Me ha sucedido algo extraño y me gustaría contarlo, ayer
comí macarrones con Albert Einstein.
Estoy en un congreso de trabajo, venta de abrasivos en grano
al por mayor. Me alojo en un hotel con todos mis colegas y nos reunimos para
comer en un amplio salón. Nuestro estilo es más de bromas y guerras de
servilletas que de algo serio, pese a nuestras recias voces de vendedores. Ayer
bajé a comer solo, pues mi mujer no podía dejar su tienda de bisutería hasta
mañana cuando llega la nueva dependienta. En el comedor se sentó frente a mí un
hombre de largos cabellos blancos y aire familiar.
-¡Eh, usted es Albert Einstein! –le dije mirándole
sorprendido.
-Ssssh… sea discreto –hizo una pausa y agregó- : estoy de
viaje experimental por el tiempo.
-¡Fascinante! –afirmé con un humilde gruñido-.Entonces era
cierta su teoría sobre los agujeros de lombriz.
-Natürlich, mein Freund –Su acento alemán sonaba áspero, con
tono de matraca. Nos sirvieron el primer plato, macarrones a la carbonara que
Einstein atacó con avidez. Eso de ser viajero en el tiempo debe dar apetito-.
Los agujeros de lombriz o de gusano son atajos a través del espacio-tiempo
–prosiguió Einstein-, lo que pasa es que nadie se atrevía a meterse en ellos
hasta que yo le eché huevos… con perdón de la expresión.
Acentuando la sensación de viaje temporal, los alumnos de una cercana escuela de
swing invadieron la plaza frente al
hotel. Bailaron un boogie-woogie de las Hermanas Andrews y yo me sentía como en el Times Square de 1945
celebrando la victoria.
-¿Y le gusta viajar en el tiempo, profesor?
-Bueno… todo es relativo, como suelo decir –Einstein abrió
un lenguado como un libro manejando diestramente la paleta de pescado-. Un
turista temporal tiene dos espacios temporales simultáneos: uno donde aparece
un turista del tiempo y otro donde no aparece. Ja, es complicado…
-¿Podría avanzarme algo sobre el futuro, profesor? –agregué
impaciente.
-No sería prudente –repuso Einstein chupando las espinas del
pescado-. Demasiada información podría alterar acontecimientos posteriores.
-Venga, algo sencillo –insistí-. Por ejemplo… ¿qué nos
servirán mañana en el menú?
-Paella –dijo solemnemente el profesor. Terminó el flan de
dos bocados y apuró el café.
- Un placer conocerle. Ach so! –dijo consultando el reloj- .Tengo
el tiempo justo de tomar el agujero de lombriz para el futuro de las 14.30 – y
se fue a toda prisa eclipsándose entre los bailarines que llenaban la plaza.
Hoy ha llegado en su coche Viperia, mi mujer. Hace su
entrada triunfal en el hall del hotel con sus pantalones negros excesivamente
ceñidos, enorme pamela azul, zapatos transparentes de plástico y su maletín de
nylon Le Sac; su conjunto de viaje. No puedo esperar un segundo más:
-Ayer comí macarrones con Albert Eistein.
Levanta mucho la nariz como diciendo: “¿Estás borracho o qué?”
y suelta su típica y ensordecedora carcajada. Nunca me cree cuando me sucede
algo fuera de lo común. ”Si es que eres un pardillo” –me dice- “Oyes que los
elefantes vuelan y miras hacia arriba”.
Viperia aún se está
enjuagando las lágrimas de la risa cuando entramos en el comedor. Hay más ajetreo de lo habitual. Por las
ventanas redondas de la puerta de la cocina se percibe el humo y la tensión, y
no paran de salir camareros sofocados llevando enormes recipientes con asas. Se
me ilumina el rostro al ver el cartel:
-Mira, Viperia: ¡Hoy, paella! Ayer me lo predijo Einstein.
¡Me dijo que servirían paella!
Viperia parece titubear un momento y luego estalla en
carcajadas. ¡Cómo ríe! Sus pendientes Tous de
cuarzo rosa empiezan a oxidarse de tanto que abre la boca.
-¡Ja, ja, ja!!! ¡Pues
claro! Hoy es jueves ¡Y LOS JUEVES SIEMPRE SE SIRVE PAELLA, SO MEMO!!! Mira que
llegas a ser primaveras…
Las risas de Viperia aumentan una octava y parecen relinchos sincopados. Dos
camareros, al volverse a mirarla, chocan
entre sí dejando caer una paella con un estruendo infernal. Un informe amasijo de arroz, gambas y
calamares queda en el suelo.
Y dado que el peso
específico de las carcajadas jocosas es menor que el aire, Viperia se eleva y
se aleja volando, como un personaje de la película Mary Poppins. Pido una cerveza a
un camarero.
-Ríe… ríe todo lo que quieras, Vipe. ¡Ayer comí macarrones
con Einstein! No conseguirás aguarme mi momento de gloria.
FIN
LOS JUEVES, PAELLA.
Eso es cierto, en la mayoría de restaurantes españoles incluyen la paella en el menú de los jueves ¿Y porqué ese día? La teoría que se suele considerar más fiable es que el servicio solía librar los jueves, la criada dejaba preparada la noche anterior el sofrito -¡Nunca con cebolla, sacrilegio!- para que la señora de la casa no tuviera más que echar el arroz y el agua y en 20 minutos ya estaba la paella lista para comer.
Y mira por donde, me ha caído una portada que no me esperaba. Tiburón, el libro de aquel lejano verano del 75.
"-Todos ustedes me conocen. Saben cómo me gano la vida. Atraparé a este bicho, pero no va a ser fácil. Es un pez malo. No es como ir al lago a pescar bacalaos y abadejos. Este tiburón los tragaría enteros. Los sacudiría un poco, los mordería un poco y se los tragaría. Hay que matarlo rápido para que regresen los turistas. Eso les dará ganancias a todos sus negocios. Pero no va a ser fácil. Mi vida vale mucho más." (Quint. Robert Shaw, en la película de Spielberg)
Interesante el dialogo con Einstein, sus conocimientos sobre el viaje en el tiempo, esa forma de viajar conociendo cual agujero de gusano tomar. Como esperar un colectivo pero mejor.
ResponderEliminarInteresante el burlón personaje de Viperia. Me gusta hasta su nombre, merece aparecer en más relatos.
Saludos.
Me quedé en esos pantalones ajustados y los zapatos transparentes jaja... Einstein? Quién es ese?
ResponderEliminarEn Pompeya, un barrio de capital destruido como el antiguo que le da nombre, existe una calle "Alberto Einstein", traducido asi con esa falta de respeto jaja 😁...
Amo y temo por igual a los tiburones... Así es la vida... Abrazo 🙋...
Qué original el relato, Miquel, genial, qué ingeniosa cabeza la tuya.
ResponderEliminarMe encanta tu dibujo de Einstein.
¡Muchos besos, Borgo!
¿Qué tal, Demiurgo? Sí, como tomar un colectivo aunque quizás a menos velocidad que los de Buenos Aires ¡cómo corrían!Aún recuerdo el último que tomé, el 152 Olivos-Boca.
ResponderEliminarYa me buscaré otro relato con Viperia como estrella invitada. Es el apodo que le pusieron a una amiga mía por su lengua viperina.
Saludos!
Borgo.
Hola, JLO! Lindo conjuntito el de Viperia... No conocí esa calle pero sí la tanguería de El chino Álvarez en Nueva Pompeya (calle Beazley, si no recuerdo mal) ¡Los saltos que daba el taxi con aquellos socavones!
ResponderEliminarRecuerdo todavía el estreno de la película de Spielberg. Se produjo una psicosis colectiva hacia los tiburones (aunque en mi zona sólo hay inofensivas barracudas) aunque la mayoría de bañistas se leían el libro en la playa.
Saludos!
Borgo.
Hola, Clementine! Muchas gracias. Es inevitable dibujar a Einstein con la lengua fuera. Hace poco vi una película con Walter Matthau ("El genio del amor") en el papel de Einstein.
ResponderEliminarMuchos besos y que tengas un feliz domingo.
Borgo.
Desde luego, no hace falta ser Einstein para saber que los jueves dan paella. ¡Se lo podía haber currado un poco más, jaja!
ResponderEliminarSaludos.
El otro día vi que había un documental en youtube de viajeros en el tiempo "demostrados". Hoy en día hay documentales tan bizarros que ya no se sabe qué creer...
ResponderEliminarLo curioso es que me he puesto en situación y creo que si me topase con Einstein en el metro o en algún sitio no le diría nada. Por no molestar...
Saludos ;)
Mr. Borgo, esto de los viajes en el tiempo siempre me intereso; ¨ La maquina del tiempo ¨ de Wells es maravillosa, asi como lo es tambien: ¨Por la linea¨ de Silverberg, ayer vi: Proyecto Almanaque y me resulto simpatica. Poder viajar por el tiempo, de seguro toda una experiencia, y los lios que se pueden armar. Muy bueno su relato e igual de buena la portada. Muy interesante lo de las paellas en dias jueves. Saludos.
ResponderEliminarHola, Ricard! Sí, creo que aquí Einstein (si era el verdadero y no el participante en un concurso de dobles de famosos) apostó bastante sobre seguro. Los jueves paella y en mi colegio los viernes pescado...
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
¿Qué tal, Doctora? Yo no me fiaría demasiado de esos documentales. Seguro que viste el que circulaba por youtube sobre la mujer que hablaba por móvil en 1925 y resultó que se estaba ajustando el audífono.
ResponderEliminarPues Einstein parece ser que tenía mucho sentido del humor y le gustaba la música y el cine, especialmente los westerns, aunque confesaba que se perdía con el argumento. Debía estar pensando en sus cosas como E= mc2.
Saludos!
Borgo.
Hola, Mr.Belknap! Siempre me han gustado las películas sobre viajes en el tiempo, en mi adolescencia una de mis preferidas era "Los pasajeros del tiempo" con Malcom McDowell en papel de H.G. Wells. Ah! y "El tiempo en sus manos" con aquellos temibles Morlocks.
ResponderEliminarMuchas gracias y cuando visite España ya sabe, los jueves podrá comer paella, aunque con el turismo de masas ese plato se ha perjudicado bastante.
Saludos!
Borgo.
me sigues sorprendiendo con tus relatos llenos de ingenio y humor. Viajar en el tiempo....el día que se logre, yo sacaré un pasaje.
ResponderEliminarsaludos
Leo la frase de Quint, Borgo, y de inmediato escucho el chirriar de sus uñas sucias sobre la pizarra y se me ponen los pelos de punta....
ResponderEliminarViperia se lleva su merecido por incrédula: la veo ir a parar a la Vía Láctea... ¿o era la Vía Laietana? Me hago un lío, con eso de los agujeros de lombriz: sólo tengo claro que, en mi sofrito para la paella, en ocasiones le pongo cebolla y queda riquísima... ;-)
¡Qué envidia, platicar con Einstein!
Un abrazo.
Esta fue la mejor participación de Einstein en ficción, incluso mejor que aquel gran capítulo de Animaniacs. Te pasaste con eso de "como suelo decir"
ResponderEliminarMe sorprendió el dato historico de la paella, y tiene mucho sentido. Acá todos los 29 es el día del ñoqui, no se si esto fue importado o exportable, pero tiene un sentido metafórico bien argento
Abrazo!
hOLA, kARIN! Debe ser fascinante lo de viajar en el tiempo, incluso quedar atrapado en él como la película "El día de la marmota" siempre que sea un día agradable, claro.
ResponderEliminarHay un relato corto de Bray Bradbury muy bueno "Hacia el futuro" sobre una agencia de viajes en el tiempo, se puede hallar en internet.
Saludos!
Borgo.
Hola, Josep! Uf, sí... qué repelús daba esa escena del rascar las uñas sobre la pizarra con el daño que hacía eso en clase.
ResponderEliminarViperia ya debe estar sobrevolando el Mediterráneo. Mi abuela valenciana lo tenía claro, el arroz había de conservar "l´ànima" o sea, al dente, y la cebolla reblandece el grano de arroz.
Seguro que Einstein tendría su propia receta de paella, todos la tenemos.
Saludos!
Borgo.
Hola, Frodo! Sí, lo de "todo es relativo" viene de la anécdota de cuando el galán Fernando Lamas conversó con Einstein cuando éste visitó Hollywood. Einstein le comentó que debía ser agradable trabajar con gente tan guapa y Lamas le contestó: "Todo es relativo."
ResponderEliminarSí, el día del ñoqui. Dicen que era costumbre que el padre de família al llegar el casa el 29 -día de cobro- dejaba el sobre con la paga bajo el plato y entonces le servían los ñoquis. También se les llama "ñoqueros" a los parlamentarios que acuden al Congreso sólo el día 29 para cobrar. Acá también tenemos, en el Parlamento Europeo, pero los llaman de otra manera.
Abrazos!
Borgo.
Mi querido Miquel; como siempre nos regalas un suculento menú de ingenio, absurdo y surrealismo, convertido en neorrealismo. Einstein, macarrones, agujeros de gusano, viajes a través del tiempo, paellas y tiburones. ¿Se puede dar más para este caluroso y bochornoso verano? Esto de los viajes temporales sólo saben aprovecharlos los célebres filibusteros o, cualquier tipo de individuo dispuesto a aprovecharse de la Historia, no sé, traerse algo valioso y peligroso del pasado a este triste presente o, cambiar la Historia mediante un hecho insignificante o no, pero con salero, con aventura, y no ese tipo despeinado con la lengua afuera que tanto se parece a Walter Matthau. Einstein es muy correcto y no quiere cambiar el curso de la Historia ante un vulgar plato de macarrones (¿sabes que detesto los macarrones desde niño?). Einstein dijo una vez: “Locura: hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes”. Esto nos lleva a los jueves de este país. Por fin he descubierto el misterio, amigo mío, porque mira que me tenía harto esta manía paellera en todos los restaurantes, bares y casas particulares. Por cierto, en todo lo que llevo de vida he podido gozar en muy pocas ocasiones de comer una paella bien hecha. Recorrí el país valenciano y allí sólo encontré arroz pegado como las gachas o las migas, y lo peor de todo, con muchos guisantes, que sólo sirven para endulzar el arroz o, con caracoles, ¡qué asco! Por muy lavados que estén (casi nunca están lo suficiente), suelta esa babilla que impregna toda la paella. Luego están los amigos que te invitan aludiendo que su parienta las hace de muerte, y nada, es una mierda. Luego están las amigas que te invitan aludiendo que sus Juan Lanas hacen unas paellas que están para chuparse los dedos. Nanai de la China. Viajé por otras latitudes ibéricas, y nada, siempre encontré paellas malas o regulares. Ha habido encuentros gloriosos, pero esto es otra historia. Al final, cuando no tengo ganas de cocinar me decanto por el Paellador, al menos el arroz está sueltecito y brillante, como a mí me gusta, y como casi nadie sabe hacer.
ResponderEliminarTiburón es una de las mejores películas de Spielberg, creo que, junto a La cabina, de Antonio Mercero, son las historias que más han acondicionado el desarrollo natural y cotidiano humano. Con la primera, ya nadie se bañó en la playa con la guardia baja, y con la segunda, nadie se introdujo en una cabina sin poner el pie para que no se cerrara la puerta del todo. Lástima que hayan desaparecido, pero tenemos todavía el misterioso fotomáton que en su día escribí un artículo que te dediqué. La novela de Peter Benchley no la ha leído nadie, por lo visto es mala de cojones. Siempre que voy a una librería de saldo o a un Re-Read, los estantes están repletos de ediciones de esta novela, sin embargo, el mismo autor escribió Abismo, que no está nada mal y que llevó a la pantalla en su día Peter Yates, pero con menor fortuna que Tiburón. Me parece que ya no quedan tiburones tan grandes. El cocinero del restaurante chino donde voy todos los viernes por la noche me confía que la sopa de aleta de tiburón no lleva nada de tiburón. Yo le digo que tampoco lleva nada de carne los rollitos de primavera o, "plimavela" como él dice.
¡Un fuerte abrazo!
Un relato para flipar...¡menudo compañero de mesa!
ResponderEliminarEstoy viendo una serie Genius sobre Einstein que está muy bien. Un genio con "genio", con carácter. Sí, me le imagino viajando por el tiempo sin darse importancia. Seria genial que se pudiera atravesando puertas o gusanos.
Y cambiar cosas sin que se trastorne el orden del universo.
De la paella ¿ qué decirte..? Sė que tienes razón , lo ablanda...pero yo le hecho al sofrito cebolla y me gusta el punto que le da al arroz. Cada maestrillo...tiene su receta.
Un entrada muy maja, Miquel, cada vez me gustan más tus dibus.
Saludos
Hola, MelMoth! Mi ordenador se ha puesto tonto y he decidido responderte por el móvil. Los viajeros temporales más divertidos que he visto son los pequeños actores de " Los héroes del tiempo"que usaban un mapa y le regalaban la Gioconda a Robin Hood. Yo también me he llevado chascos con esos "arroces con cosas". Yo preparo una paella muy auténtica en casa de un amigo de Godella, en La Albufera. Al aire libre y con leña de encina. Luego unos chupitos de orujo y al dormir una merecida siesta. Efectivamente, la novela de Bentchley es muy floja. Ideal para leer en la playa aquel verano del 75. Por cierto que el honrado chino del restaurante de mi calle me confesó que la sopa de aleta de tiburón es en realidad de pollo. Y en el restaurante Bestiario del barrio del Born sirven filete de tiburón -suplemento 3 €- que es tintorera pues el tiburón está protegido. Abrazos, amigo! Borgo.
ResponderEliminarQué tal,Abril? Las cosas que podría contar Einstein entre los entremeses y el segundo plato. He oído hablar de esa serie y además el protagonista es el gran Geoffrey Rush, seguro que está bien. Lo de la cebolla en el arroz era tema de discusión en mi casa. Mi madre, Valenciana, se negaba al hacer la paella con cebolla pero a mi padre le gustaba el sofrito encebollado. Solución, un día la hacía con cebolla y el siguiente sin. Saludos! Borgo.
ResponderEliminarUna de las cosas interesantes de poder viajar en el tiempo sería saber si de aqui mil o dos mil años ya se ha conseguido la inmortalidad, otra cosa interesante sería poder ver si el mundo ha aprendido a ser lo suficientemente sabio para solucionar todas las discrepancias a base de dialogo y paz, y no como hoy en dia que aun en muchas partes del mundo todavia se pretende solucionar las discrepancias y conflictos a base de mamporrazos ...
ResponderEliminartambien sería interesante viajar en el tiempo para ver si de aqui mil años en los restaurantes se sigue ofreciendo paella los jueves, pero que ademas sea paella de verdad, no como el esbozo de paella que hoy se ofrece en muchos restaurantes los jueves..
Saludos
Hola, Folk! Me alegra verte de nuevo por aquí.
ResponderEliminarPues según Einstein viajar por el tiempo era relativamente fácil, lo más complicado consistía en volver al punto de partida. Además no le quedó claro si el tiempo ejercía su acción en el viajero que podría rejuvenecer o envejecer según fuera adelante o atrás en el tiempo. Lástima, me habría gustado ver el Londres victoriano con sus carruajes y farolas de gas.
Lo de las paellas lo veo aún más complicado. En un restaurante de la Barceloneta donde antes hacían un buen Menú Paella todos los días me encontré conque todo el personal era pakistaní. Mis temores se confirmaron: ¡Le habían echado curry a la paella para darle color!!!
Saludos!
Borgo.
Hay muchacho sos casado!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! y yo que estaba
ResponderEliminarhaciéndome ilusiones
de " Una Luna de Miel "....
.jajajajaj
genial !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
el texto
Has sacado varias
sonrisas
de
mi
alma.................
Hola, MuCha! Bueno, ya has visto que "mi mujer" Viperia se ha ido de Luna de Miel por los aires. Ya se sabe, la risa antigravedad.
ResponderEliminarMe alegra mucho que te haya gustado el cuento y de que te pases por aquí.
Besos y buen fin de semana!
Borgo.
Curioso, jaja, Viperia tiene una risa viperina, Einstein comiendo espaguetis a la carbonara después de viajar en el tiempo, tendría que tener un antojo de la leche jaja para semejante viaje. No sabía lo de los jueves y las paellas, me ha gustado el dato. La portada llamativa, pero ¡como no con tantos dientes!
ResponderEliminarUn placer leerte.
Saludos
;)
Hola, Ana! De ahí viene el nombre, es el apodo de una amiga mía que no tiene risa pero sí lengua viperina. Supongo que debes perder muchas calorías en esos viajes en el tiempo y por eso Einstein tiene ganas de zamparse un buen plato de pasto con crema, beicon y yema de huevo.
ResponderEliminarHay varias teorías sobre lo de la paella juevera pero ésta es la que parece más auténtica. Lo que hace más llamativa la portada son los dientes y el tiburón blanco -claro- sobre gondo negro.
Un placer que te pases por aquí.
Feliz semana, Ana!
Borgo.
Que personaje mas bizarrete y hasta con zapatos trasparentes...
ResponderEliminarTe puse un privado en face que veo que no has visto.
Besitos
Hola, Inma! Yo me la imagino como un personaje de película de Almodóvar, Loles León sería ideal para representarlo.
ResponderEliminarNo he visto tu mensaje, puede que no me haya llegado, he tenido problemas con el face. ¿Me lo puedes volver a enviar?
Besos!
Borgo.
Me fijaré en eso de que en los menús haya paella los jueves, aunque por aquí es más común el cocido. Pero ahora en verano... como que no.
ResponderEliminarUn saludo.
¿Qué tal, Nury? Pues sí que es cierto lo de los jueves, paella. Lo comprobé en mi época de currante en la redacción de El Periódico donde solía comer de menú por los bares de la zona.El cocido me encanta, en mi pueblo L´escala, en la Costa Brava, suelen llamar a la gente del interior "cigronaires" o "los que comen garbanzos", por ser los garbanzos y el cocido una comida típica de tierra adentro. En verano no petece mucho, eso sí.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Paseando por aquí descubre una cosas de lo mas interesantes,como por ejemplo lo de la paella los jueves. Ese diálogo con Einsten y su viaje a través del tiempo sobre los agujeros de lombriz es genial. Por lo que cuentas esos alumnos de swing acentuaron ese viaje.
ResponderEliminarMe encanta el nombre de Viperia, suena bien,y con esos pantalones ajustados y zapatos transparentes tiene todas las papeletas para ser" una mujer fatal" .
Miquel los dibujos me encantan, están hechos por la mano de un artistazo del ramo.
Besos Miquel.
Puri
Hola, Dulcinea! Así me sentí yo un día en Salou (Tarragona) comiendo paella -por cierto, era jueves- la escuela de swing que había enfrente celebraba su aniversario y salieron de repente a bailar en la plaza. Yo estaba en un local decorado a la antigua, con radios de galena y cuadros sepia, y me sentí un poco transportado en el tiempo aunque sin agujeros de gusano.
ResponderEliminarViperia me la imagino como una mujer apabullante, algo así como una Monica Bellucci entrada en años. Creo que volveré a sacar a ese personaje.
Me alegra mucho que te hayan gustado los dibujitos.
Gracias y muchos besos, Puri!
Borgo.
Un diálogo muy interesante. Para no olvidar.
ResponderEliminarBuen dato el de la paella.
Me ha encantado leerte. De verdad.
Un abrazo.
Hola, Amalia! Las conversaciones sobre viajes en el tiempo deben ser muy interesantes, y mejor si se acompañan con un buen plato de macarrones.
ResponderEliminarEse es el título que tenía un programa de la TV valenciana: "Dijous, paella" (Jueves, paella" toda una institución la paella en medio de la semana.
Y a mí me encanta que te pases por aquí.
Saludos!
Borgo.
Buenos días, Miquel
ResponderEliminarSiempre me han llamado la atención los viajes en el tiempo. Aunque a mí no me gustaría saltar a otra época, creo que no estaría preparada para ello. Tener una conversación con Einstein debe ser interesante.
Esa receta, rica rica.
Saludos!
Buenos días, Éowyn! Creo que me gustan más los viajes en el tiempo de las películas que participar en uno de ellos porque meterse en un agujero de lombriz no lo veo claro. Ayer precisamente volví a ver "los pasajeros del tiempo" una buena peli setentera con McDowell de H.G. Wells y David Warner como Jack el Destripador.
ResponderEliminarA mí la carbonara me gusta con el bacon tostadito, la crema justa (ni escasa ni que quede como una sopa) y la yema casi cruda. ¡Ah, y pimienta blanca!
Saludos!
Borgo.
¿Cómo transcurre el verano M i q u e l ? Tu texto demuestra que te marcha bien. Resulta muy salado cuanto en él se dice, y me llegó al alma, pues si venero a alguien es Einstein.(fue de las primeras biografías que leí en mi vida, siendo pequeño. Actualmente, alguna circula en mi biblioteca aún. Pero si además el honor es poder degustar pasta italiana en su compañía, lo bordas.) Te manejas con estilo y sobre todo, elegancia con tus literaturas y creaciones, tu marca de agua es La Elegancia.
ResponderEliminarDe otro lado al comentar a Mary Poppins, he recordado de lo que me enteré el otro día, y es que harán el año próximo una versión nueva. Soy seguidor acérrimo de la peli de Stevenson que para mí es insuperable en todos sus matices, pero he decidido que le voy a dar una oportunidad e iré a verla, por supuesto.
Tu portada de Tiburón me enerva de tan bien compuesta. Me gustó muchísimo. Las secuelas no. Creo que sigues con un arte estival que Dios Te lo conserve. Da gusto aproximarse por ésta, Tu Bitácora.
¡Brindo Por Tí!
Salud, Majo!!!!
¿Qué tal, Reportero? El origen de este relato fue un sueño, yo comía macarrones o tallarines (no lo recuerdo exactamente) con alguien muy parecido a Einstein y vestía de esa forma indefinida que supongo debe ser la propia de los viajeros en el tiempo. Un estilo atemporal.
ResponderEliminarSí, harán un remake con Emily Blunt como la institutriz del paraguas. Recuerdo la película de Stevenson con cariño pues es mi más antigua sesión de cine a donde llega mi memoria. Debía tener unos cinco años y aluciné con la escena de los pingüinos camareros. Hay una curiosa película "Al encuentro de Mr. Banks" sobre los esfuerzos de Disney para que la autora de Mary Poppins le cediera los derechos.
Una portada muy veraniega, y los tiburones vuelven a asomarse a la pantalla con "47 metros", igual que el verano pasado con "Infierno azul".
Saludos, Reportero!
Borgo.
ResponderEliminarHola Mr. Borgo.
¡Ah! Bueno, sí mañana sirven Paella, eso del viaje en el tiempo si que sirve para algo. jajaja
Viperia tenía una mente bastante viperina, mira que no creerse lo que cuenta... Eso sí, que se fuera volando no lo acabé de entender, ¿una Mary Poppins maligna?
Pobre tiburón, con lo tranquilo que estaba el de veraneo, y vienen los turistas a destrozarle su hábitat natural. ^^
¡Qué buena pinta el dibujo de la paella ñam ñam que hambre!
Un abrazo Miquel.
Hola, UTLA! Me alegra muchísimo volver a verte por aquí.
ResponderEliminarEso de las moléculas de la risa podría ser una teoría de Einstein. Sí que es un recuerdo a la famosa escena de Mary Poppins, me encanta cuando el señor Banks se eleva por los aires al reir un chiste por primera vez en su vida.
Los tiburones y las paellas es algo que no debería faltar nunca en nuestras costas por la temporada veraniega. Yo quiero probar una paella o fideuà de tiburón.
Abrazos, amigo!
Borgo.