con ajo y perejil picados están...
Besos, Puri!
Borgo.
¿Qué tal, Nury? Me he encontrado con algunos comerciales que van muy a saco. Una vez uno me atrapó en una calle estrecha y me hablaba de un pozo seco en África y parecía que intentaba convencerme de que yo era el culpable de que el pozo no diera agua. Claro, hay de todo.
ResponderEliminarYo estaba mirando fijamente a mi amigo mientras comía los salmonetes al mismo tiempo que procuraba no atragantarme con una espina, lo que no es fácil. Lo mejor en esos casos es tragar unas migas de pan. Había que aprovechar que se acaba la temporada del salmonete que es en verano pero para el "salmonete de roca" se alarga un poco más.
Creo que a mis vecinos les regalaré un uniforme de la Guardia de la Noche de "Juego de tronos", seguro que les encanta. Por cierto que me han invitado a cenar la semana que viene, a ver qué tal, igual tengo material para el blog.
Saludos!
Borgo.
Las dos historias muy majas (bueno, ya me entiendes). Esa ONG sí es efectiva. Y lo de tu amigo, curioso sí es.
ResponderEliminarAl menos la "familia vecinal" Addams o no, limpia la ropa ;-)
Un saludito.
Hola, David! Ya lo creo que es efectiva. El protagonista del relato se asustó tanto que apoquinó los euros y no reparó en que la voz del niño no tenía acento francés ni criollo, sino que hablaba con el acento neutro de los dobladores.
ResponderEliminarPuede que mis vecinos sean como Howard Hughes en una cosa, casi todos los trajes de su armario eran idénticos, así no perdía el tiempo -según él- pensando qué ponerse. (Me temo que la he vuelto a pifiar en algún acento)
Saludos!
Borgo.
Hola Miquel!
ResponderEliminarTodo el post en su conjunto, no se por qué, me ha recordado a las películas de Jacques Tourneur, sobre todo a "Anduve con un zombi", creo que se llamaba así.
Saludos.
¿Qué tal, Ethan? Hombre, qué bien, mi película preferida de Tourneur junto a "La mujer pantera". Bueno, es "Yo anduve con un zombi" pero lo curioso es que se basa en un relato de Inez Wallace cuyo título original era "I Walked with a White Zombie" (Yo anduve con una zombie blanca), supongo que se refiere a Jessica, la mujer "zombificada" que cuida la enfermera Betsy, la protagonista. No sé porque cambiaron el género y suprimieron lo de blanca.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Tida una delicia volver a leer tus relatos llenos de un finísimo humor- miquel.
ResponderEliminarMe pareció muy bueno el de la anécdota con el negro en el metro que ?le pasó? a tu amigo :-))
Un saludo.
Hombre, Javier!!! Me alegra muchísimo volver a verte aparecer por aquí. Pues sí, eso le pasó a mi amigo y jefe de mi agencia de dibujantes, y es que le suelen ocurrir cosas bastante extrañas. Aquí lo puedes ver en otra entrada:
ResponderEliminarmiquel-zueras.blogspot.com/2012/11/una-comida-muy-exotica-2.html
Saludos y gracias, amigo.
Borgo.
Veo que el terror asiático tipo The Ring ha llegado a las ONG's XD, la verdad es que estoy seguro que una campaña así sería más efectiva que la gente contratada para asaltarte con sus chalecos y sus carpetas a la puertas de grandes almacenes o bancos. Por cierto, yo trabajé para una de esas empresas que ofrecen este tipo de comerciales a las ONG y no tengo un buen recuerdo de aquella época.
ResponderEliminarA mi me pasa algo así en el metro y me da algo, en serio.
El color negro siempre favorece.
Cualquier fin justifica los medios...! Toma ya!! Muertos vivientes...a esos nos le pagaran sueldo..:D
ResponderEliminarLo de la ropa...? ¿ no serán monjes/@s ?
Felicidades por tu simpatica reseña y esos dibus, Miquel
Saludos
Hola, Chechu! La gente de los chalecos y carpetas tienen "tomado" los alrededores del centro de Barcelona y algunas estaciones de metro. Pueden ser bastante insistentes, uno me siguió durante algunas manzanas. Ya me imagino que debe ser un trabajo bastante duro.
ResponderEliminarMi amigo me lo contó como una experiencia angustiosa, aunque para el africano debió ser aún peor.
El negro me encanta, en mi época de "gótico" o siniestro como nos llamaban entonces, mi tendedero debía ser como este.
Saludos!
Borgo.
Hola, Abril! Supongo que los muertos vivientes ya se habrán organizado en algún sindicato. Zombies, pero no tontos.
ResponderEliminarEstá claro que mis vecinos no usan el Vanish, "Poder limpiador para blancos", un eslogan que siempre me ha sonado a Ku-Kux- Klan.
Muchísimas gracias, Abril, y buen fin de semana!
Borgo.
El miedo es coaccionador, ¿verdad? Buena estrategia la de la ONG tahitiana, la ansiedad de que pueda pasar algo de verdad ya es condicionante.
ResponderEliminarUna historia bastante curiosa la segunda, para compartir, cuesta creer que no sea un producto de tu pluma y tu imaginación.
Saludos Miquel
;)
Hola, Ana! El miedo es un arma muy poderosa...
ResponderEliminarLa verdad es que a mi agente le suelen pasar cosas extrañas. Aquí te dejo una muestra, me lo contó cuando estábamos compartiendo una comida no menos extraña:
miquel-zueras.blogspot.com/2012/11/una-comida-muy-exotica-2.html
Saludos, Ana!
Borgo.
¿Qué tal, Reportero? Aún no entiendo como tu comentario se me pasó por alto. Sorry. Mi librero favorito (Documenta, en Barcelona) me está buscando libros descatalogados de Ray. El que sí que me ha encontrado es un ejemplar de "Cuentos de lo extraño" de Aickman. Muy buenos, me falta por terminar el último del volumen "En las entrañas del bosque", de momento mi favorito es "Los trenes", fantástico. Además estoy buscando "Voodoo Gods" de Zora N. Hurston, una antropóloga americana autora de la única foto que se conoce de Felicia Mentor, la única zombie reconocida por los médicos de Haití. Deben ser muy interesantes esos libros de Valdemar.
ResponderEliminarToda una experiencia inolvidable la de tu esposa, seguro. Lo del racismo me lo confirmó el doctor haitiano Arcelín al que fuímos a entrevistar a Cambrils yo y el periodista Marc Ribot cuando preparábamos un libro sobre El negro de Banyoles (Arcelín fue el que hizo la denuncia contra el museo) que no llegó a publicarse.
También tuve un vecino que salía al patio las noches de luna llena y practicaba una extraña danza, supongo que algún ritual.
Saludos y gracias por pasar por aquí. Ya te contaré cómo me va con Ray!
Borgo.
Gracias apreciado B o r g o. Estaré pendiente de tus buceos en librerías de viejo. No existe nada mejor. Luego te cuento más cosas en Suleyken. Y gracias por tu cortesía que es un valor verdadero.
ResponderEliminar"R"
Hola, Reportero! Gracias a ti. Seguiré mis pesquisas en esas librerías. Hoy he comprado un libro sobre recetas de Transilvania, ya puedo hacer un Menú Dracula con su goulash y mucha paprika.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.